Demostración de bacilos ácido-alcohol resistentes en sangre periférica en un caso de tuberculosis miliar grave J. Viguria Arrieta*/ M. Garin Razquin· / B. Cordeiro Lobo*/ J. lñigo Noain*/ J. Martínez Muñoz• RE SUMEN Se presenta una paciente de 64 años con una tuberculosis miliar grave. en la qu e se consiguió demostrar en sangre la prese ncia de bacilos ácido-alcohol resis tentes media nte tinción con e l método de Ziehl-Neelsen . En este trabajo presentamos un caso de miliar tuberculosa grave con hallazgo de bacilos ácidoalcohol resistentes, mediante tinción de Ziehl-Neelsen en sangre y en jugo gástrico, que curó con tratamiento tuberculostático. Caso clínico Introducción La tuberculosis miliar aguda, descrita por Empis en 1895 como "granulia aguda", sorprende al clínico actualmente por los cambios importantes en su contexto clínico y epidemiológico. Su incidencia es menor en niños, como complicación de la primo-infección y mayor en pacientes de edad avanzada, en quienes la sintomatologia es escasa y se desarrolla insidiosamente, y en enfermos inmunodeprimidos y corticodependientes 1• 14 116120 • Se trata de una enfermedad grave que evo luciona hacia la muerte si el diagnóstico no se realiza precozmente, consiguiendo un total restablecimiento en gran número de casos si se aplica el tratamiento correcto 2 19 . Cuando no existen manifestaciones de localización, su reconocimiento es difícil, pues los síntomas suelen ser inespecíficos, remedando multitud de enfermedades y por ello, en un porcentaje elevado, esta enfermedad se diagnostica en la necropsia 6 • 18 • La dificultad en el diagnóstico obliga a reiterados estudios clínicos, radiológicos, analíticos, bacteriológicos, anatomopato lógicos y mixtos. 1 ¡ l • Servicio de Med icin a Interna. Cllnica Sa n Ju a n de Dios. Pa mplona. 21 9 Mujer de 64 años, que ingresó por un cuadro de tres semanas de evolución, consistente en fiebre superior a 38°, mal estado general, astenia, anorexia, sudoración de carácter nocturno y disnea de medianos esfuerzos. No presentaba tos ni expectoración, y no refería antecedentes cardiorrespiratorios previos. No llevó tratamiento alguno durante su período febril. A los trece años de edad presentó una tumoración en el dorso del pie derecho, que fue tratada con métodos caseros y curó tras fistulización durante un período de cuatro semanas. No presentó afectación del estado general y si discreta impotencia funcional. A los veintidós años sufrió una nefrectomía derecha tras un cuadro de hematurias, desconociéndose la afección renal causante. A los sesenta y un años, sufrió una fractura traumática cerrada de tibia y peroné derechos . El tratamiento medicamentoso de la misma le produjo molestias digestivas, siendo diagnosticada de ulcus gástrico por estudio radiológico y endoscópico. Fue tratada con cimetidina, pero presentó hemorragias digestivas en el mismo año, por lo que le fue practicada gastr ectomía subtotal. El estudio anatomopatológico de la pieza demostró una úlcera crónica péptica activa en curvatura menor de antro . A los sesenta y dos años se realizó un estudio cardiorrespiratorio, pre sentando bloqueo de rama izquierda en el ECG . La r adiología de tórax y el estudio analítico fueron rigurosamente normales. A la exploración en el momento · del ingreso se objetivó un peso de 48, 5 kg y una talla de 160 cm, una presión arterial de 12 0/ 80 y un pulso rítmico de 100 por minuto. La paciente, aunque no presentaba disnea, sí estaba sudorosa y con aspecto febril y tenía una discreta ciano sis labial, ungueal y de lóbulos de orejas . No existían signos de irritación merúngea ni adenopatías submaxilares, látero-cervicales o axilares. La faringe estaba enrojecida. La auscultación cardíaca era normal. La auscultación pulmonar evidenció estertores subcrepitantes basales posteriores en ambos tercios inferiores. El hígado era palpable a 3 cm por debajo del reborde costal, doloroso, de superficie lisa y de borde afilado. No existía esplenomegalia. En la radiografía de tórax (Fig. 1) se apreciaron opacidades intersticiales de 1 a 2 mm de diámetro, diseminadas por ambos lóbulos infe riores. La cisura horizontal era visible y la silueta cardiaca normal. No había adenopatías biliares. El electrocardiograma era normal. Los datos analíticos más sobresalientes fueron : - hematíes : 4.900 .000/mm 3 ; hemoglobina : 15,5 g/100 mi; v. globular : 0,97; v. hto.: 49 %; leucocitos : 4.300 (C : 2; S: 71; E: 1; L: 22; M: 4); velocidad de sedimentación glo bular : 17/ 34; - urea: 30 mg/ 100 mi; triglicéridos : 84 mg/100 mi ; glucosa : 105 mg/100 mi ; ác . úrico : 3,2 mg/l?? mi; colestirina: 182 mg/100 mi; b1hrrubina total: 0,6 mg/ 100 mi ; directa : 0, 2 mg/ 100 mi; G.0.T .: 13 REVISTA DE MEDICINA DE LA UNIVEnSIOAO DE NAVARRA J9 Fig. ! .-Radiografías póstero -anterior y lateral de tórax en el momento del ingreso. mU/ml; G.P.T. : 9 mU/ml; proteínas totales: 5,6 g/100 mi; - proteinograma: albúmina: 54 % - 3 g/100 mi; alfa- 1: 5 % - 0,3 g/100 mi; alfa-2 : 13 % - 0,7 g/100 mi; beta : 9 % - 0,5 g/100 mi; gamma: 19 % - 1,1 g/100 mi; - proteína C: positiva; F. reumatoide: negativo; - A.S.T .0. :. 166 U. Todd. fenómeno L.E.: negativo; Cassoni: negativo; tuberculina: negativa a las 48 y 72 horas; - aglutinaciones Typhi-H, Typhi-0, Paratyphi-A, Paratyphi-B y Brucella : negativas; hemocultivos seriados: negativos; - ionograma: reserva alcalina : 27 mEq/l; Cl: 93 mEq/l; Na: 139 mEq/l; K: 3,9 mEq/l; Ca: 8,7 mg/100 mi; P: 2,6 mg/100 mi; creatinina: 1,2 mg/100 mi; - orina: densidad: 1.018; pH: 6; sedimento: normal; - cultivo de orina a las 48 horas : negativo; baciloscopias seriadas de orina: negativas . Fig . 2.-Radiografia s póstero-anterior y lat era l de tórax durante el episodio de empeoram ien to clínico. 40 REVISTA DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA 220 Fig. 3.-Radiografías póstero-anterior y lateral de tórax al alta. Durante su estancia, la enferma continuó febril, sudorosa, cianótica y con gran astenia, presentando a los 7 días del ingreso un empeoramiento de su estado general, con disnea de reposo y fiebre de 40°. La auscultación pulmonar era ruda con estertores subcrepitantes basales bilaterales. Se apreció también un roce pericárdico. La radiografía de tórax permitió en este momento (Fig. 2) apreciar múltiples imágenes intersticiales de 2 a 4 mm de diámetro diseminadas por ambos campos pulmonares y la cisura horizontal húmeda. El agrandamiento de la silueta: cardíaca y la elevación del ST observada en todas las derivaciones del ECG sugerían la existencia de pericarditis. La velocidad de sedimentación había aumentado a 26/54 y los leucocitos eran 4.600 (2-56-1-0-32-9). Había una hematuria de 120/campo 6 4-5 leucocitos/campo, junto con indicios de protefnass, hemoglobina y urobilina en orina. Tanto los hemocultivos como las baciloscopias seriadas de orina fue ron negativos . La baciloscopia de jugo gástrico fue positiva. De la misma manera, para hemocultivo, se hicieron 4 extensiones en porta con tinción de Ziehl-Neelsen, apreciándose 1 O bacilos ácidoalcohol resistentes en toda la extensión. En el fondo de ojo se apreciaron 221 granulaciones coroideas en ambos campos temporales . Se instauró tratamiento a base de rifampicina, hidracidas, ethambutol y prednisona a dosis terapéuticas. Al cuarto día de iniciada mejoró el estado general de la enferma, disminuyó la cianosis y la temperatura bajó a 37°. Los controles posteriores E)lectrocardiográficos y analíticos mostraron mejoría, así como las radiografías torácicas (Fig. 3). Fue dada de alta del Hospital a los dos meses bajo tratamiento con rifampicina, hidracidas y ethambutol, encontrándose asintomática. Ha sido controlada durante un período de un año, siendo dada de alta definitiva sin tratamiento al año de su ingreso. Discusión Se trata de un cuadro febril de 4 semanas de evolución, en enferma grave con exploración física al ingreso anodina. Antecedentes personales de nefrectomía y tumoración en pie de causa no conocida por la enferma. Después de abordar el diagnóstico según los protocolos de la "fiebre de origen desconocido", se llegó al diagnóstico de miliar tuberculosa aguda postprimaria en forma "tifobacilósica de La ndouzy" 15,20. La tuberculosis miliar es consecuencia de la diseminación masiva de bacilos tuberculosos por vía hematógena, a partir de un foco pulmonar o extrapulmonar; más raramente se produce por contaminación exógena. Se presenta con más frecuencia en la tercera edad, originado lesiones en múltiples órganos, y su evolución es mortal si no se instaura precozmente el tratamiento adecuado 6, 9 , 16, 10 , 19,20 . La radiografía de tórax al ingreso presentaba imágenes intersticiales en los lóbulos inferiores y no, como clásicamente se describen, en los superiores. Estas manifestaciones suelen surgir después de 6 semanas de la diseminación hematógena. A los pocos días de su ingreso, coincidiendo con un empeoramiento general, la radiografía de tórax mostraba una diseminación masiva por ambos campos pulmonares de imágenes intersticiales de 4 mm, con reacción pleural. Tras la imposición del tratamiento específico, las imágenes radiológicas fueron mejorando hasta la normalización 4 , 5 , a ,20. El hallazgo de tubérculos coroideos en el examen del fondo de ojo fue de gran utilidad diagnóstica, aunque este examen no se hizo al ingreso. La incidencia de estas lesiones en la miliar tuberculosa es variable, oscilando del 12 al 60 % 6 . De los datos analíticos, la hematimetría fue inespecífica con fórmula REVI STA DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA 41 normal, como indican varios autores 6 • 14 • 2 º, aunque en ocasiones pueden surgir formas leucósicas y panmieloptísicas 10 , 13 • La prueba tuberculínica realizada en tres ocasiones fue negativa. Este dato no es sorprendente, pues se mencionan tuberculinas negativas en la miliar tuberculosa hasta del 60 % 2, 7, i1, 19. De los métodos bacteriológicos empleados para la búsqueda del bacilo de Koch, como baciloscopias seriadas de esputo, orina, etc., y posterior cultivo en medio de Lowenstein, en esta enferma se practicó baciloscopia directa en sangre, con hallazgo de 10 bacilos ácido-alcohol resistentes en cada una de las cuatro extensiones realizadas con tinción Ziehl-Neelsen. Este fue el primer dato bacteriológico obtenido, que luego se confirmó mediante baciloscopio de jugo gásLrico 2,3,s,7. La bacilemia en el curso de la miliar tuberculosa es un hallazgo muy poco frecuente. Incluso diríamos que hoy en día está casi olvidado, pues en una revisión bibliográfica sobre tuberculosis y medios de diagnóstico bacteriológico no hemos encontrado referencias de la misma. Sin embargo, si se define la miliar tuberculosa como una diseminación hematógena de bacilos de Koch a partir de un foco, es evidente que la bacilemia no solamente es una realidad, sino que constituye una demostración definitiva de la misma. Ya en 1884, Weichselbaum encontró bacilos fagocitados por los leucocitos en la sangre de enfermos fallecidos de miliar tuberculosis, Lustig, en el mismo año, los describió en pacientes vivos, y Liebermeister demostró gérmenes en la sangre de enfermos con tuberculosis pulmonar crónica 3 • 17 • Manuel Tapia, en su tratado sobre la tuberculosis pulmonar de 1941, incide también en este problema cuando afirma: "Mas obsérvese que la marcha lenta y crónica de la tuberculosis local se ve de cuando en cuando interrumpida por brotes febriles, empeoramiento del estado general, que pudieran ser explicados por la intoxicación, si no tuviéramos en estos momentos la prueba evidente de que son bacilemias más o menos pasajeras" 17 • Por último, la bacilemia en el curso de la tuberculosis puede confirmarse, anatómica pero indirectamente, al encontrar en las necropsias lesiones viscerales aisladas asintomáticas en vida 6 , 14 ,19,20. Por tanto, podemos decir que la bacilemia en el curso de la tuberculosis, como en casi todas las enfermedades bacterianas, es una realidad, por difícil que resulte su comprobación 18 • En nuestro caso, este hallazgo, junto a la baciloscopia positiva en jugo gástrico, la presencia de tubérculos coroideos, la clínica, la radiología y la evolución de la enferma tras tratamiento tuberculostático, confirmó el diagnóstico de miliar tuberculosa 2 ' 12 • Por tanto, podemos incluir que, aunque la miliar tuberculosa no es una entidad demasiado frecuente, no debe olvidarse la búsqueda del bacilo de Koch en sangre, que es un método de gran ayuda en el diagnóstico precoz de esta grave entidad. 5. Felson B. Seminarios de Roentgeno- logía. Tuberculosis Torácica. Científico-Médica. Barcelona 1979. 6. Fernández Guerrero M. Tuberculosis Miliar como problema diagnóstico. Revisión de 18 casos. Rev Clin Esp 3: 175-182, 1977. 7. Fishman A, Tratado de Neumología. Doyma, S.A. 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The singularity of this case arises from the fact that it could be demonstrated in blood the presence of acid-alcohol resistant bacilli by means of the Ziehl-Neelsen technic. 42 REVISTA DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA 222