Concepto de investidura del artículo 7° de la Constitución Política de la República A solicitud del peticionario, y en el marco de una presentación para el Parlatino, se evalúa la génesis, significado y alcance jurídico, del concepto constitucional de “investidura”, consagrado en el artículo 7° de la Constitución Política de la República (CPR) 1. Se comienza con una exposición del origen histórico del artículo 7°, constatando que su inciso primero, que establece los requisitos de validez de la actuación de los organismos del Estado, constituye una innovación del constituyente. En la segunda parte se examina el concepto de investidura regular contemplado en dicho artículo. Se destaca el juramento que los parlamentarios electos, previamente proclamados por el Tribunal Calificador de Elecciones, realizan ante el Presidente de la respectiva corporación de conformidad al Reglamento correspondiente, en tanto constituye la formalidad por medio de la cual toman posesión de su cargo. Finalmente, se revisa la jurisprudencia constitucional en la materia, constando la existencia de decisiones relativas a la investidura regular. I. Antecedentes históricos del artículo 7° de la CPR La Constitución chilena está dividida en quince capítulos. El primero de ellos se refiere a las bases de la institucionalidad, esto es, el conjunto de valoraciones y principios sobre los que se constituye el pacto social. Entre sus disposiciones se encuentra el artículo 7°, el cual establece: “Los órganos del Estado actúan válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su competencia y en la forma que prescriba la ley. Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido en virtud de la Constitución o las leyes. Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que la ley señale”. Este artículo encuentra sus antecedentes en el texto Constitucional de 1925 2, aunque su inciso primero constituye una innovación en la historia constitucional chilena, al incorporar los requisitos de validez de la actuación pública. Éste fue introducido al Proyecto de nueva Constitución Política por la Comisión Ortúzar, a instancias del comisionado Silva Bascuñán 3. 1 Disponible en: http://bcn.cl/1lzdy (diciembre, 2014). Artículo 4 Constitución de 1925 establecía: “Ninguna majistratura, ninguna persona, ni reunion de personas pueden atribuirse, ni aún a pretesto de circunstancias estraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido por las leyes. Todo acto en contravencion a este artículo es nulo” [sic]. Disponible en: http://bcn.cl/1mf2x (diciembre, 2014). 3 La propuesta fue la siguiente: “Los órganos del Estado son independientes en el ejercicio de sus respectivas funciones y actúan válidamente, previa investidura regular de sus integrantes, dentro de su competencia y sujetándose a las formalidades y requisitos que deban respetar. Toda resolución acordada por un órgano público a requisición de un ejército, de un jefe al frente de fuerza armada o de alguna reunión del pueblo que, ya sea con armas o sin ellas, desobedeciese a las autoridades, es nula de pleno derecho y no puede producir efecto alguno. 2 Biblioteca del Congreso Nacional. Matías Meza-Lopehandía [email protected], Anexos: 1875 | 3181. 16/12/2014. G., Asesoría Técnica Parlamentaria. 2 II. La investidura regular de los parlamentarios El primer inciso del artículo 7° complementa el principio de juridicidad, establecido junto al de supremacía constitucional en artículo 6° 4, esto es, la sujeción del Estado y sus organismos a la Constitución y a las normas dictadas de conformidad a ella5. Como puede apreciarse, el inciso señalado establece los requisitos para que un acto estatal sea válido, esto es, que tenga valor legal y sea eficaz 6. Estos son (a) que sea dictado “previa investidura regular de sus integrantes”; (b) “dentro de su competencia”; y (c) legalmente. De acuerdo a Silva Bascuñán, por investidura debe entenderse el “carácter que se adquiere con la toma de posesión de ciertos cargos o dignidades” 7. Su carácter “regular”, está dado por el cumplimiento de las formalidades y demás requisitos que establezca la ley. En palabras de Hugo Caldera, se exige que la investidura sea: “[…]conforme a derecho, circunstancia que exige que el funcionario o la autoridad que ejerce la competencia tenga, necesariamente, que haber sido designado e instalado en el cargo público al que está ligada la competencia o potestad que se pone en acción, en conformidad con las normas pertinentes establecidas en el ordenamiento constitucional, legal o reglamentario”8. Así, en general, se requiere el nombramiento o elección y proclamación que corresponda, y la toma de posesión del cargo9. Más precisamente, para adoptar decisiones públicas vinculantes se exige que quien tome la decisión esté previamente en posesión del cargo que lo habilita para ello, y que dicha toma de posesión se haya hecho de conforme a las formalidades exigibles. En el caso de los senadores y diputados, la investidura se produce por el juramento o promesa que realizan ante el Presidente de la respectiva corporación de conformidad al Reglamento respectivo10, habiendo sido previamente proclamados por el Tribunal Calificador de Elecciones conforme a la CPR11. La cuestión de la investidura regular previa de los órganos del Estado ha sido objeto de escrutinio por la jurisprudencia constitucional. En particular, se ha ventilado en relación con la Ninguna magistratura, persona o grupo puede atribuirse, ni aún a pretexto de circunstancias extraordinaria, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les haya conferido por las leyes. Todo acto en contravención a este precepto es nulo (Biblioteca del Congreso Nacional. s/f. Historia de la Ley. Constitución Política de la República de Chile de 1980. Artículo 7°. Principio de Legalidad. BCN: p. 18. Disponible en: http://bcn.cl/1orcv, diciembre, 2014). 4 “Artículo 6º.- Los órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella, y garantizar el orden institucional de la República. Los preceptos de esta Constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de dichos órganos como a toda persona, institución o grupo. La infracción de esta norma generará las responsabilidades y sanciones que determine la ley.” 5 Ponce de León, S. y Frindt M. S. 1998. El principio de juridicidad administrativa frente a los derechos públicos subjetivos. En: Revista de Derecho Universidad de Concepción, 203: pp. 382-398. 6 Silva Bascuñán, A. 1997. Tratado de Derecho Constitucional. Tomo IV. Santiago: Editorial Jurídica de Chile. 138. 7 Ídem: pp. 139. 8 Caldera, H. 1989. Límites constitucionales de la discrecionalidad administrativa. Revista Chilena de Derecho: p. 424. 9 Verdugo, M., Pfeffer E., y Nogueira H. 1994. Derecho Constitucional. Tomo I. Santiago. Editorial Jurídica de Chile: p. 134. 10 Cfr. artículo 4° Reglamento del Senado. Disponible en: http://bcn.cl/1or79 (diciembre, 2014) y art. 32 Reglamento de la Cámara de Diputados. Disponible en: http://bcn.cl/1or7b (diciembre, 2014). 11 Artículo 95 CPR. 3 discusión en torno a la constitucionalidad de la delegación de las facultades jurisdiccionales que los directores regionales del Servicio de Impuestos Internos han hecho a favor de subalternos, fundándose en la autorización del artículo 116 del Código Tributario. El Tribunal Constitucional, conociendo de varias acciones de inaplicabilidad por inconstitucionalidad ha sostenido que si bien el Director Regional actúa dentro de su competencia al conocer y fallar reclamaciones y denuncias tributarias, su carácter de órgano jurisdiccional le impide delegar dicha función en un funcionario administrativo que carece de tal investidura, que sólo puede ser establecida mediante Ley Orgánica12. 12 Por todas, ver Tribunal Constitucional. Sentencia del veinte de marzo de 2007. Rol 595-2006. Disponible en: http://bcn.cl/1ori8 (diciembre, 2014).