Solemnidad de Nuestra Señora de los Ángeles Patrona de Costa Rica

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Solemnidad de Nuestra Señora de los Ángeles
Patrona de Costa Rica (Celebración Vísperas del viernes 1 de agosto 2014,
y sábado 2 de agosto. Misa del día)
Monición de entrada
Hermanos. Hoy celebramos a nuestra Patrona, Nuestra Señora de los Ángeles, nuestra
amada Virgen María, que se ha hecho presente en nuestras tierras, al encontrarse su imagen
morena allá en la Puebla de los Pardos, en Cartago, y a la cual veneramos siempre con cariño
como La Negrita, recordándonos su presencia de Madre y protectora nuestra.
Vivamos intensamente esta celebración, escuchando la Palabra de Dios y celebrando la
Eucaristía. Con el canto de entrada, comenzamos nuestra celebración.
Monición general a la Palabra de Dios (todas las lecturas)
La Palabra de Dios en esta celebración en honor de Santa María, nos hace descubrir su
presencia en la historia de la salvación, en especial, el vínculo de amor que la unió a su Hijo
Jesucristo, desde Belén hasta la cruz y el cielo. También el Señor ha querido que Ella fuera nuestra
madre y protectora y así es desde siempre, como hoy la confesamos. Escuchemos.
O también a cada una de las lecturas
Monición a la Primera Lectura (Eclo 24,1-3-4.8-12.19-21)
La sabiduría personificada, que nos presenta la primera lectura, es un anticipo de Cristo,
Sabiduría de Dios, nacido de María, madre del amor hermoso y de la santa esperanza.
Monición al Salmo Responsorial (Jdt 13)
Aclamemos a Dios, que al darnos a María como Madre, la reconocemos como mujer de
nuestro pueblo y de nuestra raza.
Monición a la Segunda Lectura (Gál 4,4-7)
San Pablo nos presenta con pocas palabras, el misterio de la encarnación del Hijo de Dios,
nacido de María, misterio por el cual Dios ha querido hacernos partícipes de la filiación divina.
Monición al Evangelio (Jn 19,25-27)
En Juan, el discípulo amado de Jesús, los hijos de María estamos representados, al recibirla
como Madre, al pie de la cruz de Cristo, como su último testamento de amor filial. Que Ella ocupe
siempre un lugar especial en nuestros corazones.
Oración de los fieles
Celebrante: Presentemos a Jesucristo, Hijo de Dios y de María, todas
nuestras peticiones, diciendo todos: Escucha Señor, y ten piedad.
 Por la Iglesia, para que lleve al mundo el mensaje del Evangelio de la
salvación, asistida por nuestra Madre del cielo. Oremos.
 Por el Papa Francisco, nuestros obispos y pastores de la Iglesia, para
que sigan anunciando el Evangelio de Jesucristo, Hijo de María, Virgen
y Madre. Oremos.
 Para que nuestro pueblo costarricense contemple a María como
ejemplo de madre amorosa, solícita y atenta a las necesidades de los
pobres y de los que sufren. Oremos.
 Por nuestra patria, que la celebrar la fiesta de nuestra amada Reina y
Patrona, en este día dedicado a Ella, obtenga frutos de paz, de justicia
y de amor. Oremos.
 Por los enfermos, los pobres y los que sufren, en especial, aquellos que
hoy visitan el santuario mariano de Cartago, para que la intercesión de
nuestra Madre Celestial, alcance para ellos los favores divinos.
Oremos.
 Por todos nosotros, que estamos celebrando con alegría esta fiesta de
María, Señora de los Ángeles, para que su ejemplo nos ayude en el
seguimiento fiel de su Hijo Jesucristo. Oremos.
 Por nuestros difuntos, para que hayan encontrado allá en el cielo a
María, nuestra Madre glorificada, para que con Ella alaben para
siempre a Dios Padre, en compañía de los santos. Oremos.
Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Monición a la presentación de las ofrendas
Presentemos a Dios, junto a las ofrendas eucarísticas, nuestras vidas y
esperanzas, para que Cristo, Hijo de María Virgen, se haga presente como
Pan de Vida y bebida de salvación.
Monición a la Comunión
Que la Eucaristía que vamos a recibir sea el alimento que necesitamos,
para unirnos más a Cristo, al que queremos comulgar, en esta fiesta de María
nuestra Madre y Patrona.
Monición de despedida (optativa)
Habiendo sido alimentados con la Palabra y la Eucaristía, que el
ejemplo y la intercesión amorosa de Nuestra Señora de los Ángeles, nos
impulse a seguir a Jesucristo, viviendo una vida generosa y entregada a los
demás. Que María, Reina y Señora de Costa Rica y discípula fiel de su Hijo,
nos ayude en nuestras tareas evangelizadoras.
Moniciones Domingo XVIII del Tiempo Ordinario
3 de agosto del 2014
Monición de entrada
Nos reúne el Señor para escuchar su palabra y participar de la Eucaristía, en este domingo
en que Jesús alimenta a su pueblo al multiplicar los panes y los peces, demostrando su compasión
y solicitud a las necesidades humanas y como anticipo de la Eucaristía.
Iniciemos, pues, esta celebración con el canto de entrada.
Monición general a la Palabra de Dios (a todas las lecturas)
La Palabra de Dios en este domingo, nos presenta al Señor interesado en subsanar
nuestras necesidades, como lo hizo con Israel en su peregrinación por el desierto, primero con su
Palabra y luego con el alimento necesario. Esto es lo que hace Jesús, al dar de comer a su pueblo.
Escuchemos.
O también, a cada una de las lecturas:
Monición a la Primera Lectura (Is 55,1-3)
Escuchemos cómo el Señor invita a Israel a disfrutar de los bienes de la creación: el trigo,
el agua, el vino y la leche, de gratis. Pues solo Dios puede darnos los bienes que necesitamos.
Monición al Salmo Responsorial 144
Con el salmista, demos gracias a Dios que con generosidad desbordante, abre su mano y
sacia de favores a todos sus vivientes, a sus hijos más necesitados.
Monición a la Segunda Lectura (Rom 8,35.37-39)
En este himno San Pablo expresa su firme confianza en el amor de Dios, con el cual puede
enfrentar las diversas situaciones que su ministerio le depara. Vale para nosotros que también,
como el Apóstol, enfrentamos las pruebas y dificultades de la vida diaria
Monición al Evangelio (Mt 14,13-21)
Jesús, el Hijo de Dios compasivo y cercano, se preocupa por su pueblo. Lo alimenta con su
palabra, lo sana de sus enfermedades y le da el pan necesario. Él es el Señor bueno con todos,
como canta el salmista, que sostiene a los que ya se doblan.
Oración de los fieles
Celebrante: Presentemos a Jesús, todas las intenciones de nuestra
comunidad cristiana, diciendo todos: ¡Escucha, Señor nuestras peticiones!
 Para que en la Iglesia, todos seamos fieles a la misión evangelizadora
recibida de Jesucristo. Roguemos al Señor.
 Por la paz del mundo entero, en especial, por los pueblos más
golpeados por la guerra y la violencia, para que la paz de Cristo sea
posible y que los que gobiernan los pueblos, trabajen por el
entendimiento y al diálogo entre todos. Roguemos al Señor
 Por nuestros gobernantes para que actúen con justicia y honradez y
procuren solventar las necesidades más apremiantes de nuestros
pueblos. Roguemos al Señor.
 Para que aprendamos, como Jesús, a saber compartir nuestros bienes
con los más necesitados, siguiendo su ejemplo. Roguemos al Señor.
 Para que la Palabra de Dios, sea cada día alimento de nuestra vida
espiritual y estímulo para celebrar la Eucaristía en nuestra comunidad.
Roguemos al Señor.
 Para que en el mes de la familia, tanto en nuestra Iglesia como en
nuestra comunidad, reflexionemos sobre la importancia y el valor de
nuestras familias, apoyándolas en todas sus necesidades,
especialmente ayudando a las más pobres y desprotegidas. Roguemos
al Señor.
 Para que todos los difuntos, especialmente los que estamos
encomendado, encuentren a Cristo Resucitado en el banquete
celestial. Roguemos al Señor.
Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta, para que
nunca dejes de atenderlas. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
Monición a la presentación de las ofrendas
Presentemos al Señor, junto con el pan y el vino, nuestras vidas,
preocupaciones y esperanzas, para que unidas al sacrificio de Jesucristo, sean
transformadas por el Espíritu Santo, en ofrenda agradable al Padre.
Monición a la Comunión
Acerquémonos con alegría y confianza, a recibir la Eucaristía, con la
esperanza de que el Pan de la Vida que es Cristo, nos fortalezca en la fe y en
el amor.
Monición de despedida (optativa)
Habiendo participado de la doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía,
que las enseñanzas de la Palabra de Dios en este domingo, nos ayuden a
seguir el ejemplo de Cristo, que al multiplicar el pan, nos enseña a compartir
nuestros bienes con lo más necesitados y a valorar y apreciar, desde la fe, el
sacramento de la Eucaristía.
Moniciones Domingo XIX del Tiempo Ordinario
10 de Agosto 2014
Monición de entrada
Una vez más nos reunimos en esta Eucaristía, para escuchar la Palabra de Dios y participar
del Pan de Vida, que es Jesucristo, que hoy se presenta ante los ojos de sus discípulos caminando
sobre las aguas, como Señor que domina los elementos de la creación, especialmente como Dios
que permanece con nosotros para siempre y nos anima en las dificultades.
Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Se ponen de pie, por favor.
Monición general a la Palabra de Dios (todas las lecturas)
La Palabra de Dios en esta celebración dominical, nos invita a descubrir la presencia del
Señor, en los acontecimientos de la vida, especialmente en los momentos más difíciles. Pues Dios
nunca nos deja solos, ni tampoco nos abandona. Escuchemos.
O también a cada una de las lecturas:
Monición a la Primera Lectura (1 Rey 19,9ª.11-13ª)
Escuchemos cómo el profeta Elías, en la montaña del Sinaí, descubrió en el susurro del
viento a su Dios, el Señor, que nunca dejó de acompañarlo y protegerlo.
Monición al Salmo Responsorial 84
Aclamemos al Señor con el salmista, que nos invita a aguardar al Señor, a escuchar su
palabra y a esperar confiadamente en su salvación.
Monición a la Segunda Lectura (Rom 9,1-5)
San Pablo, en este texto que escucharemos, nos hace partícipes de su preocupación por la
suerte de su pueblo, sabiendo que sigue siendo el pueblo del Señor, con el cual Dios ha hecho
alianza y a quien ha amado con amor solícito.
Monición al Evangelio (Mt 14,22-33)
Jesús se nos presenta hoy caminando sobre las aguas del lago de Galilea, enseñándonos
que nos acompaña en las tormentas de la vida y que acompaña a la Iglesia, simbolizada en la
barca, en sus angustias y dificultades. “Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del
mundo”, nos dice hoy y siempre. Esta es su promesa.
Oración de los fieles
Celebrante: Presentemos a Jesús, compañero y guía en nuestros caminos,
todas nuestras oraciones y peticiones con toda confianza, diciendo: Escucha,
Señor, y ten piedad.
 Por la Iglesia extendida por el universo, para que siga anunciando la
Palabra de Dios, que es vida eterna. Oremos.
 Por el Papa Francisco, por nuestros evangelizadores y catequistas, para
que lleven a todos la esperanza y la fuerza de Cristo. Oremos.
 Por los gobernantes, para que también promotores de justicia, paz y
entendimiento en todos nuestros pueblos. Oremos.
 Para que, en este mes de la familia, en nuestras parroquias y
comunidades, se les anuncie el Evangelio de la salvación y se
promuevan los valores de la unidad, del amor y del respeto mutuo,
desde la reflexión, el diálogo y la convivencia mutua. Oremos.
 Por todos nosotros, que hemos venido a celebrar la Eucaristía, para
que descubramos todos los días, la presencia reconfortante de Cristo
Resucitado, que nos acompaña en nuestras dificultades. Oremos.
 Para que la Iglesia de todos los tiempos, escuche con ilusión y alegría,
la promesa del Señor que hoy le dice: Yo estaré con ustedes, todos los
días, hasta el final de los tiempos. Oremos.
 Por nuestros difuntos, en especial, por aquellos que han muerto con la
esperanza de ser resucitados, para que se hayan encontrado con Cristo
Resucitado, de quien esperamos que los reciba en su Reino. Oremos.
Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que
eres misericordioso y vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Monición a la presentación de las ofrendas
Pongamos en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, nuestros
sinceros deseos de ser alimentados por la Eucaristía, Cristo vivo, alimento de
vida para nuestro pueblo.
Monición a la Comunión
Recibamos con fe viva el Pan de la Vida que es Cristo; que Él nos
alimente, nos llene de su amor y de su presencia, especialmente en los
momentos de tribulación y de dificultad.
Monición de despedida (optativa)
Habiendo participado de la doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía,
pidamos sinceramente a Jesús que guíe la barca de la Iglesia, acompañándola
hoy y siempre, en su quehacer evangelizador, en medio de las borrascas y
oscuridades del mundo. Que se quede para siempre con nosotros, todos los
días de nuestra vida, hasta el final de los tiempos.
La Asunción de la Virgen María
Misa de la Vigilia- Jueves 14 de agosto 2014
Monición de entrada
Nos reunimos en esta tarde para escuchar la Palabra de Dios y celebrar
la Eucaristía en honor de María, que ha sido glorificada por Dios en el cielo.
En su Hijo Resucitado, Vencedor de la muerte, María de Nazareth es un signo
de esperanza para la Iglesia, peregrina aquí en la tierra.
Contemplemos en Ella lo que la Iglesia ansía y desea ser, del triunfo por
anticipado que le aguarda, teniéndola como Madre e Intercesora de sus hijos
en este mundo, hasta el Día definitivo de la Venida del Señor. Iniciamos con
alegría esta celebración.
Monición a la Primera Lectura (1 Crón 15,3-4.15-16, 16,1-2)
El arca de la alianza, aquel cofre precioso que significaba para el pueblo
de Israel la presencia del Señor, que es trasladada a Jerusalén, es un anticipo
de María, la verdadera arca de la alianza, que lleva en su seno al Salvador del
mundo.
Monición al Salmo Responsorial 131
Aclamemos al Señor, que ha elegido a María como morada de su
presencia, como nueva arca de la alianza.
Monición a la Segunda Lectura (1 Cor 15,54-57)
San Pablo nos recuerda que Cristo Resucitado ha vencido la muerte y el
mal, que éstos no tienen la última palabra. En María Asunta a los cielos, esta
promesa se ha realizado en plenitud.
Monición al Evangelio (Lc 11,27-28)
La alabanza de la mujer anónima nos recuerda que la auténtica
grandeza de María, es haber llevado a la práctica la Palabra de Dios, como
discípula perfecta de su Hijo.
Oración de los fieles
Celebrante: Presentemos a Dios Padre nuestras oraciones diciendo:
Escúchanos, Señor.
 Por la Iglesia, para que al celebrar la Pascua de Cristo cumplida en
María, sea signo de esperanza para el mundo. Oremos.
 Por los gobernantes, para que sean instrumentos de paz, de justicia y
de solidaridad, en especial, para quienes más sufren entre nosotros.
Oremos.
 Para que nuestro pueblo contemple a María, como signo y meta de su
peregrinación, colmando sus esperanzas y anhelos. Oremos.
 Por nuestra patria, que en este día celebra agradecida a nuestras
madres, para que el ejemplo de ellas nos mueva a amarlas, honrarlas y
protegerlas, como buenos hijos que somos. Oremos.
 Para que nuestra Madre, acompañe y proteja a los enfermos, los
pobres y los que sufren, motivándonos a nosotros en procura de
ayudarlos en lo que necesiten. Oremos.
 Por todos nosotros, que estamos celebrando con alegría esta fiesta de
María, para que su ejemplo nos ayude en el seguimiento fie de su Hijo
Jesucristo. Oremos.
 Por nuestros difuntos, en especial, las madres que han partido al cielo,
para que hayan encontrado allá en el Reino de Dios a María, nuestra
Madre glorificada y con Ella alaben para siempre a Dios Padre. Oremos.
Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Monición a la presentación de las ofrendas
Presentemos a Dios las ofrendas del pan y del vino, fruto del esfuerzo
humano, para que sean sacramento de salvación.
Monición a la Comunión
Participemos del Pan de la Vida, que se nos da en esta Eucaristía, como
anticipo de la vida plena que nos espera, y de la que ya participa nuestra
Madre, como signo anticipado de salvación.
Monición de despedida (optativa)
Bienaventurado el seno que te llevó, decía de María aquella mujer
anónima. Pero bienaventurado aquel que cumple la voluntad de Dios, le
respondía Jesús, presentando a su Madre como discípula perfecta de la
Palabra, la que mejor cumplió la voluntad de Dios, a tal punto que fue
glorificada en cuerpo y alma, siendo llevada a los cielos, junto a su Hijo.
Que Ella nos muestre este mismo camino al Reino de Dios, en la
medida que seamos, como Ella, auténticos discípulos de Cristo, hasta que
llegue el momento de ser como ella glorificados.
La Asunción de la Virgen María
Misa del día- Viernes 15 de agosto 2014
Monición de entrada
Nos reunimos en este Día de la Madre en Costa Rica, para escuchar la
Palabra de Dios y celebrar la Eucaristía en honor de María, que ha sido
llevada al cielo en cuerpo y alma. En su Hijo Resucitado, Vencedor de la
muerte, María de Nazareth la ha vencido también, y es un signo de esperanza
para la Iglesia, peregrina aquí en este mundo.
María glorificada a la derecha de su Hijo, nos enseña que el camino de
la Iglesia y de la humanidad, no terminará en la muerte, sino en la vida plena
del Reino de Dios. Ella es anticipo de lo que un día viviremos con Cristo
Resucitado. Con esta convicción de fe, comencemos nuestra celebración.
Monición a la Primera Lectura (Ap 11,19; 12,1-6.10)
El signo de la mujer en este texto es la Iglesia, que lucha contra todas
las fuerzas del mal. La Iglesia ve en María glorificada, la mujer que ha
alcanzado el triunfo sobre la muerte y las persecuciones.
Monición al Salmo Responsorial 44
Aclamemos al Señor, que ha elegido a María como Reina y Madre, de
aquellos que la contemplan de pie, a la derecha de su Hijo Resucitado.
Monición a la Segunda Lectura (1 Cor 15,20-27ª)
San Pablo nos recuerda que Cristo Resucitado ha vencido la muerte y el
mal. Que su resurrección nos toca en lo profundo de nuestro ser, como ha
sido resucitada nuestra Madre María, al ser liberada del sepulcro.
Monición al Evangelio (Lc 1,39-56)
María se nos presenta en actitud de alabanza a Dios, por las maravillas
que Él ha hecho en Ella. Escuchemos de este Evangelio su propio testimonio.
Oración de los fieles
Celebrante: Presentemos a Dios Padre nuestras oraciones diciendo:
Escúchanos, Señor.
 Por la Iglesia, para que al celebrar la Pascua de Cristo cumplida en
María, sea signo de esperanza para el mundo. Oremos.
 Por los pueblos de la tierra, especialmente aquellos que sufren la
guerra, para que se termine la violencia y sea posible la paz y el
entendimiento. Oremos.
 Para que, en este mes de la familia que estamos celebrando, nuestras
familias se sientan animadas y protegidas por el amor maternal de
María, nuestra Madre Gloriosa. Oremos.
 Por nuestra patria, que en este día recuerda agradecida a nuestras
madres, para que el ejemplo de ellas nos mueva a amarlas, honrarlas y
protegerlas, siendo buenos hijos con ellas. Oremos.
 Para que la María Asunta a los cielos, fortalezca a los enfermos, los
pobres y los que sufren, motivándonos a nosotros para ayudarlos en lo
que más necesiten. Oremos.
 Por todos nosotros, que estamos celebrando con alegría esta fiesta de
María, para que su ejemplo nos ayude en el seguimiento fie de su Hijo
Jesucristo. Oremos.
 Por nuestros difuntos, en especial, las madres que han partido al cielo,
para que hayan encontrado allá en el Reino de Dios a María, nuestra
Madre glorificada, y así con ella alaben a Dios Padre. Oremos.
Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Monición a la presentación de las ofrendas
Presentemos a Dios las ofrendas del pan y del vino, fruto del esfuerzo
humano, para que sean sacramento de salvación en esta Eucaristía.
Monición a la Comunión
Participemos del Pan de la Vida, que se nos da en la Eucaristía, como
anticipo de la vida plena que nos espera, y de la que ya participa nuestra
Madre, la Virgen María, como signo de esperanza firme.
Monición de despedida (optativa)
¡El Señor ha hecho en mí maravillas! Es lo que canta María, recién
embarazada del Espíritu Santo, delante de su prima Santa Isabel. En efecto,
Dios se ha fijado en su humilde esclava, la ha llenado de sus dones, la hizo
Madre de Cristo y la ha llevado al cielo.
Que Ella sea signo de esperanza para todos nosotros, que todavía
peregrinamos en este mundo, para que alcancemos como Ella la meta que es
Cristo Resucitado.
Moniciones Domingo XX del Tiempo Ordinario
17 de Agosto 2014
Monición de entrada
Una vez más nos reunimos en comunidad, para participar en la Eucaristía, que nos reúne
como comunidad de hermanos, en este domingo en que Jesús cura a la hija de una mujer
extranjera, enseñándonos que para Dios no existen fronteras y que su salvación es para todos los
seres humanos, que habitamos un mismo mundo.
Comencemos, pues, con entusiasmo y alegría nuestra celebración.
Monición general a la Palabra de Dios (todas las lecturas)
La Palabra de Dios en esta celebración, nos presenta los designios salvadores de Dios, que
quiere que toda la humanidad disfrute de su amor y de su salvación, no solamente su pueblo
Israel. Esta es la promesa que nos presenta Isaías y que hace posible su cumplimiento con Cristo.
Escuchemos.
O también a cada una de las lecturas
Monición a la Primera Lectura (Is 56,1.6-7)
Escuchemos cómo el profeta Isaías anuncia la llegada de los extranjeros al templo de
Jerusalén, que es Casa de Dios para todos los pueblos.
Monición al Salmo Responsorial 66
Como el profeta Isaías, que anunció la participación de todos los pueblos en los planes de
Dios, un Dios Padre de todos nosotros. Con el salmista aclamemos a Dios diciendo:
Monición a la Segunda Lectura (Rom 11,13-15.29-32)
San Pablo sabe que la elección de Dios de su pueblo, debe ser un signo de ese amor
universal del Señor para todos. Pues “la llamada y los dones de Dios son irrevocables”.
Monición al Evangelio (Mt 15,21-28)
¡Mujer, qué grande es tu fe!, le dice Jesús a una mujer cananea, es decir, extranjera. Pues
ella supo que Jesús ha venido para todos, no solamente para las ovejas de Israel, sino también
para los “perritos de los amos”, es decir, para aquellos que, como ella, han sido objeto del amor
compasivo del Señor.
Oración de los fieles
Celebrante: Presentemos a Jesús, nuestras oraciones y plegarias, diciendo:
Señor, escucha y ten piedad
 Por la Iglesia, para que continúe con ilusión y alegría su trabajo
evangelizador. Oremos.
 Por nuestros pastores, para que la palabra de Dios que anuncian y el
banquete del Señor que celebran, sea anticipo del banquete universal
de la humanidad, llamada a participar de los bienes de la salvación.
Oremos.
 Para que desaparezcan las guerras, la violencia y las injusticias en el
mundo y trabajemos por la paz, el entendimiento y la solidaridad.
Oremos.
 Por todos aquellos que sufren discriminación o marginación, para que
nosotros los cristianos, sepamos acogerlos y ayudarlos, haciéndolos
sentirse parte de la Iglesia, madre amorosa de todos. Oremos.
 Para que experimentemos cada día la vida, la salud y la fuerza que nos
otorga el Señor, en la Eucaristía que celebramos. Oremos.
 Por todos nosotros, que hemos escuchado la Palabra de Dios, para que
sepamos ser acogedores, hermanos de todos, sin distinciones odiosas,
ni discriminaciones, brindando una palabra de esperanza y afecto a
todos. Oremos.
 Por nuestros difuntos, familiares y amigos, que estamos especialmente
encomendando en esta Eucaristía, para que estén disfrutando en el
cielo, del banquete celestial. Oremos.
Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Monición a la presentación de las ofrendas
Presentemos a Dios en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino,
nuestros deseos sinceros de que nuestras vidas sean generosas, en el servicio
a los hermanos.
Monición a la Comunión
Acerquémonos con fe y alegría a la mesa de los auténticos hijos de
Dios, para que al recibir la Eucaristía como banquete, nos alimentemos de
Cristo, Pan de Vida.
Monición de despedida (optativa)
Estamos muy contentos de haber celebrado la Eucaristía, en este día
en que la Palabra de Dios nos ha enseñado que el Señor no hace distinciones,
y que nos invita, como Él, a colaborar con todos, a ser acogedores y sensibles
a las necesidades de los demás, como lo hizo Jesús con aquella mujer
extranjera. Que nuestra Iglesia sea una comunidad, donde todos formemos
una sola familia: la de los hijos de Dios y hermanos de Cristo.
Moniciones Domingo XXI del Tiempo Ordinario
24 de Agosto 2014
Monición de entrada
Hermanos. Sean bienvenidos a participar en esta Eucaristía dominical, donde una vez más
Dios quiere alimentarnos con su Palabra y con el Cuerpo eucarístico del Señor, quien confía a
Pedro, el ser fundamento de la Iglesia y amo de llaves del Reino de los cielos. Hoy celebramos la
confesión de este humilde pescador de Galilea, al proclamar a Cristo como Mesías e Hijo de Dios.
Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Se ponen de pie, por favor.
Monición general a la Palabra de Dios (todas las lecturas)
La Palabra de Dios en esta celebración nos presenta el papel de los seres humanos, en la
historia de la salvación. Tanto Eliaquim como Pedro fueron llamados por Dios y Jesús,
respectivamente, a ser amos de llaves en el pueblo de Israel y en la Iglesia, comunidad nueva
fundada por Cristo, la piedra angular del Reino de Dios.
O también a cada una de las lecturas
Monición a la Primera Lectura (Is 22,19-23)
El mayordomo Eliaquim, con las llaves de la casa de David en sus manos, es un anticipo del
papel de Pedro en la Iglesia: ser el amo de llaves del Reino de los cielos y administrador de las
cosas que conciernen a Dios.
Monición al Salmo Responsorial 137
Aclamemos al Señor, cuya misericordia es eterna, pidiéndole que no abandone la obra de
sus manos, diciendo todos:
Monición a la Segunda Lectura (Rom 11,33-36)
San Pablo termina su catequesis sobre la suerte de su pueblo, dando gracias y alabando a
Dios por su sabiduría y sus caminos insondables, que no siempre podemos entender.
Monición al Evangelio (Mt 16,13-19)
Pedro confiesa a Jesús como el Señor. Y Jesús lo elige para ser el jefe, la piedra, el amo de
llaves y el portavoz de su Iglesia. No por sus cualidades sino por su fe. La fuerza de la Iglesia está
en la fe de sus miembros y en la respuesta amorosa al Dios que nos convoca y nos guía, en medio
de las dificultades.
Oración de los fieles
Celebrante: Presentemos a Dios nuestro Padre, nuestras oraciones y
plegarias, diciendo: ¡Escucha Señor, nuestras oraciones!
 Oremos por el Papa Francisco, por nuestro Obispo (nombre del obispo de la
diócesis), y por todos los Obispos de la Iglesia, sucesores de los
apóstoles, para que pongan sus vidas al servicio del Evangelio y de las
comunidades, a ellos confiadas.
 Oremos por los gobernantes de todos nuestros pueblos, para que
protejan a los más débiles y busquen la paz y la libertad entre las
naciones.
 Oremos por nuestra comunidad, para que se mantenga unida al Señor
y a sus pastores, anunciando a los hermanos el Evangelio de Jesucristo.
 Oremos por todos los enfermos, los que viven privados de libertad, y
los que se sienten solos, para que les animemos en sus luchas, con la
ayuda del Señor.
 Por todos nosotros, que hemos venido a celebrar la Eucaristía, para
que el testimonio y ejemplo de San Pedro Apóstol, nos ayude en
nuestro seguimiento fiel de Jesucristo, confesándolo como Mesías e
Hijo de Dios.
 Oremos por todos los difuntos de nuestras familias y de nuestra
comunidad, para que el Señor les abra las puertas del paraíso.
Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Monición a la presentación de las ofrendas
Presentemos a Dios en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino,
nuestros deseos sinceros de que nuestras vidas den fruto abundante, al
unirnos a la ofrenda de Cristo Eucaristía.
Monición a la Comunión
Acerquémonos con fe y alegría a la mesa de los hijos de Dios, para que
al recibir la Eucaristía, nos unamos cada vez más a Cristo y a la comunidad de
los hermanos.
Monición de despedida (optativa)
Estamos contentos de haber celebrado la Eucaristía, en este día en que
hemos celebrado el testimonio del apóstol Pedro, amigo de Cristo Redentor,
vencedor de la muerte y piedra angular de la Iglesia, quien confió a aquel
pescador de Galilea las llaves del Reino de Dios, siendo, a la vez, fundamento
de la Iglesia.
Que en nuestros corazones arda la llama viva de la Palabra de Dios y de
la Eucaristía que hemos recibido y compartido, llevando hoy el mensaje el
Señor a nuestra familia y comunidad.
Moniciones Domingo XXII del Tiempo Ordinario
31 de Agosto 2014
Monición de entrada
Hermanos. Sean bienvenidos a participar en esta Eucaristía dominical, donde una vez más
Dios quiere alimentarnos con su Palabra y con el Cuerpo eucarístico del Señor, quien anuncia a sus
discípulos su destino doloroso de muerte y de gloria en Jerusalén, la ciudad de los profetas.
Vivamos intensamente esta celebración de hermanos. Iniciemos, pues, la Eucaristía con el
canto de entrada.
Monición general a la Palabra de Dios (todas las lecturas)
La Palabra de Dios en esta celebración dominical, nos presenta la vocación de Jeremías,
que, pese a las dificultades, supo confiarse a la Palabra de Dios, como anticipo del camino de
Jesús, que anuncia a los suyos su misterio pascual, hecho de cruz y resurrección. Escuchemos.
O también a cada una de las lecturas
Monición a la Primera Lectura (Jer 20,7-9)
Jeremía se siente seducido por Dios y su palabra, que le quema sus entrañas, pero que, al
fin y al cabo, lo impulsa a anunciar con valentía el mensaje de parte del Señor a su pueblo.
Monición al Salmo Responsorial 62
El salmista siente nostalgia de Dios y de su templo, estando en el destierro. Unámonos a su
plegaria suplicante, diciendo todos:
Monición a la Segunda Lectura (Rom 12,1-2)
Hoy san Pablo nos invita a hacer de nuestras vidas una ofrenda perfecta a Dios, santa y
agradable, no acomodándonos a los criterios de este mundo, sino a los de Cristo.
Monición al Evangelio (Mt 16,21-27)
Jesús se dirige a Jerusalén con sus discípulos, anunciándoles su muerte y resurrección, que
habría de vivir en la ciudad santa. Pedro se opone a este camino, pero Jesús le invita a él y a los
demás, a seguirlo hasta las últimas consecuencias. Que también nosotros seamos seguidores del
Cristo de la cruz y de la Pascua.
Oración de los fieles
Celebrante: Presentemos a Jesús, Pan de Vida para la salvación del mundo,
nuestras sinceras peticiones, diciendo: Escúchanos Señor.
 Por la Iglesia, para que anuncie a todos el misterio de la cruz del Señor,
como camino de salvación. Oremos.
 Por el Papa Francisco, para que el Señor le conceda salud, fortaleza y
sabiduría, para que sepa apacentar a la Iglesia, rebaño de Cristo, Buen
Pastor. Oremos.
 Para que el mes de la familia que hemos celebrado, haya dado frutos
en amor, comprensión, unión y entendimiento en todos nuestros
hogares y familias. Oremos
 Para que, como el profeta Jeremías, seamos valientes en anunciar con
entusiasmo, la Palabra de Dios con nuestro anuncio y testimonio, aún
en las dificultades. Oremos.
 Para que cada día, seamos ofrenda viva, agradable a Dios, sin
acomodarnos a los criterios de este mundo. Oremos.
 Para que la Palabra de Dios en este día, nos ayude a seguir a Jesús, en
su camino de entrega, viviendo sus mismos sentimientos y
comulgando en su cruz redentora, para que, como él, lleguemos a la
gloria de la resurrección.
 Por nuestros difuntos, en especial, los que han muerto recientemente,
para que hayan encontrado allá en el cielo, el premio de sus esfuerzos,
al participar del banquete del Reino de Dios. Oremos.
Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Monición a la presentación de las ofrendas
Presentemos a Dios, junto a las ofrendas eucarísticas, nuestras
esperanzas y sufrimientos, en busca de realizar cada día la voluntad de Dios
Padre.
Monición a la Comunión
Que la Eucaristía que vamos a comulgar, sea ese alimento que nos
fortalezca y nos dé vida eterna, en nuestro sincero deseo de seguir
incondicionalmente a Cristo, en su misterio pascual.
Monición de despedida (optativa)
Al irnos a nuestras casas y trabajos, y habiendo sido alimentados con la
Palabra y la Eucaristía, que las enseñanzas de Jesús no queden en saco roto,
sino que sepamos seguirlo cargando con nuestra propia cruz y siendo
generosos en la entrega de la propia vida, por su causa.
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