Wenceslao Unanue y el círculo virtuoso de la felicidad

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capitalHUMANO
El Círculo
Virtuoso de la
Felicidad
Lo que partió como un tema ligado al ámbito
filosófico, hoy es desarrollado por
economistas, sicólogos, sociólogos y abogados,
porque está demostrado que las personas
felices tienen mejor salud, son más
innovadoras y comprometidas y están abiertas
al cambio. Hoy en día existe un grupo de
connotados académicos a nivel mundial
trabajando en un Nuevo Paradigma de
Desarrollo (NPD) basado en bienestar y
felicidad, que promete incidir directamente en
las políticas públicas de los países y reemplazar
al PIB. O al menos, complementarlo.
W
enceslao Unanue debe ser una de las personas que más ha
investigado sobre felicidad en nuestro país, de hecho se
encuentra trabajando en un nuevo Paradigma de Desarrollo
basado en Felicidad y Bienestar junto al gobierno de Bután y la ONU. ¿El
objetivo? Construir un mundo donde la felicidad individual y colectiva sea
vista como la clave para mejorar la calidad de vida. Un mundo más justo,
más sustentable, menos materialista y más feliz, en donde el capital humano sea más importante que el financiero.
“Necesitamos un cambio en nuestros valores y en los valores que trasmitimos como sociedad. Debe ser la cooperación entre los seres humanos y
no la competencia, el motor del progreso y la fuente clave de satisfacción
y felicidad”, comenta el catedrático. Tal como lo planteara el Secretario
General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, “el viejo modelo ha colapsado y por lo tanto ha llegado el tiempo de invertir en la gente”.
¿De qué se trata este Nuevo Paradigma de Desarrollo?
Consta de cuatro pilares: la conservación del medio ambiente, el desarrollo
socioeconómico sustentable y equitativo, la preservación y promoción de
la cultura, y el buen gobierno, participativo y transparente. En base a ellos
se definen ciertos indicadores, como el uso del tiempo para el trabajo, la
familia y los amigos, la vitalidad comunitaria, que comprende lazos significativos con los vecinos, por ejemplo; la resiliencia y la felicidad individual.
¿De qué manera este nuevo paradigma incidirá en las políticas públicas?
El rol de las políticas públicas no es obligar autoritariamente a los ciudadanos a ser felices. Por el contario, es simplemente generar las condiciones
necesarias para que las personas, las comunidades, las organizaciones y
las naciones puedan florecer y ser felices.
¿Se ha hablado de implementarlo a nivel escolar?
¡Mucho! El cambio y la esperanza están en los niños del mañana, y es ahí
Wenceslao Unanue
Profesor Escuela de Negocios
Universidad Adolfo Ibáñez
donde debemos apuntar. Más allá de enseñarles la búsqueda del éxito
financiero y del poder, debemos instruirlos en las claves para ser felices.
Este es el desafío de los colegios del futuro. Una enseñanza basada en
valores, en el desarrollo del altruismo y el cuidado del medio ambiente que
ponga en el centro al ser humano y a la naturaleza, y no al consumo y lo
material. La educación debe ayudar a formar personas que se sientan
felices por el sólo hecho de vivir, de participar en una sociedad, y de disfrutar de sus potencialidades, y no por los bienes materiales que puedan
consumir. En Chile estamos discutiendo una Reforma Educacional y estos
temas no pueden quedar fuera.
¿Qué tipo de cambios debieran implementar las empresas para tener
personas más felices?
Es clave que comiencen a preocuparse no sólo de la salud física de sus
empleados, sino de su salud mental. Hoy hay un llamado a que los jefes y
las compañías se conviertan en gestores de felicidad. Para ello, las empresas deben ser capaces de lograr que las personas le encuentren sentido a
su vida (trascendencia), de que construyan importantes relaciones al interior de las mismas, y que aumenten los niveles de confianza entre tantas
otras cosas.
¿De qué manera la UAI trabaja el tema de la felicidad?
En la Universidad Adolfo Ibáñez estamos convencidos de que este es un
tema de primera necesidad y por ello creamos el Diploma en Felicidad
Organizacional (DFO) para entregar a los líderes del mundo privado y público, herramientas que puedan utilizar para que las personas florezcan en
los trabajos. Y no sólo porque es un deber moral, sino porque científicamente se ha demostrado que las personas más felices son más sanas, se
ausentan menos, rotan menos, tienen mayor compromiso organizacional,
sufren de menos estrés y son más productivas.
Inglaterra instaló mediciones de felicidad, ¿cuánto debemos esperar para
que ello ocurra en nuestro país?
Espero que no mucho, de hecho, recientemente se realizó el Primer
Encuentro de Municipalidades por la Felicidad en Chile y Latinoamérica en
la Municipalidad de Quillota, junto al Instituto del Bienestar. Lo importante
es comenzar el proceso desde ya y que los países comiencen a medir la
felicidad. Como dijo Joseph Stiglitz (Nobel de Economía), lo que no se mide
no se hace. Por lo tanto, si comenzamos a medirla, indudablemente las
personas, las empresas y los gobiernos comenzarán a preocuparse de ella.
Como ocurrió con el PIB.
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