Introducción a la Biotecnología I y II – Semana del... 09/09

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Introducción a la Biotecnología I y II – Semana del 09/09
SOLO PARA AQUELLOS ESTUDIANTES DE LA COMISIÓN DEL MARTES 09/09
TRABAJO PRÁCTICO: Aspectos generales e Impacto Social de los Organismos Genéticamente
Modificados (OGM)
En grupos leer los artículos adjuntos al presente TP. Luego, detallar clara y brevemente, los
conceptos abordados en cada uno de los siguientes puntos:
Artículos 1 y 2
1. Introducción a la Problemática Planteada.
2. Impacto social, genético, económico, ambiental, etc.
3. Implicancias éticas.
Preguntas de Discusión Grupal:
1. ¿Que opinión tienen Uds. sobre los Organismos Genéticamente Modificados?
2. ¿Cuáles son las grandes controversias sociales que se generan en torno a los mismos?
3. ¿Cuales crees que deben ser los aportes de los Biotecnólogos podrían hacer para contribuir a
esclarecer éstas controversias?
4. ¿Cuál debería ser el Rol de Estado en torno a ésta problemática?
5. Realicen una reflexión crítica y reflexiva sobre el documento: “20 Preguntas sobre los
alimentos genéticamente modificados”. Organización Mundial de la Salud (OMS).
Artículo 1
Dopaje genético: seres humanos 2.0 ¿Cuerpos y mentes modificados para obtener un mejor
rendimiento? ¿Terapia génica para cambiar nuestro legado físico? Los Juegos Olímpicos de Pekín
ofrecen un atisbo de posibilidades que abren debates éticos y científicos.
Noticias de Enfoques: Domingo 24 de agosto de 2008 | La Nacion
¿Cuerpos y mentes modificados para obtener un mejor rendimiento? ¿Terapia génica para cambiar
nuestro legado físico? Los Juegos Olímpicos de Pekín ofrecen un atisbo de posibilidades que abren
debates éticos y científicosSi no ocurre ya en Pekín, seguramente los de Londres en 2012 serán los
Juegos del dopaje genético.
El primer positivo por EPO (eritropoyetina, hormona glicoproteica) de los Juegos Olímpicos -el de la
ciclista española Maribel Moreno- es una mala noticia que, sin embargo, tiene una segunda lectura:
hay "un" positivo, es decir, el dopaje se ha detectado. Hace años que se venía anunciando que los de
Pekín serían los Juegos del dopaje genético, una técnica que viene a ser la última elucubración para
tratar de forzar aún más la máquina humana... sin dejar rastro en los análisis. Hasta ahora, no hay
pruebas de que haya sido así. Pero nadie duda que, si no ha sido en Pekín, será en Londres 2012 o, si
la candidatura tiene suerte, en Madrid 2016.
El dopaje genético, basado en la introducción en el organismo de genes ajenos que supuestamente
mejorarían el rendimiento físico, se considera la punta de lanza de una cuestión que trasciende el
ámbito deportivo: la mejora del cuerpo en general, con técnicas de biomedicina. Muchos expertos
advierten que tomar las riendas de la evolución para lograr una versión avanzada de la especie
humana ya no es un sueño freak ni de ciencia ficción. Tal vez en un futuro no lejano los padres deban
decidir si regalar a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, genes de resistencia al sida o al alzheimer, o
que los hagan más inteligentes y longevos. ¿Se impondrá entonces el miedo a toquetear los propios
genes -en una sociedad que rechaza, con motivos o sin ellos, los alimentos transgénicos, y donde
todavía sobrevuela el fantasma de la eugenesia- o se dará la bienvenida a lo que muchos llaman
humanos 2.0?
En el Tercer Encuentro sobre Dopaje Genético, celebrado en julio en San Petersburgo y al que
asistieron representantes de unos 60 países, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) pidió a los
gobiernos sanciones específicas para cualquier intento ilegal de transferir genes a los atletas. La
Agencia, que aún no tiene constancia de ningún caso, ha invertido ya siete millones de dólares en el
desarrollo de pruebas específicas para detectarlo. Para evitar que haya algún deportista que,
secretamente, lo esté utilizando ya, se guardarán muestras de los participantes en los Juegos y se las
someterá a los análisis pertinentes cuando estén listas.
La idea del dopaje genético deriva de una técnica médica que se investiga desde hace unas tres
décadas: la terapia génica. Esta metodología intenta curar enfermedades a base de actuar
directamente sobre los genes que intervienen en ellas y no sobre sus productos (las proteínas), que
es lo que hacen los fármacos habituales. Terapia génica, por ejemplo, es intentar introducir en el
organismo del paciente genes cuya falta causa la enfermedad. O eliminar los que predisponen a sufrir
alguna patología, por ejemplo, un cáncer. Esto último todavía no se puede hacer. De lo más cerca
que se está es de la selección de embriones que portan los genes que harán que el futuro niño
padezca una enfermedad, como la corea de Huntington. Pero todo llegará.
Y, claro, "las mismas técnicas de la terapia génica pueden usarse no para curar enfermedades, sino
para modificar rasgos de la persona", como explicó recientemente Theodore Friedman, responsable
de dopaje genético de la AMA, en una reunión de la Asociación Americana para el Avance de la
Ciencia (AAAS). "Y el deporte, donde lo que se busca constantemente es mejorar, es el ámbito ideal
para poner a prueba esta idea". En teoría, el dopaje genético podría proporcionar, por ejemplo,
músculos más fuertes y de más rápida recuperación; un mejor sistema de generación de sangre -más
aporte de oxígeno, una especie de EPO congénita-, o un metabolismo más eficiente. Los genes con
los que habría que trabajar, en principio, se conocen. "Para el tamaño de los músculos y la fuerza, la
hormona de crecimiento; para la generación de sangre, la hormona eritropoyetina", dice Friedman.
"No es nada muy sofisticado. Por eso creemos que el dopaje genético será inevitable".
Varios hechos apoyan su diagnóstico. En 2006 emergió en un juicio por dopaje un correo electrónico
del entrenador alemán Thomas Springstein solicitando un fármaco experimental para terapia génica
contra la anemia, Repoxygen, que hace al organismo producir más EPO cuando hay menos glóbulos
rojos de lo normal. El pedido hizo saltar la primera alarma sobre la gran demanda potencial del
dopaje genético. La segunda fueron las innumerables llamadas que recibió el investigador Lee
Sweeney, de la Universidad de Pensilvania, desde que anunció su trabajo con ratones
Schwarzenegger.
Sweeney, que investiga en distrofia muscular, trabaja con un gen que estimula la producción de la
hormona de crecimiento, y logra así cuadruplicar la masa muscular de ratones. En algunas semanas
de 2007 llegó a recibir decenas de llamadas de deportistas y entrenadores. Así que, si es todo tan
sencillo y hay tantas ganas, ¿están ya todos los atletas genéticamente mejorados y la AMA no lo
sabe? No todavía. Aunque la teoría parezca simple, la opinión general es que el dopaje genético
todavía está muy verde.
En medicina, la terapia génica ha resultado ser mucho más difícil de aplicar, y con efectos
secundarios más graves de lo previsto inicialmente. Se ha visto, por ejemplo, que los genes
introducidos pueden activar otros implicados en cánceres y que hasta entonces habían permanecido
silenciosos. Por eso, para Friedman es "una locura" que un deportista recurra ahora al dopaje
genético. Pero hay otra pregunta inquietante. ¿Y si fuera posible adquirir habilidades suprahumanas
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sin efectos secundarios? ¿A qué argumentos habría que recurrir para ilegalizar las técnicas
mejoradoras?
Parte de la evolución
John Harris y Sarah Chan, del Instituto para la Etica de la Ciencia de la Universidad de Manchester,
repasan, y descartan, las respuestas habituales. ¿No son también mejoras los trajes de baño de alta
tecnología, o una alimentación muy cuidada?, dicen. O el entrenamiento. Se diría que el dopaje es
injusto para quienes no lo practican, mientras que el entrenamiento está al alcance de todos. "Pero
el entrenamiento de élite puede ser muy caro, y estar incluso menos disponible que las sustancias
dopantes", escriben Harris y Chan en la revista Gene Therapy.
El debate vive también fuera del ámbito deportivo. Chan defiende que al menos algunos de los
próximos pasos en la evolución de la especie humana estén racionalmente dirigidos por ella misma.
"La llegada de nuevas formas de mejora humana en nuestro horizonte tecnológico no implican, como
muchos han anunciado, el fin de la humanidad; es sólo el paso siguiente en el proceso continuado de
la evolución humana", escribió en un boletín de Biología Molecular.
La medicina regenerativa, la manipulación genética y los nuevos fármacos abren la puerta a
"posibilidades de mejora mucho mayores" de las logradas hasta ahora por la medicina, dice esta
experta. Así que "¿por qué limitarnos a tratar la enfermedad?". Además, "muchas terapias podrían
resultar en mejoras, además de en tratamientos. ¿Sería inaceptable su uso sólo porque son
demasiado efectivas?".
Mejor ir a lo concreto. ¿En qué áreas se estaría hoy más cerca de lograr mejoras? Maija Kiuru, de la
Universidad de Cornell, en EE.UU., repasa en Gene Therapy genes potencialmente interesantes y que
ya han sido utilizados para estudios de terapia génica en animales. Además del de la EPO y los
relacionados con la hormona de crecimiento, en la lista hay genes implicados en la obesidad o en la
propensión a quedarse calvo, por ejemplo. Y no sólo el aspecto importa. También hay genes
relacionados con una mejor memoria espacial y con la capacidad de aprender y reconocer objetos
visualmente más rápido.
No es mucho, pero los investigadores creen que es sólo el principio. El futuro depara resistencia a
enfermedades, más años de vida en buen estado y un cerebro de alto rendimiento. Además, se
tratará no sólo de mejorarse a uno mismo, sino a los hijos, y a los hijos de los hijos, que heredarán los
cambios genéticos si éstos se hacen en las células germinales (óvulos y espermatozoides).
Este es uno de los puntos que más reticencias despierta, reconoce Chan. Pero ella dice: "Una vez que
la tecnología se haya demostrado segura, renunciar a usarla también es decidir sobre el patrimonio
genético de nuestros descendientes".
Para Manuel Serrano, del CNIO, la posibilidad de modificar nuestros genes es totalmente realista.
"Hoy se pueden generar células madre a partir de células de la piel, y esas células madre se pueden
modificar genéticamente. De ellas se pueden generar células germinales, y a partir de ahí es la rutina
de la fertilización in vitro. Cada uno de estos pasos se ha dado con ratones, y en principio no veo que
no se vaya a poder hacer con humanos".
Se puede hacer. Pero, ¿se debe hacer? Serrano recurre al ejemplo de las vacunas para responder que
sí. "Hoy nadie duda en mejorar el sistema inmune de sus hijos con vacunas, una mejora de por vida,
irreversible y decidida por los padres, no por el niño".
En cuanto a las mejoras cognitivas, las opiniones son más variadas. En la misma reunión de la AAAS
en que se habló de dopaje genético, la experta en neuroética de la Universidad de Pensilvania Marta
Farah recordó que uno de cada cinco científicos que respondieron a una encuesta de la revista
Nature declaraba tomar fármacos psicoactivos no para tratar enfermedades, sino para mejorar su
concentración o su memoria. Casi la mitad de los encuestados había tomado modafinil, un fármaco
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que permite ahorrarse horas de sueño. Así que, igual que en el dopaje, está claro que demanda hay,
y que algunos de los genes sobre los que empezar a actuar se conocen ya.
Ahora bien, de ahí a obtener cerebros genéticamente mejorados hay un trecho. "Estamos muy lejos
de la manipulación genética para la mejora cognitiva", señala Javier de Felipe, investigador del
Instituto Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de Madrid. De hecho, para
tener un supercerebro él propone otra fórmula, mucho más sencilla, segura y "ampliamente
aceptada por la comunidad científica": la educación. El ejercicio intelectual, dice , "produce un
cambio permanente en la organización funcional del cerebro que afecta al procesamiento de
información". A leer, pues.
Pero el asunto de la mejora genética de los humanos plantea, además, dos temores con gran fuerza:
la posibilidad de que aumenten las desigualdades y que dejemos de ser humanos. Sobre lo primero,
dicen Harris y Chan que "la ética de negar un beneficio a unos pocos hasta que todos puedan
disfrutar de él es dudosa", y recuerdan que esa no es la estrategia seguida para la mayor parte de las
nuevas tecnologías. Y sobre dejar de ser humanos, opinan: "Lo que nos hace humanos es la
capacidad de dar forma a nuestro destino de acuerdo con nuestros deseos, y la genética y las otras
técnicas de mejora nos proporcionan los medios para ello".
Por Mónica Salomone - © EL PAIS, SL - http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1042520
Soja / Desarrollo - Impacto cuantitativo de la biotecnología
Sólo de 1982 a 2000, el 62 por ciento del incremento de la productividad de la soja se debió al
mejoramiento genético
Domingo 24 de agosto de 2008 | La Nacion
Por Julio Ferrarotti - LA NACION
El autor es prosecretario de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja). Han pasado 46
años de mejoramiento genético de soja en la Argentina. Fue Ofpec la empresa que en 1962 comenzó
con los primeros programas tendientes a la obtención de variedades locales. Desde entonces, gracias
al trabajo de empresas privadas y del sector público, se ha conformado en torno de la soja la cadena
agroindustrial exportadora más exitosa de nuestra economía.
La soja, originaria de China, representa alrededor del 60% de la producción mundial de oleaginosas.
Las variedades actualmente cultivadas provienen de la aplicación de conocimientos en mejoramiento
genético y disciplinas auxiliares como biotecnología, ecofisiología, entomología y estadística, entre
otras.
Prosoja es la asociación que nuclea en la Argentina a mejoradores e investigadores del cultivo de
soja. La Asociación investiga la ganancia genética para rendimiento en el país.
En Mercosoja 2006, Diego Santos y colaboradores publicaron que "la ganancia genética general en
soja en Argentina, para el período 1982 a 2000, fue de 14.3 ± 4.3 kg ha-1 año-1.
Considerando el crecimiento de los rendimientos de la Argentina en el lapso evaluado (23 kg ha-1
año-1), la ganancia encontrada representa un 62 por ciento. Este aporte por parte del mejoramiento
a la productividad de la soja en la Argentina es mayor que el promedio histórico citado por Evans
(1993, 50%)".
Los logros del mejoramiento
El rendimiento en grano es sólo uno de los objetivos de selección en los programas locales. Las
variedades tolerantes a agentes bióticos adversos han sido una rápida solución frente a epifitias
como el cancro del tallo (1996/97), nematodo del quiste (1997/98) o mancha ojo de rana (2000/01).
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También el mejoramiento para enfrentar ambientes estresantes ha dado variedades con buenos
estándares productivos en suelos pesados, arenosos, áreas con temperaturas extremas, o diferentes
regímenes pluviométricos.
El desarrollo de variedades con diferentes hábitos de crecimiento ha facilitado el cultivo de soja en
variadas rotaciones y modelos productivos. De hecho, el lanzamiento de cultivares de grupos de
madurez II al IX y la incorporación de genes juveniles han hecho posible la soja desde el trópico hasta
la Patagonia, y desde el oeste árido hasta el oriente húmedo.
A mediados de los 90, las primeras variedades de soja tolerantes a glifosato fueron liberadas al
mercado por la empresa Nidera. Los productores las adoptaron a una tasa que no registra
antecedentes y hasta hoy constituye el avance biotecnológico más importante de nuestra
agricultura. Estos cultivares disminuyen el riesgo ambiental, facilitan el manejo del cultivo y
favorecen la siembra sin labranza con mayor cuidado del recurso suelo.
La revolución biotecnológica
Las técnicas de biotecnología que aplican el conocimiento de funciones de organismos vivos como
hongos, bacterias y levaduras son utilizadas desde épocas prebíblicas. En sentido amplio, la
agrobiotecnología moderna comprende dos grandes áreas conocidas como "ingeniería genética" y
"selección asistida por marcadores moleculares".
Los desarrollos biotecnológicos actuales están orientados al aumento de productividad, reducción de
costos, tolerancia a insectos y promoción de prácticas agrícolas sustentables y conservacionistas.
Representan la primera generación de productos con biotecnología aplicada.
La ingeniería genética deriva en plantas transformadas a partir de la incorporación de genes que
codifican la expresión de nuevas características para la especie. En el caso de las variedades
resistentes a glifosato, el evento de transformación "A 40-3-2" desarrollado por la empresa
Monsanto en EE.UU. contiene el gen CP4-EPSPS que interviene en rutas metabólicas otorgando
resistencia de las plantas al herbicida.
A disposición de las empresas de mejoramiento, hizo posible la creación de las conocidas "variedades
RR" que rápidamente se apoderaron de casi el 100% de la superficie cultivada. Otro caso de
ingeniería genética es la obtención de variedades que producen la toxina de la bacteria denominada
Bacillus thuringiensis. El gen transferido, denominado "Cry", es conocido como "gen Bt".
Los eventos que lo contienen poseen genes amplificadores de la expresión de la toxina, haciéndola
más eficiente en el control de isocas de la soja, con una producción de hasta 1000 veces más
respecto a la síntesis codificada por el gen bacteriano original.
Gran cantidad de variedades transgénicas están en etapa de desarrollo. Se han transferido genes que
aumentan rendimiento, otorgan resistencia a factores bióticos, abióticos, toleran otras moléculas
herbicidas o presentan un balance nutricional y energético que prioriza la presencia de aminoácidos
y ácidos grasos de valor.
Los marcadores son secuencias de ADN cuya expresión es identificada a nivel molecular y poseen una
ubicación conocida en el genoma. Al ligar genes de interés con un marcador molecular es posible
seleccionar variedades portadoras con mayor probabilidad de éxito que en la selección tradicional.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1042897
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