E L GOBIERNO D E C A R T E R Y AMÉRICA L A T I N A : PRINCIPIOS A PRUEBA* ROBERT A. PASTOR** INTRODUCCIÓN N o EXISTEN CORTES N A T U R A L E S en la política exterior de u n p a í s . A veces, los puntos de cambio decisivos en la política exterior de Estados Unidos han coincidido con u n hecho específico, interno o exterior, como la G r a n D e p r e s i ó n o la revolución cubana. E n otras ocasiones, la política de u n presidente ha diferido tanto de la de su antecesor o de la de su sucesor, que justifica u n s e ñ a l a m i e n t o aparte en los libros de histor i a . C o n m á s frecuencia, u n presidente i m p r i m e u n sello distintivo —a menudo u n lema— a su política, que permite a los historiadores distinguirlo de otros. Pocos presidentes de Estados Unidos se han concentrado en A m é rica L a t i n a y el Caribe. Aquellos que han formulado políticas se han visto forzados a hacerlo por circunstancias casi siempre debidas a crisis de seguridad, como la inestabilidad de Nicaragua, H a i t í o la R e p ú b l i c a D o m i n i c a n a , la inminencia de la Segunda Guerra M u n d i a l o la revoluc i ó n cubana. James C á r t e r fue el p r i m e r presidente de Estados Unidos que forjó una política por propia elección, sin que hubiera una crisis de seguridad, es decir antes y no d e s p u é s de una crisis. L a política del gobierno de C á r t e r hacia A m é r i c a Latina puede d i vidirse en dos partes. Durante sus dos primeros a ñ o s , o r g a n i z ó una extensa agenda y formuló u n nuevo enfoque hacia la región, basado en u n conjunto de principios. A finales de 1978, ese gobierno h a b í a puesto en p r á c t i c a la m a y o r í a de las iniciativas del a ñ o anterior. En sus dos ú l t i m o s a ñ o s , se vio forzado a seguir una agenda de seguridad m á s tradicional y a centrar su a t e n c i ó n en la cuenca del Caribe; estaba preocu- * T r a d u c c i ó n de M a r í a Teresa M i a j a y Alfonso N . G a r c í a Aldrete. " Este trabajo a p a r e c e r á en J o h n D . M a r t z (ed.), US Policy Toward Latin Quarter-Century of Crisis and Challenge, U n i v e r s i t y o f Nebraska Press, 1987. 197 America: 198 ROBERT A . PASTOR FI x x v i i - 2 pado por el manejo de la crisis, aunque t a m b i é n trató de desarrollar algunos enfoques de largo plazo. Naturalmente, la historia no es tan precisa como las clasificaciones abstractas. L a inquietud por asuntos de seguridad surgió a finales de 1977, con la e x p a n s i ó n de la presencia militar cubana en África, cuando el gobierno de C á r t e r seguía preocupado por poner en p r á c t i c a elementos clave de su nueva agenda, por ejemplo, la legislación para los tratados del Canal de P a n a m á y la d e m o c r a t i z a c i ó n de los países andinos en 1979 y 1980. H u b o , sin embargo, una clara división entre la m a y o r í a de los temas y las políticas que escogió ese gobierno en los p r i meros dos años y aquellas que le preocuparon en los dos ú l t i m o s . E n la siguiente sección se d e s c r i b i r á n los antecedentes de la política del gobierno de C á r t e r hacia L a t i n o a m é r i c a y el Caribe, para discutir posteriormente los dos periodos en esa política. E l artículo c o n c l u i r á con una evaluación de la continuidad y el cambio en la política del gobierno de C á r t e r , y u n balance de sus éxitos y fracasos. ANTECEDENTES A l igual que sus predecesores, el gobierno de C á r t e r no t e n í a una política hacia L a t i n o a m é r i c a en el momento de asumir sus funciones, pero sí una predisposición a favor de u n enfoque nuevo, cuyos ingredientes i n c l u í a n : 1) los puntos de vista del presidente y de sus principales asesores; 2) su reacción a las políticas del presidente anterior; 3) la agenda y posiciones sobre L a t i n o a m é r i c a que recomendaron los especialistas del partido; 4) los problemas y temas de actualidad de la agenda nacional. C á r t e r abrigaba u n interés m á s profundo por L a t i n o a m é r i c a y el Caribe que cualquiera de sus dos asesores principales en asuntos extranjeros, Cyrus Vanee o Zbigniew Brzezinski. Esto se d e b í a , en parte, a que C á r t e r contaba con menos experiencia en otras á r e a s , pero tamb i é n a que, como granjero s u r e ñ o , t e n í a una sensibilidad especial a las fronteras y L a t i n o a m é r i c a . H a b í a estudiado español en la Academia Naval y visitado Brasil, C o l o m b i a , Argentina, Costa Rica y M é x i c o . El énfasis de C á r t e r en ios derechos humanos era u n elemento central de su política hacia L a t i n o a m é r i c a , debido a u n profundo compromiso personal, las violaciones masivas de derechos humanos en la región y la aparente falta de interés en el problema de los gobiernos estadunidenses anteriores. C á r t e r veía la necesidad de restaurar la fe en el gobierno en su país y en su política exterior como punto de partida de su gestión: OCT-DlC 86 E L GOBIERNO DE C A R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 199 Después de Vietnam y Watergate, y de las revelaciones de la CIA, la reputación de nuestra nación estaba manchada. Muchos ciudadanos se alejaron de nuestro gobierno diciendo "me avergüenza". La visión, los ideales, el compromiso que estaban presentes desde hacía 200 años, cuando se formó nuestra nación, de alguna manera se han perdido. Una de las grandes responsabilidades que comparto con ustedes, es la de devolver a nuestro país esa visión y ese grado de pulcritud, decencia, honestidad, verdad y principios. 1 A u n antes de su elección, C á r t e r h a b í a moldeado esta preocupac i ó n por los derechos humanos en u n marco de política, que esbozó en u n discurso el 8 de septiembre de 1976: Yo no les digo que podamos rehacer el mundo a nuestra imagen. Reconozco los límites de nuestra capacidad, pero el gobierno actual [. . .] ha estado tan obsesionado por la política de equilibrio del poder que frecuentemente ha ignorado los valores estadunidenses básicos y la preocupación normal y correcta por los derechos humanos. La nuestra es una nación grande y poderosa, comprometida con ciertos ideales perdurables, y esos ideales deben reflejarse no sólo en nuestra política interna, sino también en nuestra política exterior. Existen formas prácticas y efectivas mediante las cuales se puede aprovechar nuestro poder para aliviar el sufrimiento humano en todo el mundo. Deberíamos empezar por sostener que si cualquier nación [. . .] priva a su propio pueblo de los derechos humanos básicos, esto contribuirá a conformar la actitud de nuestro pueblo hacia el gobierno represivo de esa nación [. . .] Ahora bien, debemos ser realistas [. . .] no insistimos y no debemos insistir en estándares idénticos [. . .] Podemos convivir con diversos sistemas de gobierno, pero no voltear la vista cuando un gobierno tortura gente o la encarcela por sus creencias M i e n t r a s Washington esperaba u n choque inmediato entre sus dos asesores principales, tanto Vanee como Brzezinski llegaron al gobierno con casi la misma agenda, y sin diferencias importantes en los puntos clave de la política de Estados Unidos hacia L a t i n o a m é r i c a . Cuando 2 3 1 Public Papers of the President of the United States, James Carter, 1978, vol. I I , " A d dress to a D e m o c r a t i c Party C a m p a i g n L u n c h e o n " , 20 de septiembre de 1978, p . 1554. R o b e r t Kaiser, " B r z e z i n s k i , V a n c e are W a t c h e d for H i n t of a Policy S t r u g g l e , " Washington Post, 28 de m a r z o de 1977. A m b o s h a b í a n l e í d o y estaban de acuerdo, en esencia, con los reportes de la C o m i s i ó n L i n o w i t z , que se d i s c u t i r á n en breve. E l m e m o r á n d u m de Vanee a C a r t e r en o c t u b r e de 1976, r e p r o d u c i d o en sus m e m o r i a s , refleja muchos de los puntos de vista en los reportes ( C y r u s V a n c e , Hard Choices, N u e v a Y o r k , S i m o n and Schuster, 1983, 2 3 200 ROBERT A . PASTOR FI x x v n - 2 surgieron las diferencias a principios de 1978, estuvieron centradas p r i n cipalmente en la cuestión de c ó m o responder a la creciente presencia militar cubana en África. A l tornarse m á s serias las diferencias entre ambos respecto a la U n i ó n Soviética, C h i n a e I r á n , trataron a menudo de m i n i m i z a r las diferencias en otras á r e a s —como L a t i n o a m é r i c a para resguardar así su relación personal. A d e m á s , Vanee t e n d i ó a delegar la mayor parte de la política latinoamericana en su subalterno, W a r r e n Christopher. L o anterior no es para sugerir que no existieran diferencias entre el Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional ( C S N ) , las dos instituciones clave para la política latinoamericana durante el gobierno de C á r t e r . Sin embargo, las diferencias entre los directores de ambas instituciones fueron menores al principio, cuando ese gobierno moldeaba su nuevo enfoque. G r a n parte del debate sobre la política de Estados Unidos entre el personal del Departamento de Estado y del C S N brotó de la natural tensión burocrática entre el Departamento, que hace énfasis en la diplomacia y las buenas relaciones con otros gobiernos, y el C S N , que es m á s político, tiene u n enfoque estratégico y se preocupa m á s por defender intereses específicos a los que el presidente atribuye m á x i m a prioridad. 4 A l desarrollar su predisposición en una política, el nuevo gobierno se benefició de la investigación que realizaron dos comisiones privadas. C á r t e r , Vanee y Brzezinski eran miembros de la C o m i s i ó n Trilateral, que ofreció al gobierno u n marco conceptual para establecer relaciones en el conjunto de temas internacionales. Sin embargo, en lo que se refiere a establecer una agenda y u n acercamiento a L a t i n o a m é r i c a , la m á s importante fuente de influencia durante el gobierno de C á r t e r fue la C o m i s i ó n sobre Relaciones Estados U n i d o s - L a t i n o a m é r i c a , dirigida por Sol L i n o w i t z . Formada por u n grupo bipartidista de aproximadamente 25 líderes distinguidos, la C o m i s i ó n e l a b o r ó dos reportes que re- p p . 444, 451-455.) V a r i o s a ñ o s a t r á s , Brzezinski h a b í a desarrollado algunas de esas ideas. P r o p o n í a que Estados U n i d o s abandonara la D o c t r i n a M o n r o e y la " r e l a c i ó n especial" con L a t i n o a m é r i c a , que pusiera las relaciones de Estados U n i d o s con la reg i ó n " e n el m i s m o n i v e l que las relaciones con el resto del m u n d o " , y que enfocara el c a m b i o r e v o l u c i o n a r i o en los " p a í s e s en desarrollo con gran p a c i e n c i a " {Between Two Ages: America's Role in the Technectronic Era, N u e v a Y o r k , V i k i n g Press, p . 288). 4 Esto s u c e d í a , a veces, de manera subconsciente (entrevista con Brzezinski, Washi n g t o n , D . C . , 1 8 d e j u l i o de 1985). E x c l u y e n d o el tema de C u b a , m i i m p r e s i ó n es que, d u r a n t e todo el g o b i e r n o , V a n e e y C h r i s t o p h e r t u v i e r o n menos diferencias con Brzezinski en p o l í t i c a l a t i n o a m e r i c a n a que con la O f i c i n a de Asuntos Interamericanos en el D e p a r t a m e n t o de Estado. O C T - D I C 86 E L GOBIERNO DE C A R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 201 comendaban cambios, tanto generales como específicos, en la política de Estados U n i d o s . L a C o m i s i ó n analizó los cambios ocurridos en L a t i n o a m é r i c a en el decenio anterior y concluyó que " l a presunción histórica de Estados U n i dos de que L a t i n o a m é r i c a es, de alguna manera, nuestra 'esfera de i n fluencia', ya no es apropiada en u n m u n d o cada vez m á s interdependiente, en el que las naciones latinoamericanas buscan ser participantes activos e independientes". E l grupo e x h o r t ó al nuevo gobierno a permanecer "sensible a las cualidades ú n i c a s de las relaciones interamericanas", pero a enfocar la región con " u n p a t r ó n consistente de políticas e c o n ó m i c a s generales". Poco d e s p u é s de haber sido nombrado secretario de Estado, Cyrus Vanee se r e u n i ó con Sol L i n o w i t z para discutir sobre el reporte y para pedirle que fuese co-negociador de los nuevos tratados del Canal de P a n a m á . M i c h a e l Blumenthal, otro miembro de la C o m i s i ó n , fue nombrado secretario del Tesoro, y m á s miembros fueron nombrados en puestos clave en el Departamento del Tesoro y en el C S N . Los reportes ayudaron al gobierno a definir una nueva relación con L a t i n o a m é r i c a , y 27 de las 28 recomendaciones específicas en el segundo reporte se constituyeron en política estadunidense. 5 6 Ideales, principios, derechos humanos, fueron los temas que llevar o n a C á r t e r de Georgia a la Casa Blanca, y estos temas fueron la base sobre la que erigió u n nuevo enfoque hacia L a t i n o a m é r i c a . L A AGENDA DE CÁRTER A causa de Watergate, la transición de N i x o n a F o r d , y luego la camp a ñ a presidencial de 1976, el gobierno de Estados Unidos h a b í a pospuesto hacer frente a varios temas difíciles, como P a n a m á y los e n e r g é ticos. E l nuevo gobierno se e n c o n t r ó ante el dilema de abordar todos estos temas, algunos de ellos o ninguno. C o m o persona que se complacía en lograr mucho m á s de lo que cualquiera creyera posible, C á r t e r t o m ó al mismo tiempo casi todos estos difíciles temas. E n una c o n v e r s a c i ó n de cinco horas con Cyrus Vanee, el 20 de noviembre de 1976, cuando C á r t e r estaba decidiendo nombrarlo secreta5 C o m m i s s i o n o n U . S . - L a t i n A m e r i c a n R e l a t i o n s , The Americas in a Changing World, octubre de 1974; The United States and Latín America: Next Steps, 20 de diciembre de 1976. A m b a s son publicaciones del C e n t e r for I n t e r - A m e r i c a n Relations de N u e v a York. C o m m i s s i o n o n U . S . - L a t i n A m e r i c a n Relations, The United States and Latin America: Next Steps, d i c i e m b r e de 1976, p . 1. 6 202 R O B E R T A . PASTOR FI x x v i i - 2 r i o de Estado, Vance insistió en que la negociación de u n nuevo tratado sobre el Canal de P a n a m á era u n tema urgente, y Carter estuvo de acuerdo. Carter pidió a W a l t e r M ó n d a l e que realizara una p e q u e ñ a r e u n i ó n con los miembros principales del nuevo gobierno, el 5 de enero, para concretar una agenda de política exterior. E l grupo decidió poner a P a n a m á en primer lugar. Tres días después, Brzezinski pidió al director de la C o m i s i ó n L i n o w i t z hacerse cargo de los asuntos latinoamericanos en el C S N , y su primera responsabilidad consistió en redactar dos Presidential Review Memoranda ( P R M ) . E l P R M - l f u e sobre P a n a m á , y el P R M - 1 7 incluyó todos los d e m á s temas latinoamericanos. Los P R M definieron los t é r m i n o s de referencia para los documentos de opciones inter-agency que utilizó el C S N para decidir sobre políticas nuevas. 7 Panamá: "El tema urgente" E n su reporte final, la C o m i s i ó n L i n o w i t z h a b í a descrito las negociaciones del Canal como " e l tema m á s urgente" en las relaciones interamericanas. C o m p a r t í a n esta evaluación los presidentes de Venezuela, Colombia, M é x i c o , Costa Rica, Honduras, El Salvador y Nicaragua, que firmaron u n mensaje enviado al presidente electo C á r t e r , en el que le exhortaban a acelerar las negociaciones de los nuevos tratados del Canal. E l mensaje describía los tratados como "prueba crucial del grado de sinceridad de una buena política interamericana de Estados Unidos [. . .] L a causa p a n a m e ñ a ya no es sólo la causa de esa n a c i ó n . Sus m é r i t o s intrínsecos la han hecho causa de toda L a t i n o a m é r i c a . " Los presidentes subrayaron que no negociar tratados nuevos c r e a r í a una " b a r r e r a " en las buenas relaciones. A su manera, Ornar Torrijos, líder de Panam á , describió la situación m á s g r á f i c a m e n t e al decir que a " l a m á q u i n a de paciencia de P a n a m á " se le estaba acabando el combustible. El presidente firmó el P R M - 1 sobre el tema del Canal el 21 de enero de 1977, pero, para entonces, el grupo inter-agency h a b í a casi terminado el documento para la primera r e u n i ó n del Policy Review Committee ( P R C uno de los dos c o m i t é s del C S N ) , que estaba programada para el 27 de enero de 1977. E l P R C a c o r d ó que Vanee se r e u n i r í a en breve con el Ministro de Relaciones Exteriores de P a n a m á , para declarar sobre las intenciones del gobierno de negociar u n nuevo tratado de buena fe y r á p i d a m e n t e . E l P R C decidió que si P a n a m á estaba de acuerdo con 8 7 8 C y r u s V a n c e , Hard Choices, N u e v a Y o r k , S i m o n a n d Schuster, p . 33. Para dos excelentes narraciones y a n á l i s i s de las negociaciones del T r a t a d o del O C T - D I C 86 E L GOBIERNO DE C Á R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 203 los temas combinados de defensa y neutralidad del Canal, Estados U n i dos a c e p t a r í a que los nuevos tratados terminaran en el a ñ o 2000. Cuando los negociadores informaron al presidente, el 2 de marzo, le indicaron la necesidad de utilizar u n lenguaje ambiguo en temas clave de defensa, como en la R e s o l u c i ó n 242 de las Naciones Unidas, pero el vicepresidente M ó n d a l e a r g ü y ó en forma persuasiva que la ratificac i ó n de los tratados por el Senado r e q u e r i r í a de u n lenguaje m u y claro en estos temas. E n mayo, las dos partes acordaron el lenguaje que perm i t i r í a a Estados Unidos defender el canal m á s allá de la d u r a c i ó n del principal tratado del Canal. Los puntos restantes se referían a c u á n d o transferiría Estados Unidos tierras y aguas en la zona del Canal a los p a n a m e ñ o s , y c u á n t o s y cuáles beneficios c o r r e s p o n d e r í a n a P a n a m á . L a negociación de los dos paquetes de temas fue difícil, pero el 10 de agosto de 1977 ambas partes anunciaron el acuerdo. D e s p u é s de consultar con el líder de la m a y o r í a del Senado, Robert B y r d , C á r t e r decidió firmar los tratados en una ceremonia formal en Washington, el 7 de septiembre, poco d e s p u é s de que el Congreso terminara su receso. Brzezinski r e c o m e n d ó que, en vez de convocar a todos los presidentes latinoamericanos, C á r t e r invitara sólo a los d e m o c r á t i cos, que h a b í a n asesorado a Torrijos, y a los ministros de relaciones exteriores de los d e m á s países. Sin embargo, C á r t e r decidió invitar a todos los presidentes latinoamericanos para demostrar al pueblo norteamericano que los tratados t e n í a n u n respaldo hemisférico completo. Los dos tratados, que firmaron Ornar Torrijos y James C á r t e r en la O E A el 7 de septiembre de 1977, establecieron una sociedad entre Estados Unidos y P a n a m á para operar juntos el Canal hasta el a ñ o 2000, d e s p u é s de lo cual P a n a m á sería el ú n i c o responsable de su operación y mantenimiento. E l tratado de neutralidad declaró el Canal permanentemente neutral e indicó que P a n a m á y Estados Unidos tienen la responsabilidad de asegurar que permanezca abierto. Calificar los tratados de " i m p o p u l a r e s " es usar t é r m i n o s m u y suaves. D a v i d M c C u l l o u g h explica que mucha gente sentía que renunciar al Canal era decir "que hemos llegado a u n punto de regresión en nuestro crecimiento como n a c i ó n " . Ronald Reagan describió, efectivamente, los tratados como retraimiento del poder de Estados U n i d o s . C á r t e r 9 C a n a l (dentro del gobierno estadunidense, con P a n a m á y con el Senado), v é a s e W i l l i a m J . J o r d e n , Panama Odyssey, A u s t i n , U n i v e r s i t y o f Texas Press, 1984, y George D . M o f f e t t I I I , The Limits of Victory: The Ratification of the Panama Canal Treaties, Ithaca, C o r n e l l U n i v e r s i t y Press, 1985. Para la e x p l i c a c i ó n de M c C u l l o u g h , v é a s e " C e d i n g the C a n a l , S l o w l y " , Time, 22 de agosto de 1977, p . 13. Para u n a excelente d e s c r i p c i ó n de la estrategia conserva9 204 ROBERT A . PASTOR FI x x v i i - 2 trató de responder a este argumento describiendo los tratados como signo de "confianza en nosotros mismos, ahora y en el futuro [. . . ] N o tenemos que mostrar nuestra fortaleza como n a c i ó n atrepellando a una nación p e q u e ñ a . " Pero el problema básico era que, por intuición, era muy difícil sostener que el Canal estaría mejor protegido si Estados Unidos renunciaba a su control. E l tratado de neutralidad se votó primero el 16 de marzo de 1978; los estrategas políticos del gobierno de C á r t e r , principalmente el vicepresidente M ó n d a l e , H a m i l t o n J o r d á n y Robert Beckel, juzgaron que no se a p r o b a r í a el tratado a menos que el gobierno aceptara una enmienda que propuso u n senador principiante de Arizona, Dennis De C o n c i n i . C o n esa enmienda, el tratado se a p r o b ó por 68 votos contra 32, pero la enmienda, que m a n t e n í a el derecho de Estados Unidos a intervenir en los asuntos internos de P a n a m á , rebasaba lo que los pan a m e ñ o s estaban dispuestos a aceptar. 1 0 El gobierno t e m í a perder el voto de C o n c i n i si intentaba cambiar su enmienda en el segundo tratado, pero P a n a m á no le dejó alternativa, y se sometió a consideración una enmienda revisada. El C S N y el P e n t á g o n o recibieron instrucciones para desarrollar planes de contingencia. Muchos creían que, si se rechazaban los tratados, el Canal pod r í a cerrarse por actos de sabotaje o manifestaciones, y que las embajadas de Estados Unidos en varios países latinoamericanos q u e d a r í a n expuestas a ataques. Afortunadamente, el segundo tratado se a p r o b ó , por la misma v o t a c i ó n . E L PRM-17 SOBRE L A T I N O A M É R I C A El 26 de enero de 1977, Brzezinski envió el P R M - 1 7 sobre la política de Estados Unidos hacia L a t i n o a m é r i c a y el Caribe a los departamentos de Estado, Defensa y Tesoro y a cada o r g a n i z a c i ó n que administrara programas que incidieran en la r e g i ó n . Los puntos de referencia eran tan amplios como las relaciones interamericanas; se solicitaban análisis y recomendaciones de política sobre temas e c o n ó m i c o s , derechos humanos, no proliferación, venta de armamento, disputas territoriales, m i gración ilegal, etc. T a m b i é n se solicitaban estudios sobre países y temas particulares, como Cuba, M é x i c o y el Caribe. d o r a , v é a s e W i l l i a m J . L a n o u t e t t e , " T h e P a n a m a C a n a l T r e a t i e s - P l a y i n g i n Peoria and i n the S e n a t e " , National Journal, 8 de octubre de 1977, p p . 1556-1562. Presidential Papers, Carter, 1977, v o l . I I , p p . 1889-1890. 10 O C T - D I C 86 E L GOBIERNO DE C Á R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 205 Para no tener u n conjunto de documentos inconexos de poca coherencia e importancia estratégica para la política de Estados Unidos hacia l a región, se pidió al Departamento de Estado, a cargo de coordinar estos estudios, que integrara los diversos documentos en una conclus i ó n que incluyera opciones básicas para una política general de Estados Unidos hacia la región. L a burocracia no r e s p o n d i ó n i constructiva n i creativamente a estas solicitudes, pero sí p r o p o r c i o n ó materia p r i m a suficiente para que el personal elaborara u n documento de opciones concisas para el P R C , que se r e u n i ó para discutir los temas el 24 de marzo de 1977. En general, el tema clave fue si Estados Unidos d e b í a mantener una " r e l a c i ó n especial" con L a t i n o a m é r i c a o si d e b í a adoptar una sola política, general, para el m u n d o en desarrollo, que se a d a p t a r í a a las características únicas de la antigua relación de esa región con Estados U n i dos. Desde el mensaje del presidente James M o n r o e al Congreso, en 1823, en el que a n u n c i ó que el Hemisferio Occidental estaba cerrado a la colonización europea, la política de Estados Unidos tuvo como premisa la existencia de una " r e l a c i ó n especial" o lo que A r t h u r Whitaker l l a m ó " l a idea del Hemisferio O c c i d e n t a l " . U n a m i t o l o g í a creció de manera natural alrededor de esta idea, pero, en esencia, la " r e l a c i ó n especial" t e n í a como premisa los intereses de seguridad de Estados U n i dos, dada la proximidad. E n la etapa de la posguerra Estados Unidos necesitaba responder a la r e g i ó n de alguna manera, para obtener el respaldo o el consentimiento de L a t i n o a m é r i c a en-aras de esos intereses. L a Alianza para el Progreso, durante el gobierno de Kennedy, fue la ilustración m á s evidente de esta relación, que en forma inevitable e i n herente era paternalista: por su generosidad, Estados Unidos exigía una conducta especial. El principal b a s t i ó n institucional de la " r e l a c i ó n especial", en el gobierno de Estados Unidos, era el Bureau of Inter-American Affairs ( A R A ) en el Departamento de Estado, y su oposición a una política general aseguraba la polémica. Hasta cierto punto, el debate era abstracto y poco realista, ya que se p o d í a argumentar que en el periodo de la posguerra Estados Unidos siempre aplicó políticas generales en la r e g i ó n , con u n toque sentimental especial o de seguridad nacional. D e s p u é s del decenio del "descuido benigno" (1966-76), Estados Unidos parecía aferrarse sólo a la r e t ó r i c a de la " r e l a c i ó n especial". Empero, algunos afirmaban que la retórica seguía siendo importante para L a t i n o a m é r i c a y, en algunos casos, era m á s importante que la realidad política. S e g ú n este razonamiento, si se abandonaba la retórica, L a t i n o a m é r i c a abandonar í a a Estados Unidos en caso de que hubiese una crisis de seguridad. 206 R O B E R T A . PASTOR FI x x v n - 2 Los que favorecían el enfoque general alegaban que L a t i n o a m é r i c a h a b í a seguido ya su propio camino; la retórica no obligaba a nadie, salvo a los historiadores de la O E A . Los principales temas de p r e o c u p a c i ó n para L a t i n o a m é r i c a eran e c o n ó m i c o s , y, desde mediados de la d é c a d a de 1960, los líderes de la región indicaban con sus acciones que consideraban el Hemisferio Occidental m u y limitado para sus intereses. El argentino R a ú l Prebisch aprovechó la Conferencia de las Naciones U n i das sobre Comercio y Desarrollo ( U N C T A D ) para presionar a los p a í ses industrializados, no sólo a Estados Unidos, a abrir sus mercados sobre una base preferencial a los productos del m u n d o en desarrollo, no sólo de L a t i n o a m é r i c a . Venezuela se e n c a r g ó luego de presionar para u n diálogo Norte-Sur, no sólo entre Estados Unidos y L a t i n o a m é r i c a . Estados U n i d o s , s e g ú n los partidarios de una " p o l í t i c a general", d e b e r í a buscar relaciones m á s equilibradas con L a t i n o a m é r i c a , lo que no pod r í a lograrse en el contexto de una " r e l a c i ó n especial" que, por naturaleza, era paternalista. Éstos fueron, en esencia, los argumentos discutidos en la r e u n i ó n del P R C del 24 de marzo de 1977, en la que los funcionarios del Servicio Exterior del A R A y algunos funcionarios de carrera del Departamento de Defensa apoyaron la " r e l a c i ó n especial"; en cambio, aquellos que h a b í a nombrado el nuevo gobierno, encabezados por Brzezinski y Christopher —incluyendo al general George B r o w n , director de los Joint Chiefs— y funcionarios del Departamento del Tesoro, defendieron el nuevo enfoque. E l P R C discutió t a m b i é n otro " t e m a sagrado" de las relaciones i n teramericanas: la no i n t e r v e n c i ó n . L a a c e p t a c i ó n , por parte de Frank¬ l i n D . Roosevelt en 1934, del principio de no i n t e r v e n c i ó n , que han defendido varios gobiernos latinoamericanos, lo e n t r o n i z ó como uno de los presidentes de Estados Unidos m á s respetados en L a t i n o a m é r i c a . Desde entonces, cada presidente de ese país se c o m p r o m e t i ó a respaldar ese principio, pero pocos, si acaso, lo t o m a r o n en serio cuando percibieron amenazas contra los intereses de seguridad estadunidenses. C á r ter no fue e x c e p c i ó n en este aspecto, pues e x p r e s ó varias veces que se o p o n í a a la i n t e r v e n c i ó n en los asuntos internos de otros países, a menos que los intereses de seguridad de Estados Unidos estuvieran amenazados directamente. L a línea divisoria entre los presidentes se relacio11 11 E n u n a entrevista con B i l l M o y e r s , el 13 de n o v i e m b r e de 1978, C á r t e r dijo: " N o tenemos n i n g u n a i n c l i n a c i ó n p o r l a injerencia en asuntos internos de o t r o p a í s , a menos que nuestra seguridad e s t é amenazada d i r e c t a m e n t e . " Pero en su discurso del D í a P a n a m e r i c a n o , el 1 4 de a b r i l de 1977, C á r t e r h a b í a redefinido el p r i n c i p i o de O C T - D I C 86 E L GOBIERNO DE C Á R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 207 na con las percepciones de amenaza, no con sus fórmulas de respaldo al principio de no intervención. A pesar de todo, el P R C discutió este tema y concluyó que, dado que los gobiernos latinoamericanos tenían buen sentido de su independencia, no había muchas perspectivas de intervención, y la política de Estados Unidos debería depender de la respuesta de los gobiernos latinoamericanos, particularmente los democráticos. El P R C discutió todos los temas principales; Cárter aceptó las recomendaciones en su mayoría y las articuló en su segundo discurso sobre política exterior, pronunciado en la O E A el Día Panamericano (14 de abril) de 1977: Como naciones del "Nuevo M u n d o " , creímos alguna vez que podíamos prosperar aislados del "Viejo M u n d o " . Pero desde la Segunda Guerra Mundial, en particular, todos nosotros hemos desempeñado papeles tan vitales en la comunidad mundial, que el aislamiento sería ahora dañino para nuestros mejores intereses y los de otros países. Después de describir los dramáticos cambios en las relaciones interamericanas, Cárter concluyó que "una sola política de Estados Unidos hacia Latinoaméricana y el Caribe tiene poco sentido. Lo que necesitamos es un enfoque más amplio y flexible, elaborado en consulta con ustedes." Con estas afirmaciones, Cárter abrió el tema hemisférico, y, en tanto que el gobierno anterior había sido equívoco u hostil hacia el diálogo Norte-Sur, el nuevo presidente afirmó: "Contamos con ustedes para que contribuyan con su liderazgo constructivo y nos ayuden a guiarnos en este diálogo Norte-Sur." A propósito de "los grandes temas que afectan las relaciones entre las naciones desarrolladas y las naciones en desarrollo", Cárter anunció una "actitud positiva y abierta" respecto a acuerdos comerciales y al compromiso de cumplir con las promesas de Estados Unidos a los bancos internacionales para desarrollo. Prometió un esfuerzo para "dar trato especial y más favorable" a las naciones en desarrollo en las negociaciones de comercio multilateral, y expresó su interés en explorar nuevas formas de cooperación en las áreas de ciencia y tecnología, que permitieran compensar la reducción de la ayuda bilateral a los países latinoamericanos de ingresos medianos. Por lo que hace a la inversión privada, alentó a las empresas de Estados Unidos a ser flexibles y adaptables a las necesidades de Latinoamérica, y pron o i n t e r v e n c i ó n de m a n e r a significativa: " N o actuaremos fuera en u n a f o r m a que no t o l e r a r í a m o s en casa [Estados U n i d o s ] . " 208 R O B E R T A . PASTOR FI x x v i i - 2 m e t i ó tratar de " e v i t a r diferencias y malos entendidos". Finalmente, g a r a n t i z ó la realización de consultas previas y completas sobre todos los temas e c o n ó m i c o s . C á r t e r reafirmó su compromiso con los derechos humanos: " N u e s tra p r e o c u p a c i ó n por estos valores [los derechos humanos] influirá de manera natural en nuestras relaciones con los países de este hemisferio y todo el mundo. Ustedes e n c o n t r a r á n a Estados Unidos ansioso de estar al lado de aquellas naciones que respetan los derechos humanos y alientan los ideales democráticos." A n u n c i ó que firmaría la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San J o s é ) y convocó a otros gobiernos a que se unieran con Estados Unidos para fomentar apoyo a la C o m i s i ó n Interamericana sobre Derechos Humanos y dar asistencia a los refugiados políticos. C á r t e r t a m b i é n expresó su a d h e s i ó n a las iniciativas de control de armas convencionales e indicó que Estados Unidos d e b e r í a restringir sus ventas de armamento. A n u n c i ó que firmaría el Protocolo I del T r a tado de Tlatelolco, que proscribe el emplazamiento de armas nucleares en L a t i n o a m é r i c a . I r ó n i c a m e n t e , las dos decisiones específicas que anunció C á r t e r en la O E A —la firma de la C o n v e n c i ó n Americana sobre Derechos Humanos y la del Protocolo I del Tratado de Tlatelolco— no se discutieron en la r e u n i ó n del P R C , sino que fueron propuestas por el C S N dos días antes del discurso. A d e m á s , el presidente firmó una disposición para resolver el viejo problema de los tratados del Canal de P a n a m á y u n ofrecimiento para mejorar las relaciones con Cuba "sobre una base mesurada y r e c í p r o c a " . Consultas D e s p u é s de u n decenio de d e s i n t e r é s por parte de Estados Unidos, los latinoamericanos en general se s e n t í a n animados por la e n e r g í a y las ideas del nuevo gobierno estadunidense, pero se m a n t e n í a n escépticos respecto a si Estados Unidos realmente realizaría consultas sobre los temas económicos m á s importantes. Para combatir el escepticismo, Carter envió a varios emisarios personales a explicar su enfoque general y buscar comentarios y asesoría sobre cómo p o d r í a n alcanzarse metas comunes como la paz, la defensa de los derechos humanos y el desarrollo e c o n ó m i c o . E l presidente mismo se hizo cargo de la p r i m e r a consulta. E l 3 de mayo, dos días antes de partir a la r e u n i ó n cumbre de los países industrializados, Carter se r e u n i ó con los embajadores de Brasil, R e p ú b l i c a Dominicana, P e r ú , Costa Rica y T r i n i d a d y Tobago para discutir sobre O C T - D I C 86 E L GOBIERNO DE C A R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 209 u n a serie de decisiones que d e b e r í a tomar, respecto a si d e b e r í a ayudar — y en caso de hacerlo, c ó m o — a la débil industria azucarera en Estados U n i d o s . Aunque se les avisó con anticipación, los embajadores estaban tan sorprendidos por la r e u n i ó n que no pudieron ayudar tanto como h a b r í a n podido. Sin embargo, al prepararse para la reunión, C á r t e r se sensibilizó al impacto de la política azucarera de Estados Unidos sobre estos países y otros de L a t i n o a m é r i c a , y sus decisiones así lo reflejaron. A l d í a siguiente, la Casa Blanca a n u n c i ó que Estados Unidos t r a t a r í a vigorosamente de conseguir u n acuerdo azucarero internacional, como " l a mejor manera" de ayudar a la industria azucarera norteamericana. C á r t e r , a d e m á s , r e c h a z ó la r e c o m e n d a c i ó n de la C o m i s i ó n de Comercio Internacional sobre las cuotas de i m p o r t a c i ó n de a z ú c a r y la sol i c i t u d de la American F a r m Bureau Federation para eliminar el a z ú c a r del sistema general de preferencias. 12 E n esa r e u n i ó n , C á r t e r a n u n c i ó que iba a enviar a su esposa a siete naciones de L a t i n o a m é r i c a a sostener " p l á t i c a s sustantivas con los líderes, para i n f o r m a r l e " . L a idea de enviar a Rosalynn C á r t e r como emisario personal del presidente fue m u y buena, aunque nadie la h a b r í a descrito así en su momento. L a elección de C á r t e r y las afirmaciones y decisiones subsecuentes elevaron las expectativas en L a t i n o a m é r i c a a niveles poco realistas. L a decisión de enviar a la s e ñ o r a C á r t e r dismin u y ó esas expectativas, pero su a c t u a c i ó n las s u p e r ó . En sus viajes entre el 30 de mayo y el 12 de j u n i o , la s e ñ o r a C á r t e r utilizó sus declaraciones públicas y conversaciones privadas para repet i r y ampliar los principales temas del discurso de C á r t e r del D í a Panam e r i c a n o . P r e s i o n ó , a d e m á s , a cada líder para que aprovechara su influencia sobre los gobiernos que no h a b í a n firmado o ratificado el T r a tado de Tlatelolco y la C o n v e n c i ó n Americana sobre Derechos H u m a nos. E n Jamaica, la s e ñ o r a C á r t e r a s e g u r ó a M i c h e l M a n l e y , quien pensaba que el gobierno estadunidense anterior (republicano) h a b í a tratado de desestabilizarlo, que el gobierno de C á r t e r estaba preparado para respaldar u n experimento s o c i a l d e m ó c r a t a ; en P e r ú y Ecuador utilizó todas las oportunidades que se le presentaron para reforzar el proceso de d e m o c r a t i z a c i ó n prometido por los gobiernos militares, y en Brasil b u s c ó el mismo objetivo, aunque de manera m á s delicada. 13 A su regreso, la s e ñ o r a C á r t e r i n f o r m ó al presidente y al secreta1 2 C á r t e r t a m b i é n dio instrucciones al secretario de A g r i c u l t u r a para i n s t i t u i r u n p r o g r a m a de apoyo m o n e t a r i o para los granjeros azucareros. {Presidential Papers, Cárter, v o l . I , 1977, pp. 797-801.) L a Sra. C á r t e r describe detalladamente el viaje en sus memorias, First Lady From Plains, Boston, H o u g h t o n M i f f m C o m p a n y , 1984. 1 3 210 FI X X V I I - 2 ROBERT A . PASTOR r i o de Estado, Cyrus Vanee, quienes salieron entonces rumbo a Granada, a la r e u n i ó n de la Asamblea General de la O E A . La r e u n i ó n estuvo dominada por el tema de los derechos humanos y m a r c ó , como dijo el Washington Post, " u n a nueva fase en las relaciones entre Estados U n i d o s y L a t i n o a m é r i c a " . E n vez de manifestar desinterés o poner resistencia a las resoluciones latinoamericanas, Estados Unidos a s u m i ó u n liderazgo conjunto con sus "amigos d e m o c r á t i c o s " . U n d i p l o m á t i co de la O E A dijo que era " l a primera vez que u n representante de Estados Unidos era tan positivo y congruente en público y en privad o " . Estados Unidos se u n i ó con Venezuela, Costa Rica y el Caribe para que se aprobase, a duras penas, una resolución (14-0-8-3, con 13 votos necesarios para la a p r o b a c i ó n ) que fortalecía a la C o m i s i ó n Inte¬ ramericana sobre Derechos Humanos y afirmaba que " n o hay circunstancia que justifique la tortura, las ejecuciones sumarias o la d e t e n c i ó n prolongada sin u n juicio [. . . ] " . Cuando los gobiernos del Cono Sur trataron de enmendar la resolución para justificar violaciones en relación con el terrorismo, la enmienda fue rechazada. Probablemente, el presidente m á s enérgico y m á s resuelto de u n gobierno latinoamericano d e m o c r á t i c o era Carlos A n d r é s Pérez de Venezuela, y C á r t e r decidió cultivarlo, creyendo que el apoyo de A n d r é s Pérez a la causa de los derechos humanos, al diálogo Norte-Sur, al control de armamentos y a la no proliferación sería crucial para el éxito de estas luchas. Carlos A n d r é s P é r e z d e s e m p e ñ ó t a m b i é n u n papel determinante al ayudar a Estados Unidos y a P a n a m á para lograr u n acuerdo sobre los nuevos tratados del Canal. E n consecuencia, C á r t e r le escribió de manera p e r i ó d i c a y se r e u n i ó con él en j u n i o y en septiembre de 1977 (Washington) y en marzo de 1978 (Caracas). E n febrero de 1978, cuando el gobierno militar uruguayo t r a t ó de obtener los 13 votos de la O E A necesarios para que su país fuera sede de la siguiente Asamblea General, Venezuela se u n i ó con Estados Unidos y P a n a m á para bloquear ese i n t e n t o . 14 15 Derechos humanos y democratización M i e n t r a s que la decisión de abandonar la " r e l a c i ó n especial" en favor de u n enfoque general r e p r e s e n t ó , q u i z á , el rompimiento m á s agudo 1 4 K a r e n D e Y o u n g , " H u m a n R i g h t s M o t i o n Passes, U n d e r l i n e s Divisions i n O . A . S . " , Washington Post, 23 de j u n i o de 1977. Esta d e c i s i ó n contrasta con l a anuencia de Estados U n i d o s y L a t i n o a m é r i c a a la i n i c i a t i v a de C h i l e , en 1976, de celebrar a h í l a A s a m b l e a General (Lewis D i u g u i d , " O A S Refuses to M e e t i n U r u g u a y " , Washington Post, 3 de febrero de 1978). 1 5 O C T - D I C 86 E L GOBIERNO DE C Á R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 211 con la política anterior, y en tanto que los tratados del Canal fueron los m á s difíciles de aceptar para el pueblo estadunidense, la política que vino a dominar la perpercepción del público de la política de C á r t e r hacia L a t i n o a m é r i c a fue la de derechos humanos y d e m o c r a t i z a c i ó n . A r t h u r Schlesinger Jr. comentó que "nada que haya hecho el gobierno de C á r t e r ha estimulado m á s esperanza, desconcierto y confusión que el esfuerzo p o r convertir los derechos humanos en tema principal en las relaciones internacionales de Estados U n i d o s " . E n gran medida, la confusión o c u r r i ó en Estados Unidos, donde los críticos encontraban la política demasiado punitiva o demasiado blanda. Esta política se c o m p r e n d i ó bien en el mundo en desarrollo aun antes de que C á r t e r tomara posesión. Por ejemplo, el presidente vitalicio de H a i t í , Jean Claude Duvalier, liberó a prisioneros políticos y relajó u n poco las atroces condiciones de sus cárceles poco d e s p u é s de la elección de C á r t e r . 1 6 1 7 U n a de las directivas del C S N estableció u n Inter-Agency Commit¬ tee, encabezado por el diputado secretario W a r r e n Christopher, para asegurar que los criterios sobre derechos humanos estuvieran totalmente integrados a la política exterior de Estados Unidos y a las decisiones de ayuda. U n a de las primeras decisiones del gobierno fue modificar el presupuesto de Ford, para reducir la ayuda a tres países por motivos relacionados con los derechos humanos: dos de los tres, Argentina y U r u guay, son latinoamericanos. Richard Fagen escribió a propósito de la d e c i s i ó n : " L a s cantidades involucradas no eran grandes, pero simbólicamente la iniciativa era importante, porque marcaba [. . .] una declar a c i ó n parcial de independencia del gobierno de C á r t e r respecto a políticas a n t e r i o r e s . " 18 El gobierno t a m b i é n se r e u n i ó con líderes d e m o c r á t i c o s de la oposic i ó n . E l vicepresidente Walter M ó n d a l e , por ejemplo, se e n c o n t r ó con el ex presidente de Chile, Eduardo Frei, el 25 de mayo de 1977, para 1 6 A r t h u r M . Schlesinger J r . , " H u m a n R i g h t s a n d the A m e r i c a n T r a d i t i o n " , Foreign Affairs: America and the World, 1978, v o l . 57, n u m . 3, p . 503. Para u n a d e s c r i p c i ó n del i m p a c t o personal de la p o l í t i c a de derechos humanos de C a r t e r en H a i t í , v é a s e Patrick L e m o i n e y E r i c h Goode, " L i v i n g H e l l i n H a i t i " , Inquiry, 3 de m a r z o de 1980. A fines de 1976, el trato a los prisioneros políticos m e j o r ó notablemente, s e g ú n L e m o i n e , que fue arrestado en 1971 y liberado en febrero de 1977. Para septiembre de 1977, d e s p u é s de u n a visita que h i z o a la isla el embajador de Estados U n i d o s ante las Naciones U n i d a s , A n d r e w Y o u n g , 104 presos políticos fueron liberados. A l g u n o s de ellos y otros fueron arrestados en d i c i e m b r e de 1980, d e s p u é s de que C a r t e r perdiera las elecciones presidenciales. 1 7 1 8 R i c h a r d R . Fagen, " T h e C a r t e r A d m i n i s t r a t i o n a n d L a t i n A m e r i c a : Business as U s u a l ? " , Foreign Affairs: America and the World, 1978, p . 658. 212 FI x x v i i - 2 R O B E R T A . PASTOR afirmar el apoyo de Estados Unidos a la democracia en Chile. El gobierno c u m p l i ó la ley y envió informes al Congreso sobre los derechos humanos en cada país. Cada una de estas decisiones provocó divisiones dentro del gobierno, ya que las oficinas regionales del Departamento de Estado frecuentemente se opusieron a medidas que serían m a l vistas por los gobiernos latinoamericanos. Asimismo, varios gobiernos m i l i tares —los de Brasil, Argentina, E l Salvador y Guatemala— decidieron terminar sus acuerdos de asistencia militar con Estados Unidos como una forma de protestar contra la política de C á r t e r . Estas acciones incitaron a los defensores de esos gobiernos en Estados Unidos. Ronald Reagan, por ejemplo, escribió: " N o es de e x t r a ñ a r que naciones amigas como Argentina, Brasil, Chile, Nicaragua, Guatemala y E l Salvador se hayan desalentado por las políticas de C á r t e r . " 1 9 ¿ C u á l fue el impacto de la política de derechos humanos? E n p r i mer lugar alertó la conciencia del mundo respecto a las violaciones de esos derechos; los líderes tuvieron que reconocer que tenía u n costo i n ternacional la r e p r e s i ó n , en tanto h a b í a u n beneficio para los gobiernos que respetaban los derechos humanos. E n segundo lugar, las normas e instituciones internacionales se fortalecieron. Debido, en parte, a la p r e s i ó n del gobierno de C á r t e r , la C o n v e n c i ó n Americana sobre Derechos Humanos se t r a n s f o r m ó de u n tratado moribundo, ratificado en 1977 por dos naciones, en uno reforzado por 14 ratificaciones en 1980. El presupuesto y el personal de la C o m i s i ó n Interamericana sobre Derechos Humanos se cuadruplicaron, y sus actividades se extendieron en p r o p o r c i ó n . E n tercer lugar, las violaciones a la integridad de las personas se redujeron substancialmente en todo el hemisferio. Las desapariciones disminuyeron en forma considerable en Argentina, de 500 en 1978 a menos de 50 en 1979, y no hubo desapariciones confirmadas en Chile n i en U r u g u a y d e s p u é s de 1978. E n muchos países se liberó u n buen n ú m e r o de presos políticos, incluyendo 3 900 en Cuba y todos los de Paraguay. A d e m á s , d i s m i n u y ó notablemente la tortura. Hacia el final del periodo de gobierno de C á r t e r , nadie cuestionaba su compromiso con los derechos humanos, aunque muchos criticaban la inconsistencia de la política, y algunos s e g u í a n dudando de su i m p a c t o . W i l l i a m F. 20 1 9 Todos esos gobiernos eran entonces dictaduras militares ( R o n a l d Reagan, " T h e C a n a l as O p p o r t u n i t y : A N e w Relationship w i t h L a t i n A m e r i c a " , Orbis, o t o ñ o de 1977, p . 560). A b r a h a m M . S e r k m , " C a n a H u m a n R i g h t s Policy Be Consistent?", en Peter G . B r o w n y Douglas M a c L e a n (eds.), Human Rights and U.S. Foreign Policy, L e x i n g t o n , L e x i n g t o n Books, 1980. M O C T - D i c 86 E L GOBIERNO DE C A R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 213 Buckley J r . , escéptico hacia la política en ese entonces, r e e x a m i n ó su p o s i c i ó n a la luz de la evidencia surgida durante los juicios contra los l í d e r e s militares argentinos. A d m i t i ó que h a b í a estado equivocado: " L a p u b l i c i d a d de las organizaciones estadunidenses, oficiales y no oficiales, respecto a la suerte de las personas desaparecidas, [tuvo] resultados concretos. Sintieron presión los raptores criminales. Cada vez m á s , p r i sioneros cuyas ejecuciones estaban programadas fueron mantenidos en prisiónf. . . ] " C á r t e r b u s c ó t a m b i é n oportunidades para fortalecer y reforzar la tendencia hacia la democracia en el hemisferio. E n mayo de 1978, envió u n enérgico mensaje privado y u n comunicado público m u y claro al presidente dominicano, J o a q u í n Balaguer, en el sentido de que las relaciones de Estados Unidos con su gobierno d e p e n d í a n de que no interfiriese con los resultados de las elecciones. Esta acción fue q u i z á decisiva para forzar a Balaguer a que permitiera elecciones. De manera similar, mediante cartas y emisarios especiales, C á r t e r b u s c ó continuamente oportunidades para reforzar el proceso de d e m o c r a t i z a c i ó n en Ecuador y Perú. 2 1 22 Relaciones Norte-Sur y cooperación multilateral D u r a n t e los primeros seis meses de 1978, Carter dedicó m á s tiempo personal a asegurar la ratificación de los tratados del Canal que a n i n g ú n otro asunto. A d e m á s , llevó a cabo dos viajes a L a t i n o a m é r i c a . E n marzo de 1978, como d e m o s t r a c i ó n de su compromiso con el mundo en desar r o l l o , Carter realizó u n viaje a L a t i n o a m é r i c a (Venezuela y Brasil) y a África ( N i g e r i a ) . H a b l ó de las relaciones Norte-Sur ante el Congreso venezolano y d e s t a c ó la necesidad de una p a r t i c i p a c i ó n m á s plena del m u n d o en desarrollo en las decisiones que conforman la e c o n o m í a i n ternacional: D e l a m i s m a m a n e r a q u e t o d o e l p u e b l o d e b e r í a p a r t i c i p a r e n las d e c i s i o nes g u b e r n a m e n t a l e s q u e a f e c t a n su v i d a , t o d a s las n a c i o n e s d e b e r í a n p a r t i c i p a r e n las decisiones i n t e r n a c i o n a l e s q u e afectan su bienestar. Estados U n i d o s e s t á a n s i o s o d e t r a b a j a r c o n u s t e d e s , c o m o l o h e m o s h e c h o e n el 2 1 W i l l i a m F . Buckley J r . , "Lessons f r o m A r g e n t i n a " , Washington Post, 9 de j u n i o de 1985. M i c h a e l J . K r y z a n e k , " T h e 1978 Election i n the D o m i n i c a n R e p u b l i c : O p p o s i t i o n Politics, I n t e r v e n t i o n a n d the C a r t e r A d m i n i s t r a t i o n " , Caribbean Studies, v o l . 19, n ü m s . 1 y 2, a b r i l - j u i i o de 1979. 2 2 214 R O B E R T A . PASTOR FI x x v i i - 2 pasado, para m o l d e a r u n o r d e n internacional, tanto e c o n ó m i c o c o m o político, m á s j u s t o . 2 3 C á r t e r aprovechó t a m b i é n la oportunidad de su visita a Caracas para anunciar un nuevo programa de becas, nombrado en honor del finado senador H u b e r t H . H u m p h r e y , para que j ó v e n e s profesionistas del m u n d o en desarrollo fueran a Estados Unidos durante u n a ñ o a realizar estudios de postgrado. A principios de 1977, esfuerzos no diplomáticos del gobierno de C á r ter encaminados a alterar el acuerdo nuclear g e r m a n o - b r a s i l e ñ o , irritar o n al gobierno de Brasil. E n parte para calmar esos sentimientos, C á r ter visitó Brasil y ofreció nuevas formas de cooperación en ciencia y tecnología, particularmente en á r e a s relacionadas con la e n e r g í a . Se estableció u n comité e s t a d u n i d e n s e - b r a s i l e ñ o para consolidar este tema, y al empezar la A I D a desarrollar nuevos programas de ciencia y tecnología, el gobierno decidió centrarse en L a t i n o a m é r i c a y el Caribe, p r i mera región para ponerlos en práctica. E n 1979, Frank Press, el asesor científico del presidente, e n c a b e z ó una gran delegación de científicos del gobierno que visitó varios países latinoamericanos para fraguar arreglos específicos. L a c u l m i n a c i ó n del esfuerzo de C á r t e r en la b ú s q u e d a de una estrategia multilateral o c u r r i ó en P a n a m á el 16 y 17 de j u n i o de 1978, en o c a s i ó n del intercambio de los tratados. Ornar Torrijos y C á r t e r invitar o n a P a n a m á a los presidentes de Venezuela, Colombia y Costa Rica, y al p r i m e r ministro de Jamaica (todas esas naciones d e m o c r á t i c a s ayudaron en las negociaciones del Canal) para discutir sobre una amplia agenda de temas. H a b í a u n consenso notable entre los líderes sobre los objetivos centrales en las relaciones interamericanas, y así el grupo se c e n t r ó en lo que se p o d r í a hacer individual y colectivamente para lograr esos objetivos. Cuando Carlos A n d r é s P é r e z r e c o m e n d ó , al final del p r i m e r d í a de conversaciones, que los presidentes promulgaran una d e c l a r a c i ó n conjunta, todos coincidieron, en principio, y al d í a siguiente aceptaron el documento de Estados Unidos con cambios m í n i m o s . En la declaración conjunta de P a n a m á , se elogiaron los tratados como " u n avance histórico en las relaciones Ínter americanas". E n la declar a c i ó n se fijaron tres metas y se establecieron medidas específicas, que los líderes se comprometieron a tomar, y exhortaron a otros a tomarlas. Para promover la paz m u n d i a l , los líderes recomendaron la ratifi- 2 3 James C a r t e r , " A J u s t I n t e r n a t i o n a l O r d e r " , D e p a r t m e n t o f State News Release, 29 de m a r z o de 1978. O C T - D I C 86 E L GOBIERNO DE C A R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 215 cación del Tratado de Tlatelolco, el fortalecimiento de la m a q u i n a r i á de la O E A para conservar la paz, la limitación en las ventas y compras de armamento, y la resolución de disputas territoriales. Para proteger los derechos humanos, los líderes se comprometieron a poner en operación la C o n v e n c i ó n Americana, fortalecer la C o m i s i ó n Interamerica¬ na, reforzar las tendencias d e m o c r á t i c a s y "defender los derechos humanos y las libertades fundamentales en todas partes". Para desarrollar u n sistema e c o n ó m i c o internacional m á s justo y equitativo, los líderes se comprometieron a llevar a feliz t é r m i n o negociaciones multilaterales respecto a u n fondo c o m ú n , la deuda y el comercio, y a respaldar los bancos multilaterales de desarrollo y el grupo c a r i b e ñ o . L a anterior fue una a f i r m a c i ó n de apoyo a la política de Estados Unidos hacia Latinoam é r i c a , a cual m á s clara en las relaciones interamericanas de la posguer r a , respaldada por cuatro líderes d e m o c r á t i c o s independientes. y ' C á r t e r regresó a Washington, y el 21 de j u n i o de 1978 habló en la sesión inaugural de la Asamblea General de la O E A . Allí r e s u m i ó los resultados de la declaración de P a n a m á y alentó a otros gobiernos a contribuir para alcanzar estas metas comunes. I n s t ó a los países involucrados en disputas territoriales a seguir el ejemplo de los tratados del Canal en la b ú s q u e d a de resoluciones pacíficas: " A s í como las naciones de este hemisferio ofrecieron apoyo a P a n a m á y a Estados Unidos durante las negociaciones del Canal, yo comprometo ahora [. . .] a m i gobierno a unirse al esfuerzo para encontrar soluciones justas y pacíficas a otros problemas." U n a agenda nueva e imprevista en los dos ú l t i m o s a ñ o s de su gobierno p r i v ó a C á r t e r del tiempo que le h a b r í a gustado dedicar a ciertos asuntos (disputas territoriales, control de armamento). El presidente alent ó al Papa a d e s e m p e ñ a r el papel principal en la disputa del Canal del Beagle, y al presidente peruano en el conflicto entre Honduras y E l Salvador. Respecto al control de armamentos, el gobierno de C á r t e r dio apoyo fuerte y personal a dos iniciativas regionales (de M é x i c o y Venezuela) e hizo u n esfuerzo preliminar para discutir el tema con los soviéticos, pero ninguna de estas iniciativas tuvo éxito. Temas especiales, subregionales o por país A d e m á s de P a n a m á , los otros países o regiones que ocuparon al gobierno de C á r t e r al principio fueron M é x i c o , el Caribe y Cuba. J o s é L ó p e z Portillo a s u m i ó la presidencia de M é x i c o en momentos en que la situac i ó n financiera y política de ese país era desesperada. C á r t e r reconoció 216 ROBERT A . PASTOR FI x x v i i - 2 la importancia, para Estados Unidos, del desarrollo y la estabilidad política de M é x i c o , y uno de sus principales objetivos al invitar al nuevo presidente de M é x i c o —su primer visitante de Estado— el 14 de febrero de 1977, fue ayudar a restaurar la confianza de la comunidad financiera hacia M é x i c o . Las conversaciones marcharon sumamente bien, y ambos presidentes decidieron establecer una comisión consultiva mexicano-estadunidense para cubrir los numerosos temas de la relación entre ambos países y asegurar así que estos temas recibieran a t e n c i ó n presidencial en los dos. El descubrimiento de enormes reservas de petróleo en M é x i c o sirvió m á s que las alentadoras palabras de C á r t e r para restaurar la autoconfianza de M é x i c o y la confianza de la comunidad internacional, pero la relación personal de los presidentes se deterioró notablemente como resultado de u n desafortunado malentendido. E l gobierno de M é x i c o inició negociaciones con varias compañías de gas de Estados Unidos para venderles gas natural. E l de C á r t e r c o m u n i c ó a M é x i c o que d e b e r í a negociar u n acuerdo con el gobierno de Estados Unidos, y no con las comp a ñ í a s de gas, por varias razones. Primero, los intereses de esas comp a ñ í a s eran diferentes de los del gobierno de Estados Unidos; a las c o m p a ñ í a s no les importaba pagar m á s por el gas, ya que p o d r í a n i n corporarlo a su precio de venta, regulado internamente. E n segundo lugar, esos tratos r e q u e r i r í a n la a p r o b a c i ó n de oficinas de control, y las oportunidades serían pocas si el gobierno estadunidense no participaba en las negociaciones para asegurar la protección del interés nacional. E n tercer lugar, el gobierno de C á r t e r estaba en el proceso de negociar con el Congreso la s u p r e s i ó n de controles, a largo plazo, sobre el precio del gas natural, y t e m í a poner en peligro el presupuesto de energéticos si M é x i c o recibía u n precio mayor que el que se ofrecía a los productores internos. L ó p e z Portillo decidió desatender las advertencias del gobierno de C á r t e r ; q u i z á las c o m p a ñ í a s de gas lo convencieron de que ese gobierno no t e n d r í a m á s alternativa que aprobar el trato. E n esto se equivocaron, pero al haber afirmado ya su posición en el acuerdo, López Portillo nunca p e r d o n ó a C á r t e r por no aceptarlo. E l incidente p o d r í a haberse evitado o suavizado si L ó p e z Portillo hubiera asistido a la ceremonia de firma de los tratados del Canal y hablado a h í con C á r ter, pero a pesar de la llamada telefónica de C á r t e r (una de las dos que hizo para tratar de asegurar la asistencia de u n jefe de Estado), L ó p e z Portillo contestó que no p o d í a asistir. ( L a firma coincidió con la semana del Informe presidencial en M é x i c o . ) E n enero de 1978, el vicepresidente W a l t e r M ó n d a l e visitó M é x i - O C T - D I C 86 E L GOBIERNO DE C Á R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 217 co, pero entonces L ó p e z Portillo dijo que " l o h a b í a n dejado colgado de la b r o c h a " en las negociaciones del gas, y M ó n d a l e no pudo encam i n a r mejor la relación. E n agosto de 1978, C á r t e r inició una revisión completa de las relaciones entre Estados Unidos y M é x i c o ( P R M 41), que c u l m i n a r í a con tres conversaciones de ministros, previas a la visita de C á r t e r a M é x i c o en febrero de 1979. Como consecuencia de ese viaje, ambos presidentes decidieron reiniciar negociaciones sobre el gas —esta vez entre los gobiernos— y llegaron a u n acuerdo que se firmó en 1980. T a m b i é n se resolvieron otros asuntos, pero la relación siguió tensa el resto del gobierno de C á r t e r . L a ceremonia de firma de los tratados del Canal, el 7 de septiembre de 1977, no sólo p e r m i t i ó a C á r t e r conocer a 17 presidentes latinoamericanos, y dominar u n amplio aspecto de temas complicados, sino que le dio oportunidad de tomar algunas decisiones, por ejemplo, respecto a una nueva política c a r i b e ñ a . E n agosto, antes de las reuniones, personal del C S N envió a C á r t e r u n m e m o r á n d u m que recomendaba u n nuevo enfoque hacia el Caribe. El m e m o r á n d u m sugería establecer una nueva o r g a n i z a c i ó n , que v e n d r í a a llamarse G r u p o C a r i b e ñ o de Coop e r a c i ó n para el Desarrollo E c o n ó m i c o . Esta o r g a n i z a c i ó n , que d i r i g i r í a el Banco M u n d i a l , incluiría 31 países y 15 instituciones internacionales. Para reducir la dependencia de las naciones del Caribe, p e q u e ñ a s y vulnerables el G r u p o sería multilateral y a l e n t a r í a la cooperación y los proyectos regionales. D e s p u é s de diversas consultas, en septiembre, el presidente pidió a su esposa que revelara el plan en u n discurso que p r o n u n c i a r í a en la Conferencia de Editores de la U P I en Puerto Rico, el 11 de octubre de 1977. L a idea fue bien recibida, y en diciembre el Banco M u n d i a l p r o m o v i ó una conferencia, en la que se votó por el establecimiento del G r u p o . Para 1980, el G r u p o h a b í a racionalizado y cuadruplicado la ayuda exterior a la r e g i ó n (que llegó a m i l millones de dólares), y estimulado una mayor cooperación regional. Produjo, t a m b i é n , m á s de 100 informes sobre desarrollo en los países de la zona. Bajo el gobierno de C á r t e r , Estados Unidos b u s c ó establecer relaciones m á s cercanas con los nuevos países de habla inglesa, y en esto a y u d ó enormemente la v i sita de A n d r e w Y o u n g , en agosto de 1977, a 10 países c a r i b e ñ o s . El gobierno estadunidense pronto envió a C u b a una señal clara de 24 2 4 Para u n a d e s c r i p c i ó n m á s completa de l a p o l í t i c a del g o b i e r n o de C á r t e r hacia el C a r i b e , que l a u b i c a en su contexto h i s t ó r i c o y l a c o m p a r a con l a del gobierno de Reagan, v é a s e R o b e r t Pastor, " U . S . Policy T o w a r d the C a r i b b e a n : C o n t i n u i t y a n d C h a n g e " , en Peter M . D u n n y Bruce W . W a t s o n (eds.), American Intervention in Grena¬ da: The Implications qf Operation "Urgent Fury", Boulder, Westview Press, 1985, p p . 15-28. 218 FI x x v i i - 2 R O B E R T A . PASTOR que estaba preparado para negociar los t é r m i n o s de una relación m á s normal. E n sus audiencias de confirmación del 11 de enero de 1977, Cyrus Vanee afirmó que " s i Cuba desea v i v i r dentro del sistema internacional, entonces debemos buscar maneras de ver si podemos eliminar los obstáculos que existen entre nosotros, y tratar de avanzar hacia la n o r m a l i z a c i ó n " . El gobierno, inicialmente, consideró a Cuba dentro de los t é r m i n o s del P R M 17, pero luego la trató por separado en u n P R M del 9 de marzo. E l P R C r e c o m e n d ó u n enfoque según las líneas trazadas por C á r t e r , cuatro días antes, en respuesta a una pregunta en conferencia de prensa: Me gustaría hacer lo posible por aliviar las tensiones con Cuba. Sin embargo, antes de que pueda llevarse a cabo cualquier normalización de relaciones, Cuba tendría que cambiar su actitud en forma sustancial. Quisiera insistir, por ejemplo, en que no interfiera en los asuntos internos de países de este hemisferio, y en que refuerce un compromiso [en pro de] los derechos humanos, liberando a los presos políticos que han estado en la cárcel por 17 o 18 años [. . . ] . Pero creo que antes de que podamos llegar a este punto, tendremos que tener pláticas con [el gobierno cubano]. Y pretendo ver pronto la iniciación de pláticas con Cuba, sobre el restablecimiento del acuerdo contra el secuestro de aviones; sobre un acuerdo pesquero entre nosotros y Cuba, ya que nuestros límites de 200 millas se traslapan- y no estaría yo en contra, en el futuro, [de que se reconocieran] derechos de visita. 25 D e s p u é s de la exitosa conclusión de las negociaciones sobre pesca y límites m a r í t i m o s , Cuba y Estados Unidos decidieron establecer "secciones de i n t e r é s " (en vez de abrir embajadas, lo que h a b r í a significado tener relaciones d i p l o m á t i c a s ) en cada capital, el I de septiembre de 1977. Ambas partes tomaron otras medidas. Sin embargo, respecto al tema m á s importante, la seguridad, el presidente cubano, Fidel Castro, puso en claro que no estaba dispuesto a c u m p l i r con las condiciones de Estados Unidos: o Ellos [Estados Unidos] dicen que no debemos seguir dando nuestra solidaridad a los movimientos revolucionarios en África. Sentimos que estos temas no están sujetos a negociación [. . . ] . Nosotros no hemos organizado subversión en contra, ni hemos enviado mercenarios a invadir Estados Unidos. Ellos son los que lo han hecho [. . . ] , ellos deben levantar el bloqueo [. . . ] . Nosotros no haremos ninguna concesión en cuestiones de principios para mejorar las relaciones con Estados Unidos. 26 2 5 2 6 Presidential Papers, Carter, v o l . I , 5 de m a r z o de 1977, p p . 293-294. C a s t r o p r o n u n c i ó su discurso en u n a conferencia de prensa en T a n z a n i a , el 21 O C T - D I C 86 E L G O B I E R N O DE C A R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 219 A u n q u e Estados Unidos advirtió a Cuba, en mayo de 1977, que u n a e x p a n s i ó n de su nuevo grupo de asesoría militar en E t i o p í a pond r í a en peligro las relaciones con Estados Unidos, durante el o t o ñ o de 1977 aparecieron reportes de m á s tropas cubanas y asesores militares en varios países de África. Estados Unidos c o m u n i c ó nuevamente su p r e o c u p a c i ó n ; como esto tuvo poco efecto, C á r t e r criticó p ú b l i c a m e n t e a los cubanos, el 11 de noviembre de 1977: Los cubanos han tomado, en efecto, el aspecto colonial que abandonaron los portugueses meses atrás [. . . ] . Están extendiéndose ahora a otros países de África, como Mozambique. Recientemente, han aumentado sus así llamados "asesores" en Etiopía. Nosotros consideramos que esto constituye una permanente amenaza a la paz en África. 27 Castro dio m á s prioridad a sus actividades exteriores en África que a la n o r m a l i z a c i ó n de las relaciones con Estados Unidos. E n noviembre, se hallaban 400 asesores militares cubanos en Etiopía, y para abril de 1978, h a b í a 17 000 soldados cubanos bajo el mando de u n general soviético. E n una entrevista, el 12 de mayo de 1978, C á r t e r criticó d u ramente la i n t e r v e n c i ó n soviético-cubana: No hay posibilidad de que veamos ninguna mejoría sustancial en nuestra relación con Cuba, en tanto siga con su política de intervención militar en los asuntos internos del pueblo africano. No tengo ninguna duda de que a Cuba la está aprovechando la Unión Soviética como sustituto en varios lugares de África. 28 Los gobiernos de C u b a y Estados Unidos h a b í a n empezado a hablarse, pero no a escucharse. Estados Unidos se negaba a aceptar la afirm a c i ó n de Castro de que sus actividades internacionales eran cuestión de " p r i n c i p i o " , y Castro se negaba a aceptar la afirmación de C á r t e r de que esas actividades i m p e d í a n la n o r m a l i z a c i ó n . Castro creyó que p o d í a revertir la posición de C á r t e r respondiendo a las preocupaciones de éste respecto a los presos políticos cubanos. Durante el verano de 1978, Castro informó al gobierno de Estados U n i d o s que estaba dispuesto a entregar 3 900 presos políticos a ese país. A l a ñ o siguiente, liberó a todos los presos estadunidenses (políticos y de m a r z o de 1977. C i t a d o en u n a r t í c u l o de E d w a r d G o n z á l e z en Cole Blasier y C a r m e l o M e s a - L a g o (eds.), Cuba in the World, P i t t s b u r g h , U n i v e r s i t y o f P i t t s b u r g h Press, 1979, p . 29. 2 7 2 8 Presidential Presidential Papers, Papers, Carter, v o l . I I , 1977. p . 2 0 1 1 . Carter, 12 de m a y o de 1978, p p . 903-909. 220 FI X X V I I - 2 R O B E R T A . PASTOR criminales), así como a los que t e n í a n doble nacionalidad. Esto representaba u n cambio respecto a la posición que h a b í a mantenido en una entrevista con Barbara Walters el a ñ o anterior. Castro, a d e m á s , trató de hacer lo imposible: transformar la comunidad cubano-estadunidense de enemiga en defensora. Invitó a u n grupo a L a Habana en noviembre de 1978 y lo hizo creer que lo h a b í a convencido de liberar a los p r i sioneros. Sin embargo, la cooperación militar de C u b a con la U n i ó n Soviética en África no sólo i m p e d í a cualquier m e j o r í a en las relaciones con Estados Unidos, sino que c o m e n z ó a afectar las percepciones estratégicas estadunidenses de la U n i ó n Soviética. 29 E L RETORNO AL VIEJO M U N D O E n 1977, el gobierno de C á r t e r decidió modificar su enfoque hacia L a t i n o a m é r i c a con base en la creencia de que la política de Estados U n i dos hacia la región no podía llevarse a cabo como si estuviera en u n vacío. Para 1979, la nueva premisa acechó nuevamente a ese gobierno, al ensombrecerse el clima político internacional. L a e x p a n s i ó n de las actividades soviético-cubanas en el extranjero, j u n t o con la emergencia en I r á n de u n r é g i m e n fundamentalista anti-norteamericano, dejó a m u chos estadunidenses con u n sentimiento de inquietud, que a su vez reforzó los argumentos de u n movimiento conservador cada vez m á s poderoso en Estados Unidos. E n 1979, u n s í n t o m a de este cambio de espíritu se reflejó en que el Senado, por primera vez en u n decenio, votó por u n incremento de 10% en el presupuesto de defensa del gobierno. En c o m p a r a c i ó n con el resto del m u n d o , L a t i n o a m é r i c a tuvo poco impacto en estas tendencias generales; empero, éstas afectaron la v i sión que t e n í a Estados Unidos del m u n d o , L a t i n o a m é r i c a y el Caribe. Aunque el gobierno de C á r t e r mantuvo, b á s i c a m e n t e , el enfoque hacia L a t i n o a m é r i c a que h a b í a adoptado dos a ñ o s antes, la mayor parte de su e n e r g í a durante los dos ú l t i m o s a ñ o s se c o n s u m i ó en el manejo de una serie de crisis: Nicaragua, Granada, C u b a (la brigada soviética, l l u e g o M a r i e l ) y E l Salvador. 2 9 Castro h a b í a d i c h o que no t o m a r í a n i n g u n a de estas medidas relacionadas con los derechos h u m a n o s hasta que Estados U n i d o s liberase a todos sus presos, todos ellos v í c t i m a s del capitalismo. D i j o t a m b i é n que no l i b e r a r í a a los presos p o l í t i c o s de Estados U n i d o s p o r q u e " a l g u n o s de ellos eran agentes i m p o r t a n t e s de la C I A " . (Partes de la entrevista de B a r b a r a W a l t e r s a Castro, en m a y o de 1977, fueron reproducidas en Foreign Policy, v o l . 28, p . 929.) O C T - D I C 86 E L GOBIERNO DE C A R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 221 El gobierno de Carter anticipó la primera y mayor crisis de seguridad que enfrentaría en la región, que trató de evitar, sin é x i t o . Desde Í 9 3 4 , Nicaragua h a b í a estado bajo control de la familia Somoza, casi como si fuera u n feudo. Para mediados del decenio de 1970, la ambición y la represión de los Somoza enajenaron a todos los grupos del país que no estaban bajo su control, y los j ó v e n e s de la clase media empezar o n a afiliarse al Frente Sandinista de L i b e r a c i ó n Nacional ( F S L N ) . 30 L a política de derechos humanos del gobierno de Carter Uevó a Anastasio Somoza a levantar el estado de sitio en 1977. L a clase media, alentada por esa política de derechos humanos que obviamente perturbaba a Somoza, a p r o v e c h ó al m á x i m o la apertura política. Pedro J o a q u í n C h a m o r r o , líder de la oposición y editor de La Prensa, publicó editoriales demoledores sobre la c o r r u p c i ó n bajo la dictadura de Somoza. E l 10 de enero de 1978, Chamorro fue asesinado, y paralizó Managua una huelga general dirigida por los comerciantes, que p e d í a n la renuncia de Somoza. Los Sandinistas fueron tomados por sorpresa, pero en una a c c i ó n audaz se apoderaron del palacio presidencial en agosto de 1978 y recobraron la capacidad de iniciativa. Los aplausos y vivas e s p o n t á neos que recibieron camino al aeropuerto sorprendieron y avivaron al gobierno de Carter. H a b í a consenso en el gobierno estadunidense de que si Estados U n i dos no h a c í a nada, Somoza p e r m a n e c e r í a en el poder, Nicaragua se pol a r i z a r í a a ú n m á s , y los Sandinistas, con el tiempo, o b t e n d r í a n una vict o r i a militar. Mientras el gobierno de Carter veía que los Sandinistas ampliaban su base de apoyo, percibía t a m b i é n , en el centro del grupo, a los marxistas-leninistas, que consideraban a Cuba y a la U n i ó n Soviética como aliados y a Estados Unidos como enemigo. Por lo tanto, el gobierno decidió alentar una t r a n s i c i ó n política en Nicaragua, sujeta a dos condiciones. Primera, Carter creía que no d e b e r í a pedir a u n presidente en el poder que renunciara, n i tratar de derrocarlo. Segunda, Carter insistía en que la política de Estados Unidos no d e b í a ser unilateral. L a solución t e n d r í a que surgir de u n esfuerzo multilateral. En consecuencia, j u n t o con R e p ú b l i c a Dominicana y Guatemala, Estados Unidos estableció u n grupo de negociación bajo los auspicios de la O E A , para tratar de llegar a u n acuerdo entre la oposición y el gobierno de Somoza sobre u n proceso de transición. El grupo r e c o m e n d ó u n plebiscito sobre la permanencia de Somoza, pero las negociaciones fracasaron, a fines de enero de 1979, cuando Somoza r e c h a z ó las condiciones que h a b r í a n permitido una elección libre. 3 0 Desarrollo este tema de m a n e r a m á s completa en u n l i b r o que estoy t e r m i n a n d o , t i t u l a d o Condemned to Repetition: The United States and the Nicaraguan Revolution. 222 ROBERT A . PASTOR FI XXVII-2 Estados Unidos advirtió a Somoza que t o m a r í a medidas severas para separarlo de su r é g i m e n si bloqueaba el plebiscito. E n consecuencia, el 8 de febrero de 1979, Estados Unidos redujo a la m i t a d el personal de su embajada, t e m i n ó el programa de ayuda y liquidó sus misiones m i l i tares y de la A I D . Somoza h a b í a duplicado el t a m a ñ o de su Guardia Nacional y evidentemente se sentía seguro. E n mayo de 1979, con la ayuda de Castro, se unieron las tres facciones de los sandinistas y establecieron u n flujo de armas continuo y seguro desde Cuba, a través de P a n a m á y Costa Rica. A principios de j u n i o , el F S L N l a n z ó su ofensiva militar y luego una ofensiva política en la O E A , encaminada a quitar legitimidad formal a Somoza para transferirla a su causa. A l intensificarse la guerra, la cuestión del retiro de Somoza fue remplazada gradualmente por inquietud respecto a lo que vendría después. Luego de consultar a los países de la r e g i ó n , Estados Unidos pidió una r e u n i ó n de la O E A y propuso u n cese del fuego entre el F S L N y la G u a r d i a Nacional, que h a b r í a de coincidir con la salida de Somoza, para luego encaminar las negociaciones hacia la consolidación de u n gobierno de coalición. U n a fuerza de paz interamericana supervisaría el cese del fuego y la integración de las dos fuerzas armadas. Los nicarag ü e n s e s moderados no vieron en esta propuesta una manera de fortalecer su posición, y la rechazaron. Los sandinistas la percibieron, con razón, como u n intento de negarles a ellos el poder exclusivo y, con la ayuda de P a n a m á , Costa Rica, M é x i c o y Venezuela, bloquearon la propuesta de Estados Unidos. C á r t e r no tenía la intención de actuar en forma unilateral, cuando los "amigos d e m o c r á t i c o s " en la región estaban alineados tan claramente c o n t r a í a posición de Estados Unidos. El 17 de j u l i o de 1979, Somoza h u y ó de Nicaragua hacia M i a m i , y los sandinistas recibieron una jubilosa bienvenida dos días d e s p u é s . A l fracasar en el intento de crear u n centro d e m o c r á t i c o o de preven i r una victoria militar de los sandinistas, Estados Unidos c a m b i ó de estrategia cuando éstos llegaron al poder. Estados Unidos se p r o p o n í a evitar, en su trato con Nicaragua, la hostilidad m u t u a que caracterizó las primeras relaciones con Castro y que condujo a u n rompimiento. A u n costo político considerable, C á r t e r solicitó 80 millones de dólares para el nuevo gobierno revolucionario, a pesar de su r e t ó r i c a hostil y de la manera obvia en que ese gobierno imitaba las instituciones políticas y militares de Cuba. C o n el poder creciente de los conservadores en el Congreso, la ayuda a Nicaragua se d e b a t i ó larga y acaloradamente. El gobierno pudo obtener el dinero, pero sólo después de que el Congreso impusiera una serie de condiciones explícitas sobre la utilización O C T - D I C 86 E L GOBIERNO D E C Á R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 223 de la ayuda. L a condición principal era que el presidente sólo p o d r í a disponer de la ayuda d e s p u é s de certificar ante el Congreso que el gobierno n i c a r a g ü e n s e no apoyaba n i n g ú n movimiento insurgente extranj e r o . T a n t o el Congreso como el Ejecutivo estaban preocupados por el impacto de la revolución n i c a r a g ü e n s e en el resto de C e n t r o a m é r i c a y el Caribe. Las guerrillas centroamericanas se volvieron m á s audaces con l a r e v o l u c i ó n sandinista, los militares y la derecha, m á s intransigentes, y la clase media se debilitó. E n la primavera de 1979, antes del climax de la r e v o l u c i ó n n i c a r a g ü e n s e , el gobierno de C á r t e r concentró su atenc i ó n en el resto de la región. El enfoque del gobierno estadunidense se basaba en su punto de vista de que el statu quo en C e n t r o a m é r i c a no p o d í a defenderse n i sostenerse; l a ú n i c a manera de evitar la revolución violenta, que a j u i c i o de Estados U n i d o s no beneficiaba n i sus intereses n i los de los centroamericanos, era alentar la apertura del proceso político. Honduras, el vecino al norte de Nicaragua, parecía interesado ú n i c a m e n t e en lograr u n proceso de d e m o c r a t i z a c i ó n , y , en consecuencia, el gobierno de C á r t e r dec i d i ó concentrar a h í su ayuda y apoyo como ejemplo para los otros países. E l Salvador y Guatemala t e n í a n r e g í m e n e s militares represivos. E l gobierno de Estados Unidos decidió intensificar sus esfuerzos para com u n i c a r a estos r e g í m e n e s que, si bien c o m p a r t í a su p r e o c u p a c i ó n por la r e v o l u c i ó n , les d a r í a apoyo sólo si terminaban con la represión y perm i t í a n el avance del proceso político. E l gobierno de C á r t e r no tuvo impacto notable sobre el r é g i m e n de Guatemala, pero el 15 de octubre de 1979, d e s p u é s de numerosos esfuerzos, hubo apertura en El Salvador. U n grupo de j ó v e n e s oficiales del ejército tomaron el poder e invitaron a varios civiles, izquierdistas y moderados, a ayudarles a poner en p r á c t i c a una amplia variedad de reformas políticas, sociales y e c o n ó m i c a s . Estados Unidos vio esto como algo de suma importancia, pero C á r t e r decidió condicionar su apoyo al progreso de las reformas (en especial la reforma agraria) y al cese de la r e p r e s i ó n . E n 1979, la revolución llegó t a m b i é n al Caribe; el 13 de marzo, u n grupo de 50 miembros del New Jewel Movement ( N J M ) tomó el poder, mediante u n golpe de Estado casi pacífico, en la p e q u e ñ a isla de Granada. Fue el p r i m e r cambio de gobierno no constitucional en el Caribe de habla inglesa y causó i n q u i e t u d en el á r e a . E l N J M a s e g u r ó a todos sus intenciones moderadas y constitucionales, pero d e s p u é s de conseguir el reconocimiento, el nuevo r é g i m e n invitó a Cuba a ayudar en la o r g a n i z a c i ó n de u n Ejército Revolucionario del Pueblo, y pospuso indefinidamente las elecciones. 224 R O B E R T A . PASTOR FI XXVTI-2 D e s p u é s de que el embajador de Estados Unidos expresara, en u n mensaje al nuevo r é g i m e n , p r e o c u p a c i ó n por sus florecientes relaciones militares con Cuba, el primer ministro M a u r i c e Bishop d e n u n c i ó p ú blicamente a Estados Unidos por tratar de dictar el destino de Granad a . Las relaciones de la isla con Estados Unidos se deterioraron y el r é g i m e n revolucionario ya no ocultó su predisposición favorable hacia C u b a y el bloque soviético, aunque nunca declaró que se considerase marxista-leninista. El gobierno de C á r t e r a d o p t ó hacia Granada una estrategia m u y diferente de la que tuvo hacia Nicaragua, aunque en gran medida por las mismas razones. E n ambos casos, el gobierno consultó ampliamente a sus amables vecinos d e m o c r á t i c o s y dio mucho peso a sus puntos de vista. L o que escuchó en C e n t r o a m é r i c a fue que Estados Unidos t e n í a que respaldar la revolución nacionalista para que no se apoderaran de ella los marxistas; lo que le aconsejó el Caribe fue que Estados Unidos ayudara a las otras islas, m á s que a Granada, ya que de otra manera, sin desearlo, p o d r í a enviar una señal equivocada a los radicales en cada isla, cjue t o m a r í a n el poder y desafiarían a la gran po~ tencia. A s í , el impulso principal de la política de Estados Unidos era ayudar a los gobiernos d e m o c r á t i c o s de la r e g i ó n para fines de desarrollo e c o n ó m i c o y seguridad regional, m á s que enfrentarse a Granada. Cuando Fidel Castro celebró la r e u n i ó n cumbre del M o v i m i e n t o de los N o Alineados ( M N A ) , en septiembre de 1979, estuvo flanqueado por los líderes de los dos nuevos gobiernos revolucionarios en el Caribe, Nicaragua y Granada. Juntos, trataron de encauzar el M N A hacia una "alianza n a t u r a l " con la U n i ó n Soviética. E l gobierno de C á r t e r t o m ó en serio al M N A y dedicó cerca de seis meses a realizar consultas. M á s que alentar a los líderes moderados a mantenerse fuera del debate sobre el futuro del M N A , Estados Unidos los invitó a participar en el intento de evitar que Cuba se apoderase de ese movimiento. Independientemente de que las consultas de Estados Unidos ayudasen o no, la p a r t i c i p a c i ó n de los líderes moderados fue decisiva para evitar que Cuba cambiara la dirección del M N A . Sin embargo, desde la perspectiva de la o p i n i ó n p ú b l i c a estadunidense, el mayor impacto de la r e u n i ó n cumbre fue que u n gran grupo de líderes viajara a L a Habana a condenar a Estados Unidos. M á s a ú n , algunos líderes amigos, como M i c h a e l M a n l e y de Jamaica, pronunciaron discursos que hicieron a muchos norteamericanos cues31 3 1 Para u n a d e s c r i p c i ó n detallada y u n a n á l i s i s de las relaciones de Estados U n i dos con G r a n a d a de 1979 a 1983, v é a s e R o b e r t Pastor, " T h e U n i t e d States and the Grenada Revolution: W h o Pushed First and W h y ? " , en Jorge Heine (ed.), Democracy, Development, and Collective Secunty in the Eastern Canbbean (en prensa). . O C T - D I C 86 E L GOBIERNO DE C Á R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 225 t i o n a r su amistad y sus intenciones d e m o c r á t i c a s . M a n l e y condenó cada i n t e r v e n c i ó n de Estados Unidos, pero p a s ó por alto las cubanas y soviéticas; el tema subyacente del discurso fue decididamente favorable a la U n i ó n Soviética y a Cuba: " T o d o s los antiimperialistas saben que el e q u i l i b r i o m u n d i a l de fuerzas c a m b i ó irrevocablemente en 1917, cuando hubo u n movimiento y u n hombre en la R e v o l u c i ó n de Octubre, y ese hombre fue L e n i n . " Alabó a Castro por " h u m a n o " y le dio créd i t o por el hecho de que ' 'las fuerzas comprometidas en la lucha contra el imperialismo (en el hemisferio occidental] eran m á s fuertes que nunca". L a r e u n i ó n cumbre del M N A coincidió con el "descubrimiento", en Washington, de una brigada soviética en Cuba. Castro creyó que todo el incidente h a b í a sido planeado por Estados Unidos para ponerlo en v e r g ü e n z a en la r e u n i ó n cumbre, pero no apreció que ese hecho fue a ú n m á s vergonzoso y costoso, p o l í t i c a m e n t e , para el gobierno de C á r ter. I g u a l que con cada uno de los conflictos estratégicos en Cuba, el tema de la brigada soviética no tenía casi nada que ver con Cuba, y sí mucho con el equilibrio de poder entre la U n i ó n Soviética y Estados Unidos. En junio de 1979, los presidentes C á r t e r y Brezhnev firmaron el T r a tado sobre L i m i t a c i ó n de Armas Estratégicas ( S A L T I I ) . Los conservadores en Estados Unidos afirmaban que el ú n i c o efecto de un acuerdo sobre armamentos era disminuir el vigor de su país. E n t é r m i n o s políticos, este punto de vista estaba ganando fuerza en Estados Unidos, y muchos senadores, ante la reelección de 1980, se s e n t í a n inquietos por la consecuencia política de votar por el Tratado. U n o de estos senadores, R i c h a r d Stone. de Florida, p r e s i o n ó al gobierno, en la primavera de 1979, con informes de que los soviéticos h a b í a n enviado soldados a C u b a . E l secretario de Estado, Vanee, r e s p o n d i ó en una carta que no h a b í a pruebas. E n ese entonces, la m a y o r í a del gobierno no p o d í a entender el p o r q u é del envío de soldados a Cuba por parte de los soviéticos, en v í s p e r a s de la r e u n i ó n cumbre del M N A . A pesar de todo, el gobierno p r o m e t i ó controlar el problema mediante mayor vigilancia, y como resultado, en agosto detectó una u n i d a d soviética de combate. C o m o casi todos los funcionarios superiores del gobierno estaban de vacaciones en ese momento, el gobierno no tuvo oportunidad de averi¬ la naturaleza y origen de la brigada n i de negociar con calma sobre el tema con los soviéticos, antes de que la i n f o r m a c i ó n se filtrara nAviation Weekly. Frank C h u r c h , director del C o m i t é de Relaciones Exteriores del Senado, estaba entonces concentrado en una ardua lucha por la reelec- 226 R O B E R T A . PASTOR FI X X V I I - 2 ción. A l conocer la información, a n u n c i ó que el Senado no a p r o b a r í a el T r a t a d o S A L T I I a menos que la brigada fuera retirada. C o n la may o r í a del Senado a su derecha, la a f i r m a c i ó n de C h u r c h asoció el destino del Tratado al retiro de la brigada. E l incidente ocurrió en u n momento en que las diferencias entre Vanee y Brzezinski se h a b í a n vuelto importantes. U n a crisis a u t é n t i c a h a b r í a u n i d o al gobierno, pero el tema de la brigada era sólo u n dilema político y, como tal, exacerbaba las contradicciones dentro del gobierno. Vanee creía que el tema de la brigada r e q u e r í a de u n gesto de la U n i ó n Soviética para que Estados Unidos no perdiera figura, pero que "definitivamente no era razón para interferir con la ratificación del T r a tado S A L T " . Por su parte, Brzezinski consideraba ese Tratado sólo como u n elemento en una relación estratégica m á s amplia; creía que el tema de la brigada debía aprovecharse para "insistir mundialmente en el aventurerismo cubano en favor de la U n i ó n S o v i é t i c a " . Para Brzezinski, éste era " e l problema p r i n c i p a l " . Nadie q u e r í a que el tema interfiriera con la ratificación del Tratado S A L T , pero Vanee creía que las perspectivas de ratificación mejorarían si Estados Unidos minimizaba el tema de la brigada, mientras que Brzezinski pensaba que la posición del gobierno estadunidense se fortalecería si lo " i n f l a b a " y si mostraba que e n t e n d í a la amenaza en aumento del expansionismo soviético-cubano. 32 E l líder de la m a y o r í a del Senado, Robert B y r d , dijo a C á r t e r que la ú n i c a manera de aprobar el Tratado era entender que el asunto de la brigada era de poca importancia relativamente, y C á r t e r siguió su consejo. E l I de octubre de 1979, C á r t e r se dirigió a la nación para abordar el tema de la brigada soviética, e hizo notar las afirmaciones de Brezhnev respecto a que la brigada era u n "centro de adiestramient o " , y que los soviéticos no c a m b i a r í a n su o r g a n i z a c i ó n . E l principal objetivo de C á r t e r era persuadir a la n a c i ó n de la necesidad de ratificar el T r a t a d o S A L T , pero lo hizo criticando fuertemente a la U n i ó n Soviética y a Cuba. T a m b i é n p i d i ó que aumentara la presencia de Estados U n i d o s en el Caribe, por razones de seguridad. o H a b í a u n resquemor especial en cuanto a que el discurso se pron u n c i ó en la misma fecha en que los tratados del Canal entraron en vigor. El vicepresidente M ó n d a l e estaba en P a n a m á en aquel momento, con varios presidentes de países d e m o c r á t i c o s , para celebrar la t e r m i n a c i ó n de una vieja época en las relaciones Ínter americanas, y sin embargo el 3 2 Esta s e c c i ó n refleja mis percepciones c o m o p a r t i c i p a n t e en el proceso de t o m a de decisiones de entonces, pero t a m b i é n se basa en las m e m o r i a s de Vanee, Brzezinski y C á r t e r ( C y r u s Vanee, Hard Cholees, p p . 358-364; Z b i g n i e w Brzezinski, Power and Principie, p p . 346-352; James C á r t e r , Keeping Faith, p p . 262-264). O C T - D l C 86 E L G O B I E R N O DE C A R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 227 discurso sirvió como u n recordatorio poderoso de que la vieja época no era historia, totalmente. De hecho, uno de los presidentes latinoamericanos c o m e n t ó a M ó n d a l e el mal simbolismo. Si el ambiente político, general e interno, hubiera sido propicio, entonces estos acontecimientos regionales —las revoluciones de Nicaragua y de Granada, la cumbre de L a Habana, la brigada soviética— hab r í a n creado menos dificultades y problemas. Sin embargo, resultó lo contrario. E n j u l i o de 1979, en el momento en que los sandinistas estab a n llegando al poder en Managua, Estados Unidos sintió de lleno el impacto del segundo choque petrolero. E l precio de la gasolina se fue por las nubes, el abastecimiento d i s m i n u y ó y Estados Unidos vio las m á s largas filas de coches (en espera de cargar gasolina) desde la Segunda Guerra M u n d i a l . Cuando la popularidad de C á r t e r cayó por debajo de la de N i x o n en los ú l t i m o s dos meses anteriores a su renuncia, a q u é l decidió i r a C a m p o D a v i d por dos semanas casi, para llevar a cabo consultas relacionadas con la evaluación de su presidencia y decidir c ó m o proceder mejor. Su discurso sobre e n e r g í a , el 15 de j u l i o , le a y u d ó a recuperar algo de popularidad, pero la p e r d i ó de nuevo por el despido subsecuente de cuatro miembros de su gabinete. L a inflación, que subió hasta alcanzar 10% y m á s , c o n t r i b u y ó a la p e r c e p c i ó n de que C á r t e r no t e n í a control sobre la situación, y otros hechos internacionales reforzaron esa p e r c e p c i ó n . E n noviembre, fue tomada la embajada de Estados Unidos en T e h e r á n , y al mes siguiente m á s de 100 000 soldados soviéticos marcharon sobre Afganistán. C á r t e r c o m p r e n d i ó que el Tratado S A L T sería derrotado si se votaba en el Senado y, en consecuencia, solicitó que éste pospusiera el debate o la decisión. Asimismo, impuso varias sanciones a la U n i ó n Soviética. C o n las tendencias adversas de la política interna, regional e internacional, el gobierno de C á r t e r c e n t r ó su atención en la Cuenca del Caribe, y cada vez m á s en temas de seguridad. El gobierno no alteró su enfoque básico, pero sí intensificó sus esfuerzos. Estados Unidos amplió su programa de ayuda a la región de manera considerable y empezó a explorar modos de ampliar el grupo c a r i b e ñ o para incluir a Cent r o a m é r i c a y a M é x i c o , o para alentar la formación de u n grupo paralelo en C e n t r o a m é r i c a . Aprovechando su experiencia personal, C á r t e r tamb i é n propuso una gran a m p l i a c i ó n de los programas "de persona a persona" en la Cuenca del Caribe. E s t i m u l ó el establecimiento de Acción C a r i b e ñ o - C e n t r o a m e r i c a n a , en abril de 1980, con la i n t e n c i ó n de que representara toda la gama de grupos no gubernamentales en Estados Unidos y la región (empresarios, grupos religiosos, sindicatos, etc.). Car- 228 FI x x v i i - 2 R O B E R T A . PASTOR ter sentía que esos contactos constituían la mejor manera, a largo plazo, de reducir malentendidos y favorecer relaciones equilibradas. E n E l Salvador, la guerra e m p e o r ó . C o n todo el apoyo que pudier o n proporcionar Estados Unidos y Venezuela, el gobierno salvadoreñ o fue capaz de decretar y poner en p r á c t i c a la reforma agraria y las nacionalizaciones de la banca y del comercio de exportación. Pero a cada paso reformista positivo seguía u n asesinato perpetrado por la extrema derecha. D e s p u é s del asesinato de varias trabajadoras religiosas de Estados Unidos, en noviembre de 1980, C á r t e r s u s p e n d i ó toda la ayuda e c o n ó m i c a y militar, a manera de reforzar el u l t i m á t u m de N a p o l e ó n D u a r t e a los militares. Se esperaba u n ataque izquierdista importante en enero de 1981, pero C á r t e r no p e r m i t i ó el flujo de ayuda hasta que los militares acordaron tomar medidas específicas para continuar la i n v e s t i g a c i ó n de los asesinatos, despidieron a varios oficiales de las fuerzas de seguridad y fortalecieron la posición de D u a r t e . D e s p u é s de la elección de R o n a l d Reagan, pero antes de su toma de posesión, las guerrillas s a l v a d o r e ñ a s persuadieron al gobierno de N i caragua de apoyar su ofensiva final en enero. Esto fue u n error fatal para ambos. L a ofensiva final fue u n fracaso completo, y las pruebas del apoyo n i c a r a g ü e n s e fueron tan concluyentes que, en efecto, destruyeron la relación que el gobierno de C á r t e r h a b í a estado tratando de cultivar. Mientras C e n t r o a m é r i c a se inquietaba por la revolución nicaragüense, la democracia en el Caribe oriental se fortalecía de alguna manera d e s p u é s de la revolución de Granada. Las elecciones no sólo se realizar o n como estaba programado en seis países, sino que los moderados vencieron a los radicales por m á r g e n e s amplios. El ú n i c o país del Caribe que sufrió inestabilidad en 1980 fue Cuba. C o m o resultado de que el gobierno de C á r t e r d e s m a n t e l ó el bloqueo del t r á n s i t o de personas entre Estados Unidos y Cuba, m á s de 110 000 cubano-estadunidenses visitaron la isla en 1979. Llevaron dinero, regalos e historias de triunfos, y dejaron a su paso las primeras señas visibles de descontento que h a b í a visto C u b a en una g e n e r a c i ó n . E n u n discurso, en noviembre de 1979, Castro reconoció el descontento y su v í n c u l o con la relación m á s abierta que h a b í a desarrollado C u b a con Estados Unidos durante los dos a ñ o s anteriores: 33 E n estos d í a s , l a c o n t r a r r e v o l u c i ó n [. . . ] h a e m p e z a d o a a p a r e c e r [. . . ] . 3 3 Para u n a d e s c r i p c i ó n de las medidas que se a d o p t a r o n entonces, v é a s e R o b e r t Pastor, " C o n t i n u i t y and Change i n U . S . F o r e i g n Policy: C á r t e r and Reagan o n E l Salvador", Journal of Polky Analysis and Management, v o l . 3, n ú m . 2, pp. 179-180. O C T - D I C 86 E L GOBIERNO DE C A R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 229 ¿Es porque bajamos la guardia? ¿Es porque la ausencia del enemigo ha hecho que perdamos nuestras facultades? ¿Es porque nos hemos sentido [. . .Jdemasiado tranquilos? Quizá, de cierta manera, hemos estado necesitando un enemigo, porque cuando tenemos un enemigo claramente definido, cuando estamos ocupados en el duro combate, estamos más unidos, más vigorosos, más estimulados. 34 A fines de 1979, los cubanos empezaron a i r r u m p i r en las embajadas latinoamericanas en L a Habana en busca de asilo. D e s p u é s de u n incidente en el que m u r i e r o n dos cubanos en la embajada de P e r ú , a principios de abril de 1980, Castro decidió dar una lección a P e r ú quitando la guardia de la embajada e informando al pueblo de L a Habana que era libre de i r a h í si lo deseaba. E n 24 horas, m á s de 10 000 cubanos se amontonaron en la p e q u e ñ a representación de u n país m á s pobre que Cuba. Castro se sintió sorprendido y avergonzado. Vuelos charter comenzaron a llevar a los cubanos a P e r ú , v í a Costa R i c a . Cuando la televisión registró su alegría al abandonar Cuba, Castro detuvo los vuelos. Luego invitó a los cubano-estadunidenses a Puerto M a r i e l , en las afueras de L a Habana, a recoger a sus familiares. E n unos cuantos d í a s , miles de barcos de todos t a m a ñ o s se d i r i g í a n a M a r i e l . E l gobierno q u e r í a detener los barcos pero se abstuvo, ya que, a j u i c i o de la guardia costera, eso i m p l i c a r í a arriesgar muchas vidas. El gobierno trató de desalentar a los cubanos de embarcarse, pero sin éxito. Los barcos regresaron con algunos parientes de cubano-estadunidenses y muchos otros, incluyendo criminales y enfermos mentales que Castro decidió depositar en Estados Unidos. Así llegaron 125 000 cubanos, hasta que el movimiento de barcos se detuvo, finalmente, en septiembre de 1980. UNA EVALUACIÓN De manera simbólica, p o d r í a decirse que el gobierno de C á r t e r e m p e z ó buscando el Canal de P a n a m á y t e r m i n ó huyendo del puerto de M a r i e l . Llegó con una agenda de preferencias que reflejaba su punto de vista de lo que d e b í a n ser las relaciones interamericanas. L a agenda i n c l u í a aquellos temas que el gobierno de C á r t e r juzgaba m á s importantes —los tratados del Canal, los derechos humanos, la d e m o c r a t i z a c i ó n , 3 4 Fidel Castro, " D i s c u r s o a la Asamblea N a c i o n a l del G o b i e r n o del P u e b l o " , 27 de d i c i e m b r e de 1979, m i m e o g r a f i a d o , p p . 49-55. (Este discurso secreto p u d o conseguirse en Estados U n i d o s y fue t e m a de varios a r t í c u l o s en el Miami Herald). 230 FI x x v i i - 2 R O B E R T A . PASTOR el diálogo Norte-Sur, la no proliferación, el control de armamentos y la resolución de conflictos. A d e m á s , C á r t e r optó por buscar esas metas de manera diferente de la de sus predecesores: en lugar de acciones encubiertas o unilaterales, C á r t e r insistió en la apertura y en la cooperación multilateral. Sin embargo, en sus ú l t i m o s dos a ñ o s , el gobierno se vio forzado a organizar una agenda de seguridad tradicional —guerra, revolución, inestabilidad en la Cuenca del Caribe y perspectivas de e x p a n s i ó n soviético-cubana. Ésta era una agenda con la que el gobierno de C á r t e r se sentía incómodo; de hecho, dividió al gobierno. Esa división fue acentuada —si no causada— por otros acontecimientos internacionales a ú n m á s perturbadores, y por la reacción popular hacia los mismos en Estados Unidos. Para 1980, de acuerdo con dos analistas de la o p i n i ó n p ú blica, Estados Unidos "se sentía amedrentado por la OPEP, humillado por el Ayatola J o m e i n i , e n g a ñ a d o por Castro, superado en comercio por J a p ó n y en armamento por los rusos. Cuando llegó la hora de la elección presidencial de 1980, los votantes, temerosos de que Estados U n i d o s estuviera perdiendo el control sobre sus asuntos exteriores, estaban m á s que listos para exorcizar el fantasma de V i e t n a m y reemplazarlo por una nueva actitud de reafirmación estadunidense". 35 N i n g ú n gobierno sale igual que como e n t r ó . Debe adaptarse, como lo hizo el gobierno de C á r t e r , a cambios en el panorama de la región y en el panorama estratégico, político y e c o n ó m i c o internacional. L a política exterior de Estados Unidos es producto de lo que u n gobierno se propone lograr, y de lo que permiten el Congreso (que articula la o p i n i ó n p ú b l i c a de Estados Unidos) y el m u n d o . El Congreso obliga a cada gobierno estadunidense a dar mayor peso a ciertos intereses nacionales, que en o p i n i ó n de los legisladores ese gobierno está desestimando; como tal, el Congreso funciona como una especie de compensador o equilibrador del interés n a c i o n a l . 36 Revisemos los éxitos y los fracasos del gobierno de C á r t e r , y evaluemos el papel del Congreso. C á r t e r p r o p u g n ó u n nuevo tratado sobre 3 5 D a n i e l Y a n k e l o v i c h y L a r r y K a a g a n , " A s s e r t i v e A m e r i c a " , Foreign Ajfairs: and the World, 1980, p . 696. L a influencia del Congreso v a r í a s e g ú n el grado en el que el presidente necesite su apoyo para sus p o l í t i c a s . Por ende, el Congreso tiene menos influencia sobre el presidente cuando la p o l í t i c a e x t e r i o r de éste depende de la d i p l o m a c i a (como en Nicar a g u a en 1978 y 1979) que c u a n d o el presidente necesita ayuda (en 1980, para N i c a r a gua) o la r a t i f i c a c i ó n de u n t r a t a d o ( P a n a m á ) . Para u n desarrollo m á s completo de esta tesis, v é a s e R o b e r t Pastor, Congress and the Politics of U.S. Foreign Economic Policy, Berke¬ ley, U n i v e r s i t y o f C a l i f o r n i a Press, 1980. America 3 6 O C T - D I C 86 EL G O B I E R N O D E C A R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 231 el Canal de P a n a m á y lo logró, pero el Congreso dejó su huella. A n t i c i p á n d o s e a éste, el Ejecutivo insistió en que Estados Unidos tuviera derechos permanentes a proteger el Canal y resistió a los esfuerzos de Pan a m á para recibir c o m p e n s a c i ó n por el uso previo del Canal. Durante la ratificación, el Senado aclaró dos obligaciones, respecto a si Estados U n i d o s t e n í a el derecho unilateral a proteger el Canal, y si los buques de guerra de Estados Unidos t e n í a n derecho a i r al frente en tiempos de emergencia. E l segundo logro m á s importante del gobierno de C á r ter probablemente haya sido en el á r e a de los derechos humanos, en la que el Congreso h a b í a indicado el camino. L a decisión del gobierno de C á r t e r de establecer deliberadamente políticas en el contexto general, fue importante en términos teóricos, pero m a l conocida del público en su m a y o r í a . E l gobierno se preciaba de no tener u n lema, pero, visto en retrospectiva, esto fue q u i z á una desventaja, pues privó a los analistas de u n asidero para describir la política. Sin u n lema, el enfoque del gobierno de C á r t e r se hizo conocer no por sus principios sino por sus características m á s prominentes —los derechos humanos y la democracia para aquellos que simpatizaban con el gobierno; Nicaragua, Granada y los refugiados cubanos para aquellos que no simpatizaban con él. E n la agenda Norte-Sur, el gobierno de C á r t e r no llegó tan lejos como muchos esperaban, pero llegó m á s lejos que el Congreso. Estados Unidos negoció u n acuerdo sobre u n fondo c o m ú n , sobre r e n o v a c i ó n de los recursos de los bancos internacionales de desarrollo, y sobre nuevos programas de cooperación en ciencia y tecnología. El Congreso, sin embargo, a p r o b ó ayuda exterior sólo en u n caso, en 1977, en cuatro a ñ o s de gobierno. A d e m á s , p a r e c i ó dismin u i r el interés en el Tercer rVÍundo, y para, el final del periodo, el diálogo Norte-Sur p r á c t i c a m e n t e se h a b í a i n t e r r u m p i d o . Durante los años de C á r t e r , el papel del Congreso fue, generalmente, el de u n perro g u a r d i á n conservador que forzó al presidente a dar mayor peso a los intereses de seguridad. Jeane K i r k p a t r i c k argumentaba que, a pesar del Congreso, la política del gobierno de C á r t e r en los dos p r i meros a ñ o s creó los problemas de seguridad de los dos ú l t i m o s . Ese argumento evade el tema principal. Indudablemente, los pueblos en sociedades represivas —sean Nicaragua, Argentina o Cuba— fueron alentados por la política de derechos humanos de C á r t e r e hicieron nuevas demandas a sus gobiernos. E l tema que K i r k p a t r i c k evade es si Estados Unidos d e b e r í a alentar esas presiones o defender a los dictadores. El gobierno de C á r t e r creía que los dictadores eran el problema y los derechos humanos la solución, mientras que el argumento de K i r k p a trick implica lo opuesto. R O B E R T A . PASTOR 232 FI x x v i i - 2 Otros han sostenido que el gobierno de C á r t e r volvió, bajo p r e s i ó n , a la agenda de la guerra fría tradicional en sus dos ú l t i m o s a ñ o s . Se deduce de esta idea, ya que Estados Unidos no d e b e r í a preocuparse por la e x p a n s i ó n soviético-cubana, ya que el gobierno estadunidense debería abandonar sus principios de responder a las crisis de la región; en realidad, n i n g ú n gobierno de Estados Unidos p o d r í a no preocuparse por los avances comunistas: está enjuego el interés nacional de ese país. Es cierto que, al tratar el gobierno de C á r t e r de ajustarse a una agenda cambiante, se puso a prueba el compromiso de C á r t e r con tres p r i n cipios —derechos humanos, no i n t e r v e n c i ó n y cooperación multilateral. En el caso de Nicaragua, cuando el gobierno c o m p r e n d i ó que sus amigos d e m o c r á t i c o s en Nicaragua y en la región preferían a los sandi¬ nistas y no la estrategia de Estados Unidos (buscar una alternativa a Somoza y a los sandinistas), C á r t e r se decidió en contra del unilateralismo. En el caso de El Salvador, al hacerse m á s fuerte la izquierda, C á r t e r resistió a presiones para ofrecer apoyo incondicional al gobierno s a l v a d o r e ñ o . L a ayuda e c o n ó m i c a y militar sólo se d a r í a si el gobierno salvadoreño p o n í a en práctica la reforma agraria y tomaba medidas contra la r e p r e s i ó n Si u n j u i c i o sobre la política de C á r t e r dependiera de si se a p e g ó a sus principios durante estas crisis, es claro que p a s a r í a la prueba. 3 7 A pesar de las continuas consultas, el esfuerzo del gobierno de C á r ter por forjar una coalición de democracias con ideas similares en toda A m é r i c a , para perseguir una política c o m ú n en la Cuenca del Caribe, no llegó a fructificar. Q u i z á el enfoque fue tan diferente al de las políticas anteriores de Estados Unidos —que eran unilaterales o usaban una m á s c a r a de multilateralismo— que los gobiernos latinoamericanos se mostraron escépticos. Q u i z á las concepciones de seguridad nacional divergen tan agudamente en la r e g i ó n , que los gobiernos latinoamericanos no estaban preparados para cooperar con Estados Unidos. Q u i z á haga falta mucho tiempo para que esas concepciones cambien lo suficiente como para permitir la cooperación. C á r t e r creía que valían la pena el tiempo y la i n v e r s i ó n . Si uno acepta la meta de C á r t e r de trabajar m á s de cerca con los 3 7 V é a s e , por ejemplo, W i l l i a m Leo G r a n d e , " T h e R e v o l u t i o n i n N i c a r a g u a : A n o t h e r C u b a ? " , Foreign Affairs, o t o ñ o de 1979. A b r a h a m L o w e n t h a l ha descrito la p r e o c u p a c i ó n estadunidense por la e x p a n s i ó n de la influencia s o v i é t i c o - c u b a n a en la C u e n c a del C a r i b e como u n a " i n s e g u r i d a d n a c i o n a l ' ' causada por la falta de h a b i l i d a d de los legisladores para hacer frente a la h e g e m o n í a declinante de Estados U n i d o s ("Ro¬ n a l d R e a g a n a n d L a t i n A m e r i c a : C o p i n g w i t h H e g e m o n y i n D e c l i n e " , en K e n n e t h O y e et al., Eagle Defiant, Boston, L i t t l e & B r o w n , 1983). O C T - D I C 86 E L GOBIERNO D E C Á R T E R Y A M É R I C A L A T I N A 233 amigos d e m o c r á t i c o s de Estados Unidos en la región, q u i z á correspond a a éstos emitir el juicio final sobre su política. H e n r y Ford, el elocuente pero franco ex ministro de relaciones exteriores de Barbados, emit i ó u n j u i c i o de ese tipo en la Asamblea General de la O E A en Washingt o n , el 19 de noviembre de 1980, d e s p u é s de la derrota de C á r t e r ante Reagan. Primero, Ford e n u m e r ó las muchas críticas dirigidas contra l a política de los derechos humanos de C á r t e r , y luego dijo lo siguiente: N u e s t r o p u n t o de v i s t a es q u e h a s i d o [ l a ] p o l í t i c a m á s c r e a t i v a e n el h e m i s f e r i o e n m u c h o s a ñ o s . H a [. . . ] m o v i d o las c o n c i e n c i a s de m u c h o s l í deres en esta r e g i ó n ; ha b r i n d a d o esperanza a muchos ciudadanos o p r i m i d o s ; h a a y u d a d o , q u i z á m á s q u e n i n g ú n o t r o e l e m e n t o de p o l í t i c a , a c o r r e g i r la i m a g e n de Estados U n i d o s de u n gigante sin s e n t i m i e n t o s q u e a r r o j a su s o m b r a s o b r e sus v e c i n o s .