Claudio se saca la mugre. Todavía va y entrena 20 mil veces. Mira

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Claudio y Carla viven Esplugues
de Llobregat, a 15 minutos del
centro de Barcelona. Arriba,
el portero junto a su perro
Panchito.
Claudio se saca la mugre. Todavía
va y entrena 20 mil veces. Mira,
cuando llegó a la Real Sociedad,
ellos bajaron en el segundo año y
Claudio no jugó ni un solo minuto.
Pero no se echó a morir, siguió
entrenando como loco. Y subieron
de nuevo y él volvió a jugar. Y es
que es paciente, tranquilo, cabezón. Él sabía desde muy joven,
siempre lo supo: él quería llegar
más arriba. Es muy ambicioso,
pero en el buen sentido.
Al final del día, Claudio Bravo
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YA
se restaura en su hogar. Nada
le gusta tanto como “andar a su
bola” –dice Carla, en su castellano
españolizado–, ver a sus niños
jugando Wii, ponerse un short y
tirarse en el sofá o desayunar en
pijama en la cocina sus huevos y
su jugo de naranja.
–¿La preocupa el asedio de otras
mujeres? Claudio es guapo, rico,
exitoso.
–Las mujeres siempre están
metidas en la vida de un futbolista. Pero yo... ¡soy una gata con
mi marido! ¡Y no dejo que nadie
se le acerque! Nos ha pasado en
más de un carrete, que se le han
acercado, le han pedido besos. ¡No
las dejo! (se ríe fuerte). Una señora
de futbolista que se lo tome en
serio tiene que estar muy atenta...
¡porque siempre se acercarán otras
mujeres!
–¿Tampoco le preocupa el medio
futbolístico?
–Hoy no. Si me hubieras preguntado hace dos años, tal vez. Pero hoy
tenemos una estabilidad tan grande,
que me siento segura. Mira, hemos
caminado, madurado, estamos
juntos desde mis 14 años, tenemos
tres hijos. Para mí es impagable
la seguridad que me da Claudio,
la serenidad. En verdad sentimos
que vivimos un momento casi de
gloria, que comenzó hará tres años.
Nació Mateo, nos compramos casa
en San Sebastián, después salió lo
del Barça. Ha sido como un rosario
de cosas buenas.
–¿Cómo fue la noticia del Barça?
–¡Ah, eso fue lo mejor! Nosotros
habíamos escuchado por años, que
a Claudio lo buscaban del Real
Madrid, del Barça, de otros equipos.
Pero nunca se concretaba. Y él,
como es de tranquilo, seguía sin
ansiedad, hasta había dicho que
podría jubilarse en San Sebastián.
No sentía angustia, trabajaba duro.
Y una noche –Claudio ya estaba
en cama–, mi celular suena como
a las diez, era su representante
en Chile, Christian Ogalde. Ahí se
disparó todo.
Carla recuerda que Ogalde no
encontraba a Bravo porque –para
variar, dice ella– el futbolista había
apagado su móvil temprano. Por eso
llamó al de ella. Su voz era la de
un niño chico emocionado. Ogalde
les soltó la noticia y la pareja ya
no durmió. Por varias noches: a esa
llamada siguieron las negociaciones
entre la Real Sociedad y el Barça.
Los 3,5 millones de dólares que
hoy gana Claudio Bravo al año
parecen no haberlos cambiado.
Aunque esquiva el tema de sus
ganancias, Bravo dijo al terminar
el Mundial 2014:
–Lo que hagamos o no hagamos con nuestro dinero, solo
nos atañe a nosotros. Pero yo
cuido mi futuro y el de mi familia. Por eso es importante tener
una mirada de futuro en esto y
yo la tengo, porque no soy solo,
tengo familia y, por eso, una gran
responsabilidad.
Si fue su padre, Marcial Bravo,
quien lo llevaba a sus entrenamientos infantiles en Colo Colo,
es él también quien hoy dispone
de un poder amplio para llevar los
negocios del guardameta en Chile.
Alguna vez trabajó en áridos y tuvo
ferretería y un negocio en Viluco.
También fue dueño de una discoteca
pegada a su casa –la Cool– y por
eso, confidencia Carla, Claudio se
acostaba al ritmo de la música a
los 12 o 13 años.
No hace mucho el arquero
compró diez mil metros cuadrados
en Viluco. En ese terreno piensa
levantar un centro deportivo y
una escuela de fútbol para niños.
Cerca de la casa estilo georgian,
que levantó para su familia y
donde tiene varios pastores alemanes. Entre los planes de Carla
está abrir un centro de belleza
integral en Chile.
Pero eso es el futuro. ya
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