VII DIRECCION REGIONAL DE TALCA DEPARTAMENTO

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VII DIRECCION REGIONAL DE TALCA
DEPARTAMENTO JURIDICO
Folio 456-2013
CZA/jpds
ORD. N° 42
/
ANT.:
Presentación
de
13.03.2013,
efectuada por don Juan Carlos Vivallos
Anavalon, Rut N°7.643.345-3.
MAT.: Da respuesta de conformidad al N° 1,
letra B), del artículo 6 del Código Tributario.
TALCA, 03.04.2013.
DE:
SERGIO FLORES GUTIÉRREZ
DIRECTOR REGIONAL
A:
JUAN CARLOS VIVALLOS ANAVALON
2 ORIENTE 654, TALCA
I.-
ANTECEDENTES
Se ha recibido presentación del antecedente, mediante la cual solicita se autoricen deducir
como gasto necesario para producir la renta, los desembolsos efectuados en combustibles, peajes,
estacionamientos, reparaciones y otros gastos inherentes al uso, y cuota de depreciación de un
vehículo marca Toyota, modelo Yaris, año 2012, el cual sería utilizado solo para los procedimientos
de su giro habitual como receptor judicial de la provincia de Talca, todo ello de conformidad al
artículo 31 de la Ley sobre Impuesto a la Renta y a la Circular 21, de 1991.
II.-
ANÁLISIS
Sobre el particular, cabe señalar en primer término que la primera parte del inciso primero
del artículo 31 de la Ley sobre Impuesto a la Renta (en adelante “LIR“), dispone que: “La renta
líquida de las personas referidas en el artículo anterior se determinará deduciendo de la renta
bruta todos los gastos necesarios para producirla que no hayan sido rebajados en virtud del
artículo 30, pagados o adeudados, durante el ejercicio comercial correspondiente, siempre que se
acrediten o justifiquen en forma fehaciente ante el Servicio”.
A su vez, la primera parte del inciso primero del artículo 30 de la LIR, dispone que: “La
renta bruta de una persona natural o jurídica que explote bienes o desarrolle actividades
afectas al impuesto de esta categoría en virtud de los Nºs. 1, 3, 4 y 5 del artículo 20, será
determinada deduciendo de los ingresos brutos el costo directo de los bienes y servicios que se
requieran para la obtención de dicha renta”.
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En consecuencia, pueden deducir de la renta bruta los gastos necesarios para producirla,
las personas naturales o jurídicas que exploten bienes o desarrollen actividades afectas al
impuesto de Primera Categoría en virtud de los N°s. 1, 3, 4 y 5 del artículo 20 de la LIR.
Ahora bien, los ingresos obtenidos por los auxiliares de la administración de justicia,
tales como procuradores del número, receptores, archiveros judiciales, notarios, secretarios,
conservadores de bienes raíces, de comercio y de minas, depositarios, interventores, peritos
judiciales, etc., se clasifican en la Segunda Categoría. La renta de estos contribuyentes se
constituye por los derechos que conforme a la ley perciben del público.
Al efecto, la parte pertinente del artículo 42 N° 2 de la LIR señala: “Se aplicará, calculará y
cobrará un impuesto en conformidad a lo dispuesto en el artículo 43, sobre las siguientes rentas:
2º.- Ingresos provenientes del ejercicio de las profesiones liberales o de cualquiera otra
profesión u ocupación lucrativa no comprendida en la primera categoría ni en el número anterior,
incluyéndose los obtenidos por los auxiliares de la administración de justicia por los
derechos que conforme a la ley obtienen del público, los obtenidos por los corredores que sean
personas naturales y cuyas rentas provengan exclusivamente de su trabajo o actuación personal,
sin que empleen capital, y los obtenidos por sociedades de profesionales que presten
exclusivamente servicios o asesorías profesionales”.
En consecuencia, usted en su calidad de receptor judicial, realiza una actividad gravada
con la Segunda Categoría, debiendo emitir boletas de honorarios por los servicios personales que
presta.
Ahora bien, en este contexto, la determinación de su renta líquida imponible puede ser
determinada de acuerdo con las siguientes modalidades:
a)
En base a los ingresos brutos anuales percibidos, deduciendo los gastos necesarios para
producir dichos ingresos, efectivamente pagados durante el ejercicio comercial. Para tales efectos,
tanto los ingresos brutos como los gastos efectivos deben actualizarse al 31 de diciembre de cada
año, en base a los porcentajes de variación experimentados por el IPC.
b)
Sólo a base de los ingresos brutos anuales percibidos, actualizados, deduciendo de ellos, a
título de gastos presuntos, un 30% de dichos ingresos brutos, con un tope máximo de 15 UTA.
Ahora bien, los contribuyentes que opten por rebajar sus gastos efectivos [letra a)
anterior], deben atenerse a las normas sobre deducción de gastos que la LIR contempla para los
contribuyentes de la Primera Categoría (artículo 31), pero sólo en aquella parte que dichas normas
sean pertinentes o atinentes a la naturaleza de las actividades de Segunda Categoría y a su
régimen tributario.
Al efecto, el inciso primero del artículo 50 de la LIR señala: “Los contribuyentes señalados
en el número 2 del artículo 42 deberán declarar la renta efectiva proveniente del ejercicio de sus
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profesiones u ocupaciones lucrativas. Para la deducción de los gastos les serán aplicables las
normas que rigen en esta materia respecto de la Primera Categoría, en cuanto fueren pertinentes”.
Sobre el particular, en primer término cabe señalar que de acuerdo a lo dispuesto por el
inciso primero del artículo 31 de la LIR, anteriormente citado, la renta líquida del impuesto de
Primera Categoría se determina deduciendo de la renta bruta todos los gastos necesarios para
producirla, que no hayan sido rebajados en virtud del artículo 30, pagados o adeudados durante el
ejercicio comercial correspondiente, siempre que se acrediten o justifiquen en forma fehaciente
ante el Servicio.
En consecuencia, de acuerdo a reiterada y consistente jurisprudencia administrativa de la
Dirección del Servicio, al tenor de lo dispuesto por la norma legal antes mencionada, la deducción
de los gastos procede bajo el cumplimiento de los siguientes requisitos copulativos:
i)
Que se trate de gastos necesarios para producir la renta, entendiéndose por tales aquellos
desembolsos de carácter inevitable u obligatorio en relación con el giro del negocio, sin considerar
solamente la naturaleza del gasto, sino que, además, su monto, es decir, hasta qué cantidad el
gasto es necesario para producir la renta. Asimismo, deben reunir la doble condición de ser
comunes, habituales y regulares por una parte, y por otra, inevitables, obligatorios, imprescindibles
o indispensables para producir la renta;
ii)
Que no se encuentren ya rebajados como parte integrante del costo directo de los bienes y
servicios requeridos para la obtención de la renta;
iii)
Que el contribuyente haya incurrido efectivamente en el gasto, sea que éste se encuentre
pagado o adeudado al término del ejercicio. De modo que para el debido cumplimiento de este
requisito, es menester que el gasto tenga su origen en una adquisición o prestación real y efectiva
y no una mera apreciación del contribuyente; y
iv)
Que se acrediten y justifiquen en forma fehaciente ante este Servicio, quien puede
impugnar los medios probatorios aportados por el contribuyente si por razones fundadas no se
estimaren fehacientes.
Sin embargo, la parte pertinente de la segunda parte del inciso primero del artículo 31 de la
LIR, señala: “No se deducirán los gastos incurridos en la adquisición, mantención o explotación de
bienes no destinados al giro del negocio o empresa, de los bienes de los cuales se aplique la
presunción de derecho a que se refiere el literal iii) del inciso tercero del artículo 21 y la letra f), del
número 1º, del artículo 33, como tampoco en la adquisición y arrendamiento de automóviles,
station wagons y similares, cuando no sea éste el giro habitual, y en combustibles,
lubricantes, reparaciones, seguros y, en general, todos los gastos para su mantención y
funcionamiento”.
En consecuencia, se aceptarán como gastos las sumas desembolsadas por concepto de
bencina, aceite, engrase, reparaciones, estacionamiento, depreciaciones y otros originados por el
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uso de uno o más vehículos destinados al ejercicio de la profesión, pero sólo en la proporción que
sea razonable presumir que dicho vehículo está siendo utilizado en la obtención de la renta
profesional, excepto el gasto que corresponda a la adquisición, mantención, reparación o
funcionamiento, y arrendamiento de automóviles, station wagon y similares. Dependerá de la
propia naturaleza de la actividad profesional, de la forma en que ésta se desarrolle y otros
elementos inherentes a cada profesión en particular, los que determinarán la proporción de los
citados gastos que podrá ser aceptada como gasto necesario para producir la renta.
Corresponderá al propio contribuyente justificar con antecedentes y documentos fehacientes que
obren en su poder las sumas que haya rebajado como gasto. El Servicio se reserva el derecho de
impugnar dichos antecedentes cuando no sean suficientes o fehacientes y, en tal caso, regulará
razonablemente el monto de las deducciones por los conceptos ya indicados.
Sobre el particular, cabe señalar que la citada norma establece la aceptación de los gastos
incurridos en los vehículos destinados al ejercicio de la actividad o profesión en las condiciones
que indica, pero dicha deducción está referida a vehículos motorizados distintos de los
automóviles, station wagon y similares, respecto de los cuales existe disposición expresa en la
misma norma que impide su deducción de la renta bruta.
Asimismo, de conformidad a lo dispuesto en la letra b) precedente, los contribuyentes de la
Segunda Categoría, pueden optativamente en cada año, determinar su renta imponible deduciendo
de los ingresos brutos una presunción de gastos equivalentes al 30% de los ingresos brutos
anuales, monto éste que en ningún caso podrá exceder de la suma equivalente a 15 UTA. El citado
porcentaje se calculará sobre el monto de los ingresos brutos anuales una vez que éstos se
encuentren
debidamente
reajustados
según
variación
experimentada
por
el
IPC.
Los
contribuyentes que se acojan a la presunción de gastos no tendrán derecho a deducir ninguna de
las partidas detalladas en la letra a) anterior, ni siquiera la depreciación anual de sus bienes del
activo inmovilizado. El hecho de acogerse a la presunción de gastos no libera al contribuyente de la
obligación de llevar, de todos modos, un libro de ingresos debidamente timbrado por el SII, en el
cual anotará cronológicamente el monto de sus ingresos brutos, sin descontar las sumas que
puedan haberle retenido en conformidad a lo dispuesto en el artículo 74 N°2 de la LIR, ni las
sumas que pueda haber ingresado en arcas fiscales por concepto de pagos provisionales. El
contribuyente que declare en base a la presunción de gastos y adopte al año siguiente por declarar
los gastos efectivos, deberá registrar dichos gastos cronológicamente y día a día desde el primer
mes de ejercicio por el cual desea declarar la renta efectiva. Es decir, la opción que en cada año se
adopte regirá por años calendarios completos.
Al efecto, el inciso final del artículo 50 de la LIR señala: “Con todo los contribuyentes del Nº
2 del artículo 42 que ejerzan su profesión u ocupación en forma individual, podrán declarar sus
rentas sólo a base de los ingresos brutos, sin considerar los gastos efectivos. En tales casos, los
contribuyentes tendrán derecho a rebajar a título de gastos necesarios para producir la renta, un
30% de los ingresos brutos anuales. En ningún caso dicha rebaja podrá exceder de la cantidad de
15 unidades tributarias anuales vigentes al cierre del ejercicio respectivo”.
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Finalmente, la norma de reajustabilidad señalada para ambos casos (gastos efectivos o
gastos presuntos) se encuentra en el artículo 50 de la LIR, el que dispone que: “Los ingresos y
gastos mensuales de los contribuyentes referidos en el Nº 2 del artículo 42 se reajustarán en base
a la variación experimentada por el Índice de Precios al Consumidor en el período comprendido
entre el último día del mes anterior al de la percepción del ingreso o del desembolso efectivo del
gasto y el último día del mes anterior a la fecha de término del respectivo ejercicio”.
III.-
CONCLUSIONES
Los gastos en combustibles, lubricantes, reparaciones, seguros y, en general, todos los
gastos para la mantención y funcionamiento de vehículos motorizados que podrán ser rebajados
de sus ingresos brutos, en la medida que opte por tributar sobre la base de gastos efectivos [de
conformidad a la letra a) del análisis precedente], serán aquellos provenientes de vehículos no
excepcionados expresamente por la ley; como si ocurre con automóviles, station wagon y
similares; aceptándose como tales en la proporción que sea razonable presumir que dichos bienes
son utilizados en el ejercicio de la profesión o actividad, circunstancia que deberá ser debidamente
acreditada por el interesado.
En consecuencia, los gastos por combustibles, peajes, estacionamientos, reparaciones y
otros gastos inherentes al uso y una cuota de depreciación, del automóvil marca Toyota, modelo
Yaris, año 2012, no pueden rebajarse de los ingresos brutos anuales percibidos de su actividad
como receptor judicial.
Se hace presente que Ud. puede obtener mayores informaciones sobre la materia
consultada en la página web de este Servicio, www.sii.cl, en los links “Legislación, Normativa y
Jurisprudencia”, “Administrador de Contenido Normativo”, donde encontrará las interpretaciones
administrativas relativas al tema de su consulta, en particular, la Circular N°21, de 23.04.1991; los
Oficios N°s 3.778, de 24.10.1991 y 336, de 24.02.2010.
Saluda atte. a Ud.
SERGIO FLORES GUTIÉRREZ
DIRECTOR REGIONAL
DISTRIBUCIÓN:
Sr. Juan Carlos Vivallos Anavalon. Rut N°7.643.345-3. Celular N° 9-3023186. 2 Oriente 654.
Talca.
Archivo Departamento Jurídico.
Encargada Regional Transparencia Activa.
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