medidas a considerar - Ayuntamiento de Valencia

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MEDIDAS A CONSIDERAR
A) DE ORDEN PENAL. Posibles delitos
1.- Prevaricación
Art. 404 código penal: A LA AUTORIDAD o funcionario
público QUE, A SABIENDAS DE SU INJUSTICIA, DICTARE
UNA
RESOLUCIÓN
ARBITRARIA
EN
UN
ASUNTO
ADMINISTRATIVO se le castigará con la pena de
inhabilitación especial para empleo o cargo público por
tiempo de siete a diez años.
-El Dictamen es concluyente en la calificación como ARBITRARIA
de la orden ministerial.
-El Dictamen aporta otro dato, el de la DESVIACIÓN DE PODER,
que supone una voluntad de torcer la aplicación de la Ley para
obtener fines no pretendidos por la norma.
-El Dictamen califica a la Orden como un acto administrativo, una
Resolución en un asunto administrativo, pues.
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-Desde esta perspectiva no es difícil colegir que el Dictamen da
pie para integrar, con facilidad, el contenido del delito de
prevaricación (404 código penal), que se califica como:
- el cometido por funcionario o autoridad (la Ministra en
este caso)
- al dictar una resolución en un asunto administrativo (la
Orden)
- arbitraria (calificación así recogida con reiteración en el
dictamen)
- a sabiendas de su injusticia (la desviación de poder, o el
fin torcido que expresa el DICTAMEN; y la información escrita por
el Subdirector General de Protección del Patrimonio Histórico,
Luis Lafuente Batanero, cesado en 2009, que obra en el
expediente del Ministerio “a regañadientes”, y que está aportada a
la Audiencia Nacional.)
2.- Usurpación de atribuciones
A)
Art. 506 código penal: LA AUTORIDAD o funcionario público
QUE, CARECIENDO DE ATRIBUCIONES PARA ELLO, dictare
una disposición general o SUSPENDIERE SU EJECUCIÓN, será
castigado con la pena de prisión de uno a tres años, multa de seis
a doce meses e inhabilitación especial para empleo o cargo
público por tiempo de seis a doce años.
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Por cuanto la orden ministerial ha sido dictada careciendo de
atribuciones para suspender la ejecución del plan especial,
que es una auténtica disposición general de la Generalitat,
máxime después de haber estado totalmente inactiva la
Administración del Estado en contra de dicho Plan, a pesar de su
ejecutividad durante ocho años (desde que se dictó en el año
2001 hasta la Orden ministerial).
B)
Art. 508.1 código penal: LA AUTORIDAD o funcionario
público QUE, SE ARROGARE ATRIBUCIONES JUDICIALES O
IMPIDIERE EJECUTAR UNA RESOLUCIÓN DICTADA POR LA
AUTORIDAD JUDICIAL COMPETENTE, será castigado con la
pena de prisión de seis meses a un año, multa de tres a ocho
meses y suspensión de empleo o cargo público por tiempo de uno
a tres años.
Porque con su decisión (orden de la ministra) impide ejecutar
las resoluciones dictadas por las autoridades judiciales: las
nueve sentencias en recursos directos dictadas por el TSJCV
Pleno, y las tres del TS, así como otras varias en recursos
indirectos; y aún otras decidiendo que la ejecutividad del Plan
especial y su perfecta legalidad no permiten acordar la
suspensión de las actuaciones que contempla. La Ministra se
erige como última autoridad judicial.
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B) EXIGENCIA JUDICIAL DE DAÑOS Y PERJUICIOS
Tanto al Ayuntamiento como a los vecinos por las consecuencias
perjudiciales a sus intereses, de la paralización de la Ley.
C) EN EL ÁMBITO DE LA UNIÓN EUROPEA
Poner de manifiesto, ante la Comisión o el Parlamento, la
arbitariedad del Gobierno Socialista.
ACTUACIONES
Consecuentemente,
1. Solicitar, mañana, la acumulación de los 2 recursos
contencioso-administrativos
ante
la
Audiencia
Nacional
interpuestos por el Ayuntamiento y la Generalitat para que, en
el momento procesal oportuno, se incorpore este dictamen
del profesor Muñoz Machado.
2. Llevar a la Junta de Gobierno del próximo viernes la
propuesta de acuerdo para iniciar las acciones penales, como
así lo hará en su momento la Generalitat en el Consell.
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3.
El
Ayuntamiento
y
la
Generalitat
presentaremos,
conjuntamente, querella por PREVARICACIÓN, contra la
responsable-firmante de la Orden Ministerial, la Ministra Sra.
González Sinde, y contra quienes resultasen implicados, por
haber ordenado –en su caso- la citada Orden, y por haber
justificado con arbitrariedad la supuesta legalidad de la
misma (desde el Abogado del Estado, al funcionario
Subdirector General de Protección del Patrimonio).
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