Prepárese para reducir sustancialmente SU NIVEL DE VIDA por Herbert W. Armstrong E s hora de que usted conozca el verdadero significado de la actual espiral inflacionaria, de las crecientes tarifas de interés, y del temor de estar acercándonos a una severa depresión. En todas estas preocupaciones económicas, hay algo que va más allá de lo que superficialmente se ve. Sus raíces llegan hasta los tiempos de la historia antigua y la profecía bíblica. ¿Dónde se mencionan los Estados Unidos y las naciones británicas en la profecía bíblica? ¿Qué es lo que se profetiza acerca de esas condiciones de que hablamos? ¿Cuál es el verdadero significado de todo esto? ¿Qué es lo que nos depara el futuro relativamente inmediato? Los Estados Unidos han disfrutado el más elevado nivel de vida de cualquier nación en toda la historia de la humanidad. Y hay una razón que explica esa prosperidad sin precedentes. También hay una razón para la devaluación del dólar en los mercados extranjeros, para nuestros presentes niveles de inflación anormalmente altos, y para el temor que existe — en los círculos gubernamentales y financieros — de que tal vez estemos en el umbral de la más grave depresión económica de la historia. Varias veces he publicado un análisis económico de las verdaderas causas de la espiral inflacionaria, y de otros males económicos que padece Estados Unidos. Pero ahora la presión de la inflación, y de esos otros males, está ya apretando el dogal alrededor de nuestros cuellos. Esta tendencia llegará a afectar su nivel de vida, lector, y a reducirlo sustancialmente durante los próximos dos años o más. No son sólo los factores económicos. En realidad, lo que ahora está sucediendo va mucho más allá de las causas y efectos meramente económicos. Estos factores, por supuesto, también han hecho su contribución al problema. Más de una vez he escrito acerca de un incidente en mi vida personal, que tuvo lugar a principios de enero de 1914, cuando la mayoría de nuestros lectores aún no habían nacido. Yo estaba cubriendo un evento de importancia, como representante editorial de la mayor revista profesional de Estados Unidos. En aquellos días, tenía que viajar a menudo, en tren, por supuesto, y me dirigía hacia el este, hacia Buffalo, en el estado de Nueva York. En la ciudad de Utica recibí un telegrama de uno de nuestros redactores, que me daba instrucciones de viajar a Detroit en el primer tren, para entrevistar a Henry Ford. Henry Ford había aparecido en los titulares de primera plana de los diarios de aquella mañana. La Ford Motor Company había anunciado un sensacional plan salarial, a base de jornales de cinco dólares diarios. ¡No se ría, lector! Cinco dólares, en 1914, representaban mucho dinero. Mis jefes querían que yo hiciese un reportaje de toda la historia, obteniendo en persona toda la información. En cierta forma, aquél fue el comienzo del elevado nivel de vida en Estados Unidos, no disfrutado antes por ninguna otra nación sobre la Tierra, aunque probablemente el nivel de vida estadounidense ya fuera entonces el más alto del mundo. Pero, con el sensacional aumento de salarios anunciado por Henry Ford, ese nivel alcanzaría una cumbre mundial sin precedentes. Vi al Sr. Ford, pero supe que todo el plan había sido desarrollado y administrado por John R. Lee, jefe del Departamentó Sociológico. "Entiendo que ahora ustedes están pagando los más altos salarios, mayores con mucho, en toda la industria del automóvil", dije al Sr. Lee. "Al contrario", me contestó sonriendo, "estamos pagando los más bajos" Yo me quedé perplejo, y repliqué: ¿Pero no es la escala, fijada por el sindicato, de 3.75 dólares por jornada de diez horas?" "Correcto", corroboró él. "¿Y no están ustedes pagando cinco dólares, por una jornada de sólo nueve horas?" "Así es. Pero no calculamos sobre esa base lo que realmente estamos pagando. Lo calculamos teniendo en cuenta lo que obtenemos por cada dólar que gastamos. Nuestro volumen de ventas, ahora, es lo suficientemente grande para permitirnos instalar un nuevo sistema de correa transportadora, o línea de ensamblaje, en la producción. Aprovechamos al máximo el hecho de que menos hombres pueden producir, mediante el uso de maquinarias, mucho más de lo qué puede lograr manualmente un grupo mayor de trabajadores. Comenzamos cada auto en "un extremo de la línea de ensamblaje. Cada obrero realiza su función específica cuando el auto en fabricación pasa frente a él. De este modo, regulamos la velocidad de la producción. De hecho, con los cinco dólares que pagamos, estamos obteniendo el doble de producción, en función de hombre por día, de lo que nuestros competidores logran, a pesar de que sus empleados trabajan una hora diaria más que los nuestros. "Eso significa", prosiguió el Sr. Lee, "que los otros fabricantes, en nuestra industria, pagan 7.50 dólares por dos días de trabajo, para lograr la misma producción que nosotros alcanzamos por cinco dólares en una jornada de nueve horas. Es decir, pagamos 2.50 dólares diarios menos, por los mismos resultados, en comparación con lo que otros pagan por dos jornadas de diez horas." Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que todos los fabricantes de autos adoptaran el sistema de línea de ensamblaje, y de producción mecánica masiva. Y así lo hicieron también todas las grandes industrias de los Estados Unidos. Estados Unidos ofrecía a sus industriales un mercado masivo para una producción mecanizada, también masiva. Otras naciones en aquella época — Inglaterra, Europa, Rusia, Japón — no tenían esos mercados de masas. ¡Pero dos guerras mundiales se han encargado de alterar la escena! Mientras tanto, al comenzar la I Guerra Mundial, la industria norteamericana, mediante el maquinismo y la producción masiva, comenzó a producir mucho más por cada dólar de costos. Y esto hizo que ascendieran astronómicamente las utilidades de los industriales. Los líderes sindicales, sin embargo, estaban resueltos a no permitir que el capital y la gerencia se quedaran con la totalidad de tan vastas ganancias. Y surgió el movimiento sindical, inclusive en forma violenta, en los Estados Unidos. Huelgas por doquier trataban de que las grandes utilidades llegaran también a manos de los trabajadores. Hechos violentos, como la masacre de Herrín, en Illinois, y el desastre del Times de Los Ángeles, estremecieron al país. El trabajo industrial atrajo un flujo creciente de trabajadores rurales hacia las ciudades (la población rural antes constituía la mayoría), y esto convirtió a la fuerza laboral de la industria norteamericana en una clase social de consumidores. ¿El resultado? El nivel de vida se elevó a alturas nunca conocidas por nación alguna en la historia. El movimiento sindical obrero, no mejoró materialmente el nivel de vida del consumidor, en otros países industriales, hasta fechas relativamente recientes. La anterior dominación británica. Antes de la I Guerra Mundial, el Imperio Británico había crecido hasta convertirse en el mayor del mundo, en toda la historia, tanto en riqueza material como en poder. La dominación mundial, en lo económico y en lo político, se inició, tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña, en el período 1800-1804. En aquellos años, Estados Unidos se convirtió, debido en gran parte a la compra de la Luisiana, en una de las principales naciones. Pero Gran Bretaña había alcanzado antes la riqueza material. En 1804, Londres era la capital financiera del mundo. Los británicos se habían tragado grandes partes de África y Asia, incluyendo la India. Se jactaban de que en su Imperio nunca se ponía el sol. Pero los más ricos terratenientes generalmente se guardaban su riqueza para sí mismos. No la difundían entre las clases pobres. Antes del final de la I Guerra Mundial, un joven no podía obtener una educación universitaria, a menos que su padre fuera universitario también. El sistema clasista inglés mantenía a las clases bajas en lugares muy inferiores. Los miembros de la clase alta construían grandes mansiones, desde 20 habitaciones hasta las grandes casas como palacios reales. En 1959, yo compré una de esas propiedades, de las más pequeñas, que incluía una mansión de 25 habitaciones, además de muchos establos para vacas y caballos, y también hermosos jardines, aunque tuvimos que arrancarles la maleza para restaurarles su belleza original. Ese fue el inicio de la Institución Ambassador en Inglaterra, al que luego le añadimos otros edificios. Hoy, Inglaterra ha perdido su imperio, y ya no es una gran potencia, como Estados Unidos o Rusia. Las clases laborales británicas han logrado algunas ventajas, y la riqueza se ha distribuido más. Pero Inglaterra ha ido cuesta abajo, en riqueza nacional y en poderío, desde la I Guerra Mundial. Y ahora Estados Unidos está COMENZANDO A SEGUIR ese mismo camino hacia abajo. Nuestra grandeza y nuestra decadencia tienen viejas raíces. Hay una CAUSA que explica la grandeza y decadencia angloamericana, mucho más profunda que los factores económicos de la producción mecanizada masiva y la influencia del movimiento sindical. Hay una CAUSA más profunda que está empezando a causar el rápido DESCENSO DE NUESTRO ACTUAL NIVEL DE VIDA. Es cierto que, aunque Gran Bretaña perdió su anterior poderlo como imperio mundial, hoy todavía hay una moderada distribución de la riqueza dejada por aquella prosperidad del pasado. La fuerza laboral británica ha llegado a recibir probablemente un poco más de la mitad de lo que recibe la fuerza laboral norteamericana. Sin embargo, en Suiza, Alemania, Suecia y otras naciones europeas, el nivel de vida se ha elevado acentuadamente. No obstante, la verdadera CAUSA de la grandeza y decadencia de Estados Unidos y Gran Bretaña se remonta a muchos siglos antes de Cristo. Nuestras viejas raíces. Hay una razón muchísimo más significativa que explica la llegada de Estados Unidos al nivel de vida más alto jamás conocido por nación alguna en la historia, y la súbita CAÍDA que hoy se está iniciando. Pocos, en verdad, son los que se dan cuenta que, siglos antes de Cristo, Dios hizo ciertas PROMESAS inquebrantables e irrevocables a los descendientes del patriarca Abraham. Esto es algo que nunca ha sido debidamente entendido ni anunciado por el "cristianismo tradicional". Abraham, en el Nuevo Testamento, es llamado "PADRE de los fieles", ya que todas las promesas hechas por Dios acerca de la salvación y la vida eterna, las cuales vendrían a través de Cristo, fueron hechas a Abraham, y Jesucristo pertenecía, en línea directa, al linaje de Abraham. Pero lo que no comprenden ni siquiera los teólogos, es que Dios hizo promesas DUALES a Abraham. Le hizo la promesa de la GRACIA, que llegaría a través de su descendiente Jesucristo, pero también le hizo las promesas inquebrantables acerca de su linaje, enteramente pasadas por alto por el "cristianismo tradicional" y por los teólogos eruditos. La promesa acerca de la GRACIA, hecha por Dios a Abraham, era espiritual e individual (Gálatas 3:16). Pero la promesa sobre su LINAJE era puramente nacional y material. Es vital, para la comprensión de la profecía bíblica, darnos cuenta de que Dios también le hizo a Abraham las promesas acerca de su LINAJE, enteramente separadas de las promesas espirituales de salvación y vida eterna. Dijo Dios: "Y te multiplicaré en gran manera, y haré NACIONES [varias — plural] de ti, y reyes [más de uno] saldrán de ti" (Génesis 17:6). Notemos que estas naciones y reyes saldrían de Abraham (es decir, se trata de una generación física, no espiritual). “Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones [plural], por pacto perpetuo... (versículo 7). La promesa no es de aplicación exclusiva a los judíos. Lo anterior no puede aplicarse sólo a los judíos, pues éstos nunca han constituido más de una nación. Dios sometió a prueba a Abraham. Y Abraham, a través de la FE, pasó la prueba de la obediencia, habiendo llegado al punto de estar presto a sacrificar a su único hijo. Entonces Dios le dio al pacto con Abraham carácter INCONDICIONAL. Un pacto es un contrato, generalmente, como en este caso, entre dos partes. Una se obliga, por el contrato, a pagar ciertas remuneraciones si la otra parte cumple ciertas condiciones. Pero Dios hizo de este pacto con Abraham algo INCONDICIONAL, después de que Abraham había cumplido lo suyo, al cumplir la CONDICIÓN de la obediencia. "Por mí mismo he jurado, dice el Eterno, que por cuanto has hecho esto... de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del ciclo y como la arena que está a la orilla del mar" (Génesis 22:16-17). Y esas promesas pasaron a las nuevas generaciones, a través de Isaac y Jacob. Más tarde, el profeta Israel (Jacob) impuso las manos sobre los dos hijos de José, diciéndoles: "Sea perpetuado en ellos mi nombre [Israel]" (Génesis 48:16) — esto es, en sus descendientes. Dios hizo entonces la promesa de que los descendientes de Manases, el hijo mayor de José, llegarían a constituir una GRAN nación, y que los descendientes de Efraín, su hermano, se convertirían en una "multitud de naciones", es decir, en una mancomunidad de países. La promesa espiritual que Dios hizo a Abraham acerca del Mesías, es bien conocida, inclusive por aquéllos que sólo han estudiado la Biblia superficialmente. Pero Dios también hizo a Abraham promesas nacionales y materiales acerca de SU LINAJE. Las promesas espirituales de salvación eterna son llamadas "el Cetro", y la promesa nacional del LINAJE es "la Primogenitura", es decir, algo que se hereda por derecho de nacimiento. Recordemos que, al darle las promesas para su linaje, Dios dijo a Abraham: "Te multiplicaré en gran manera, y haré naciones [plural] de ti, y reyes [más de uno] saldrán»de ti" (Génesis 17:6). Las promesas mesiánicas de GRACIA correspondieron a la tribu de Judá, a cuyos miembros se les llamó judíos. Pero la promesa del LINAJE, la Primogenitura, correspondió a José. La promesa nacional y material de la PRIMOGENITURA fue dada a las dos tribus que brotaron de José, es decir, de los dos hijos de éste, Manases y Efraín (1 Crónicas 5:1-2). Las doce tribus de Israel se separaron en DOS naciones después de la muerte de Salomón. La nación de ISRAEL rechazó como rey a Roboam, hijo de Salomón, porque éste amenazó con establecer impuestos aún más fuertes que los de Salomón. Así, estos israelitas establecieron su capital en Samaria, en el norte de Israel, y escogieron como rey a Jeroboam. Entonces la tribu de Judá (es decir, los judíos) se separó de la nación de Israel para mantener como rey a Roboam, con su capital en Jerusalén, llamando a su nación Reino de Judá. Así, la promesa de la Primogenitura, hecha a Abraham, quedó con una nación, el Reino de Israel, y la promesa espiritual acerca del Mesías quedó en otra nación, el Reino de JUDÁ. La tribu de Benjamín permaneció con Judá. Jeroboam, nuevo rey de ISRAEL, arrojó a la tribu de Leví del sacerdocio en ISRAEL, y la tribu de Leví también fue a unirse con la de Judá — los JUDÍOS. Los de la nación de ISRAEL NO eran judíos, ni jamás fueron llamados así. El primer lugar, en la Biblia, donde se usa la palabra "judíos", es en 2 Reyes 16:6, donde precisamente se señala que los judíos estaban en guerra con ISRAEL. La más crítica profecía concerniente al futuro de la nación de Israel, se encuentra en Levítico 26. Veamos las profecías. En el capítulo 26 de Levítico, encontramos profecías y promesas concernientes a Israel, comenzando desde los tiempos de Moisés. Dios, a través de Moisés, enfatizó especialmente la importancia de evitar la idolatría y la necesidad de mantener la observancia del sábado. Y entonces dijo que, si los israelitas guardaban sus mandamientos y observaban sus estatutos nacionales, recibirían y disfrutarían las promesas nacionales y materiales de la Primogenitura en sus días. No les dio NINGUNA PROMESA, en aquellos días de la antigua nación de Israel, de heredar las promesas espirituales (el Cetro). Aunque las promesas fueron hechas INCONDICIONALMENTE a Abraham para sus futuros descendientes, Dios ahora hacía ÚNICAMENTE las promesas materiales de la Primogenitura a la antigua nación de Israel, y aun esto era CONDICIONAL. De no cumplirse las condiciones, ese aspecto de las promesas — el concerniente a la Primogenitura —- sería detenido durante 2520 años, y luego, en un lejano futuro, las promesas nacionales y materiales de la Primogenitura serían conferidas a través de Efraín y Manases, a los descendientes de Israel. Dios prometió a los antiguos israelitas a través de Moisés A CONDICIÓN de que le obedecieran, abundantes cosechas todo el año, la lluvia necesaria, la paz, y tal poderío militar que permitiría, a un centenar de ellos, poner en fuga; a diez mil invasores enemigos. ¡Pero Israel, bajo Moisés NO OBEDECIO, NI OBSERVÓ SU PARTE PEL ANTIGUO PACTO! Los israelitas sólo cumplieron sus obligaciones a intervalos durante la época de los Jueces. Pero cuando Dios los gobernaba a través del profeta Samuel, rechazaron a Dios como Gobernante y como Rey, y exigieron un rey humano, como el que tenían las naciones paganas del mundo. Ya expliqué cómo, en los días del rey Roboam, después de la muerte de Salomón, los israelitas se dividieron en DOS DISTINTAS NACIONES. En aquella época, la promesa de la Primogenitura permaneció con las tribus, de Efraín y Manases en el Reino de ISRAEL, mientras que la promesa del Cetro, que habría de cumplirse a través de Cristo, permaneció con la nación de JUDÁ. En los años 721-718 a. de C., el rey Salmanasar de Asiría invadió y conquistó a la nación norteña de ISRAEL; arrancándola de sus territorios de Samaria y llevándola en cautiverio a Asiría. En los años 604-585 a. de C., el rey Nabucodonosor de Babilonia invadió a la nación de JUDÁ y la llevó en cautiverio a Caldea. Mientras tanto, los asirios, con las diez tribus de ISRAEL; habían emigrado hacia el noroeste. Los asirios se establecieron en el territorio al que hoy llamamos ALEMANIA. Las diez tribus — conocidas, hoy como "las diez tribus PERDIDAS" — se desplazaron hacia Europa Occidental y Gran Bretaña, con los descendientes de Efraín y Manases estableciéndose principalmente en Gran Bretaña. Pero habían PERDIDO el sábado que los identificaba, la lengua hebrea, y su identidad. Se creían gentiles, y así los creía también el resto del mundo. Alrededor del año 515 a. de C., un contingente de judíos del antiguo Reino de Judá fue enviado por el rey persa Ciro a establecer una colonia en Jerusalén bajo la autoridad de Zorobabel como gobernador, y a edificar el segundo templo donde antes había estado el templo de Salomón. Este había sido destruido en el año 585 a. de C. por Nabucodonosor. Pero NI UNA SOLA de las diez tribus del ISRAEL "perdido" se encontraba entre estos colonos. Sus nombres tribales están registrados en el libro de Esdras, y NINGUNA de las diez tribus de ISRAEL aparece mencionada. Otros judíos, aparte de este grupo de colonizadores, fueron disgregándose por varias naciones a través de los siglos. Mención de Estados Unidos en la profecía. La profecía menciona que Gran Bretaña (Efraín) habría de perder su primera colonia. Esa colonia fue la que luego se convertiría en los Estados Unidos. Los 2520 años en que el derecho de primogenitura iba a serle retenido a la casa de ISRAEL, debido a su reiterada desobediencia e incumplimiento de sus obligaciones bajo el Antiguo Pacto, expiraron en los años 1800-03. Estados Unidos era la gran colonia que Efraín habría de perder, la que descendía de su co-primogénito, Manases. Estados Unidos, pues, se convirtió en la GRAN nación que había sido prometida. Gran Bretaña se convirtió en la gran MANCOMUNIDAD DE NACIONES. Ni Gran Bretaña ni Estados Unidos merecía el poderío nacional, la grandeza y la riqueza sin precedentes correspondientes a la PRIMOGENITURA de Abraham. Pero Dios había, prometido estas cosas INCONDICIONALMENTE a Abraham. La promesa sólo había tenido carácter CONDICIONAL para la antigua nación de Israel. Así, aunque estos dos grandes pueblos no merecían tantos beneficios, Dios se había comprometido, y guardó su PROMESA. Ahora bien, una vez CUMPLIDA la promesa a Abraham, concediendo a estas naciones riqueza, poder y grandeza, él retener tales bienes es algo que vuelve a tener carácter CONDICIONAL. Depende del pueblo. Igual que Israel no cumplió en la antigüedad los mandamientos, los estatutos, y la observancia de los sábados de Dios, estas naciones TAMPOCO HAN CUMPLIDO. En este punto, es bueno traer a colación otro dato de referencia histórica. Vamos a remontarnos, por un momento, a la aparición de Adán, el primer hombre. Antes de la creación de Adán, la Tierra había estado poblada por los ángeles, pero esos ángeles PECARON (2 Pedro 2:4). Dios había establecido sobre ellos su GOBIERNO, cuya administración estaba a cargo del poderoso arcángel Lucero (Isaías 14 y Ezequiel 28). Este Lucero, el más poderoso ser espiritual que Dios había creado, fue colocado en el trono de la Tierra. Pero se rebeló contra el GOBIERNO DE DIOS y lo rechazó, capitaneando a sus ángeles en esa rebelión, llevándolos por el camino de la vanidad, la codicia, la ambición, la envidia, los celos, la competencia belicosa y violencia, y la oscuridad del error en lugar de la luz de la verdad. Los llevó por el camino de la destrucción, en vez de seguir el de la creación constructiva. Este Lucero se había convertido en Satanás, el diablo, y sus ángeles se convirtieron en demonios — seres espirituales malignos. Hasta que un sucesor que llene los requisitos sea colocado sobre ese trono de la Tierra para administrar el GOBIERNO DE Dios, Satanás permanece, aunque ya ha sido descalificado. EL GOBIERNO DE DIOS aún no se aplica sobre la Tierra a nivel mundial. Cuando Dios creó al primer hombre, Adán, les dio instrucciones a él y a su esposa Eva, enseñándoles las leyes y el gobierno de Dios, y amonestándoles acerca de la rebelión y del pecado de los ángeles. En el huerto del Edén, había dos árboles simbólicos. Uno, el árbol de la vida, simbolizaba el Espíritu Santo de Dios — el sistema de vida que se ajusta a las leyes de Dios — el don de la vida eterna. Adán y Eva fueron creados con una vida física exclusivamente temporal, mortal, física. El otro árbol — el de la ciencia del bien y del mal — simbolizaba la prerrogativa que se tomaría el hombre, si es que desobedecía a Dios, de determinar por sí mismo el conocimiento de lo que está bien y de lo que está mal, rechazando así EL CAMINO DE DIOS y el don de la vida eterna. Cuando Adán y Eva escogieron el fruto prohibido, rechazando a Dios y su gobierno, Dios les arrojó del Edén, y les impidió la entrada, para evitar que los hombres, rechazando la soberanía divina, se atrevieran a regresar y a tomar el fruto del árbol de la vida para recibir la vida eterna EN ESTADO DE PECADO. Si esto hubiera ocurrido, todos hubiéramos quedado sujetos a una vida eterna de indescriptible miseria, tormentos e infelicidad, de desesperación, resentimiento y amargura, de pena y frustración mental. Pero Dios es un Dios de AMOR, con un interés desinteresado por el BIENESTAR DE LA HUMANIDAD, creada a su imagen, de una humanidad que tiene el potencial de llegar a NACER dentro de la FAMILIA Dios. Dios, pues, no podía permitir tal eternidad de angustias y tormentos mentales, que recaería sobre la humanidad que El mismo había creado. Dios, por consiguiente, CERRO el acceso al árbol de la VIDA, es decir, impidió que la humanidad cayera en una inmortalidad que sería; de frustración y angustia eternas. En otras palabras, Dios erigió una MURALLA infranqueable entre Él y la humanidad, EXCEPTUANDO al número, casi infinitesimal de hombres a los que El llamaría especialmente. ¡Y esa situación habría de prolongarse por espacio de seis mil años! Después, cuando Satanás, ya vencido por Cristo y los SUYOS, haya sido puesto en prisión para siempre, todos los seres humanos que hayan vivido alguna vez serán llamados, principalmente en una resurrección especial posterior al milenio, para ofrecérseles la oportunidad de arrepentirse, de recibir el perdón de los pecados y de recibir también el don de la VIDA ETERNA. ¡QUE MARAVILLOSOS son los caminos del Dios Todopoderoso! Dios, por tanto, dijo a Adán, sustancialmente, lo siguiente: "Tomaste tu decisión, una decisión que te afectará a ti y a toda tu descendencia. Estás, pues, en libertad para inventar tus propios sistemas de gobierno, tus propias religiones, tus propios dioses, y producir tu propia reserva de conocimientos y de métodos educativos, durante los próximos seis mil años. La humanidad, con excepción de aquéllos pocos predestinados a ser llamados especialmente por Dios, quedó SEPARADA de Dios. Jesús dijo explícitamente: "Ninguno PUEDE venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere" (Juan 6:44). Aquellos que se imaginan que son "salvos en Cristo", lo aceptan EN VANO, en una FALSA RELIGIÓN promulgada por Satanás. Y Jesús también dijo: "Pues EN VANO me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres" (Marcos 7:7-8). Lo profetizado ahora para Estados Unidos. Estados Unidos y los pueblos británicos heredaron las promesas NACIONALES y MATERIALES de la Primogenitura, dadas incondicionalmente a Abraham. Por tanto, Dios ha CUMPLIDO esa promesa incondicional de la Primogenitura que hizo a Abraham. Una vez cumplida en los pueblos británicos y norteamericanos, el retenerla es cosa que ya, depende de la conducta de ellos. ¿Y QUE HAN HECHO ELLOS con tan vastas riquezas, con tanta prosperidad económica, con tanto poderío mundial? Han convertido a las CIENCIAS físicas en el nuevo Mesías, en un falso Dios, jactándose de no necesitar las vestiduras de la superstición ni el andamiaje de la religión. La CIENCIA prometió resolvernos todas nuestras dificultades, pero ha fracasado más allá de todo límite, y sólo ha producido armas de destrucción masiva que ahora podrían borrar a toda la humanidad de la faz de la Tierra. Nuestros sistemas educativos han rendido culto al falso dios de la EVOLUCIÓN, convirtiendo a ésta en el enfoque fundamental, en el CONCEPTO básico sobre el cual descansa todo CONOCIMIENTO. La evolución es la explicación que el ateo trata de dar a la presencia de una CREACIÓN sin CREADOR. Nuestros gobiernos han sido corruptos. Nuestros sistemas financieros, industriales, económicos y comerciales han estado impregnados de engaño, deshonestidad, egoísmo. Hemos seguido el CAMINO DE VIDA de, Satanás: egoísmo sin límite, codicia, ambición, envidia, celos, competencia en todo, lo mismo en los negocios que en la política, los deporte., y la sociedad, todo lo cual conduce a la violencia y a la destrucción. Nos hemos rebelado contra la autoridad de Dios, adorando a los falsos dioses de la ciencia, la evolución y la ambición. ¡Hemos seguido el CAMINO DE SATANÁS! Y Satanás es el dios de este mundo (2 Corintios 4:4). Pero ahora, PARA NUESTRO PROPIO BIEN, un Dios amoroso y sabio está a punto de CASTIGAR a estas naciones, con la finalidad de hacer que, por fin, se acerquen a EL. Me referiré aquí a una sola profecía. Dios dijo — en una profecía para HOY, estas palabras: "Y quebrantaré la soberbia de vuestro orgullo" (Levítico 26:19). Dios le ha dado, a Estados Unidos mayor PODERÍO nacional que a cualquier otra nación en la historia. Pero, desde Corea, tiene miedo de aplicarlo. Naciones pequeñas — como Corea del Norte y Cuba — se burlan de él, y huye. Una pandilla de estudiantes iraníes asalta la embajada de los Estados Unidos en Teherán, retiene como rehenes a sus empleados, y éste NO HACE NADA, fuera de protestar. El dogal ya está en torno a nuestros cuellos, y cada día se estrecha más. La inflación desmedida, la devaluación del dólar en todos los mercados extranjeros y otros males económicos están comenzando a rebajar notablemente nuestro nivel de vida. Yo se lo advierto: PREPÁRESE para muchas privaciones y sacrificios; todavía habrá castigos MAYORES. I.D.D. Chile