Nombre del Estudiante: Natalia Rivera Rivera Domicilio: Col. Loarque 1ª Calle, Comayagüela, Fco. Morazán, Honduras Edad: 15 años Fecha de Nacimiento: 3 de septiembre de 1996 Nº Identidad: 0801-1996-16375 Teléfono (casa): 2226-5668 Teléfono (celular): 8800-4402 Escuela: Centro Escolar Antares Tentaciones En la estación policial número 37 de la ciudad de Atlanta; dos policías, Charlie O’Neill y Liam Day, trabajaban decomisando objetos ilegales. Al llevar a cabo su trabajo, se les presentaban una variedad de artículos, pero nunca habían sido tentados por alguno de estos objetos, hasta que incrementó el uso de drogas entre los jóvenes. Con el tiempo, fueron decomisando grandes cantidades de drogas y entre más recolectaban, más era la tentación de sacarle provecho. Un día mientras Charlie y Liam iban a comprar donas, se encontraron a un viejo colega, Peter. Tratando de ponerse al día con sus amigos empezaron a hablar y en eso Peter les pregunto: - Y ustedes ¿En qué caso trabajan? Y Charlie abiertamente responde: - Ahorita estamos trabajando decomisando artículos ilegales, vieras las cosas que nos topamos. - ¿En serio? ¿Y qué es lo que más ven? - Pregunta Peter. - Pues vemos tantas cosas, decomisamos tanto; autos, dinero lavado, pero aunque no lo creas ahorita lo que más se decomisa son las drogas y sobre todo entre adolescentes. ¿Te podés imaginar? - contestó Charlie - ¿Y qué es lo que hacen con todas las drogas?- pregunta Peter interesado. Y Charlie le contesta: - Depende del caso, a veces tenemos que guardarla como evidencia o a veces nos tenemos que deshacer de ella, quemándola o cosas así. En eso le entregan las donas a los policías y ellos se despiden de su amigo y se dirigen a su trabajo. Cinco días después, Peter se presenta en el departamento de policías y pide hablar con Charlie. Charlie nota algo diferente en su amigo, ve una actitud sospechosa y le dice: - Que sorpresa encontrarte aquí, ¿Qué te sucede? En eso Peter nervioso le responde: - ¿Te acuerdas hace poco que nos encontramos y me hablaste de tu trabajo? -Sí, ¿necesitas ayuda en algo? te noto un poco nervioso. – dijo Charlie. -¿Alguna vez has pensado vender la droga?- le susurró Peter. -¡No! Claro que no, ¿por qué preguntas eso? – le respondió rápido Charlie. Peter asustado por la reacción de su amigo se acobardó, pero luego agarra coraje y le pregunta: - Ehh… es que… ¿quería saber si me podrías vender un poco a mí? Charlie que veía venir esta pregunta, y no estando muy convencido, no sabía que responder. Peter al notar su reacción le dice: - Piensa en todo el dinero que puedes hacer. Además, como tú dijiste, has decomisado tanta que no se darían cuenta si les faltara un poco. Al final, después de varios intentos, Peter logra convencer a su amigo, quien termina vendiéndole 3 onzas de cocaína. Al cabo de un tiempo, Charlie se ve enredado en la venta de drogas, descuidando el hecho que su compañero se dé cuenta que faltaba mucha de la evidencia que habían recolectado. Un día Liam le pregunta a Charlie – ¿Te has fijado que por mas droga que decomisemos, se ve menos? - Mmm... no, no lo he notado. - Le responde Charlie nervioso de que su compañero lo descubriera. Al pasar unos minutos Charlie le dice: - Bueno tengo que confesarte algo, he estado vendiendo un poco. Liam al principio no podía creer lo que estaba escuchando, pensó que su compañero estaba bromeando. Pero después notó que lo que decía era verdad. Y en eso le dice: - Quiero ayudarte, si quieres que te cubra, será mejor que compartas las ganancias. Charlie para no ser delatado, acepta a las condiciones que su amigo le plantea e inician la venta, pero esta vez en mayores cantidades. Tres meses después y siguiendo el mismo camino con mucho más éxito, Liam se da cuenta de algo que da un giro en la historia. Se da cuenta que su único hijo había caído en una adicción que lo llevó a tener una sobredosis severa, teniendo que internarlo en el hospital, lo que lleva a toda su familia a pasar por un mal momento mientras su hijo intenta recuperarse. Pero lo que más afectó a Liam fue hablar con su hijo de lo ocurrido. Le preguntó – Hijo ¿Por qué hiciste eso? ¿De dónde sacaste la droga? A lo que su hijo le responde algo que no se esperaba –Papa, lo encontré entre tus cosas. Esta respuesta hizo que Liam se diera cuenta del daño que le había hecho a su hijo y a su familia, haciéndolos pasar por momentos tan amargos. Él no sabía en lo que se estaba metiendo, no sabía lo mucho que afectaba a las personas, a los conocidos, a los familiares de los que ingerían estas drogas. Entonces Liam fue a hablar con su amigo de lo ocurrido. - Nunca nos hubiéramos involucrado en esto, ya sé a lo que exponemos a las personas al vender estas drogas, ya sabemos el daño que hacen. Por algo estuvieron decomisadas. – le dice Liam a Charlie. Charlie quien por primera vez desde que empezó a vender empezó a pensar en los demás, se detuvo a analizar a cuántas personas estaban perjudicando, cuántas familias estaban destruyendo y cuántas vidas estaban poniendo en peligro. Se sintió mal por todo lo que había hecho, empezó a reflexionar todo lo ocurrido, y trató de querer ser mejor, tratar de enmendar sus errores. Después de un tiempo no sólo empezaron a hacer su trabajo de la forma debida, sino que empezaron a tratar de ayudar a las personas con charlas, motivando la formación de equipos de deportes para jóvenes, asistiendo a clínicas de rehabilitación para ayudar, y muchas cosas más. Al cabo de unos años – a pesar de todas sus buenas acciones para prevenir la drogadicción – el cargo de conciencia siempre permanecía por que no podían dejar de pensar en todas las familias que habían pasado por el mismo dolor y frustración que Liam había pasado, y solo pudieron sanar ese dolor acercándose a la Iglesia y dejando que Dios entrara en sus corazones.