444-456CARTAS MONTADAS 14/9/07 08:34 Página 444 CARTAS AL DIRECTOR CONSIDERACIONES SOBRE CENTROS DE CIRUGÍA AMBULATORIA Sr. Director: La cirugía ambulatoria (CA) surge como una necesidad de realizar los procedimientos quirúrgicos a menor costo, manteniendo la seguridad y la calidad de estos. El progreso de la cirugía y de la anestesiología ha permitido aumentar la seguridad y disminuir los tiempos de recuperación de los procedimientos quirúrgicos, aumentando el número y tipo de procedimientos ambulatorios1-3. En Estados Unidos e Inglaterra, por ejemplo, la CA ha aumentado desde un 16,3% de todos los procedimientos quirúrgicos electivos en 1980, hasta un 70% en la actualidad2-5. En una editorial de esta revista1, García-Aguado et al1 señalan que para realizar CA en forma adecuada es ideal contar con espacios físicos propios (que incluyan áreas clínicas y administrativas) y un sistema de trabajo especialmente diseñado para tal propósito. Estamos plenamente de acuerdo con esta afirmación y quisiéramos agregar algunas consideraciones al respecto. Para construir un centro de cirugía ambulatoria (CCA) es necesario definir claramente sus objetivos y, después de esto, seguir 4 pasos fundamentales: 1° Determinar la viabilidad del CCA. Para esto hay tres puntos a considerar. Primero, estimar cuántas cirugías se realizarán en el área de cobertura: deberían ser al menos 60-80 cirugías por 1.000 habitantes por año. Segundo, evaluar la eventual competencia con otros centros: no debe haber más de dos hospitales en un radio de diez kilómetros y ningún CCA en un radio de trece kilómetros. Tercero, el deseo y la disposición de los cirujanos para utilizar las instalaciones del CCA4. 2° Seleccionar el modelo. Hay 4 modelos de CCA: Integrados en el hospital (IH), Adyacentes al hospital (AH), Satélite del hospital (SH) y Autónomos (CAA)4-6. ¿Qué modelo construir? Dependerá de la infraestructura previa, de los costes de construcción, de la satisfacción de los médicos y pacientes, entre otros factores. Los centros IH y AH tienen menores costes de construcción, menor riesgo financiero, es más fácil cambiar al paciente de ambulatorio a hospitalizado y tienen como apoyo todas las dependencias del hospital. Por otro lado, los centros SH y CAA tienen mayores costes de construcción y mayor riesgo financiero, pero tienen mayor eficiencia, menores costos de operación y mayor satisfacción de los usuarios. 3° Constituir el equipo de trabajo. Se debe constituir un equipo multidisciplinario, que incluya miembros de las áreas financiera, comercial, administrativa, médica (cirujanos, anestesiólogos, radiólogos, internistas, etc.) y de enfermería. También deben participar arquitectos y constructores. Este equipo multidisciplinario debe estar a cargo de todas las etapas hasta que el nuevo centro esté listo para iniciar sus funciones. Se debe designar a los profesionales que dirigirán el CCA (comité directivo). El Director Médico del CCA debe ser un profesional físicamente presente en todo el horario de trabajo del centro y con alto grado de autonomía. Es aconsejable que esta posición sea ocupada por un anestesiólogo1,4. 4° Diseñar la infraestructura. Debe considerar las 444 características de funcionamiento y flujo de trabajo propias de un CCA (Figura 1). Debe contar con áreas administrativas (accesos, sala de espera, recepción, secretaría, etc.) y clínicas (box de preparación preoperatoria, quirófanos, recuperación, etc.) propias e independientes. El área administrativa debe ser ágil, eficiente y fácilmente asequible; debe tener estacionamientos de fácil acceso, entradas adecuadas (habilitadas para pacientes en silla de ruedas, muletas, etc.), vías de flujo de pacientes eficiente, entradas y salidas separadas, etc.4-6. Para un diseño adecuado de espacios físicos se recomienda considerar: sala de espera de al menos 6,5 x 8,5 m y adyacente a la recepción, número de box de preparación preoperatoria igual o levemente superior al número de quirófanos, 1 quirófano por cada 1.000-1.500 cirugías por año, quirófanos de 5 x 6,5 m, sala de recuperación de 3035 m 2, con 1,5-3 camas por cada quirófano, con área pediátrica separada4,6. El equipamiento de los quirófanos y de las áreas de recuperación postoperatoria debe tener los mismos estándares de seguridad que las salas de operación y de recuperación tradicionales. Después que el CCA está construido y equipado, se debe organizar la puesta en marcha. En nuestra experiencia, en esta etapa los puntos fundamentales a considerar son: 1° Definir los horarios de trabajo. Habitualmente, estos centros trabajan de 8:00 a 20:00 h, los días de semana y de 8:00 a 14:00 h los sábados. La hora de finalización de la última cirugía del día debe considerar al menos 3 h. para la recuperación y alta del paciente, antes que se cierre el centro. 2° Definir la modalidad de trabajo. Fundamentalmente es definir el flujo de los pacientes, desde la admisión e ingreso hasta el alta, considerando los procesos correspondientes a cada etapa. Este es un flujo circular que sigue el diseño y distribución de los espacios físicos del centro (Figura 1). Los dos puntos mencionados, asociados al número de quirófanos disponibles y a la cantidad de cirugías estimadas, determinan los requerimientos de personal. 3° Cuidadosa selección de pacientes y de cirugías. Significa definir los límites hasta donde llegar en cuanto a pacientes y procedimientos. Para ello es fundamental la evaluación del paciente y del procedimiento quirúrgico previo al día de la cirugía. Fig. 1. Esquema de espacios físicos y flujo de pacientes en un centro de cirugía ambulatoria. 62 444-456CARTAS MONTADAS 14/9/07 08:34 Página 445 CARTAS AL DIRECTOR 4° Diseñar protocolos de atención clínica. Son importantes para realizar un trabajo eficiente y eficaz. Incluyen: protocolos de evaluación y preparación preoperatoria, protocolos y algoritmos para situaciones de emergencia, escalas de evaluación para traslados y alta7, seguimiento y control post alta, entre otros. La decisión de dónde y cómo realizar CA dependerá de la realidad de cada país e institución. En Chile, por ejemplo, son más frecuentes los centros IH o AH. Los centros integrados tienen las desventajas de estar dentro del hospital: retrasos por burocracia administrativa, prioridad de la cirugía de emergencia o de la cirugía mayor en paciente hospitalizado sobre la CA, etc.; esto deteriora la calidad de la atención e incomoda a los pacientes4,6. Los centros adyacentes tienen infraestructura propia lo que permite disminuir los retrasos, disminuir los costos de operación y satisfacer a los usuarios. En términos de gestión clínica y administrativa, los centros AH son más eficientes que los IH4,6. A. G. González, H. J. Lacassie, J. E. De la Fuente Departamento de Anestesiología, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile. BIBLIOGRAFÍA 1. García-Aguado R, Moro B, Martínez-Pons V, Viñoles J, Hernández H. El camino hacia la normalización de la anestesia ambulatoria. Rev Esp Anestesiol Reanim. 2003;50(9):433-8. 2. McGrath B, Chung F. Postoperative recovery and discharge. Anesthesiol Clin North Am. 2003;21(2):367-86. 3. Troy AM, Cunningham AJ. Ambulatory surgery: an overview. Curr Opin Anaesthesiol. 2002;15(6):647-57. 4. Schlosser RJ, Steele SM. Ideal Ambulatory Center Structure and Function. En: Steele SM, Nielsen KC, Klein SM, editors. Ambulatory Anesthesia and Perioperative Analgesia. New York: Mc Graw-Hill. 2005:41-55. 5. White PF, Recart A. Ambulatory (Outpatient) Anesthesia. En: Ronald D. Miller, editor. Anesthesia, 6th edition. New York: Churchill Livingston. 2005:2589-635. 6. Snyder DS, Pasternak LR. Facility design and procedural safety. En: White PF, editor. Ambulatory Anesthesia and Surgery. London: WB Saunders Company Limited. 1997:61-76. 7. Silva de Oliveira I. Recovery care facilities. Curr Opin Anaesthesiol. 1998;11(6):623-7. TELEMEDICINA PARA EL SEGUIMIENTO POSTOPERATORIO DOMICILIARIO Sr. Director: Según C. Ramón1, el rediseño del proceso quirúrgico ambulatorio debe tener como resultado la no utilización del recurso “cama hospitalaria”, el mantenimiento en todas las fases del proceso del estándar de actuación clínica y el que en todos los pacientes quede garantizada la continuidad del proceso asistencial hasta el alta definitiva. Toda esta actividad debe estar basada en unos criterios de calidad que han sido definidos por diversos organismos internacionales como la Joint Commission on Accreditation of Healthcare Organization2. En España, las grandes líneas 63 de actuación en cirugía ambulatoria fueron definidas en 1992 por la Guía de Organización y Funcionamiento de la Cirugía Mayor Ambulatoria del Ministerio de Sanidad y Consumo3 y, en 1993, por la Comisión para la Elaboración de Pautas y Recomendaciones para el Desarrollo de la Cirugía Ambulatoria de la Acadèmia de les Ciències Mediques de Catalunya y Balears4. Diez años después, en una editorial de la Revista Española de Anestesiología y Reanimación5 se echan de menos guías de actuación para unificar criterios con los que poder medir el tipo de actividad y la calidad ofertada en las distintas Unidades de Cirugía Sin Ingreso (UCSI). El aumento de la ambulatorización de los pacientes y el desarrollo de técnicas quirúrgicas más agresivas obliga a replantear la cobertura de calidad domiciliaria ofertada para el mantenimiento de los modelos de actuación. En la UCSI del Hospital Universitario Dr. Peset de Valencia, el Servicio de Anestesiología y Reanimación tiene encomendada la coordinación de la actividad quirúrgica ambulatoria. Una parte importante en esta tarea es la elaboración de protocolos de actuación consensuados con los distintos servicios quirúrgicos. Aunque los índices de satisfacción son muy elevados en general y las complicaciones graves en el domicilio son raras, en algunos casos se hubiese deseado poder contar con elementos adicionales para el diagnóstico en el domicilio sin necesidad de desplazamientos innecesarios o simplemente poder mejorar la comunicación entre el paciente y el hospital. La cuantificación de parámetros como el sangrado postoperatorio, el estado de los apósitos e incluso el dolor es, en ocasiones, difícil de valorar aún contando con escalas analógico visuales en pacientes bien instruidos y colaboradores. Se ha observado que se hacía necesario contar con una herramienta de imagen en el domicilio del paciente con el fin de valorar el sangrado y los posibles episodios isquémicos de las manos o de los pies. Un dolor postoperatorio en las manos o los pies de un paciente operado de cirugía traumatológica u ortopédica puede ser debido a una isquemia o no, utilizándose en este caso para el diagnóstico diferencial la presencia de pulsos distales, que se pueden realizar en el domicilio del paciente con un pulsioxímetro (Figura 1). En el caso de los apósitos, o el llenado de los redones, la valoración del sangrado es muy difícil de realizar mediante una encuesta telefónica, siendo especialmente útil una imagen (Figura 2). La imagen como herramienta de telemedicina tiene una larga tradición en salvamento marítimo6. Con la asistencia facultativa del Grupo de Bioingeniería, Electrónica y Telemedicina del Instituto ITACA de la Universidad Politécnica de Valencia se ha diseñado un sistema de telefonía móvil que es capaz de enviar imágenes desde el domicilio del paciente sin necesidad de ningún tipo de instalación. Este sistema está integrado en un protocolo de actuación postoperatorio mediante el cual, a pacientes seleccionados, se les suministra un teléfono móvil con capacidad para realizar fotografías y un pulsioxímetro. Estas imágenes son transmitidas a la base de datos de la UCSI donde se integran de forma automática. Se ha buscado un pulsioxímetro autónomo, robusto y fia445 444-456CARTAS MONTADAS 14/9/07 08:34 Página 446 CARTAS AL DIRECTOR Fig. 2. Llenado normal de un drenaje de redón en una mastectomía subcutánea de un varón. Imagen obtenida por telefonía móvil a las 12 horas de postoperatorio en el domicilio del paciente. Fig. 1. Imagen de las manos de una paciente intervenida de enfermedad de Dupuytren en la que se observa la presencia de pulsioximetría igual y pulso periférico similar en ambas manos. Se descarta el dolor en el dedo pulgar de origen isquémico, pautándose una dosis de rescate de analgésicos. Imagen obtenida por telefonía móvil en el domicilio de la paciente a las 12 horas de postoperatorio. ble (Pulse oximeter 8500, Nonin Medical USA) así como un teléfono móvil con cámara VGA (640 X 480 píxels, 0,31 megapixels), con calidad suficiente para la realización de diagnóstico por la imagen. Se ha creado un estudio piloto para pacientes de cirugía ortopédica, cirugía general que llevasen drenajes y algunos pacientes seleccionados de otras patologías agresivas con la finalidad de evaluar las indicaciones del sistema, la capacidad para variar la evolución del postoperatorio o no, su utilidad en evitar visitas a urgencias o mejorar la satisfacción del usuario. Al paciente se le entrega un equipo compuesto por un teléfono móvil preprogramado, un pulsioxímetro portátil, una hoja con instrucciones de funcionamiento y una encuesta. Los pacientes tienen siempre un número de teléfono de contacto al que pueden llamar en cualquier momento. Son instruidos en el uso de los equipos antes de su alta domiciliaria. Una enfermera encargada del control domiciliario postoperatorio, según el protocolo, se pone en contacto con los pacientes a partir de las 19 horas y se evalúa su estado con cuatro parámetros: estado general, grado de dolor, tolerancia digestiva y sangrado. Se añade la valoración de la imagen y la pulsioximetría. Se le indica al paciente que envíe sus imágenes y en los minutos posteriores son vistas por la enfermera, quien evalúa la llamada clasificando al paciente en tres categorías: evolución normal, necesidad de nuevo control en 60 minutos o necesidad de asistencia médica. Si la evolución es normal, se efectúa una nueva llamada al día siguiente y 446 los días sucesivos si es necesario. Las imágenes pueden ser visualizadas por el anestesiólogo de guardia localizada desde un teléfono móvil diseñado al efecto para casos de duda. En un reciente estudio elaborado por el Observatorio de Prospectiva Tecnológica Industrial, la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria y el patrocinio del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio7 se afirma que en el horizonte del 2010 se generalizará el uso de sistemas de diagnóstico por imagen sin soporte físico, así como la transmisión de las mismas. El futuro debe traer el uso de dispositivos de uso sencillo y con capacidad para mejorar la calidad de la comunicación sin necesidad de costosas instalaciones. La mejora en los sistemas de comunicación y control de calidad domiciliaria pueden servir para disminuir los recelos al alta y aumentar la satisfacción tanto de los pacientes como de los facultativos. El presente trabajo es parte de un programa de telemedicina, mediante el cual se está implantando el uso de telefonía móvil con imágenes en el postoperatorio de los pacientes intervenidos en la Unidad de Cirugía Sin Ingreso (UCSI) del Hospital Dr. Peset. El programa entero está becado por la Escuela Valenciana de Estudios para la Salud (EVES). El importe de la beca ha sido para sufragar el soporte técnico proporcionado por el Grupo de Bioingeniería, Electrónica y Telemedicina del Instituto ITACA de la Universidad Politénica de Valencia. Los teléfonos móviles han sido cedidos por la compañía de teléfonos Movistar. Ningún autor ha tenido ni tiene compromiso alguno ni recibe o ha recibido ningún tipo de compensación de cualquier clase con Movistar ni con la EVES. J. Viñolesa, J. Soliveresa, C. Solaza, M. Barberáb Servicio de Anestesiología y Reanimación. aHospital Universitario Dr. Peset. Valencia. b Hospital Universitario La Fe. Valencia. 64 444-456CARTAS MONTADAS 14/9/07 08:34 Página 447 CARTAS AL DIRECTOR BIBLIOGRAFÍA 1. Ramón, C. Mejora del proceso quirúrgico ambulatorio. Cirugía Mayor Ambulatoria. 2001;6(2):69–70. 2. T.J.C. on Accreditation of Healthcare Organizations: 1998-1999. Comprehensive Accreditation Manual for Ambulatory Care (CAMAC). Joint Commission on Accreditation of healthcare Organizations. New York:1998. 3. Comisión de Cirugía Mayor Ambulatoria del Ministerio de Sanidad y Consumo. Guía de organización y funcionamiento de la CMA. Ministerio de Sanidad y Consumo. Madrid:1992. 4. Acadèmia de les Ciencies Médiques de Calalunya y Balears. Comisión para la elaboración de pautas y recomendaciones para el desarrollo de la Cirugía Ambulatoria. Societat Catalana de Cirugía. Barcelona:1993. 5. García-Aguado R, Moro B, Martínez-Pons V, Viñoles J, Hernández H. El camino hacia la normalización de la anestesia ambulatoria. Rev Esp Anestesiol Reanim. 2003;50(9):433–8. 6. Flesche CW, Jalowy A, Inselmann G. Telemedicine in the maritime environment hightech with a fine tradition. Med Klin. 2004;99(3):1638. 7. Fundación OPTI y FENIN, editores. Ciencias de la Salud. E-salud 2020. Estudio de prospectiva. Madrid;2006. DIFICULTAD DE INTUBACIÓN RESUELTA CON AIRTRAQ® Sr. Director: Presentamos el caso de un paciente con dificultad inesperada para la intubación, que pudimos resolver utilizando el laringoscopio Airtraq® (AJL S.A., Álava, España). Se trataba de un paciente de 44 años, de 177 cm de altura y 80 Kg de peso, sin antecedentes quirúrgicos previos ni patológicos destacables, propuesto para septoplastia. En la valoración de la vía aérea presentaba un Mallampati-Samsoon1 clase II y la prueba de la mordedura del labio superior2 fue clasificada como de grado II. La apertura oral, la distancia tiromentoniana y la extensión cervical eran normales. El paciente fue premedicado en el área de recuperación con 2,5 mg de midazolan. Ya en quirófano, y tras realizar la monitorización habitual, se procedió a la inducción anestésica con propofol 220 mg, fentanilo 250 µg y, después de comprobar que podía ser correctamente ventilado, 14 mg de cisatracurio. Tras tres minutos de ventilación con oxígeno al 100% y sevofluorano al 2% se procedió a realizar laringoscopia directa con pala curva del nº 4, comprobándose un grado IV de Cormack-Lehane3. Se cambió la pala por un número superior y con la maniobra de presión del cartílago tiroides hacia atrás, arriba y la derecha se pudo observar un grado III de Cormack-Lehane. No intentamos la intubación a ciegas con el fin de no edematizar la glotis. Habitualmente en estas situaciones utilizamos la guía de Frova (Cook, Bjaeverskov, Dinamarca), con buenos resultados. En esta ocasión, y dado que el paciente se ventilaba perfectamente con mascarilla facial, decidimos intentar la intubación mediante el uso de este nuevo laringoscopio. Se insertó el dispositivo en la boca del paciente y se obtuvo una buena visualización de la glotis. Sin embargo, al intentar introducir el tubo la punta de éste chocó en un primer intento con el aritenoides derecho. Presionando el cartílago tiroides hacia la derecha insertamos el tubo sin problemas y visualizando en todo momento cómo penetraba a través de las cuerdas vocales. 65 El Airtraq® es un laringoscopio rígido, de un solo uso, con el que se realiza la laringoscopia de forma indirecta. Consta de un sistema óptico de alta definición que incluye un visor, una luz fría (que funciona con pilas) y una lente con sistema de antiempañamiento, así como de un canal lateral donde se inserta el tubo endotraqueal (Figura 1). El modo de utilización de este laringoscopio es muy sencillo. Se enciende la luz accionando el interruptor situado en el lado izquierdo del visor. Se necesitan 90 segundos para disponer de una luz continua. Durante este tiempo aparece una luz intermitente que calienta la lente y evita su empañamiento. Se introduce el tubo lubricado en el canal lateral, alineando la punta del tubo con la punta del dispositivo. Se inserta en la línea media de la boca del paciente, con la cabeza en posición neutra, evitando empujar la lengua hacia dentro. Posteriormente se desliza por el dorso de la lengua, manteniéndolo en la línea media. Antes de llevar el dispositivo al plano vertical debemos mirar por el visor para identificar estructuras. La glotis se reconoce rápidamente y situamos el extremo distal del laringoscopio en la vallécula (otra alternativa es calzar la epiglotis). Con un ligero movimiento de tracción vertical hacia arriba podremos ver las cuerdas vocales. Por último, avanzamos el tubo a lo largo del canal lateral mientras vemos el paso a través de las cuerdas vocales. Una vez que se comprueba la correcta localización del tubo, éste se sujeta y se desplaza lateralmente, extrayéndolo del canal lateral mientras retiramos el dispositivo. Fig. 1. Airtraq® con tubo endotraqueal. 447 444-456CARTAS MONTADAS 14/9/07 08:34 Página 448 CARTAS AL DIRECTOR Para alinear la glotis con el tubo se recomienda realizar ligeros movimientos de la punta del Airtraq® hacia los lados, hacia atrás o adelante, o bien elevándolo suavemente. Otra posibilidad, como realizamos en este caso, es que un ayudante mueva el cartílago tiroides, guiado por nosotros. Actualmente únicamente se comercializa el tamaño estándar, con el que se recomienda usar tubos de los números 7,5 hasta el 8,5. Una ventaja importante es que no se requiere la alineación de los ejes oral, faríngeo y laríngeo, por lo que la cabeza del paciente debe colocarse en posición neutra. Por ello puede ser una buena opción en pacientes con columna cervical inestable real o potencial, como los politraumatizados4,5. Ha sido comparado con el laringoscopio de Macintosh en simuladores de intubación utilizados por estudiantes de medicina y por anestesiólogos. Los estudiantes demostraron un rápido aprendizaje de la técnica con Airtraq®, necesitando menos tiempo para intubar y causando menos lesiones dentales6. Cuando eran anestesiólogos quienes actuaban, en las intubaciones fáciles, el tiempo de intubación requerido fue menor con el Airtraq® y no existió diferencia en el porcentaje de éxito obtenido. Cuando la intubación era difícil, el Airtraq® alcanzó un mayor porcentaje de éxito, en menos tiempo y con un menor número de lesiones dentales7. Esto contrasta con los resultados obtenidos con otros laringoscopios rígidos indirectos, que pueden ser técnicamente más difíciles de usar que la laringoscopia directa convencional8. Es importante destacar que puede ser conectado a una video-cámara, obteniéndose en el monitor imágenes en color y en tiempo real. Nosotros hemos utilizado el dispositivo en 23 pacientes sin dificultad de intubación aparente, sometidos a cirugía programada, con edades comprendidas entre los 24 y 82 años y estado físico ASA I a III. El tiempo medio (desviación estándar) de intubación, contado desde la apertura bucal hasta el inflado de neumotaponamiento, fue de 22,23 (DE, 10,26) segundos. En un único paciente se tardó más de un minuto (72 segundos), debido a que precisó tres intentos para conseguir la intubación. En 16 pacientes fue necesario realizar alguna maniobra para evitar el choque del tubo con el aritenoides derecho. En cuatro pacientes, con el fin de evitar empujar la lengua hacia dentro, y dado que tenían la boca pequeña, insertamos el Airtraq® siguiendo la técnica utilizada habitualmente para la cánula de Guedel. No hemos tenido ninguna complicación asociada al uso del dispositivo. Para utilizar este dispositivo se requiere una apertura bucal mayor de 2 cm. El canal lateral donde se inserta el tubo está a la derecha, por lo que tendremos que llevar la punta del Airtraq® hacia la izquierda o el cartílago tiroides hacia la derecha para hacerlo coincidir con la glotis. El que sean necesarios 90 segundos para tener disponible la luz puede ser un inconveniente en situaciones de extrema urgencia, como por ejemplo en aquellos casos de imposibilidad de ventilación e intubación. (Los autores manifiestan que no existe “conflicto de interés” con la casa que comercializa el dispositivo descrito). A. Martín Rubioa, E. García Vicenteb, T. Del Castillo Sanzc, C. Morón de Miguela Servicio de Anestesiología y Reanimación, bUnidad de Cuidados Intensivos. Complejo Hospitalario de Soria. cServicio de Emergencias Sanitarias de Castilla y León, Sacyl, Soria. a 448 BIBLIOGRAFÍA 1. Samsoon GL, Young JR. Difficult tracheal intubation: a retrospective study. Anaesthesia. 1989;42(5):487-90. 2. Khan ZH, Kashfi A, Ebrahimkhani E. A comparison of the upper lip bite test (a simple new technique) with modified Mallampati classification in predicting difficulty in endotracheal intubation: a prospective blinded study. Anesth Analg. 2003;96(2):595-9. 3. Cormack RS, Lehane J. Difficult tracheal intubation in obstetrics. Anaesthesia. 1984;39(11):1105-11. 4. De Lucas García N, Da Silva López D. Intubación mediante laringoscopio Airtraq en pacientes politraumatizados: primeras experiencias de un servicio de emergencias prehospitalario. Revista Electrónica de Medicina Intensiva [serie en Internet]. 2006 Jun [citado 25 Agosto 2006];6(6):[aprox. 2 p.]. Disponible en: http://remi.uninet.edu/2006/ 06/REMIA049.htm 5. De Lucas García N, Da Silva López D, López Fernández I, Sempere Ortega C, Hidalgo Villa M. Intubación con laringoscopio Airtraq en paciente con fractura de mandíbula. Revista Electrónica de Medicina Intensiva [serie en Internet]. 2006 Jul [citado 25 Agosto 2006];6(7):[aprox. 3p.]. Disponible en: http://remi.uninet.edu/2006/07/ REMIC015.htm. 6. Maharaj CH, Costello JF, Higgins BD, Harte BH, Laffey JG. Learning and performance of tracheal intubation by novice personnel: a comparison of the Airtraq® and Macintosh laryngoscope. Anaesthesia. 2006;61(7):671-7. 7. Maharaj CH, Higgins BD, Laffey JG. Evaluation of intubation using the Airtraq or Macintosh laryngoscope by anaesthetists in easy and simulated difficult laryngoscopy – a manikin study. Anaesthesia. 2006;61(5):469-77. 8. Fridrich P, Frass M, Krenn CG, Weinstabl C, Benumof JL, Krafft P. The Upsherscope in routine and difficult airway management: a randomized, controlled clinical trial. Anesth Analg. 1997;85(6):1377-81. EXÉRESIS DE UN LIPOSARCOMA BAJO EN ANESTESIA COMBINADA INTRADURAL – EPIDURAL Y SEDACIÓN CON PROPOFOL Y REMIFENTANILO EN PACIENTE EMBARAZADA Sr. Director: El liposarcoma es un tumor maligno de origen mesenquimal, representando el 20% de los tumores malignos de tejidos blandos en adultos, presentádose generalmente como una masa indolora, localizada preferentemente en extremidades, especialmente el muslo y en retroperitoneo1. La coexistencia de liposarcoma y embarazo es muy rara, y constituye una situación de alto riesgo maternofetal1,2. El tratamiento durante el embarazo es difícil, y la supervivencia depende en gran medida de una terapia médica correcta, el trimestre del diagnóstico, la histopatología y grado del tumor, y la correcta elección del momento para la cirugía y el parto2,3. Presentamos el caso de una gestante de 28 años, 1,66 m y 70 kg diagnosticada de liposarcoma en miembro inferior izquierdo a nivel de cara posterior del muslo (Figura 1), en la 22ª semana de gestación. Se le practicó exéresis tumoral bajo anestesia locorregional combinada intradural-epidural (CIE) y sedación intravenosa con propofol y remifentanilo, más analgesia intra y postoperatoria epidural continua. Entre sus antecedentes destacaba reacción anafilactoide tras administración intravenosa de hierro (III) hidróxido-sacarosa, que cedió al suspenderlo. En tratamiento domiciliario con sulfato de hierro, ácido fólico e indometacina. Evaluación preoperatoria de vía aérea: Mallampati II y distancia 66 444-456CARTAS MONTADAS 14/9/07 08:34 Página 449 CARTAS AL DIRECTOR Fig. 1. RNM de mienbros inferiores. Liposarcoma en cara posterior del muslo izquierdo de 14 cm de diámetro máximo. tiromentoniana de 6,5 cm. En analítica, hemoglobina (Hb) de 9,2 g dL-1, resto sin alteraciones, con electrocardiograma y radiografía de tórax normales. La ecografía fetal no presentaba signos patológicos. En quirófano se monitorizó electrocardiograma continuo (DII y V5), pulsioximetría y presión arterial no invasiva, se canalizó vía periférica (16G) con expansión de volumen 500 mL de hidroxietilalmidón 6%. Tras aporte de O2 a 3 L min-1, premedicación con 2 mg de midazolam, se localizó espacio epidural a nivel L4-L5 con aguja de Tuohy 18G, con paciente sentada mediante método de “pérdida de resistencia” con aire. A continuación se localizó espacio intradural (técnica aguja a través de aguja) con aguja 27G punta de lápiz. Tras comprobar reflujo espontáneo de LCR se administraron 11 mg de bupivacaína isobara 0,5% más 10 µg de fentanilo. Se insertó catéter epidural 4 cm y tras aspiración negativa para sangre o líquido cefalorraquídeo, se inició perfusión continua con ropivacaína 0,2% a 5 mL h-1 mediante bomba de infusión elastomérica (Accufuser‚ 275. Woo Young Co, Ltd. Korea). Se inició perfusión endovenosa de propofol 0,6 mg Kg-1 h-1 y remifentanilo 0,05 µg Kg-1 min-1. Colocada la paciente en decúbito lateral izquierdo, tras comprobación del nivel anestésico (T8), se practicó extirpación tumoral empleándose 130 minutos, manteniendo gran estabilidad hemodinámica. Trasladada a la Unidad de Recuperación Post Anestesia (URPA) y valorado el bienestar fetal mediante ecografía que fue satisfactorio, fue dada de alta a planta de hospitalización a las 3 horas. La analgesia postoperatoria fue adecuada con la infusión epidural y se mantuvo 48 horas. El estudio anátomo-patológico confirmó el diagnóstico. 67 La asociación de liposarcoma y embarazo puede tener consecuencias potencialmente letales para madre y feto. Los objetivos en cirugía no obstétrica en paciente embarazada son evitar la pérdida del bienestar fetal (mantener flujo útero-placentario normal), el parto prematuro y la teratogenicidad (periodo más vulnerable 15-90 días de embarazo)1-3. Ningún anestésico ha sido demostrado como teratógeno en el ser humano, aunque el óxido nitroso tiene probables efectos teratógenos en experimentación animal3,4. Los procedimientos semielectivos deben realizarse en lo posible una vez concluida la organogénesis, es decir, en el 2º ó 3er trimestre. Los requisitos obligados para un adecuado manejo perioperatorio son: una técnica anestésica con suficiente profundidad y estabilidad hemodinámica, monitorización maternofetal continua, analgesia postoperatoria satisfactoria (evitando el sufrimiento fetal por disminución del flujo útero-placentario), y realizar ecografía postoperatoria para valorar el estado fetal2-4. Actualmente la anestesia subaracnoidea se considera la técnica electiva para cirugía no obstétrica en el embarazo, porque es fiable, minimiza la exposición fetal a anestésicos locales y evita la intubación endotraqueal que es la fuente principal de complicaciones graves5. La anestesia CIE parece ser una técnica segura, disminuyendo los fármacos empleados y permitiendo un mejor control hemodinámico, aunque sigue planteando algunos problemas no totalmente resueltos, como la hipotensión secundaria a la instauración brusca del bloqueo simpático, las náuseas y vómitos y la difusión cefálica del bloqueo5. La hipotensión es el problema más importante pudiendo acarrear graves consecuencias para el feto, fundamentalmente al comprometer la circulación útero-placentaria. Las estrategias para intentar paliar este problema son el desplazamiento uterino hacia la izquierda cuando la paciente está en decúbito supino para evitar la compresión aorto-cava, la pre-hidratación con cristaloides y/o coloides, el uso profiláctico o terapéutico de vasopresores como efedrina y/o fenilefrina, y el uso de dosis más bajas de anestésico local en combinación con opioides, prolongando el bloqueo sensitivo, con escasos efectos sobre el feto y la posibilidad de proporcionar analgesia postoperatoria con el uso de ropivacaína 0,2% por vía epidural evitando la administración parenteral con mayor potencial de toxicidad sistémica6,7. Para alcanzar una sedación adecuada, tras premedicación con midazolam, se inició perfusión continua con propofol y remifentanilo8. El perfil farmacológico del remifentanilo lo convierte en el opioide de elección en la mujer embarazada, por su degradación metabólica inusual produce una eliminación plasmática muy rápida y sin acumulación en perfusión continua, y aunque atraviesa la placenta es rápidamente metabolizado por el feto. La adicción de propofol a dosis bajas permite disminuir los microgramos totales de remifentanilo y sus efectos secundarios, aportando un efecto ansiolítico8,9. La hiperalgesia inducida por remifentanilo se trató con perfusión epidural continua de ropivacaína 0,2%. En conclusión, no existe ningún fármaco o técnica anestésica que haya demostrado ser más seguro o teratógeno que otro y sobre la cuestión de si la anestesia CIE es la mejor alternativa no puede ser resuelta basándonos en un 449 444-456CARTAS MONTADAS 14/9/07 08:34 Página 450 CARTAS AL DIRECTOR único caso. En esta paciente, la anestesia locorregional asociada a sedación intravenosa, puso de manifiesto las ventajas asociadas a esta técnica, disminuyendo el riesgo de broncoaspiración e hipoxia materna, permitiendo un buen control hemodinámico, reduciendo la exposición fetal a fármacos y un mejor control del dolor postoperatorio, facilitando el manejo perioperatorio en una situación clínica de alto riesgo. F. Femenía, J. I. Ruiz-Gimeno, M. A. Ferre, M. Barberá Servicio de Anestesiología y Reanimación. Hospital Universitario La Fe de Valencia. BIBLIOGRAFÍA 1. Yamamoto T, Marui T, Akisue T, Hitota T, Kawamoto T, Nagira K, et al. Management of liposarcoma occurring in pregnant women. Anticancer Res. 2003;23(1B):799-802. 2. Matsuda S, Tanaka K, Harimoya K. Treatment of myxoid liposarcoma in pregnancy. Clin Orthop Relat Res. 2000;376:195-9. 3. Jeng CJ, Tzen CY, Huang WC, Yang YC, Shen J, Tzeng CR. 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CEFALEA POSTPUNCIÓN DURAL Y CEFALEA DE SENOS PARANASALES Sr. Director: La cefalea postpunción dural (CPPD) es la complicación más frecuente de la anestesia subaracnoidea, estimándose su incidencia entre el 0,5-1% de los casos con agujas de fino calibre 25, 27 y 29G1. De los diferentes factores epidemiológicos que se relacionan con la CPPD, los más definidos parecen ser la edad y el sexo; teniendo mayor predisposición a padecerla los pacientes jóvenes y las mujeres. Aparece habitualmente entre las 24 y 48 horas postpunción, manifestándose por dolor fronto-occipital que aumenta con la bipedestación cediendo con el decúbito y puede acompañarse de náuseas y/o vómitos, fotofobia y rigidez de la musculatura paravertebral cervical. El tratamiento conservador2,3 mediante reposo, abundantes líquidos, cafeína, analgésicos y fármacos que aumenten la resistencia vascular cerebral (ergotamina, metergina) revierte habitualmente la clínica en 24-48 horas. También se ha propuesto la administración de hormona adrenocorticotropa (ACTH) e hidrocortisona intravenosa5. Cuando la sintomatología persiste, con mayor frecuencia en la punción dural accidental, el parche hemático epidural sigue siendo el tratamiento de elec450 ción2, habiéndose utilizado como alternativas la administración epidural de coloides6,7, suero salino3 o fibrina8,9. En los casos en que la presentación es atípica y su evolución tórpida, es necesario hacer un diagnóstico diferencial, para descartar la existencia de otra patología intracraneal. Presentamos el caso de una paciente de 30 años de edad, 160 cm de altura y 80 kilos de peso, sin antecedentes clínicos de interés, salvo asma estacional que trataba con antihistamínicos. Como antecedente quirúrgico, la paciente había sido operada del menisco de la rodilla izquierda, hacía 9 años. En febrero de 2006, y como consecuencia de un accidente laboral, fue intervenida del cuerno posterior del menisco interno de la rodilla derecha, mediante cirugía artroscópica y con anestesia subaracnoidea, utilizando como anestésico local 50 mg de mepivacaína en solución al 2%. La punción lumbar se consiguió al primer intento. El bloqueo anestésico duró 150 minutos, y fue enviada a su domicilio después de dos horas. A las 24 horas de la intervención reingresó por presentar un cuadro de cefalea frontal y occipital, con vómitos de repetición después de las comidas. No presentó fiebre, rigidez de nuca, ni signos meníngeos. El examen de los pares craneales fue normal. Su analítica revelaba: Hb 14,2 g dL-1, Hto. 43,5%; leucocitos 8.200 mm-3, con 84,7% neutrófilos. Glucemia 145 mg dL-1. Establecido el diagnóstico de CPPD, se instauró el tratamiento con reposo absoluto, fluidoterapia, paracetamol iv. y metoclopramida. La evolución fue aceptable transcurridas 24 horas y notablemente favorable tras añadir por vía oral, la asociación de dihidroergotamina, cafeína y propifenazona (Tonopan®). El alta hospitalaria se produjo al tercer día del reingreso. En la revisión, cuatro días más tarde, la paciente refería mejoría progresiva pero lenta, persistiendo una ligera cefalea frontal, visión borrosa y mareos con los cambios posturales, no presentaba náuseas ni vómitos. A la exploración no se encontró ningún signo patológico, presión arterial (PA): 120/80 mmHg y en la zona de punción no presenta dolor a la palpación ni se observan signos inflamatorios. La administración de paracetamol con codeína y abundantes líquidos ayudaron a resolver la sintomatología. Un mes más tarde la paciente solicitó una nueva consulta por cefalea residual de carácter vespertino, sensación de inestabilidad con los cambios posturales y falta de concentración, que relacionaba con la CPPD padecida. La cefalea no cedía en la posición supina ni empeoraba con la bipedestación. La exploración neurológica era rigurosamente normal, PA: 130/90 mmHg y el resto de la exploración de los aparatos sin hallazgos. La enferma no refirió haber tenido proceso infeccioso alguno durante este tiempo, salvo un catarro de vías aéreas altas. Se le propuso como alternativa al tratamiento un parche hemático epidural, que la paciente rehusó inicialmente. Transcurridos diez días acudió nuevamente al centro, insistiendo en la cefalea frontal, que aparecía por las tardes, junto a un cuadro de inestabilidad o mareo, solicitando entonces el procedimiento de sellado epidural. El caso fue reconsiderado en sesión clínica y a tenor del tiempo transcurrido, 49 días desde la punción lumbar en único intento y atraumática, la correcta evolución inicial del 68 444-456CARTAS MONTADAS 14/9/07 08:34 Página 451 CARTAS AL DIRECTOR BIBLIOGRAFÍA Fig. 1. Proyección axial, secuencia T2 de resonancia magnética craneal. Flecha señalando ocupación de celdas etmoidales. tratamiento conservador y la “recaída” posterior, se decidió realizar una resonancia magnética (RM) para esclarecer el diagnóstico y valorar la posibilidad de otros tratamientos. En la RM de columna lumbar se diagnosticaron nódulos grasos en la tercera y cuarta vértebra lumbar sin evidencia de trayectos patológicos, en la musculatura vertebral posterior ni colecciones intra o extrarraquídeas. En la RM de cráneo se encontró ocupación de la coana nasal izquierda y de las celdas etmoidales posteriores (Fig. 1), junto a ligero engrosamiento mucoso del seno maxilar izquierdo. El otorrinolaringólogo corroboró la sinusitis y diagnosticó mediante endoscopia de ambas fosas, una poliposis etmoidal, de mayor tamaño en la fosa derecha, indicando tratamiento antibiótico con moxifloxacino, pulverizaciones y lavados nasales con budesonida. A partir de ese momento, la enferma evolucionó favorablemente, a los pocos días desapareció la inestabilidad y posteriormente cesó la cefalea. La reincorporación laboral se consiguió a los 81 días de la intervención, permaneciendo asintomática en los controles realizados durante los siguientes 3 meses. En la búsqueda bibliográfica realizada por internet en MEDLINE/PubMed y utilizando el MeSH database, combinando las palabras “post dural puncture headache” o “PDPH” y “sinusitis”, no hemos encontrado ninguna referencia al respecto. Concluimos admitiendo que en el caso, presentado, la CPPD desencadenó, se superpuso o continuó con otra cefalea consecuente a un proceso de senos paranasales, preexistente o concomitante. El diagnóstico diferencial mediante la RM nos permitió evitar un parche hemático, técnica no exenta de riesgos. E. Monzó Abad, M. Hajro Mastori Servicio de Anestesiología y Reanimación Hospital FREMAP. Majadahonda-MADRID. 69 1. López A, Reina MA. Complicaciones de la anestesia regional. En: Aliaga L, Castro Mª.A, Catalá E, Ferrándiz M, Serra R, Villar Landeira J.M, editors. Anestesia Regional Hoy. Barcelona: Ed. Permayer; 2006. p. 111-30. 2. Gaiser R. Postdural puncture headache. Curr Opin Anaesthesiol. 2006;19(3):249-53. 3. Turnbull DK, Shepherd DB. Post-dural puncture headache: pathogenesis, prevention and treatment. Br J Anaesth. 2003;91(5):718-29. 4. López-Soriano F, Amorín M, Lajarín B, Rivas F. Hemorragia cerebelosa tras anestesia subaracnoidea. Rev Esp Anestesiol Reanim. 2006; 53(2):110-3. 5. Moral Turiel M, Oliva Rodríguez SM, Sahagún de la Lastra J, Yuste Pascual JA. Tratamiento de la cefalea postpunción dural con hidrocortisona intravenosa. Rev Esp Anestesiol Reanim. 2002;49(2):101-4. 6. Souron V, Hamza J. Treatment of postdural puncture headache with colloid solutions: an alternative to epidural blood patch. Anesth Analg. 1999;89(5):1333-4. 7. Chiron B, Laffon M, Ferrandiere M, Pittet JF. Postdural puncture headache in a parturient with sickle cell disease: use of an epidural colloid patch. Can J Anaesth. 2003;50(8):812-4. 8. Garcia-Aguado R, Gil F, Barcia JA, Aznar J, Hostalet F, Barbera J, et al. Prophylactic percutaneous sealing of lumbar postdural puncture hole with fibrin glue to prevent cerebrospinal fluid leakage in swine. Anest Analg. 2000;90(4):894-8. 9. Crul BJ, Gerritse BM, van Dongen RT, Schoonderwaldt HC. Epidural fibrin glue injection stops persistent postdural puncture headache. Anesthesiology. 1999;91(2):576-7. UTILIZACIÓN DEL LARINGOSCOPIO AIRTRAQ®‚ EN TRES CASOS DE INTUBACIÓN DIFÍCIL Sr. Director: La dificultad en la intubación traqueal es una causa importante de morbimortalidad en la práctica anestésica diaria. En un reciente metaanálisis1 se ha estimado en un 5,8% la incidencia global de dificultad de intubación, aumentando este porcentaje en grupos específicos como, embarazadas y obesos, donde puede llegar a más del 15%. En cuanto a la laringoscopia, se cifra entre el 2 y el 8% la presencia de Cormack III o IV, resultando una intubación fallida entre el 0,13 y el 0,3% y ventilación fallida del 0,01 al 0,07%2. Múltiples y variados son los dispositivos que aparecen en la literatura para solventar este problema y aunque todos tienen su importancia, también todos tienen sus limitaciones. Presentamos los casos de tres pacientes con vía aérea difícil intubados mediante el laringoscopio Airtraq®, un dispositivo aún poco conocido pero que por su sencillez y facilidad de manejo podría tener una relevancia importante en este campo. El primer caso se trataba de un varón de 54 años con antecedentes, 15 años antes, de intubación con guía flexometálica tras múltiples intentos, programado para extirpación de tumoración benigna de parótida derecha. El segundo caso era un varón de 61 años con una parálisis bulbar progresiva intervenido tres años antes de prótesis de cadera derecha, siendo intubado con guía de Eschmann, al que se le iba a realizar una colecistectomía laparoscópica. El tercer caso se trataba de una mujer de 56 años, sin antecedentes quirúrgicos previos, que precisaba realización de microcirugía laríngea (MCL) por edema de Reincke, 451 444-456CARTAS MONTADAS 14/9/07 08:34 Página 452 CARTAS AL DIRECTOR Fig. 1. Esquema de inserción del laringoscopio Airtraq® (ver texto). siendo etiquetada de probable vía aérea difícil en el estudio preoperatorio por presentar ligera retrognatia y ser clasificada como Mallampati3. En los tres casos, previa preparación de los dispositivos para el manejo de la vía aérea difícil (sonda de aspiración, guía flexometálica, mascarilla laríngea tipo Fastrach y fibrobroncoscopio) se procedió a la inducción anestésica. Tras la pérdida de consciencia se objetivó una ventilación con mascarilla facial correcta y se administró succinilcolina a dosis de 1 mg Kg-1, para conseguir una respuesta de 0 en el estímulo único (Single Twitch) realizado con neuroestimulador (Stimuplex‚ HNS 11). Tras colocar la cabeza en ligera hiperextensión, se introdujo un laringoscopio tipo Macintosh nº 4 para valorar la visibilidad de las cuerdas vocales. En los tres casos la clasificación mediante la escala Cormack-Lehane fue de 3, sin variación alguna tras realizar la maniobra BURP (back, up and right presure). Se introdujo tras ello el laringoscopio Airtraq® con la cabeza en posición neutra, lográndose una excelente visión de la epiglotis y de la glotis (clasificación en la escala Cormack-Lehane de 1 en los tres casos), realizándose la intubación orotraqueal sin problema alguno. El laringoscopio Airtraq® es un laringoscopio óptico diseñado para facilitar la visualización completa de la vía aérea durante todo el proceso de la intubación y mejorar la exposición glótica sin necesidad de alineación de los ejes orofaríngeos y laríngeos3. Se inserta por la línea media de la boca del paciente deslizándolo por la lengua. Se mira a través del visor antes de alcanzar el plano vertical para ver la hipofaringe e identificar estructuras, posteriormente se con452 tinua deslizando el Airtraq® hasta reconocer la epiglotis y situar la punta en la vallécula. A continuación se realiza un ligero movimiento de tracción vertical hacia arriba para visualizar las cuerdas vocales y poder situar la punta del Airtraq® por debajo de la epiglotis. Tras visualizar las cuerdas vocales se desliza el tubo endotraqueal por el canal lateral empujándolo hacia abajo y se confirma el paso a través de las cuerdas vocales y la longitud insertada (Figura 1). En un estudio realizado comparando el Airtraq® con el laringoscopio Macintosh por anestesiólogos experimentados en intubaciones fáciles y difíciles simuladas sobre maniquíes4 no se encontraron diferencias entre los dos grupos en el caso de intubaciones simuladas fáciles y se constató una rápida adquisición de las habilidades necesarias para su uso. En el caso de la vía aérea difícil simulada se objetivó un mayor éxito en la intubación, menor tiempo de intubación y menor traumatismo dental con el laringoscopio Airtraq®. En otro estudio realizado con estudiantes de medicina sin experiencia previa en intubación traqueal comparando el laringoscopio Airtraq® y el laringoscopio Macintosh se objetivó un mayor éxito de intubación y una menor curva de aprendizaje con el laringoscopio Airtraq®5. En los tres casos presentados, los pacientes presentaban limitación para la extensión cefálica y el Airtraq® proporcionó una buena visión glótica sin esta maniobra. La vía aérea difícil es un reto para el anestesiólogo, el laringoscopio Airtraq® es un dispositivo útil en la intubación traqueal, y especialmente en los casos de vía aérea difícil, por su versatilidad, sencillez de manejo y escasa curva de aprendizaje para su correcta utilización. Además cabe añadir que es un laringoscopio desechable y de bajo coste. Por contra, este laringoscopio no permite el abordaje nasal de la vía aérea, y es necesario tener presente que al funcionar mediante lentes, la presencia de sangre y secreciones abundantes puede dificultar la técnica. Además el Airtraq® no permite la oxigenación ni ventilación, por lo que sólo está indicado en casos de intubación traqueal difícil sin dificultades de ventilación. Con estos tres casos pretendemos abrir una puerta al laringoscopio Airtraq® como un elemento útil en el manejo de la intubación difícil. E. Mongil, A. Muñecas, L. F. Ortega, A. Arizaga Servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital de Galdakao (Vizcaya) BIBLIOGRAFÍA 1. Siga T, Wajima Z, Inoue T, Sakamoto A. Predicting difficult intubation in apparently normal patients. A meta-analysis of bedside screenig test performance. Anesthesiology. 2005;103(2):429-37. 2. Crosby ET, Cooper RM, Douglas MJ, Doyle DJ, Hung OR, Labrecque P, et al. The unanticipated difficult airway with recommendations for management. Can J Anaesth. 1998;45(8):757-76. 3. Airtraq optical laryngoscope. [Consultado 23 marzo 2007]. Disponible en: http://www.airtraq.com/airtraq/portal.portal.action 4. Maharaj CH, Higgins BD, Harte BH, Laffey JG. Evaluation of intubation using the Airtraq or Machintosh laryngoscope by anaesthetists in easy and simulated difficult laryngoscope – a manikin study. Anaesthesia. 2006;61(5):469-77. 70 444-456CARTAS MONTADAS 14/9/07 08:34 Página 453 CARTAS AL DIRECTOR 5. Maharaj CH, Costello JF, Higgings BD, Harte BH, Laffey LG. Learning and performance of tracheal intubation by novice personnel: a comparison of the Airtraq® and Macintosh laringoscope. Anaesthesia. 2006;61(7):671-7. EFECTOS ADVERSOS POR EL USO DE INOTRÓPICOS EN LA MIOCARDIOPATÍA HIPERTRÓFICA Sr. Director: El envejecimiento lleva asociados una serie de cambios estructurales y fisiológicos entre los que cabe destacar el aumento de la tensión arterial. Ésta provoca a su vez hipertrofia concéntrica de ventrículo izquierdo y la consecuente disfunción diastólica. La prevalencia de insuficiencia cardiaca diastólica está fuertemente asociada a la edad1,2. Presentamos el caso de una mujer de 77 años, con antecedentes personales de hipertensión arterial (HTA) de 15 años de evolución, en tratamiento con diltiazem y cilacipril, fumadora de 10 cigarrillos al día, con criterios clínicos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, cifoescoliosis intensa, enfermedad vascular periférica y diverticulosis. La última revisión cardiológica había tenido lugar hacía dos años, en la que como hallazgos significativos se objetivaron: en la auscultación, un soplo sistólico 2/6 en base; bloqueo completo de rama izquierda en el electrocardiograma (ECG) y cardiomegalia global en la radiografía de tórax. El diagnóstico fue cardiopatía senil sin signos de insuficiencia cardiaca. La paciente se programó para cirugía electiva de histerectomía vaginal por prolapso uterino. En quirófano, tras monitorizar la tensión arterial no invasiva, pulsioximetría y ECG, se procedió a realizar la intervención bajo anestesia general balanceada, sin incidencias. Ingresó en Reanimación extubada, consciente y orientada. En el postoperatorio inmediato, presentó, bruscamente, un cuadro de hipotensión arterial (70/40 mmHg), oliguria y disminución del nivel de consciencia (puntuación en la escala de Glasgow = 3). La frecuencia cardiaca (FC) era de 84 latidos por minuto (lpm), manteniendo en todo momento el ritmo sinusal, y la respiración espontánea con saturación periférica de oxígeno de 95%. En la exploración física destacaba la palidez cutáneomucosa, manchado del taponamiento vaginal y discreta distensión abdominal. Se realizó hemograma urgente, observándose una grave disminución de la hemoglobina (Hb): 2,5 g dL-1 y del hematocrito (Hto): 7,9% respectivamente. Ante estos hallazgos se procedió a intubar a la paciente, se canalizaron la vena subclavia derecha y la arteria radial izquierda, se inició la politransfusión de hemoderivados y se trasladó a quirófano de forma urgente. Fue reintervenida objetivándose abundante sangrado en el lecho quirúrgico. A pesar de la reposición de la volemia persistía la hipotensión, por lo que se inició perfusión de noradrenalina (NA) a 0,4 µg Kg-1 min-1, que se aumentó hasta 0,8 µg Kg-1 min-1 al final de la intervención. Fue trasladada a Reanimación intubada y conectada a ventilación mecánica, donde mantenía cifras de tensión arterial (TA) de 70/40 mmHg, taquicardia de 150 lpm e hipotermia (temperatura 35ºC). Tras comprobar que la paciente respondía a órdenes verbales con apertura ocular espontánea, se inició perfusión de remifentanilo a 0,1 µg kg-1 min-1. El control 71 analítico postransfusional dio como resultado: Hb=10 g dL-1 y Hto=29,5%. No aparecieron signos de isquemia en el ECG y las enzimas cardiacas permanecieron dentro de límites normales. Dada la persistencia del cuadro clínico, se añadieron dopamina a dosis de 5 µg kg-1 min-1 y dobutamina a 7 µg kg1 min-1. La situación hemodinámica de la paciente continuó agravándose a pesar de la medicación inotrópica (TA: 45/20 mmHg, FC: 150 lpm). Las presión venosa central (PVC) era 18 mm Hg. Se decidió avisar al cardiólogo de guardia, quien realizó ecocardiografía de urgencia que informó como: “hipertrofia concéntrica severa de ventrículo izquierdo. Cavidad de tamaño reducido por contractilidad hiperdinámica que dificulta severamente el llenado ventricular”. Ante este diagnóstico, se optó por retirar los fármacos inotrópicos, administrar coloides para aumentar más la precarga y añadir beta-bloqueantes de acción rápida (esmolol a 50 µg kg-1 min-1), mejorando de inmediato los parámetros hemodinámicos. Nuestra paciente presentaba hipertrofia del ventrículo izquierdo (HVI) asintomática en el preoperatorio que se puso de manifiesto por la hipovolemia sufrida en el postoperatorio inmediato y con la administración de catecolaminas, lo que empeoró gravemente la situación hemodinámica al dificultar aún más el llenado ventricular3,4. Parece probable que la hipertensión fuera el factor determinante para el desarrollo de un ventrículo izquierdo con hipertrofia concéntrica y poco distensible. El diagnóstico de disfunción ventricular en el paciente anciano puede ser difícil por la presencia de signos y síntomas inespecíficos, que pueden ser relacionados, de forma errónea, con los cambios debidos a la edad y otras patologías concomitantes5. La sensibilidad del electrocardiograma para detectar una HVI es del 4050%, mientras que la de la ecocardiografía es del 90%6,7. Aunque la Sociedad Europea de Cardiología y las últimas investigaciones en este campo recomiendan el uso de ecocardiografía Doppler para el diagnóstico de la disfunción diastólica8, no parece razonable realizar un ecocardiograma a todo hipertenso asintomático sometido a cirugía programada. Ante pacientes ancianos con historia de HTA de larga evolución, es necesario extremar la vigilancia en el periodo perioperatorio. Además, debemos recordar que una situación de shock hipovolémico junto con un estado hiperdinámico debido al uso de catecolaminas puede desencadenar obstrucción del tracto de salida del ventrículo izquierdo y fallo cardiaco que sólo revertirá corrigiendo la hipovolemia y suspendiendo el tratamiento inotrópico. C. Pérez-Cimarra, C. Font, E. Gredilla, F. Gilsanz Servicio de Anestesiología y Reanimación Hospital Universitario Material La Paz. Madrid BIBLIOGRAFÍA 1. Zieman SJ, Fortuin NJ. Hypertrophic and restrictive cardiomyopathies in the elderly. Cardiol Clin. 1999;17(1):159-72. 2. Levine WC, Mehta V, Landesberg G. Anesthesia for the elderly: selected topics. Curr Opin Anesthesiol. 2006;19(3):320-4. 3. Auer J, Berent R, Weber T, Lammb G, Eber B. Cathecholamine therapy inducing dynamic left ventricular outflow tract obstruction. Int J Cardiol. 2005;101:325-8. 4. Mingo S, Benedicto A, Jiménez MC, Pérez MA, Montero M. Dynamic left ventricular outflow tract obstruction secondary to catecholamine excess in a normal ventricle. Int J Cardiol. 2006;112(3):393-6. 453 444-456CARTAS MONTADAS 14/9/07 08:34 Página 454 CARTAS AL DIRECTOR 5. Tresch DD. Clinical manifestations, diagnosis assessment, and etiology of heart failure in elderly patients. Clin Geriatr Med. 2000;16(3): 445-56. 6. Howell SJ, Sear YM, Yeates D, Goldacre M, Sear JM, Foëx P. Hypertension, admission blood pressure and perioperative cardiovascular risk. Anesthesia. 1996;51(11):1000-45. 7. Lazzeri C, Barletta G, Badia T, Capalbio A, Del Bene R, Franchi F et al. Multiparametric electrocardiographic evaluation of left ventricular hypertrophy in idiopathic and hypertensive cardiomyopathy. Ital Heart J. 2005;6(4):304-10. 8. Galderisi M. Diastolic dysfunction and diastolic heart failure; diagnostic, prognostic and therapeutic aspects. Cardiovasc Ultrasound. 2005;3(1):9. REFLEXIÓN SOBRE LA SITUACIÓN ACTUAL DE LOS TUTORES DOCENTES Y LA DOCENCIA DE ANESTESIOLOGÍA Y REANIMACIÓN EN NUESTRO PAÍS Sr. Director: Coincidiendo con la VI Reunión para Residentes de Anestesiología y Reanimación, celebrada en Tres Cantos (Madrid) los días 14 y 15 de junio de 2006, patrocinada por Glaxo Smithkline, tuvimos la ocasión de celebrar un encuentro varios tutores de residentes de nuestra especialidad provenientes de diferentes hospitales del país. El foro, aunque de reducido número de participantes, permitió un intercambio fluido y positivo de experiencias y una puesta en común de problemas actuales y serios que afectan a nuestra labor como docentes. A continuación se relatan los más repetidos y tal vez por ello los más importantes, así como alguna de las posibles soluciones planteadas. En primer lugar, se debatió el escaso reconocimiento institucional del tutor, lo que acaba provocando su desmotivación. En este aspecto, se demandaron sobre todo: la concesión de horas liberadas de labor asistencial para poder desarrollar las labores de tutoría; establecer un ratio de residentes / tutor adecuado (aunque no parece la situación general, en algún hospital llega en la actualidad a ser de 20/1) y el reconocimiento remunerado y/o en la carrera profesional. En alguna Comunidad Autónoma, en concreto Cataluña, ya se ha regulado el papel del tutor1, con un horario mensual para las labores de tutoría, así como remuneración económica y una proporción de residentes por tutor de 4 a 1. En el resto del país la situación parece todavía pendiente de regulación o la que hay es antigua2. En segundo término, se destacó la falta de formación específica de los tutores para desempeñar su labor. En este aspecto se destacó la necesidad de obtener la acreditación docente de los tutores y la realización de una evaluación periódica de los tutores y su capacitación, además de demandar cursos y formación específica para tutores. En tercer lugar, se evidenció la diversidad de la formación de los residentes en el país. En Cataluña la docencia parece desarrollarse de forma más uniforme, al disponer de programas avalados por la Sociedad Autonómica3, mientras que en el resto, el programa docente de la especialidad se aplica de una forma más heterogénea. Como posibles soluciones se propusieron: la creación de Comisiones Docentes Regionales o Autonómicas en coordinación con la Comisión Nacional de la Especialidad (CNE), la aplicación del pro454 grama teórico y práctico a nivel nacional de una forma más homogénea, aprovechando el trabajo que en la actualidad viene desarrollando la CNE; haciendo hincapié en el incremento de la especialidad a 5 años4, además de la creación de un grupo de trabajo o sección dentro de la SEDAR dedicado a los tutores docentes, y de proponer algún foro de debate de ese grupo. Por ejemplo: un espacio web propio dentro de www.sedar.es En cuarto lugar, se debatió la evaluación del Residente. Se discutió sobre la forma y eficacia del sistema actual y se planteó la necesidad de alcanzar un método de evaluación uniforme, armonizando los elementos de los que disponemos (libro del residente, memorias formativas, evaluaciones de la rotación)2; e incluso se sugirió la posibilidad de establecer un examen similar al que realiza la Academia Europea de Anestesiología, como se hace ya en algunos centros y como parece que va a recoger la nueva propuesta formativa de la CNE. En quinto término, se señaló que la demanda asistencial de anestesiólogos en el país, está llevando a incrementar el número de Residentes de la especialidad, lo que puede generar algún problema. Se están acreditando hospitales que no disponen de todas las subespecialidades. Esto hace necesario que parte de su formación se realice en otros centros, lo que sin una adecuada previsión, puede dificultar el acceso a la formación idónea en áreas como anestesia pediátrica, torácica, reanimación, etc, de los residentes de hospitales pequeños, que cada vez con más frecuencia no son aceptados para rotar en sus centros de referencia. El problema se complica más si tenemos en cuenta el incremento de solicitudes de rotación por nuestros centros de anestesiólogos de fuera del país. Como posibles soluciones se propusieron: actualizar un documento de consenso sobre las normas de rotaciones externas, para asegurar el correcto acceso a la formación de todos los residentes en sus hospitales o en los hospitales de referencia y contar de una forma más explícita con la opinión de los tutores docentes y de los miembros de los servicios antes de incrementar el número de residentes de un centro, pues aunque este aspecto se contempla por parte de la CNE, no siempre se cumple. El sexto y último aspecto reseñado fue el de las dificultades para el acceso a la investigación de los tutores y por extensión de los residentes, basada en falta de formación, tiempo y recursos para ello. Evidentemente este documento es sólo el fruto de una reunión limitada, pero consideramos que puede ser un punto de partida excelente para nuevos debates y puestas en común de un mayor número de tutores. Para ello se antoja necesaria la creación del foro adecuado, en el que también participen los residentes, que son los beneficiarios finales de la formación. Solicitamos a la junta directiva de la SEDAR que se aborden estos y otros aspectos claves para la formación y docencia de nuestra querida especialidad, ya que con ello se estará trabajando en el futuro de la misma. *Relación del Colectivo de Tutores Docentes de Anestesiología y Reanimación: A. Alcón, Hospital Clínic de Barcelona. J. Blázquez, Hospital de Sabadell. F. J. García Torrado, Hospital 72 444-456CARTAS MONTADAS 14/9/07 08:34 Página 455 CARTAS AL DIRECTOR Virgen del Rocío de Sevilla. J. Hortal, Hospital Gregorio Marañón de Madrid. A. Martínez Pérez, Hospital Ramón y Cajal de Madrid. C. Navarro, Hospital Virgen de la Salud de Toledo. P. Rama-Maceiras, Hospital Juan Canalejo. A Coruña. A. Rodríguez Medina, Hospital Universitario de Canarias de Tenerife. A. Sáez, Hospital de Navarra. J. M. Sistac Ballarín, Hospital Universitario Arnau de Vilanova de Lleida. S. Telletxea, Hospital de Galdakao de Bilbao. S. M. Veiras del Río, Hospital Clínico de Santiago de Compostela. R. Vicente, Hospital de la Fe de Valencia. J. M. Abengoechea, Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza (representado). BIBLIOGRAFÍA 1. Orden SLT/396/2005, de 28 de septiembre, por la que se hace pública la convocatoria del proceso de acreditación por parte del Departamento de Salud de tutores de especialistas en formación médicos, farmacéuticos, químicos, biólogos, bioquímicos, psicólogos y radiofísicos de centros sanitarios acreditados para la docencia sanitaria especializada de la red sanitaria de utilización pública de Cataluña. DOGC n 4487 de 11/10/2005 pg 32471. [Citado 20 de febrero de 2007]. Disponible en http://www.gencat.net/diari_c/4487/05277155.htm 2. Ministerio de Presidencia. Orden de 22 de Junio de 1995 por la que se regulan las Comisiones de Docencia y los Sistemas de Evaluación de la formación de Médicos y de Farmacéuticos Especialistas. BOE n. 155 de 30/6/1995. Pag 19793-99. [Citado 20 de febrero de 2007.] Disponible en http://www.boe.es/g/es/bases_datos/doc.php?coleccion=iberlex&id=1995/15886&txtlen=1000 3. Societat Catalana d’Anestesiologia, Reanimació i Terapéutica del Dolor (SCARTD). Programa de formació continuada en Anestesiologia, Reanimació i Terapéutica del Dolor. Curs 2005-2006. [Citado 20 de febrero de 2007]. Disponible en http://www.scartd.org/progr0506.htm 4. Aguilera L, Peyró R, Ginesta V, Canet J, Sánchez C, Navia J, et al. La enseñanza de la Anestesiología-Reanimación. Una propuesta. Act Anest Reanim. 2004;14(1):43-5. PREVENCIÓN DE LA ACIDOSIS HIPERCLORÉMICA PERIOPERATORIA Sr. Director: La publicación reciente de Story et al1 nos invita a hacer una consideración sobre cómo los anestesiólogos valoramos las alteraciones del equilibrio ácido-base y cómo prevenirlas. El manejo y la prevención de estas alteraciones se consiguen corrigiendo los cambios en la concentración de los iones fuertes presentes en el plasma sobre todo del Na+ y del Cl-. La acidosis metabólica hiperclorémica es una entidad clínica conocida que puede darse en la cetoacidosis diabética así como en algunas formas de acidosis tubular renal2, pero los anestesiólogos debemos tener en cuenta también una forma de acidosis metabólica hiperclorémica debida a la administración de algunos fluídos como el suero salino al 0,9%3,4. En base al artículo de Mathes et al5, algunos autores encaminaron el debate acerca de la etiología de la acidosis metabólica hiperclorémica6,7. Mathes et al5, recogieron el caso de una paciente intervenida de nefrectomía que necesitó politransfusión durante la cirugía y una elevada reposición hídrica con suero salino 0,9% (20 L). Durante el transcurso de la cirugía la paciente presentó una acidosis metabólica que ellos catalogaron de “dilucional” por expan73 sión de volumen y descenso de la concentración de bicarbonato (HCO3-). Para estos autores, este cuadro de acidosis metabólica dilucional no reviste gravedad y no debe interpretarse como hipoperfusión pues esto llevaría a una mayor reposición hídrica aumentando la expansión de volumen y agravándose la acidosis. Pero esta visión de la etiología de la acidosis metabólica es controvertida. La administración durante la cirugía de productos hemáticos y bicarbonato cuestiona que el origen de la acidosis sea puramente dilucional, además existen otros factores que favorecen la acidosis metabólica como son las pérdidas sanguíneas, ya que la hemoglobina es un amortiguador importante de los cambios de pH en la sangre, y el acúmulo de ácidos débiles debido a la insuficiencia renal o alteraciones metabólicas6. Por otro lado, el término empleado por Mathes et al5 de acidosis metabólica dilucional no es apropiado porque si la etiología de la acidosis fuese dilucional también debería existir acidosis en cuadros que cursan con expansión de volumen como el síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH) o la polidipsia psicógena8. Para Mathes et al5, el exceso de Cl- presente en las gasometrías de la paciente pasa desapercibido. Sin embargo, esta hipercloremia es responsable de la acidosis metabólica7. Es difícil entender cómo la elevación del Cl produce acidosis cuando sólo se valora el equilibrio ácido-base en términos de la ecuación de Henderson-Hasselbach. Esta valoración del equilibrio ácido-base aunque necesaria es insuficiente. Cuando se produce una alteración ácido-base, el organismo pone en marcha unos mecanismos de compensación para disminuir la magnitud de la desviación del pH de sus valores normales; el primer mecanismo es restablecer a la normalidad la pCO2 y el HCO3-, pero en el organismo además están presentes tampones no carbónicos como la hemoglobina o electrolitos que son responsables de mantener la electroneutralidad. La visión del equilibrio ácido-base de Stewart9 tiene en cuenta este principio de mantenimiento de la electroneutralidad en el plasma, según el cual en el plasma existe un equilibrio entre las cargas positivas y las negativas, que se mantiene sobre todo por los iones fuertes que se disocian casi en su totalidad en el agua. Según el modelo de Stewart: (Na ++K ++Ca 2++Mg 2+)-(Cl -+lactato)=40-44 mmol L -1, así, cuando esta diferencia es inferior a 40 mmol L-1 se produce un aumento en la concentración de hidrogeniones (H+) para mantener la electroneutralidad plasmática y viceversa. La interpretación del equilibrio ácido-base de Stewart además de tener en cuenta la diferencia de iones fuertes, también considera el papel de la pCO2 ya que sus oscilaciones afectan directamente a la concentración de H+ y también considera la influencia de los ácidos débiles que a pH fisiológico se encuentran parcialmente ionizados. El plasma no es una solución de agua pura, existen Na+ y Cl- en distinta proporción, de tal forma que cuando se dan las mismas cantidades de ambos iones -como sucede con la administración de suero salino al 0,9%- los efectos en el plasma son distintos, así, al existir menos Cl- que Na+, se produce un aumento de Cl- en mayor proporción que Na+ y se produce acidosis hiperclorémica. El descenso de HCO3en esta acidosis se ha explicado por la existencia de un 455 444-456CARTAS MONTADAS 14/9/07 08:34 Página 456 CARTAS AL DIRECTOR intercambio entre el Cl- y el HCO3-. Según la ley de la neutralidad eléctrica, el Na+ y Cl– tienden a equilibrarse en sus proporciones en el plasma porque son iones fuertes, y el Cl“no deja espacio” al HCO3- que es movido al interior celular o es excretado lentamente por el riñón8. La acidosis metabólica hiperclorémica producida por la infusión de suero salino 0,9% se asocia a distintas complicaciones entre ellas un aumento de las necesidades transfusionales, disminución de la diuresis, disminución de la capacidad mental con dificultad de concentración, náuseas y vómitos por descenso del pH gástrico10. Aunque la instauración de la acidosis metabólica hiperclorémica no suele revestir gravedad, es necesaria su consideración. La administración de soluciones balanceadas durante la cirugía constituye una buena opción para su prevención. Por otra parte, de instaurarse una alteración del equilibrio ácido-base, no sólo se debe restablecer a la normalidad la pCO2 y HCO3- sino que se han de restablecer también los iones fuertes y débiles para mantener la electroneutralidad plasmática. S. González Suárez Servicio de Anestesiología del Hospital Universitario Vall d’Hebron. Barcelona. 456 BIBLIOGRAFÍA 1. Story DA, Morimatsu H, Bellomo R. Hyperchloremic acidosis in the critically ill: one of the strong-ion acidosis? Anesth Analg. 2006; 103(1):144-8. 2. Eisenhut M. Causes and effects of hyperchloremic acidosis. Crit Care. 2006;10(3):413. 3. Waters JH, Gottlieb A, Schoenwald P, Popovich MJ, Sprung J, Nelson DR. Normal saline versus lactated ringer´s solution for intraoperative fluid management in patients undergoing abdominal aortic aneurysm repair: an outcome study. Anesth Analg. 2001;93:817-22. 4. Scheingraber S, Rehm M, Sehmisch C, Finsterer U. Rapid saline infusion produces hyperchloremic acidosis in patients undergoing gynecologic surgery. Anesthesiology. 1999;90(5):1265-70. 5. Mathes DD, Morell RC, Rohr MS. Diluctional acidosis: Is it a real clinical entity? Anesthesiology. 1997;86(2):501-3. 6. Khorasani A, Appavu SK, Saatee S. Decrease in the total amount of extracellular bicarbonate is not dilution. Anesthesiology. 1997;87(4): 1012-4. 7. Dorje P, Adhikary G. McLaren IB, Bogush S. Dilutional acidosis or altered strong ion difference. Anesthesiology. 1997;87(4):1011-2. 8. Russo MA. Dilutional acidosis: a nonentity? Anesthesiology. 1997; 87(4):1010-1. 9. Miller LR, Waters JH, Provost C. Mechanism of hyperchloremic metabolic acidosis. Anesthesiology. 1996;84(2):482-3. 10. Wilkes NJ, Woolf R, Mutch M, Mallet SV, Peachey T, Stephens R, et al. The effects of balanced versus saline-based hetastarch and crystalloid solutions on acid-base and electrolyte status and gastric mucosal perfusion in elderly surgical patients. 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