Funciona desde 1994 en la ciudad de Neuquén Un programa ambulatorio modelo para trastornos psiquiátricos Tiene una tasa de éxito del 90% en la reinserción social y laboral de los pacientes Noticias de Ciencia/Salud: anterior | siguiente Sábado 7 de junio de 2008 | Publicado en diario de hoy La doctora Alicia Gavalya y el doctor José Lumerman Foto: Mariana Araujo En el sur argentino, un programa terapéutico ambulatorio y de bajo costo, diseñado para adultos, adolescentes y, recientemente, niños con enfermedades psiquiátricas graves, está logrando que los pacientes recuperen la capacidad de volver a sus actividades diarias. Trastornos de personalidad, trastorno depresivo mayor, intentos de suicidio, desórdenes alimentarios, consumo de alcohol y drogas, y efectos del desarraigo por las migraciones son las principales afecciones que hasta la creación del Instituto Austral de Salud Mental (Iasame), en la ciudad de Neuquén, no recibían atención especializada ni contaban con un hospital de día para ayudarlos a salir adelante. "Sólo el suicidio en la provincia es la primera causa de muerte hasta los 30 años, después de los accidentes", precisó el doctor José Lumerman, director y fundador de esa institución "mitad pública y mitad privada". El programa, que desde 1994 se aplicó en el Iasame a 2400 personas con trastornos mentales graves, se puede aplicar en los sitios más distantes. "Es replicable en cualquier lugar, con un médico rural o de familia, un enfermero, un asistente social y un agente sanitario. Con capacitación y buena contrarreferencia se puede hacer exactamente lo que estamos haciendo en el Sur", agregó. Su baja tasa de recaídas (5%) y su alta efectividad en la reinserción social y laboral (pues se recupera el 90% de los pacientes) le valió al programa el reconocimiento internacional del Instituto de Psiquiatría del hospital Maudsley, que depende del King s College (Reino Unido), y de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Columbia (EE.UU.). Fue considerado uno de los cuatro mejores modelos del mundo para la atención primaria de la salud mental para los países en vías de desarrollo, dado que entrena a médicos clínicos en la detección y el manejo farmacológico de los problemas mentales graves y su rehabilitación a través de talleres que dictan miembros de la comunidad. El programa funciona así: los médicos identifican a las personas con trastornos mentales donde trabajan y se transforman en "líderes de grupos", que van integrando los pacientes con sus familias. A distancia, un equipo de especialistas en salud mental controla la calidad y los resultados del tratamiento y del proceso de rehabilitación. En los adolescentes y los chicos, el papel de la escuela es fundamental. Los profesionales del programa comparten con maestros y profesores claves para que puedan dar la señal de alarma sobre un alumno en riesgo, para permitir al equipo del Iasame actuar a tiempo. Las enfermedades mentales más prevalentes en los adultos son la depresión grave y los trastornos de la personalidad asociados con el alcoholismo y la drogadicción. En los jóvenes, la lista incluye el trastorno depresivo mayor atípico, los episodios psicóticos por consumo de sustancias psicoactivas y la sensación de desarraigo, así como también los trastornos alimentarios en las adolescentes y la drogadicción. "En 1993 no había ningún recurso ni una institución que se ocupara en la región de los trastornos graves. El desafío fue desarrollar un modelo que no dependiera de los especialistas, que éramos sólo cinco para toda la región, y funcionara con los escasos recursos disponibles", recordó Lumerman, sentado junto a la doctora Alicia Gavalya, instructora clínica de psiquiatría infantil de la Universidad de Harvard. Gavalya entrenó al equipo médico del área infantil del Iasame, que está comenzando a ponerse en marcha. "Si no se atiende a los niños en la edad escolar, en la adolescencia ya es tarde para intervenir", dijo. En la capacitación participó también la doctora Marcela Armus y su equipo de la Sociedad de Atención Primaria para la Infancia. El Australito Los problemas detectados en adultos, jóvenes y adolescentes de Neuquén, los valles de Río Negro y el sur de La Pampa empujó a las autoridades del Iasame a crear un área de atención pediátrica: el Australito. "Los problemas más frecuentes que vi en los niños son los traumas graves que afectan el desarrollo y la personalidad, ya sea por depresión de los padres, abuso físico o emocional y negligencia alimentaria o emocional, y la depresión por el desarraigo y la disrupción familiar", comentó Gavalya, que replicará el modelo neuquino en Perú y Bolivia. Irritabilidad, decaimiento, caída del rendimiento escolar y aislamiento son los síntomas más frecuentes que dan en el aula los chicos con problemas emocionales riesgosos para su psiquis. Para la experta, la clave de todo éxito no es sólo el diagnóstico. "El seguimiento de los niños en la familia y la escuela es fundamental -dijo-. La escuela es donde los chicos están despiertos, y encontré gran avidez en los docentes, que son los que están viendo los problemas psíquicos en los chicos, como el hostigamiento entre pares, la hiperactividad y las alteraciones del aprendizaje." En Neuquén, el programa trabaja con las escuelas primarias y secundarias, con el sistema público de salud y con el Poder Judicial. "No se puede dejar al maestro solo con el problema -sostuvo Lumerman-. Cuando hay una situación de abandono o violencia infantil, la escuela nos avisa y nos comunicamos con el juez de menores, que es quien convoca a los padres o el tutor." Por Fabiola Czubaj De la Redacción de LA NACION