Paulo Coelho De las maravillas chinas Yo nunca viajé a la China, pero la China ya viajó muchas veces hasta mi alma. A través de sus cuentos, sus libros, sus proverbios, sus filósofos, este país viene aportando en el curso de la historia una colaboración invalorable a la cultura humana. A continuación, algunas historias tradicionales chinas: Del arrepentimiento sincero El monje Chu Lai era agredido por un profesor, que no creía nada de lo que él decía. Sin embargo, la mujer del profesor era seguidora de Chu Lai y exigió a su marido que fuera a pedir disculpas al sabio. De mala gana, pero sin valor para contrariar a su mujer, el hombre fue hasta el templo y murmuró algunas palabras de arrepentimiento. “Yo no te perdono” dijo Chu Lai. “Vuelve a tu trabajo”. La mujer se quedó horrorizada: “¡Mi marido se humilló, y usted, que se considera sabio, no ha sido generoso!” Respondió Chu Lai: “Dentro de mi alma no existe ningún rencor. Pero si él no está arrepentido, es mejor reconocer que me tiene rabia. Si yo hubiera aceptado su pedido de perdón, habríamos creado una falsa situación de armonía, y esto aumentaría más la rabia de su marido.” Cargando lo que ya se dejó atrás Chu y Wu volvían a su casa después de una semana de meditación en el monasterio. Iban hablando sobre como las tentaciones surgen delante del hombre. Llegaron al margen de un río. Allí una bella mujer esperaba para atravesar la corriente. Chu la tomó en sus brazos, la cargó hasta la otra orilla y continuó su viaje con el amigo. En un determinado momento, Wu dijo: “Estábamos hablando sobre la tentación y tú llevaste a aquella mujer en brazos. Fue una oportunidad para que el pecado se instalara en tu alma.” Chu respondió: “Mi querido Wu, yo actué con naturalidad. Cargué a aquella mujer a través del río y la dejé en la orilla; pero tú continúas cargándola en el pensamiento, y por eso estás más próximo al pecado.” Paulo Coelho El lado bueno siempre escucha Cuando iba hacia el lago, Confucio siempre pasaba por determinada casa y se detenía para conversar sobre el jardín de la galería, que era el orgullo de su propietario. A veces el hombre estaba bebido, pero Confucio fingía no prestar atención al hecho y continuaba hablando del jardín. Un día en que el hombre estaba muy embriagado, un discípulo dijo: “él no escucha porque su alma está llena de alcohol”. Confucio respondió: “Una persona sólo consigue desarrollarse si sabe que tiene un lado bueno. Incluso en los momentos de debilidad, es preciso llamar la atención hacia ese aspecto. Por eso yo hablo sobre su trabajo como jardinero y en algún rincón de su alma, él me escucha. Así consigo evitar que la culpa destruya su voluntad de seguir el camino”. Reflexión Traducción libre de un fragmento del "Tao Te King": “Hay algo simple y natural que ya existía antes del cielo y de la tierra, y continúa presente, sin cambiar de forma, aun cuando no puede ser medido. Su virtud es suprema y su dirección es: adelante. Seguir adelante significa: ir lejos. Ir lejos significa: retornar al origen. © Traducido del portugués por Montserrat Mira