Ser protagonistas hoy para tener un mañana Proyecto AUTORES REGIONALES DOCE POEMAS por DOCE AUTORES 1959 – 2012 La reedición homenaje de un clásico de la Literatura de San Nicolás de los Arroyos Mario Verandi Reconstrucción más o menos fiel y a partir de un ayuda memoria, de palabras pronunciadas en ocasión de reedición de “Doce Poemas” (30/3/2012) Primera sorpresa: la constatación (alborozada) de que un grupo se propuso, en San Nicolás de los Foto de Mariana Marziali 1 Arroyos, editar un libro de poemas. Y lo que es más sorprendente: lo hizo, en homenaje a tres autores e incorporando a otros doce, con la dirección editorial de “Acuerdo Ambiental ONG” y la complicidad de “Juguetes perdidos”. Ilustraciones de Maite Osa, diseño interior y tapa de María Gabriela Mattana y actividades virtuales de Liliana Carugati. La coordinación, idea original y el proyecto didáctico de la Lic. Karina Madariaga, con comunicación de Ana Laura Liberatore, completan un staff de actuación sobresaliente. Al que le agregaron la frutilla del postre: no sé cómo, pero consiguieron que Alejandro Fontenla les escribiera un prólogo para tanta desmesura. Todo esto comporta una abismal diferencia entre el “Doce poemas” de 1959 y esta reedición con aportes de otros doce poetas. En 1959 no había prólogos, ni actividades virtuales, ni proyectos didácticos; tan sólo tres delirantes solitarios cosiendo a mano 100 ejemplares, pegando tapas de cartulina con cola de carpintero, y decididos fríamente, con furia de linotipo, a estrellar en las paredes de la indiferencia general doce poemas que entonces nos parecían geniales. Y que no lo eran, pero que sirvieron para dar cristiana sepultura a un ciclo poético ya exhausto que se repetía a sí mismo. Los tres éramos de mentalidad abierta; aunque no tanto como para que cualquiera se nos metiera adentro. Teníamos nuestras propias creencias líricas e íbamos a defenderlas. Fervorosamente. Como corresponde: a cara de perro. Segunda sorpresa: el nivel poético de los convocados para acompañarnos en esta reedición. Se consigue raras veces que doce poetas estén a la altura de sus responsabilidades. No se han traicionado ni han escrito para solamente cumplir. Tercera sorpresa: la existencia de un homenaje público a tres escritores. Nada menos. No recuerdo si fue Woody Allen o Groucho Marx el que dijo, en una ocasión similar, que esto es mejor que un epitafio. Creo que tenía razón: al mejor epitafio uno no está en condiciones de agradecerlo. Mejor dicho: no está en condiciones de agradecer nada. Pero cuando esto sucede estando uno todavía conciente y móvil, puede agradecerse “vivamente” el homenaje, aunque lo considere excesivo. Porque uno viene de un mundo que ya no existe. Cuando yo nacía, hace 86 años, el mundo tenía 2000 millones de habitantes; hoy tiene casi 10.000 millones. Cuando yo nací, la Argentina tenía 8 millones, hoy tiene 40. No arrojo estos números por un ataque de docencia, sino para que se comprenda, cabalmente, que yo vengo de un mundo que ya no existe, que tenía otro entorno sociopolítico, otros paradigmas, otros héroes. Las atrocidades siguen siendo las mismas, o han sido suplantadas por otras peores. Aquel mundo que era el mío se perdió para siempre. Pero ya lo sabemos: no hay nada que se ame con tanta pasión como aquello que hemos perdido. Sólo la nostalgia –la gran herramienta del arte- puede recuperar expresivamente lo que perdimos. La nostalgia está en los cimientos de todas las artes, porque ella es la única que nos conecta con el pasado. El tiempo del arte es el pasado, sobre todo el de la literatura, que es primordialmente tiempo vivido. No hay literatura del futuro, porque no tenemos experiencia del futuro. Sólo del presente, que rápidamente se hace 2 pasado. Esto que decimos ahora, esta convocatoria y homenaje, mañana será pasado. El futuro avanza hacia nosotros, y cuando nos alcanza y nos toca, vivimos el presente. Presente que una hora después es pasado. Así de simple. Hay más: la franja etaria entre los 5 y los 15 es el lapso en que se arma nuestra personalidad, la del adulto futuro. Sentimientos, emociones, miedos, odios y amores: ahí está todo lo que seremos y hagamos hasta la muerte. ¿Y qué hacemos como artistas adultos? Cosas, objetos culturales que agregamos al universo natural. Creaciones que se agregan a la Creación. Poemas, cuadros, libros, edificios, estatuas, sonidos y partituras. Cosas, objetos con belleza que al universo no le hacen falta para ser universo. Antes bien: el universo no nos necesita; seguirá siendo universo aunque nosotros no estemos. En rigor, somos invitados recientes: aparecimos cuando ya el universo tenía 15.000 millones de años. Pero no debe importarnos que el universo no nos tenga en cuenta. Ya que están, hombres y mujeres no dejarán de crear cosas con belleza. Es un imperativo. Mejor lo dijo Emerson, en “Rodora”: “Beauty is its own exuse for being” (La belleza es nuestra única excusa para existir). No sé si alguna vez lo oyeron, o lo leyeron: todos los días se mueren millones de estrellas. De aquí 4.000 millones de años le tocará morir al Sol, nuestra estrella más próxima; y todos los planetas del sistema se cubrirán de hielo y orbitarán en la noche eterna. No sabemos si el hombre existirá para ese lejano entonces, o si se habrá extinguido como cualquier especie viva, o si habrá emigrado fuera del sistema solar como una semilla humana semejante a aquella imagen de “Odisea del espacio”. Pero la Tierra seguirá girando alrededor de un Sol ya muerto, llevando fábricas, ciudades, puentes: todo lo que el hombre hizo mientras vivió. También Beethoven, Miguel Ángel, Shakespeare, Vivaldi, Da Vinci, Bach, Picasso, Rembrandt… y no habrá nadie para verlos o escucharlos. Es el destino de la Belleza: seguir siendo, aún en la oscuridad, el silencio, el olvido y la muerte. Que nada nos aparte de ese destino. Quiero terminar con un abrazo poético para todos lo que hicieron posible el sueño de la reedición. Y voy a pagar con un poema, que es la moneda de cambio del poeta. De un libro en preparación, “Cuadernos del hechicero III”, y de la serie Jardines: Jardín XVI (Memoria de la siesta). Es el más adecuado ejemplo para volver a la nostalgia. MEMORIA DE LA SIESTA A César Bustos In memorian Con tijeras de fuego el sol recortaba el edén. Ese chico alado y terrestre. Yo era ese chico alado 3 terrestre. Los árboles me jadeaban en la cara (¡qué privilegio considerar al mundo desde las hojas!) y el mundo era tan venturoso tan vasto que yo iba y venía entre los durmientes traía pájaros y nubes en los bolsillos y nadie se despertaba. En aquellos días el día giraba loco en la gracia yo no tenía memoria ni siquiera muertos que olvidar tan sólo se habían ido para siempre los próceres también alguna mariposa fulminada por el verano de Sudamérica. De aquellos tiempos la kodak dejó varias fotografías 7 x 11 que duelen entre los ojos. Mario Verandi Transcripción: Karina Madariaga 4