A demás de que la educación superior trae consigo hoy en día una gran cantidad de nuevas tendencias y paradigmas aún por resolver, su convergencia con la biblioteca digital no es nada fácil dado que ésta presenta también sus propias complejidades; por tanto, pretender unir estos dos grandes modelos implica resolver antes ciertas cuestiones sobre cómo deben coexistir para conformar un modelo enseñanza-aprendizaje que se adapte a las nuevas expectativas del entorno. El incremento de tecnologías enfocadas a la enseñanza sigue en aumento y continuamente se ofrecen nuevas alternativas que mejoran las existentes. Sin embargo, este uso de la tecnología no lo es todo, es necesario también jugar con la creatividad y lograr una mejor utilización o adaptación de tales herramientas, sin perder de vista un punto indispensable: un buen análisis del planteamiento sobre qué es lo que se necesita, así como delimitar adecuadamente el alcance de nuestros escenarios, todo ello con el fin de obtener resultados adecuados. Para llegar al punto de convergencia óptimo entre recursos de información, tecnología y educación, de hecho no sólo al nivel de la educación superior, es recomendable seleccionar e integrar un grupo de trabajo que —de acuerdo con distintos autores— tenga un carácter multidisciplinario, para poder obtener un panorama lo más amplio y completo posible sobre lo que se requiere abordar y cómo debe hacerse. Si bien se reconocen las bondades de esa metodología de trabajo, muchas veces en esos grupos es notoria la falta de profesionales de la información —bibliotecarios, documentalistas, archivistas, informáticos, ingenieros en sistemas, entre otros— que ayuden a buscar, seleccionar, adquirir, organizar, sistematizar, transferir y recuperar, un volumen adecuado y suficiente de recursos de información, bibliohemerográficos o documentales, pertinentes tanto para un determinado proyecto de investigación como para un específico programa educativo o un currículo de materias. *Dirección General de Bibliotecas, Universidad Nacional Autónoma de México. 217 Incluso, es conveniente enfatizar que tales recursos informativos constituyen actualmente elementos estratégicos fundamentales que sirven como indicadores para conocer fortalezas y debilidades, no sólo de un programa de enseñanza o de un plan de investigación, sino hasta de una organización o una institución; más ahora que la humanidad se encuentra inmersa en lo que se ha denominado la sociedad de la información que: Las bibliotecas digitales son organizaciones que proveen los recursos, incluyendo personal especializado, para seleccionar, estructurar, distribuir, controlar el acceso, conservar la integridad y asegurar la persistencia a través del tiempo de colecciones de trabajos digitales que estén fácil y económicamente disponibles para usarse por una comunidad definida o para un conjunto de comunidades. ...desde el enfoque histórico es el conjunto de relaciones sociales en un espacio social (institucionalidad) altamente dinámico, abierto, globalizado y tecnologizado, que se apoyan y realizan a través de la información; la cual es igualmente dinámica, abierta globalizada, tecnologizada, además de mercantilizada. Es así que los individuos para existir deben ser receptores, transmisores, consumidores y una elite de creadores de ese tipo de información. Dicho espacio social aparece en una etapa del desarrollo de la sociedad debido al aumento de la complejidad en sus estructuras, funcionamiento y reproducción de éstas.1 Al tomar en consideración estas premisas y tener presentes el papel y los retos que deben asumir los profesionales de la información frente a las actuales exigencias de los ambientes educativos, la DGB de la UNAM diseña un concepto que ofrece —en primera instancia— un modelo y una estructura de biblioteca digital, seguido de una proyección hacia la intersección de los avances tecnológicos que surgen en la educación virtual. Así, dentro de la llamada sociedad de la información existen distintas estructuras complejas que surgen en su entorno y conforman a la propia sociedad. Dentro de estas estructuras se encuentra ahora la denominada biblioteca digital, la cual presenta distintos paradigmas —aún por definirse— que no pueden quedar al margen de los desarrollos y desafíos tecnológicos. Sobre la biblioteca digital existe un importante número de definiciones, que podemos observar en el libro La biblioteca virtual: ¿qué es y qué promete?,2 pero aquí adoptaremos la definición de la Digital Libraries Federation:3 218 Con el objetivo de atender las necesidades de la comunidad universitaria en relación con la organización y adquisición de recursos digitales en la UNAM, la DGB emprendió el reto de definir y desarrollar un modelo de biblioteca digital que se ajuste a las necesidades propias de esta institución, para lo cual ha debido tomar en cuenta varios y muy importantes elementos. En la fase inicial se realizó una revisión y un análisis que identificara el estado del arte de los recursos tecnológicos y de los de información o documentales existentes en ambiente digital, lo cual permitió identificar las “piezas clave” con las que contaba la institución y que debían tenerse en cuenta al desarrollar el modelo de biblioteca digital. En el marco de estas piezas clave se resaltan: • Tipo de usuario. En el caso de la UNAM, tenemos alumnos que van desde bachillerato hasta posgrado, así como investigadores y académicos con diferentes grados académicos. • Áreas del conocimiento. Se observó que en la UNAM los temas a los que se orientan las actividades de enseñanza a nivel superior, e incluso las de investigación, han sido organizados por los consejos académicos en cuatro grandes áreas del conocimiento: ciencias fisicomatemáticas e ingenierías, ciencias biológicas y de la salud, ciencias sociales y humanidades, y arte. • Diferentes interfaces de consulta. La multiplicidad y diversidad de proveedores hace que exista al interior de la institución igual número y características de interfaces de consulta. • Diversos proveedores. El usuario busca y recupera información de los mejores proveedores del mercado actual. • Formatos. Cada recurso electrónico ofrece su propio formato, que en conjunto van desde textos y gráficos realizados y estructurados en ambiente digital hasta imágenes obtenidas a partir de documentos en papel, lo cual representa una amplia gama de formatos y ambientes tecnológicos. • Información producida por la UNAM. De igual manera, se detectó una diversidad de recursos electrónicodigitales producidos por la propia Universidad, los cuales no pueden ser localizados en un mismo sitio, lo que dificulta la localización, obtención y difusión del recurso. •Tipos de recursos electrónicos. Se estableció una taxonomía para la identificación de cada tipo de recurso electrónico: libros, revistas, tesis, mapas, material de referencia, bases de datos, bibliotecas y sitios de interés. Al tomar como referencia estos recursos pueden integrarse otros diferentes. • BiDi’s en la UNAM. El sistema bibliotecario de la universidad está integrado por 138 bibliote- cas; de ellas, sólo en cinco dependencias se trabaja en portales de bibliotecas digitales (BiDi’s). • Dispersión de los recursos de información. Para detectar toda la información producida y adquirida por la UNAM ha sido necesario rastrear cada página electrónica o sitio web de la universidad. Una vez detectados los elementos constitutivos a considerar en el modelo, se procedió a determinar el concepto de la biblioteca digital, entendido como el conjunto centralizado de servicios digitales de información destinados al servicio de la comunidad universitaria. Como eje centralizador se desarrolló un portal de múltiple acceso en el cual convergen los recursos digitales, tanto los adquiridos —con costo o gratuitos— como los producidos en la UNAM. En relación con estos últimos, ya sean bases de datos, libros electrónicos o revistas electrónicas, entre otros, se identificó la necesidad de organizarlos a través de la biblioteca digital, lo que facilitara desde un único “punto de acceso” la búsqueda y consulta de cada producto. Como resultado se obtendrá una mayor difusión y efectividad en la localización, obtención y utilización de los recursos electrónicos propios. Para la organización de la información en la biblioteca digital se ha tomado como referente la legislación institucional, que clasifica, como ya se mencionó antes, en cuatro las áreas del conocimiento: 1. Ciencias físicomatemáticas e ingenierías 2. Ciencias biológicas y de la salud 3. Ciencias sociales 4. Humanidades y arte Como elemento distintivo de la biblioteca digital se ha asignado a cada área un color y se han tipificado e identificado los recursos. 219 Los alcances pueden ser muy variados y de diferente índole. Al tener la información electrónica organizada y al buscar que el software que funge como columna vertebral del sistema y el diseño del concepto sean un desarrollo propio de la UNAM, se consigue que los límites de su desempeño y aplicación estén determinados sólo por la falta de imaginación. Algunos alcances que se pueden lograr son: realizar estudios bibliométricos o informétricos, probar y evaluar novedosas formas de búsqueda y localización de la información, entre muchos otros. Por otra parte, se sabe también que las instituciones educativas se ven cada vez más en la necesidad de aprovechar las ventajas de la educación a distancia y en línea, inclusive en el ambiente virtual, y la biblioteca digital tiene mucho que aportar al respecto; debe ser una entidad partícipe en esos novedosos espacios educativos y apoyar, desde su perspectiva, el desarrollo de las prácticas educativas. Además de la experiencia en materia de proyectar y construir una biblioteca digital desde el 2000, de la larga trayectoria que posee en materia de producción de bases de datos y sistemas de información automatizada y su acceso desde hace casi 30 años, y de la gestión de publicaciones electrónicodigitales que se realiza también desde hace varios años, la DGB realizó recientemente, en 2002 y 2003, la Conferencia Internacional sobre Bibliotecas Universitarias, en ambas ocasiones se enfocaron, respectivamente, los temas la cooperación interbibliotecaria en el futuro digital y la publicación electrónica y los servicios bibliotecarios.4 220 Una somera recapitulación de los temas tratados y de las conclusiones que se han obtenido en ambos eventos, señalaría algunas consideraciones adicionales que influyen en el tratamiento del tema de la biblioteca digital. Ante la amplia oferta que actualmente existe a nivel internacional de publicaciones en formato electrónico o digital, resulta esencial el papel de las universidades —y de otras instituciones de educación superior e investigación— en relación a la construcción y conservación a largo plazo, ya que esas instituciones son las que desarrollan los contenidos académicos de dichas colecciones. Como la mayoría de los proyectos actuales de bibliotecas digitales se han enfocado más hacia los aspectos tecnológicos, lo más importante en el desarrollo actual de esas estructuras informacionales descansa en la definición de contenidos; éste es un aspecto que reviste el mayor interés por parte de las casas de estudio. Si tomamos en cuenta que un alto porcentaje de la información documental que circula en el mundo está en inglés, resulta imprescindible sobre todo para México y América Latina, generar contenidos propios, en español, que cubran asuntos nacionales y regionales. Además, sería muy conveniente que las colecciones y bibliotecas digitales que se generaran en México sirvieran para mejorar la disponibilidad y recuperación de materiales que se produzcan en las instituciones nacionales, así como para que funjan como entidades orientadas a conservar la memoria y el patrimonio digitales. Construir bibliotecas digitales requiere actualmente de una inversión considerable y, en el aspecto de productos de información digitales elaborados por compañías trasnacionales o extranjeras, sortear las condiciones de tipo económico, comercial y tecnológico que impongan a sus clientes, entre éstos las bibliotecas universitarias. Al respecto, las universidades deberán prever las nuevas exigencias, tanto presupuestales co- mo de evaluación y selección de títulos, de necesidades de infraestructura tecnológica, de conformación de grupos de trabajo, de mejores estrategias de negociación, de agrupación con otras entidades para colaboración —como es el caso de la creación de consorcios para, por ejemplo, adquirir información científica y técnica, intercambiar materiales y datos, construir estructuras de acceso común, etcétera—; utilizar y aplicar normas y estándares internacionales, incorporar los recursos y las bibliotecas digitales a espacios educativos virtuales y a distancia, entre otras acciones. La situación de la dependencia informativa, es decir, el hecho del alto porcentaje de compra de materiales documentales de origen extranjero que prevalece en México, nos remite irremediablemente al terreno de los derechos de autor, que en un ambiente electrónico-digital adquieren novedosos matices y obligan a las instituciones nacionales a realizar ajustes de tipo legal o a definir una posición ante esa figura. Finalmente, entre otras acciones, una que resulta fundamental es la de formar, preparar, actualizar o capacitar a los recursos humanos que tengan bajo su responsabilidad la construcción u operación de recursos y bibliotecas electrónico-digitales. 1 2 3 4 Miguel Ángel Rendón Rojas, “Un análisis del concepto sociedad de la información desde el enfoque histórico”, en Información, cultura y sociedad, 2001, pp. 9-22. Georgina Araceli Torres Vargas, CUIB-UNAM, 2000. Clara, López Guzmán. Modelo para el desa rrollo de bibliotecas digitales especializadas 2000, cita disponible en: http://www.bibliodgsca.unam.mx/tesis/tes7 cllg/sec_10.htm. Los trabajos y resultados de la primera conferencia pueden ser revisados en extenso en la revista Biblioteca Universitaria, vol. 5 (2), julio-diciembre, 2002, que publica la DGB. Sobre lo desarrollado en la segunda, en el vol. 6 (2), julio-diciembre, 2003, puede consultarse una reseña que menciona los aspectos más relevantes. 221