Documento Borrador. Plan Nacional de Salud 2011-2020 Subsecretaría de Salud. Ministerio de Salud de Chile Objetivo Estratégico 2 “Prevenir y reducir la morbilidad, la discapacidad y mortalidad prematura por enfermedades crónicas, trastornos mentales, traumatismos y violencia”. Introducción El aumento de la expectativa de vida y la decreciente tasa de natalidad han modificado la estructura poblacional de Chile llevándolo hacia una transición epidemiológica avanzada donde la morbilidad, discapacidad y mortalidad se concentra en las enfermedades crónicas. En concordancia, la prevalencia de estas enfermedades, que pueden generar situaciones de discapacidad transitoria o permanente, ha ido creciendo en forma constante. Las enfermedades crónicas (EC) se definen como enfermedades de curso prolongado, que no se resuelven espontáneamente, rara vez se curan totalmente, pueden ser prevenibles al actuar sobre los factores de riesgo, pueden compartir varios factores de riesgo, y además presentan efectos interactivos, aditivos y sinérgicos. Si estos factores de riesgo fueran eliminados se podría prevenir al menos 80% de las enfermedades del corazón, el ataque cerebral, la diabetes tipo 2, y 40% de los cánceres (OMS, 2005). Relevante es reconocer en las enfermedades crónicas no trasmisibles el rol de las determinantes sociales en donde existe evidencia suficiente que la población de los quintiles inferiores de ingreso y con menor escolaridad tienen la mayor carga de enfermedad, exhibiendo una significativa menor expectativa de vida a los 20 años. Lo anterior revela una importante inequidad en nuestro país que a esta altura del milenio resulta éticamente inaceptable. La historia natural de las EC, lo cual se conoce desde el enfoque de salud familiar como el proceso salud enfermedad, sin intervención es la de un continuo desde un estado de salud libre de enfermedad a una enfermedad asintomática, progresa hacia una enfermedad clínica que al cabo del tiempo produce deterioro, discapacidad, desarrollo de complicaciones y en muchos casos, la muerte. En cada punto de este continuo el objetivo es poder controlar la condición para prevenir, o al menos postergar, la progresión hacia formas más graves de la enfermedad y/o complicaciones. La prevención y control de las EC se logra con intervenciones en dos niveles: aquellas a nivel poblacional indiferenciadas, llamadas también de salud pública (ej. medidas legislativas como la Ley del Tabaco, etiquetado nutricional, contenido de sodio de los alimentos, etc.), dirigidas a reducir la incidencia (casos nuevos) de la enfermedad; y las intervenciones a nivel individual dirigidas a la población de alto riesgo (ej. programas de pesquisa de cáncer, diabetes, hipertensión, otras condiciones; tratamiento clínico, rehabilitación, cuidados paliativos), que mejoran la sobrevida de las personas afectadas. La prevalencia de las EC está determinada por varios factores incluyendo la incidencia y el tratamiento. Una reducción de la incidencia como resultado de intervenciones preventivas dirigidas a evitar la aparición de la enfermedad (prevención primaria) reduce la prevalencia, mientras que una mejoría en la sobrevida como resultado de un mejor tratamiento aumentará la prevalencia. En Chile, 84% de los AVISA corresponde a las EC y 12% al grupo de lesiones (MINSAL 2008). Se pierden más años de vida por discapacidad que por muerte prematura, alcanzando 78% del total de AVISA el año 2004. 83% de los AVISA se concentra en 8 de un total de 21 subgrupos de causas. Las condiciones neuropsiquiátricas son el grupo más preponderante, originando un 23,2% del total de AVISA, donde el 96% corresponde a años perdidos por discapacidad y sólo el 4% a años perdidos por muerte prematura. La formulación de Objetivos Sanitarios para la próxima década es una oportunidad para alcanzar un equilibrio entre las acciones curativas, necesarias para dar alivio y mejorar la calidad de vida de los afectados, y las preventivas, dirigidas a reducir la incidencia de las EC. Cabe señalar que existe evidencia suficiente como para enfrentar también en estos objetivos la estrategia promocional que tiene que ver con la construcción de ciudadanía en salud que va orientada en otorgar a la intervención sanitaria de sustentabilidad. En todo lo anterior tiene el principal rol la APS como estrategia y como nivel de atención. Este capítulo se circunscribe a la formulación de metas dirigidas a prevenir y/o controlar las siguientes EC: enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedad renal crónica, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas, trastornos mentales, discapacidad, salud bucal, accidentes y violencia, violencia doméstica. Todas las anteriores en población de alto riesgo como en población afecta (prevención secundaria y terciaria). Las intervenciones poblacionales de salud pública dirigidas a reducir la incidencia serán tratadas en otras secciones del documento. Análisis de Situación Meta de Impacto 1(Cardiovascular e HTA) Aumentar la sobrevida a un año de los egresos hospitalarios por infarto agudo al miocardio y enfermedad cerebro vascular. Las enfermedades cardiovasculares (ECVs) son la principal causa de muerte con 24.819 defunciones anuales; ello representa el 29% del total de las muertes el 2008, constituyendo la 2a causa de muerte prematura, después de las neoplasias malignas. Son la 3a causa de AVISA, tanto en hombres como en mujeres, de los cuales 66,7% son por discapacidad. En Chile, las ECVs han aumentado su importancia relativa de un 15% el año 1970 a un 28% el 2007 (Icaza G. et al, 2009). Sin embargo, el riesgo de morir por estas enfermedades se redujo de 161,8 por 100.000 habitantes en 1998 a 136,6 por 100.000 habitantes el 2007, lo que representa una reducción de 16% en los últimos 10 años (MINSAL 2002). Los principales componentes de la mortalidad cardiovascular son las enfermedades isquémicas del corazón y las cerebrovasculares, que dan cuenta de aproximadamente dos tercios del total de las defunciones del grupo. En ambos grupos se observa una tendencia al descenso en los últimos 20 años; entre los años 1998 y 2007, la mortalidad por enfermedades isquémicas disminuyó en 24% (63,3 a 48,2 por 100.000 habitantes) mientras que la mortalidad por cerebrovasculares lo hizo en un 23% (61,1 a 47,1 por 100.000 habitantes). Las tasas chilenas de mortalidad por enfermedades isquémicas del corazón están entre las más bajas del mundo, mientras que las cerebrovasculares se ubican en niveles medios, por encima de países desarrollados y menores que las de países más subdesarrollados (Sarti C. et al, 2000). La declinación en la mortalidad cardiovascular en países desarrollados se atribuye a una mejor prevención, diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades, aunque particularmente a una menor prevalencia de tabaquismo, niveles de presión arterial y colesterol total (OMS, 2004). Por ello, es paradójico que los factores de riesgo cardiovasculares mayores en nuestro país, aun cuando, muestran una tendencia estable en el tiempo (tabaquismo, sedentarismo) o un franco aumento (ej. hipertensión arterial, obesidad, diabetes), la mortalidad por ECVs continua una tendencia descendente. Ello podría deberse a una mejoría en el acceso a los servicios de salud, oportunidad y calidad de la atención, junto a mejores condiciones sociales y económicas de la población. Se conoce clásicamente que la atención en salud es responsable de un 25% del resultado sanitario, y desde un enfoque de determinantes sociales, puede ser una importante “palanca de justicia social” reduciendo inequidades identificadas en la gradiente social. Como se mencionó anteriormente, otro aspecto a destacar es la inequidad tanto en la mortalidad como en la prevalencia de factores de riesgo cardiovasculares según nivel educacional. Existe una gradiente inversa en la medida que aumenta la escolaridad, tanto en hombres como en mujeres. Esta gradiente se da para las enfermedades isquémicas del corazón como para las cerebrovasculares. Asimismo se constata el mayor riesgo cardiovascular de los hombres en comparación con las mujeres a un mismo nivel de escolaridad. Otra manera de objetivar estas inequidades sociales son las brechas de riesgo relativo (RR) de mortalidad según tramos de escolaridad, donde el RR entre grupos extremos de educación (ninguna vs 13 y más años) alcanza 41,1 para la enfermedad cardíaca hipertensiva, 36,3 para hipertensión esencial, 35,4 para las secuelas de enfermedad cerebrovascular y 31,6 para el accidentes cerebrovascular agudo (MINSAL, 2006). También, cabe destacar las diferencias geográficas en las tasas de mortalidad por ECVs, con tasas más bajas en el norte del país, Tarapacá y Atacama, y tasas significativamente mayores que el promedio nacional en las Regiones del Maule y Bío-Bío (Icaza G, et al, 2007). Las causas de la variabilidad podrían estar relacionadas con: diferencias en la prevalencia de los factores de riesgo cardiovascular, acceso y calidad de la atención de estas enfermedades y también, diferencias socioeconómicas. Esta información es relevante en la formulación de las metas regionales. y aun al interior de las regiones deben reconocerse las diferencias comunales existentes marcadoras de una importante inequidad en slaud en nuestra población. Infarto agudo al miocardio (IAM): La tasa de mortalidad por IAM, principal diagnóstico dentro del grupo de las enfermedades isquémicas del corazón, muestra una tendencia decreciente durante los años 1990 a 2007, en ambos sexos, con tasas significativamente más altas en los Hombres. En cuanto a la hospitalización, se observa una tendencia creciente en la tasa bruta de egresos por IAM en el período 2001-2007, de 39,1 y 48,0 por 100,000 habs, respectivamente. Las tasas son mayores a medida que aumenta la edad y, son significativamente más altas en los varones que en las mujeres en todos los rangos (MINSAL, 2010): La letalidad intrahospitalaria por IAM que da cuenta del manejo clínico de estas personas, fue 13,9% en el período 2001-2007, con una tendencia decreciente de 16,7% a 12,8% en los años señalados, y es creciente con la edad. A diferencia de la mortalidad y hospitalización, la letalidad intrahospitalaria es mayor en las mujeres que en los hombres en todos los grupos etáreos La incorporación del IAM al régimen GES ha contribuido en aumentar en forma significativa la utilización de métodos de revascularización, particularmente la trombolisis, lo que se asocia a una disminución de la mortalidad intrahospitalaria por esta causa, particularmente, significativa en mujeres, mayores de 75 años y pacientes sometidos a trombolisis (Nazzal C. et al, 2008). Sin embargo, persisten inequidades con una mayor mortalidad extrahospitalaria en el sector rural (15,3% vs 9,5% en urbano), y en mujeres (43,0% vs 41,3% en hombres), en los de edad más avanzada (Alonso F. et al, 2009). La letalidad a los 30 días desde la fecha de egreso por IAM, indicador de manejo clínico y ambulatorio de esta patología, que incluye el impacto de la hospitalización y la prevención secundaria, se estima en 12,5% para el período 2003-2007 (MINSAL, 2010): Por ahora, no se dispone de información de letalidad en períodos más largos (ej. 6 meses, 1 año), que sin duda es un mejor indicador del manejo clínico de estos pacientes y que da cuenta de la efectividad de los nuevos tratamientos, su oportunidad (ej. terapias de reperfusión), y la adherencia a las recomendaciones de las guías de práctica clínicas (MINSAL, 2009). Enfermedad cerebrovascular o ataque cerebral (ACV): Las enfermedades cerebrovasculares son afecciones vasculares del encéfalo pudiendo ser isquémicas (65%), hemorrágicas intracerebrales (25%) o hemorrágicas subaracnoideas (7%). (Lavados P. et al, 2005). Esta distinción en subtipos patológicos es importante porque el enfrentamiento a cada una de ellas puede variar tanto su prevención, manejo agudo, como en el pronóstico. Para dar cuenta del impacto del ACV hay que considerar la mortalidad, la incidencia, los resultados a largo plazo y costos asociados a estos eventos. Las enfermedades cerebrovasculares causaron 8.278 muertes el año 2008, lo que representa el 31,8% de todas las muertes cardiovasculares y una tasa de 49,9 por 100.000 habs., con una tendencia hacia el descenso en los últimos 10 años, como fue señalado. La única información sobre incidencia de ACV en Chile proviene del estudio realizado en Iquique, (Lavados P et al), que arrojó una tasa cruda anual de 95,8 por 100.000 habitantes y de 59,6 x 100.000 habitantes para el ACV isquémico. Realizar estimaciones de prevalencia es muy complejo y requiere de grandes estudios poblacionales. Una proporción de estos pacientes fallece sin acceso al sistema de salud y sólo pueden identificarse a través de certificados de defunción, información no confiable por presenta sesgos importantes. Otro subgrupo son los casos no fatales cuyo cuidado se da a nivel comunitario, que se estima en una proporción no menor, 16% (Asplund K. et al, 1995). La letalidad del ACV a nivel comunitario varía entre 20% a los 30 días y 33% a los 6 meses (Lavados P. et al), siendo mayor en los ACV hemorrágicos que los isquémicos, en varones y a mayor edad. La letalidad en los primeros 30 días está condicionada principalmente por las complicaciones neurológicas y neumonía. La letalidad intrahospitalaria asociada a los ACV isquémicos entre los años 2001 y 2006, fue de 27% el año 2001 y desciende a un 13% el 2006. La letalidad intrahospitalaria al séptimo día de evolución para estos mismos códigos muestra un descenso de un 16% a 8,6% entre los años 2001 y 2006 (MINSAL, 2010), similar a lo reportado en la literatura internacional (Saposnik G. et al, 2008). La letalidad a 30 días del evento fue 17,2% en el quinquenio 2003 al 2007, considerando el total de muertes de los pacientes que egresaron con el diagnóstico de ACV isquémico y por cualquier causa de muerte, con una tendencia decreciente (19,9% el 2003 y 15,0% el 2007). Esta cifra es comparable al 17,8% reportado por Lavados P, para los ACV isquémicos en Iquique. Este mismo estudio encontró que a los 6 meses desde el inicio de los síntomas, 33% de las personas había fallecido y 47% se desempeñaba en forma independiente y 20% tenía algún grado de dependencia. Está pendiente determinar la letalidad a nivel país para períodos más largos, 6 meses y 1 año. Hipertensión arterial La hipertensión arterial es la principal causa de AVISA tanto en hombres como en mujeres y en el grupo de adultos de 20-59 años en Chile. Se estima que una de cada siete muertes es atribuible a hipertensión arterial y es el factor de riesgo que más contribuye a la mayor carga de mortalidad (MINSAL-PUC, 2008). Se observa un aumento en la prevalencia de hipertensión en los últimos 20 años (Berrios X., 1997), (Fasce E. et al, 2007), y también, un aumento en las tasas de mortalidad por enfermedad hipertensiva del corazón, único subgrupo dentro de las cardiovasculares con esta tendencia. Según la OMS el tratamiento de la hipertensión arterial puede reducir el riesgo del accidente cerebrovascular en un 40%. (2004). Según la ENS 2009-2010 (MINSAL, 2011), 26,9% de la población chilena tiene presión arterial elevada, con una mayor prevalencia en hombres que en mujeres (28,7% y 25,3% respectivamente, diferencias que no alcanzan significación estadística), con una gradiente creciente con la edad: 2,6%, 13%, 43,8% y 74,6% en el grupo de 15-24, 25-44, 45-64 y 65 y más años, respectivamente. Al analizar la prevalencia según nivel educacional (NEDU), se observa una gradiente decreciente a medida que se aumenta el número de años de estudio, 51,1%, 22,8% y 16,7% en el NEDU bajo, medio y alto, respectivamente; mientras que 65,1% de las personas con presión arterial elevada conoce su condición, 37,3% declara estar en tratamiento con drogas antihipertensivas y 16,5% se encuentra “controlada” o normotensa, con una prevalencia significativamente superior en mujeres que en hombres para cada una de estas tres categorías. Meta de Impacto 2 (Diabetes) Aumentar porcentaje de cobertura efectiva de compensación metabólica (HbA1c bajo 7; PA menor que 130/80, LDL menor 110 mg%). La diabetes es una condición crónica con consecuencias devastadoras para la salud. Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de sufrir un infarto, ataque cerebral, falla renal terminal, retinopatía diabética, neuropatía diabética y pie diabético. Sin embargo, existe firme evidencia que el buen control de la glicemia, presión arterial y niveles de colesterol reduce el riesgo de las complicaciones (MINSAL, 2009). En los últimos años, tanto la mortalidad como la prevalencia de diabetes muestran una tendencia ascendente. La tasa de mortalidad entre los años 1999 y 2007 aumentó en 17%; desde un 16,8 a 19,1 por 100.000 habitantes, respectivamente, lo que representa 3.625 fallecidos por esta causa el año 2007. Las tasas son mayores en los hombres en todas las edades. Hay mayor mortalidad en las regiones de Tarapacá, Antofagasta, Lib. Bdo. O’Higgins, Maule, Magallanes y Región Metropolitana, en comparación al promedio nacional (MINSAL, Universidad Mayor, 2010). La prevalencia de diabetes en nuestro país se estima en 9,4%, según la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2009-2010 (Ministerio de Salud, 2010), tres puntos porcentuales más alta que la prevalencia informada por la ENS 2003, 6,3%. Aunque la prevalencia es más elevada en mujeres que en varones, las diferencias no alcanzan significación estadística. La prevalencia aumenta en forma significativa a medida que se avanza en edad; 0,4% en el rango de 15-24 años, 3,8% en los de 25-44 años, 16,9% en los de 45-64 años y 25,8% en los de 65 y más años. Existe una gradiente educacional con prevalencias significativamente mayores en el nivel educacional bajo (20,5%) respecto a los niveles medio y alto (7,1% y 6,2% respectivamente). No se observan diferencias significativas en la prevalencia entre la zona urbana y rural. En relación al conocimiento y tratamiento de la enfermedad, el 79% de los chilenos mayores de 15 años que tiene diabetes declara conocer su condición, mientras que un 52% recibe algún tratamiento, farmacológico o no farmacológico, y 34,3% de la población diabética tenía al momento del estudio una hemoglobina glicosilada (HbA1c) menor a 7%, (parámetro de control aceptable); por otra parte, 44% de las personas con diabetes en tratamiento farmacológico tenía una HbA1c bajo 7%, según la ENS 2009-10 (MINSAL, PUC 2010). La principal causa de muerte en los diabéticos es la enfermedad cardiovascular. Las personas adultas con diabetes tienen un riesgo de 2 a 4 veces más alto que los adultos sin diabetes de tener un evento cardiovascular (CDC, 2007). Por otro lado la diabetes es la principal causa de ceguera en adultos de 20-74 años, mientras que el 35,4% de los ingresos a hemodiálisis son diabéticos con enfermedad renal crónica terminal (Poblete H, 2010), un 60-70% de las personas con diabetes tiene neuropatía, y se estima que 40 a 70% de las amputaciones de extremidades inferiores están relacionadas con la diabetes (OMS, 2005). La tasa de amputaciones en diabéticos aumentó en 28%, de 3,5 a 4,5 por 1000 diabéticos entre los años 2002 y 2006, que en números absolutos corresponde a 2.359 y 3.192 diabéticos, respectivamente (MINSAL, Universidad Mayor, 2010). Los estudios realizados permiten afirmar que la diabetes representa una enorme carga económica sobre los individuos y la sociedad en todos los países de Latinoamérica, incluido el nuestro (Barceló A, et al, 2003). Los datos existentes demuestran que existe una brecha entre los gastos de salud y el costo de los cuidados de la diabetes. Esta brecha puede estar influenciando consecuencias adversas tales como, alta frecuencia de complicaciones, invalidez y muerte (ALAD, 2004). Meta de Impacto 3 (Enfermedad Renal Crónica) Disminuir la incidencia de Enfermedad Renal Crónica Terminal (ERC) etapa 5. La ERC es un problema de salud pública debido a un aumento explosivo en su incidencia y prevalencia, mal pronóstico y elevados costos de tratamiento. En la población chilena de 15 y más años, 2,7% tiene una ERC etapa 3 o superior que equivale a una pérdida de más del 50% de la función renal (MINSAL, 2010). Frecuentemente, se asocia a otras enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión y enfermedad del corazón con el consecuente mayor riesgo de mortalidad. El número de pacientes en hemodiálisis (HD) ha aumentado en 147% entre los años 1999 y 2010, de 6.262 a 15.449 pacientes, que corresponde a una tasa de 423,1 y 903,0 personas por millón de población (PMP), en los años respectivos (Poblete H, 2010). Sólo estas cifras hacen que cualquier intervención preventiva o dirigida a retardar la progresión de la ERC sea deseable. El tratamiento tiene una mortalidad anual del 11.2 % e implica un costo, sólo por concepto de diálisis, de más de 120 millones de dólares al año. Si se extrapola la prevalencia de ERC de los EEUU, 11% (con todas las observaciones epidemiológica que conlleva), alrededor de un millón de chilenos mayores de 20 años tendría una ERC, en su mayoría no diagnosticada. La nefropatía diabética es la principal causa de ingreso a HD con 35,4% de todos los pacientes en HD (Poblete H), lo que representa un aumento de 10 puntos porcentuales en los últimos 10 años (Poblete H, 2000). Meta de Impacto 4 (Cáncer) Reducir la tasa ajustada de mortalidad por cánceres en la población general. En Chile, así como en el resto del mundo, y dado el envejecimiento poblacional, la probabilidad de desarrollar esta patología se duplicará en la siguiente década, superando como primera causa de muerte a las enfermedades cardiovasculares. Esta situación es similar en América Latina y el Caribe, donde también se espera que el cáncer aumente significativamente en un futuro próximo (OPS, 2007) En Chile el cáncer se ubica en el segundo lugar entre las principales causas de muerte, y es responsable de 221.529 AVISA (5,9% de la carga total). Según datos 2008 del DEIS, el cáncer gástrico en los hombre y el de vesícula en las mujeres, son las localizaciones más frecuentes de mortalidad por cáncer en Chile. El segundo lugar lo ocupan, el Cáncer de próstata en los hombres y el de estómago en las mujeres. La evaluación de los Objetivos Sanitarios para el período 1999 a 2007, muestra que la tasa ajustada de mortalidad por cáncer en ambos sexos presentó una reducción del 9% (125,8 a 114,7 por 100.000 habitantes), pero, como es de esperar, la tasa absoluta presenta tendencia al aumento, variando de 118,6 a 129,5 por 100.000 habitantes en el mismo período, para ambos sexos, con un leve predominio de la población masculina (DEIS, Minsal). La evaluación de las tendencias de la mortalidad al año 2007, permiten reclasificar el cáncer de vesícula y mama en tendencia descendente, y se destaca el cáncer de cuello uterino cuya reducción alcanzó a un 32,4% entre 1999 y 2007. Otros tumores mantienen una tendencia estable, entre ellos las leucemias y linfomas; con tendencia al descenso están: gástrico y testículo. Todos los tumores mencionados están incorporados al régimen de Garantías Explícitas en Salud (GES). Respecto de la incidencia país, Chile cuenta con 3 Registros Poblacionales de Cáncer en las regiones de Antofagasta, de Los Ríos y Bio Bio, los 2 primeros certificados por la International Agency for Research on Cancer, Lyon, Francia (IARC). Además, desde el 2006 se dispone de un Registro Nacional de Cáncer Infantil (RENCI). El sistema público de salud, dispone de registros que permiten señalar que los casos nuevos de cáncer fueron 41.026, lo que da una tasa de incidencia para el 2010 de 240 casos por cien mil habitantes (Unidad de Cáncer, MINSAL), cifras concordantes con lo encontrado en el registro de Valdivia y la base de datos Globocan de la IARC. Los resultados de incidencia de los Registros Poblacionales, muestran la variabilidad de las localizaciones según, distribución geográfica y sexo; lo que apoya el desarrollo de intervenciones selectivas por regiones. Con relación a los casos nuevos de cáncer infantil al 2009, las tres localizaciones más frecuentes son leucemias, tumor del SNC y linfomas (RENCI, 2009). Los casos tratados; presentan una sobrevida global a 5 años de 78% (PINDA-Unidad de Cáncer, 2009 MINSAL). Estos están incorporados en su totalidad a GES. En el año 2007, de los 68.648 egresos hospitalarios por cáncer (C00-C99), de ellos 23.431 fueron por cirugía (DEIS, 2007), procedimiento que en algunos tumores sólidos es a la vez diagnóstico y terapéutico. En cerca del 85% de los tumores sólidos, la cirugía es el tratamiento primario, de ellos, algo más del 65% requiere además, terapias adyuvantes, como quimioterapia, radioterapia, hormonoterapia entre otros (U. de Cáncer-Minsal). Meta de Impacto 5 (Enfermedades Respiratorias Crónicas) Mejorar la calidad de vida y funcionalidad de los pacientes crónicos respiratorios. Dentro de los problemas prioritarios de salud en el contexto de las patologías crónicas, se encuentran las enfermedades respiratorias crónicas (ERC). Estas se caracterizan por ser muy demandantes de servicios, presentan complicaciones derivadas de la enfermedad (crisis obstructivas, neumonías, etc.) ser responsable de una elevada carga de enfermedad atribuible y estar presentes en un alto porcentaje de las muertes por enfermedades respiratorias de los adultos. Su prevalencia se ha incrementado debido al hábito tabáquico y la contaminación ambiental (laboral, intra y extradomiciliaria), además de la inactividad física y la malnutrición por exceso. El bajo control de pacientes crónicos respiratorios a nivel primario ha alcanzado aproximadamente 190.000 casos a junio 2010 (DEIS, MINSAL 2010) con magnitudes crecientes desde el año 2008. Estimaciones conservadoras indican que la población que requeriría de manejo estandarizado, control periódico y acceso asegurado a terapia, quintuplica las cifras de la población actualmente bajo control, lo que sugiere un déficit en el diagnóstico y de acceso. Según cifras actuales, las enfermedades respiratorias crónicas constituyen la 9ª causa de AVISA en Chile (2,9% del total), y de continuar las inaceptables cifras de tabaquismo desde temprana edad en nuestro medio, hacen predecible la mantención o aumento de la actual carga sanitaria. El tabaquismo, constituye la principal causa de morbi-mortalidad en este grupo de enfermedades y determina el 9,5% de la mortalidad prematura como factor de riesgo atribuible dada su alta prevalencia desde tempranas edades de la vida. Considerando las actuales tasas de tabaquismo en la población, es posible anticipar un fuerte impacto económico y en atención de salud a causa de estas enfermedades en los próximos años. Es de particular importancia los efectos en las mujeres considerando el aumento en el consumo de tabaco experimentado por el sexo femenino y la especial susceptibilidad biológica de la mujer a esta noxa (Conace, 2008). Las patologías respiratorias generan un importante deterioro en la calidad de vida de los pacientes en las etapas más avanzadas de su evolución, limitando su capacidad de autovalencia y requiriendo de apoyo permanente e interdisciplinario para la atención de salud. Actualmente (2010) hay más de 2.500 pacientes que utilizan en forma permanente oxigeno en sus domicilios. ( Minsal 2010). En Chile las patologías respiratorias crónicas más prevalentes son el Asma Bronquial en todas las edades la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) en el mayor de 45 años, y las sibilancias recurrentes (SBOR) en el menor de 5 años. El Asma Bronquial es la enfermedad crónica no transmisible más común en niños y adultos, con un sostenido aumento en la prevalencia (Pearce N, 2007). De los estudios mundiales de prevalencia de síntomas de asma en escolares, se aprecia que existe una alta variabilidad entre los diferentes países, con cifras promedios del orden del 12-13 % (Lai C, 2009). Latinoamérica tiene una de las más altas prevalencias a nivel mundial y Chile ostenta cifras alrededor de 16 % en escolares (Mallol J, 2010). Un grupo importante de estos pacientes continúan sufriendo esta afección, durante el transcurso de su vida. Los últimos datos en la población Americana entre 18 y 64 años reportan una prevalencia de 13.8% (CDC, 2010). Información de estudios poblacionales indican prevalencia de 8% de autorreporte de diagnóstico médico en sujetos de 15 y mas años (ENS 2003), 6,4% en población de 40 años y más 2,5 y 5,2% respectivamente en hombres y mujeres de 26 y mas años residentes en una localidad rural e hiperreactividad bronquial positiva de 8 y 16% en hombres y mujeres en la misma población. De acuerdo a datos de la OMS cerca de 300 millones de personas tienen Asma. La estadística mundial reporta una baja tasa de mortalidad, sin embargo las defunciones por esta causa en su mayoría se producen en países de ingresos medios-bajos. (OMS,2010). Los síntomas recurrentes causan insomnio, cansancio, ausentismo escolar y laboral, alterando la calidad de vida de quienes la padecen. Sin embargo, un manejo clínico y farmacológico adecuado y la prevención de factores desencadenantes permiten lograr una buena calidad de vida. La EPOC es una condición cuya prevalencia se reporta en aumento progresivo, con una estimación global en adultos mayores de 40 años de 9 a 10% estimándose en 210.000.000 las personas en el mundo que padecen de EPOC (OMS, 2010). La iniciativa GOLD (Estrategia Global para Diagnóstico, Tratamiento y Prevención de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) señala para los Estados Unidos un comportamiento preocupante de la EPOC, cuya tendencia en el periodo indica un incremento de 1,63 veces en la mortalidad ajustada por edad por esta enfermedad, contrariamente a lo observado en la tendencia de otras enfermedades crónicas no transmisibles. El principal factor de riesgo al cual se puede atribuir la pérdida de años de vida saludables por EPOC es el tabaquismo. Existe evidencia suficiente de la relación causal, tanto para el fumador activo como pasivo e incluso de sujetos expuestos durante un tiempo prolongado a contaminación intradomiciliaria significativa. Este hábito posee una prevalencia del 40% en población mayor de 15 años (ENCAVI). La prevalencia encontrada en población de 40 y más años del estudio PLATINO fue de 6,3% para estadios más avanzados de la enfermedad (GOLD 2 a 4), atribuyéndose al tabaquismo el 87% de los casos. La mortalidad proyectada por EPOC para los próximos 10 años a nivel mundial indica un aumento tanto en términos absolutos como relativos, proyectándose como cuarta causa de pérdida de años de vida saludables para el año 2020 además de estimarse un incremento en el sexo femenino. (Estudio Carga de enfermedad 2007). Para el año 2030 la OMS estima que EPOC constituirá la cuarta causa de muerte general (OMS). En Chile existe poca información respecto al real número de pacientes bajo control por esta enfermedad, por ser de inclusión reciente a los programas de APS y por existir un número importante de pacientes que aún no están diagnosticados. El subdiagnóstico y el diagnóstico médico incorrecto son frecuentes en nuestro medio. El Síndrome Bronquial Obstructivo Recurrentes (SBOR) (sibilancias recurrentes) es una de las patologías predominantes en el menor de 5 años. Su importancia radica en que concentra una gran morbilidad en este grupo etario, con dificultad para establecer su etiología y una diversidad de respuesta a los tratamientos existentes (Eur Respir J , 2008). Se sabe que, tanto en el niño como en sus familiares, afecta significativamente la calidad de vida (Ostenbrink R, 2006) y representa un gran porcentaje de consultas, resultando en un gran impacto económico en salud (Stevens CA, 2003, de Jong BM, 2007). Recientes estudios internacionales informan de una mayor prevalencia en América Latina respecto de Europa y da cifras para Chile del orden del 21-22% en lactantes de 1 año de vida (Mallol J, 2010); junto con identificar los principales factores de riesgo y de protección para sibilancias recurrentes (Garcia Marcos L, 2010) y factores de riesgo para desarrollar asma (Castro-Rodriguez JA, 2006). Meta de Impacto 6 (Trastornos Mentales) Disminuir la prevalencia de discapacidad grave en las personas con esquizofrenia, depresión, trastorno bipolar, trastornos ansiosos o trastornos debido al consumo de alcohol y sustancias psicoactivas. En el contexto de la carga total de enfermedad en América Latina y el Caribe, las enfermedades mentales y neurológicas crecieron de 8,8% en 1990 a 22,2% en 2002. En Chile, las condiciones neuropsiquiátricas son el grupo más preponderante, originando un 23,2% del total de AVISA, donde el 96% corresponde a años perdidos por discapacidad y sólo el 4% a años perdidos por muerte prematura. Dentro de este grupo aparecen con mayor relevancia las siguientes patologías mentales: depresión unipolar, dependencia del alcohol, cirrosis hepática, accidentes de tránsito, violencia, trastornos ansiosos, esquizofrenia, Alzheimer y otras demencias, trastorno bipolar, y lesiones autoinfligidas. La mayoría de las enfermedades mentales presentan un curso crónico y, de no ser detectadas y tratadas oportuna y adecuadamente, producen altos niveles de discapacidad, entendida ésta como la interacción entre los déficits estructurales y/o funcionales producidos por la enfermedad, las características intrínsecas de la persona y las condiciones del medio ambiente, principalmente del ámbito social. Según la Encuesta Nacional de Discapacidad (ENDISC, 2004), el 12,3% de chilenos presenta una situación de discapacidad permanente. En un 5,9% de éstos, la causa principal son los trastornos mentales y del comportamiento y en un 2% el déficit cognitivo i. Esto significa que 1 de cada 4 familias tiene a lo menos un miembro afectado por un trastorno mental o conductual. Esta situación de discapacidad no sólo impacta al individuo, sino también a su núcleo familiar, afectando su dinámica y los roles de sus integrantes, más aun si se asocia la condición de dependencia. La economía familiar y social se ve afectada tanto por el mayor gasto asociado a la situación de salud, como por la pérdida de ganancia de la persona en situación de discapacidad y/o de su cuidador. El estigma, la exclusión social y las violaciones de los derechos humanos que ocurren en torno a las enfermedades mentales agravan la situación de las personas afectadas y la de sus familias.(OPS 2009 ) Según el último estudio poblacional realizado en el país (Vicente B. et al, 2002), la prevalencia de vida de los trastornos mentales es de un 36%, mientras que la prevalencia de 6 meses alcanza a un 22,6%. Estas tasas de prevalencia son generalizables al universo de personas mayores de 15 años que viven en un hogar, quedando excluidas las minorías que viven en la calle o en instituciones (hospitales, cárceles), con lo cual es posible suponer que las prevalencias reales son mayores. Siendo los trastornos más frecuentes, la agorafobia, seguidas de la depresión mayor, la dependencia de alcohol, los trastornos ansiosos, afectivos y los relacionados con el abuso de sustancias. La esquizofrenia y los trastornos cognitivos (básicamente las demencias), ambas generadoras de una alta proporción de dependencia y niveles de discapacidad que impactan negativamente en el desempeño e inclusión social, aparecieron con una prevalencia de vida de 0,9% y 3,7% respectivamente. Los trastornos afectivos y ansiosos son 2 a 2,7 veces más frecuentes en mujeres que en hombres, mientras que los trastornos asociados al uso de sustancias son 2,4 veces más frecuentes en hombres que en mujeres. La prevalencia de depresión varía según la sub-población estudiada. Para las personas entre 16 y 64 años residentes en domicilio particular en Santiago, la prevalencia de una semana fue de 2,7% en hombres y 8,0% en mujeres (Araya R. et al, 2001) en población consultante en un consultorio externo de medicina general, la prevalencia encontrada fue de 14,7% en hombres y 30,3% en mujeres (Ruiz A. et al, 1990) En estudiantes de enseñanza media de Santiago se encontró una prevalencia de síntomas depresivos de 13,9% en hombres y 16,9% en mujeres (Cumsille P. et al, 1997) y estudios en mujeres durante el embarazo, revelan una prevalencia de sintomatología ansiosa y/o depresiva entre 16,7% (Lemus V. et al, 1986) y 35,2% (Jadresic E. et al, 1995). En relación al consumo de alcohol en población entre 12 y 64 años, se observa una leve tendencia a la baja en las tasas de prevalencia de vida, último año y último mes entre los años 2000 y 2008 en las encuestas realizadas por CONACE. La prevalencia de bebedor problema el año 2000 fue de 24% y la tasa de abuso de alcohol se estimó en un 13% en los años 2004 y 2008. Por su parte, la Encuesta de Calidad de Vida mostró una prevalencia de bebedores problema en la población de 15 años y más de 16,5% el año 2000 y de 15,2% el 2006. En los hombres se observa una leve disminución de 29,9% a 25,6%, mientras que en las mujeres un aumento no significativo de 5,5% a 5,8%. La prevalencia de dependencia a drogas ilícitas varía según el tipo de sustancia: 25% en los consumidores de marihuana, 50% en los de pasta base y 30% en los de cocaína, semejante al de la marihuana, pero con intensidades de uso mucho menor, según CONACE. En población escolar se ha observado una tendencia hacia el poli consumo de sustancias legales e ilegales: 3,4% de los estudiantes que declaran haber consumido, han consultado alguna vez por problemas de alcohol, 2,9% por problemas de drogas y un 2,3% por problemas drogas y alcohol (CONACE 2009), resultados similares a lo obtenido en el estudio de población general del año 2008, en que el 3,7% desearía recibir ayuda por consumo de alcohol, el 2,8% por drogas y el 1,7% por ambas. En escolares de primer año de enseñanza básica de Santiago, la prevalencia de desordenes psiquiátricos fue 24%, y el diagnóstico más frecuente el trastorno de la actividad y atención con un 6,2% (De la Barra M. et al, 2004). En un estudio reciente realizado en tres provincias del país, se encontró para la Provincia de Cautín (Vicente B. et al, 2010), una prevalencia de 28,1% para los trastornos psiquiátricos estudiados, siendo los trastornos ansiosos el grupo más frecuente (18,9%), mientras que para la provincia de Santiago (Vicente B. et al. En vías de publicación) se encontró una prevalencia para el último año de un 42,4% para las condiciones estudiadas, siendo los trastornos disruptivos los de mayor prevalencia con un 26%, seguido de los trastornos ansiosos con un 20%. A pesar de que en el país se han realizado un número apreciable de estudios de prevalencia de trastornos mentales, la mayoría se ha referido a grupos de población específicos y parciales y con objetivos heterogéneos entre sí, lo que no permite la comparación de sus resultados. A nivel poblacional, sólo se cuenta con los estudios realizados por Marconi y Horwitz en las décadas de los 50 y 60, y con el Estudio Chileno de Prevalencia de Patología Psiquiátrica, realizado por Vicente y cols. entre los años 1992 y 1999. Por otra parte, las tasas de prevalencia encontradas son generalizables al universo de personas mayores de 15 años que viven en un hogar, quedando excluidas las minorías que viven en la calle o en instituciones (hospitales, cárceles), con lo cual es posible suponer que las prevalencias reales son mayores. La ausencia de datos epidemiológicos de trastornos psiquiátricos en niños y adolescentes es un factor común en todo el mundo y especialmente en los países en desarrollo. En Chile sólo se han realizado estudios de prevalencia en poblaciones específicas. Meta de Impacto 7 (Discapacidad) Disminuir la media de discapacidad en población general. La discapacidad, cualquiera sea su causa, si bien se origina en los déficits estructurales y/o funcionales del individuo, es la resultante de la interacción de éstos y las características intrínsecas de la persona, con otras condiciones del medio ambiente, principalmente del ámbito social. A la vez, no sólo impacta al individuo, sino también a su núcleo familiar, afectando su dinámica y los roles parentales de sus integrantes, más aun si se asocia la condición de dependencia. La economía familiar y social se ve afectada tanto por el mayor gasto asociado a la situación de salud, como por la pérdida de ganancia de la persona en situación de discapacidad y/o de su cuidador (86,1% son mujeres) (CEM, 2005). Asumir esta variabilidad y diversidad requiere un enfoque biosicosocial de la discapacidad. El 12,3% de chilenos presenta una situación de discapacidad permanente según la Encuesta Nacional de Discapacidad (ENDISC) 2004. En 31% de ellos, el déficit es de origen motor, 19% visual, 14% visceral, 9% auditivo, 9% intelectual, 8% psiquiátrico y en el 10% hay multidéficit. 51% de las personas con discapacidad tenía entre 30 y 64 años de edad, segmento con menor acceso a los servicios de salud, particularmente a los de rehabilitación. Sólo el 6% de estos chilenos había tenido acceso a prestaciones de rehabilitación en el último año. Desde la perspectiva socioeconómica, 40% fue clasificado en el nivel socioeconómico bajo y 55% de nivel medio, y solamente 8,8% del total de personas en situación de discapacidad tenía empleo remunerado. De los 2.068.072 personas en situación de discapacidad identificados por ENDISC 2004, el 31 % era de origen motor a lo que habría que sumar un porcentaje de aquellos en que la condición es múltiple (10,3%). Las afecciones músculo esqueléticas son causa del 7,7 % de AVISA. En este acápite se encuentran diversas patologías que en común tienen que originan dolor y restricciones en la movilidad en los afectados. Además, son fuente de presión asistencial lo que se muestra en un estudio de calidad de vida en que se evidenció que el 41,1 % de la población auto-reporta dolor de origen musculo esquelético y que el 56,4 % de ellos consulta por este motivo. En un cálculo conservador, a lo menos, 120.000 personas acogidas a GES, debieran tener acceso a rehabilitación tanto para disminuir los tiempos de recuperación, como para evitar complicaciones prevenibles y disminuir la incidencia y/o gravedad de las secuelas. En los 3 últimos años las personas que se han acogido a GES por patologías que afectan directamente el aparato osteomuscular han aumentado en un 58,2 % (de 61.641 a 105.855), esto sin contar aquellas acogidas a GES por causas que afectan primariamente a otros sistemas y también al osteomuscular, en forma transitoria o definitiva (ACV, TEC; politraumatismo, entre otras). Tanto Casen como Endisc constatan que, al momento de realizar su estudio, solo el 6,4 % de los que requerían rehabilitación accedían a ella. Meta de Impacto 8 (Salud Bucal) 8.1 Aumentar el porcentaje de niños de 6 años sin historia de caries. 8.2 Disminuir daños por caries en adolescentes de 12 años. Las enfermedades bucales son las más comunes de las enfermedades crónicas, y son un importante problema por su alta prevalencia, impacto en los individuos y en la sociedad, y el costo de su tratamiento (Sheiham A., 2005). La condiciones orales representan el 1,4% de la carga de enfermedad medida a través de los AVISA. La mayor carga está dada por la caries dental en los menores de 45 años y por el edentulismo en los de 45 años y más. La carga es mayor en mujeres que en hombres. En el grupo de 45 a 59 años el edentulismo es la tercera causa de AVISA en las mujeres y la carga de enfermedad asociada es 2,8 veces mayor que en los hombres (MINSAL, 2007a). La revisión por patologías demuestra que la prevalencia de la caries dental va desde 16,8% a los 2 años (MINSAL, 2007b; MINSAL, 2009) hasta casi el 100% en la población adulta (Badenier O., 2007). La severidad de la caries dental, medida a través del número de dientes afectados, aumenta con la edad en dentición temporal (ceod) y definitiva (COPD). El ceod es de 0,5 a los dos años; 2,3 a los 4 años (MINSAL, 2007b; MINSAL, 2009), y 3,7 a los 6 años (MINSAL, 2007c); el COPD es de 0,5 a los 6 años (MINSAL, 2007c), 1,9 a los 12 años (Soto L et al, 2007); y cercano a 20 en el grupo de 65 a 74 años (Badenier O., 2007). Por otro lado más del 90% de la población adulta chilena tiene enfermedad periodontal, en distintos grados de severidad, según Gamonal J, et al. 2010, Los últimos estudios nacionales han mostrado prevalencias de 33,3% a los 4 años de anomalías dentomaxilares, (MINSAL, 2007b; MINSAL, 2009), 38,3% a los 6 años (MINSAL, 2007c), y 53% a los 12 años (Soto L et al, 2007). Las principales causas de las pérdidas de dientes son la caries dental y la enfermedad periodontal, siendo más relevante la caries dental, especialmente en la población más joven (Arteaga O. et al, 2009). El 20% de los adultos de 35 a 44 años y solo el 1% de los adultos de 65 a 74 años conserva su dentadura completa (MINSAL 2003). La población de 35 a 44 años tiene un promedio de 6,5 dientes perdidos mientras en la población de 65 a 74 años este promedio es de 15,8(MINSAL 2003). Esta descrito que la salud bucal afecta la calidad de vida en términos de dolor, malestar, limitación y minusvalía social y funcional. Un 37% de la población mayor de 15 años declara que su salud bucal afecta su calidad de vida siempre o casi siempre. Los mayores de 20 se ven más afectados que los más jóvenes, debido probablemente a que su daño bucal es mayor (MINSAL 2006). Por lo anterior la salud bucal es un tema que continuamente ha sido priorizado por la población, posiblemente por los cambios socioeconómicos y culturales producidos en el país (MINSAL 2008). Los resultados de los foros de Salud realizados el 2009 (MINSAL 2010), muestran la solicitud al Ministerio de Hacienda para que destine recursos a mejorar la cobertura en la atención dental en todo el país. Así mismo, el Estudio de Preferencias Sociales para la definición de Garantías Explícitas en Salud señala que la salud dental es importante porque afecta el funcionamiento social y limita a las personas en su desempeño público. La salud dental es uno de los ámbitos en que las personas tienen mayores problemas de acceso, alto costo y oportunidad, expresado sobre todo en los grupos de sectores medios, profesionales afiliados y no afiliados a ISAPRES. La importancia de la salud bucal se vincula a la integración laboral. Es necesario evitar que los problemas de salud bucal sean una barrera para que la población acceda al trabajo, y sea un factor de riesgo de permanecer o caer en la pobreza. Meta de Impacto 9 (Accidentes del Transito) Disminuir la tasas de mortalidad por accidentes de tránsito por causas seleccionadas (imprudencia y alcohol). Los traumatismos por accidentes de tránsito constituyen, en todo el mundo, un grave problema de salud y un obstáculo para el desarrollo. Si bien algunos países de alto nivel de ingresos muestran resultados alentadores en cuanto a la estabilización o descenso de las tasas de accidentes, en la mayoría de los casos, el incremento de la misma es la norma, con su ominosa secuela de pérdida de vidas, discapacidad, sufrimiento y costos para las familias y los países. “A menos que se tomen medidas inmediatas, …… la víctimas mortales en las vías de circulación se incrementarán hasta convertirse en la quinta causa de mortalidad para el año 2030, lo que tendrá como resultado unos 2,4 millones de víctimas mortales por año”. El informe también destaca el que además de los sufrimientos, los accidentes de tránsito son fuentes de empobrecimiento “ …ya que los supervivientes de los accidentes y sus familias deben hacer frente a las consecuencias a largo plazo de la tragedia, incluidos los costos de la atención médica y la rehabilitación y, con mucha frecuencia, los gastos de las exequias y la pérdida del sostén de la familia”. Los estudios en el ámbito internacional muestran que también en este ámbito se presentan inequidades en la distribución de los daños y la carga. Los accidentes del tránsito golpean en mayor medida a los sectores más pobres y vulnerables de la sociedad. Más del 90% de las defunciones por esta causa, se producen en los países de ingresos bajos y medianos. Ello también se observa al interior de países de mayor nivel de desarrollo, en los que niños de familias de menores niveles de ingreso, se encuentran en mayor riesgo que los de familias más prósperas. Los sistemas de salud experimentan una presión importante en la atención de las víctimas y la pérdida en la potencialidad laboral requiere aún de estimaciones más precisas. En Chile, las tasas de accidentes, muertes y lesiones que se encontraban en rápido ascenso de los años 80 y 90, en los últimos 4 años, parecen estar más estabilizados, aún cuando hay consenso acerca de las importantes debilidades que aún muestran los registros y la recopilación de la información. La mortalidad “inmediata “ ( dentro de las primeras 24 horas) muestra en las últimas décadas un decrecimiento sostenido,pasando de 11,9 el año 1993, a un 4,8 por 10000 vehiculos en año 2009. En números absolutos, la tendencia es una estabilización luego de una aguda alza en los noventa y otra menor en el inicio de la década pasada. Así mismo, en el registro inmediato que realiza Carabineros de Chile, por cada persona fallecida, se encuentran 4,5 lesionados graves y 24 lesionados de cualquier severidad (CONASET). A partir de los certificados de defunción, el DEIS MINSAL entrega las cifras oficiales de mortalidad, sin límite de tiempo, esto es, incluye tanto la mortalidad “inmediata” como la que ocurre después de ese período. Con la consideración antes señalada, las muertes por accidentes de tránsito en los últimos años, muestran una estabilidad desde el 2002 al 2007, con tasas de 13,3 a 12,8 por 100.000 hbs. Este mismo fenómeno de estabilización se observa en las tasas ajustadas de los últimos 18 años. Los traumatismos secundarios a accidentes de tránsito constituyen la sexta causa específica de carga de enfermedad en ambos sexos y la cuarta causa entre los hombres, responsable en éstos últimos, del 4,6 % de los años de vida perdidos por año. El costo asociado asciende a más de 700 millones de dólares para el año 2009 (US $ 489 millones costo social; US $ 220 millones costo privado). Comparativamente, el número de personas que fallecen víctimas de accidentes de tránsito más que triplican el número de víctimas de homicidios y violencias cada año. En efecto, en el año 2008, 756 personas murieron por homicidios, en comparación con 2304 fallecidos en accidentes de tránsito. Esto justifica plenamente incluir este problema entre los componentes críticos de la seguridad ciudadana e incrementar su percepción de riesgo en la opinión pública, motor en otros países de fuertes y efectivas medidas políticas de prevención. Muertes y lesiones son indicadores finales de un complejo conjunto de factores que transforman un evento prevenible en un siniestro. Entre ellos se reconoce los derivados de la conducta de las personas, conductores, pasajeros y peatones, de las condiciones de los vehículos que ocupan las vías de circulación, su diseño, y estado de estas últimas. Pero también son factores intervinientes y componentes del estado de situación, la existencia y grado de cumplimiento de leyes y regulaciones; los niveles de respaldo e influencia efectiva que muestran las políticas y planes de seguridad vial y la competencia y fortaleza de los organismos responsables de llevar adelante esas políticas. Meta de Impacto 10 (Violencia Intrafamiliar) Disminuir la tasa de femicidios en mayores de 15 años. Se utiliza el término de Violencia Intrafamiliar - VIF, el que incluye la Violencia Doméstica y la Basada en el Género (o violencia machista), entendida como todo abuso físico, sexual o emocional que ocurre en un hogar o por un miembro de una familia a otro. En Chile, la ley que la sanciona es la Ley Nº20.066, de 2005, como “la violencia interpersonal cuando que existe una relación que involucra algún grado de dependencia afectiva, económica y social entre la persona que agrede y la que es agredida, aun que la agresión no ocurra en un domicilio común”. A nivel global, los principales agresores de las mujeres son hombres y los principales agresores de los hombres son hombres. Lo más frecuente es que un hombre agreda o abuse de una mujer y en estos casos, se considera como violencia basada en género (Velzeboer-OPS, 2003 (pág. 4). La Organización Mundial de la Salud la ha definido como una “epidemia”. Cuando la violencia afecta a una mujer, existe una alta probabilidad de que los niños y niñas de la familia también la sufran (Organización Panamericana de la Salud, 2003, p.14). No solo por ser testigos de esa violencia, sino también porque esa madre no está en condiciones de protegerlos de los abusos de otras personas cercanas e, incluso, porque ella misma puede maltratarlos. En el 69% de las familias en que hay un niño/a que ha sufrido violencia física, existe violencia también contra una mujer (Ministerio del Interior, 2007, p.13). La violencia intrafamiliar que sufren las mujeres en sus relaciones cercanas es un indicador de la violencia que existe en el ámbito doméstico y cuando una mujer supera su condición de víctima favorece la disminución de la violencia contra los niños y adultos mayores de su familia. Los factores que favorecen la VIF son múltiples, aunque existe consenso de que el más importante es una cultura de subordinación de las mujeres, tradicionalmente restringidas al ámbito doméstico. Este tipo de violencia ha existido siempre, aunque es posible que los cambios sociales generados por la incorporación de la mujer al mercado del trabajo y la tensión que esto crea en la estructura familiar, por la mayor autonomía de las mujeres asociada a tener ingresos propios y redes sociales más amplias, a lo que se suma la ausencia de una redistribución del trabajo doméstico. Este proceso se está dando sin la correspondiente adecuación de las relaciones de poder y los estereotipos de masculinidad. Adicionalmente existen factores que actúan como desencadenantes de las agresiones en personas culturalmente condicionadas, como son el abuso de alcohol y problemas y patologías de salud mental presentes en una proporción de los hombres. La VIF contra las mujeres es un problema que afecta a todos los miembros de la familia. El 35,7% de las mujeres en Chile ha sido víctima de violencia en su vida (Ministerio del Interior, 2007, p.8). De éstas, un 24,6% ha sido víctima de violencia física menos grave, un 15,6% de violencia sexual y un 15,0% ha sido víctima de violencia física grave. El 51,4% de las mujeres usuarias del programa depresión en APS (Ministerio de Salud et. al, 2002, s.n.), con pareja en el momento de su ingreso, refería haber vivido violencia durante los dos últimos meses. La VIF es una causa significativa de enfermedades y muertes de mujeres (Organización Mundial de la Salud, 2004, p.6). Se estima que las mujeres que la sufren utilizan 8 veces más los servicios de urgencia, 10 veces más atenciones por especialistas, exámenes y hospitalizaciones; tienen el doble probabilidad de presentar una ITS, más embarazos no deseados, 3 veces más complicaciones parto y post parto y tasas más altas de depresión y suicidio. Además, pierden más días de trabajo y ganan un 39% menos. De las mujeres adultas atendidas en un servicio de urgencia en las que se detectó violencia, el 69,5% presentaba lesiones leves (OPS, MINSAL, SERNAM, 2006, p.17); el 24,5%, lesiones de mediana gravedad, y el 15,8%, lesiones graves. En el 2,6% existía riesgo vital. De las mujeres con lesiones graves, el 17,9% estaba en riesgo vital. Sus hijos e hijas los que tienen tasa más altas de bajo peso al nacer y presentan más problemas de salud y en la escuela. En países industrializados, los AVISA perdidos como resultado de la VIF superan a los AVISA por todos los tipos de cáncer y es dos veces mayor que la originada por accidentes de tránsito (Banco Interamericano de Desarrollo, 199, p.51 -80; Fajnzylber et. al. 2000, 219-278). En Chile, las agresiones están entre las cinco primeras causas de AVISA en mujeres y junto a los trastornos de ansiedad, reemplazan a la dependencia de alcohol y la cirrosis hepática que aparecen en los hombres. La principal causa específica de AVISA por lesiones en mujeres son las agresiones (en hombres, los accidentes de tránsito). Las agresiones que sufren las mujeres son muy mayoritariamente por violencia doméstica, intrafamiliar o basada en el género (MINSAL 2007, p.8). Alrededor del 90% de estas denuncias son efectuadas por mujeres, lo que confirma la direccionalidad de género en la violencia intrafamiliar. El año 2009 fallecieron 52 mujeres asesinadas por su pareja o ex pareja, muchas menos que las 17 que fallecieron de muerte materna ese año. El 91,8% de las personas imputadas por homicidio son hombres (Ministerio de Justicia 2008, p.183). El 2010, la ley penal que reconoce que cuando se da muerte a una mujer en el marco de una relación de pareja, se está frente a un femicidio, el que tiene un tratamiento distinto, dado que no es un delito común, sino un crimen de poder que busca limitar la autonomía, y mantener el control sobre el cuerpo, la libertad y la sexualidad de las mujeres. En el 27% de los casos de femicidio, ha existido denuncia previa por violencia intrafamiliar (SERNAM 2010, p. 23). A partir de la puesta en vigencia de la Ley de VIF han aumentado crecientemente las denuncias. El 23% de las mujeres es asesinada por su cónyuge, el 28% por su conviviente, el 24% por su ex pareja y el 14% por su pololo. Según la “Encuesta Nacional de Victimización por Delitos Sexuales y Violencia” del Ministerio del Interior, el 35,7% de las mujeres que había tenido o estaba en una relación de convivencia había vivido o estaba viviendo violencia por parte de su pareja (Ministerio del Interior – DESUC, 2008, p.8). En el mundo, la tasa de homicidios en niños menores de 5 años de países de ingreso alto es de 2,2 por 100.000 para los hombres y 1,8 por 100.000 para las niñas. En los países de ingreso mediano o bajo las tasas son dos y hasta tres veces más altas (OPS, 2003, p.10). En Chile, el 51,37% de los niños y niñas ha sido víctima de violencia física leve, un 32,75% ha sido víctima de violencia física grave y el 21% violencia psicológica. Las víctimas femeninas de abuso sexual infantil tienen, en más del 90%, agresores hombres y en el caso de víctimas masculinas, entre el 63% y 86% son también hombres. Las niñas que son víctima de abuso sexual en su infancia tienen tasas más altas de embarazos durante la adolescencia. Las mujeres utilizan el castigo físico contra niños y niñas más que los hombres, pero los hombres son causantes más frecuentes de traumatismos craneoencefálicos, fracturas y otras lesiones mortales. En Chile, el 19,8% de los adultos mayores ha sido víctima de violencia durante el último año, pero existe escasa información acerca del tipo y severidad de esta violencia. La ley Nº20.427, de 2010, que modifica la ley VIF, donde se tipifica el maltrato a adultos y adultas mayores contribuirá a su mayor visibilidad. Existe información internacional de que algunas mujeres que son más vulnerables a sufrir VIF, por el menor control social que existe en sus comunidades y/o por el menor acceso que tienen a los servicios de ayuda, como las mujeres inmigrantes, a quienes, desde el 2008, mediante el ordinario Nº3229, se ofrece “atención de salud a población inmigrante en riesgo social y permanencia no regular”. Otras poblaciones de mujeres especialmente vulnerables son las que viven en situación de emergencia por una catástrofe, las que tienen conflicto con la justicia y las que viven con VIH. La violencia doméstica o intrafamiliar es también un problema de seguridad ciudadana: corresponde al 20% de los delitos de mayor connotación social registrados por Carabineros de Chile, que en más del 90% de los casos tiene una víctima mujer adulta. El programa de pesquisa de VIF en 8 Servicios de Urgencia hospitalaria en la RM detectó, el año 2009, que el 14% de las mujeres a las que se aplicó un cuestionario validado refirió estar sufriendo violencia y recibió consejería. Los motivos de consulta más frecuentes fueron golpes en la cabeza, trauma ocular, dolor abdominal, mareos, heridas cortantes, violencia sexual y politraumatismo. El 27% de estas mujeres accedió a tratamiento de especialidad, principalmente por problemas ginecológicos y traumatismos (luxación, esguince, fractura y TEC). En la atención primaria de personas adultas mayores se realizan, desde el año 2009, como parte de Examen de Salud (ESFAM) algunas preguntas para detectar violencia. Hasta junio de ese año, 1.498 personas adultas mayores refirieron estar sufriéndola, el 75% eran mujeres. (DEIS) La aplicación de la pauta de “Evaluación Psicosocial Abreviada” a beneficiarias que ingresan al Programa de Protección Integral a la Infancia “Chile Crece Contigo” ha permitido identificar, hasta febrero del 2009, a 2.487 gestantes que reportaban haber sufrido o estar sufriendo VIF, a las que se ofreció orientación y apoyo. El registro realizado, a nivel nacional durante el año 2008, de las atenciones médicas de urgencia asociadas a VIF reportó que fueron otorgadas 19,308 atenciones de este tipo a personas de todas las edades y que el 74,4% eran mujeres. (DEIS) Estrategias Utilizadas y Actores Relevantes Enfermedad Cardiovascular El GES ha sido la principal estrategia que ha contribuido a mejorar la sobrevida de los pacientes que han sufrido un evento cardiovascular, a través de un aumento significativo de los métodos de revascularización, particularmente trombolisis, la hospitalización y la prevención secundaria de todo paciente con IAM. En el paciente con ACV agudo, el diagnóstico precoz por imágenes permite establecer el tipo de evento cerebrovascular, la embolización del aneurisma en las hemorragias aneurismáticas y la hospitalización y prevención secundaria de todo ACV isquémico. Para lo anterior ha resultado relevante la contribución en el acceso a diagnóstico y tratamiento oportuno que ha tenido la red de urgencia específicamente los Servicio de Atención Primaria de Urgencia. El GES también, garantiza el tratamiento de por vida de toda persona hipertensa y diabética, que haya sufrido o no un evento cardiovascular previo. En el sistema público de salud, estas garantías se otorgan a través del Programa de Salud Cardiovascular, que adicionalmente otorga cobertura a las personas dislipidémicas y fumadores de 50 y más años (MINSAL, 2009). El principal actor del Programa de saud cardiovascular es el nivel primario de atención administrado casi en un 100% por los municipios del país. La implementación del GES en el sistema de salud público y privado ha sido posible con el apoyo de las Sociedades Científicas (Cardiología, Neurología e Hipertensión), quienes han participado activamente en el desarrollo de las Guías de Práctica Clínica en su difusión y capacitación de médicos y otros profesionales de colaboración médica a quienes les corresponde aplicar las recomendaciones. Destacan los aportes del Grupo de Estudio Multicéntrico del Infarto (GEMI) de la Sociedad Chilena de Cardiología, que han desarrollado un Registro Nacional de IAM en una red de hospitales públicos y privado y una línea de investigación sobre la efectividad del tratamiento en esta patología en Chile. El diagnóstico electrocardiográfico del IAM a través telemedicina como también, un mayor acceso a scanner para el diagnóstico del ACV agudo, han contribuido a mejorar la oportunidad del diagnóstico de estas patologías. Asimismo, el desarrollo de la atención pre-hospitalaria con sistemas de llamado de emergencia, ambulancias y recursos humanos entrenados para la atención de pacientes con eventos cardiovasculares, principalmente coronarios, tanto en el sistema público como privado. El Programa de Investigación de Factores de Riesgo Cardiovascular (PIFRECV) de la Universidad de Talca, ha contribuido a la generación de información epidemiológica sobre mortalidad cardiovascular (Icaza G et al.) y más recientemente la generación de Tablas Chilenas de Riesgo Coronario, instrumento que se utiliza en la atención primaria del sistema público de salud para la clasificación del riesgo CV para una atención diferenciada según nivel de riesgo (Icaza G, et al, 2009). No es posible desconocer el rol de las determinantes sociales en salud en lo que respecta al riesgo cardiovascular de la población. Al respecto existe evidencia suficiente a nivel internacional. Diabetes A principios de la década del 2000 el sistema público de salud reorienta los subprogramas de diabetes e hipertensión al denominado Programa Salud Cardiovascular (PSCV), (MINSAL, 2002), para el tratamiento y seguimiento de los pacientes diabéticos, hipertensos y dislipidémicos, en quienes la intensidad del tratamiento se basa en el nivel de riesgo cardiovascular absoluto de cada persona (MINSAL, 2009). A diciembre 2009, 38,4% de los personas diabéticas bajo control en el PSCV tenía niveles de hemoglobina glicosilada (HbA1c) <7%; la proporción de personas compensadas baja a 19,8% al considerar la meta conjunta de HbA1c <7% y de la presión arterial <130/80 mmHg. Nuevamente aquí debe reconocerse el rol de la APS tanto en los resultados obtenidos como en los desafíos pendientes. Desde 1998 se promueve el uso de un instrumento para evaluar la calidad de atención del paciente diabético, inicialmente denominado DIABCARE (en papel), luego QUALIDIAB (CD), hoy QUALIDIAB-Chile (http://qualidiabchile.minsal.cl en-línea). La cobertura de su aplicación aún es muy baja lo que no ha permitido utilizarlo para hacer monitoreo y evaluar los resultados de las intervenciones en estos pacientes. Desde el 2005 se garantiza el diagnóstico y tratamiento de por vida de todo paciente diabético beneficiario del sistema público de salud y de las ISAPRES, a través, de la incorporación de esta patología al Plan AUGE (MINSAL, 2005). También, está garantizado en el Plan AUGE el Examen de Medicina Preventiva del Adulto (EMPA), que incluye la detección de diabetes, hipertensión, dislipidemia y obesidad, entre otras condiciones de riesgo. Las coberturas del EMPA a nivel primario deben ser mejoradas para lograr coberturas satisfactorias de acuerdo a las prevalencias de diabetes identificadas a nivel nacional y regional a través de la última Encuesta nacional de salud. Para ello es relevante nuevamente lograr avances en la instalación de la responsabilidad por la propia salud en las personas (autocuidado, ciudadanía en salud). La implementación del GES en el sistema de salud público y privado ha sido posible con el apoyo de la Sociedad Chilena de Endocrinología y Diabetes, cuyos representantes han participado activamente en el desarrollo de las Guías de Práctica Clínica desde el inicio del Plan AUGE y también, en la difusión y capacitación de médicos y profesionales de la salud no médicos a quienes les corresponde aplicar las recomendaciones. Las ONG han contribuido en el ámbito de la educación: la Fundación de Diabetes Juvenil (FDJ) con estrategias innovadoras dirigidas a las personas con diabetes tipo 1 y diabetes tipo 2 insulinorequirentes; y la Asociación de Diabéticos de Chile, en la formación de monitores para la educación del paciente diabético. El Centro Colaborador OPS/OMS para la Atención Primaria de Salud, Escuela de Enfermería, PUC, se destaca por una línea de investigación para el desarrollo de modelos de atención remota en salud (Piette J. et al, 2006). La Organización Panamericana de la Salud (OPS) en coordinación con la Fundación Mundial de la Diabetes (World Diabetes Foundation), ha desempeñado un rol importante en fortalecer las capacidades tanto de los profesionales de la salud como de los pacientes a través del auspicio para el desarrollo de programas educativos en-línea (Escobar MC, 2010). Gran parte de estas iniciativas han sido patrocinadas y apoyadas por la industria farmacéutica a nivel nacional e internacional. Enfermedad Renal Crónica La principal estrategia utilizada para prevenir la ERC ha sido promover el buen control de las personas de alto riesgo, principalmente diabéticas e hipertensas, condiciones GES desde el año 2005 (MINSAL 2008), (MINSAL 2009). Recientemente y con el propósito de dar mayor prioridad a la ERC, se incluyó la prevención de esta enfermedad en el Plan AUGE (MINSAL, 2009), que garantiza tanto el diagnóstico como el tratamiento de la ERC. Se han desarrollado múltiples estrategias para apoyar la implementación de estas nuevas orientaciones (ej. instrumento de detección, registro de la prevalencia de ERC en los pacientes bajo control, etc.). Cabe señalar que el EMP no incluye la evaluación de la función renal como screening. La prioridad en el manejo de los pacientes con ERC hasta hoy ha estado centrada en el manejo de la etapa final avanzada e irreversible de la enfermedad como lo demuestra la incorporación de la IRC terminal en el GES (MINSAL 2005), y más recientemente, la ampliación de la garantía para la diálisis peritoneal (MINSAL 2009), con un manejo preventivo insuficiente en etapas iniciales. La incorporación de la Prevención de la Enfermedad Renal Crónica en el Plan AUGE el 2009 fue un paso en la dirección correcta pero requiere de estrategias para asegurar su implementación (MINSAL 2008). El apoyo y la participación de las Sociedades Chilenas de Nefrología, Endocrinología y Diabetes y de Hipertensión en la elaboración de las Guías de Práctica Clínica GES y la capacitación de los equipos de salud han contribuido a la implementación de las nuevas directrices técnicas. Se destaca el trabajo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción y el Instituto de Nefrología de esa misma ciudad con la aplicación de un Programa piloto de Nefroprevención en atención primaria. Cáncer En el área de la prevención se han desarrollado las siguientes estrategias: Campañas comunicacionales masivas durante la semana de lucha contra el cáncer, que promuevan el cese del hábito tabáquico, el consumo moderado de alcohol, la sexualidad segura, la foto protección, la revaloración los ambientes laborales y del hogar saludables; campañas regionales para aumentar cobertura del PAP. Junto a esto, se elabora y publica material educativo específico para la población, que los equipos de atención primaria utilizan para consejería y acompañamiento. En el ámbito normativo, la Ley del tabaco, el reglamento de camas solares y la protección de los trabajadores al aire libre, son medidas conducentes a regular estándares para asegurar entornos más saludables y reducir riesgos de desarrollar cáncer. La incorporación de la vacunación contra la hepatitis B dirigida actualmente a menores y grupos de riesgos (hasta ahora profesionales de salud), pretende impactar en la incidencia del cáncer hepático. Capacitación de líderes sociales y de ONGs sobre deberes y derechos ciudadanos y en prevención del cáncer, fue una valorada estrategia realizada dentro de la 2ª Semana de Lucha contra el cáncer, en conjunto con instituciones como FONASA, Superintendencia de Salud, además de “Salud Responde”. La ejecución de la Semana de Lucha contra el Cáncer, es la instancia en que a nivel nacional se refuerzan las actividades de comunicación al público respecto del tema cáncer. Esta instancia favorece la interacción de actores del sector y del extrasector, incluyendo a la comunidad. La evaluación es positiva en términos de relevar el tema en la ciudadanía, por lo que requiere un apoyo permanente de las autoridades para mejorar y posicionar el tema en los medios de comunicación masivos. En lo que dice relación con la Detección y confirmación diagnóstica, las estrategias han estado orientadas al tamizaje con PAP cada tres años a mujeres entre 25 a 64 años y confirmación diagnóstica de los casos detectados. Actualmente, tanto el tamizaje como la confirmación, tratamiento y seguimiento, son parte de las garantías AUGE. La inclusión de una mamografía, como estrategia de pesquisa cada tres años para mujeres presuntamente sanas de 50 a 54 años además, del aumento progresivo de la disponibilidad de mamografía en APS para los casos con sospecha de patología maligna. La evaluación de estas estrategias muestra un aumento en los casos detectados en estadios In Situ, I y II de un 42,9 a un 69,4% entre 1999 y 2009. Sin embargo, es necesario ampliar el grupo de tamizaje de 50 a 69 años, y repetir el examen cada dos años para lograr impacto en la mortalidad a largo plazo. Tanto el PAP como la mamografía están incluidos en el Examen de Medicina Preventiva (EMPA). El aumento de la disponibilidad de ecografía abdominal en APS y ASS1 para ambos sexos de 35 a 49 años con sospecha de colelitiasis, es una estrategia costo-efectiva, que es deseable su ampliación al quinquenio precedente (30-34), y mejorar el acceso a cirugía (colecistectomía), particularmente en regiones de alta prevalencia, como Maule. La disponibilidad de EDA, Test de Ureasa y biopsia en pacientes de 40 años y más con sospecha de cáncer gástrico CaG, el tratamiento de los casos positivos (Helicobacter pylori) y la confirmación de CaG, ha permitido mejorar la resolutividad en APS y priorizar su derivación a especialista. Se incorporó a GES en el 2006. 1 ASS= atención secundaria de salud. En las áreas de tratamiento y seguimiento, las estrategias han estado dirigidas a efectuar los mejores tratamientos primarios, adyuvantes y el seguimiento para cánceres con intención curativa, y en algunos en que la evidencia demuestra mejoría en la extensión de la sobrevida. Se han desarrollado Guías de Prácticas Clínicas avaladas por la medicina basada en videncia (MBE), para disminuir la variabilidad en la etapificación y ejecución de tratamientos y seguimientos de los cánceres en régimen AUGE. También, se han elaborado protocolos clínicos, incorporando su financiamiento (vía PPV-PPC) para tratamientos de algunos cánceres con intención curativa no AUGE. Se ha dispuesto de arsenal terapéutico esencial en la red asistencial para cánceres en AUGE (asegurados por Ley) y No AUGE. Se han creado alianzas estratégicas de cooperación técnica con universidades y organizaciones internacionales para asegurar la formación básica y de post grado de recursos humanos para el Programa Nacional de Cáncer. Se han estudiado las brechas de RRHH versus la cartera de servicios disponibles para la atención de cada tipo de cáncer, según estándares de calidad ha fundado la formación de RRHH sostenida en el tiempo. La Ley AUGE-GES, ha sido una importante estrategia de apoyo en el control del cáncer en Chile, las garantías explícitas han favoreciendo la mejoría del proceso de atención y la seguridad de los pacientes con cáncer, en las etapas de pesquisa y de tratamiento. Enfermedades Respiratorias Crónicas Una de las estrategias más extendidas fue la creación de los Programa ERA en Atención primaria cuya finalidad fue mejorar la calidad de la atención de esta patología. Se creó el Programa Oxigeno ambulatorio, el que ha ido creciendo en cupos en forma sostenida y se inició el Programa de Asistencia Ventilatoria no Invasiva. El GES, ha sido también una estrategia con la inclusión de garantía de acceso, y oportunidad a las patologías respiratorias Crónicas. Se fortalecieron de Salas IRA en todos los consultorios de atención primaria. Lo anterior generó que el Programa se incluyera en el per cápita año 2005. Otra estrategia fue la de fortalecer la capacidad de evaluación de Función Pulmonar y Rehabilitación Pulmonar en Atención Primaria lo que se realizó a través de la dotación de Recursos Físicos y de capacitación Nacional a los operadores de los equipos. Las sociedades universidades, las sociedades científicas y las asociaciones de pacientes respiratorios crónicos han sido actores relevantes en la aplicación de las estrategias mencionadas. Entre las estrategias de mayor impacto para abordar las enfermedades respiratorias agudas y crónicas, son las estrategias comunitarias y de educación para la salud medio ambiental y familiar. Los Municipios y Gobiernos locales, son un recurso relevante al momento de abordar las condicionantes mediomabientales, relacionadas con la contaminación y estilos de vida de las comunidades, así como las condiciones de las viviendas y barrios, las que determinar claramente, riesgos o factores protectores para las enfermedades respiratorias. Una de las lecciones aprehendidas en Chile, para abordar las muertes por infecciones respiratorias agudas, fue la educación para la salud y el mejoramiento de las condiciones de las viviendas y entorno medioambiental. La mortalidad infantil por causas respiratorias, tuvo impacto con un abordaje sanitario desde el punto de vista curativo y también medio ambiental, en particular la educación para evitar la contaminación intradomiciliaria y condiciones de las viviendas, como el hacinamiento y exposición a los cambios de temperaturas debidas a las malas condiciones de las viviendas. Otra estrategias central en el abordaje de los problemas respiratorias crónicas, es la educación y autocontrol de las enfermedades respiratorias, a partir de la educación para la salud y medidas preventivas, que conlleven a los individuos a una vida de convivencia con su propia enfermedad y no llevar a la discapacidad por desconocimiento. Salud Mental Las estrategias en el ámbito de la salud mental fueron en diversas áreas: Aumento de la cobertura de detección y tratamiento, Desde el punto de vista administrativo, se incorporaron varias patologías del área de la salud mental al GES (Depresión en personas de 15 años y más, Primer Episodio de Esquizofrenia, y Tratamiento de personas menores de 20 años con consumo perjudicial y dependencia leve a moderada de Alcohol y Drogas). Además se impulsó el Programa Integral de SM en APS (para todos los beneficiarios FONASA). Si bien se pudo objetivar un aumento de cobertura de tratamiento de condiciones asociadas a discapacidad severa, no hay mediciones de resultados específicos. Implementación del modelo comunitario de atención en salud mental y psiquiatría, modelo que ha sido paulatinamente implementado a través de APS en el centro de la red de atención y responsable de la continuidad de cuidados; centros de salud mental comunitaria para la especialidad ambulatoria; atención de salud mental y psiquiatría en hospitales generales; hogares y residencias protegidas; clubes sociales; talleres laborales protegidos; incorporación de nuevas prestaciones en listado de prestaciones FONASA (MAI), (ej. Programa de Rehabilitación tipo I y tipo II); cierre de las unidades de larga estadía en hospitales psiquiátricos. La población objetivo de estas instancias son todos los beneficiarios FONASA. Se pudo comprobar el desarrollo de la red de atención y un aumento de cobertura de tratamiento. Se ha trabajado en la capacitación del RRHH de modo de dotar al sistema de salud de las competencias necesarias: apoyo con becas parciales y coordinación con centros formadores para un importante número de cursos, entre otros: Diploma “Salud Mental Comunitaria” con MEDICHI; Diploma “Gestión del Cuidado de Enfermería en Salud Mental” con Escuela Enfermería de la U. de Chile; Diploma “Salud Mental de niños/as y de sus cuidadores”, con MEDICHI; Diploma “Gestión en Salud Mental”, Esc. Salud Pública U. de Chile; Curso Prevención del Suicidio; etc. La población objetivo y los resultados son similares al de la estrategia anterior. Se ha suscrito convenios con otras instituciones: A través de distintas modalidades de cooperación CONACE-MINSAL-FONASA (población general) y CONACE-MINSALFONASA-SENAME (población adolescentes infractores de ley), se logra impactar en beneficiarios FONASA y adolescentes entre 14 y 18 años condenados por ley penal adolescente, resultando en un aumento de cobertura de tratamiento. Durante la última década además se han elaborado diversas Normativas y Orientaciones Técnicas, Guías Clínicas, Reglamentos, con población objetivo de todos los beneficiarios FONASA (en algunos casos para la población general). Si bien existe la percepción de homogeneización y mejora de la calidad de atención, hay medición de resultados específicos. Diversos actores han participado y han influido en la aplicación de las estrategias mencionados. Entre ellos destacan ONG, fundaciones y corporaciones (Corporación Bresky; Centro de Rehabilitación y Reinserción Sociolaboral Cultiva; Fundación Rostros Nuevos; Fundación Paréntesis; Hogar de Cristo; ASPAUT; Corporación de Ayuda al Paciente Mental; Fundación Ortodoxa Nectario; Corporación Programa Caleta Sur; etc.), agrupaciones de usuarios y familiares de personas con discapacidad de causa psíquica y otros (Departamentos Municipales de Discapacidad; Consejos Comunales de Discapacidad de la SOFOFA), hogares y residencias protegidas. Entre las principales estrategias y actividades de estas instancias se encuentran: talleres laborales protegidos; capacitación y formación laboral; microempresas y empresas familiares; centros diurnos; clubes sociales de integración; difusión, sensibilización, información; defensoría y abogacía; y puestos de trabajo protegido. Finalmente, las comunidades terapéuticas, a través del tratamiento y rehabilitación ambulatorio intensivo y residencial de personas con dependencia a alcohol y drogas. Discapaciad En la red pública de salud el desarrollo de la rehabilitación y la incorporación de una mirada integral a los problemas de salud que presentan las personas con discapacidad de origen físico ha ido cobrando fuerza en los últimos 4 años pero, persisten brechas en recursos humanos y físicos que generan dificultades de acceso, son fuente de inequidades, comprometen la posibilidad de mejorar la calidad de vida de las personas y aumentan los costos sociales asociados. Se han trabajado dos objetivos centrales: Aumentar la capacidad de respuesta de la red pública a las necesidades de rehabilitación de sus usuarios e insertar el modelo de Rehabilitación Integral y posicionar a la rehabilitación biosicosocial, como una línea estratégica de desarrollo en salud. Las estrategias implementadas en los últimos diez años y su estado actual son las siguientes: Desarrollo de la Rehabilitación Integral a nivel de atención primaria y hospitales de menor complejidad, 85 Centros Comunitarios de Rehabilitación con la estrategia instalada, 97 Salas instaladas, 23 hospitales de menor complejidad han recibido RRHH para iniciar la estrategia, 13 equipos de rehabilitación basada en la comunidad, con un promedio de 8 comunas asignadas a cada uno. Modernización de los niveles secundarios 159 hospitales recibieron equipamiento básico. Se han potenciado Polos de Desarrollo como son el INRPAC, el Complejo Hospitalario San José de Maipo que se encuentra en proceso y el Hospital Peñablanca se iniciará, faltando dos más por definir. En lo que respecta al desarrollo de Recursos Humanos, hay 400 profesionales de atención primaria capacitados, las Universidades aumentaron o abrieron cupos para beca de Medicina Física y Rehabilitación y el año 2010 se pasa de 7 a 14 plazas de formación. Al considerar la situación de discapacidad, originada en un déficit o deficiencia de la persona, el resultado de la interacción con otras condicionantes, especialmente del ambiente social, los actores relevantes para una respuesta de rehabilitación integral son de múltiples áreas; El SENADIS, dependiente de MIDEPLAN, apoya la implementación de los centros en que se implementa la rehabilitación de base comunitaria, se requiere mantener el trabajo coordinado para asegurar la continuidad de los centros en que se invierte. Financia ayudas técnicas y prótesis para personas no cubiertas por GES u otras instituciones. Se requiere fortalecer el apoyo técnico en la indicación y control de calidad de ellos así como concordar los tiempos y recursos cuando se requiere un apoyo directo en la ejecución. El SENAMA que posee una red de centros de adulto mayor en que, entre otras actividades, se hace prevención de discapacidad y hogares de acogida de adultos mayores dependientes. Se requiere fortalecer el trabajo conjunto a nivel comunal a fin potenciar el uso de los recursos. Por otro lado el SENAME que en sus hogares acoge a menores en situación de discapacidad de distinto origen, entre ellos, motor. Se requiere mejorar la coordinación para definir la forma en que el Estado responde a las necesidades de salud de estos menores en la red pública. Los Gobiernos regionales y comunales, instancias que implementan las políticas públicas relacionadas a las personas en situación de discapacidad, identifican otros factores de vulnerabilidad y financian proyectos de prevención y tratamiento de personas en situación de discapacidad de distinto origen. Se requiere fortalecer el trabajo en red. Existen además Organizaciones privadas orientadas a prevenir y tratar a personas en situación de discapacidad y/o riesgo de adquirirla, tales como las mutuales de seguridad para la población laboralmente activa, Teletón, Alter Ego, CETRAN, etc. Se requiere crear instancias de conocimiento mutuo para desarrollar la complementariedad y enriquecer la práctica de la rehabilitación. Otro aporte importante lo han hecho los centros formadores de profesionales de rehabilitación. La discapacidad y la rehabilitación integral deben incorporarse desde la formación de pregrado en las distintas carreras de salud y se requiere diseñar un trabajo conjunto para ir cerrando las brechas en recursos profesionales del área. Los Colegios profesionales y sociedades científicas del área de rehabilitación han sido actores relevantes ya que han colaborado en el desarrollo del componente de rehabilitación en Guías Clínicas y en la difusión de las políticas públicas de rehabilitación. Salud Bucal Las estrategias del sector han sido del ámbito preventivo como es la Fluoración del Agua potable en 14 regiones, con cobertura cercana al 83% de la población urbana nacional. En zonas rurales se implementó el programa de alimentación escolar con leche fluorada (PAE/F), dirigido a escolares rurales de 1º a 8º básico. Actualmente en 11 regiones, 240 comunas, con un total aproximado de 3.520 escuelas y 210.000 niños. En el ámbito de la protección y limitación del daño, se ha focalizado en los períodos de erupción dentaria en dentición temporal y definitiva, y a las edades en que las personas son más vulnerables a la educación en salud. Con ello se ha priorizado la atención odontológica integral de niños de 2, 4, 6 y 12 años y embarazadas. Se ha incorporado además el Modelo de Intervención Preventivo Promocional: El Programa de Promoción y Prevención en Salud Bucal de niños y niñas preescolares ha reforzado la estrategia de Instalación de hábitos saludables de higiene y alimentación, tempranamente en la vida, contando, actualmente, con dos componentes, el componente en establecimientos de educación parvularia: cobertura de 30.000 párvulos de 66 comunas distribuidas en 14 regiones del país y el componente en Centros de Salud de Atención Primaria realizado por el equipo pediátrico en el Control del Niño. Muchos actores han participado en estas estrategias, entre ellos destaca, la JUNJI, INTEGRA, JUNAEB, MINEDUC, que facilitan el desarrollo de programas en establecimientos educacionales y apoyan la formación de hábitos de Salud Bucal. Las Empresas Sanitarias, responsables de la implementación, desarrollo y autocontrol del Programa de Fluoración del Agua Potable, para prevenir caries dentales. Los Municipios, JUNAEB y Prestadores de ISAPRES, participan en proteger y limitar el daño de la Salud Bucal en las edades de mayor riesgo biológico. Las Universidades y Sociedades Científicas que realizan capacitación del recurso humano para mejorar sus competencias, al que se agregan el Colegio de Cirujano Dentistas AG y empresas privadas del rubro de la higiene bucal, quienes desarrollan campañas de educación con contenidos de autocuidado en salud bucal. Accidentes del Tránsito Los mayores esfuerzos en el diseño, planificación e implementación de intervenciones preventivas se han dirigido a los vehículos, las calles, rutas y caminos y al conductor. Sin embargo, en Chile y en el mundo entero, alrededor del 50 % de las víctimas fatales son peatones, ciclistas motoristas y pasajeros del transporte público, considerados “usuarios vulnerables de las vías de tránsito”. Chile ha desarrollado y actualizado cuerpos legales que cubren buena parte de lo que se recomienda internacionalmente como una legislación integral básica, la que incluye límites de las velocidades permitidas, de la conducción bajo efectos del alcohol y el uso de dispositivos de protección para conductores y pasajeros ( cinturones de seguridad, cascos y dispositivos de retención de niños pequeños). Forma parte del problema, el sistema de otorgamiento y renovación de licencias de conducir que, a diferencia de otros países, no representa un mecanismo eficiente para seleccionar a los conductores de bajo potencial de riesgo de accidentes, identificar y preparar o reeducar a los de alto riesgo y gestionar las autorizaciones con un enfoque sistémico. Los avances en la calidad de rutas y caminos, señalización y también en seguridad, son evidentes en el país. Las innovaciones en tecnologías protectoras en los vehículos también. Las tasas de accidentabilidad muestran diferencias en las diversas rutas, según el grado de inversión en seguridad que han incorporado. Por el contrario, las intervenciones en relación al cambio de conducta de conductores y peatones, resultan parciales, débiles, inorgánicas y finalmente inefectivas. Hay aquí sin embargo, un amplio terreno en el cual avanzar La disuasión del tomar y conducir y el aumento del peso de la responsabilidad de quién ha recibido el privilegio de ser autorizado a conducir vehículos en el espacio que comparte con otros, son componentes posibles en el corto plazo. El comportamiento prudente de peatones y medidas para su seguridad, muestran en cambio, un margen menor de intervenciones disponibles. Entre las estrategias utilizadas por el Sector Salud en los últimos 10 años, todas ellas dirigidas a la población general, se encuentran las siguientes; el mejoramiento de la atención de urgencias y de los procedimientos y equipos de rescate de personas que sufren traumatismos, la abogacía por cambios legislativos que incluyan medidas que inciden en la siniestralidad y mortalidad en el tránsito, en particular en el campo de la conducción bajo el efecto del alcohol (reducción de los niveles de alcoholemia pemitida, incrementos de sanciones, inclusión de advertencias en etiquetas y envases de bebidas alcohólicas, restricciones de la publicidad y promoción de bebidas alcohólicas). El impulso a la generación de planes regionales y comunales de prevención de accidentes de tránsito asociados al consumo de alcohol, y la recopilación , sistematización y publicación de información estadística oficial sobre mortalidad por accidentes de tránsito. Hasta ahora, los actores involucrados en la prevención de la accidentabilidad en el tránsito, han sido congregados por la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (CONASET), organismo conformado por los Ministros de Transportes, que lo preside, Interior, Secretaría General de la Presidencia, Secretaría General de Gobierno, Justicia, Obras Públicas, Vivienda y Urbanismo, Salud, Educación y Carabineros de Chile. Su Secretaría Ejecutiva, depende administrativamente del Ministerio de Transporte. La composición de la Comisión, ya suficientemente fuerte, podría generar una presencia y autoridad considerablemente mayor a la que ha demostrado desde su creación en 1993. Además, el Parlamento se encuentra habitualmente activo con iniciativas legislativas que dicen relación con la seguridad vial. Los Municipios concentran una fracción determinante de los condicionantes de la seguridad vial. A través de sus Departamentos de Tránsito, otorgan y renuevan las licencias para conducir vehículos, determinan el sentido de circulación de los vehículos, señalizan adecuadamente las vías públicas y, en general, aplican las normas generales sobre tránsito y transporte públicos en cada comuna. Además, otorgan las patentes que permiten circular a cada vehículo motorizado, por cualquier ruta y camino público del país. Los Juzgados de Policía Local, adscritos administrativamente al Municipio, tienen carácter vecinal, ejercen su jurisdicción dentro del territorio comunal, tienen por función conocer, tramitar y resolver aquellas causas cuyo conocimiento por Ley son de su competencia, entre otras la Ley de Tránsito. En el ámbito de la sociedad civil, la industria automotriz, incluido el comercio asociado, las empresas constructoras y concesionarias de rutas y calles, las que proporcionan condiciones de seguridad a la circulación vial (eléctricas, de señalización, de rescate, etc.), las Mutuales de Seguridad, las empresas de seguros, Automóvil Club de Chile, y muchas otras, contribuyen a los niveles de seguridad vial del país. Violencia Intrafamiliar Las principales estrategias utilizadas por el sector para enfrentar el problema son en los ámbitos Regulatorios, de la Detección activa y Sistemática de victimas en la Atención de Salud y la Atención directa de las Víctimas. Dada la complejidad del problema, las acciones han sido, necesariamente, intersectoriales. La detección, protección y recuperación de los daños en las víctimas que realiza el sector salud son acciones importantes pero nunca suficientes para poder fin a la violencia. El Ministerio de Salud ha participado activamente en todas las instancias creadas a nivel estatal para disminuir la VIF, generadas y coordinadas por el SERNAM, ministerio que tiene estas responsabilidades en su mandato legal. Así mismo, ha convocado y ha respondido a la convocatoria de las organizaciones sociales y no gubernamentales (ONG) que han jugado un importante papel en hacer visible el problema, para realizar acciones en conjunto en el marco del Consejo Consultivo de Equidad de Género y Salud de las Mujeres del Ministerio de Salud y de la colaboración con el Observatorio Equidad de Género en Salud y el Observatorio de Género y Equidad de género en salud entre 2006 y 2010. A pesar de los avances, principalmente en el ámbito de los delitos sexuales, no existe aún una Política Nacional para enfrentarla, ni se utilizan protocolos y sistemas de registro comunes. La primera estrategia del sector fue en el área de la regulación, al dotar a sus prestadores de instrumentos normativos y orientadores para que consideraran la violencia como causa de daño y les ofrecieran orientación como parte de la atención habitual a las personas. Desde el año 2008 se elaboran, aprueban y difunden a la red asistencial numerosos documentos con este objetivo y se ha realizado capacitación en su utilización, aunque la cobertura de esta es limitada. No se cuenta con información acerca de la utilización efectiva de estos instrumentos ni de su impacto en la atención. Se han realizado esfuerzos en la detección activa y sistemática de casos al intentar instalar preguntas en diversas atenciones, acerca de posible VIF como causa de los problemas de salud en las mujeres ofreciendo una oportunidad segura de informar de la violencia que sufren, entregando información para que conozcan el riesgo que corren los niños y otros miembros de la familia y ayuda para iniciar el proceso de poner fin a la violencia o para acceder a protección. Su objetivo es acortar el tiempo que suele mediar entre el inicio de la violencia y el acceso a servicios. También han existido esfuerzos por instalar la detección sistemática de signos de maltrato en los niños. Se crearon los programas de pesquisa de VIF en 8 Servicios de Urgencia hospitalaria, lo que ha sido fuente de pesquisa importante de casos de VIF. En la atención primaria, a las personas adultas mayores, se les realiza desde el año 2009, como parte de Examen de Salud (ESFAM) algunas preguntas para detectar violencia. La aplicación de la pauta de “Evaluación Psicosocial Abreviada” a beneficiarias que ingresan al Programa de Protección Integral a la Infancia “Chile Crece Contigo” ha permitido identificar gestantes que reportaban haber sufrido o estar sufriendo VIF, a las que se ofreció orientación y apoyo. En el área de la atención integral a las Víctimas, se desarrollan programas con el objetivo de disminuir el impacto de la VIF en la salud de las mujeres, ofreciéndoles una atención de salud acorde a sus necesidades y derechos y entregándoles información y orientación para acceder a protección e iniciar acciones para superar su condición de víctimas. A partir del año 2004, el “Programa de Atención integral para mujeres que viven Violencia Intrafamiliar en establecimientos de APS” ofrece a las mujeres evaluación integral, consulta social y jurídica, intervención psicosocial grupal, derivación a redes de apoyo y, si corresponde, plan de protección. La Red Asistencial Pública atendió, en el año 2009, a 31.937 víctimas. Su financiamiento está considerado en el per cápita de APS. El año 2005 se comienza la instalación de Salas de Primera Acogida para víctimas de violencia sexual, y el año 2009 existe en 20 servicios de urgencia de hospitales, al menos una en cada región del país. El convenio Ministerio de Salud – SERNAM, (R.E. MINSAL Nº 405, 2007) permitió atender al 68% de las mujeres ingresadas en una casa de acogida un establecimiento de Salud: urgencia, ginecológica, de salud mental y medicina general (2007). Más que una estrategia del sector, la atención clínica de agresores (denunciados en base a la ley VIF) referidos por un juez o jueza como medida accesoria y que conlleva la suspensión del procedimiento, es el cumplimiento de una función asignada por la ley. El año 2008 fueron atendidos 5.730 agresores, en 303 comunas del país. Las estrategias implementadas convocan al intersector. Entre ellos destaca, el Ministerio de Defensa con la función de recepción de denuncias, auxilio a víctimas en flagrancia de delitos, entrega orientación e información, con Carabineros de Chile, que tiene importante y tradicional presencia en los servicios de urgencia, y con la Policía de Investigaciones de Chile. Esta última institución cuenta con 2 “Centros de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales” –CAVAS- uno en la RM y otro en la V región, que reciben denuncias y entregan asistencia a víctimas de delitos sexuales, realizan educación preventiva, peritajes y forman especialistas. El Servicio Nacional de la Mujer – SERNAM dispone de 90 Centros de Prevención y Atención de la VIF. Focaliza su intervención en la violencia intrafamiliar que sufren las mujeres, especialmente la que se produce en las relaciones de pareja. El año 2009, fueron atendidas por primera vez 20.992 mujeres y reingresaron 8.460. SERNAM cuenta también con 25 “Casas de acogida” para mujeres y sus hijos víctimas de violencia con riesgo vital derivadas por fiscales, a las que ingresan alrededor de 1.000 cada año. El Ministerio del Interior cuenta, en 11 regiones, con 18 Centros de Asistencia de Víctimas de Delitos Violentos – CADV (entre los cuales están los parricidios y los delitos sexuales) con la función es entregar apoyo a quienes hayan sido víctimas de este tipo de delitos y de coordinar la oferta del Estado para atenderlas. Entregan Orientación e Información y, eventualmente, derivación a los servicios de reparación disponibles de la Red de Asistencia a Víctimas - RAV, entre los cuales está la red asistencial pública. El Ministerio de Justicia, para cubrir las necesidades de niños niñas y adolescentes en riesgo o sufriendo maltrato, cuenta, en el Servicio Nacional de Menores (SENAME) con: el Programa Explotación Sexual Infantil (14 proyectos en 9 regiones y Oficinas de Protección de Derechos (OPD); los Centros Integrales Infanto Juvenil – CIJ, los Programas de Intervención Familiar – PIF; los Centros de Intervención Breve destinados a la Prevención Focalizada; los Programas Especializados de Administración Directa; las Residencias especializada; los programas complementarios con foco en la familias (Fortalecimiento Familiar, Familias de Acogida) y los Centros de Intervención Especializada – PIE. La Corporación de Asistencia Judicial cuenta con Centros y Unidades de Atención a Víctimas de Delitos Violentos con abogados, psicólogos y asistentes sociales que entregan orientación e información para resolución de problemas socio-jurídicos. El Ministerio Público cuenta con la Unidad de Atención a Víctimas y Testigos – URAVIT, que entrega Atención (psicológica, asistencia social, orientación legal, contacto con la red social y preparación para juicio oral); Protección (ordenada por un fiscal, por un juez, ingreso a una Casa de acogida de SERNAM para proteger a la víctima y a su familia y mecanismos de autoprotección) y Reparación (demanda civil) La Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual agrupa a 70 organizaciones sociales y no gubernamentales y realiza actividades de coordinación de las acciones de denuncia pública de la violencia contra las mujeres y de sensibilización a los distintos sectores de la sociedad; propone y exige políticas públicas y leyes para la prevención, atención, sanción y erradicación de toda forma de violencia contra las mujeres; impulsa estudios e investigaciones; monitorea la aplicación de programas de atención a las mujeres en los marcos de convenciones suscritas y ratificadas por el Estado de Chile, fomentando el control ciudadano. El Observatorio de Género y Equidad, ONG creada para el seguimiento, evaluación y reflexión colectiva. Integrado por instituciones y organizaciones de mujeres de la sociedad civil, aporta a la profundización de la democracia, al control ciudadano de los compromisos contraídos por el Estado, influye en las políticas destinadas a la igualdad entre hombres y mujeres. Los Centros de Prevención y Atención de la VIF de SERNAM también realizan difusión y abogacía de la problemática de la violencia contra las mujeres. Los medios de comunicación masiva han sido sensibles a los esfuerzos de la sociedad civil y de SERNAM y jugado un rol importante en despertar el interés de la opinión pública acerca del problema. De hecho, el único estudio sobre femicidio en Chile fue realizado en base a información de prensa. Sin embargo, el enfoque con que se informa es, no solo morboso, sino, muy a menudo, perpetuador de los estereotipos que legitiman la violencia machista e insinúan alguna responsabilidad de las víctimas. Estrategias Propuestas Las Enfermedades crónicas no trasmisibles como ya se ha manifestado, poseen muchas similitudes ya sea en el diagnostico del impacto de las estrategias aplicadas como en las propuestas de nuevas estrategias para responder a los desafíos de la próxima década. En este sentido se hace necesario reformar el sistema de la salud con el objeto de mejorar la calidad del cuidado de las personas con enfermedades crónicas, logrando coberturas adecuadas y control de acuerdo a estándares de calidad. La OMS propone un interesante Marco de Referencia para la Innovación en el Cuidado de las Enfermedades Crónicas (OMS, 2002), que corresponde a una adaptación internacional del Modelo desarrollado por Wagner y cols. (1996). Este marco señala que existen componentes del sistema de salud, especialmente de la atención primaria, que deben ser considerados para mejorar el cuidado de estas personas que incluye, un ambiente favorable (política general de salud), organización del sistema de salud y de la comunidad y, la atención del paciente. Algunos elementos del Modelo que se menciona han demostrado ser efectivos entre los que se encuentran; - atención centrada en el paciente en su contexto socioeconómico cultural, un rol más protagónico de las enfermeras dentro del equipo de salud, - la gestión del cuidado con actividades específicas para el seguimiento y monitoreo, - el uso del teléfono u otras formas de telecuidado para el seguimiento (Piette J, 2005) - Ia incorporación de modelos de apoyo entre pares (Heisler M, 2006), - La necesidad de empoderamiento del paciente y su grupo familiar para lograr el autocuidado requerido para el control de la enfermedad (Lorig KR, 2006), (Lorig KR, et al, 2002), (Lorig KR, et al, 2001), y - El uso de un sistema de información que facilite un cuidado más eficiente y efectivo de la población con enfermedades crónicas a cargo del establecimiento. En todas las patologías crónicas se debe tender a aplicar los elementos de este modelo, que si bien pueden haber sido estudiado en con mayor énfasis en algunas patologías crónica, son aplicables a todas ellas. Para todo lo anterior es relevante desarrollar efectivamente la estrategia de APS y lograr que el procentaje de financiamiento del nivel primario de atención dentro del sistema de salud alcance los estándares internacionales de un 40% del gasto total. Independiente de lo anterior existen estrategias que son propias y especificas de cada patología abordada en este Objetivo Estratégico, los que serán propuesta en el subtitulo correpondiente. Cardiovascular El tratamiento y pronóstico de un paciente con IAM o ACV es tiempo-dependiente. El principal objetivo es acceder lo más rápidamente posible al tratamiento de reperfusión del tejido isquémico, ya sea fibrinólisis o angioplastia primaria. El pronóstico está directamente relacionado con la precocidad de la instalación del tratamiento, aumentando la mortalidad, a medida que, aumenta el tiempo entre el inicio de los síntomas y la reperfusión. La administración de la trombolisis antes de las 3 horas desde el inicio de los síntomas de un IAM ha demostrado ser el plazo de mayor efectividad, con un efecto benéfico decreciente la mortalidad se reduce en 30% en pacientes tratados a 1 hora de inicio de síntomas, 25% a las 2-3 horas y 18% a las 4-6 horas. Se evitan 30 muertes por cada 1000 pacientes tratados antes de las 6 horas y 20 muertes por 1000 pacientes tratados entre 7-12 horas. En el caso del infarto cerebral la eficacia es también, tiempo dependiente con un OR de buen resultado de: 2,8 si se realiza los primeros 90 minutos, 1,6 entre 91 y 180 minutos, 1,4 entre 181 y 270 minutos y 1,2 entre 271 y 360 minutos (Hacke W. et al, 2004). El pronóstico y sobrevida posterior del paciente, no sólo depende de la severidad y tratamiento del cuadro clínico inicial sino también, de las estrategias de prevención secundaria. En este contexto, es imperativo el desarrollo (ej. ACV) o ampliación (ej. IAM) de registros específicos que permitan identificar nuevos casos de IAM o ACV y monitorear los procesos y sus resultados. Los sistemas de registro actuales son insuficientes para vigilar y garantizar la calidad de atención y asegurar el mejor pronóstico del paciente. Las campañas educativas dirigidas a la población general y particularmente a la población de alto riesgo CV, pueden contribuir a mejorar la capacidad de las personas en reconocer los síntomas de un posible evento isquémico coronario o cerebral y solicitar una consulta precoz. Un mejor acceso y disponibilidad de servicios de emergencia médica con personal entrenado en la pesquisa diagnóstica y el tratamiento de estos pacientes, también, contribuyen a reducir el tiempo de acceso a tratamiento. El sistema de salud debe propender a reducir los tiempos de traslado a las unidades de emergencia, mejorar la capacidad de estos centros para identificar, diagnosticar e iniciar terapias de reperfusión antes de 60 minutos de la primera consulta, medidas que salvan el tejido cardíaco y cerebral.Es por lo anterior que resulta de importancia el desarrollo de la red de urgencia primaria a través de la instación de SAPUs de rápido acceso para toda la población así como el desarrollo de la red de salud rural, instalándose en ambas instancias protocolos de atención con asistencia remota por especialistas. En situaciones especiales, en que el tiempo de transporte a un centro asistencial exceda los 60 minutos, se podría considerar la trombolisis pre-hospitalaria, que se ha demostrado factible de realizar con seguridad (The Cardiac Society of Australia and New Zealand, 2009). Un meta-análisis, evidenció reducción en la mortalidad sobre el 17% con 16 muertes evitadas por cada 1000 pacientes tratados con fibrinolisis prehospitalaria (Morrison LJ et al, 2000). Es por lo anterior que deben identificarse los vacíos de cobertura de la red prehospitalaria, avanzando a alcanzar estándares de tiempos de llegada del SAMU a todos los puntos habitados de las regiones, otorgando equidad en el acceso a la salud de los habitantes de los territorios rurales que resultan tan cruciales de ser habitados desde un punto de vista de ciudadanía y desarrollo. Así como, en décadas pasadas se desarrollaron unidades coronarias para la atención hospitalaria de los pacientes con IAM, se hace necesario desarrollar una atención especializada para los pacientes con ataque cerebral agudo. Las UTACs (Stroke units en inglés) es la intervención más costo efectiva para disminuir letalidad, discapacidad y costo en la atención de pacientes con ataque cerebrovascular agudo (Warlow CP et al, 2003), (Saposnik G, et al, 2008). La organización de servicios especializados para la atención de estos pacientes se ha extendido por países de Europa, Estados Unidos y el núcleo Australasia, mientras que, en nuestro país su desarrollo ha sido incipiente y se continua brindando una atención basada en un modelo obsoleto que ha probado ser ineficaz e ineficiente (Rev Méd Chile, 2005), (Lavados P, 2007). La prevención secundaria mediante prescripción de las medidas terapéuticas recomendadas en las Guías de Práctica Clínica (Frederick G, et al, 2009), (Sidney C, et al, 2006), para los pacientes que han tenido un IAM y la adherencia a estas indicaciones, han probado ser efectivas en reducir las tasas de mortalidad con una gradiente inversa entre la aplicación de un mayor número de terapias de prevención secundaria con una menor mortalidad (Chew DP et al, 2009). Entre estas medidas están la adherencia al tratamiento farmacológico (ej. aspirina, estatinas), y el apoyo para lograr cambios permanentes en el estilo de vida (ej. dejar el hábito de fumar, reducir la ingesta de sal, grasas saturadas, e incorporar la actividad física en la rutina diaria). Aún cuando, existe buena evidencia que los tratamientos de prevención secundaria mejoran el perfil de riesgo cardiovascular, la funcionalidad y la calidad de vida de los pacientes coronarios, como también la mortalidad general (RR 0,85) y la recurrencia de nuevos eventos coronarios (RR 0,83), (Clark A et al, 2005), es uno de los aspectos más deficitarios en el cuidado y seguimiento de los pacientes que han tenido un evento cardiovascular. Diabetes La evidencia científica ha demostrado categóricamente una relación directa entre el control no sólo de los niveles de glicemia, sino también, del control de la presión arterial y de los lípidos en la reducción de las complicaciones micro y macrovasculares de la diabetes (UKPD Study Group, 1998), (Hansson L, et al, for the HOT Study Group, 1998). No obstante la evidencia de la eficacia en el manejo y control de esta enfermedad, existe una brecha importante entre lo necesario y lo que efectivamente se logra en la práctica. Para ello es fundamental el refuerzo de las estrategias de intervención a nivel primario en cuanto a pesquisa y diagnóstico precoz y calidad del control. En ambas etapas de la intervención del proceso salud enfermedad y aun en la intervención preventiva primaria, resulta relevante el rol de la autorresponsabilidad de las personas lo cual se puede desarrollar a través de estrategias de construcción de ciudadanía, mediante la información y educación en salud con enfoque familiar y comunitario. Siendo la obesidad el principal factor de riesgo independiente para el desarrollo de la diabetes tipo 2 y frente al aumento del sobrepeso y obesidad en la población chilena, 39,3% y 25,2%, respectivamente (MINSAL, 2010), es válido señalar que tanto la diabetes como sus complicaciones continuarán aumentando de no mediar intervenciones dirigidas a reducir esta epidemia. Los cambios en el estilo de vida para lograr una baja de peso modesta pero significativa a través de una alimentación balanceada, junto a un incremento en el nivel de actividad física en las personas con obesidad e intolerancia a la glucosa (pre-diabéticos), ha demostrado ser eficaz en reducir la incidencia de diabetes en 58% (Tuomilehto J, et al, 2001); (Knowler WC, et al, 2002); (Pan XR, et al, 1997); (Kosaka K, et al, 2005), efecto que perdura en el tiempo si las personas intervenidas mantienen sus metas de peso corporal y de actividad física (Lindström J, et al, 2006). El desafío es avanzar hacia un sistema de atención que disponga de una oferta de cuidados proactivos, integrales, integrados y coordinados para prevenir la ocurrencia de diabetes, y si esta se manifiesta, mantener al paciente lo más saludable posible. Todo lo anterior es más efectivo en los logros, con la aplicación de modelos de atención innovadores, centrados en el paciente más que en la patología. Estos modelos, son aplicables a todas las enfermedades crónicas, y en ese contexto se propondrán para el conjunto de ellas. Contar con información de cada paciente en su control, es fundamental a la hora de determinar los cursos de acción, es por ellos que es necesario avanzar en la implantación y uso de QUALIDIAB como método de registro y seguimiento del bajo control de los pacientes diabéticos. Otro elemento necesario de incorporar en el control de la Diabetes, es todo lo relacionado con el tele cuidado y el apoyo de pares. Estas estrategias han sido ampliamente demostradas como costo efectivas, y tienen una aplicación especial en el caso de la diabetes. Enfermedad Renal Crónica El diagnóstico de ERC se basa en la presencia de daño renal o un deterioro de la función renal ((K/DOQI, 2002). De allí la importancia de realizar exámenes de tamizaje en la población de alto riesgo para detectar albuminuria y estimar la velocidad de filtración glomerular (VFG), respectivamente. En la actualidad se promueve el uso de fórmulas para la estimación de la VFG (MDRD o Cockcroft Gault) en base a los niveles de creatinina plasmática, (NKF, 2011). Para facilitar la detección de ERC se recomienda que los laboratorios clínicos informen la VFG toda vez que se solicita un examen de creatinina plasmática. La detección en una etapa inicial de la enfermedad permite hacer una intervención terapéutica oportuna para reducir la velocidad de progresión de la ERC y la probabilidad de hacer un evento cardiovascular, de hospitalización o de muerte (Go A. et al, 2004). Tanto en personas con diabetes y también en los no diabéticos con ERC (ej. hipertensos, glomerulopatías y otras), el adecuado control de las cifras de presión arterial, glicemia, colesterol LDL, y de la proteinuria, son los aspectos más importantes en la prevención de la progresión de la ERC (MINSAL, 2009). La microalbuminuria es un indicador precoz de nefropatía atribuible a la diabetes y se relaciona fuertemente con la aparición posterior de macroalbuminuria y la progresión hacia una insuficiencia renal crónica terminal. El objetivo terapéutico en estos pacientes es lograr detener la progresión de la ERC con el uso de fármacos que bloqueen el eje renina-angiotensina (Lewis EJ. et al, 2001), (Jafar TH et al, 2001), (Chiurchiu C et al, 2005). La consulta nefrológica oportuna en un paciente con ERC etapa 4, antes de iniciar una terapia de reemplazo mejora el pronóstico, reduce la mortalidad y los mayores costos asociados al tratamiento, en comparación con aquellos que son referidos tardíamente o de urgencia para iniciar esta terapia (Obrador GT et al, 1998), (Innes A et al, 1992), (Jungers P et al, 1993), (Cooper B et al, 2010). Una proporción mayoritaria de la población en “alto riesgo” de desarrollar una ERC, personas diabéticas, hipertensas o con patología urológica obstructiva, está identificada y en tratamiento por su patología de base. El desafío es realizar un tratamiento más integral incorporando la dimensión de la salud renal, para así contribuir a reducir el riesgo de morbimortalidad cardiovascular y evitar o retardar la progresión de la ERC hacia una etapa terminal e irreversible. Adicionalmente, se requiere fortalecer las acciones de detección de personas de alto riesgo para su tratamiento. Cáncer Respecto de la evidencia médica disponible, las mejores recomendaciones para el control de factores de riesgo de cáncer son: Educación y difusión de estrategias para prevención de factores de riesgo modificables, favorecer estilos de vida saludable, entre ellas particularmente el consumo de frutas y verduras, el ejercicio diario y no fumar, disminuyen el riesgo de cáncer colorrectal (CCR) y Ca. Cervicouterino(2B), Vacunar contra VPH 16 y 18 a mujeres que no hayan tenido contacto con los genotipos incorporados en la vacuna, como complemento de un Programa de tamizaje con citología (1A), La erradicación de helicobacter pylorii proporciona no solo un potencial mecanismo para impedir la progresión de lesiones preneoplásicas y eventualmente prevenir el cáncer (1A), estrategia costo efectiva para Chile que tiene demostrada alta prevalencia de portadores aunque exista reinfección (resultados de retratar HP v/s cirugía por cáncer gástrico). Por último, es necesario poner en marcha el programa de detección precoz de cáncer colorrectal en personas de 50 años a través del test de hemorragias ocultas que complemente las intervenciones de etapificación, cirugía y quimioterapia ya incorporadas en PPC desde el 2007. De igual modo; lograr mantener cobertura con PAP vigente iguales o mayores al 80% en mujeres de 25-64 años, reduce la morbo-mortalidad por cáncer cervicouterino (2A), el Tamizaje cada 2 años con mamografía o asociada o no a EFM en mujeres de 50-74 años (2B). Aún con evidencia intermedia, pero de amplia utilización en países con alta mortalidad y prevalencia de CCR (España), recomiendan que en personas de 50 años y más con: anemia crónica sin causa aparente, rectorragia o hematoquezia, cambio en el hábito intestinal, rectorragia sin síntomas anales, masa abdominal palpable, masa rectal palpable, obstrucción intestinal baja, se debe sospechar CCR (test hemorragias ocultas) y efectuar colonoscopia con biopsia (2B). Esta estrategia debería implementarse en regiones de alta prevalencia el 2011 en adelante en la cohorte de hombres y mujeres de 50 años. Todo lo anterior releva nuevamente el rol de la APS. La colecistectomía preventiva en grupo de 35-49 años puede reducir el riesgo de cáncer de vesícula, con evidencias nacionales de costo efectividad (3C). Enfermedad Respiratoria Crónica La detección precoz y categorización de severidad en Atención Primaria de patologías Crónicas Respiratorias, es una estrategia que puede determinar la historia natural de esta patología. Junto con ello se hace necesario implementar Planes de acción para mejorar la auto-gestión y la detección precoz de las exacerbaciones en pacientes con EPOC. (Trappenburg, J.C.,2009). En esta línea todo los relacionado con promover el Autocuidado determina una mayor adherencia al tratamiento de pacientes crónicos respiratorios, con el fin de disminuir complicaciones (ASMA y EPOC), Autocuidado párrafo Pacientes Con Enfermedad Pulmonar obstructiva Crónica (Effng T, EM Monninkhof, 2010). Otro ámbito de desarrollo es la calidad de la atención, Esto se visualiza en la necesidad de avanzar en la determinación de los factores que inciden en la mejoría y bienestar en la calidad de vida relacionada a salud (CVRS) en pacientes con ECR. Disnea y Calidad de Vida en la pulmonar obstructiva Crónica (C. Sanjuás Benito. 2002), y con ello determinar líneas de acción y pautas de educación. En esta misma área, la Rehabilitación Pulmonar en Paciente Crónico, (Lacasse Y, 2008), como estrategia permite reducir las manifestaciones clínicas y colabora en la reducción de las exacerbaciones de la enfermedad. Es por ellos que se propone introducir esta actividad como parte integrante de la terapia de estas patologías En el ámbito de la prevención secundaria y social y regulatorio, se propone contribuir a establecer al tabaquismo como un hábito socialmente inaceptable. La evidencia es clara en el efecto de la restricción de fumar en el hogar, la escuela y en los lugares públicos en adolescentes sobre el hábito de fumar: estudio de corte transversal. (Wakefield, Melanie A, 2000), los cambios en la exposición de los adultos no fumadores al humo de tabaco después de la aplicación de la legislación antitabaco en Escocia: estudio nacional de corte transversal. (BMJ 2007) es otra evidencia que apoya cualquier iniciativa en esta línea. Lo mismo demostró el informe especial sobre el efecto de las políticas de ambientes libres de humo en los niveles de exposición al humo en los niños (Kabir Zubair, 2010). Nuevamente en este ámbito juega un rol preponderante la APS y el enfoque comunitario de la salud. Salud Mental Se debe utilizar el concepto de discapacidad establecido en el artículo 5º de la Ley 20.422, coincidente con lo señalado en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y con la definición instituida por la OMS, a saber: “Persona con discapacidad es aquella que teniendo una o más deficiencias físicas, mentales, sea por causa psíquica o intelectual, o sensoriales, de carácter temporal o permanente, al interactuar con diversas barreras presentes en el entorno, ve impedida o restringida su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás” (2010). Es por ello que el abordaje de la discapacidad en salud mental o en cualquier otro ámbito debe ser fuertemente familiar y especialmente comunitario. En el caso de las deficiencias de causa psíquica, no basta con el diagnóstico de trastorno mental, es necesario evaluar hasta qué punto la interacción entre el trastorno y las barreras del entorno, generan desventajas para la persona (ONU 2006). Esto sólo se logra aplicando instrumentos estandarizados de evaluación de la discapacidad en estudios poblacionales de prevalencia de trastornos mentales. Considerando los altos niveles de discapacidad ocasionados por los trastornos mentales, es fundamental contar con estudios poblacionales de prevalencia que incluyan población de todas las edades y que incorporen instrumentos que permitan determinar el nivel de discapacidad asociada, a fin de desarrollar estrategias para prevenirla y/o reducirla e identificar a aquellas personas con mayor grado de compromiso y que requerirán intervenciones de rehabilitación psicosocial especializadas. Por ello es necesario realzar mediciones periódicas que permitan tener este diagnóstico actualizado y de calidad. La detección temprana y el tratamiento oportuno, integral y de calidad son los principales elementos de prevención de la discapacidad originada por trastornos mentales. Es por ellos que se propone aumentar la aplicación de instrumentos de pesquisa de trastornos mentales, por equipos profesionales conformados y capacitados. Con ello se pretende aumentar la cobertura de detección y de tratamiento de trastornos mentales seleccionados para distintos grupos poblacionales, mejorar la calidad de los tratamientos de los trastornos mentales, con énfasis en Depresión, Primer Episodio de Esquizofrenia y Consumo Perjudicial y Dependencia a Alcohol y Drogas, aumentar la detección y evaluación de discapacidad de causa psíquica en personas ingresadas a tratamiento por algún trastorno mental, aumentar la cobertura de personas con discapacidad de causa psíquica que han recibido programas de rehabilitación psicosocial integral, y aumentar el número de personas con discapacidad de causa psíquica bajo control que realizan alguna actividad regular . Otro aspecto que contribuye a reducir la discapacidad por trastornos mentales tiene que ver con la calidad de la atención. La rehabilitación y reinserción psicosocial es fundamental para reducir la tasa de discapacidad en personas con trastornos mentales y, considerando que la discapacidad es el resultado de la interacción entre la enfermedad mental y las barreras del entorno, es condición imperiosa el compromiso y participación de diversos sectores sociales para actuar coordinadamente sobre esas barreras. Es necesario mejorar la calidad de los tratamiento de personas con Primer Episodio de Esquizofrenia, personas de 15 años y más con Depresión y con personas menores de 20 años con consumo perjudicial o dependencia de Alcohol y Drogas. Se propone además trabajar con el intersector para la creación de un Plan Nacional de Salud Mental por la plena inclusión de las personas con discapacidad de causa psíquica. Discapacidad Nadie discute el impacto en la rehabilitación que tiene la detección precoz de situaciones patológicas que puede determinar una discapacidad, es por ello que en la discapacidad sensorial las estrategias propuestas están por la vía de la detección precoz y del la intervención oportuna. Existe evidencia suficiente en la literatura que el acceso a rehabilitación es un factor decisivo en el nivel de resultado de cualquier patología generadora de discapacidad. Hay evidencia también para respaldar el enfoque integral, multidisciplinario en el tratamiento de las personas en situación de discapacidad o en riesgo de adquirirla. Dado que por definición la situación de discapacidad y su severidad y posibilidades de rehabilitación tienen que ver con las barreras del entorno, su abordaje debe ser fuertemente familiar y especialmente comunitario. Se describe también que cualquiera sea la causa de la pérdida o disminución de la movilidad, los ejercicios terapéuticos son la intervención terapéutica que tiene mayor respaldo en medicina basada en la evidencia, solo o asociado a otra forma de terapia. Se pretende mantener la línea de desarrollo iniciada que tiene como elementos centrales: Fortalecer y desarrollar recursos de rehabilitación a nivel de la atención primaria y hospitales de menor complejidad que, trabajando con el inter-sector, sea capaz de resolver la gran mayoría de los desafíos planteados por las personas en situación de discapacidad o riesgo de adquirirla. El cierre progresivo de las brechas a este nivel requiere asumir los distintos desarrollos ya alcanzados, las especificidades de cada comuna, de cada Servicio de Salud, y es un proceso continuo que considera, además, que al aumentar los recursos van aumentando las competencias y responsabilidades de cada instancia. En este ámbito resulta relevante el rol de los municipios y su estrategia comunal de discapacidad, que está relacionada con su capacidad de gestión intersectorial y con el respectivo financiamiento e incentivos. Fortalecer, desarrollar y reorientar recursos de rehabilitación a nivel de hospitales de mayor complejidad y polos de desarrollo. Para poder asumir el conjunto de necesidades de rehabilitación se requiere el desarrollo armónico de la red. Las personas hospitalizadas que presentan patología discapacitante o potencialmente discapacitante requieren que existan capacidades instaladas de rehabilitación integral capaces de prevenir complicaciones secundarias, explorar las capacidades remanentes, involucrar a la persona y/o a su familia en el tratamiento y coordinar con la red familiar, de salud y el intersector los procesos de seguimiento cuando así se requiera, incidiendo positivamente los tiempos de hospitalización requeridos, en sus condiciones de alta y en su inserción social posterior. El foco de este desarrollo debe estar en dar respuesta a la demanda interna de rehabilitación incorporándola desde las unidades de cuidado intensivo. Fortalecer y desarrollar el componente de rehabilitación en las prestaciones incorporadas al régimen de Garantías Explícitas en Salud. Fortalecer y desarrollar instancias de trabajo con los centros formadores de profesionales de la salud para que se incorpore la rehabilitación integral en general y la discapacidad en particular en su visión y malla curricular, se generan instancias de capacitación e investigación en el área, se amplíen los cupos de formación de médicos especialistas en Medicina Física y Rehabilitación y se creen centros formadores de técnicos ortesistas y protesistas. Fortalecer y desarrollar el trabajo con el inter-sector en los distintos niveles de trabajo y en el nivel central en especial con MIDEPLAN y SENADIS pero también con SENAMA, SENAME y otras organizaciones del estado y privadas que comparten nuestra población objetivo, a fin de desarrollar políticas y estrategias complementarias con acciones convergentes, hacer sinergia y optimizar el uso de los recursos que cada uno invierte. Salud Bucal Fortalecer actividades promocionales en Salud Bucal (Recomendación B) ya que las patologías bucales son evitables con simples medidas de auto cuidado aplicadas desde la gestación (Minah G et al., 2008; AAPD, 2008). En niños pequeños la promoción de hábitos saludables debe ser realizada a través de múltiples intervenciones y programas de promoción para padres. Mejorar el acceso a los fluoruros de la población (Recomendación A) ya que el flúor es más efectivo en la prevención de caries cuando bajos niveles de flúor son mantenidos en forma constante en la cavidad oral (Petersen PE, 2003). Revisiones sistemáticas indican que la fluoración del agua y el uso de pastas dentales fluoradas reducen sustancialmente la prevalencia e incidencia de caries dental (Jones S, et al., 2005). Según WHO, FDI, IADR, 2006, el acceso universal a los fluoruros es parte de los derechos humanos básicos en salud. Acceso a medidas masivas de fluoración del agua ya que se asocia con un aumento de la proporción de niños libres de caries y con una disminución en el número de dientes afectados por caries (McDonagh et al 2000). Los estudios sugieren que la leche fluorurada es beneficiosa para los niños escolares, especialmente en su dentición permanente (Yeung CA et al, 2006). El cepillado de dientes con pasta fluorada en establecimientos educacionales es una evidencia internacional que muestra que su uso es eficaz en la prevención de caries (Marinho V. et al, 2003; Twetman S et al., 2003), estimándose un 14% de aumento de la fracción preventiva cuando se realiza un cepillado con fluoruros dos veces, en comparación a realizarlo una vez por día. La efectividad aumenta con la concentración de fluoruros disponibles, especialmente en poblaciones de mayor riesgo cariogénico (Marinho V. et al, 2003). El Acceso a barniz de flúor a los niños de más alto riesgo, como efecto inhibidor de carie (Marinho V. et al, 2003), recomendándose su uso tanto para pacientes de alto riesgo cariogénico, en menores de tres años con caries temprana de la niñez, escolares con piezas definitivas en erupción, como tratamiento de re mineralización en lesiones incipientes, entre otros (MINSAL, 2008). Se propone fortalecer las alianzas intra e intersectoriales para prevenir y reducir las patologías bucales en la población preescolar y escolar (Recomendación C), con programas integrados para disminuir los factores de riesgo que son comunes a las patologías crónicas de mayor prevalencia en el país (alimentación no saludable, sedentarismo, tabaco, alcohol, mala higiene, etc.) (Petersen PE, 2003; International Union for Health Promotion and Education, Bruselas, 1999), con trabajo con sector educación. Los centros de enseñanza son lugares rentables para las intervenciones de promoción de la salud. La evidencia indica que se consigue un mayor grado de eficiencia cuando los programas son de máximo alcance y “holísticos”, relacionando a los centros escolares con los organismos públicos y los sectores encargados de la salud, y cuando se desarrollan durante varios años. Hay que prestar atención especial a la formación de los profesores en promoción de la salud. (International Union for Health Promotion and Education. Bruselas, 199, incorporar el Componente de Salud Bucal al modelo de Atención Integral con enfoque Familiar y Comunitario (Recomendación C). El enfoque Familiar y Comunitario, permite abordar al individuo y su familia como un sistema en permanente proceso de integración y adaptación a su medio ambiente físico, social y cultural y, a través de intervenciones costo efectivas, lograr satisfacer las necesidades y expectativas de la comunidad respecto a mantenerse saludable (Douglass A, 2009; Mattila M, 2000; MINSAL, 2008) y mejorar los mecanismos de monitoreo, control y evaluación de los programas odontológicos. En el área asistencial se propone introducir el Modelo de Intervención preventivo Promocional que es un Programa educativo dirigido a: embarazadas, preescolares y escolares junto a sus padres o tutores y equipo pediátrico de APS, encargado del control sano del niño. Se establecerán además alianzas con otros programas para disminuir los factores de riesgo que son comunes a las patologías crónicas de mayor prevalencia en el país (alimentación no saludable, sedentarismo, tabaco, alcohol, mala higiene), incorporar el Componente de Salud Bucal al modelo de Atención Integral con enfoque Familiar y Comunitario y mejorar los mecanismos de monitoreo, control y evaluación de los programas. Especial mención debe hacerse de las anomalías dentomaxilares por su alta prevalencia en la población general y su trascendencia en la dentición permanente y la estética y la consecuente calidad de vida en edades más avanzadas. Siendo actualmente el acceso en el sistema público de salud extremadamente escaso, corresponde desarrollar líneas de intervención a nivel primario (ortodoncia interceptiva) y a nivel de especialidad mejorando el acceso de aquellos casos que requieren de intervención por ortodoncista. Accidentes Hoy día se dispone de los conocimientos, las experiencias y las herramientas para que un país pueda ser mucho más efectivo en la prevención de la accidentabilidad vial. Muertes y lesiones son resultantes finales de un complejo conjunto de factores que transforman un evento prevenible en un siniestro. Entre ellos se reconoce los derivados de la conducta de las personas, conductores, pasajeros y peatones, de las condiciones de los vehículos que ocupan las vías de circulación, su diseño, y estado de estas últimas. Nuevamente aquí es relevante la construcción de ciudadanía en salud que permita sumar la responsabilidad de las personas, las familias y las comunidades en la reducción de la incidencia de los accidentes en cada territorio. Las estrategias que muestran evidencias de efectividad son: Aquellas que reducen la alcoholemia legalmente permitida y, eventualmente, con mayor grado de estrictez para los conductores con menor grado de experiencia. La presencia de alcohol en la sangre en niveles menores que 0,5 gramos por litro de sangre, ya afectan diversas funciones que se utilizan en la conducción de vehículos y que desde 0,5 a 0,8 gramos por litro, el deterioro en los rendimientos se hace cada vez más marcado y generalizado. La probabilidad de siniestro de los conductores con alcoholemia de 0,5 g / l es el doble, con 0,8 g / l es 10 veces mayor que con alcoholemia 0 y, con 1,5 o más el riesgo se multiplica cientos de veces. Este ascenso en la curva de riesgo es aún mayor para accidentes fatales, accidentes de un solo vehículo y en conductores jóvenes. Varios países que han establecido límites más bajos a la alcoholemia permitida para conducir, muestran resultados consistentemente positivos, duraderos y costo- efectivos, sobre la accidentabilidad. Así por ejemplo, Australia obtuvo declinaciones entre 8 y 18 % en accidentabilidad en diferentes estados, al reducir la alcoholemia legal a 0,5 g / l. y en diversos estados de EEUU., entre 9 y 24 %. Los conductores novatos y los adolescentes y jóvenes muestran mayor riesgo de accidentes de tránsito y de accidentes asociados al consumo de alcohol, debido a su menor experiencia con la conducción, con el beber y por la naturaleza más temeraria que, en general, muestran los jóvenes y que después se modera o equilibra. La comparación de 12 estados de EEUU que aprobaron leyes de “tolerancia cero “para los conductores menores de 21 años, mostró una reducción en la proporción de accidentes nocturnos, de un solo vehículo, con resultados de muertes, 20 % mayor que los estados vecinos que no lo habían hecho. Aquellas que fortalecen la fiscalización policial sobre la sobriedad de conductores, asociadas a sanciones expeditas y de segura aplicación. Sin duda además de estas medidas, el enfoque de la crianza y la educación orientada al desarrollo de la autonomía aporta significativamente a la promoción del ejercicio de derechos y deberes en salud. No más de un 10 % de los conductores con alcohol son efectivamente detectados, en un estudio en Australia y, en EEUU., una estimación confiable es que la policía detecta no más de un 50 % de los conductores bajo efectos del alcohol que son controlados. La fiscalización policial de las condiciones físicas del conductor, mediante y uso masivo, visible y aleatoria de la detección de alcohol en el aire espirado (alcotest), muestra altos niveles de efectividad. En diversas revisiones de fiscalizaciones con aplicación de alcotest se demuestra que la aplicación aleatoria fue seguida de una reducción de los accidentes con y sin resultados de muertes (13 a 36 % de reducción), que es hasta dos veces más efectivo que la fiscalización en puntos de chequeo no aleatorio, que los efectos dependen de la frecuencia de las fiscalizaciones y que si ellas son de suficiente frecuencia, los efectos perduran varios años más tarde. La efectividad de las medidas para reducir la velocidad de los vehículos a niveles de bajo riesgo (mitigadores en irregularidad de los pavimentos, trazados de calles o detectores de velocidad estáticos y permanentes o mediante patrullaje policial) es alta, dependiendo del grado de intensidad y la efectividad de las sanciones ulteriores a las infracciones. No todas las sanciones que suceden a las infracciones tienen similares niveles de efectividad. No hay evidencia que sustente que medidas más drásticas en penalidades y multas tienen un impacto positivo. Incluso ello puede llegar a ser contraproducente si el sistema judicial resulta demasiado lento o sobrecargado. En cambio, la sanción que sí demuestra un impacto consistente es la suspensión de la licencia para conducir, tanto para las infracciones por conducir bajo la influencia del alcohol como por otras causales. Los infractores tienden a reincidir más frecuentemente si no se aplica suspensión de licencia y, a la inversa, aquellos que recibieron sanciones de suspensión de licencia más prolongadas, reinciden menos frecuentemente ( ref. . Home citado en 2, 10, 13). La inmediatez de la medida en sí misma también ha sido evaluada con resultados consistentes y positivos (5 % de reducción de accidentes asociados a consumo de alcohol y 26 % de reducción de accidentes fatales, en EEUU). Aquellas que establecen restricciones en el otorgamiento de licencias para conducir, según edad y experiencia previa. La gradualidad en los privilegios que conlleva la obtención de licencias de conducir, particularmente en los jóvenes, es una medida que cuenta con amplia recomendación de expertos, a partir de los buenos resultados obtenidos en algunos países. Disponer de un sistema de vigilancia e información para la toma de decisiones. Todos los Informes y conferencias de expertos y de organismos internacionales respaldan y recomiendan fortalecer los sistemas de información en accidentes, en especial aquellos con diseños, funcionamiento y recursos, que permiten la toma de decisiones en tiempo real . Disponer de sistemas de rescate y de atención de urgencia a las víctimas de accidentes de tránsito. Los tiempos y efectividad del cuidado pre hospitalario son relevantes, así como los que se proporcionan en los servicios de emergencia. Para efectos de alcanzar la meta sanitaria de la década en accidentes de tránsito, las estrategias seleccionadas lo han sido debido a la potencia de las evidencias que sustentan su efectividad. Violencia Intrafamiliar Las acciones propias de Salud así como las intersectoriales pueden reducir la severidad y recurrencia de las agresiones que sufren las mujeres y a cortar el tiempo que media entre el inicio de la violencia y el acceso de una mujer a los servicios que pueden ayudarla y por lo tanto contribuyen a disminuir sus consecuencias más graves en las mujeres, incluso la muerte. Las estrategias por tanto son: Aumentar la pesquisa a través la Detección activa y Sistemática en la Atención de Salud. Se propone en el área de la Regulación los cambios necesarios en los marcos normativos de salud para el mejoramiento de la calidad de la atención de salud a víctimas y agresores derivados por violencia de género, los que serán actualizados, aplicados y evaluados con una periodicidad determinada. Se proponen estrategias relacionadas con la oferta de servicios para brindar una Atención a las Víctimas, que sea precoz, oportuna y de calidad. Es necesario avanzar en una Coordinación intersectorial más efectiva y eficiente para la protección, detección precoz y tratamiento de los daños en las víctimas de violencia de género, así como de los programas de comunicación social. Sin duda además de estas medidas, el enfoque de la crianza y la educación orientada al desarrollo de la autonomía y a la práctica de relaciones bientratantes aporta significativamente a la promoción del ejercicio de derechos y deberes en salud. En este sentido aportar a la construcción de ciudadanía en la salud en una cultura de fomento de respeto por la dignidad del otro y de no violencia desde la infancia resulta al menos éticamente ineludible. Especial mención en ello requieren los programas de comunicación social, en donde debe cautelarse el enfoque realmente promocional, desde un enfoque de derechos y de desarrollo, que impulse la cohesión social. Esto es importante de destacar como condición de estos programas porque pueden hacer mucho daño si no se ajustan a ello (“informar puede enfermar”). remisas y Amenazas El logro de las metas propuestas y resultados esperados requiere asumir un fracaso del modelo vigente, con insuficiente provisión de servicios de salud de calidad, para atender a las personas con enfermedades crónicas. Conjuntamente, se requiere voluntad de los equipos de salud y compromiso político para impulsar la implementación de intervenciones innovadoras con demostrada eficacia. Considerar también la incorporación de nuevas tecnologías de comunicación y las demandas crecientes por parte de los pacientes para mejorar su calidad de vida, en un sistema con recursos limitados para satisfacer estas demandas. Todo lo anterior, implica relevar e incorporar al paciente, los cuidadores, su familia y la comunidad en un rol más activo en el control de la enfermedad y prevención de sus complicaciones. En síntesis, un cambio de paradigma desde un modelo biomédico a otro que incorpora las variables psicológicas, sociales y económicas. En el sistema público de salud el desafío es compatibilizar el modelo de cuidado de pacientes crónicos con el modelo de salud familiar imperante en los establecimientos en la atención primaria de salud del país. Los cambios que pudieran ocurrir con la ampliación o diversidad de prestadores AUGE (ej.: centros médicos privados) responsables de la atención de pacientes diabéticos puede hacer más compleja y dificultosa la aplicación del modelo propuesto. Se plantea como desafío el desarrollo e implementación de sistemas de información compromiso de los profesionales involucrados en su llenado oportuno. Este modelo requiere del compromiso y la articulación de y entre niveles de atención, entre las distintas especialidades y programas de prevención y control de enfermedades crónicas, la participación de otros organismos del estado (ej. Instituto de Salud Pública) y de la comunidad. Desarrollar campañas educativas principalmente orientadas a educar a sobre la población Requiere de capacitación en competencias técnicas. Aumento de los aportes presupuestarios para cubrir los objetivos sanitarios y los cambios poblacionales. Lograr el financiamiento de estudios periódicos de prevalencia poblacional de ERC. Existen algunas amenazas que atentan contra el cambio de modelo como son: la aparición de contingencia como puede ser una pandemia de gripe, los brotes epidémicos de influenza estacional de magnitud inusual que determinan postergación de la atención de los crónicos en pos de la atención del agudo. Otras contingencias como el acceso oportuno de fármacos incluidos en el manejo clínico de Enfermedades Crónicas en los diferentes niveles de atención. La necesidad de mantener las capacitaciones periódicas de los profesionales involucrados en el manejo de las enfermedades crónicas, con énfasis en regiones de alta vulnerabilidad y ruralidad extrema, y en las comunas con alta rotación de profesionales de e la salud. En resumen se puede determinar que son elementos claves para el existo de la meta de impacto, cambiar el paradigma o modelo de atención y el logro de los Objetivos estratégicos planteados de”Fortalecer la institucionalidad de salud mediante el fortalecimiento de la gobernanza, el financiamiento, la dotación de personal, la infraestructura gestión y la investigación en salud” de la calidad de la atención. Los aportes a RE e indicadores van en el excel Referencias 1. American Academy on Pediatric Dentistry; American Academy of Pediatrics.(2008). Policy on early childhood caries (ECC): classifications, consequences, and preventive strategies. Pediatr Dent. 2008;30 (7 Suppl):40-3. 2. Arteaga O, Urzúa I, Espinoza I, Muñoz A, Mendoza C. (2009). Prevalencia de Caries y Pérdida de Dientes en Población de 65 a 74 Años de Santiago, Chile. Rev. Clin. Periodoncia Implantol. Rehábil. Oral, 2(3):161-166. 3. Badenier O, Moya R, Cueto A et al. (2007). 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