Mun cap 005

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CAPÍTULO
V
El comercio exterior es el único medio de mejorar
el precio de nuestras tierras
Es un aserto común que la abundancia o la escasez de
dinero hace a todas las cosas caras, o buenas, o baratas; y
este dinero es ya sea ganado o perdido en el comercio exterior
por el exceso o defecto del saldo del mismo, como ya lo he expuesto. Ahora falta que distinga ·la aparente abundancia de
dinero de la que es sustancial y capaz de desempeñar el trabajo, pues hay varios métodos y maneras por los cuales procurar la abundancia de dinero en un reino, los cuales no lo enriquecen sino que más bien lo empobrecen, por los diversos inconvenientes que siempre acompañan tales alteraciones.
Primeramente, si fundimos nuestras vajillas de plata u oro
para convertirlas en moneda (Io que no es apropiado a la majestad de tan gran reino, excepto en casos de gran necesidad),
producirá abundancia de dinero por cierto tiempo; sin
embargo, no seremos más ricos sino que más bien alterándose
así esta riqueza, se le hace más apta para ser sacada del
reino, si excedemos nuestras posibilidades por demasía de
mercancías extranjeras, o sostenemos una guerra por mar o
tierra, en la cual no alimentemos ni vistamos a nuestros soldados ni abastezcamos al ejército con nuestras provisiones locales, trastornos con los cuales nuestro tesoro se extinguirá
pronto.
Por otra parte, si pensamos almacenar dinero tolerando
que circulen monedas extranjeras a tipos más altos que su valor intrínseco comparado con nuestra moneda legal, adulterando o encareciendo nuestro propio dinero, todo esto tiene
varios inconvenientes y dificultades (que más adelante expli-
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caré}; pero admitiendo que de esta manera puede traerse al
reino una gran cantidad de dinero, sin embargo, no seríamos
más ricos ni semejante capital así obtenido puede durarnos,
supuesto que si un extranjero o un comerciante inglés. traen
este dinero, deben hacerlo por razones importantes, bien sea
por artículos ya exportados o para ser exportados después, lo
cual no nos favorece en nada, excepto cuando las circunstancias desventajosas de excesivo consumo o de guerra antes mencionadas, que agotan nuestro capital hayan sido alejadas pues,
en otros términos, lo que un hombre trajo como ganancia, otro
estará forzado a sacarlo por necesidad, ya que siempre será
preciso equilibrar nuestras cuentas con el extranjero, aunque
se haga con pérdida en el valor del dinero y aun por confiscación, si es interceptado por la ley.
La conclusión de este tema es, brevemente, la siguiente:
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que como el capital que es traído al reino por
e ama e emos ganar riqueza para ha- la balanza de nuestro comercio exterior es el
cerla nuestra.
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umco que permanece con nosotros y por
el cual nos enriquecemos, así por este excedente de dinero obtenido de esta manera (y no de otra), mejoran nuestras tierras,
pues cuando el comerciante tiene una buena remesa para ultramar para sus telas u otros artículos, luego vuelve y acapara una
cantidad mayor, lo que eleva el precio de nuestras lanas y otras
mercancías y consecuentemente mejora las rentas de los propietarios, puesto que los arriendos expiran diariamente y también
por este medio se gana dinero y se trae más abundantemente al
reino, capacitando a muchos para comprar tierras, haciéndolas
más caras. Pero si nuestro comercio exterior llegara a detenerse
o declinara por descuido en nuestra patria o por daños causados
en el exterior, resultaría que los comerciantes se .empobrecerían
y como resultado de ello los artículos ,del reino tendrían menor
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salida, cesando entonces todos los beneficios mencionados, y
disminuirían de precio diariamente nuestras tierras.
CAPÍTULO
VI
El tesoro español no puede vedarse a otros reinos por
ninguna prohibición hecha en España
Todas las minas de oro y plata que se han descubierto
hasta la actualidad en los diversos lugares del mundo no son
de tan gran valor como las de las Indias Occidentales, que están en posesión del rey de España, quien por medio de ellas
está en condiciones no sólo de mantener sojuzgados muchos
estados y provincias hermosas en Italia y en otras partes (que,
de otra manera, pronto dejarían de obedecerle), sino que también, aprovechándose de una guerra continua, engrandece aún
más sus dominios, aspirando ambiciosamente a un imperio por
el poder de su dinero, que es el nervio mismo de su fuerza
y que se encuentra dispersado en varios países muy alejados y
sin embargo unidos de esta manera, y tiene abastecidas sus
necesidades de mercancías de guerra y paz de todos los lugares
de la cristiandad de manera abundante, que por lo tanto de
esta suerte son participantes de su tesoro por los requerimientos del comercio. Por esta razón la política española ha tratado
siempre de evitar a todas las otras naciones, lo más que ha
podido, descubrir que España es demasiado poLa política y el bebre y estéril para abastecerse a sí misma y a las
neficio d e España
por el comercio con Indias Occidentales con esa variedad de artículas Indias Orientalos extranjeros que tanto necesitan, y saben
les.
bien que cuando sus mercancías domésticas escasean para este objeto, su dinero debe servirle para equilibrar
la cuenta, en lo cual encuentra una ventaja increíble al agregar
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