Ministerio Público Fiscal INTERPONE RECURSO DE CASACIÓN Señores Jueces de Cámara: Alberto G. Lozada, Fiscal General ante la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba, en la causa n° FCB 62000069/2008/CA1, caratulada “CUELLO, FERNANDO LUIS- PAULUS, NATALIA DE LOS ANGELES- CEVA, RODOLFO RUBENBELTRAME, NESTOR RUBEN s/ ASOCIACIÓN ILÍCITA FISCAL”, del registro de la Sala A de esa Cámara, respetuosamente me presento y digo: -IOBJETO Que en legales tiempo y forma vengo a interponer recurso de casación, de acuerdo a lo establecido en los arts. 456, incs. 1° y 2°, 457, 463 y concordantes del CPPN. El presente se interpone contra el punto I de la parte dispositiva del pronunciamiento emitido por ese tribunal el día 18 de diciembre de 2013, en cuanto resolvió por mayoría: Confirmar por los fundamentos dados, la Resolución Nº 19 dictada con fecha 20 de marzo de 2013 por el Juez Federal de Villa María, en cuanto dispuso la falta de mérito respecto de los imputados Daniel Ramón Pelayes, Diego Gastón Ludueña, Matias Elvio Giuggioloni, Mauricio Bruno, Natalia De Los Angeles Paulus, Rosendo César González, Fernando Luis Cuello, Horacio Omar Cismondi, Rolando Oscar Martin, Feliz Armando Cabral, Julio Omar González, Marcelo Alberto Sbagzdis, Nestor Ruben Beltrame, Rafael Gustavo Vega, Ruben Adolfo Ceva, Julio Daniel Luján, Luis Fernando Farias, María Fernanda Farías, Pablo Martín Zotelo, Juan José Ros, Jorge Ricardo Ferrer y Sergio Luis Guevara, en los términos del art. 309 del CPPN. Sin costas (arts. 530 y 531 CPPN). De los considerandos de la resolución atacada, se desprende que en el voto del doctor Ignacio María Velez Funes, al que adhirió el doctor José Vicente Muscará se indicó: …en esta causa donde se investiga la posible comisión del delito de asociación ilícita tributaria, el Juez de Instrucción declaró la falta de mérito respecto de todos los imputados. (…) Determinado el marco conceptual del instituto de la falta de mérito, y a los fines de analizar si el mismo ha sido correctamente dispuesto o no, corresponde ahora el análisis de la figura que se imputa, esto es la asociación ilícita tributaria que se encuentra prescripta en el art. 15 inc. c) de la Ley Penal Tributaria que establece: “... El que a sabiendas … c) Formare parte de una organización o asociación compuesta por tres o más personas que habitualmente está destinada a cometer cualquiera de los delitos tipificados en la presente ley, será reprimido con prisión de TRES (3) años y SEIS (6) meses a DIEZ (10) años. Si resultare ser jefe u organizador, la pena mínima se elevará a CINCO (5) años de prisión”. Recordemos que la asociación ilícita es un acto preparatorio punible destinado a cometer delitos, que, de acuerdo a la legislación, no se consuma con un acto de 1 ejecución sino en la preparación (ver en tal sentido, C. Nac. Casación Pen., sala 1ª, "Palacios, Alberto M. Ver Texto ", Reg. 10.077). Esta figura reprime el acto preparatorio de la evasión fiscal; la reunión permanente y estable para la habitual comisión de delitos tributarios o previsionales. Al respecto me he expedido señalando que “… no es necesaria la previa o anterior determinación de oficio en sede administrativa por parte de la A.F.I.P. – D.G.I. para la iniciación o investigación penal llevada a cabo en esta causa en contra de los recurrentes apelantes, toda vez que lo que se tipifica como punible en el artículo 15 inciso c) de la Ley 24.769 modificada por la Ley 25.874, es una forma de actividad preparatoria, concierto de voluntades o planes de tres o más personas destinada a evadir el pago de tributos o aportes previsionales…” ("Incidente de apelación en autos 273/2008 ‘Averiguación Evasión Impositiva’ (expte. 68-A/2007 de Río Cuarto) formado en virtud de las apelaciones interpuestas por el fiscal, Dr. Abrile y Dr. Deheza" (expte. 406/2008)” - L 296 F 90). Mantengo mi postura en relación a la figura delictual bajo análisis, sin embargo, en la presente causa, no encuentro a esta altura del proceso –con el grado de convicción que se requiere-, pruebas suficientes para entender probable la existencia de una asociación de carácter delictiva, organizada y destinada a cometer conductas previstas como ilícitas en la Ley Penal Tributaria Nº 24.769, con la intervención, de acuerdo al encuadramiento asignado, de distintos sujetos. Particularmente, entiendo que no obran, hasta el momento, pruebas de cargo suficientes que acrediten el elemento subjetivo reclamado expresamente por la norma. Tal como se encuentra redactada -asociación ilícita fiscal (art. 15, inc. c), Ley 24.769)-, el dolo exigido -"a sabiendas"- se configura con la voluntad de pertenecer y de saberse realmente perteneciente al grupo y ser aceptado por los restantes miembros, aun cuando el acuerdo pueda ser tácito o expreso (García Vizcaíno, Catalina, "Delitos contra el orden público/3. Asociación Ilícita", Lexis 5605/6143). Se advierte además que tampoco se ha podido establecer aún cuál fue el rol individual o de conjunto que habría desempeñado cada uno de los imputados dentro de la presunta asociación ilícita o el grado de relación personal entre ellos o las empresas a las que pertenecen o negocios que realizarían conjuntamente. En definitiva, la falta de determinación de deuda fiscal de oficio es un elemento que se suma a la falta de otras pruebas que lleven a la convicción necesaria para el dictado de un procesamiento. 4) Por todo lo expuesto, entiendo que si bien los elementos hasta aquí reunidos no alcanzan a conformar la convicción suficiente como para el dictado de procesamiento en contra de los imputados, tampoco los elementos incorporados nos autorizan a desvincularlos definitivamente de este proceso, hasta tanto no se tomen las medidas investigativas necesarias a fin de lograr esclarecer fehacientemente la existencia de los hechos delictivos achacados a los imputados en esta causa. Ministerio Público Fiscal De esta manera y como consecuencia de lo hasta aquí expuesto corresponde proseguir con la investigación de la presente hasta agotarla, sin perjuicio de que la AFIP-DGI formule la determinación de deuda fiscal o monto de las evasiones por los períodos investigados. Para ello el Magistrado interviniente deberá proceder a ahondar la presente instrucción, requiriéndole que arbitre los medios necesarios a fin de que la Administración Federal de Ingresos Público (Dirección General Impositiva) expida las respectivas determinaciones de oficio correspondientes a los imputados dentro de un plazo razonable por los períodos fiscales investigados. Por todo lo hasta aquí expuesto y constancias de la causa hasta el presente, corresponde confirmar el auto recurrido en los términos del art. 309 del C.P.P.N., debiendo el Inferior proceder conforme lo indicado precedentemente. Así voto. El recurso se deduce en tanto se arribó al pronunciamiento que se impugna mediante una inobservancia de las reglas que establecen las formas sustanciales del procedimiento. - II – ANTECEDENTES La investigación del hecho calificado jurídicamente como asociación ilícita tributaria (art. 15 inciso “c” de la ley 24.769) se inició a partir de una presentación efectuada por la ADMINISTRACIÓN FEDERAL DE INGRESOS PÚBLICOS (Cf. fs. 224/229). Por aquella presentación se enumeraron indicios que daban cuenta de un grupo de personas que a través de distintas sociedades instrumentaban acciones que permitían introducir en el mercado cereal proveniente de productores que no habían declarado ante el Fisco Nacional esas ventas. Una vez anoticiado de esto, el agente fiscal promovió la acción penal pública con relación a este hecho. En aquella oportunidad señaló que: …aproximadamente a comienzos del año 2008, Fernando Luis Cuello, Natalia de los Ángeles Paulus, Jorge Ricardo Ferrer, Sergio Luis Guevara y Diego Gastón Ludueña, en calidad de organizadores o jefes y Rubén Rodolfo Ceva, Matías Elvio Giuggioloni, Rosendo Cesar González, Daniel Ramón Pelayes, Luis Fernando Farías, Julio Daniel Lujan, María Fernanda Farías, Juan José Ros, Rubén Omar Di Primio, Miguel Ángel Ortega, Félix Armando Cabral, Julio Omar González, Mauricio Bruno, Marcelo Alberto Sbagzdis, Néstor Rubén Beltrame, Pablo Martín Zotello y Rafael Gustavo Vega, se habrían puesto de acuerdo para conformar una organización delictiva que, a través de un grupo de empresas que manejaban bajo la denominación de: CORRETAJES GROUP SA; VERCOVIR SA; F G CEREALES SA; CERCAL SRL; ALGECIRAS SA; SWETENSON SA; ARBOL GRANDE SA; GRANEROS DEL SUR SA; EFCE SA; SISTEMAS Y CONTROL DE GESTIÓN SA; SOLFI SA., (instrumentaban) acciones destinadas a la adquisición de cereales en forma marginal, utilizando personas (físicas o jurídicas) que revisten el carácter 3 de “apócrifas” o meras “pantallas”, comúnmente denominadas “carpetas”; de esta forma habrían defraudado al Fisco mediante la evasión del impuesto al valor agregado (IVA), la evasión del impuesto a las ganancias y la generación de significativos créditos fiscales simulados, quedando los verdaderos operadores del mercado ocultos. (Cf. fs. 1098/1107). Con posterioridad, se efectuaron mayores precisiones con respecto a este hecho ilícito, indicándose en la nueva presentación que: Aproximadamente a comienzos del año 2009, Fernando Luis Cuello, Natalia de los Ángeles Paulus, Jorge Ricardo Ferrer, Sergio Luis Guevara y Diego Gastón Ludueña, en calidad de organizadores o jefes, Luis Fernando Farías y Julio Daniel Lujan, contando con la colaboración imprescindible de Rubén Rodolfo Ceva y Rosendo Cesar González, y el aporte de Matías Elvio Giuggioloni, Daniel Ramón Pelayes, María Fernanda Farías, Juan José Ros, Rubén Omar Di Primio, Miguel Ángel Ortega, Félix Armando Cabral, Julio Omar González, Marcelo Alberto Sbagzdis, Néstor Rubén Beltrame, Pablo Martín Zotello y Horacio Omar Cismondi, se habrían puesto de acuerdo para conformar una organización delictiva que, a través de un grupo de contribuyentes que manejaban y actuando de manera cohesionada y coordinada, contando con una estructura jerárquica, con cierta permanencia y habitualidad, realizaban continuas actividades tendientes a cometer ilícitos tributarios, concretamente delitos de evasión fiscal, obteniendo en consecuencia importantes beneficios económicos en detrimento de las arcas públicas. La actividad de la asociación ilícita habría tenido lugar en distintas localidades, entre ellas Río Tercero, San Agustín, Despeñaderos, todas de la provincia de Córdoba y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y, tal como se mencionó, habría consistido en la instrumentación de acciones destinadas a la adquisición de cereales en forma marginal, utilizando personas físicas o jurídicas que revisten el carácter de meras “pantallas”, comúnmente denominadas “carpetas”, quedando los verdaderos productores ocultos (…) Que las conductas descriptas en el acápite III. 2. 1.) -HECHO PRIMERO- encuadrarían prima facie en el delito de Asociación Ilícita Tributaria -art. 15 inc. “c” de la Ley 24.769-, debiendo responder Fernando Luis Cuello, Natalia de los Ángeles Paulus, Jorge Ricardo Ferrer, Sergio Luis Guevara y Diego Gastón Ludueña, en calidad de organizadores o jefes (art. 15 inc. “c”, última parte, de la Ley 24.769) y Rubén Rodolfo Ceva, Matías Elvio Giuggioloni, Rosendo Cesar González, Daniel Ramón Pelayes, Luis Fernando Farías, Julio Daniel Lujan, María Fernanda Farías, Juan José Ros, Rubén Omar Di Primio, Miguel Ángel Ortega, Félix Armando Cabral, Julio Omar González, Marcelo Alberto Sbagzdis, Néstor Rubén Beltrame, Pablo Martín Zotello y Horacio Daniel Cismondi como coautores materiales (art. 45 del CP y art. 15 inc. “c” de la Ley 24.769) (Cf. dictamen fiscal de fecha 17 de febrero de 2013). Llamados a prestar declaración indagatoria, Matías Elvio GIUGGIOLONI se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs.1574/vta. y 3305); Luis Fernando FARÍAS se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs.1575/vta. y 3327/vta.); Natalia de los Ángeles PAULUS se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 1577/1578 y 3304); Daniel Ramón PELAYES se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 1580/vta. y 3308); Jorge Ricardo FERRER Ministerio Público Fiscal se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 1584/vta., y 3325/vta.); Juan José ROS prestó declaración indagatoria (Cf. fs. 1585/vta.) y posteriormente se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 3330/vta.); Julio Daniel LUJÁN se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 1588/vta. y 3329/vta.); Fernando Luis CUELLO se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 1590/vta. y 3303); Sergio Luis GUEVARA prestó declaración indagatoria (Cf. fs. 1592/vta.) y con posterioridad amplió su declaración indagatoria (Cf. fs. 1889/1993), y en una tercera oportunidad se abstuvo de prestar declaración indagatoria (Cf. fs. fs. 3324/vta), Rubén Adolfo CEVA declaró (Cf. fs. 1595/96vta.) y posteriormente se abstuvo de prestar declaración indagatoria (Cf. fs. 3322/vta.); Diego Gastón LUDUEÑA negó los hechos que se le imputan (Cf. fs. 1598/vta. y 3307); Mauricio BRUNO se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. fs. 1600/vta. y 3306); Rosendo César GONZÁLEZ se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 1602/vta. y 3310); María Fernanda FARÍAS se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 1863/vta. y 3328/vta.); Rafael Gustavo VEGA se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 1872/vta. y 3313); Néstor Rubén BELTRAME se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 1874/vta. y 3312); Félix Armando CABRAL se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 1876/vta. y 3311); Julio Omar GONZÁLEZ se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 1878/vta. y 3314); Marcelo Alberto SBAGZDIS se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs.1880/vta. y 3309); Pablo Martín ZOTELO se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 1882/vta. y 3326/vta.); Rolando Oscar MARTÍN se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 3316/vta.; y Horacio Omar CISMONDI se abstuvo de prestar declaración (Cf. fs. 3318/vta.). Finalmente, el Juzgado Federal de Villa María resolvió: I) Dictar la FALTA DE MERITO respecto de los imputados: FERNANDO LUIS CUELLO, NATALIA DE LOS ANGELES PAULUS, RUBEN ADOLFO CEVA, NESTOR RUBEN BELTRAME, MAURICIO BRUNO, FELIX ARMANDO CABRAL, LUIS FERNANDO FARIAS, MARÍA FERNANDA FARÍAS, JORGE RICARDO FERRER, MATIAS ELVIO GIUGGIOLONI, ROSENDO CESAR GONZALEZ, SERGIO LUIS GUEVARA, JULIO OMAR GONZALEZ, DIEGO GASTON LUDUEÑA, JULIO DANIEL LUJAN, DANIEL RAMON PELAYES, JUAN JOSE ROS, MARCELO ALBERTO SBAGZDIS, RAFAEL GUSTAVO VEGA, PABLO MARTÍN ZOTELO, ROLANDO OSCAR MARTIN y HORACIO OMAR CISMONDI, de condiciones personales ya referenciadas, conforme lo establece el art. 309 del C.P.P.N., debiendo proseguir la investigación de acuerdo con lo dispuesto precedentemente. En orden a la motivación de la referida decisión, que fue oportunamente recurrida, he de resaltar que el tribunal indicó: (…) III.- Ahora bien, en función a lo anteriormente expuesto, y estando en curso el plazo previsto por el art. 306 del C.P.P.N., es que procederé a resolver la situación procesal de los imputados de autos. Así las cosas, hay que destacar que conforme surge de la certificación efectuada por el Actuario a fs. 3345 de los autos principales, la AFIP-DGI ha iniciado los procedimientos de determinación de deuda de todas las personas –físicas y jurídicas5 investigadas en la presente causa, sin que hasta el momento se haya llegado a una conclusión definitiva. Esto quiere decir que, aún no se cuenta ni con informes finales de inspección ni con determinaciones de oficio –ya sea sobre base presunta o cierta-, por lo que todavía no se puede aseverar que las conductas llevadas a cabo por la “organización” tenían como fin la comisión de delitos tributarios, dado que al no haber determinación de deuda no se puede saber –si es que las mismas existieran- que se ha superado la condición objetiva de punibilidad, como así tampoco qué o cuáles tributos se refiere. Por ello, y teniendo en consideración que el tipo penal de la “asociación ilícita tributaria” establece que la organización debe estar conformada de manera habitual para “cometer cualquiera de los delitos tipificados en la presente ley”, es que hasta el momento no se puede aseverar con el grado de probabilidad que se requiere en esta etapa procesal que existiría una asociación ilícita, dado que falta el elemento demostrativo de dicha ilicitud, que es la tipificación de delitos reprimidos por la ley 24.769. Repárese en la circunstancia de que sí –eventualmente- la AFIP-DGI en su determinación de deuda no pudiera evidenciar que se ha cometido delito tributario alguno, uno de los elementos fundamentales del tipo penal en cuestión no se configuraría; ergo no podría haber “asociación ilícita tributaria” si no existiera previamente conductas delictivas descriptas por la ley 24.769. Esta circunstancia fáctica, genera en el ánimo del suscripto un estado de “duda intelectual” acerca de la verosimilitud de los hechos imputados por la Fiscalía Federal ante esta Sede teniendo en cuenta la prueba colectada hasta el presente y el tipo penal enrostrado a los investigados. No se desconoce que de la profusa prueba colectada, como así también de la fijación de los hechos efectuada por la Fiscalía Federal, se podría configurar el ilícito de “asociación ilícita tributaria”, pero no puede pasarse por alto que, hasta el momento, no se ha demostrado, ni aun indiciariamente, qué delitos de evasión tributaria –ya sea del IVA, Ganancias u otro impuesto- se habrían cometido. De esta manera, a esta altura de la investigación no existe “certeza” como así tampoco “probabilidad” de comisión de delitos tributarios, por lo que el ordenamiento de forma establece que debe procederse conforme lo dispone el art. 309 del mencionado digesto procesal, debiendo en consecuencia dictarse el “auto de falta de mérito” a la totalidad de las personas investigadas en la presente causa y a quienes se les receptó las pertinentes declaraciones indagatorias (…). Luego, al ser oportunamente interpuesto un recurso de apelación contra la referida decisión por la representante del Ministerio Público Fiscal, la Sala A de la Cámara Federal de Córdoba resolvió confirmar la falta de merito decretada, siendo esta la resolución la que se pretende cuestionar a través del presente. Ministerio Público Fiscal - III ADMISIBILIDAD DEL RECURSO (a) Tiempo La resolución que se impugna, obrante a fs. 4466/4479 fue dictada por la Sala A de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba en fecha 18 de diciembre de 2013 y notificada a esta parte en esa misma fecha, por lo que me encuentro dentro del plazo legal de diez días para la interposición del presente recurso, de acuerdo con lo dispuesto por el art. 463 del CPPN. (b) Lugar y modo El recurso es presentado ante esa Sala A de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba, tribunal que dictó la resolución que se impugna. Se hace por escrito, con la firma del suscripto y haciendo explícitos –como luego será desarrollado con mayor extensión– los motivos en que se funda con la proposición de las reglas que se estiman correctas y la solución que se pretende (cf. art. 463 del CPPN). (c) Impugnabilidad objetiva A los efectos de la procedencia del presente recurso de casación, el pronunciamiento dictado por los Señores Jueces mediante el punto I de la parte dispositiva es equiparable a una sentencia definitiva en los términos del art. 457 del CPPN, pues al igual que lo sostiene la Corte Suprema de Justicia de la Nación para el remedio federal “son equiparables a sentencia definitiva, a los fines del recurso extraordinario, los pronunciamientos que, por su índole y consecuencias, pueden llegar a frustrar el derecho federal invocado, ocasionando perjuicios de imposible o tardía reparación ulterior” (Fallos, 276:257, entre muchos otros). En efecto, aunque la resolución que por la presente se impugna (específicamente, el punto I de la parte dispositiva) no es una de aquellas taxativamente previstas por el CPPN (art. 457) como susceptibles del recurso de casación, debe tenerse presente lo resuelto por la CSJN en la causa A. 329 –XXVIII–, “Álvarez, Carlos Alberto y otro s/ injurias” –causa n° 52–, del 03/04/96. En ese precedente –un verdadero leading case en la materia– el Tribunal dejó sentado que todo pronunciamiento que produzca un gravamen actual de imposible reparación ulterior deberá considerarse equiparado a sentencia definitiva a los efectos de la procedencia del recurso de casación. Ante circunstancias de semejante gravedad la CNCP constituye un órgano “intermedio” (el tribunal superior de la causa a los efectos del recurso extraordinario federal), al que no le está vedada por obstáculos formales la posibilidad de conocer por vía del recurso de casación. La Corte señaló, expresamente: Que en cuanto en autos se discute si el llamado a dos diputados nacionales a la audiencia de conciliación en los delitos de acción privada implica o no el sometimiento a proceso al que se refieren los arts. 68, 69 y 70 de la 7 Constitución Nacional [...], el pronunciamiento que rechaza la posibilidad de discutir ese asunto produce un gravamen actual de imposible reparación ulterior, pues no podrá subsanarse una vez celebrada la audiencia dispuesta. Por lo tanto, el pronunciamiento debe ser equiparado a sentencia definitiva [...]. Que lo expuesto, unido a que esta Corte ha considerado que la Cámara Nacional de Casación Penal constituye un órgano judicial ‘intermedio’ al cual no le está vedada por obstáculos formales la posibilidad de conocer por vía de los recursos de casación, inconstitucionalidad y revisión en materias como las aquí planteadas (causa G. XXVI ‘Giroldi, Horacio David y otro s/ recurso de casación’ –causa n° 32/93–, resuelta el 7 de abril de 1995), cabe concluir en que la interpretación restrictiva del art. 457 del Código Procesal Penal realizada por el a quo contradice esa doctrina, lo cual conduce a descalificar el fallo apelado como acto jurisdiccional válido”. La consideración de la Cámara de Casación como tribunal intermedio a los efectos del recurso extraordinario federal y su obligación de abrir la instancia de revisión cada vez que se suscita una cuestión federal o un supuesto de arbitrariedad de sentencia pese a la falta de concurrencia de los requisitos de admisibilidad del recurso de casación, son cuestiones que han sido sistemáticamente reiteradas por aquel tribunal y por la CSJN. Así, cabe citar la causa n° 107.572, “Di Nunzio, Beatriz Herminia s/excarcelación”, resuelta el 03/05/05; la causa n° 1140, “Juri, Carlos Alberto s/homicidio culposo”, resuelta el 27/12/06; y la causa n° 2544, “Martino, Santiago Marcelo y Chaves, Miguel Ángel s/tenencia ilegítima de sustancias estupefacientes con fines de comercialización”, resuelta el 27/12/06 –todas, de la CSJN–; y la causa n° 593, reg. n° 688, “Ramos, Néstor Horacio s/recurso de queja”, resuelta el 28/09/95; la causa n° 604, reg. N° 795, “Nogueira, Jorge Alfredo s/recurso de queja”, resuelta el 25/10/95; y la causa n° 848, reg. N° 1022, “Paz, Eduardo Carlos s/recurso de queja”, resuelta el 31/05/96 –todas, de la Sala II de la CNCP–. La admisibilidad formal de los recursos interpuestos por el MPF ha sido tratada por la Cámara de Casación con el mismo criterio. También en estos casos, la Cámara ha afirmado la necesidad de abrir la instancia casatoria cada vez que, como ocurre en el caso que nos ocupa, se haya suscitado una cuestión federal, aunque no estén reunidos todos los requisitos formales de procedencia previstos expresamente por el CPPN. Así, en un caso similar al que se configura en la presente causa, la Cámara sostuvo la admisibilidad formal del recurso de casación interpuesto por el MPF contra la resolución de una cámara de apelaciones mediante la cual se había revocado el auto de procesamiento y dictado la falta de mérito con relación a los hechos imputados. Al respecto, el tribunal afirmó que “si bien la decisión recurrida no puede reputársela sentencia definitiva en los términos del art. 457 del código adjetivo, puesto que no pone fin al juicio, ni se pronuncia de modo final sobre el hecho imputado, resulta equiparable a tal, por la naturaleza federal del agravio que ha sido debidamente fundado y además puesto que la omisión de su examen, podría provocar un gravamen de insuficiente, imposible o tardía reparación ulterior (confr. Ministerio Público Fiscal Fallos: 333:2017, entre muchísimos otros)” (CFCP, Sala IV, causa n° 316/13, “CASTREGE, María del Carmen y otros s/ recurso de casación”, resuelta el 04/06/13). Esta interpretación se inscribe en la ya citada línea jurisprudencial que ya desde hacía unos años venía siendo sostenida por la entonces CNCP. Así, en un caso en el que el MPF había recurrido la condena dictada por el tribunal oral, en cuanto había declarado la inconstitucionalidad del art. 52 del Código Penal, la Sala II de la CNCP dejó sentada una importante doctrina: Si bien es cierto que en el sub lite el representante del Ministerio Público no se halla habilitado para deducir el remedio impetrado, en razón del límite objetivo previsto por el art. 458, inc. 2° del C.P.P.N. (Cfr. C.S.J.N. in re: ‘Arce, Jorge Daniel s/recurso de casación’ del 14 de octubre de 1997, A.450.XXXII), no lo es menos que el Alto Tribunal ha considerado a esta Cámara un tribunal intermedio para el conocimiento de cuestiones de naturaleza federal (Cfr. ‘Giroldi, Horacio D. y otro s/recurso de casación’ - G.342, L. XXVIrta. el 7/4/95 y más recientemente ‘Alvarez, Carlos Alberto y otro s/injurias’ - A.329. XXVI rta. el 30/4/96)” (CNCP, Sala II, causa n° 1568, “Sosa, Claudio Marcelo s/inconstitucionalidad”, resuelta el 14/05/98). En orden a lo desarrollado, cabe señalar que la resolución que confirmó el auto que decretó la falta de mérito respecto los imputados, es una de aquellas que provocan un gravamen actual de imposible reparación ulterior. Aunque es cierto que el efecto inmediato del punto I del pronunciamiento debería ser la continuación de la instrucción preparatoria, no lo es menos que si el proceso continúa conforme los criterios sentados por el voto mayoritario de la Cámara, la investigación sufriría innecesaria dilaciones o incluso podría hasta paralizarse, todo lo cual atentan contra la correcta administración de justicia. Las arduas vicisitudes que deberían ser recorridas por el presente proceso si quedara firme el pronunciamiento que se recurre (producción de pruebas adicionales pero inconducentes, nueva decisión de mérito y eventuales recursos) son extremos que, sin dudas, configuran dilaciones y trastornos que afectan gravemente los intereses del MPF en su rol de titular de la acción penal pública y órgano de persecución penal por excelencia (art. 120 de la CN). Cabe destacar, que de la abundante jurisprudencia elaborada por la CSJN acerca del concepto “gravamen irreparable” se infiere que esta clase de agravio se configura, entre otros supuestos, cuando no existe en el caso concreto otra oportunidad procesal útil para obtener el amparo del derecho invocado, o cuando la resolución que se recurre es susceptible de ocasionar graves dilaciones y trastornos (PALACIO, Lino Enrique; El Recurso Extraordinario Federal. Teoría y Técnica, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2010, p. 75). En palabras de Lino E. PALACIO, “También por generar gravamen de imposible o dificultosa reparación ulterior son equiparables a sentencia definitiva, y susceptibles del REF, las resoluciones que a raíz de las dilaciones y trastornos que producen afectan gravemente la 9 garantía de defensa en juicio y pueden, inclusive, traducirse en denegación de justicia” (PALACIO; op. cit., pp. 78-79). En síntesis, de acuerdo con la doctrina que ha sido elaborada por la CSJN y la CNCP sobre el concepto de sentencia definitiva o equiparable a los fines de la procedencia de los recursos de casación y extraordinario federal, y acerca de la ubicación institucional de la CNCP como tribunal intermedio en el ámbito de la justicia penal nacional, se concluye que la admisibilidad formal del presente recurso contra el punto I de la parte dispositiva de la resolución en cuestión obedece a que se han suscitado en autos cuestiones federales y supuestos de arbitrariedad –que serán demostrados más adelante– y que la resolución impugnada es una de aquellas que provoca un agravio actual de imposible reparación futura para este MPF. Por último, a los fines de asegurar la admisibilidad del presente recurso, resulta indispensable tener en cuenta la interpretación que la CSJN realizó en la causa 1757.XL, “Casal, Matías Eugenio y otro s/ robo simple en grado de tentativa–causa N° 1681–”, resuelta el 20/09/05 (Fallos, 328:3399) en cuanto al sentido y alcance que debe atribuirse al art. 456 del CPPN, concluyendo que este precepto debe entenderse en el sentido de que el recurso de casación habilita una revisión amplia de la sentencia, todo lo extensa que sea posible, conforme a las posibilidades y constancias de cada caso particular. En mi opinión, todo ello implica que dicha revisión es absolutamente operativa para cualquiera de las partes del proceso, máxime, si se tiene en cuenta el mandato específicamente receptado en el mencionado fallo, en cuanto establece el principio del máximo control posible sobre las sentencias de los tribunales orales. En efecto, invoco y solicito expresamente la aplicación de la doctrina sentada por la CSJN en el precedente mencionado, en cuanto señala: […] Que nada impide que el art. 456 del Código Procesal Penal de la Nación sea leído en la forma en que exegéticamente se impone y que, por ende, esta lectura proporcione un resultado análogo al consagrado en la doctrina y jurisprudencia alemanas con la llamada teoría de la Leistungsfähigkeit, que sería el agotamiento de la capacidad de revisión. Leistung es el resultado de un esfuerzo y Fähigkeit es capacidad –la expresión se ha traducido también como capacidad de rendimiento–, con lo cual se quiere significar en esa doctrina que el tribunal de casación debe agotar el esfuerzo por revisar todo lo que pueda revisar, o sea, por agotar la revisión de lo revisable […] […] Que en síntesis, […] el art. 456 del Código Procesal Penal de la Nación debe entenderse en el sentido de que habilita a una revisión amplia de la sentencia, todo lo extensa que sea posible al máximo esfuerzo de revisión de los jueces de casación, conforme a las posibilidades y constancias de cada caso particular y sin magnificar las cuestiones reservadas a la inmediación, sólo inevitables por imperio de la oralidad conforme a la naturaleza de las cosas”. (d) Impugnabilidad subjetiva: Ministerio Público Fiscal En el caso bajo examen se encuentran reunidos los aspectos subjetivos que autorizan al MPF, que represento en este asunto, a interponer el recurso. En primer lugar, porque el MPF cuenta con autorización expresa para recurrir por esta vía (cf. los arts. 433 y 458 del CPPN). En segundo término, porque concurre en el caso la exigencia del interés directo impuesta por el art. 432 del CPPN. El perjuicio efectivo que es provocado a esta parte por la resolución impugnada (punto I de la parte dispositiva) está dado por el hecho de que aquélla ha afectado el normal ejercicio de las funciones asignadas al MPF por el art. 120 de la CN y el art. 1° de la ley 24.946. En su calidad de titular de la acción penal pública y guardián de la legalidad, el MPF ve concretadas sus funciones constitucionales y legales con la correcta aplicación de las leyes penales y procesales, lo que se ha visto alterado por el tenor del pronunciamiento impugnado. Como lo señaló la Sala I de la CNCP en el fallo “Ramos”, citado más arriba: “después de la reciente reforma constitucional, al habérsele otorgado [al Ministerio Público] la condición de órgano independiente de los poderes ejecutivo y judicial habida cuenta su ubicación en la cuarta sección del título referente a las autoridades del gobierno federal, es opinión generalizada de que se trata de un órgano extra poder (conf, Dictamen del Procurador del Tesoro, Dr. Alberto García Lema, en expte. n. 96781/94, publicado en ED del 21/4/95, con nota de Alberto B. Bianchi), cuya misión es la de promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad de los intereses generales de la sociedad (art. 120 CN), que como bien se ha señalado, se relacionan con la primacía de la legalidad constitucional, el adecuado ejercicio de la acción penal y la recta administración de justicia (Néstor Sagües, en ‘Revista Profesional de la Acción Católica Argentina’, n. 16, de mayo de 1994, p. 11 y en LL 1987-E-848). De una manera más amplia, los intereses generales tienen atingencia con el control republicano y defensa del sistema democrático (Héctor Masnatta, ‘Régimen del Ministerio Público en la Nueva Constitución’, LL 1994-E-878)”. La presencia del interés en recurrir se encuentra fuera de discusión en virtud del agravio que claramente ocasiona la decisión impugnada. Frente a los defectos de motivación que la vician de nulidad, el MPF -cuya hipótesis acusatoria se encuentra suficientemente probada en cuanto hace a la existencia del hecho ilícito, la participación en ellos de los imputado y la calificación legal que les corresponde- se ha visto afectado en el regular ejercicio de sus funciones como titular de la acción penal pública y guardián de la legalidad (arts. 120 de la CN y 1° de la ley 24.946). En orden a lo señalado, Karl-Heinz GÖSSEL indica que no sólo el juez sino también el ministerio público, al realizar este último su actividad propia –la persecución penal de los delitos– debe orientarse hacia la idea de justicia material: el fiscal debe como “vigía de la ley [...], estar facultado para intervenir efectivamente [...] en el procedimiento contra el 11 acusado, para que la ley cumpla siempre con su función”. El fiscal debe velar por la legitimidad y formalidad del procedimiento: “materialmente, por la obligación de tener en cuenta las circunstancias de cargo y descargo [...]; formalmente, por el derecho a la réplica de actos procesales correspondientes a su posición como sujeto procesal, en especial ofrecer pruebas, requerir resoluciones interlocutorias e interponer recursos tanto a favor como en contra del acusado” (GÖSSEL, Karl-Heinz; Reflexiones sobre la situación del ministerio público en el procedimiento penal en un Estado de Derecho y sobre sus relaciones con la policía, en Doctrina Penal, Año 4, 1981, Buenos Aires, Depalma, 1981, pp. 630/642). La introducción de este órgano en el proceso penal condujo, entre otras cosas, a que “en la aplicación del poder penal del Estado, dos funcionarios, independientes el uno del otro, se controlaran mutuamente”, de modo que “la función de custodio de las leyes rige [...] también frente a los tribunales” (ROXIN, Claus; Rechtsstellung und Zukunftaufgaben der Staatsanwaltschaft, en Deutsche Richterzeitung, Carl Heymann, Colonia, 1969, 47. Jahrgang, pp. 385 y ss., citado por MAIER, Julio B. J.; El ministerio público: ¿un adolescente?, en AA. VV.; El ministerio público en el proceso penal, Buenos Aires, Ad-Hoc, 1993, p. 48) y que el fiscal debe “vigilar si los tribunales aplican correctamente la ley” (BINDER, Alberto; Política Criminal. De la formulación a la praxis, Buenos Aires, Ad-Hoc, 1997, p. 169). Además, cabe aquí traer a colación la doctrina sentada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo “Santini”, oportunidad en la cual el Alto Tribunal expresó que: Esta Corte ha considerado que todo aquel a quien la ley reconoce personería para actuar en juicio en defensa de sus derechos está amparado por la garantía del debido proceso legal consagrado en el art. 18 de la Constitución Nacional, sea que actúe como acusador o acusado, como demandado o demandante; ya que en todo caso media interés institucional en reparar el agravio si éste existe y tiene fundamento en la Constitución” y que “No se observa, en efecto, cuál puede ser la base para otorgar distinto tratamiento a quien acude ante un tribunal peticionando el reconocimiento o la declaración de su derecho -así fuere el de obtener la imposición de una pena- y el de quien se opone a tal pretensión, puesto que la Carta Fundamental garantiza a todos los litigantes por igual el derecho a obtener una sentencia fundada previo juicio llevado en legal forma, cualquiera que sea la naturaleza del procedimiento -civil o criminal- de que se trate (Fallos: 268:266)” (Expediente S. 401. XXXIV. “Santini, Angelo y otra s/ su solicitud por denegación de justicia en la causa n° 27.480 González, Alejandra Valentina s/ homicidio culposo”, resuelto el 03/12/98 y publicado en Fallos CSJN, 321:3322). Sentado lo expuesto, ante un acto jurisdiccional que incurre en arbitrariedad, se consideran reunidos los aspectos subjetivos que autorizan al Ministerio Público Fiscal a interponer el presente recurso. -IVAGRAVIOS Ministerio Público Fiscal Como es sabido, el art. 456 del CPPN prevé como motivos de casación los vicios in iudicando (inc. 1º) y los vicios in procedendo (inc. 2º), según sea que la lesión legal consista en una infracción a la ley sustantiva (por inobservancia o errónea aplicación), o en una violación a ley procesal prevista bajo pena de inadmisibilidad, caducidad o nulidad. El pronunciamiento que recurro no es susceptible de ser revisado por otro tribunal que no sea la CFCP, ello en atención a lo dispuesto por los incs. 1º y 2º del mencionado art. 456, que habilitan expresamente la jurisdicción de dicho tribunal para tratar las cuestiones que constituyen los motivos del agravio de esta Parte. Ello, sin perjuicio de la reserva del caso federal que por la presente se articula. En este punto se desarrollarán los argumentos que permiten a este representante del MPF sostener: que la resolución contiene valoraciones que parten de una errónea apreciación sobre los elementos del tipo requeridos por el delito de asociación ilícita tributaria previsto en el artículo 15 inc. C de la ley 24769 (art. 456, inc. 1° del CPPN); que la resolución contiene enunciados que se oponen y excluyen entre sí, en violación al principio lógico de no contradicción (art. 456, inc. 2°, del CPPN); y que en la motivación fáctica del pronunciamiento el tribunal no respetó las reglas de la sana crítica racional, pues omitió tener en cuenta evidencia que era indispensable para la solución del caso, valiéndose de esa forma de razonamientos dogmáticos meramente aparentes y arbitrarios (art. 456, inc. 2°, del CPPN). (1º) Casación por vicio in iudicando A partir de la lectura del voto que motivó la decisión cuestionada (voto del doctor Ignacio María Velez Funes, al que adhirió el doctor José Vicente Muscará), claramente se advierte que más allá de que se pretendió fundar resolución a partir de la supuesta falta de elementos probatorios que acrediten la materialidad de la conducta reprochada, cuestión que quedará desvirtuada a partir del desarrollo que se realizará más adelante, en realidad lo que principalmente se valora para arribar a esa decisión es la ausencia de la determinación de deuda respecto de obligaciones tributarias presuntamente evadidas. Cabe recordar que respecto a ello se indicó: si bien los elementos hasta aquí reunidos no alcanzan a conformar la convicción suficiente como para el dictado de procesamiento en contra de los imputados, tampoco los elementos incorporados nos autorizan a desvincularlos definitivamente de este proceso, hasta tanto no se tomen las medidas investigativas necesarias a fin de lograr esclarecer fehacientemente la existencia de los hechos delictivos achacados a los imputados en esta causa. De esta manera y como consecuencia de lo hasta aquí expuesto corresponde proseguir con la investigación de la presente hasta agotarla, sin perjuicio de que la AFIP-DGI formule la determinación de deuda fiscal o monto de las evasiones por los períodos investigados. 13 Para ello el Magistrado interviniente deberá proceder a ahondar la presente instrucción, requiriéndole que arbitre los medios necesarios a fin de que la Administración Federal de Ingresos Público (Dirección General Impositiva) expida las respectivas determinaciones de oficio correspondientes a los imputados dentro de un plazo razonable por los períodos fiscales investigados” (la negrita no obra en el texto original). Claramente el fundamento de la resolución que confirma la falta de mérito de los imputados, es la ausencia de determinaciones de deuda que debería efectuar el organismo de recaudación, en tanto se otorga a dicha diligencia un papel preponderante como indicio para acreditar la existencia de la asociación ilícita investigada, requiriendo de este modo elemento que como se verá a continuación no prevé el tipo penal del artículo 15 inciso c” de la ley 24.769. En orden a lo señalado, como se indicó en el recurso de apelación oportunamente interpuesto contra la falta de mérito dispuesta en autos, la figura penal aludida (asociación ilícita tributaria) constituye un supuesto especial de la figura genérica reprimida por el art. 210 del C.P, dado que el elemento que la distingue es el propósito de cometer delitos previstos por la ley penal tributaria. Que aquel propósito deba estar dirigido a ciertos delitos en particular no implica que estos últimos deban estar determinados, pues su indeterminación es precisamente aquello que permite distinguir a esta figura de la mera participación por un hecho concreto. En definitiva, se requiere que en la constitución de la asociación exista aquel fin delictivo. En tal sentido, respecto del caso bajo examen, se afirmó que: […] la reforma ha incorporado como delito independiente la denominada ‘asociación ilícita tributaria’. Y en efecto de eso se trata, porque, a diferencia de los incisos anteriores, la conminación de una escala penal particular para quien forme parte de la asociación u organización indica claramente que no se trata de punir a una participación calificada (inc. a) o una circunstancia agravante (inc. b) sino a una conducta por completo autónoma (SPINKA, Roberto E., “Derecho Penal Tributario y Previsional”, Ed. Astrea, Bs. As., 2007, p. 359). Básicamente podría decirse que lo que se decidió criminalizar no es tanto la finalidad de la asociación, sino que lo novedoso es que sanciona el acuerdo para cometer delitos. La peligrosidad que justifica la prohibición radica entonces en el probable comportamiento delictivo posterior GALLO, Silvia P., “Asociación ilícita y concurso de delitos”, Ed. F. Di Plácido, Bs As., 2003, p. 12. Se trata de injustos de preparación en los que el Estado define como ilícitas conductas previas al comienzo de ejecución de uno o varios delitos, procurando así dotar a sus agentes de herramientas que les permitan intervenir eficazmente en la prevención de aquellos. Pues, aun cuando no han sido exteriorizados, la agrupación con esos fines resulta una conducta disvaliosa por sí misma. Asimismo se ha señalado: “Que los delitos que la asociación ilícita vaya a cometer sean aquellos que estén descriptos en la Ley Penal Tributaria no hace ninguna Ministerio Público Fiscal diferencia en lo relativo a lo que se ha dado en llamar la dirección de la asociación a la comisión de ‘delitos indeterminados’. Que los delitos que cometa la asociación ilícita sean de una clase no los vuelve ‘determinados’ en el sentido con el que la doctrina fue construyendo ese término. La indeterminación de los hechos es un instrumento conceptual para distinguir la existencia de una asociación ilícita, como delito autónomo, de la mera reunión para planear un hecho concreto, fenómeno que corresponde a la categoría más simple de la participación criminal. Es decir, una asociación ilícita es, en principio, y como se explicó supra, una estructura, un sistema, o una organización en la que cada miembro aporta algo; pero esta organización se distingue claramente de los hechos particulares, ‘determinados’, que puedan ir planeándose a lo largo de la vida de esa institución. El requisito de que la organización esté destinada a cometer delitos ‘indeterminados’ implica, más que nada, que en la constitución de esa asociación figure el fin delictivo, que trascienda al planeamiento ocasional y concreto que podría existir, incluso contemporáneamente al momento de la formación, de algún hecho” (ORCE Guillermo y TROVATO, Gustavo, “Delitos tributarios. Estudio analítico del régimen penal de la Ley 24.769”, Abeledo Perrot, Buenos Aires, p. 260). Al respecto se ha sostenido que: “la esencia de este delito es la de no requerir ni siquiera el comienzo de ejecución de alguno de aquellos delitos” (CATANIA, Alejandro, “Régimen Penal Tributario. Estudio sobre la ley 24.769”, Editores del Puerto, Buenos Aires, p. 225). El término “habitualidad” en la figura del art. 15 inc. c) de la ley 24.769, no supone que los miembros de la organización ya hayan cometido aquellos delitos, sino que remite al propósito requerido para la organización; el de cometer los delitos previstos por la ley penal tributaria. La referencia alude a los elementos que deben caracterizar a aquel fin: su continuidad en el tiempo y la reiteración o repetición del propósito de cometer tales hechos delictivos. Esa es la interpretación que se condice con la idea del adelantamiento de la punición hasta el momento anterior a la lesión que supone este tipo penal. En efecto: “La criminalización de una asociación ilícita no podría depender de la cantidad de delitos que cometa cuando, justamente, parte de la idea consiste en el adelantamiento de la punición hasta el momento anterior a la lesión misma. Precisamente, la pena puede ser aplicada aun cuando la asociación ilícita no haya logrado cometer todavía ni un solo ilícito” (ORCE Guillermo y TROVATO, Gustavo, ob. cit. p. 262). Conforme lo señalado, vincular la existencia de una asociación ilícita tributaria a la eventual determinación administrativa de obligaciones tributarias presuntamente evadidas podría incluso impedir que se avance procesalmente en esta investigación, por cuanto la “certeza” o “probabilidad” mencionadas en la resolución respecto a la comisión de otros delitos tributarios remiten a la idea de la necesidad de una posible “condena” o un “procesamiento” por los delitos atribuibles al accionar de la organización criminal, cuya acreditación (no requerida por la ley) vulneraría –cuanto menos- la garantía a ser juzgado en un plazo razonable, 15 impidiendo el progreso de esta acción al supeditarla a la verificación de tales extremos (condena o eventualmente procesamiento), por delitos que la asociación hubiera cometido. (2°) Casación por vicios in procedendo Como es sabido, las resoluciones judiciales, para ser válidas, deben estar fundadas (motivadas). La motivación es la exteriorización de la justificación racional de determinada conclusión jurídica (cf. DÍAZ CANTÓN, Fernando; El control judicial de la motivación de la sentencia penal, en MAIER, Julio B. J. (comp.); Los recursos en el procedimiento penal, Buenos Aires, Del Puerto, 1999, p. 59.), esto es, la exposición de los argumentos fácticos y jurídicos que justifican la resolución (DE LA RÚA, Fernando; La Casación Penal, con la colaboración de Fernando DÍAZ CANTÓN, Buenos Aires, Depalma, 1994, p. 106). La exigencia de motivación tiene fundamento constitucional. Deriva de la forma republicana de gobierno (art. 1º, CN) para tornar efectivo el control popular sobre la administración de justicia. Es también una exigencia de la garantía de defensa en juicio (art. 18, CN), en tanto permite a las partes criticar la sentencia y lograr un nuevo examen de la cuestión (casación), lo cual le significa una nueva oportunidad para ejercer su defensa. En la medida en que la CFCP es el supremo guardián del cumplimiento de las formas procesales fundamentales, y como el CPPN exige la motivación de las resoluciones judiciales bajo pena de nulidad (arts. 123), la falta de motivación constituye un vicio in procedendo que hace proceder el recurso por la causal del art. 456 inc. 2º, del CPPN. Los requisitos necesarios para que un pronunciamiento esté legalmente motivado aluden a la forma y a su contenido (deben ser expresos, claros, completos, legítimos y lógicos). Aquí, pondré énfasis en dos vicios procesales específicos que afectan al pronunciamiento y que lo privan de validez: la violación al principio lógico de no contradicción y la absoluta falta de motivación del razonamiento. En primer lugar, el pronunciamiento cayó en un vicio lógico que lo deja desprovisto de fundamentación. En el voto del doctor Ignacio María Velez Funes, al que adhirió el doctor José Vicente Muscará, se sostuvo que “Al respecto me he expedido señalando que ‘… no es necesaria la previa o anterior determinación de oficio en sede administrativa por parte de la A.F.I.P. – D.G.I. para la iniciación o investigación penal llevada a cabo en esta causa en contra de los recurrentes apelantes, toda vez que lo que se tipifica como punible en el artículo 15 inciso c) de la Ley 24.769 modificada por la Ley 25.874, es una forma de actividad preparatoria, concierto de voluntades o planes de tres o más personas destinada a evadir el pago de tributos o aportes previsionales…” ("Incidente de apelación en autos 273/2008 ‘Averiguación Evasión Impositiva’ (expte. 68-A/2007 de Río Cuarto) formado en virtud de las apelaciones interpuestas por el fiscal, Dr. Abrile y Dr. Deheza". (la negrita no obra en el texto original). Ministerio Público Fiscal Acto seguido, se sostiene que: “Mantengo mi postura en relación a la figura delictual bajo análisis, sin embargo, en la presente causa, no encuentro a esta altura del proceso –con el grado de convicción que se requiere-, pruebas suficientes para entender probable la existencia de una asociación de carácter delictiva, organizada y destinada a cometer conductas previstas como ilícitas en la Ley Penal Tributaria Nº 24.769, con la intervención, de acuerdo al encuadramiento asignado, de distintos sujetos. Particularmente, entiendo que no obran, hasta el momento, pruebas de cargo suficientes que acrediten el elemento subjetivo reclamado expresamente por la norma. (…) Se advierte además que tampoco se ha podido establecer aún cuál fue el rol individual o de conjunto que habría desempeñado cada uno de los imputados dentro de la presunta asociación ilícita o el grado de relación personal entre ellos o las empresas a las que pertenecen o negocios que realizarían conjuntamente (la negrita no obra en el texto original). Como puede advertirse, en los párrafos transcriptos se enuncia que la figura de asociación ilícita tributaria prevista por el artículo 15 inciso “c” de la ley 24.769 no requiere la previa determinación de la deuda tributaria. Consecuentemente, de ello se infiere que este no podría ser el motivo por el cual no se considere configurado, en el presente caso, el tipo penal bajo análisis. Así las cosas, se indica que la razón para no considerar procedente un auto de procesamiento respecto de los imputados radica en que no existen – a su criterio- pruebas suficientes que acrediten el elemento subjetivo previsto en el tipo penal mencionado, ni pruebas que acrediten la participación de los imputados en el hecho. Ahora bien, no sólo no hay una evaluación ni referencia a las pruebas obrantes en la causa –sobre lo cual se volverá más adelante-, sino que luego se indica: “si bien los elementos hasta aquí reunidos no alcanzan a conformar la convicción suficiente como para el dictado de procesamiento en contra de los imputados, tampoco los elementos incorporados nos autorizan a desvincularlos definitivamente de este proceso, hasta tanto no se tomen las medidas investigativas necesarias a fin de lograr esclarecer fehacientemente la existencia de los hechos delictivos achacados a los imputados en esta causa. De esta manera y como consecuencia de lo hasta aquí expuesto corresponde proseguir con la investigación de la presente hasta agotarla, sin perjuicio de que la AFIP-DGI formule la determinación de deuda fiscal o monto de las evasiones por los períodos investigados. Para ello el Magistrado interviniente deberá proceder a ahondar la presente instrucción, requiriéndole que arbitre los medios necesarios a fin de que la Administración Federal de Ingresos Público (Dirección General Impositiva) expida las respectivas determinaciones de oficio correspondientes a los imputados dentro de un plazo razonable por los períodos fiscales investigados” (la negrita no obra en el texto original). Es decir, aun cuando en párrafos anteriores se sostuvo que no se requiere la determinación de oficio de la deuda tributaria, luego se indica –sin evaluar los elementos 17 probatorios reunidos en las actuaciones- que la investigación no se encuentra agotada, y finalmente se concluye que para agotarla el magistrado debe solicitar a la AFIP-DGI que realice las respectivas determinaciones de oficio de la deuda tributaria. Conforme lo expuesto, se advierte una clara contradicción entre los enunciados en los que pretende fundar el pronunciamiento y la conclusión a la cual se arribó. De esta manera, los magistrados que suscribieron el voto mayoritario se apartaron de su deber de razonar con arreglo a las reglas lógicas, entre ellas, el principio de no contradicción. Sin dudas, cuando los enunciados de un razonamiento judicial se oponen lógicamente entre sí (contradicción), no puede aceptarse a ambos como verdaderos. Uno de ellos es falso y debiera argumentarse en consecuencia. Esta manera de razonar acerca de la evidencia producida durante el proceso se aparta del principio lógico de no contradicción, provocando el vicio de nulidad por falta de motivación y arbitrariedad (arts. 123 del CPPN; y arts. 1° y 18 de la CN). Cabe aquí recordar, con Fernando DE LA RÚA, que los requisitos necesarios para que una resolución judicial esté legalmente motivada aluden a su forma y su contenido (debe ser expresa, clara, completa, legítima y lógica). La exigencia de logicidad supone, entre otras cosas, que la motivación “debe ser coherente, es decir, constituida por un conjunto de razonamientos armónicos ente sí, formulados sin violar los principios de identidad, de contradicción y tercero excluido”, para lo cual “debe ser: […] b) no contradictoria, en el sentido de que no se empleen en el razonamiento juicios contrastantes entre sí, que al oponerse se anulen” (DE LA RÚA; op. cit., p. 156). Además de la expuesta, una razón adicional me autorizan a sostener que la resolución que recurro adolece de nulidad por falta de motivación y arbitrariedad (arts. 123 del CPPN; y arts. 1° y 18 de la CN). Sin perjuicio de lo expuesto en el punto anterior, la principal conclusión sobre el grado de probabilidad con que estaría acreditado el hecho imputado consiste en que: “no obran, hasta el momento, pruebas de cargo suficientes que acrediten el elemento subjetivo reclamado expresamente por la norma (…) Se advierte además que tampoco se ha podido establecer aún cuál fue el rol individual o de conjunto que habría desempeñado cada uno de los imputados dentro de la presunta asociación ilícita o el grado de relación personal entre ellos o las empresas a las que pertenecen o negocios que realizarían conjuntamente” (voto del Dr. Ignacio María Vélez Funes al que adhirió el doctor José Vicente Muscará). Más arriba señalé que el CPPN y la CN imponen a los jueces motivar sus resoluciones bajo pena de nulidad (arts. 123 del CPPN; y arts. 1° y 18 de la CN), y que, para estar legalmente motivado, un pronunciamiento debe ser expreso, claro, completo, legítima y lógico, entre otros recaudos. La exigencia de logicidad supone que el juicio del juez, en lo relativo a la valoración de las pruebas y determinación de los hechos, debe ser razonable. Las reglas que rigen el razonamiento del juez en este aspecto derivan del art. 398 del CPPN, que establece que el Ministerio Público Fiscal tribunal dictará sentencia conforme a las reglas de la sana crítica. Las transgresiones a estas reglas, en tanto privan a la resolución de motivación, constituyen un vicio in procedendo que obliga a invocar el art. 456 inc. 2º del CPPN (Cf. DE LA RÚA; op. cit., pp. 145-146). La exigencia de racionalidad en el juicio sobre la prueba significa la observancia de ciertas reglas: a) las leyes de la lógica -identidad, contradicción, tercero excluido-; b) el principio de razón suficiente, que exige que de los elementos de prueba de que se parte sólo pueda obtenerse la conclusión a la que se arribó y no otra; c) las máximas de la experiencia, que suponen juicios de probabilidad en los que se suele fundar la prueba; y d) los conocimientos científicos suficientemente asegurados (BACIGALUPO, Enrique; La impugnación de los hechos probados en la casación penal y otros estudios, Buenos Aires, Ad-Hoc, 1994, pp. 28/30). A pesar de que tales son las reglas a las cuales, bajo pena de nulidad, esa Sala A debía ajustar su razonamiento al valorar las pruebas producidas en esta causa, la resolución impugnada adolece de toda motivación fáctica (presenta una mera fundamentación aparente), lo cual obliga a descalificarla como acto jurisdiccional válido. Ante todo, el pronunciamiento omitió valorar ciertos elementos de prueba que no sólo eran relevantes, sino incluso dirimentes para solucionar el caso. Así, con relación al objetivo del accionar de los imputados la resolución en crisis omite considerar la prueba que revela cuál era el propósito de la asociación integrada por los imputados. Como se mencionó, este grupo de personas habría organizado e instrumentado acciones destinadas a la adquisición de cereal en forma marginal, utilizando contribuyentes funcionales a la emisión de facturas comerciales apócrifas (lo que se denominó en las actuaciones como “carpetas”), mediante las cuales se introdujo en el mercado el cereal comprado en forma marginal a los verdaderos productores ocultos detrás de esta simulación. El grupo se habrían valido de determinados contribuyentes (las denominadas “carpetas”) con el propósito de hacerlas aparecer ante el Fisco Nacional como vendedoras de determinada mercadería o prestadora de ciertos servicios a fin de introducir y hacer circular en el mercado legal productos agrícolas obtenidos del mercado marginal. Así, con la emisión de facturas comerciales por aquellas operaciones a nombre de esas contribuyentes se lograba: a) ocultar a los verdaderos vendedores, lo que proporciona un medio para que éstos evadan los tributos a su cargo, y b) que los adquirentes de la mercadería o el servicio computen crédito fiscal en concepto de Impuesto al Valor Agregado, lo que necesariamente implicaría la evasión del pago de ese gravamen. Tal como lo destacó oportunamente el representante del Ministerio Público Fiscal, las operaciones realizadas por el grupo desde el año 2009 al 2012 habrían superado los $ 1.000.000.000, según los movimientos bancarios realizados por las empresas CORRETAJES GROUP SA, VERCOVIR SA, F G CEREALES SA, CERCAL SRL, ALGECIRAS SA, SWETENSON SA, ARBOL GRANDE SA, EFCE SA, SISTEMAS Y 19 CONTROL DE GESTIÓN SA. (Cf. escrito de la AFIP-DGI obrante a fs. 609/681 y documentación acompañada con esa presentación). Así las cosas, los movimientos económicos mencionados y las características de las sociedades que habrían servido para ocultar a los proveedores reales y computar el IVA a los usuarios de aquellos documentos permiten sostener que, a pesar de no estar cuantificada la deuda en cabeza de cada obligado tributario, se irrogó un perjuicio concreto a las arcas del Estado Nacional, dado que la actividad de la agrupación se habría centrado en proporcionar los medios necesarios para permitir las evasiones de impuestos nacionales que los mencionados obligados debían abonar. De acuerdo a lo expuesto a lo largo de este punto, considero que la resolución impugnada debería ser dejada sin efecto. Es arbitraria, no sólo porque omitió la valoración de prueba indispensable que ha sido producida en la causa, sino que además se apartó de las reglas de la sana crítica racional en su motivación fáctica. Todo esto me autoriza a solicitar que se la deje sin efecto, de acuerdo a lo establecido por el art. 123 del CPPN y los arts. 1° y 18 de la CN. Las pruebas que vinculan a los imputados con las contribuyentes utilizadas para la venta, el transporte de cereal y servicios afines, permiten afirmar con el grado de certeza requerida para esta etapa del proceso, la participación criminal de los imputados en la asociación ilícita investigada. Pues bien, oportunamente el representante del Ministerio Público Fiscal indicó que de las pruebas reunidas se advertía que las firmas F.G. CEREALES SA -cuyos accionistas son los imputados Jorge Ricardo Ferrer y Sergio Luis Guevara (Cf. fs. 790)- y LUIS F. FARÍAS E HIJOS SRL (hoy CERCAL SRL) -cuyos socios eran primigeniamente los imputados Luis Fernando Farías y María Fernanda Farías, y a partir del 14 de septiembre de 2011, los imputados Julio Daniel Luján y Pablo Martín Zotello-, operaron habitualmente en el mercado de granos adquiriendo cereal en forma marginal utilizando para el “blanqueo” de las operaciones, entre otras, a las firmas: ALGECIRAS SA, -cuyos accionistas en el año 2010 y parte del 2011 fueron los imputados Félix Armando Cabral y Julio Omar González y en el año 2011 fueron los imputados Rubén Omar Di Primio y Miguel Ángel Ortega, y su representante legal era Juan José ROS-; VERCOVIR SA -cuyos accionistas son los imputados Rosendo Cesar González y Matías Elvio Giuggioloni-; CORRETAJES GROUP SA -cuyos accionistas son los imputados Diego Gaston Ludueña -desde 2007 hasta el 5/4/2010-, Horacio Omar Cismondi y Matías Elvio Giuggioloni–a partir del 5/4/2010 como presidentes y director suplente respectivamente-; PRODUC TAN SRL –cuyos accionistas en el año 2009 y 2010 fueron Nestor Rubén Beltrame y Marcelo Alberto Sbagzdis-; y la persona física PELAYES DANIEL RAMON. Todos estos contribuyentes resultan ser funcionales a la emisión de facturas apócrifas que habrían sido controladas por los sujetos componentes de la organización mediante el manejo remoto de claves fiscales y bancarias (Cf. fs. 594/602 de estas actuaciones). Ministerio Público Fiscal Asimismo, se destacó que entre la documentación secuestrada se observaban planillas impresas de control movimiento de bancos rotuladas “Ferrer – Guevara S.H.”, donde aparecían importes significativos en su mayoría las empresas apócrifas y potencialmente apócrifas utilizadas por “FG Cereales SA”, vgr. Acopiadora Oliva SRL, Algeciras SA. (ver Caja N° 1, lote N° 2). También, se secuestraron órdenes de pago con detalle de cheques a Algeciras SA, Bruno David Marcelo, entre otros (Fs. 248 a 292 del lote 3 de la Caja N° 1). En el lote 5 de la misma caja obra la impresión de un correo electrónico de Pablo Coral ([email protected]) para ([email protected]) con mención de la firma Algeciras con un saldo de $ 1.549.000. Al respecto, se concluyó que esto último era una expresión de la organización en donde se les informa a los titulares de FG, sobre el saldo de ALGECIRAS Y ACOPIADORA -que sería ACOPIADORA OLIVA-, donde también se indica el detalle de los contratos de BUNGE y CIA AGRARIA. También respecto de la firma LUIS F. FARÍAS E HIJOS S.R.L. hoy CERCAL S.R.L., cuya actividad es la venta al por mayor de cereales, con centro comercial en Ruta Nacional N° 36 -Km. 743- de la localidad de San Agustín, provincia de Córdoba, se visualizaron importantes movimientos bancarios - $ 251 millones- y se detectaron en la base de datos de AFIP proveedores de granos del mismo grupo económico investigado (CORRETAJES GROUP SA, ALGECIRAS SA., PELAYES DANIEL RAMON, PRODUC TAN SRL y VERCOVIR SA), éstos a partir del año 2009, como así también de proveedores de granos, que se encuentran incluidos en la BASE APOC de AFIP (COMERCIAL RIO SANTIAGO SRL, BRACAGLIA JORGE OMAR, y MIDAL SRL) en operaciones de significativo valor. A su vez, de la documentación secuestrada surgían resúmenes de cuenta al 04/09/2012 de las firmas Corretajes Group S.A., Comercial Río Santiago SRL, Vercovir S.A., Algeciras S.A., Productan SRL, Pelayes Daniel Ramón, Arbol Grande S.A., Swetenson S.A. (ver “documentación Cercal SRL” y listado de cartas de porte período 01/08/2012 al 04/09/2012, de 42 fojas de la Caja N° 8 del domicilio de la empresa investigada). En igual sentido, se incautó un listado de productores con los que operaba, entre los que aparecían las firmas Boca del Río S.A., Ad-Ros S.A., Productan S.R.L., Corretajes Group S.A., Vercovir S.A., Algeciras S.A., y transferencias y cheques emitidos a favor de Algeciras S.A., Vercovir S.A., Boca del Río S.A., Pelayes, Daniel Ramón y Productan S.R.L. (ver Caja n° 8). Por último, se destacó la existencia de libros diarios de los años 2009, 2010 y 2011y libros de IVA compras períodos enero de 2009 a diciembre de 2011, en los que se encuentran registradas las compras detalladas en los resúmenes de cuenta de las firmas Corretajes Group S.A., Comercial Río Santiago SRL, Vercovir S.A., Algeciras S.A., Productan SRL, Pelayes Daniel Ramón, Arbol Grande Sra. Swetenson S.A entre otras (ver caja n° 5). 21 Ante el citado plexo probatorio es claramente se concluyó que la vinculación entre las firmas LUIS F FARÍAS SRL hoy CERCAL SRL y F.G. CEREALES SA radicaba en la utilización de las “carpetas” como parte del mismo grupo. Además, se señaló que de la documentación secuestrada en el domicilio de la firma FG CEREALES SA surgían cartas de porte emitidas por Cercal S.R.L., de junio a septiembre de 2012, cuyos destinatarios eran: Vicentina SAIC (en su gran mayoría), Bunge Argentina SA, Boca Del Río SA, Cargill SACI entre otros (ver caja 2, Lote N° 1 sub lote b sello Rotelli Daniel, Fs. 1 a 405). Se indicó que a fojas 26, 27, 228, 229, 330, 331 se observaba sello y firma de la contribuyente “Cercal SRL”, la firma como socio gerente de Lujan Julio Daniel, y la presencia como transportistas de las firmas Ad-Ros SA, Raser SRL, Gervino Alicia Griselda, Agrícola 5 de enero SA, Elías Semillas, Torres Fernando Aníbal, Del Grego Pablo A., Bruno Ángel Daniel, García Norma Beatriz, Baudagna Fabián Ernesto, Perez Omar Pedro, Fabre Guillermo, entre otros. Se destacó que las cartas de porte exhibían como particularidad que las que se encuentran firmadas por el mencionado gerente, la empresa transportadora es siempre AdRos SA, y que en la documentación no se mencionaba a FG como titular, destinatario, remitente, corredor, transportista, etc. lo que permitía interpretar que encontrándose los contratos de FG Cereales SA totalmente cubiertos comercialmente, se recurría a la firma Cercal SRL a efectos de permitir que las compras en “negro” realizadas por FG, fueran redirigidas por esta última firma a efectos de que las venda Cercal, lo que constituía una clara prueba de la relación entre las firmas y sus integrantes. En cuanto a la firma VERCOVIR S.A. se indicó que sus accionistas eran Rosendo Cesar González y Matías Elvio Giuggioloni. En lo que respecta a Giuggioloni, se mencionó que carecía de un patrimonio acorde a las ganancias de la empresa, que no habría participado en la toma de decisiones de la firma y que se desempeñaba como analista de sistemas en relación de dependencia de la firma SISTEMAS Y CONTROL DE GESTIÓN S.A., empresa que pertenecía y era manejada por Fernando Luis Cuello. La relación de dependencia de Giuggioloni explicaría por qué surgía como accionista de otras empresas del grupo como SWETENSON S.A. y CORRETAJES GROUP S.A. En lo que respecta a Rosendo Cesar González, se concluyó que su aporte a la asociación ilícita resultó esencial, pues además de aparecer como accionista de esta firma, le facturó a ALGECIRAS SA la suma de pesos diez mil ($ 10.000) en concepto de “Servicios de Cotización y Comercialización” (facturas del 01/2012 al 08/2012 –ver fs. 143 a 156, Caja A – Lote sobre papel madera rotulado “Doc. González Cesar” de 223 fs.), toda vez que González se ocupaba a modo de “mano derecha” de Cuello de realizar los pagos por intermedio del contador Ceva a los apoderados encargados del retiro de dinero de las cuentas pertenecientes a las firmas ALGECIRAS S.A. y VERCORVIR S.A., entre otras. Como prueba de ello se identificaron los recibos de pago en concepto de “seguridad” y “apoderado” de Walter Cabrera, Juan Carlos Guglienmini y Matias Pelayes, vale decir, a quienes según surge de escrituras públicas tenían poder bancario para el retiro del dinero de las cuentas de las firmas ALGECIRAS S.A. y Ministerio Público Fiscal VERCOVIR S.A., entre otras (Cf. Escritura N° 17 del 01/03/2011, Poder Especial Administrativo y Bancario otorgado por ALGECIRAS S.A., representado por Felix Armando Cabral, a Walter Fabián Cabrera; Escritura N° 411 del 28/09/2010 - Poder Especial Bancario otorgado por VERCOVIR S.A. a Juan Carlos Guglielmini, Firma Dante Alberto Enrici; Escritura N° 58-Seccion B del 15/06/2010 -Poder Especial Administrativo Bancario otorgado por STELLA MARYS CEREALES S.A. a Matías Ezequiel Pelayes, Firma Marcial Angel Molina; Escritura N° 148 Sección B del 30/12/2010, Poder Especial Bancario otorgado por DISTRIBUIDORA SAN JUSTO SRL a Matías Ezequiel Pelayes, Firma Rubén Darío Barbero; Escritura N° 224 del 01/10/2009 -Poder Especial Administración y Bancario otorgado por COMERCIAL RÍO SANTIAGO SRL a Walter Fabián Cabrera, firmado por Diego Gabriel Sánchez; Escritura N° 167 del 22/07/2011 - Poder Especial Bancario otorgado por ALGECIRAS SA a Cabrera Walter Fabián, Firma Di Primio Ruben Omar obrantes a fs. 266 a 289 de un sobre de papel madera identificado como Lote n°1). Se añadió que González supervisaba y controlaba los pagos realizados a los supuestos “valijeros”, que eran los intermediarios de la venta de cereales entre las empresas ALGECIRAS S.A. y VERCOVIR S.A. y los verdaderos productores de cereales ocultos. En este sentido se hizo referencia a nombres y seudónimos tales como: DV, JR, BRUNO, NICO, CABEZADOLARES, VICTOR, TETE, ALMADA, CONTADOR CEVA, CACAIO, ARRONDO, ORTIZ, ALLOCO, HC, COLO,CACHILO, CJ, DEVOLUCIONES FARÍAS, MARCOS (GUILA), MARCOS (FINANCIERA), DEPOSITO LOGINT, COMISIONES FG, NICO (CULI), MARCOS (CULI), entre otros, el monto de la compra y de la comisión del medio por ciento que surgían de las planillas diarias que se confeccionaban (ver por ejemplo fs. 8/10 Lote N° domicilio en calle Francisco Ramirez N° 361 de la localidad de Río Tercero). Dichos pagos se habrían realizado de manera personal en efectivo a fin de evitar que queden debidamente registradas las operaciones con los productores. Todo ello luego se ve reflejado por los montos diarios que se cobraba en determinados bancos (Cf. planillas que corren a fojas 28, 123, 158 del referido lote de documentación). A su vez, se agregó que del material probatorio secuestrado en el domicilio de Rosendo Cesar González surgía una documentación titulada “Planillas Cesar Empresa: Cuello y Otros”, en la que se detallaban deudas, recibos de pagos y movimientos de dinero (Cf. fs. 241/242). Las planillas mencionadas permitían inferir que se trataba de liquidaciones confeccionadas por el Estudio Ceva y entregadas a Cesar González, detallando pagos realizados a Cesar González, Juan Carlos Guglielmini, Walter Cabrera, Julio González y Matías Pelayes en concepto de Monotributo (impuesto, autónomo, obra social), Jubilación (autónomo) y Honorarios, por un monto total mensual que se corresponde con los recibos informales de pago realizados por César González al Estudio Contable Ceva que corren agregados a continuación de cada una de esas planillas mensuales. 23 Por otra parte, se señaló que del análisis del contenido de la computadora notebook marca DELL, secuestrada en el domicilio de Cuello y Paulus, surgían varias planillas de caja con detalles de ingresos y egresos, entre los que se destacaban importantes ingresos provenientes de la firma VERCOVIR S.A. Con respecto a CORRETAJES GROUP SA. se indicó que se encontraba calificada como apócrifa por AFIP por presentar irregularidades en la cadena de comercialización de granos y que los accionistas de esta empresa eran los imputados Diego Gastón Ludueña -desde 2007 hasta el 5/4/2010-, Horacio Omar Cismondi y Matías Elvio Giuggioloni–a partir del 5/4/2010 (Cf. fs. 563, 569 de estas actuaciones) como presidente y director suplente respectivamente. Asimismo, que la firma tenía como actividad la venta al por mayor de cereales y poseía domicilio declarado ante la AFIP en calle Virrey del Pino 2453 piso 2 dpto 13 de la ciudad de Buenos Aires, en el cual se procedió a realizar el allanamiento de fecha 06/09/2012, detectándose que en el mismo funcionaba un estudio contable en el cual se archiva determinada documentación de la firma, pero no se desarrollaba ningún tipo de actividad comercial (Cf. fs. 1482/1483 de estas actuaciones). A pesar de ello, CORRETAJES GROUP S.A. habría efectuado importantes movimientos bancarios -$ 195 millones desde enero/2010 a la fecha-, lo que no se condecía con el escaso patrimonio declarado por la misma, resaltándose la detección en la bases de datos de compras a proveedores de granos tales como COMERCIAL RIO SANTIAGO SRL y MIDAL SRL que se encontraban incluidos en la base de AFIP de facturas apócrifas (“BASE APOC”), en operaciones de significativo valor. En cuanto a Diego Gastón Ludueña, se señaló que se desempeñó como accionista de esta sociedad desde 2007 hasta el 5/4/2010 y que formaba parte, junto con Horacio Omar Cismondi, del círculo íntimo de Fernando Luis Cuello. Por su parte, Horacio Omar Cismondi aparecía como cotitular de cuentas bancarias de CORRETAJES GROUP S.A., es decir, estaba autorizado para efectuar retiros de dinero de dicha cuenta (Cf. fs. 563, 564, 569 de estas actuaciones). A su vez, se secuestraron dos escrituras públicas en las que Ludueña, en nombre y representación de SWETENSON SA, autorizaba a Paulus, Cuello y Horacio Omar Cismondi para circular en los vehículos BMW X3, dominio HRQ-569 y Mercedes Benz dominio IRN-293 (Cf. fs. 28/30 y 126 respectivamente de la carpeta de prueba N° 1 titulada Bunker). También en el mismo domicilio se secuestró un título de una motocicleta marca BUELL, modelo XB 12 X, dominio 979GEE, a nombre de Diego Gastón Ludueña, titular desde el 21/11/11, y en el mismo título constaba una autorización para conducir a favor de Fernando Luis Cuello (fs. 163). Además, obraba una escritura pública de fecha 3 de enero de 2012 en la que Diego Gastón Ludueña autorizaba a conducir libremente a Paulus, Cuello y, nuevamente, a Horacio Omar Cismondi. Por último, en una carpeta trasparente obraban títulos de propiedad a nombre de SWETENSON S.A., y dentro de esta carpeta un poder general de administración y Ministerio Público Fiscal disposición, de fecha 17/11/2009, otorgado por SWETENSON S.A., representada por Diego Gastón Ludueña, en favor de Fernando Luis Cuello. Asimismo, se señaló que otro de los indicios que permitían atribuir el control CORRETAJES GROUP S.A. por el grupo bajo análisis era que se informaron retenciones practicadas por el Impuesto a las Ganancias a Fernando Luis Cuello (Cf. fs. 603 de estas actuaciones) y que en el allanamiento efectuado en el domicilio de Cuello y Paulus se encontró una tarjeta azul de autorización de uso de un vehículo BMW X5 dominio HMI865 a nombre de Fernando Cuello, cuyo titular es precisamente, CORRETAJES GROUP S.A. (fs. 1 de lote 14 de la caja nro. 1 de la documentación secuestrada en domicilio). Por último, se indicó que según el informe del Banco de la Nación Argentina el imputado Miguel Angel Ortega, quien surgía como accionista de la firma ALGECIRAS, era titular de la cuenta corriente N° 9000251/43 perteneciente a la firma CORRETAJES GROUP SA. (fs. 1975). Por otra parte, se mencionó otras contribuyentes eran controladas por la organización: las firmas EFCE SA, ARBOL GRANDE S.A. y SWETENSON SA. En efecto, se destacó que Diego Gastón Ludueña era accionista, junto a Natalia de los Ángeles Paulus concubina de Cuello- de las dos últimas contribuyentes, dedicadas al transporte de granos que fueron utilizadas por la asociación ilícita. Al respecto se señaló que el servicio de transporte no podía ser ajeno a la mecánica del comercio marginal de granos, pues dicho transporte siempre va acompañado de una serie de formalidades que deben ser plasmadas en las respectivas cartas de porte, que necesariamente debieron disfrazarse para ocultar a los verdaderos productores de granos. Se remarcó como otro de los elementos que sustenta la hipótesis del control de SWETENSON S.A. por parte de la asociación ilícita investigada era el hecho de que que le hubiera practicado retenciones del Impuesto a las Ganancias a Fernando Cuello (Cf. fs. 603/604 de estas actuaciones). Por otro lado, se indicó que SWETENSON SA, al igual que ARBOL GRANDE S.A., realizaron una importante inversión en automotores, algunos de uso particular y otros destinados al transporte de cargas, y se advertían movimientos de cartas de porte vinculados con esta firma, desde el 01/01/2009 en adelante, aproximadamente unas 760 en las que figuraba como transportista y estaban relacionadas con empresas incorporadas a la base AFIP de facturas apócrifas (por ejemplo, CINGOLANI MIGUEL ANGEL, PRODUC TAN SRL, MIDAL SRL, ARGANLY SRL) y otras que no serían funcionales a la emisión de facturas apócrifas, como CEREALCOR S.R.L., AGRONEGOCIOS CORRALITO S.A., FG CEREALES S.A. y CERCAL S.R.L., pero que serían usuarias de proveedores de aquel tipo de documentos. Se destacó que se apreciaba una migración de empleados de/hacia SWETENSON SA y ARBOL GRANDE S.A. -cuyos accionistas también son los imputados Diego Gastón Ludueña y Natalia de los Ángeles Paulus- y que ARBOL GRANDE S.A. surgía en las cartas de porte como transportistas de CERCAL SRL y FC CERALES SA. Asimismo, que 25 entre los elementos secuestrados en el domicilio de Cuello y Paulus se localizó un documento referido a un loteo de 3 has en la ciudad de Rio tercero, registrado a nombre de ARBOL GRANDE SA y un recibo de pago de servicio de agrimensura extendido a nombre de Fernando Cuello (Cf. fs. 5 de un sobre de papel madera nro 1 ubicado en la caja nro 1 del secuestro realizado en el domicilio), lo que llevó a concluir que él era quien en realidad realizaba las operaciones de rutina de esta empresa, circunstancia que revelaba, además, el control de esta sociedad por parte de la agrupación. También se acreditó que SWETENSON SA., CORRETAJES GROUP S.A., EFCE S.A., ARBOL GRANDE S.A., VERCOVIR S.A. estaban controladas y dirigidas por los imputados, a partir de que poseían su domicilio fiscal o alternativo (este último dato fue obtenido de entidades financieras que tienen obligación de informar a la AFIP) en un mismo lugar, la calle Hipólito Yrigoyen 1284, piso 3, departamento 6 de la Ciudad de Buenos Aires (Cf. fs. 684/687 de estas actuaciones). En similar sentido, se señaló que en el allanamiento realizado en el domicilio particular de Fernando Cuello y Natalia Paulus se secuestró documentación relacionada con importantes emprendimientos inmobiliarios en la ciudad de Rio Tercero y en la ciudad de Buenos Aires a nombre de EFCE SA, SWETENSON SA, CORRETAJES GROUP SA y ARBOL GRANDE SA. En cuanto a Daniel Ramón Pelayes se mencionó que estaba inscripto en la AFIP en el rubro de venta al por mayor de abonos, fertilizantes y plaguicidas y venta al por mayor en comisión o consignación de cereales y se encontraba incluido en la “BASE APOC” de AFIP por presentar irregularidades en la cadena de comercialización. Asimismo, que surgía como proveedor de FG CEREALES SA y CERCAL SRL a pesar de ser sargento de la policía de la provincia de Córdoba. Se destacó que desde el comienzo de la investigación se afirmó que Pelayes formaba parte del círculo íntimo de Fernando Luis Cuello (ver fs. 7). Por su parte, se indicó que otra de las “carpetas” utilizadas por el grupo era PRODUC TAN S.R.L., cuyos accionistas eran Néstor Rubén Beltrame y Marcelo Alberto Sbagzdis (fs. 2546), también accionistas de SISTEMAS Y CONTROL DE GESTIÓN S.A. Se destacó que esta firma se encontraba incluida en la base APOC de AFIP (fs. 2648/2668) y que de la documentación proporcionada por dicho organismo surgían detalles de ventas que la firma mencionada efectuó con FG CEREALES y CERCAL S.R.L. (fs. 2637/2639 y 2640/2645 respectivamente), lo que se corresponde con la documentación secuestrada en los domicilios de estas firmas. Se destacó que en el domicilio alternativo de la firma VERCOVIR SA, sito en calle Viamonte N° 611 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se secuestró un sobre papel madera rotulado Cabrera CP, del que surge un pie de página referido a Beltrame Néstor Rubén, quien firma como socio gerente de PRODUC TAN SRL (ver fs. 12 de Caja N° 2 de dicho domicilio). Ministerio Público Fiscal En cuanto a la firma ALGECIRAS SA se indicó que surge como vendedora de cereales, siendo en el año 2010 sus accionistas Félix Armando Cabral y Julio Omar González y a partir de 2011 Rubén Omar Di Primo y Miguel Ángel Ortega, y el representante legal de la firma era el imputado Juan José Ros. Respecto de esta empresa se visualizaron importantes movimientos bancarios -$ 543 millones-, y se informó que surgía en la base de datos de AFIP de proveedores de granos del mismo grupo económico investigado (CORRETAJES GROUP SA y FG CEREALES SA) como así también de proveedores de granos que se encuentran incluidos en la “BASE APOC” de ese organismo (STELLA MARYS CEREALES SA, ARADORES SRL), en operaciones de significativo valor. Se concluyó que esta contribuyente sería funcional a la emisión de facturas apócrifas pues la planta de acopio de cereales declarada se encuentra en desuso, vacía y con las oficinas cerradas. En el mismo sentido se destacó que algunos de los accionistas de la firma ALGECIRAS S.A. carecerían, en principio, de capacidad económica acorde al volumen de actividad comercial desplegada por esta contribuyente y no habrían participado en la toma de decisiones de la sociedad, pues Félix Armando Cabral y Julio Omar González tenían como actividad la parquización de manera independiente, percibiendo un ingreso que no superaba los siete mil pesos ($ 7000). Con respecto a Rubén Omar Di Primio se indicó que surgía como firmante de la cuenta corriente N° 2130138030 perteneciente a la firma ALGECIRAS SA (Cf. fs. 2375). En lo que relativo a Miguel Ángel Ortega se señaló que era firmante de la cuenta corriente N° 900251/43 perteneciente a la firma CORRETAJES GROUP (Cf. fs. 1975). Por otro lado, se destacó que en el domicilio particular de los imputados Cuello y Paulus se secuestró un contrato de venta, certificado por escribana Stella Maris Olguin, por el cual EFCE S.A. le vendía a ALGECIRAS S.A. dos terrenos en la suma de u$s 164.800, celebrado el 20/05/2011 y que fue firmado por Diego Gastón Ludueña como director suplente de la firma E.F.C.E. SA y por Felix Armando Cabral en su carácter de presidente de la firma ALGECIRAS SA. Asimismo, se hizo referencia a conversaciones telefónicas de interés para esta causa pues revelaban que esta sociedad era utilizada por el grupo para emitir facturas apócrifas. En efecto, en la conversación 10 (CD 16) línea 3571-423457, entre el imputado Jorge Ricardo Ferrer y un empleado del Banco Francés, el segundo pone en conocimiento del primero que la UIF ha detectado alguna irregularidad con respecto a ALGECIRAS S.A. y que deben presentar determinada documentación pues de lo contrario el banco les cerraría la cuenta (Cf. fs. 650 del expediente principal). De similar contenido es la Conversación 12 (CD 16) línea 3571423457 (Cf. fs. 650 del expediente principal). A su vez, en la conversación N° 1 (CD 17) línea 3571-423457, Ferrer discutía con el contador Ceva acerca de un préstamo de dinero a ALGECIRAS S.A. (Cf. fs. 650 del expediente principal). 27 Por otro lado, en la conversación del 1/6/2012, línea 3571-423457, Jorge Ferrer hacía referencia a la provincia de la cual proviene la mercadería que se vende a nombre de ALGECIRAS S.A., y le indica que: “las facturas (…) que emitimos ahora son este, lo que se hace con ALGECIRAS… (Cf. fs. 707). En la conversación del 29/6/2012, línea 3571-423457, entre Jorge Ferrer y el contador Rubén CEVA se evidenciaba la relación entre los miembros del grupo y de las empresas manejadas por ellos (Cf. fs. 709/710). En efecto, se hablaba de una factura de SWETENSON S.A. probablemente a FG CEREALES S.A. y se mencionaba como responsable de la empresa a “Natalia” que, por el contexto de la conversación sería la imputada Paulus (concubina de Cuello). Se destacó la preocupación de los interlocutores el pago del IVA de esa factura: Ceva: “hay que hacer la factura esa $ 54.000, más IVA, a SWETENSON…. Jorge: $ 54.000, 00, más IVA. Ceva: Yo no sé quién va a pagar ese IVA, impuesto a los coso. Jorge: Se lo iremos a cobrar a ellos (…) Ceva: No porque está la Natalia tras de esto (…) Ceva: Y si después le errás con la mina esta, lo carcome al otro (…) En el mismo sentido, se mencionó la conversación entre Ferrer y Ceva en donde hablaban de un préstamo a SWETENSON S.A. (Cf. fs. 711/712). Con respecto a la firma SISTEMAS Y CONTROL DE GESTIÓN SA – cuyos accionistas son los imputados Néstor Rubén Beltrame y Marcelo Alberto Sbagzdis- se indicó que tenía como actividad la provisión de servicios informáticos, y que su vinculación con el grupo surgía por constatarse que le practicó retenciones del Impuesto a las Ganancias a Fernando Cuello (Cf. fs. 603/604 de estas actuaciones), y porque uno de los empleados de esta sociedad, Matías Elvio GIUGGIOLINI, poseía un significativo plazo fijo y acreditaciones bancarias en cotitularidad con SWETENSON S.A., otra de las empresas del grupo. Asimismo, se destacó que en el domicilio en donde residían Cuello y Paulus se localizó una chequera del Banco Galicia perteneciente a la cuenta N° 1420/1 279/9 de titularidad de SISTEMAS Y CONTROL DE GESTIÓN SA con cheques en blanco firmados por Néstor Rubén Beltrame, en su carácter de presidente de esta sociedad. Así, se concluyó que el hecho de que en el domicilio de Cuello y Paulus se hubiera encontrado una chequera en blanco con firmas del supuesto responsable de la empresa demostraba que esta contribuyente era funcional a la emisión de facturas apócrifas y que el grupo tenía el control de esta sociedad. Profundizando lo ya relatado, el representante del Ministerio Público Fiscal oportunamente se refirió al rol de ciertos imputados en el hecho. Así, con respecto al rol desempeñado por el imputado Fernando Luis Cuello, se indicó que de la documentación obtenida en los operativos realizados, en particular del allanamiento efectuado al domicilio en el que reside (de titularidad de EFCE SA), se pudo comprobar que actuaba bajo la pantalla de proveedor de servicios de administración de aquellas empresas que integran la asociación ilícita. Se concluyó que Fernando Luis Cuello cumplía una función de organización del grupo y como tal, se encargaba de dirigir a las contribuyentes ALGECIRAS SA, DANIEL PELAYES, PRODUCTAN SRL, VERCOVIR S.A. y CORRETAJES GROUP S.A., Ministerio Público Fiscal así como también a las encargadas de documentar los servicios de transporte de los granos, las contribuyentes ARBOL GRANDE S.A., SWETENSON S.A., y a SISTEMA Y CONTROL DE GESTIÓN SA. Con respecto a la imputada Natalia de los Ángeles Paulus, concubina del imputado Cuello, se indicó que era otra de las personas miembro de la organización delictiva que cumplió un rol preponderante como organizadora del grupo, toda vez que era accionista de mayoría de las empresas que integraban la asociación ilícita, a saber: SWETENSON S.A.; ARBOL GRANDE S.A.; GRANEROS DEL SUR SA; EFCE SA. Por otro lado, se mencionó que Diego Gastón Ludueña cumplió también el rol de organizador de la asociación ilícita, ya que era accionista de EFCE S.A, SWETENSON S.A y ARBOL GRANDE S.A. y pertenecía al círculo íntimo de Cuello. Con respecto a los imputados Jorge Ricardo Ferrer y Sergio Luis Guevara se señaló que cumplían también un rol determinante en la organización, pues eran socios de FG CEREALES SA, empresa que era utilizada por el grupo para la concreción de un significativo volumen de operaciones de compraventa de granos de un modo irregular. En este sentido, se destacó el contenido de las conversaciones telefónicas mencionadas, principalmente aquellas mantenidas entre Ferrer y Ceva, en donde se hacía referencia a las firmas ALGECIRAS S.A. y SWETENSON S.A., así como también, según lo interpretado del contexto de la conversación, a Paulus y a Cuello. De ello se concluyó que Ferrer intervenía en la dirección de FG CEREALES S.A., que Ceva prestaba un asesoramiento técnico indispensable, y que existía una indudable relación entre las empresas y los imputados Ferrer, Ceva, Paulus y Cuello. Otro de los indicios que se mencionaron con respecto a la relación entre los imputados consiste en la conversación N° 22, de la línea 3571-423457, en la cual Ceva le hace saber a Guevara que posee una “factura de Ludueña”. Asimismo, se destacó que la expresión de Ceva: “para que recuperemos la parte del IVA, después le hacemos el cheque todo yo te llamo para que vos le hagas el cheque y después lo recuperes” probablemente se relacionaba con la forma de recuperar el importe de IVA que FG CEREALES SA debía retener e ingresar como agente de retención en función de la RG AFIP 2300/2007 por operaciones de compra de cereal. Finalmente, se concluyó que se advertía que Guevara, al igual que Ferrer, se encargaban de la dirección de FG CEREALES S.A., y que Ceva prestaba asesoramiento profesional en materia impositiva y contable. En cuanto al aporte realizado por el imputado Rubén Rodolfo Ceva, se expresó que sin su colaboración hubiera resultado imposible llevar a cabo esta empresa criminal, pues las maniobras descriptas requirieron para su concreción del asesoramiento de un profesional en ciencias económicas. En este sentido, se indicó que en el domicilio de calle Las Heras 418 – Río III – Córdoba, en la que funcionaba el estudio contable del imputado Ceva, se obtuvo importante documentación que permitía concluir que tenía incidencia en la toma de decisiones de 29 las empresas involucradas en la maniobra, coordinando las acciones de los diferentes miembros de la organización, además de efectuar las presentaciones de declaraciones juradas de las diferentes personas del grupo. En definitiva, su aporte se consideró esencial en el tramo ejecutivo del delito. En tales condiciones, este representante del Ministerio Público Fiscal considera que, contrariamente a lo sostenido en la resolución que se impugna, sí se dispone de evidencia suficiente en cuanto a la relación de cada uno de los imputados entre sí, la intención de formar una agrupación dedicada a cometer delitos tributarios y el aporte concreto de cada uno en el hecho delictivo que funden el dictado de un auto de procesamiento a su respecto. -VRESOLUCIÓN QUE SE PRETENDE Lo que se pretende con el presente recurso es que, una vez que los Señores Jueces lo concedan, conozca de él la CFCP y case la resolución por arbitrariedad, y que en consecuencia, deje sin efecto la resolución recurrida y resuelva el caso con arreglo a derecho (art. 470 del CPPN). A este fin, es imprescindible tener en cuenta que por la clase de vicios que se alegan en este recurso, todos los cuales se tratan de defectos de motivación de la sentencia, la CFCP se encontrará en perfectas condiciones de resolver el caso, sin necesidad de ordenar el reenvío. De acuerdo a la doctrina del ya citado fallo “Casal” de la CSJN, la totalidad de los vicios que alego fácilmente podrán ser advertidos por aquella Cámara, contraponiendo las alegaciones que este MPF formula con los claros términos de la prueba que obra en la causa y cuya remisión a la CFCP solicitaré por el presente. -VIRESERVA DE CASO FEDERAL Por último, se formula expresa reserva de caso federal a fin de recurrir ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación por la vía que otorga el art. 14 de la ley 48, en tanto la decisión que se impugna, por un lado, involucra una cuestión que se basa en la interpretación, el sentido, alcance y aplicación de normas de carácter federal (la CN, el CPPN, y la ley 24.769). En efecto, mediante esa resolución se afecta la función primordial constitucionalmente atribuida al MPF de promover el ejercicio de la acción penal pública y promover la actuación de la justicia, como así también el sistema republicano de gobierno y las garantías del debido procesal legal – especialmente, la garantía de defensa en juicio– (arts. 1°, 18 y 120 de la CN; arts. 5, 123, 399 y 404 del CPPN; y arts. 1°, 25 incs. “a” y “c”, y 37, incs. “a” y “b”, de la ley 24.946). -VIIPETITORIO Por todo lo expuesto, solicito: Ministerio Público Fiscal I. Que se tenga por interpuesto en legales tiempo y forma el presente recurso de casación (arts. 456, incs. 1° y 2°, 457, 458, 463 y concordantes del CPPN). II. Que se lo conceda de acuerdo a lo previsto por el art. 464 del CPPN, dándose intervención a la Excma. CFCP, conforme al trámite previsto por los arts. 464, 465 y concordantes del mismo cuerpo legal. III. Que, a esos efectos, se eleven a conocimiento de la CFCP las piezas imprescindibles para la resolución del presente recurso, a saber: toda la prueba documental y de informes recabada durante la pesquisa y las actas mediante las cuales se dejó constancia de los registros domiciliarios y el secuestro de los efectos practicados. IV. Que se case la sentencia por arbitrariedad y en consecuencia, se la deje sin efecto y se resuelva el caso con arreglo a derecho (art. 470 del CPPN), de acuerdo a la aplicación legal que se propuso en el capítulo IV del presente recurso. V. Que se tenga presente la reserva del caso federal (art. 14 de la ley 48). FISCALIA GENERAL, 3 de Febrero de 2014.- 31