EL INVENTO DEL ADORNO El arte es una actividad humana tan

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Artículo de Claudio Hernández, director del MAD
EL INVENTO DEL ADORNO
¿Quién inventó el adorno? , ¿Cuándo?, ¿por qué? Este artículo intenta responder a esas
provocativas preguntas.
El arte es una actividad humana tan antigua como el hombre, incluso excede
sobradamente al hombre histórico. Se hace necesario, por tanto, indagar
acerca de la naturaleza del arte en sus raíces más profundas. Para ello he
recurrido a una de las voces autorizadas y de escritura más elegante en
nuestro idioma; el filósofo español José Ortega y Gasset. En su extensa obra
encontramos numerosas reflexiones, artículos y ensayos relativos a la estética;
literatura y pintura, sobre todo. Sin embargo, aunque escasos, ha escrito
pasajes muy esclarecedores sobre la temática del adorno. (*)
En su clásico ensayo “Meditación del marco”, escribe:
“La primera acción artística que el hombre ejecutó fue adornar, y ante todo,
adornar su propio cuerpo. En el adorno, arte primigenio, hallamos el germen de
todas las demás. Y esa primera obra de arte consistió sencillamente en la
unión de dos obras de la naturaleza que la naturaleza no había unido. Sobre su
cabeza puso el hombre una pluma de ave, o sobre su pecho ensartó los
dientes de una fiera, o en torno a la muñeca se ciñó un brazalete de piedras
vistosas. He ahí el primer balbuceo de ese tan complejo y divino discurso del
arte.” (1)
Como es su sello, en pocas frases organiza un esquema sólido y elocuente de
los fundamentos de la historia del arte. El adorno, corporal primero y extracorporal más tarde, serían los pasos iniciales del hombre en la gran aventura
del arte. Luego el pensador se pregunta, por qué se ha producido este afán
ornamental, esta búsqueda de un perfil diferenciador en la psicología humana.
Su respuesta llega sin demora: “Sin duda, el instinto de llamar la atención, de
marcar su diferencia y superioridad sobre los demás. La biología va mostrando
cómo es aún más profundo que el instinto de conservación el instinto de
superación y predominio” (2) Y el autor vuelve sobre su primer ejemplo; la
pluma sobre la cabeza “fue un acento, y el acento no se acentúa a sí mismo,
sino a la letra bajo él. La pluma acentúa, destaca la cabeza y el cuerpo del
indio, va sobre él como un grito de color lanzado a los cuatro vientos.
“Todo adorno conserva ese sentido, que se hace patente en el trazo oblicuo e
indicativo de la pluma sobre la frente del salvaje: atrae sobre sí la mirada, pero
es con ánimo de hincarla sobre lo adornado”. (3) Podríamos decir que Ortega
describe la esencia del arte decorativo en este párrafo; el adorno es aquel arte
que se supedita a su soporte; lo destaca y exalta a la vez. Advertimos, por
tanto, cómo los motivos ornamentales van captando, y no pocas veces,
capturando nuestra atención sobre cerámicas, vestidos, joyas y muebles, entre
otros soportes decorativos.
Ahora bien, si recurrimos a descubrimientos arqueológicos recientes,
podríamos decir que éstos corroboran la primera afirmación citada de Ortega
en este artículo; entre cuarenta mil y treinta mil años atrás, incluso aún más
tiempo, se advierte una gran producción de objetos para el adorno personal
como pendientes, cuentas y dientes perforados de animal, figuras talladas de
marfil que tienen cuerpo humano y cabeza de león, bisonte u otros animales.
La cueva de Blombos en Sudáfrica y un yacimiento en Sungir en Rusia pueden
confirmar el acierto. (4)
Abocado al tema de qué género fue el autor del ornamento, las meditaciones
del escritor hispano se inclinan claramente por la mujer. Y de paso, como de
una plumada lo fundamenta en persuasivas razones psicobiológicas. En su
ensayo “Percepción del prójimo” es categórico: “es un hecho notorio que el
cuerpo femenino está dotado de una sensibilidad interna más viva que el del
hombre, esto es, que nuestras sensaciones orgánicas intracorporales son
vagas y como sordas comparadas con las de la mujer. En este hecho veo yo
una de las raíces de donde emerge, sugestivo, gentil y admirable, el espléndido
espectáculo de la feminidad” (5)
“En la mujer, el cuerpo influye en la normalidad de la vida más que en el
hombre; pero, en cambio, este trato frecuente hace que la mujer no enferma
domine más su cuerpo que el varón……de aquí la sorprendente euritmia y
comedimiento en la apostura femenina, el compás y contención de sus gestos,
un no sé qué de recogido y enredado que tiene el cuerpo de la mujer.
“En esta observación creo que puede hallarse la causa de ese hecho eterno y
enigmático que cruza la historia humana de punta a punta, y de que no se ha
dado sino explicaciones estúpidas o superficiales: me refiero a la inmortal
propensión de la mujer al adorno y ornato de su cuerpo. Visto a la luz de la idea
que expongo, nada más natural y, a la par, inevitable. Su nativa contextura
fisiológica impone a la mujer el hábito de fijarse, de atender a su cuerpo, que
viene a ser el objeto más próximo en la perspectiva de su mundo. Y como la
cultura no es sino la ocupación reflexiva sobre aquello a que nuestra atención
va con preferencia, la mujer ha creado la egregia cultura del cuerpo, que
históricamente empezó por el adorno, siguió por el aseo y ha concluido por la
cortesía, genial invento femenino, que es, en resolución, la fina cultura del
gesto”( 6 )
Sin embargo, Ortega no se queda ahí y colgándose de palabras del etnólogo
Adolfo Bastian, lo cita y con ello subraya la importancia del arte decorativo en
un nivel más amplio o sociológico, más cultural: “unas líneas del venerable
Bastian que hoy nos parecen saturadas de evidencia. “Todo grupo humano –
dice - posee su propio estilo y su expresión predilecta, sobre todo en el arte
decorativo…….Más al Oeste, los estilos longevos de Egipto, Babilonia, India,
China, atestiguan con su supervivencia más allá de todos los cambios de
gobiernos y todas las catástrofes históricas, igual vivacidad de la expresión
artística. Es, pues, forzoso reconocer un principio del “gusto étnico”, que
pertenece a cada pueblo no menos que su lenguaje, que como el lenguaje
puede ser prestado por un pueblo a otro; pero que resiste mejor que el idioma
peripecias y períodos de desuso.” (7)
Por otro lado, este pensador escribe respecto del tema de la indumentaria,
soslayando la razón clásica del vestido protector del frío, ahondando en su
esencia:
“El traje es primero adorno, y el adorno simboliza estados interiores. Cubre,
pero, a la vez, descubre. El pudor induce a tapar el cuerpo porque el cuerpo
exhala lo incorporal, expresa lo íntimo. Es el alma lo que se quiere cubrir, y de
ella lo más oculto, lo sexual. La sexualidad corporal queda oculta en nuestra
civilización, no por ella misma, sino porque alude al mundo latente de la
sexualidad psíquica. Pero al cubrirnos resulta que expresamos este deseo de
ocultación, con lo cual volvemos a descubrirnos en otra forma y como en otro
idioma: el idioma indumentario “ (8)
Podríamos sugerir, en consecuencia, que el mundo de la moda, identificado
con el género femenino, con modelos y desfiles de alta costura, celebridades y
glamour tan propio, tiene su fundamento en esta proverbial relación de la mujer
con su cuerpo que nos apunta Ortega; ella siente una natural inclinación a
expresarse en el adorno, en el multicolor idioma indumentario.
En resumen, podemos sostener que el adorno es uno de los primeros inventos
del ser humano y proponer que derivan de él todas las otras artes más
evolucionadas. Además, como el ornamento se expresa primero en el cuerpo
para luego manifestarse en el creciente abanico de objetos de uso cotidiano,
afirmamos que - dada la suprema sensibilidad corporal de la mujer - es un
invento femenino, que se solaza en el lenguaje indumentario de la moda; y que
en un nivel societario mayor, aunque no estemos plenamente conscientes de
ello, podemos vislumbrar la existencia y la vivencia de un estilo étnico.
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(*) sobre la temática de las artes decorativas, véase, además, del “Ensayo de
Estética a Manera de Prólogo”, el capítulo 1 “Ruskin, lo usadero y la belleza”,
,Obras Completas de José Ortega y Gasset, Tomo 6, Alianza Editorial, S.A.
Madrid, 1983. Pág.248 y siguientes
1.
Notas. Meditación del marco .Colección Austral. Editorial
EspasaCalpe,S.A. 1975. Pags. 100 y 101
2. Notas. Meditación del marco. Colección Austral. Editorial Espasa-Calpe,S.A.
1975. Pag. 101
3. Ibidem.
4. “IDEAS Historia Intelectual de la Humanidad” Peter Watson, Crítica.
Barcelona,2006 .Pag. 58.
5. Obras Completas Ortega tomo 6, La Percepción del Prójimo, Alianza
Editorial, S.A. Madrid, 1983. Pag.161.
6. Ibid. Pags.162 y163.
7. Obras Completas Ortega tomo 3, de “Las ideas de León Frobenius”, Ideas
elementales
y
nacionales.
Alianza
Editorial,
S.A.
Madrid,
1983.Pags.249 y 250.
8. El Espectador VII y VIII. Sobre la expresión fenómeno cósmico, Colección
Austral. Editorial Espasa-Calpe,S.A. 1966. Pag.46.
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