Socialista y español, claro y fuerte

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Alfa y Omega, Nº 855 / 14-XI-2013.
Socialista y español, claro y fuerte
Efectivamente. Necesitamos un partido socialista moderno, socialdemócrata, claramente
español y fuerte. Y con urgencia. Los últimos datos del CIS, a las puertas de su
Conferencia Política, sobre el apoyo electoral que obtendría en este momento no hacen
sino confirmar la impresión generalizada de que este PSOE sufre un deterioro acelerado
¿irreversible? Por irreversible hemos de darlo si no logra superar con velocidad de
milagro su confusión ideológica y el envejecimiento que agarrota a sus cuadros, aun en
los componentes biológicamente juveniles. Buena prueba lo es el pesado fardo de
anacrónico y burdo laicismo, triste y desilusionante lastre, con que cargan un proyecto
que dicen, ilusamente, destinado a ganarse el futuro...
Sin recurrir a avanzadas técnicas de sondeo, parece que pueden señalarse como causas
de esta cuasi agónica situación dos factores fundamentales: no sólo no tienen un
proyecto claro, unánime en sus filas, para España, sino que no tienen siquiera una idea
de España. Algunas significadas voces dentro del propio PSOE, avaladas por la
experiencia y alejadas de perturbadores intereses personales, se alzan para señalar como
disparate sin paliativos los enmarañados y débiles juegos doctrinales con que se
pretende atender los inmediatos particulares intereses, mal calculados por otra parte, de
quienes se han hecho con el PSC y tanto parecen haberse distanciado de sus electores
obreros.
Cuando todavía no están muy lejos los en su momento aireados federalistas papeles de
Granada (julio, 2013), donde cierto voluntarismo buenista no conseguía tapar algunas
sonoras contradicciones conceptuales, ya nadie recurre a ellos y se confían a una
Conferencia Política que sólo podría marcar una esperanza de recuperación institucional
y electoral si no hubiera eludido algunos capítulos fundamentales e inevitablemente
conexos: el de cómo van a defender la unidad de España, esto es, la libertad e igualdad
de todos los españoles; y el de a quiénes pueden confiar ese proyecto español básico. En
este proyecto, también, obviamente, junto a la lucha contra el paro y la corrupción en
todos los ámbitos y niveles, debieran estar garantizadas la libertad religiosa y la
educativa... ¿No está el socialismo español por la libertad...?
En las presentes circunstancias alcanza la categoría de asombroso el apego que parecen
profesar a sus puestos los actuales dirigentes de este importante partido. Dicen que no es
todavía el momento de pensar en personas, sino de discutir ideas. En cuanto a ideas, no
tendrían siquiera que discutir la de España (no es un concepto discutible), sino las más
eficaces para defenderla. En cuanto a personas, no parece que sea excesivamente
atrevido pensar que es necesario renovar los cuadros dirigentes. Y no podemos dejar de
sentir cierta inquietud ante los integrantes conocidos del banquillo con que cuentan en
este momento. Lo querríamos lleno de personas inteligentes, preclaras, experimentadas,
desinteresadas, valientes, entregadas... Lo mismo, por cierto, que queremos para los
demás partidos, tampoco, al parecer, sobrados de personas dignas de esas
calificaciones... Nos resistimos a creer que no las haya. Hay que hacerlas aflorar.
Teófilo González Vila
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