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GENERALIDADES
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iguales á las hojas verdaderas, como ocurre en casi todas las rubiáceas de nuestra flora; pero generalmente son más pequeñas,
soldadas unas veces con la base del peciolo (Rosales), soldadas
otras entre sí y opuestas á las hojas (muchos Astragalus), y libres
por completo otras (Violetas, Geranios, Malvas). En algunas hojas
las estípulas son semejantes á los lóbulos del limbo (Cariofilada)
•ó á las foliólas (Guisantes), y á veces abortando éstas son reemplazadas por las estípulas muy desenvueltas (Lathyrus Aphaca).
También pueden las estípulas soldarse entre sí y con la base del
pecíolo formando una cubierta cónica que envuelve á las yemas
axilares (Platanus), ó soldarse entre sí las de cada hoja formando
una vaina (pérula) que envuelve la yema terminal y cae truncada
por la base cuando se desarrolla la hoja siguiente (Higuera), ó es
perforada por ésta, quedando reducida á una, vaina membranosa
en la base de cada entrenudo (ocrea de las poligonáceas). También hay ejemplos de que las estípulas se conviertan en espinas
(Azufaifo, Espina de Cristo, algunas Acacias).
Otra transformación de las hojas consiste en el aborto parcial
del limbo, y su sustitución por un filamento que se arrolla en espiral
sobre las plantas próximas, quedando, por tanto, convertido en un
¿arcillo (Guisante, Cóboza), aun cuando ya hemos visto que este órgano no siempre es de naturaleza foliar.
F o r m a s e s p e c i a l e s d e a l g u n a s h o j a s . — N o siempre estos
órganos se adaptan por su forma y aun por su función á las condiciones generales de las hojas, pues hay veces que difieren notablemente del tipo común. Tales son las hojas aciculares de los pinos y cedros, semejantes á pecíolos lineales muy ricos en clorofila; las hojas carnosas ó crasas, que son cilindricas, con abundante
parónquima herbáceo y escasos elementos fibrosos (Siempreviva
menor, Callera, Mesembryanthenum); las carnosas, que modificadas
en todo ó en parte recubren los bulbos (Cebolla, Azucena), y las
especialísimas, llamadas ascidias, que por el abultamiento y excavación de los pecíolos presentan cavidades llenas de líquido, las
cuales se cierran por medio del limbo (Nepenthes, Sarracenia).
D u r a c i ó n d e l a s hojas.—Estos órganos tienen generalmente una longevidad menor que las raíces y los tallos, los cuales normalmente subsisten en las plantas caulocárpicas hasta la destrucción total de la planta, y lo propio ocurre con las raíces en las
plantas rizocárpicas. No así las hojas, cuya misión es transitoria;
una vez cumplida se desprenden y van á abonar el suelo con los
principios resultantes de su putrefacción. Sólo de las plantas
anuales puede decirse con exactitud que conservan las mismas hoj a s durante toda su vida.
Aunque hay plantas provistas de hojas persistentes ó que permanecen sobre la planta durante todo el año, en éstas, como en las
d e hoja caediza, la duración de estos órganos es limitada; anual
en la mayoría de los casos (Olivo, Encina, Boj, Majuelo lampiño)
ó de un corto número de años (Abietáceas), y si estas plantas no
se ven nunca desnudas, es porque la caída de las hojas viejas tiene
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