OPINIÓN EL INCUMPLIMIENTO DEL PLAZO DE ENTREGA DE VIVIENDAS Y LA RESOLUCIÓN DEL CONTRATO omo consecuencia de la crisis económica que asola al sector inmobiliario se ha incrementado el número de casos en que el promotor, que ha vendido viviendas en construcción, no las entrega en la fecha fijada en los contratos de compraventa a la que se comprometió por mandato del artículo 5.5 del Real Decreto 515/1989, de 21 de abril. Entendiendo que la obligación de entrega sólo debe considerarse cumplida cuando la vivienda se encuentra en adecuado estado de habitabilidad, física y jurídicamente hablando. Es decir, una vez construida y obtenida la Licencia de Primera Ocupación que deberá presentarse para la contratación de los servicios de energía eléctrica, agua o telecomunicaciones. El retraso en la entrega puede ser achacable al vendedor o, por el contrario, obedecer a causas ajenas a su voluntad, como por ejemplo: problemas de financiación de la obra, dilación en el otorgamiento de licencias por la Administración Pública, falta de entrega de suministro de materiales, huelga de trabajadores, catástrofes naturales, etc. Ahora bien, ¿tienen derecho los compradores a resolver los contratos de compraventa y reclamar la devolución de las cantidades anticipadas una vez haya transcurrido el plazo acordado para la entrega de las viviendas? La respuesta es negativa si tenemos en cuenta el parecer del Tribunal Supremo recogido, entre otras, en la Sentencia de 12 de marzo de 2009 (Roj: STS 1126/2009), que determina que la dilación en la entrega únicamente justifica la resolución en los siguientes supuestos: C 44 Abogados / Abril 2012 1º) cuando de los términos del contrato se desprenda que la fecha pactada tenía un interés esencial para el comprador y su incumplimiento frustra totalmente las expectativas depositadas en el negocio; o 2º) cuando exista una actitud deliberadamente rebelde y contraria al cumplimiento por parte del vendedor. Todo lo cual debe comprobarse y acreditarse caso por caso. De lo contrario, nos hallaríamos ante un supuesto de cumplimiento tardío de la obligación que únicamente legitimaría al afectado a solicitar la indemnización de los daños y perjuicios que el retraso le hubiere ocasionado, de acuerdo con el artículo 1.101 del Código Civil (en adelante C.C.). Dicho criterio Jurisprudencial resulta discutible ya que se decanta por aplicar el principio de conservación de los contratos frente al de seguridad jurídica que preceptúa el artículo 9.3 de la Constitución Española. No debe olvidarse que si el vendedor se compromete contractualmente a entregar la vivienda antes de una fecha determinada, debe cumplir tal obligación de conformidad con el artículo 1.091 del C.C. que establece que “las obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza de ley entre las partes contratantes, y deben cumplirse al tenor de los mismos”. Y aunque es cierto que el artículo 1.124 del C.C. permite a los Tribunales prorrogar el cumplimiento de las obligaciones si existen causas justificadas que así lo autoricen, resulta cuestionable que bajo el amparo de dicho precepto el adquirente deba soportar el retraso acaecido, por duradero que éste resulte, dependiendo del carácter esencial del plazo de entrega acordado o de la responsabilidad del vendedor en la dilación acaecida. En cualquier caso, frente a la Jurisprudencia expuesta que supedita el éxito de resolución al análisis de determinadas consideraciones, encontramos que el artículo 3 de la Ley 57/1968, de 27 de julio faculta a los compradores a rescindir los contratos de compraventa y a ejecutar los avales que los promotores tienen el deber de entregarles. Dicho precepto permite reclamar directamente la devolución de las cantidades adelantadas a las entidades avalistas a través del procedimiento ejecutivo regulado en la Ley de Enjuiciamiento Civil (en adelante L.E.C.), con el único deber de acompañar a la demanda el aval original y la documentación que acredite la falta de entrega de la vivienda en el plazo convenido. Y frente a dicha reclamación la entidad avalista únicamente podrá oponer las causas tasadas en los artículos 557 y 559 de la L.E.C.. Sirva como ejemplo el Auto de la Audiencia Provincial de Barcelona de 23 de mayo de 2011 (Roj: AAP B 2788/2011). Nos enfrentamos diariamente a un escenario de tensión e inseguridad jurídica generado por la existencia de una normativa excesivamente rigurosa con las entidades avalistas y una Jurisprudencia dividida y mayoritariamente beneficiosa para los vendedores. Baste imaginar que ocurriría en una promoción de viviendas que se retrasase por causas imprevistas, en la que un adquirente presentase demanda de juicio ordinario frente a la promotora y otro presentase demanda ejecutiva frente a la entidad avalista. A tenor de lo expuesto, la primera demanda fracasaría sobre la RAFAEL MORENO Abogado de Serrano y Asociados Urbanistas base del principio de conservación de contratos y la segunda prosperaría dado el carácter ejecutivo del aval. Para salvar dicha situación de inseguridad e incertidumbre, lo razonable sería establecer un criterio específico y uniforme que vinculase por igual a promotor y entidad avalista. Incumplida la fecha de entrega de la vivienda, salvo que se hubiere acordado contractualmente lo contrario, la solución idónea pasaría por facultar al adquirente para resolver la compraventa, reclamar las cantidades anticipadas y la indemnización correspondiente en concepto de daños y perjuicios. Estableciendo como excepción a la resolución contractual que el retraso acaecido obedeciese a causas de fuerza mayor imprevisibles y no frustrase la finalidad del negocio (artículos 1.105 y 1.124 del C.C.). Y aunque en esa línea ya se han pronunciado, entre otras, las Sentencias de la Audiencia Provincial de Valencia de 19 de julio de 2011 (Roj: SAP V 5202/2011) o de la Audiencia Provincial de Alicante de 24 de febrero de 2009 (Roj: SAP A 627/2009), si no se modifica la Ley 57/1968, de 27 de julio seguirá sin resolverse el distinto rasero con que se juzgan los procedimientos dirigidos frente a los vendedores y las entidades avalistas.●