398-CAS-2004 SALA DE LO PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a las diez horas con diecinueve minutos del día diez de junio del año dos mil cinco. La Sala conoce del recurso de casación interpuesto por el Licenciado Mauricio Antonio Velásquez Portillo, en calidad de Defensor Particular, contra la sentencia definitiva condenatoria pronunciada por el Tribunal Quinto de Sentencia de esta ciudad, a las trece horas del día nueve de julio de dos mil cuatro, en el proceso penal instruido contra el imputado JESÚS ANTONIO ROSALES ARGUETA, por el delito de HOMICIDIO AGRAVADO IMPERFECTO O TENTADO, Art. 128 y 129 No. 4 en relación con el Art. 24 todos del Código Penal, en perjuicio de la menor Karla Yamileth Palacios Núñez. Del estudio al recurso presentado, la Sala advierte que el recurrente propone como primer motivo, la errónea aplicación de los Arts. 222 y 223 en relación con el Art. 362 No.5 todos del Código Procesal Penal. Alega que el sentenciador estableció que en este caso se cumplieron los requisitos señalados para la validez de la confesión extrajudicial, por lo que emitió una sentencia condenatoria; afirma que el A-quo, al referirse a los requisitos de dicha confesión, no relacionó el Art. 222 Pr. Pn., disposición legal que los regula, sino que se refirió al Art. 223 del mismo cuerpo legal, el cual señala un supuesto distinto. Estima el reclamante, que el error se hace más evidente en la parte dispositiva de la sentencia, donde tampoco se mencionó la citada disposición. Sobre el particular, este Tribunal advierte que efectivamente, el juzgador al fundamentar la sentencia no consignó la disposición legal que se refiere a la confesión extrajudical, sino que indicó el Art. 223 del Código Procesal Penal. Cabe hacer notar, que concebida la sentencia como una unidad, donde cada argumento es el producto de un silogismo, se entiende que cuando el juzgador concluye que se han cumplido todos los requisitos de la confesión extrajudicial, se está refiriendo indudablemente a las disposiciones que regulan esta institución. Otro argumento que refuerza el anterior, consiste en que toda su argumentación gira alrededor de lo declarado por las víctimas, cuando éstas de manera unánime dijeron que el imputado les había confesado su participación en el hecho, aspecto que el juzgador relacionó con los otros elementos probatorios para construir su decisión. Debe señalarse, que el error en la denominación de la norma, no constituye per se errónea aplicación, ésta puede darse por la equivocada inteligencia que se haga de la ley, y por una desacertada apreciación jurídica del caso resuelto, aspectos que en el presente caso no son objeto de reclamo. Por lo que se concluye, que el defecto denunciado es producto de un error material, producido al momento de citar la disposición legal que regula la confesión extrajudicial, circunstancia que de ninguna manera le provoca desventaja o menoscabo en la tutela de los derechos de la parte que lo alega; en virtud de lo anterior, el presente motivo deberá desestimarse, por no constituir agravio el reclamo planteado. Por lo expuesto, con base en los Arts. 50 Inc. 2, 423 y 427 Pr. Pn., esta Sala RESUELVE: DECLÁRASE INADMISIBLE el recurso de casación únicamente respecto del primer motivo. Cumplidas con las formalidades previstas en los Arts. 406, 407, 422 y 423 Pr. Pn., ADMÍTESE y decídase en sentencia el recurso únicamente para el motivo restante. RESULTANDO: I.- Que mediante la sentencia definitiva relacionada en el preámbulo, se resolvió lo siguiente: "...POR TANTO: Con base en las razones expuestas, disposiciones legales antes citadas y de conformidad 9. los Arts. 11, 12, 15, 27, 172 Y 181 Cn., 1, 2, 3.4,5,6,24, 33, 44, 45 No. 1, 46, 47,62, 63, 65. 68. 114, 115, 116, 128, 129 numeral 4, C. Pn., 1. 2. 3, 4, 8, 9, 10, 15, 19 No. 1, 42, 43, 53 No. 1, 87, 88, 121, 162, 186. 191,259, 260. 261,262.263,338,340,342, 345, 347, 348, 353, 354,356,357, 358, 359, Y 361 C. Pr. Pn., 14.1, 14.3 d), 9.2, 14.3 g), 9.3, 9.4, 10.2 b),14.3, 15, DEL PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLITICOS; 7.2,7.4. 8.1, 8.2, 8.2 b) Y g), 7.5 Y 9 DEL PACTO DE SAN JOSE, 1, 6, 11, 33 No. 2, 35, 35, 37 No. 1, 43 DE LA LEY PENITENCIARIA, POR UNANIMIDAD ESTE TRIBUNAL Y EN NOMBRE DE LA. REPUBLICA DE EL SALVADOR, FALLAMOS: A)- CONDENASE al imputado JESUS ANTONIO ROSALES ARGUETA, a LA PENA PRINCIPAL DE DOCE AÑOS SEIS MESES DE PRISIÓN, por el delito calificado en forma definitiva, como HOMICIDIO AGRAVADO TENTADO, previsto y sancionado en el Art. 128 Y 129 numeral 4, en relación con los Arts. 24 y 68 todos del Código Penal en perjuicio de la vida de la menor KARLA YAMILETH PALACIOS NUÑEZ; hecho sucedido el día veintitrés de octubre de dos mil tres como a eso de las quince horas en residencial Apopa norte casa número doce Apopa----Pena que cumplirá el día quince de julio de dos mil dieciséis sin perjuicio del cómputo que realice la señora Juez Segundo de Vigilancia Penitenciaria.-----B)-CONDENASE al imputado JESUS ANTONIO ROSALES ARGUETA, quien es de las generales ya expresadas a la inhabilitación absoluta de los derechos de ciudadano, los cuales durarán el tiempo de la condena----C)- DÉJASE EXPEDITA la acción civil derivadas de los delitos acusados, en virtud de no haber hecho ni la representación fiscal ni la parte querellante, un reclamo respecto de un monto específico de la responsabilidad civil, a fin de haber podido intimar o emplazar oportunamente al imputado y su defensor, a efecto de poder defenderse de tal reclamo----Asimismo ABSUÉLVESE al acusado en mención del pago de las costas procesales ocasionadas-----Déjase expedito el derecho a las partes de poder recurrir de la presente Sentencia Definitiva caso contrario no se recurriere de la misma dentro del término de ley, archívense las presentes actuaciones y de conformidad a lo prescrito en el Art. 43 de la Ley Penitenciaria y 47 C. Pn., remítanse las certificaciones pertinentes al Juzgado Segundo de Vigilancia Penitenciaria y de Ejecución de la Pena de esta Ciudad.---NOTIFÍQUESE...". II.- Contra el anterior pronunciamiento, el impugnante como segundo motivo alega la insuficiente fundamentación de la sentencia, por haberse inobservado las reglas de la sana critica, y violados los Arts. 130, 162 y 362 No.4. del Código Procesal Penal. Afirma que la sentencia carece de fundamentación intelectiva, pues el sentenciador estableció que no se contaba con prueba directa, y pese a ello fundó la sentencia condenatoria por medio de indicios, los que a criterio del recurrente son insuficientes para construir el grado de certeza positiva que permitiera arribar a una condena para el imputado. Sostiene, que la base de la sentencia descansa más que todo en la confesión que dicho imputado les hiciera a las víctimas, sin que se haya practicado ninguna prueba científica, principalmente sobre el envase que contenía el veneno, por medio del cual se hubiesen constatado si existían o no las huellas dactilares del acusado en el mismo. Además, dice que si de los elementos probatorios se suprime la confesión extrajudicial del imputado, los indicios quedan sin ningún sustento, aspecto que impediría emitir una sentencia condenatoria. III.- El licenciado Moisés Salomón Nerio Alfaro, en su condición de Agente Auxiliar del Fiscal General de la República, al contestar el emplazamiento en lo medular solicitó a esta Sala que: "...declaren inadmisible el recurso de casación interpuesto por el Licenciado Mauricio Antonio Velásquez Portillo.". IV.- Como bien puede apreciarse, la inconformidad del reclamante reside concretamente en la valoración que el sentenciador otorgó a la confesión extrajudical que el imputado hiciera a las victimas, y cómo estableció su relación con los demás elementos indiciarios que se obtuvieron en el debate. La Sala, a efecto de resolver dicha inconformidad, estima necesario transcribir las partes medulares de las conclusiones del juzgador, para verificar si éste al realizar el ejercicio de valoración lo ha hecho respetando las reglas de la sana critica. Además, se verificará si se han cumplido los requisitos de validez que el Art. 222 Pr. Pn., señala para la eficacia de la confesión extrajudicial. En tal sentido, se tiene que el juzgador al valorar el material probatorio concluyó lo siguiente: "De todo lo anteriormente expuesto este Tribunal al realizar un análisis en forma general de la prueba desfilada en juicio y de los hechos antes establecidos tiene claro que no se cuenta con prueba directa que incrimine al acusado Rosales Argueta, pero si existe prueba indiciaria la cual analizada en forma conjunta nos conduce unívocamente a establecer que el autor directo del hecho investigado es el acusado Jesús Antonio Rosales Argueta; así tenemos que con el testimonio de la testigo Jacqueline Brendaly Palacios Núñez, se establece que solamente el acusado el día veintitrés de octubre de dos mil tres como a eso de las cuatro y treinta de la tarde entró a la casa y estuvo con la testigo Palacios Núñez, que fue precisamente él quien compró el plaguicida en mención, y sabía donde se encontraba guardado, además abrió la refrigeradora en ausencia de la testigo Jacqueline Brendaly Palacios Núñez quien se encontraba en el baño, ya que ella escuchó el ruido al ser abierta por el acusado en juicio, teniendo el tiempo suficiente para mezclar el veneno con los alimentos, (...) si bien es cierto llegó otra persona siendo éste el joven Carlos Geovanni Miranda, novio de la víctima Karla Yamileth, éste no estuvo solo en la casa, ya que llegó en compañía de la víctima y su madre, y tampoco tuvo contacto con los alimentos los cuales estaban dentro del refrigerador, aunado a lo anterior se tiene que las tres testigos fueron contestes al manifestar que posteriormente a los hechos el acusado Rosales Argueta llegó a la vivienda de la víctima a pedirle perdón y que lamentaba lo que había sucedido ya que había sido él quien había envenenado la comida, por lo que en la parte resolutiva de la presente sentencia se procederá a condenar al referido imputado por el delito ya citado, lo que constituye una confesión extrajudicial y conforme al Art. 223 ( 222) del C. Pr. Pn., cumple con los requisitos legales para ser valoradas, lo que refuerza la conclusión arrojada por los indicios unívocos anteriores, para concluir con certeza que Jesús Antonio Rosales Argueta fue quien envenenó la comida con el fin de provocar al menos una muerte en la familia Palacios Núñez..." El Art. 222 Pr. Pn. dice: " La confesión de un imputado sobre su participación en un hecho delictivo, que no sea rendida ante el juez competente, será apreciada como prueba, si reúne los requisitos siguientes: 1) Si la misma guardare concordancia con otros elementos de juicio que existan en el proceso sobre el hecho punible; 2) Si se prueba su contenido por uno o más testigos que merecieren fe al juez, aunque la confesión haya sido rendida ante cada testigo en distintos momentos y lugares; y, 3) Si el o los testigos dieren fe que el imputado, al rendir su confesión o suscribir la escrita, en su caso, no fue objeto de violencia física ni moral. La confesión ante autoridad administrativa podrá ser apreciada como prueba si además de los requisitos establecidos en este artículo, fuere rendida con asistencia de defensor.". Cabe hacer notar, que nuestro Código admite dos clases de confesiones extrajudiciales: la efectuada fuera del proceso ante particulares, testigos que sean dignos de credibilidad judicial, y la efectuada dentro del proceso, desde que se inicia la imputación, ante autoridad administrativa (policía o fiscalía), con la asistencia de abogado defensor. En la primera clase se ubica aquella confesión que se efectúa ante uno o más personas, convirtiéndose desde ese instante en una mera prueba testifical, cuya valoración necesariamente debe realizarse a través de las reglas de la sana critica. La relevancia en la valoración de este tipo de prueba, ha de depender de los elementos probatorios obtenidos en el debate, donde los testigos y el mismo imputado tienen la oportunidad de controvertir sus afirmaciones, quedando en la facultad del juzgador la credibilidad o no del punto discutido. Otro aspecto que ha de considerarse para la validez de la citada confesión, reside en que la misma debe guardar relación con los demás elementos probatorios que existan dentro del proceso, los cuales deben viabilizar al esclarecimiento del hecho acusado. Por último, para que la confesión extrajudicial hecha ante particulares surta eficacia, es necesario que el imputado al momento de realizarla no lo haya hecho bajo ninguna clase de coacción, amenaza o que se utilice algún medio para obligarlo, inducirlo o determinarlo a declarar contra su voluntad. La Sala, al interpretar la sentencia con relación a los hechos establecidos en ella, encuentra que su motivación ha sido eficaz, por cuanto se señalan con claridad cada uno de los indicios con los cuales el sentenciador construyó su convicción. Aunado a ello, no se observa en el proceso ni durante el juicio, que el imputado haya hecho oposición a las declaraciones que rindieran las ofendidas, específicamente en cuanto a controvertir su aceptación de haber cometido el hecho, aspectos que bien pudo refutar en su declaración indagatoria durante la vista pública cuando se le inquirió para declarar, ignorándose las razones por las cuales no lo hizo. Por otra parte, esta Sala si bien no comparte el hecho de que el sentenciador haya omitido hacer todo un desarrollo de los requisitos de validez de la confesión extrajudicial, plasmados en el Art. 222 Pr. Pn.; durante el juicio, no hubo por parte de la defensa del procesado ningún reclamo contra dicha confesión, para deducir en estos momentos, que el imputado la haya rendido bajo alguna circunstancia que la torne ilegal, por lo que se concluye que bien hizo el sentenciador al valorarla y emitir juicio sobre la misma. Por todo lo anterior, este Tribunal advierte que las conclusiones del Tribunal de Sentencia, aunque redactadas de manera breve son atendibles, ya que en ellas se puntualizan las razones por las que se tuvo la certeza positiva sobre la existencia del delito y la participación delincuencial del procesado en el mismo; de forma que con sencillez se construyó el soporte necesario que permite verificar que la sentencia ha sido pronunciada conforme a derecho y en apego a las reglas del correcto entendimiento. En vista de todo lo expuesto, éste Tribunal concluye que no existe el defecto que el reclamante le atribuye al proveído en cuestión. En consecuencia, es improcedente casar la sentencia de mérito en virtud de no existir la infracción denunciada. POR TANTO: Con fundamento en las razones apuntadas, disposiciones legales citadas y Arts. 50 Inc.2. No.1, 7, 422 y 427 Pr. Pn., en nombre de la República de El Salvador esta Sala FALLA: Declárase NO HA LUGAR a casar la sentencia de mérito por el motivo de casación invocado. Remítase el proceso al tribunal de origen, para los efectos legales consiguientes. F. López Argueta Gustavo E. Vega E. Cierra PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN