LeCombat I. The Man who has no imagination has no wings (NOTA INTERNA: QUE) La obra de Bernardo Tejeda viene recorriendo el cuerpo humano como fuente generadora de formas y conceptos. De proyectos compactos que como diferentes partes de un cuerpo, son aisladas de su relación anatómica con un todo y devienen en un universo propio. Un punto de partida que sin embargo es desarrollado de tal forma que paulatinamente se va configurando en nuevas ideas y significados. Cuando Bernardo Tejeda ha dado varios impulsos evolutivos a ese elemento primigenio, no importa en realidad de donde se parte, sino de la coherencia de un paso con el siguiente y la búsqueda de un nueva poética artística. Tejeda también se apoya en elementos auxiliares que ineludiblemente van asociados al cuerpo y éste funciona entonces como una ausencia o una presencia no visible; variables que son introducidas a modo de sintagmas fijos y, evidentemente, colaboran a articular un discurso mucho más complejo, en el que parte del significado de estos elementos se trasladan a la obra. LeCombat es una profundización de esa investigación. El punto de partida son las manos, que Tejeda trabaja, por razones casi vivenciales, y por supuesto simbólicas, a través del mundo del boxeo. Tejeda toma los vendajes del boxeador como ése elemento auxiliar al que hacíamos referencia y que desencadena la acción. Pero en contra de lo que pudiera parecer, no habla de boxeo sino de solitud, de concentración, de ritual, de vivencia y de actitud. Huye de las temáticas más socorridas del boxeo como espectáculo público, violento e inconcebible sin la masa. Opta por los vendajes como elemento catalizador porque precisamente no forman parte del espectáculo sino de la soledad, de su ritualidad más íntima, del ‘él sólo’ y sus manos. Una notas de Fernando Menéndez Campa, una de las plumas más activas del universo pugilístico, pueden ser aclaratorias sobre el sentido que el vendaje tiene en el mundo del boxeo. “El vendaje no sólo es un método de protección, sino también un rito por el que el púgil va concentrándose en el esfuerzo que va a realizar. El mero hecho del vendaje da pie a una introspección, a una ordenación individual ante el caos que se avecina.” . Unas vendas como vivencia, que Tejeda expande como experimento formal al ámbito del espacio físico. LeCombat [à habiter] y El Ring Plegado son, como señala Rosa Ulpiano “un cruzado intercambio alegórico. Un espacio inhabitable donde reside el cuerpo desnudo, frente a otro escenario inhóspito donde en apariencia debería habitar”. 1 II. DES PONTS ET CHAUSEÉS (NOTA INTERNA: LeCombat [à habiter]) LeCombat [à habiter] es un recorrido conceptual por el espacio liberado por la mano que queda a modo de huella en la venda del boxeador. La venda, como elemento formal, realiza en LeCombat [à habiter] un viaje evolutivo y paulatino que aunque procesual, se configura como un conjunto. Una obra total, de la que ése proceso también forma parte. La venda es primero un elemento real; una venda de boxeador que traspositada al universo de la galería deviene en pieza artística, casi una apropiación. Después es una herramienta. Trozos y cortes que Tejeda utiliza como instrumento manual de creación que genera formas orgánicas. Y finalmente es un instrumento de manipulación y observación. El discurso ha ido haciéndose complejo, conceptual y culmina en un hallazgo; su necesaria translación a una escala derivada de la necesidad del habitar. Como dice Rosa Ulpiano: “En la medida que el espacio habitable está moldeado por una filosofía contraría a la unidad cuadrangular instaurada, intentamos controlar no lo que existe, sino lo que, en nombre de ese presupuesto, no debería existir. Lenguajes plásticos y estructuras matemáticas construyen espacios enigmáticos, produciendo sitios desviados en su unidad principal. Conjunción de realidades llevadas al campo de lo factible. La apariencia del cuerpo queda desvirtuada en un constante intercambio de espacios y formas. Un desafío metaforizado transfigurando lo esencial en físico, en lugar sacrificial alejado de la irreversible negritud lineal posmoderna. Guardián de cualquier desvío, el cuadrilátero deja paso a un escenario donde el cuerpo pierde su tensión, vestigio de languidez, lasitud intrínseca, evocadora de un cuerpo despreñado. Restos de lucha transmutados a un espacio íntimo, a un habitáculo como paradigma de robusta sensibilidad”. El proceso de LeCombat [à habiter] culmina en un espacio arquitectónico surgido de las formas del vacío dejado por las manos que fueron. Un proyecto, que aunque utópico, el trabajo realizado por Carlos Salazar convierte en real, en posible, y por ello mismo, en habitable. Aunque toma su rotundo título de Le Corbusier –‘Machine à habiter’– el proyecto de Bernardo Tejeda y Carlos Salazar entronca con toda la tradición de arquitectura utópica. Espacios soñados que paradójicamente surgen como ‘conciencia arquitectónica’ en la época del racionalismo y que nos retrotraen a las experiencias de Etienne Louis Boullé o de Ledoux. Arquitecturas utópicas donde descansan los cuerpos desnudos y en las que la ortonormalidad reinante puede ser violentada sin complejos. LeCombat [à habiter]: Una mano vendada; falanges convertidas en vanos. Vanos convertidos en arquitectura. Un lugar donde quisiéramos vivir, contrario a la cuadrícula, al cubo represor. A sabiendas de su improbabilidad, debe ser técnicamente factible y arquitectónicamente posible, porque en su “posibilidad técnica” reside la esperanza de las utopías. 2 III. NOTA INTERNA: LeCombat [EL Ring Plegado] En este “cruzado intercambio alegórico”, El Ring Plegado es por el contrario el espacio que debiera ser. Protegidos en la utopía, en el ring el espacio pasa a ser público. Un espacio social que Tejeda convierte en inhóspito. Espacio vacío y sin acceso, agujero negro de protesta donde la vida no es posible. Una metáfora urbana y, si se quiere, socio-política. El ring, desestructurado, plegado y rendido. Espacio sin embargo pensado para la exhibición, bajo los focos; el ágora en el que las primitivas vendas tienen aparentemente su razón de ser, pasa a ser aquí un bulto negro e inerte, paradójicamente real y expuesto al público. Frente a la ensoñación de LeCombat [à habiter] y a la esperanza, la realidad se presenta como un espacio abrupto, incómodo y, lo más importante, inhabitable aunque exista. Un espacio inhabitable deviene en inútil. El Ring Plegado será una masa de plástico sobre el muro de la Galería A.dFuga como testigo de la imposibilidad de vivir en el espacio público que la contemporaneidad nos ofrece. Una metáfora social sobre la hostilidad de la sociedad y la necesaria utopía como reivindicación. Dos espacios arquitectónicos que pervierten su función y en los que la verdadera habitabilidad reside en lo irreal… …porque ya lo dijo Muhamad Ali, campeón del mundo de los pesos pesados: “el hombre que no tiene imaginación, no tiene alas”. Aureli Domènech Tono Herrero 3