TARTUFO (MOLIÈRE) PRIMERAS REPRESENTACIONES El 12 de

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TARTUFO (MOLIÈRE)
PRIMERAS REPRESENTACIONES
El 12 de mayo de 1664 se estrenó ante el rey una primera versión de la obra en tres actos e
inconclusa que, aunque gustó al rey Luis XIV disgustó a la reina madre e indignó al partido de los
devotos por su contenido. La Compañía del Santo Sacramento utilizó su influencia para conseguir que la
obra se prohibiera. Veían en ella un ataque frontal a la religión y a los valores que ellos propugnaban.
Rápidamente se desencadenó una violenta campaña contra Molière que terminó con la prohibición de
representar Tartufo públicamente.
En 1667, Molière volvió a representar una versión ya de cinco actos bajo el título de El impostor, pero se
volvió a prohibir la representación de la obra. Por tanto, durante cinco años sólo fue posible hacer lecturas
o representaciones privadas de la obra (el arzobispo de París llega a amenazar con la excomunión a
cualquiera que represente o escuche la obra, a la que acusa de ser un virulento ataque a la religión).
Autorizada finalmente por el rey en 1669 se repuso con enorme éxito y se representó todos los años
hasta la muerte de Molière.
INTENCIÓN DE MOLIÈRE
Se ha escrito mucho sobre las verdaderas intenciones de Molière en el Tartufo, pero parece claro que el
objeto principal de sus críticas es la figura del falso devoto. Desde principios de siglo XVII el devoto
se había convertido en un tipo social importante en Francia, se entremetía en el gobierno de las casas
pudientes e influía desde el punto de vista político en las decisiones también del rey. Tartufo es el
arquetipo del devoto hipócrita, y frente a su falsa devoción encontramos a una familia, la de Orgón, de
buenos cristianos, de fe sólida y sincera, en la que ha caído un hipócrita que intenta apoderarse del honor
de las damas de la casa y de los bienes materiales de su propietario. Por eso, la intención de Molière es
clara: ataca al falso y malvado devoto, pero deja bien a salvo la devoción verdadera; de ahí que
sorprenda que el Tartufo fuera objeto de tan violentas campañas por parte de la iglesia ya que como dijo
el propio Molière “he puesto todo mi arte y todos los cuidados posibles en distinguir el personaje del
hipócrita del verdadero devoto”.
Por otro lado, se ha dicho que Molière quiere reflejar la situación política
en Francia: Luis XIV, monarca absolutista de poder no discutido
(comparable al de un padre de familia), que pretendieron influir en el rey
presentándose como personas de pleno sentir religioso y moralidad intachable.
Molière quería que la autoridad real se ejerciese y alejase a esas personas de la
corte real. De hecho, el último acto enseña cómo la familia sólo puede apelar
a una fuerza exterior. Él quería que eso, trasladado al plano político,
simbolizase que sólo el rey y la justicia real podían resolver los problemas del
pueblo francés.
La Compañía del Santísimo
Sacramento fue creada en
la década de los 20. Tenía
como finalidad servir a
Dios y al prójimo, al mismo
tiempo que se trabajaba
en la propia perfección. La
pertenencia
a
esta
compañía
se
debía
mantener
en
secreto.
Hacia 1660 llegó a ser un
poder sólido dentro del
Estado y contra el Estado.
FUENTES DE INSPIRACIÓN
Las fuentes literarias en las que se inspira Molière para escribir su Tartufo son muchas. Entre ellas
destaca la novela breve de Scarron Los hipócritas (Les hypocrites), que a su vez se basa en un episodio
de la novela picaresca del autor español Salas Barbadillo La ingeniosa Elena, hija de Celestina.
Pero la figura del hipócrita existía en la sociedad de la época de Molière, por lo que no parece extraño que
se inspirara en algunos beatos hipócritas de su época conocidos porque utilizaron su falsa devoción para
seducir a la mujer de la casa donde eran acogidos, como la historia de Charpa de Sainte-Croix, o el caso
del sacerdote italiano Gazotti que conquistó a la mujer del actor italiano Giacinto Bendinelli, al tiempo
que éste lo sentaba a su mesa y daba dinero para que dijera misas.
ESTRUCTURA
Es una comedia en cinco actos y en verso, que se sujeta perfectamente a la regla de las tres unidades:
acción única (los problemas que ha provocado la presencia de Tartufo en la familia de Orgón),
desarrollada en un mismo lugar (una sala en la casa de Orgón) y en un solo día.
RESUMEN DEL ARGUMENTO
Orgón es un personaje bastante importante que ha caído bajo la influencia de Tartufo (Tartuffe es el
nombre dado a la trufa u hongo escondido bajo tierra), un hipócrita beaturrón, que además es bastante
torpe. De hecho, los únicos que no se han dado cuenta de la verdadera naturaleza de Tartufo son Orgón y
su madre. El mediocre y codicioso Tartufo exagera la devoción y ha llegado a ser el director espiritual de
Orgón. Este aventurero está tratando, además, de casarse con la hija de su benefactor, al tiempo que trata
de seducir a la segunda esposa de éste, Elmira, mucho más joven que su marido. Una vez
desenmascarado, tratará de aprovecharse de unas donaciones (firmadas) que Orgón le ha transmitido para
tratar de echar a éste de su propia casa. Va incluso ante el rey, pero éste, recordando los antiguos servicios
que Orgón le prestó, anula dichos papeles y hace que Tartufo sea detenido.
PERSONAJES
Los personajes de la comedia se distribuyen en dos grupos: primero, Tartufo, Orión y la señora de
Pernelle son los personajes negativos: el hipócrita, hábil y sin escrúpulos, y los ridículos beatos, ciegos
hasta el final, o poco menos. Segundo, el resto de personajes: Elmira, esposa de Orgón, su hermano
Cleante; los hijos, Damis y Mariana, con Valerio, su enamorado, y Dorina, la doncella. Estos son los
personajes positivos, defensores de la verdad, de la moderación, de los derechos del amor.
Tartufo: es uno de los personajes más famosos de la historia del
teatro. Suele aparecer vestido de cura y representa la hipocresía, falsa
devoción y la codicia. No entra en escena hasta la mitad de la obra,
cuando el espectador ya sabe que es un hipócrita por el retrato que de
él han hecho los otros personajes. Sus palabras piadosas y humildes
son una perfecta manifestación de hipocresía. En él no queda ningún
valor positivo ni ninguna migaja de dignidad ni bondad. El personaje
Tartufo describió de manera tan excelsa al ser hipócrita que este
nombre es utilizado ahora en el Diccionario de la Real Academia
Española para definir a la persona hipócrita y falsa.
Orgón: Gran burgués parisiense, que goza de una buena situación
económica y social. Es una persona autoritaria, inteligente y sensata;
pero por la influencia de Tartufo, se presenta como un ser idiota e
intratable. Con Tartufo en la casa, carece de autoridad y de voluntad,
además de sentido común. Es el único en la casa, además de su madre,
Madame Pernelle, que no se da cuenta de la evidente hipocresía de
Tartufo. Cree ciegamente en todo lo que dice Tartufo, aunque esto
vaya en contra de los intereses de su familia. De hecho, por su ceguera
Tartufo en una ilustración
del siglo XIX
con respecto a Tartufo, llega a expulsar a Damis de su propia casa, a
planear el casamiento de su hija Mariana con Tartufo, e incluso a
cambiar la herencia para que toda fuera a parar a manos del falso beato. Durante los cuatro primeros
actos, Orgón es un muñeco en manos de Tartufo, y apenas sale de su engaño, lo vemos pasar al
extremo opuesto: es un hombre colérico, exagerado y muy cómico (especialmente en la escena de
debajo de la mesa, mientras escucha al Tartufo hacer proposiciones indecentes a su mujer Elmira).
Dorina: es la fiel criada de la casa de Orgón. A pesar de ello, tiene mucha confianza con la familia, y
gracias a ello puede entrometerse en la vida de esta, así como en el conflicto ocasionado por Tartufo.
No responde al arquetipo de criada inculta y malhablada, sino que es muy inteligente y perspicaz, por
lo que sus consejos y comentarios son muy acertados e irónicos; de gran comicidad, se expresa en un
lenguaje típico del pueblo llano, añadiendo aún más comicidad a la escena. Su presencia es vital en la
obra, pues es ella la que convence a Mariana para que no acepte el matrimonio con Tartufo y maquina
el engaño hacia Tartufo, con el objetivo de desenmascararlo. Es alegre, simpática, valiente, y durante
toda la obra actúa como la portavoz del sentido común.
Elmira: la esposa de Orgón, y la madrastra de Damis y Mariana. Es más tranquila que su marido, y
bastante sensata y precavida. Al igual que el resto de su familia, intenta hacerle ver a su esposo la
verdadera identidad de Tartufo, y al final lo consigue cuando oculta a su marido debajo de la mesa.
Damis: el hijo de Orgón. Es un personaje que dice todo lo que piensa, muy apasionado, a veces
resultando excesivo (Dorina teme que pueda echar a perder todo el plan ideado para desenmascarar a
Tartufo), pero ante todo leal a su familia, y de buen corazón.
Mariana: la hija de Orgón. Es joven y bella, por ello su padre decide casarla con Tartufo, a pesar de
que ella estaba previamente comprometida con Valerio, el verdadero amor de su vida. Es muy
obediente, sobre todo con los mandatos de su padre, y en ningún momento se rebela con firmeza sobre
la idea de casarse con el falso beato, lo que contrasta con la actitud de Dorina y su madre Elmira,
quienes la animan a desobedecer a su padre en este asunto.
Valerio: el novio de Mariana. Cuando se entera de que Orgón planea casarla con Tartufo, discute con
su prometida Mariana, se ofende y está a punto de dejarla pero Dorina logra poner paz entre ambos.
Cleanto: Es el cuñado de Orgón, hermano de la primera esposa de éste. Es muy calmado, al contrario
que Damis, y junto a Dorina, es de los personajes más inteligentes y sensatos de la obra. Por otra
parte, es quizás el personaje menos cómico o gracioso de la obra, pues siempre actúa con gestos y
comentarios calmados y exentos de pasión.
Madame Pernelle: la anciana madre de Orgón. Es de ideología muy tradicional y bastante retrógrada.
Ella y su hijo Orgón son los únicos que creen en Tartufo. Sólo aparece al principio de la obra, cuando
con sus comentarios nos presenta a todos los personajes antes de que aparezcan en escena, y al final
cuando sigue confiando en Tartufo aun cuando Orgón y su familia ya lo han desenmascarado.
LENGUAJE Y COMICIDAD DE LA OBRA
El Tartufo de Molière no es una farsa (tipo de obra teatral cuya estructura y trama están basadas en
situaciones en que los personajes se comportan de manera extravagante, y se caracteriza por mostrar
hechos exagerando la realidad) sino que es más bien una comedia de caracteres (obra cuyos personajes
son tipos de hombres definidos por uno o varios rasgos psicológicos y morales dominantes que
simbolizan un aspecto de la naturaleza humana o una condición social)
La comicidad del Tartufo se encuentra tanto en las situaciones planteadas como en el lenguaje utilizado y
el carácter de algunos personajes:
- Con frecuencia la risa brota de las situaciones planteadas en el Tartufo, donde muchas veces se
mezclan situaciones cómicas con otras patéticas. De las situaciones cómicas planteadas en la obra
destaca, sobre todo, el momento en que Orgón, escondido debajo de la mesa y levantando de vez en
cuando el tapete que la cubre, descubre las verdaderas intenciones de Tartufo, quien acosa a su Elmira
hasta ponerla en serio peligro, en una situación difícil para ella. También son cómicos y propios de la
farsa los numerosos intentos fallidos de Orgón para pegar a Dorina en diferentes momentos de la obra.
- Molière consigue también efectos cómicos con el lenguaje. Esto lo consigue, sobre todo, con la
mezcla de distintos lenguajes como el garante, el jurídico y el devoto (en el personaje de Monsieur
Leal, que aparece al final de la obra, se mezcla el lenguaje jurídico y el devoto); con la ironía que
encontramos en el lenguaje de Elmira y de Dorina; y también con la repetición de algunas frases
como el famoso “¿Y Tartufo? –Qué alma de Dios-”, repetido constantemente por Orgón, y también
por Dorina al final de la obra de forma irónica. Es destacable que cada personaje utiliza un registro
idiomático adecuado a su posición social y a su carácter.
- Por último, la comicidad también se encuentra en el carácter de algunos personajes:
Orgón se convierte en un ser idiota, intratable y loco bajo la influencia de Tartufo; y es
colérico y exagerado cuando sale de su engaño (“No quiero saber más de los hombres virtuosos,
por ellos sentiré a partir de ahora un terror espantoso; he de ser para ellos peor que un diablo”,
dice Orgón; a lo que Cleanto contesta: “¡Ved qué arrebatos los vuestros! ¿Nunca habréis de usar
de templanza?”).
Tartufo tiene un aspecto bufón que hace reír: Dorina lo describe como un ser “gordo y rollizo,
reluciente, colorados los labios…”, y sin embargo por sus palabras hipócritas se presenta como
alguien que renuncia a los placeres de la vida. En este contraste entre el hombre real y el hipócrita
está la comicidad de Tartufo. Por ejemplo, provoca la risa cuando le tiende un pañuelo a Dorina
para que oculte su pecho descubierto generosamente a propósito.
Dorina es el otro gran personaje cómico de la obra: constantemente dirige muecas y miradas al
público creando complicidad con él. Pero Dorina no es una criada ridícula y tonta, sino simpática,
valiente e inteligente. Su sana alegría sirve para romper la tensión en determinados momentos y su
papel es muy importante en la obra.
RELEVANCIA DE LA OBRA
El Tartufo sigue admirando a los espectadores actuales por muchas razones:
-
el vigoroso trazado de sus caracteres, especialmente el de los protagonistas;
el hábil desarrollo de la trama, en la que alternan las escenas cómicas y las dramáticas;
lo acertado de su sátira, ceñida a su época pero que no ha perdido vigencia;
su gran carga de humor, que lo mismo proviene de los personajes, que de la situaciones o del
lenguaje.
- Historia de la literatura universal. Martín de Riquer y J. M. Valverde. Editorial Gredos. Madrid. 2007.
- Manual de literatura universal. Antonio de la Torre y otros. Editorial Algaida. Sevilla. 2001.
- Literatura española y universal. José Calero Heras. Editorial Octaedro. Barcelona. 1999.
- Wikipedia.org
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