Las transformaciones de energía que ocurren dentro de un proceso

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Las transformaciones de energía que ocurren
dentro de un proceso o sistema, sin necesidad
de ceder o recibir energía del ambiente exterior,
son un “sistema aislado”, cuyas transformaciones
suceden entre estados de equilibrio. Con el tiempo,
un sistema complejo cualquiera siempre tenderá
espontáneamente hacia un estado de equilibrio
caracterizado por el máximo desorden; de ahí
que el desorden sea inconmensurablemente más
probable que el orden.
“Puesto que en la evolución espontánea de
los sistemas complejos un rol determinante es
desarrollado por el azar, los sistemas complejos
evolucionan hacia sus configuraciones más
probables, es decir, hacia la configuración de
máximo desorden. La ley empírica, es decir basada
en la experiencia, de la evolución hacia el desorden
tiene por tanto una explicación bien simple: equivale
a decir que los sistemas complejos evolucionan hacia
su configuración más probable”61
Y como la medición de este desorden se realiza
a través de la “entropía”, los sistemas complejos o
formados por muchos componentes tienden a
evolucionar espontáneamente hacia situaciones
de disipación de energía o de máxima entropía.
El Movimiento irreversible de la “Entropía”: La
flecha del Tiempo
En el mundo del Movimiento “mecánico” no se
diferencia si la dirección en que fluye el tiempo
es hacia pasado o hacia futuro, haciendo que
sus leyes sean “reversibles” en el tiempo; en el
Movimiento “termodinámico”, que puede ser el
de millones y millones de partículas dentro de
un gas, sus leyes sí tienen carácter “irreversible”,
ya que sí puede saberse cómo el tiempo fluye en
la única dirección hacia futuro, que es la misma
dirección en que la “entropía” aumenta en forma
de desorden o degradación del sistema.
Con la irrupción de la termodinámica o ciencia
del calor que hace posible la existencia de una
flecha del tiempo por la función de la entropía le ha
quedado muy poco espacio a los determinismos,
puesto que tanto el azar, la inexactitud, el caos y
la irreversibilidad empiezan a protagonizar la obra
del orden y organización del Cosmos. La segunda
ley de la Termodinámica nos dice que la “entropía”
en un sistema aislado sólo puede crecer o, en todo
caso, permanecer constante.
Claro que ya Platón, dos mil doscientos años
antes de empezar a institucionalizarse la ciencia
termodinámica, esbozaba en “El Político” una
teoría cosmológica consistente, según el filósofo
canadiense (U. de Toronto) Thomas Robinson,62en
el Universo concebido como un objeto físico que
ha tenido un comienzo en el tiempo, como un
objeto que si no se hacía nada para mantenerlo
en movimiento simplemente se detendría, pero
que la causa de que no se hubiera detenido
estaría en la participación de una ley física que
lo aupaba manteniéndolo en movimiento. Con
esto, lo afirma el maestro Robinson, Platón estaría
intuyendo la segunda ley de la termodinámica.
En el Espacio-Tiempo se presentan relaciones
tan fundamentales como la establecida entre el
“calor” y las demás formas de “energía”, que es la
misma relación entre el intercambio de “trabajo” y
“calor” con el “medio exterior”, constituyéndose así
un “sistema termodinámico” de captura, ahorro y
liberación de energía, que en cada momento va
moviéndose o cambiando de un estado a otro, a
medida que varía su energía interna, refiriéndose
tan sólo a estados momentáneos dentro de un
mismo ciclo porque en últimas la cantidad de
energía interna de un sistema termodinámico
sería la misma al inicio y al final de un ciclo.
El principio más destacado de la Termodinámica
dice que un sistema termodinámico en cuyo ciclo
sólo esté en contacto con una única fuente de
calor no generaría “trabajo”, ya que es necesario
que la energía cedida por la fuente de “calor” al
sistema a su vez pueda ser cedida por éste a otra
fuente fría.
Según este segundo principio (ley) de la
Termodinámica, el “calor” no podría transformarse
íntegramente en “trabajo”; es decir, aunque la
Termodinámica señala que la “entropía” de un
sistema es nula a medida que los sistemas se van
aislando, sin una fuente fría receptora a la cual
cederle igual cantidad de la energía (calorífica)
recibida mayor sería la tendencia de su “entropía”,
y viceversa.
Todo lo que sea un “sistema abierto” es
entrópico, en el sentido que allí todo ocurriría hacia
el desorden, degradación y dispersión hacia un
equilibrio. El “equilibrio” se refiere a la tendencia
hacia lo iso-térmico, hacia la distribución uniforme
de energía, que es tender hacia la cesación de
todo movimiento y trabajo; no se trata, por tanto,
de esos equilibrios vitales o armónicos.
61 SILVESTRINI, Vittorio. Qué es la entropía; editorial Norma, Bogotá, 2000, pág. 50
62 En el I Congreso Colombiano de Filosofía, celebrado el 19-04-06 en la UJTL de Bogotá, Thomas Robinson proclama que
además del Platón ontológico, ético, estético y metafísico, existía un Platón cosmólogo.
El Gran Concilio
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