EL ANTIGUO ROMANO Y LA INIURIA EL DERECHO ROMANO Y

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EL ANTIGUO ROMANO Y LA INIURIA
EL DERECHO ROMANO Y LA INJURIA
María Teresa Leiva de Ghiringhelli
Universidad Nacional de Tucumán
"Lo que de él se dice, no puede decirse!
y Lo que puede decirse, no se dice!"
Los antiguos romanos llamaron "iniuria" a todo acto que carecía de derecho
II.4.1 (Inst. de Just.) D.47,10,1 (Dig. de Justiniano). Consideraron especialmente a
la contumelia que deriva del latín "contennere" que quiere decir despreciar, por que
injuria es despreciar a otro.
El antiguo romano creó numerosas clases de desprecios y numerosos medios de
ofender.
Séneca considera qué son los injuriosos que nos ofenden por causas y medios
distintos.
El orgulloso con sus desprecios. El rico con su altanería.
El impertinente con su torpe vocería. D.47,10,15,2
El envidioso con su malignidad. El contradicente con su mote. Hazme la contra para que seamos dos: L.A. Séneca. De ira TII.7
El vanidoso te ofende con sus mentiras. El impúdico con sus ofertas necias D.47, 10,10, 15, 20 y 22. El cínico con su agria ironía. El difamante con su cobardía. El intruso te ofende en tu casa. D.47,10,15,23. El iracundo con su provocación
constante. D.47,10,11.
Como también Séneca se ocupó de lo concerniente a los efectos de la iniuria y
de la manera como los antiguos lo consideraron y soportaron, resulta notable saber
cómo la soportaron y la consideraron examinando el carácter y la intención del injuriante y luego lo diferenciaron y lo calificaron como injuriante real o virtual empleando el "cuestionario de Séneca"
Claro está! ¿Es un niño? Entonces se perdone la edad, pues ignora si hace daño.
¿Es por mandato? ¿Quién podría sin injusticia irritarse contra la necesidad? ¿Es por
represalia? No se te injuria si tu sufres, lo que has hecho sufrir a otro. ¿Es un animal?
Te haces semejante a él irritándote, ¿Es un Dios quien te ofende? Pierdes el tiempo
irritándote contra él, lo mismo que al invocar su cólera contra otro. L.A. Séneca, de
Const. XI y XXIII.
En la antigua Roma se castigaban severamente las injurias. Así si un particular
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por ser pobre o infame no podía repeler una injuria, el Derecho de los Onirites, salvo
excepcionalmente, no demoraba en aplicar las sanciones correspondientes.
Tanto la Ley Decenviral como el Epitome de Hermogeniano establecieron distintas clases de penas a aplicar dependiendo de quien fuera el injuriante, si esclavo o libre
de baja condición. Por supuesto las antiguas leyes de Roma aún no garantizaban la
igualdad. Las XII Tablas estableció: "El que infiere injuria a otro, pagará la multa de
veinte y cinco ases". Igualmente del vetusto código se desprende que la víctima de un
delito, en determinados casos, podía ejercer la venganza privada, limitándose la ley a
regular la forma de aplicar el castigo y así cuando se trataba de la "iniuria" se autorizaba la aplicación de la Ley del Talión - Tabla VIII,2.También el Pretor elaboró castigos para los culpables de la injuria considerando
el grado de dignidad y honradez del injuriado, en razón de lo cual crece o disminuye
la estimación de la injuria. También decidireron sobre el grado y calidad de atrocidad
de la injuria. D, 47,10,7,8. Inst. 4,4,7.Siendo así, qué es la injuria? La injuria es un delito. De qué clase y decían: "que
es delito un acto voluntario ilícito que ataca o lesiona a la persona o a sus derechos y
que está castigado por la ley con una pena"
Y los delitos podían ser de dos categorías: "Delicta pública o crimina" y "delicta
privata o maleficium". Los primeros significaban una ofensa a la sociedad o comunidad y eran reprimidos con una pena en nombre de la colectividad, por lo que eran perseguibles por cualquier miembro de la misma,. La pena es pues "reparadora" de aquella ofensa. De ahí que la ley de la XII Tablas incluyó entre los "crimina" a ciertos actos
que los romanos consideraron como violatorios de la leyes públicas y del orden jurídico protegido por el Estado, como el perjurio, el incendio, el falso testimonio y muy
especialmente el perduellium -alta traición- y el parricidio -homicidio cuya víctima era
un pariente cercano o allegado. El catálogo de delitos y sus correspondientes sanciones
se fue ampliando excediendo las XII Tablas por medio de leyes que alcanzaron otros
actos, como la Lex iulia de peculatus (robo de cosas públicas o sagradas), lex iulia repetundarum (exaciones ilegales), lex iulia de residuis (malversación de caudales públicos).
Los delicta privata en cambio, provocaban un daño a la persona o bienes de un
individuo y por su comisión se aplicaba una sanción de carácter pecuniario establecida a favor del damnificado y perseguible mediante las formas procesales civiles. En este
caso la pena tiene carácter resarcitorio del daño ocasionado.
Con ubicación especial dentro de la XII Tablas son considerados los delitos privados. Se consideraban tales al "furtum" o apoderamiento fraudulento de la cosa de
otro contra la voluntad de su dueño, con la intención de aprovecharse de ella; la vibona rapta (rapiña o rapina) considerándose tal los robos o hurtos cometidos con violencia por bandas armadas; "el damun iniuria datum", ataque contra los bienes de otra
persona sin propósito de lucro y la "iniuria" o ataque contra la integridad física de una
persona, incluyendo las ofensas corporales comunes. Con el derecho clásico se amplía
el concepto de delito privado, y se entiende que su castigo el lesionado debía perseguirlo ante la justicia civil pues era considerado como una fuente generadora de obligacio-
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nes y así la iniuria se extiende a los ataques a la personalidad humana en su aspecto
moral, el furtum abarcó la usurpación y el despojo de herencia y de posesión y el dannun iniuria datum cayó bajo la generalización de la Lex Aquiliae.
Como ocurriera en materia contractual, también en el campo delictual se consideró que solo eran "delicta" en sentido estricto los actos y hechos violatorios de
derechos consagrados por el ius civile y que estaban sancionados por una acción particular, pero a la par se verificó la existencia de otras convenciones como otros actos
ilícitos generadores de obligaciones, pero que en el caso de estos últimos el derecho
pretoriano sancionó con acciones in factum. Entre estos actos ilícitos encontramos la
violación de un sepulcro, la corrupción de un esclavo, el incumplimiento doloso de
sus funciones por el perito agrimensor -el dolus- el metus y el fraus creditorum.
Conforme a un enfoque general de los delitos del derecho civil, es posible observar: 1°) Que en las XII Tablas aparece un catálogo de delitos con sus correspondientes penas y que en cuanto a la responsabilidad por los delitos privados la legislación
decenviral tendió sobretodo a fijar una pena a favor del ofendido y no a consagrar un
castigo que sancionara la culpabilidad del delincuente. 2°)Que conforme a los principios dados por la jurisprudencia clásica, se registra una evolución porque la pena se
regula teniendo en cuenta la intención criminal del autor del hecho tratando de que
el castigo signifique un resarcimiento equitativo del perjuicio provocado a la víctima.
3°)Que hasta esta etapa el delito continúa su desarrollo en la esfera del ius privatum,
teniendo el ofendido que recurrir por las reglas del procedimiento civil para accionar
y obtener la condena del culpable.
Con el advenimiento del derecho imperial recién se introduce la modalidad de
reprimir los delitos privados con la acción civil ordinaria y perseguir criminalmente a
los ofensores mediante la aplicación de penas especiales. Esto constituye todo un progreso en el campo delictual ya que la víctima pudo optar entre exigir el resarcimiento pecuniario por el daño sufrido o demandar el castigo del delincuente suscribiendo
la acusación criminal por el procedimiento de la cognitio extraordinen
Como dijéramos, los romanos señalan como típicos delitos privados del derecho civil al furtun -hurto, la vibona rapta rapiña; al daño injustamente causado
(danun iniuria datan) y la iniuria (injuria). Estas figuras presentan manifestaciones
diferentes, pero conservan de común el ser fuentes generadoras de obligaciones por
un lado, y por otro los rasgos comunes que caracterizan a las acciones que de las mismas derivan creados por la Ley para sancionar a los autores de la lesión. Así, ellas son
intransmisibles, en razón del concepto preponderante de que las relaciones que
engendraban los delitos operaban exclusivamente entre autor y víctima. Esta modalidad fue restringida al admitirse la transmisión de las acciones a los herederos del damnificado a excepción de las llamadas vindictam spirantes en que la ofensa era estrictamente personal. Otra nota característica es la acumulabilidad; lo cual significa que
el ejercicio de la acción no impide al ofendido intentar al mismo tiempo otra que
naciendo del mismo delito, conduzca al mismo fin que aquélla ya sea la recuperación
de la cosa, ya sea el resarcimiento del daño patrimonial. Es caracterizante también la
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noxalidad que autoriza a entregar al autor del delito al ofendido -noxae deditio- cuando el ilícito era cometido por el esclavo o el filius familia.
En este caso, la acción no se ejerce contra el autor del acto productor de la lesión
sino noxaliter contra el dominus o el paterfamilia, quien podía liberarse de la entrega
pagando la indemnización correspondiente. Por fin las acciones tenían el carácter de
perpetuas, lo que hacía que el ofendido pudiera accionar en cualquier tiempo sin ver
afectado su derecho. No ocurría así con las acciones emergentes de los delitos pretorianos, que escapaban a la regla de la perpetuidad, por que estas se extinguían en el transcurso de un año contado desde el momento de la comisión del hecho delictual o desde
que el ofendido se hallaba en condiciones de ejercerla. Esta prescripción anual no jugaba cuando se tratara de acciones criminales otorgadas por el magistrado ad exemplo
iurus civilis - Gayo, III, 182; Just. 4,1,pr. Gayo IV, 112; Paulo, Dis. 37,6,2,4. Gayo IV,
75 -Just., 4,8,pr; Just., 4,8,3; Just., 4,8,4. Gayo Dig. 9,4; Ulpiano, Dig. 9,4,2,pr.
Ulpiano Dig. 9,4,21; Paulo Dig. 9,4,4,2. Gayo IV, 111.
Como la intención es tratar la iniuria, decíamos que esta es en sentido lato "todo
acto contrario a derecho" "nullo iure"
Restringidamente, iniuria es todo acto que contiene una lesión física o moral a la
personalidad humana, se haya producido por vías de hecho, por palabras o de cualquier otra manera. Gayo III,216; Ulpiano Dig. 9,2,23,10.
Este delito experimentó en Roma la característica evolución de todas sus instituciones así en la legislación decenviral se reguló la iniuria solo teniendo en cuenta que
la misma importaba un ataque dirigido a la persona física, y por lo tanto no tenía gravitación la intención dolosa con que hubiera obrado el agente. Es así que también eran
estimados con iguales consecuencias cuando el autor hubiera obrado con simple
imprudencia.
La ley de las XII Tablas distinguía los actos que configuraban lesiones graves de
aquéllos que solo provocaban lesiones leves y se establecieron distintas sanciones para
cada supuesto particular. Así en las primeras se incluían por ejemplo, la ruptura de un
miembro de un hombre libre (mebrum ruptum), para lo cual se aplicaba la pena del
talión que autorizaba a la víctima a inferir al culpable un daño de igual naturaleza al
sufrido, salvo que las partes optaran por convenir una compensación voluntaria. Las
lesiones leves eran sancionadas con penas pecuniarias que admitían variantes de mayor
o menor intensidad, teniendo en cuenta la mayor o menor intensidad de las lesiones e
igualmente de qué persona se tratara. Siendo así que la fractura de un hueso (os fractum) era penada con trescientos ases si la víctima era un hombre libre, pero solo de
ciento cincuenta si fuera un esclavo. Igual los golpes sin heridas, que eran lesiones
menores la pena era común por veinticinco ases.
En cuanto a las iniurias difamatorias -carmina famosa- siempre se imponía la
pena capital si se hubieran realizado públicamente -Tabla VIII,1; Tabla VIII,2; Tabla
VIII,4; Gayo, III, 223, Just. 4,4,7.
Un anecdotario ejemplificador de la modalidad de las XII tablas lo constituyen
dos hechos: Dice Aulio Gellius (noct., alt. XX,1) que si la multa es de 25 ases, quién
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se privará del placer de insultar? Y agrega que Labeon en una obra suya relata que
Lucio Veracio era tan desalmado que su mayor placer consistía en abofetear a los
hombres libres, por lo cual seguíale siempre un esclavo cargando una bolsa repleta de
ases, y en cuanto su amo propinaba una bofetada, el esclavo, según lo dispuesto por
la ley entregaba inmediatamente 25 ases al injuriado. Y en cuanto a la carmina famosa aplicando la lista de Séneca, esta cuenta que Crysippo vió llorar en el Senado a Fido
Cornelio, yerno de Ovidio, porque Cornulo le llamó "Avestruz pelado". L.A. Séneca,
de const., IX, XVII y que Démonax ofendió a Centulo diciéndole "Qué linda es tu
toga Centulo! toga de fina lana de un cornudo carnero". M.T. Cicero, Phil XIV De
los antiguos romanos.En el Derecho honorario se superan de a poco, tal cual lo sabemos, las insuficiencias y rigidez de las antiguas normas y así la noción de iniuria se extendió a las
lesiones morales de cualquier tipo y así entraron en el concepto de iniuria, la difamación escrita o verbal, las palabras ultrajantes la violación de domicilio y todo otro acto
que afectara la dignidad y el honor de la persona. Ulpiano, Dig. 47,10,15,2, Idem
10, 15,27. En este período el acto ilícito aparece limitado a aquellos casos en que el
agente hubiere obrado con intención dolosa, lo que se denomina "animus iniuriante" quedando sin alcance penalizador aquellos daños físicos o morales perpetrados
por simple imprudencia.
El edicto del pretor estableció que la indemnización del daño podía perseguirse
por una acción penal que se denominaba actio iniurariun aestimatoria. Era aestimatoria porque el ofendido podía estimar por sí mismos el monto de la reparación pretendida como exigencia pecuniaria, sin perjuicio desde luego de la facultad del juez
para moderar la pretensión condenando ex bono et aequo- Gayo III, 224, Just. 4,4,7.
Esta acción llevaba consigo la tacha de infamia. Solamente estaba legitimado para
intentarla el ofendido y contra el autor del delito y sus cómplices, no transmitiéndose a los herederos de unos y otros por que pertenecían a aquellas acciones "vindictam spirantes" (que respiraban venganza) Just. 4,4,11; y 4,4,12.
La tacha de infamia producía efectos en la capacidad jurídica del ciudadano
puesto que quedaba privado del ejercicio de los derechos políticos. Ello es así porque
si bien el honor de una persona no atañe al campo de lo jurídico en Roma el "honor
civil" del ciudadano "existimatio" debía mantenerse ileso para gozar plenamente de
los derechos civiles y políticos. El estado de dignidad ilesa es comprobado por las leyes
y la costumbre y en virtud de un delito se menoscaba -existimatio minuitur- o se
pierde -existimatio consumitur-. Las causas que ocasionaban la tacha de infamia eran
variadas y en el caso de la comisión de un delito operaba como accesoria de la pena,
y así fue en el caso del delito de injuria.
Ahora bien, conforme con el edicto el ofendido podía reconciliarse con el autor
del acto o podía renunciar expresa o tacitamente a la acción, en cuyo caso ésta quedaba extinguida. El mismo efecto acarreaba la "disimulación", que quería decir que
la víctima perdonaba u olvidaba la ofensa inferida.
En este último aspecto de la acción, volvamos a Séneca y los antiguos romanos.
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Decía este, impregnado de la mentalidad estoica que era la propia mentalidad romana
"que la mejor y más acertada manera de soportar la injuria es precisamente olvidarla y
no devolverla... Continúa "es propiedad de grandes almas despreciar las injurias y olvidar la venganza" pues "...la venganza más humillante para el agresor es no parecer
digno de provocarla". Por último enseña Séneca "que grande es aquel que imitando a
las fieras nobles, oye sin conmoverse los impotentes ladridos de perros rabiosos". L.A.
Séneca, de ira III,32. De los antiguos romanos.Ya en épocas de Sila se dicta la Lex Cornelia de iniuriis que viene a promover nuevas formas de aplicación del delito. Por la nueva reglamentación se autorizaba a las personas que fueran víctimas de golpes y heridas o cuyo domicilio hubiese sido violado,
a optar entre reclamar una pena pecuniaria o perseguir criminalmente al autor, pero ya
ante un tribunal permanente y especial "Las quaestiones perpetuae" Ulpiano, Dig.
47,10,5 pr: Ulpiano, Dig., 47,10,5,6.; Venuleyo Dig., 48,2,12,4.
La reforma de la Lex Cornelia significó una mayor protección para el ofendido
porque este desde entonces contaba con dos vías para obtener la reparación privada, en
razón de la injuria; Una acción civil para exigir el pago de una suma dineraria en concepto de pena cuyo importe quedaba librado a la apreciación judicial. Esta acción era
perpetua y era de carácter personal al ser ejecutable solo por la víctima. La otra vía era
la pretoriana de la actio aestimatoria iniurariun.
Con el Derecho Imperial a partir de Dioclesiano se amplía el campo de la iniuria, llegando a abarcar las más leves lesiones corporales y las mínimas lesiones violatorias de los derechos de la personalidad. Ya en este caso la persecución es criminal
mediante la extra-ordinem . Just. 4,4°; Hermogeniano, Dig. 47,45; Cod. 9,35,11.
Idem. 36,1.
Trasladémonos al tiempo actual. Si detenemos nuestra atención en el artículo
1075 del C.Civil ubicado en el libro II Sección Segunda Título VIII Cáp. I, vemos que
todo derecho puede ser materia de un delito y continua ya sea el derecho sobre un
objeto, o bien se confunda con la existencia de la persona. La nota al mismo tiempo
tomada de la Partida 7°, L.3 TiT 15, habla así "no puede negarse que el honor y la
reputación de una persona pueden ser la materia de un delito". Al tratar Velez Sarfield
los delitos contra las personas en los arts. 1089 y 1090 se regulan la calumnia y la injuria, como la acusación calumniosa, ambas figuras asumen las formas de delitos civiles
y engendran igualmente acciones criminales, ya que tipifican figuras penales, de donde
surge un paralelismo con el derecho de Roma. Igualmente tanto la calumnia como la
injuria, esta última "de cualquier especie" dice la Ley civil, genera la obligación de
indemnizar pecuniariamente pero sujeto a un resultado dañoso o a una cesación de
ganancia apreciable en dinero, este requisito -daño causado- aparece como "lesión a un
derecho" en toda la evolución del instituto. Sin embargo, la gran diferencia estriba en
que la figura es receptada en nuestro sistema con la gran influencia del derecho de la
madre patria, según leemos arriba referido a la Partida 7°, de lo que resulta que ya no
es abarcativa de lesiones físicas -o daños físicos, sino comprensiva de agravios morales,
como lo señala el art. 1099, en cuyo caso la acción a ejecutar asume carácter personal
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no siendo transferible a los herederos o sucesores universales, salvo que esta hubiera
sido intentada por la víctima, previo a su fallecimiento.
Encontramos otro paralelismo, ya no en punto directo a la injuria, sino al
común de los delitos privados en el art. 1.110, cuando este señala la extinción de la
acción indemnizatoria por la renuncia de las personas interesadas, pero con una
advertencia que no encontramos en las fuentes romanas, en el sentido de que dicha
renuncia no embaraza la pretensión que puede pertenecer al esposo o padre, quienes
quedan libres para ejercer la acción por daños e intereses.
Para terminar, las relaciones entre la acción civil y la acción penal, situaciones
reguladas desde los arts. 1101 a 1106, son cuestiones que no han preocupado demasiado a los antiguos, versátiles en lo práctico y poco afectos a las especulaciones por
un lado y por otro por el menor perfeccionamiento del sistema procesal penal que
nunca llegó a alcanzar la madurez y precisiones del procedimiento civil.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Tratado : Derecho Romano
Peña Guzmán, Alberto
Argüello, Luis Rodolfo
Tipográfica Editorial Arg., Bs.As., 1962
I y II Tomo
Manual de Derecho Romano :
Historia e Instituciones
Argüello, Luis Rodolfo
Astrea, 3ra. Edic. corregida
Manual de Derecho Civil
Obligaciones
Llambias, Jorge Joaquín
Banegas, Patricio R.
Sassot, Rafael A.
Edit. Perrot, 9na. Edic. actualizada
El Mundo Clásico
Kornél Zoltan Méhész
Editora Universidad Nacional del Nordeste, Corrientes,
Rep. Argentina, 1972
La Ciudad Antigua
Fustel de Coulanges
Obras Maestras, Editorial Iberia S.A.
Digesto de Justiniano
L.A. Séneca, De ira III, 30 - Idem XXX, 30 . Idem II, 33
El Hombre Antiguo y el Suicidio, Publicación Universidad Nacional de Córdoba
L.A. Séneca; de Const. IX - XVII - XI y XXIII - Idem XVII
Aulus Gellius XX,1.
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