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LAS COSAS EN EL TRÁFICO JURÍDICO EXTERNO
Derecho Civil
1.- EL DENOMINADO ESTATUTO REAL
1.1.- Concepto de estatuto real
Se define el estatuto real como el conjunto de normas que se ocupan de la
reglamentación jurídica de los derechos reales en sí mismos considerados. Será
cosa cualquier entidad, material o inmaterial, jurídicamente relevante y considerada
por la ley como de relación jurídica.
Las cosas, desde la óptica del estatuto real son consideradas individualmente y no
como partes de una masa patrimonial en cuya regulación pueden incidir otras
leyes.
Se deberá recurrir en ocasiones a procesos de adaptación entre la ley rectora del
estatuto real y la aplicable al patrimonio en que la cosa concreta se inserta y que
debe recibir una reglamentación global.
Clasificación de las cosas:
En los bienes materiales se suele estar a la ley local determinada por su
localización, ayudados, si fuera necesario, por ficciones jurídicas que los «sitúen»
geográficamente en los casos especiales (in transitu u otras). El ámbito del estatuto
real que estudiaremos estará centrado en el de las cosas materiales, ya que los
derechos incorporales pueden estar sometidos a regímenes muy diversos.
1.2.- Referencia a la competencia judicial internacional de los
Tribunales españoles en materia de estatuto real
1.2.1.- Respecto de los bienes inmuebles
Suele admitirse universalmente la competencia judicial internacional
exclusiva de los Tribunales de un Estado sobre los inmuebles sitos en
él. Este principio se recoge en el Convenio de Bruselas de 1968 así
como en la LOPJ.
En lo que respecta a la validez de las inscripciones realizadas en los
registros públicos, tanto el Convenio de Bruselas como la LOPJ
sostienen también la competencia exclusiva del Estado en que dicho
Registro se halle.
1.2.2.- Respecto de bienes muebles
a) Convenio de Bruselas: aplicación del foro general del
domicilio del demandado, sin que se prevea ningún
foro de competencia exclusivo ni especial.
b) LOPJ: en defecto de los foros generales, los
Tribunales españoles serán competentes si los bienes
muebles se encuentran en territorio español al tiempo
de la demanda.
A diferencia de lo que ocurre con los inmuebles, respecto de los
muebles la competencia de los Tribunales españoles puede ser
concurrente con las de otros Tribunales extranjeros.
2.- LEY APLICABLE A LAS COSAS
2.1.- Conexiones generales y especiales
2.1.1.- La «lex rei sitiae»
Tradicionalmente ha sido la lex rei sitiae la que ha regido los bienes
inmuebles, por las ventajas que ofrece tanto desde el punto de vista
del tráfico jurídico como de la efectividad de las decisiones, ya que
sólo las leyes del Estado donde el bien está situado pueden otorgar
una protección eficaz a los derechos sobre el mismo.
La creciente importancia económica de los bienes muebles hace que
muchas de las razones expuestas en favor de la ley del lugar de
situación respecto de los bienes inmuebles sean también válidas
respecto de éstos, por lo que también se ha generalizado la sumisión
de éstos a la lex rei sitiae.
Art. 10.1º Cc.
La posesión, la propiedad y demás derechos sobre bienes inmuebles,
así como su publicidad, se regirán por la ley del lugar donde se
hallen. La misma ley será aplicable a los bienes muebles.
Otra de las ventajas de la conexión «situación del bien» es que ofrece
una localización material evidente, fáctica, que no plantea problemas
de determinación. Esta claridad puede sufrir excepciones en el caso
de los bienes muebles, debido precisamente a su movilidad.
Ello nos conducirá al conflicto móvil.
2.1.2.- El conflicto móvil
La ley del país en que el bien mueble acaba de ser introducido se
aplicará en el futuro en la misma medida en que se aplicaría una
nueva ley que modificara la legislación del país en que el bien mueble
hubiera permanecido. Este es el mismo criterio imperante en el
derecho transitorio interno.
Se exceptúa de este principio los modos de adquisición de los
derechos reales, en que sólo regirá la ley de la situación del bien
mueble en el momento en el que se produjo el hecho generador de
su nacimiento o extinción.
Respecto al modo de adquisición de los derechos reales, la
importancia de la elección del lugar de situación de la cosa en el
momento del cambio de dominio es obvio. Ello influirá en las
posibilidades de reivindicación de bienes muebles, protección del
adquirente de buena fe, etc.
El Convenio de La Haya de 1958 consagra al respecto una solución
compleja:
a) Modos de adquisición: se someten a la competencia
de la ley del país en que estaban situados los objetos
vendidos.
b) Efectos de la posesión: se someterán a la ley del
país en que los objetos estén situados en el momento
de la reclamación.
Otro problema surge cuando los ordenamientos en presencia se
inspiren en criterios distintos en materia de transmisión de la
propiedad. En algunos sistemas jurídicos la transmisión es puramente
contractual, mientras que en otros, como en el español, se requiere
además una transmisión vinculada con el negocio jurídico
precedente.
El supuesto problemático será aquél en que el bien cambie de
situación una vez celebrado el contrato y antes de producirse la
traditio entre dos Estados que sigan sistemas diferentes al respecto.
Problemas semejantes pueden plantear la reserva de dominio, la
prenda, la hipoteca, etc., que se presentan en el comercio exterior
como garantías frente a la no realización del negocio por falta de
solvencia.
En el tema de la reserva de dominio se suscita la cuestión del
reconocimiento en el extranjero de una reserva de dominio realizada
conforme a la lex rei sitiae en el momento del contrato sobre un bien
exportado con posterioridad al extranjero.
2.1.3.- Los bienes en tránsito y los medios de transporte
El art. 10.1º Cc. determina la ley aplicable a los bienes que están
siendo objeto de transporte.
Art. 10.1º Cc.
A los efectos de la constitución o cesión de derechos sobre bienes en
tránsito éstos se considerarán situados en el lugar de su expedición
salvo que el remitente y el destinatario hayan convenido expresa o
tácitamente que se consideren situados en el lugar de su destino
Esta solución se alinea en el mismo sentido que los trabajos
realizados por la Conferencia de La Haya. Se introduce en este
precepto la autonomía de la voluntad, pudiendo pactar las partes la
aplicabilidad de la ley del destino. No obstante, si la movilidad del
objeto justifica la derogación de la lex rei sitiae, el alcance de tal
derogación debe circunscribirse a las operaciones realizadas a
distancia respecto de mercancías cuya ubicación concreta se ignora.
Así nada impide que la ley de la situación actual del bien se aplique a
la adopción de medidas cautelares, por ejemplo en temas
relacionados con la sanidad o con la seguridad del territorio.
En lo que respecta a los bienes cuya misma finalidad es la de
desplazarse (como los propios medios de transporte) su regulación
queda fijada en el art. 10.2º Cc.:
Art. 10.2º Cc.
Los buques, las aeronaves y los medios de transporte por ferrocarril,
así como todos los derechos que se constituyan sobre ellos quedarán
sometidos a la ley de su lugar de abanderamiento, matrícula o
registro. Los automóviles y otros medios de transporte por carretera
quedarán sometidos a la ley del lugar donde se hallen.
2.2.- La aplicación de normas imperativas de terceros Estados
Junto a las normas materiales del derecho reclamado por la norma de conflicto, que
puede coincidir con el del foro, y de las normas imperativas del foro, en ocasiones
hay que tener también en consideración las normas imperativas de un tercer
Estado. Ello se manifiesta especialmente en el campo de la protección del
patrimonio artístico y cultural, tanto en razón de la búsqueda de una reciprocidad
como en aplicación de la política que en estas materias siguen las Organizaciones
Internacionales.
Así la protección de los bienes culturales podría ser erigida en una cuestión de
orden público internacional.
2.3.- Ámbito de la ley aplicable
Conforme al art. 12.1º Cc. es el Derecho español, actuando de lex fori, el que
determine el contenido de los conceptos que conforman los supuestos de las
normas de conflicto en materia de estatuto real. Este punto reviste especial
importancia a la hora de calificar una obligación como real o como obligacional en
determinados casos (como el leasing).
Por otra parte no todos los elementos que configuran los supuestos en que se
discuten derechos reales deben regirse de modo necesario por la lex rei sitiae. Así,
en cuestiones obligacionales, sucesorias o de otra índole, aunque estén en cuestión
derechos sobre cosas, será lo dispuesto a este tipo de cuestiones y no a las reales
los que serán de aplicación.
Así, cuando se trate de decidir sobre aspectos reales de bienes incluidos en una
universitas rerum se impone una armonía en el tratamiento de todos las cosas
incluidas en la misma.
En relación a la forma de los actos relativos a bienes muebles o inmuebles, ésta
puede no coincidir tampoco con la lex rei sitiae. No obstante ésta será la ley que
determine las eventuales medidas de publicidad necesarias en aras de la seguridad
en el tráfico jurídico y que dicha publicidad sólo puede garantizarla eficazmente la
autoridad local que, en base a la relga auctor regit actum aplicará su propio
ordenamiento.
Puede así producirse una disociación entre el régimen aplicable al contenido del
derecho real y a las medidas de publicidad, por un lado, y a la ley rectora de la
forma del acto o contrato que le sirve de base por otro.
Corresponderá a la lex rei sitiae:
a) Determinar el contenido y el régimen de los
derechos reales.
b) Fijar la extensión del derecho así como sus
limitaciones, cargas y obligaciones impuestas a sus
titulares.
c) Establecer la duración del derecho y sus efectos
respecto de terceros, así como las medidas necesarias
a su publicidad.
La aplicación de la ley española como lex rei sitiae no se limita a actuar como
norma de conflicto, siendo abundante en este campo la utilización de normas
materiales de derecho internacional privado, especialmente en lo que respecta al
acceso de los extranjeros a la propiedad en España.
Hay que subrayar en este campo también la importancia de la Ley del Patrimonio
Histórico Español de 1965, ya que muchos de sus preceptos tienen carácter
imperativo
3.- LA INCIDENCIA DE LAS NACIONALIZACIONES, EXPROPIACIONES
Y CONFISCACIONES EN DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
Aunque se trate de tres supuestos jurídicamente distintos, el régimen de las
expropiaciones, confiscaciones y nacionalizaciones en Derecho internacional privado
es muy similar. En todos ellos es la ley de la situación la que rige los diferentes
modos de adquisición de la propiedad en virtud de una decisión de la autoridad
pública, la cual sólo puede actuar sobre los bienes que se encuentren en su
territorio.
El problema crucial será el de la eficacia de las nacionalizaciones sobre los bienes
de una sociedad situados en terceros países, ya que si nadie duda de la
competencia de un Estado para dictar las medidas que juzgue oportunas sobre los
bienes situados en su territorio, suscita mayor discusión las repercusiones de dicho
acto sobre los bienes de la sociedad nacionalizada situados fuera de la frontera del
Estado.
En términos generales la jurisprudencia de los países de Europa occidental han
reconocido la decisión nacionalizadora cuando el bien estaba, en el momento de la
nacionalización, en el territorio del Estado nacionalizador, mientras que no la han
reconocido cuando estaba fuera de sus fronteras. Así será importante determinar la
localización del bien, conforme a los criterios de conexión generales.
La doctrina más reciente se plantea las nacionalizaciones más como un problema
de conflicto de autoridades que de leyes.
Así, sería indiferente establecer dónde se sitúan los bienes, ya que lo importante
para determinar la competencia del Estado sería la existencia de una vinculación
suficiente entre el Estado y la sociedad nacionalizada.
Desde la perspectiva española cualquier acto extranjero que implicara la
desposesión de su titular de bienes situados en España sería rechazado en base a la
excepción de orden público, a menos que se constatara la legalidad internacional
concebida ésta bajo los cánones de los países occidentales de respeto absoluto de
la propiedad privada.
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