El valor estructurante de la falta

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El valor estructurante de la falta
Autor: Adriana Pérez
“La mancha se define justamente por ser lo que en un campo se distingue como el agujero,
como una ausencia. ….
Los antiguos no podían dejar de ubicar la mancha como esencial y estructurante…La
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situaban como lugar de falta” Jacques Lacan
Para Freud, a lo largo de su obra, la sexualidad femenina representa
un problema, una mancha, un agujero. Es un asunto complejo, que se le
presenta como un enigma. Enigma que en su interrogación permitirá pensar
diferentes cuestiones conceptuales, si nos dejamos llevar por el valor
estructurante de la falta.
Interrogar la sexualidad femenina es preguntarse por qué es lo
femenino.
Así como podemos afirmar que la sexualidad infantil no es la
sexualidad del niño, sino que la sexualidad infantil es lo infantil de la
sexualidad para niños y adultos, esto es la pulsión sexual, también podemos
interrogar lo femenino de la sexualidad no homologándolo a la sexualidad de
la mujer.
En esta línea Freud plantea que la feminidad constituye un enigma y
ubicará que ni la psicología ni la anatomía lo resuelven. Al decir de Lacan
“Como mínimo, sorprende un poco que cada vez que Freud quiere dar un
enunciado preciso, él mismo confiesa que es completamente imposible
remitirse a la oposición macho o hembra…”2
Adoptará como posición que el psicoanálisis no pretende describir qué
es la mujer sino indagar cómo deviene, cómo se desarrolla, la mujer a partir
del niño de disposición bisexual.
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2
Lacan, Jacques: Seminario 16 clase XVIII Pág. 265. Editorial Paidós
Lacan, Jacques: Seminario 16 clase XIV Pág. 204. Editorial Paidós
Respecto de la niña plantea que en lo denominado la fase fálica, no
hay diferencia en la posición respecto del varón. La concordancia con el niño
es máxima, la niña se comporta como un pequeño varón. Ambos sostienen la
creencia en la premisa universal del pene: no hay ser vivo que no tenga
pene.
Y ambos toman como primer objeto de amor a la madre. La madre se
plantea como la primera seductora que erogeniza el cuerpo con sus caricias y
cuidados.
Sin embargo la diferencia anatómica tiene que exteriorizarse en
diferencias en el desarrollo psíquico. Frente a la visión de los genitales del
otro sexo, la niña nota la diferencia, lo vive como una desventaja personal, y
cae presa de la “envidia del pene”: sabe que no lo tiene y quiere tenerlo.
Luego extiende esta falta a otras mujeres y finalmente a la madre, a quien
culpa por su “falta”. La “envidia del pene”, es la forma que toma el complejo
de castración en la mujer.
Ahora bien, el amor de la niña se había dirigido a la madre fálica: con
el descubrimiento de que la madre es castrada se vuelve posible abandonarla
como objeto de amor, produciéndose el extrañamiento respecto de la madre
bajo el signo de la hostilidad. Al mismo tiempo se abandona la masturbación
clitoridea, que es el poder ejecutivo de la sexualidad infantil, removiéndose la
actividad fálica que esta implica. Es entonces con el deseo de pene con que
la niña se vuelve hacia el padre.
La niña asume que no lo tiene y por ello lo desea, la madre tampoco lo
tiene, pues entonces, como la pregunta del gran bonete, ¿quién lo tiene? El
padre. Conjuntamente con este movimiento la libido se desliza por la
ecuación simbólica hijo = falo y entonces el deseo de pene se sustituye por el
deseo de hijo, el hijo aparece en el lugar del falo, estableciéndose la situación
femenina.
La niña se dirige entonces al padre deseando un hijo de él. Se produce
la entrada al complejo de Edipo, formación secundaria en la mujer, un puerto
de llegada.
Tenemos entonces una equivalencia simbólica hijo = falo y la
sustitución de un deseo por otro lo cual revela al deseo como “deseo de otra
cosa”, en tanto se desplaza por los elementos prefigurados en la ecuación
simbólica.
Es decir la posición sexuada se construye, para hombre y mujer, con
relación al falo.
“ Tanto para el hombre como para la mujer toda la normatividad se
organiza en torno de la transmisión de una falta.
Esto es lo que ocurre con la estructuración lógica, tal como resulta de
la experiencia freudiana.”3
Estarán los seres que tienen pene y por lo tanto temerán perderlo –
angustia de castración; y estarán los seres a los que les falta, que “andan
con la falta puesta” y por ende deseando un hijo que vale como falo. Es claro
que si esto funciona así es por la premisa universal del pene que es el falo. Al
cuerpo de la mujer no le falta nada pero es desde el debe de haber, que algo
falta.
Pero entonces la oposición no es masculino - femenino sino falo –
castración, es decir ¿qué serían estos seres enigmáticos que andan con la
falta puesta?
Castración implica que no hay un representante psíquico del sexo
femenino, el falo no tiene equivalente. Dado que en el inconciente se
reconoce la existencia de un único genital: el masculino, para hombre y
mujer.
3
Lacan, Jacques: Seminario 16 clase XIV Pág. 205. Editorial Paidós
Esto produce enormes consecuencias:
La sexualidad humana estará regulada por el falo en tanto
representante de la sexualidad, que no tiene equivalente, constituyendo un
campo regulado por él y que inscribe la imposibilidad de dar cuenta de la
existencia del representante psíquico del sexo femenino.
Impasse que se traduce hacia el fin del análisis freudiano como “una
roca base” que no se supera. Hombre y mujer no van más allá de la angustia
de castración y de la envidia del pene. Hay una imposibilidad de aceptar, en
el fin del análisis, la castración; que se juega como desautorización de la
feminidad. Esa imposibilidad de aceptación constituye en la
experiencia
analítica freudiana un lugar de máxima resistencia.
Es entonces desde un campo regulado por el falo que se produce el
rechazo de lo femenino, dado que la falta queda leída como déficit y por lo
tanto se presenta como un lugar de máxima resistencia para el dispositivo
freudiano.
Al mismo tiempo es desde este campo que la feminidad se constituye
en un enigma: el dark continent.
Por lo tanto es válida la pregunta de ¿qué es lo femenino para el
psicoanálisis? ¿Cómo pensarlo? En la conferencia 33 Freud afirma que hay
un vínculo constante entre feminidad y vida pulsional al mismo tiempo que
plantea que la expresión libido femenina carece de todo justificativo, la libido
se encuentra bajo la égida del falo.
La feminidad encarna ese resto no asimilable a la lógica fálica. Y
señala otro campo no regulado fálicamente que es desde la lógica fálica que
funciona como resistencia, que implica a las resistencias mayores, en
términos freudianos, resistencias al levantamiento de las resistencias, donde
se pone en juego una satisfacción pulsional no ligada por la libido, que puede
funcionar como perturbación económica, núcleo genuino del peligro.
Es decir, podemos situar dos campos: un campo sometido a la
regulación fálica para hombre y mujer
y un resto a ese campo que
circunscribe, para Freud, el enigma de la feminidad.
La pregunta es qué lugar darle a ese resto. Puede adquirir un lugar
resistencial si el falo se convierte en el exclusivo operador de lectura; o puede
en su valor de agujero a ese campo, funcionar como causa y por lo tanto
adquirir un valor estructurante, contando con el objeto a como operador.
Valor estructurante, que al fin y al cabo, se muestra tempranamente en
la obra freudiana. En la Interpretación de los sueños, al desarrollar la ficción
que le permite pensar la naturaleza psíquica del desear, Freud funda el
movimiento deseante en una pérdida inaugural y estructurante que se sitúa
como la pérdida de objeto e inicia entonces, el movimiento del deseo.
BIBLIOGRAFIA
•
Freud, Sigmund: “La organización genital infantil” Obras Completas
Tomo XIX Ed. Amorrortu
•
Freud, Sigmund: Conferencia 33 “La feminidad”
Obras Completas
Tomo XXII Ed. Amorrortu
•
Freud, Sigmund: “Algunas consecuencias psíquicas sobre la diferencia
anatómica entre los sexos” Obras Completas Tomo XIX Ed. Amorrortu
•
Freud, Sigmund: “El sepultamiento del complejo de Edipo” Obras
Completas Tomo XIX Ed. Amorrortu
•
Freud, Sigmundo: “Sobre la sexualida femenina” Obras Completas
Tomo XXI Ed. Amorrotu
•
Freud, Sigmund: “La organización genital infantil” Obras Completas
Tomo XIX Ed. Amorrortu
•
Lacan, Jacques: Seminario 16 “De un Otro al otro”, Ed. Paidós.
•
Masotta, Oscar: Lecturas de psicoanálisis Freud, Lacan. Ed. Paidós
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