IMENSION 10 Víctor Manuel Arbeloa DE ANDAR POR LA VIDA verbo divino VÍCTOR MANUEL ARBELOA De andar por la vida 1969 -1971 EDITORIAL VERBO DIVINO ESTELLA (Navarra) ESPAÑA 1973 NOTA PRELIMINAR Recojo aquí algunas de las páginas publicadas en el Boletín de la H OAC, de Madrid, Incunable, de Salamanca, y La Verdad, de Pamplona, durante los años 1970-1972, amén de algunas otras inéditas. Son sugerencias, reflexiones, ocurrencias, nacidas al calor de los hechos diarios, de las conversaciones con diversas gentes, de la lectura de algunos libros..., y que fui anotando entre 1969 y 1971. Es, pues, algo común, algo que cualquiera ha encontrado ya o puede encontrar en alguna parte de su vida. El libro es, por tanto, un libro breve, sencillo, discreto. He omitido toda cita, toda referencia técnica o cultural, toda alusión personal, dentro de lo que cabe. Su contenido no resiste prólogo alguno erudito o pretencioso. Sólo aguanta un lector amigo, que lea en silencio y a ratos perdidos, algo que es, aparte las necesarias divergencias, tan suyo como mío. © Víctor Manuel Arbeloa - © Editorial Verbo Divino, 1973 . Es propiedad . Printed in Spaia . Talleres gráficos: Editorial Verbo Divino, Estella . Depósito Legal: N A . 477-1973 ISBN 84 7151 137 1 Víctor Manuel Arbeloa Barañain (Navarra), enero 1973. 7 AGRESIVIDAD — Nace siempre de la falta, real o supuesta, de libertad. Lo mismo el aislamiento extremo, físico o moral, que la sociedad atosigadora, crean fuertes tensiones agresivas. ALEGRÍA — No hay que confundirla con la dicha. La alegría es un don permanente. La dicha, un temporal estado de bienestar. La alegría es la conquista continua de los mejores espíritus humanos. La dicha, el paraíso de los pequeños burgueses; muchos de ellos se quedan sin la alegría por perseguir siempre la dicha: no tienen tiempo ni paciencia para la alegría. — La alegría no es la seguridad. La alegría, si es pura y verdadera, es una brisa fresca de inseguridad, de libertad, que nos lleva hacia la aventura del amor, que nos arranca de las falsas y adormecedoras seguridades. 9 AMARGURA — La amargura —que puede ser una necesaria cruz de cada día llevada en comunión con los otros— puede ser también un grueso peligro cuando no es sino el refugio de nuestra debilidad soberbia y perezosa: el consuelo estimulante de nuestro egoísmo. — Los hombres amargados suelen ser inútiles. Siempre se sospecha que su amargura es signo de su impotencia. — Hay demasiado quehacer para que nos detengamos en saborear el agrio fruto de nuestra amargura. — " ¿Otro yo? " Más bien otro que puede acoger y renovar mi yo, siendo renovado por él. — Pocas cosas más tristes que la muerte de una amistad. Es como si perdiésemos un trozo de vida, como si se nos cerrase un camino a la esperanza. — En muchas amistades una cierta distancia de los amigos es harto conveniente. El respeto mutuo, la importancia de sentir la necesidad del otro, la misma exigencia de ir madurando hacia la mutua comunicación fruitiva, exigen un cierto silencio, una cierta lejanía, una cierta soledad. AMOR AMISTAD — Es la serenidad del amor, su cauce cotidiano y durable. No se le puede definir como el amor sin sexo. Todo amor se resuelve en definitiva en odio, muerte o amistad. — El miedo a hacer sufrir nos preserva a veces de romper con algunos amigos, pero nos retiene, por otra parte, falsas amistades. Hay que decir y hacer la verdad constantemente si queremos que la amistad sea verdadera. Una sensibilidad extrema, lejana a la realidad, puede ser un peligro para una convivencia verdaderamente humana. 10 — El amor es el sentido de la vida. — Cuando se ha experimentado, a veces muy dolorosamente, que el amor es el único fundamento de toda ética, su único fin, comienza entonces la liberación de uno mismo, la auténtica humanización. — El odio no es muchas veces más que el amor desbocado en una falsa dirección. A veces, una defensa bizarra y desaforada del amor. — Necesitamos también del amor de los otros para creer en nosotros mismos, para creer que la vida merece la pena. 11 — El fundamento del amor a los hombres no es la esperanza del premio, sino el amor de Dios revelado en Jesucristo que ha fundamentado la unidad humana, dándole el sentido de la libertad y de la esperanza. Los hombres nos amamos porque somos unos, porque somos libres, porque damos un sentido al amor. — El amor es el sacramento de Dios, porque el amor es la esencial afirmación del ser, la más rotunda profesión de fe en el sentido de la vida, la huida del propio endiosamiento, el puente tendido hacia las bienaventuranzas. Todo otro amor es egoísmo. — En materia de amor, cuanto más pobre, más rico. Cuanto más se da, más se ama. Sólo los pobres de verdad aman de verdad. — Amar es mucho más que "hacer el amor". "Hacer el amor" es muchas veces un pobre y voluntarioso sucedáneo del amor. — Es el mejor signo de la trascendencia, la mejor realidad trascendente. Al amar, nos estiramos, nos superamos, nos trascendemos. Es una gran bocanada de infinito, una ascensión —no evasión— hacia la nueva y total realidad. — El placer en el amor es como un paso previo, como un primer acceso. De ahí la frustración, la amarga experiencia del inacabamiento cuando el placer se termina en sí mismo, no avanza. Es como una ilusión rota, como una flor arranca12 da, como una primavera intempestiva y forzosamente maltrecha. AMOR IDEAL — El amor ideal, del que tantas veces hemos abusado los cristianos, no existe. Hay que combatir por conquistarlo, por aproximarnos, al menos, a él. Hablar de él como si estuviese a la vuelta de la esquina es retrasar ese combate, es traicionar ese mismo amor, es la mejor manera de que los hombres no crean en él. Es también una cómoda manera de cruzarse de brazos. ANARQUISMO EXTREMOSO — Un cierto anarquismo extremoso es una loca postura reaccionaria. Sirve para desenmascarar otras de distinto signo, pero, al mismo tiempo, es una evasión idealista, una negación de la realidad actual del hombre y de la sociedad, un radicalismo ineficaz que niega la necesaria solidaridad humana con todas sus consecuencias. Por evitar la violencia y el poder, los hace más necesarios y brutales. ANGELES — Bellos símbolos de la acción divina —misteriosa, bella, aterradora, amplia, veloz, generosa— para un mundo primitivo. 13 — Ser ángel es una de las tentaciones más aniquiladoras que puede tener un hombre: tentación de no ser hombre. ¡Diabólico efecto de tantos angelismos! — Penitencia, sacrificios, ascetismo: viejas palabras que señalan el entrenamiento necesario, de mil maneras y tradiciones, para la verdadera alegría compartida. Ni más, ni menos. ARTE ATEÍSMO — Humanización de la realidad. Asunción de la naturaleza para su glorificación por el hombre. — Que haya o no ateos prácticos absolutos es cosa que sólo puede saberse conociendo absolutamente a esos ateos. Por otra parte, ¿hay creyentes absolutos? — Creación de realidad. Superación de la realidad. Trascendencia. ARTE Y LIBERACIÓN — El arte es liberación y comunicación. Comunicación para la liberación. Liberación para la comunicación. ASCÉTICA — La ascesis sigue siendo necesaria, y aún más, si cabe, en nuestro mundo. Sucede que sentimos aversión hacia ella, porque ni los que nos la imponían, ni el cómo ni el porqué nos convencían ni nos convencen. Hemos de ser nosotros hoy, después de muchos fracasos y decepciones, de positivas experiencias también, quienes hagamos respetable y convincente una nueva ascética. 14 — Hay muchos ateos teóricos que tienen un diosecillo que adorar: ellos mismos. Si esto es bastante ridículo, lo es mucho más cuando los creyentes hacemos lo mismo. — Es preferible un buen ateo a un buen idólatra. El primero no fabrica un falso dios, no confunde, no llena un espacio que cree no le corresponde. El idólatra es más que ateo: es un anti-teo. — Los ateos nos liberan, con frecuencia, de cualquier idolatría. — Muchos de los clásicos argumentos de los ateos militantes son sólo antiargumentos contra ciertas maneras de entender a Dios. Todo increyente serio, que no necesite contrarrestar ciertas concepciones teísticas que le parecen perjudiciales, o se calla o dice serenamente su increencia. 15 BIENAVENTURANZAS — Cristo ha venido a anunciarnos la felicidad. Una felicidad que es en este mundo limitada e ingenua: felicidad del amor imperfecto, que lleva consigo dolor y turbación, pero, con todo, una felicidad. Las primeras y más altas palabras de Cristo son palabras de felicidad. — Como los mandamientos se resumen en uno, las bienaventuranzas se sintetizan en la bienaventuranza de los pobres: felices los pobres que aman a Dios y a los hermanos, y están dispuestos por eso a la mansedumbre, a la limpieza de corazón, a la misericordia, a ser sinceros, a tener hambre y sed, a ser perseguidos... — Sólo es pobre de espíritu —pobre de verdad, de solemnidad evangélica— el que no impone su fuerza, el que tiene hambre, sed, etc. — Felices tales pobres, los únicos hombres serena, constante y esperanzadamente activos. — Las bienaventuranzas de Jesús son el verdadero proto-evangelio, el Evangelio de urgencia, el Evangelio de los evangelios. Cristo nació, vivió, murió y resucitó "para" decirnos con seriedad las bienaventuranzas. — Entre el monte Sinaí y el Calvario está el montecillo de las bienaventuranzas: continúa y sublima al primero; anuncia y explica al segundo. — Las bienaventuranzas —capítulo 6 de San Mateo— son el programa del examen del juicio 16 —capítulo 25—; sólo que en éste se sacan las conclusiones precisas. BLASFEMIA — La verdadera blasfemia contra el Espíritu, la mayor de las blasfemias, es no creer en la fuerza del Espíritu en el mundo, en su capacidad de crear, a través de los hombres, un mundo verdaderamente nuevo. Blasfemar de Dios, más que profanar su nombre, es negar su papel en nuestra vida, no consentir su acción entre nosotros a través de todos los medios por los que Dios actúa. BUENA VOLUNTAD — Los hombres de "buena voluntad" no tienen a veces más que eso: mala voluntad. Se aferran a su voluntad como solución de cualquier dificultad: son tercos, duros, sectarios, faltos de toda razón comunitaria y competente. BURGUESÍA — El principal fruto de la experiencia burguesa de la vida es la degradación. Degrada todo cuanto toca. El deber se convierte en oficio. El ideal en lucro. La vida, como entrega, en vida, como posesión exclusivista y embriagante. 17 CAPITALISMO — La sociedad capitalista es ante todo una sociedad explotadora: de la naturaleza y del hombre. Su espíritu es la avidez; su principio, el provecho; su fin, la posesión. Sociedad zoológica que, bajo capa de progreso y civilización, hace retroceder miles de años a la especie humana. — Los más numerosos sostenedores —los más inocentes sin duda— del régimen capitalista son los pobres que aspiran a sus suculencias. — No es un tirano más o menos abominable; es un sistema mundial de tiranos. — El capitalismo pervive a fuerza de crear nuevas necesidades artificiales por medio de la publicidad agresiva, que usa todos los medios a su alcance. Pero tales medios desesperados carecen de metas y de fines. Y el hombre sensato vuelve, tarde o temprano, a recuperar el sentido de su acción. — Capitalismo contra socialismo: interés individual contra interés colectivo; egoísmo contra solidaridad. Aun cuando el capitalismo sirve —de rechazo— los intereses egoístas del individuo, el socialismo, al servir a los intereses solidarios colectivos, sirve —no de rechazo, sino de lleno— los intereses individuales, que ya no son egoístas. — Al crecer el desarrollo del confort capitalista, crece la soledad: la insolidaridad. Este es el 18 fin negativo del capitalismo. No hay por qué sorprenderse. — El "derecho divino" de los monarcas antiguos se resiste aún en los propietarios de los medios de producción y de cambio en nuestros días. La herencia es su "derecho", y la propiedad el elemento "divino", santificado por los códigos y hasta por algunas retrasadas bendiciones eclesiásticas. — Si el hijo no sucede al padre en una dirección general administrativa, en la dirección de una orquesta, en el mando de un batallón, en la secretaría de un partido, en la responsabilidad de un departamento médico..., ¿por qué diablos ha de hacerlo en la dirección o administración de una empresa económica? — Dentro de pocos años el régimen de propiedad privada de los medios de producción nos parecerá tan absurdo como nos parece hoy la esclavitud. Si en un principio el capitalismo liberal pudo representar un avance y hasta una necesidad, esto no justifica ni su permanencia ni sólo su reforma. El evangelio, la clase obrera y el progreso técnico deben acabar con el sistema capitalista. Aunque el evangelio, en esta ocasión, lo prediquen los "paganos". ¡Con tal que se predique a Cristo...! — El capitalismo no predica la lucha de clases; la produce cada día, la defiende racional y sistemáticamente, instalando el egoísmo, la envidia, 19 la avaricia y la crueldad en el corazón de los hombres y de las instituciones. CARNE Y ESPÍRITU — Hastío de la carne. Apariencia de la carne. Decepción de la carne. Sólo una carne traspasada por el espíritu puede evitar tal hastío y hasta la desesperación. La belleza es ya una cierta espiritualización: su armonía, su intensidad, su transparencia anuncian ya una pequeña deificación. Pero la belleza sola también llega a cansar: es demasiado poco espíritu. CASTIDAD — La castidad ha de tener un sentido para no llegar a convertirse en una higiene superior. — Casto no es el que huye —miedosamente— del placer, que no es ningún mal, sino el que da a ese placer o a su ausencia una orientación humanizadora. — ¡Cuántos hombres feroces que se llaman castos! prender que muchos -—de cualquier tendencia— vean, en cierto modo, incompatible una seria militancia y el matrimonio. No es sólo el celibato lo que se pone en tela de juicio; es sobre todo una manera de vivir sexual, familiar, comunitariamente. COMPRENSIÓN — Somos a veces comprensivos con otros, porque somos demasiado comprensivos con nosotros mismos. Es un modo, inconsciente muchas veces, de justificar nuestra debilidad. COMPROMETIMIENTO — Para evitar equívocos, cuando hablemos de compromiso positivo, digamos "comprometimiento". COMPROMISO TEMPORAL — Se habla a veces del compromiso temporal de los cristianos. ¿Pero tienen los cristianos otro compromiso atemporal, "celestial"? ¿Aterriza tal vez el cristiano, a un cierto punto, en el tiempo y en el espacio? ¡Qué modo de desunir lo que Dios ha unido! CELIBATO Y MATRIMONIO — Mientras la situación matrimonial y familiar siga siendo la que es hoy, no es difícil com21 20 COMUNICACIÓN Y COMUNIDAD — El hombre es esencialmente comunicación. Un permanente y arriesgado quehacer de madurar el individuo hacia la persona, de poner en común los valores personales de cada uno: personalismo comunitario. — La comunicación no es todavía comunión. Pero es el camino real hacia ella. — No hay comunidad sin comunicación. Toda comunicación lleva, de alguna manera, a la comunidad, a través de la comunión. — Las comunicaciones debieran crear la comunicación. Con frecuencia son sólo medios para huir de ella. el fracaso de tantos amores: no suele haber nada común, fruto de la comunicación; sólo un agregado, más o menos prieto, de individualidades. — A la verdad intelectual puede llegarse por el diálogo. A la verdad total —concepto bíblico: realidad—, sólo por medio de la comunicación. — Los medios de comunicación son los nuevos apóstoles de la "alegre noticia" del reino. Pero es menester que alguien los envíe de nuevo. — Hay que salvaguardar nuestra intimidad de quienes abusan frivolamente de los medios de comunicación. Y hay que salvar también nuestra sociabilidad de quienes no saben usarlos con generosidad. — Tal vez el sentido común de nuestra civilización sea el sentido de la comunicación. — Cuando los medios de comunicación no sirven fielmente a los valores fundamentales del hombre, se convierten en verdaderos medios de incomunicación. — Vivir en comunicación es muchas veces el actual y laico "vivir en comunidad" de otros tiempos. — Los medios de incomunicación crean poco a poco la incomunidad. — Comunicarse no es sólo entender a alguien ni "entenderse". Es ayudarse a caminar juntos. A sufrir y gozar juntos. A esperar juntos. — Comunicación es una palabra —y una realidad— mucho más rica que la palabra —y la realidad— diálogo. La comunicación añade al dialogar el dia-vivir. — No se puede amar sin comunicarse. De ahí 22 — Los grandes enemigos de los medios de comunicación son el miedo, la mentira y la frivolidad, que son precisamente los tres enemigos más poderosos de nuestra sociedad actual: una sociedad incomunicada por el miedo, la mentira y la frivolidad. — La Iglesia necesita urgentemente medios de comunicación internos para que los hombres 23 vean en ella una auténtica comunidad. Frecuentemente se acostumbra en la Iglesia a comunicar, pero no a comunicarse. Hay "comunicados", pero no "comunicación". A la comunión litúrgica no responde una comunión de vida. ¿Puede darse signo más anticomunitario? — La imagen es el primer medio de comunicación. La imagen recoge lo que de válido y comunicativo tienen la palabra, el signo y el símbolo, pero la imagen los completa, los dinamiza, los dispara vitalmente hacia el centro del existir. Nuestro tiempo es el tiempo de la imagen. La imagen está muy cerca de la acción, es ya acción. CONCILIO VATICANO II — El Concilio Vaticano II ha venido a descubrir, de alguna manera, la necesidad de las tres revoluciones no hechas en la Iglesia y en ciertos espacios dominados por ella: la religiosa, la ideológica-burguesa y la social. Demasiado tiempo histórico concentrado, demasiada reforma y demasiado retraso, para que las consecuencias no sean largas y graves, aunque positivas. CONSERVADORES — A los conservadores les suele faltar perspectiva. Son hombres de lo inmediato. Prefieren el presente-pasado al futuro. Por eso los soportes de todo conservador son el poder, la violencia, el placer..., cosas inmediatas y tangibles. Si alguna 24 vez piensan en el futuro, es sólo para reafirmar y defender esos pretendidos valores inmediatos. Más que futuro es un pasado-presente que se quiere continuar. CONTESTACIÓN Y SOCIEDAD — Uno de los peligros mayores de muchos contestatarios es dejarse integrar, tarde o temprano, por la sociedad que aborrecen y niegan. El carecer de un programa concreto y de unos métodos viables, su poca confianza en una acción continuada y lúcida, los hacen extremadamente débiles. A la larga, o abandonan del todo la sociedad o se integran en ella, en un estado de amarga frustración, de equívoco desinterés, o de simple mediocridad acomodaticia. — La contestación no es a veces más que expresión de impotencia de quienes viven alejados de una sociedad, en la que no han sabido ni han podido luchar de manera más eficaz. — Con todo, la contestación y hasta la secesión de la sociedad pueden y deben ser una actitud profética, que impulsa a una permanente renovación crítica de quienes trabajan dentro de la misma sociedad. CORPORATISMO — Oponer la ciudadanía a la corporación. Antes y por encima de corporados, somos ciudada25 nos; todos con iguales deberes y derechos. La corporación puede, a lo más, concretar y asegurar esos elementales principios. CREACIÓN DEL MUNDO — Lo que podría parecer como fuente y principio de alienación, de dependencia y de antihumanismo, ha sido, históricamente, fuente y principio de secularización, de desmitificación y de humanismo, al hacer imposible la divinización de la naturaleza, la idolatrización del cosmos, el encarcelamiento del hombre entre las cuatro paredes del universo; al hacer posible, al mismo tiempo, el dominio de la naturaleza por el hombre, parte y señor de la misma. CRISTIANISMO Y HUMANISMO — No hay que confundir la vocación de hombre y la vocación de cristiano en cada uno de nosotros: vocaciones distintas, pero no separadas, complementarias, digámoslo así. La primera abre el cauce de la realidad a la segunda, que da a la primera su pleno sentido: la dirección y el significado que nos reveló el mensaje de Jesucristo. CRISTO VIVO — Para los cristianos, Cristo está tan por encima de todos, es tan trascendente a todos los 26 valores, que nada ni nadie nos parece digno de llamarse con ese nombre. Por otra parte, Cristo nos parece tan normal y tan humano, que cualquier hombre nos recuerda a él, cualquier cosa nos lo revela. Hombre-Dios. Expresión humana de Dios. — Cristo no nos mandó imitarle, sino creer en la fuerza de su amor. Muchas vidas de cristianos son tan estériles porque se han encerrado en la "jaula del evangelio". El evangelio no es una jaula, sino la puerta abierta al aire nuevo. No una vinculación, sino, en primer lugar, una liberación a la luz y con la fuerza de Cristo. Mejor que imitación de Cristo, ¡invención de Cristo! — Muchos años se pasaron muchos cristianos discurriendo sobre Dios y olvidándose del hombre. No es nada extraño que muchos cristianos se pasen ahora mucho tiempo discurriendo sobre el hombre y olvidándose de Dios. ¿Olvidándose? No del todo, mientras no se olvidan del hombre, que siempre es una cierta presencia de Dios. — Muchos cristianos dejarían de serlo si se convencieran de que Cristo fue un hombre de verdad y de que, por eso, el cristianismo es también el culto del hombre. — Si en algo nos distinguimos los cristianos de los no cristianos en nuestra vida práctica es que ante la presencia de Dios revelado en Jesucristo sentimos profundamente nuestra debilidad y, al mismo tiempo, la fuerza de Dios. Debilidad y fuerza que nos preservan de cualquier "complejo". 27 — Cristo es el Hijo de Dios, la revelación Distintos pero iguales. Con algo nuevo; pero oculto en gratuidad y sorpresa. de Dios, porque encarnó el máximo amor a todos los hombres de todos los tiempos de la manera más generosa y comprometida. He aquí la prueba más convincente de todas sobre su filiación divina. — Hemos reducido tantas veces a Cristo a ideas, sistemas o costumbres religiosas, que hemos perdido todo el incomparable fruto de un encuentro personal. Nos hemos quedado con un deber cuando se trataba de un llamamiento; hemos perdido el diálogo para conservar sólo el catecismo. — No hay definición de cristiano que valga. Ser cristiano es querer ser cristiano, no estar contento con ninguna definición, con ningún límite. Es no saber bien cómo se es, cómo se puede ser, sufrir con todo esto. — Antes que enredarnos en interminables —aunque nobilísimas— discusiones sobre el problema de Dios, ¿no es la primera tarea de todos los cristianos vivir honradamente en nuestra vida la vida de Cristo? ¿No es Cristo la verdad, la vida, el camino? ¿Por qué no partir de esta realidad primera y abrir esta vida y su esperanza a toda ulterior realidad, por inexplicable y lejana que parezca? — No se trata en nuestra nueva visión del cristianismo de arrancar la cruz de Cristo de nues28 tras vidas, sino de plantarla mucho más en el centro de ellas: como signo existencial de reconciliación, de libertad y de esperanza, y no de aplastamiento, de aniquilación y de castigo, como hasta ahora tantas veces se nos predicó. — La vida de Cristo no se caracteriza de buenas a primeras por su cruz, sino por su disponibilidad absoluta, que puede llevarle a la cruz; por su entrega, si es preciso, hasta la cruz. El encuentro del mensaje de Cristo con los hombres de su tiempo pudo haber sido muy diverso, pero fue aquél y no otro. Cristo no fue al encuentro directo de la cruz; se encontró con ella, le pusieron sobre ella. Pero no vayamos a poner la cruz en lugar de Cristo. No hay cruz sin Cristo, pero hay a ratos Cristo sin cruz. — Creer en un Dios salvador revelado en Jesucristo, más que reconocer nuestra miseria e impotencia, es superar nuestra fuerza y esperanza limitadas con la trascendencia de su libertad generosa. Sólo así nos es más fácil y más real creer en la salvación de Dios por Jesucristo. CULTO — Cristo interpretó el culto hebreo desde el amor, rechazando toda forma incompatible con él. Con su muerte —ruptura del velo del templo— terminó todo culto que no fuera el de la práctica del evangelio, la renovación del acontecimiento de Cristo. 29 — Ya en la primitiva comunidad cristiana, la buena noticia del reino, la palabra interpeladora de Cristo fue a veces convertida en rito helénico, en misterio intimista y evadente. — Todavía en nuestra Iglesia, el culto ahoga y destruye demasiadas veces la palabra, en vez de acogerla, descifrarla y ponerla en movimiento. DEMONIOS — Lograda personificación —dinámica, obsesiva, tenebrosa—, durante toda una época, del mal en nuestro mundo. — Dios ha vencido a Satanás, porque el amor ha vencido al odio: la esperanza ha saltado todas las barreras del mal; el reino de Dios ha penetrado —¡al menos, ha comenzado a penetrar!— en un mundo cerrado a cal y canto en su propia miseria y en su propia suficiencia. DESMITIFICACION — Corremos el peligro, por un a veces tonto afán de realismo, de quedarnos con la realidad monda y lironda de lo que boy somos. A eso solemos llamar desmitificación. Olvidamos que los mitos son, en definitiva, intentos de superar la realidad. DESTINO Y PROVIDENCIA — El hado o destino, que está aun por encima de los mismos dioses griegos, puede corregir cierta miope concepción de la providencia divina. Allí el destino, aquí el soberano respeto de Dios a las leyes naturales, están por encima de cualquier "capricho", de cualquier "providencia" arbitraria. —- La providencia de Dios es su amor a toda la creación, sólo patente a los ojos de la fe y pese a mil tremendas evidencias. Pero nosotros la hemos convertido a nuestro gusto en lotería que siempre toca: la hemos convertido de providencia, a la manera de Dios, en evidencia, a la manera del hombre. DIALÉCTICA — Es la llave con la que se abre toda la realidad. — Pero muchos han hecho de esta llave cerradura, puerta, portón por donde sólo ellos entran y salen, sin permitírselo a los demás. DINERO — Es el lenguaje del mundo capitalista, que corrompe otros muchos lenguajes, haciéndoles a veces enmudecer. 31 30 DIOS — Si Dios no existe, ¿todo está permitido? No. Si el hombre existe, todo no está permitido. — Dios es siempre sorprendente, inalcanzable, incomprensible. Toda búsqueda es encuentro, todo encuentro búsqueda. — No admite definición, que es siempre limitación. Su mejor definición es la apasionada, humilde, sincera, siempre remota, búsqueda de la misma. — O reconocemos el misterio sobrecogedor de Dios, eterno, creador y sabio, o el misterio sobrecogedor de la Naturaleza eterna, creadora y sabia: la Diosa-Naturaleza. des. Dios de la promesa y de la esperanza. ¿Quién habló de definir a Dios, de limitarlo en los metros cuadrados de una teología filosófica, de demostrarlo con nuestros pobres y viejos razonamientos? ¡Dios del corazón —del hombre total—, hacia adelante! — Dios no ha muerto. Pero muchas imágenes del Dios vivo —vivo también en muchos hombres— están muertas hace siglos en el panteón de los dioses inventados por el hombre. — Dios inefable: por su intensa y luminosa "efabilidad". — Dios como unidad y fin sosegador, a la par que dinámico, de todo. — Dios no puede ser reducido al capricho, a la arbitrariedad o al absurdo. Pero tampoco al sentido común. El misterio del amor no es el del sentido común. — Sólo en la experiencia operativa del amor, el Dios de Jesucristo es creíble y adquiere todo su sentido. No porque el amor sea Dios, sino revelación de Dios, que es amor y autor de todo amor. DIOS DE LA MAGIA Y DE LA FE — Dios es indefinible, inefable... El silencio es tal vez la mejor manera de acercarse a él. Pero si no hablamos de él, ¿de qué merecerá la pena hablar? — Querer poseer a Dios, tenerlo para nosotros, hacerlo nuestro: Dios de la magia. Darnos a él, dejarnos encontrar por él: Dios de la fe. — Dios es siempre nuevo. Si un día llegáramos a comprenderlo, Dios sería viejo para siempre. DIOS Y EL MAL — Dios siempre nuevo, manantial de novedad, infinitamente joven, futuro absoluto de noveda32 — Fl problema del mal, seriamente vivido, impide el desarrollo de una idea irresponsable y 33 frivola de Dios. El mal es el mejor enemigo de un teísmo débil y sin compromiso. DIVERSIÓN — Hay quienes se di-vierten tanto en la vida, que no se vierten casi nunca, no se entregan. Y la vida, más que di-versión, es in-versión y reversión: auténtica versión de la misma. — El dolor —lúcido y dominado— madura y enriquece porque nos abre a lo otro y a los otros. Nos libera de nuestra autoposesión y autodisfrute. Por esto el dolor acompaña siempre al verdadero amor, es su fiel guardaespaldas; no es muy distinto de él. No podremos nunca suprimir el dolor mientras sigamos queriendo amar. Sólo el dolor no humanizado es malo, el dolor residuo injusto de épocas primitivas. DOGMAS DUDA — Los dogmas —expresiones históricas de acontecimientos de fe— se purifican, se relacionan, se explican mejor, crecen. Las "verdades" cristianas son siempre inalcanzables c inexpresables adecuadamente, y los hombres son históricamente diversos. Si dogmático es hoy equivalente a inmóvil e intransigente, ¿no será porque hemos confundido la verdad con su expresión, y ésta con una expresión histórica determinada? — El "estado de duda" es hoy —¿ha sido siempre?— común a todos los hombres. Sólo dejan de dudar los locos y los fanáticos, que son aprendices de locos. DOGMÁTICOS — Son los que sacrifican los hombres a las ideas. Ideas permanentes y exclusivas. Los humanistas hacen lo contrario, sin dejar de luchar por la prevalencia de las ideas humanizadas. DOLOR — No hay "demonio" mejor que el dolor para dejar de creer en nuestra propia divinidad. 34 — Lo cual no quiere decir que se ponga todo en duda. Todo hombre, digno de serlo, ha de tener una columna vertebral de pensamiento, un camino real de acción, que den sentido, peso y realidad —salida— a su vida. — Importa mucho saber cuándo y dónde dudar. La duda es un prodigioso y creador principio de sabiduría. Una vigorizante dialéctica del espíritu. EFICACIA — ¡No confundir nunca la eficacia con el "éxito"! A veces la eficacia no tiene ninguna "salida". 35 — Eficacia, sí, pero a la medida del hombre total, que incluye muchas aparentes ineficacias. — Si el mandamiento nuevo del amor es el principio y fin de la eficacia, como de toda dimensión humana, no vayamos a buscarla por los viejos caminos del saber, del tener y del poder, a los que antes se llamaba "eficaces". — La eficacia de la cruz es una de las eficacias del amor. Atención, pues, al nuevo ídolo pagano de la eficacia! cualquiera de sus etapas de humanización, yendo siempre más lejos —sorpresa del Dios sorprendente— que su esperanza. — No hay otra alternativa: o es aún posible la esperanza en una humanización más completa del hombre, o es inminente el dominio del hombre sobre el hombre. — Partiendo de la experiencia del amor entre los hombres, la esperanza la alarga y enriquece hacia su sentido más pleno. La esperanza no tiene nada que ver con la ilusión, la espera de la suerte o el optimismo: son sus tres caricaturas, sus tres tentaciones de cada día. EROTISMO — Búsqueda de lo absoluto y permanente en lo relativo y fugaz. Y vuelta a empezar, porque no es lo absoluto. ESPERANZA — La esperanza es la fe que mira y marcha hacia el futuro. — Sólo la esperanza cristiana parece de verdad esperanza: las demás parecen sólo esperas de esta esperanza. Pero sucede con frecuencia que la espera es ya esperanza esperante. — El cristiano es un esperanzante radical, no sólo un insatisfecho permanente: espera en la continua perfectibilidad del hombre, sin detenerse en — La esperanza ya encarnada en la historia es el único fundamento de otra esperanza más alta y purificada. — Vivir es esperar. Al menos, esperar vivir o esperar morir: esperar. — La esperanza trivializada se llama ilusión. — El optimismo es un sucedáneo ingenuo y facilón de la esperanza, hecho a la medida de hombres con prisa de futuro, poco arraigados en el presente. — Esa falta y precipitada "esperanza" en la lotería o en las quinielas tiene también algo de esa revelación gratuita, de ese don que es la última y esencial esperanza. 37 36 — No hay libertad sin esperanza. Un mundo que no estuviera abierto a una esperanza real y enriquecedora, sería un mundo cerrado sobre sí mismo, una repetición inútil y fatigosa del vivir, una jaula de libertad. —un tanto pasiva—, más que esperanza —demasiado intelectual y abstracta—. Esperación: lo contrario de des-esperación. — No poder amar una creación en la que "los niños son torturados" es una confesión de esperanza, mucho más seria que tantas confesiones simplonas de fe. Es una desesperada esperanza en una creación más esperanzadora. EUCARISTÍA — La paciencia cristiana es un auxiliar de la esperanza. La paciencia estoica es autoconciencia de suficiencia, de propio dominio frente al mundo, frente al dolor, al gozo, al temor, a la esperanza. La "esperanza" del estoico termina en sí misma; es la esperanza del que no espera nada. — La concepción fisicista de la presencia de Cristo ha impedido avanzar a la doctrina católica de la eucaristía. La presencia real y misteriosa de Cristo no tiene nada que ver con la física del laboratorio, con la bioquímica orgánica. — El estoico es el hombre abstracto, abstraído del dolor, de la alegría, del temor, de la esperanza. Es un intento de reducir el hombre total. — La eucaristía, como su nombre griego lo indica, es una acción de gracias por la salvación de Dios cumplida en Jesucristo. Acción de gracias en forma de comida fraternal —recuerdo de la última cena antes de su muerte— por participar de esa misma salvación y por poder hacer participar de ella a los otros. Todo cuanto se aleje de esta eucaristía tiene poco de eucarístico. — La esperanza total, imantada por el futuro absoluto de Dios, mueve y remueve el presente, lo sacude, lo arrastra. Ningún hombre de esperanza puede vivir en pasividad su presente. Cuando esto ocurre, es que la esperanza es sólo una huida del presente hacia cualquier cosa. — El desprestigio, en ciertas partes o sectores del pueblo, de la comunión procede del desprestigio en que muchos comulgantes tienen la comunicación y la comunidad: presupuestos y consecuencias de la verdadera comunión. ESPERANZA Y ESPERACION EVANGELIZARON — Una palabra necesaria tal vez para decir el acto de esperar: esperación. Dice más que espera — ¿Puede haber evangelización sin restauración del orden temporal? ¿No dividimos falsa- 38 39 mente las distintas dimensiones de la misma realidad? ¿No obedecen ciertas crisis apostólicas actuales a esta injusta separación creada por teólogos y eclesiásticos? — ¿Por qué tantos "santos" han sido tan ineficaces? ¿Por qué hoy nadie se atrevería a codearlos con otros apóstoles y confesores laicos de la justicia y la libertad? Porque no fueron seres de " este mundo "; intentaron " evangelizar " en el aire, y este mundo los ignora y con razón. — Evangelizar es anunciar y realizar la "buena nueva", la "alegre noticia" del reino de Dios sobre la tierra y más allá de la tierra. ¿Qué alegre noticia damos tantas veces a las gentes? Hasta hace bien poco, éstas creían que se trataba de una " triste noticia". ¡Dejamos las alegres noticias para los ateos, los rojos, los malos y los anticristianos! FAMILIA — Sólo se elige el esposo o la esposa, no los hijos ni los padres. No habría que olvidarlo nunca. — La familia se nos va quedando muchas veces reducida a refugio de pequeños, mediocres valores. El miedo a la soledad, a pensar y vivir por su cuenta, a tener propias iniciativas, es, con frecuencia, motivo de muchos matrimonios. Lo que debiera ser acumulación de fuerza, de impulso 40 comunitario, es sólo defensa complacida, egoísmo organizado. — Los hijos suelen ser en muchos matrimonios la única tarea verdaderamente común, y tampoco siempre. De ahí la crisis cuando los hijos no vienen, o cuando termina esa tarea. FE — Creer es tener un nuevo horizonte, una nueva perspectiva, un nuevo sentido de dirección. Pero muchas veces esta nueva, total, "lejana" realidad ha impedido andar con seriedad el camino de la vida. ¿No será porque no hemos incluido el mundo en que vivimos dentro de esta perspectiva, de este horizonte, de esta dirección? — No hay fe sin parte de incredulidad. Somos a la vez creyentes e incrédulos. Desgarrón permanente. Lucha continua. Fe que crece y decrece, que crece hacia el Dios infinito. — No hay fe sin dolor. ¡Cuántas veces nuestra tranquilidad y nuestra seguridad no son sino etapas de la pre-fe, que aún no ha tenido su prueba de Abrahán! — El que cree seriamente en alguien o en algo —el que cree en el absoluto, dirían los filósofos—, ya cree de alguna manera —tal vez de manera profunda y decisiva— en el Dios creador, que es amor. — En la fe nos encontramos con la mayor de las certezas, apoyada en Dios, y con la mayor de 41 las oscuridades, nacida del misterio mismísimo de Dios. Seguridad oscura. Oscuridad segurísima. Inseguridad racional. Seguridad incalificable, casi vergonzosa, dudosa de sí misma, desbordada de sí misma. Si la fe no fuera todo esto, ¿qué tendría que ver con el Dios de la biblia? — Son normales las dudas de fe. No se cree sólo, ni con toda la razón. Y la razón no se sosiega hasta no creer con toda ella: intención razonable, pero imposible de cumplir. — La misma humildad que se requiere para el amor se necesita para la fe. No hay entrega intelectual ni vivencia posible sin el previo reconocimiento de la propia debilidad y de la propia necesidad de comunicación y enriquecimiento. — La dependencia de Dios no es lo que define primeramente la fe. La fe es, antes de todo, "experiencia" de salvación. Sólo después es "sentimiento de creatura", amor en gratitud... — Muchos no tienen "dudas de fe" porque su razón no ha aprendido a dudar. FE Y POLÍTICA — ¿Dudamos de Dios? Casi siempre dudamos de cómo entendemos a Dios. — No es que la fe se alimente de dudas, sino que las dudas se alimentan de la fe, haciendo que el hombre hambree siempre la Verdad absoluta y no se sacie nunca con las pequeñas verdades o con las seudoverdades de aquí. — Hay algunos cristianos que han confundido la Iglesia con su partido, su movimiento o su asociación. No se reúnen ya bajo la fuerza reconciliadora de un mismo Señor y de un mismo espíritu, sino bajo la fuerza de una coincidencia ideológica o de una praxis militante. Esto suele ser frecuente en quienes un día hicieron de su pertenencia a la Iglesia una opción total y excluyeme. Ahora vuelven a repetir la misma equivocación en una situación diversa. Pero la comunidad de fe tiene que superar divergencias políticas, que son, desde el punto de vista de la fe, accidentales. A menos que una parte de la comunidad haya renunciado a la praxis de los valores sustantivos del evangelio. — Sin fe en sí mismo es imposible vivir. Con demasiada fe en sí mismo es imposible convivir: no queda sitio para creer en los otros. — El cristianismo no impone al cristiano una opción técnica concreta en el campo político, a no ser que sólo una de estas opciones ponga en — Muchas veces las "dudas de fe" son el mejor remedio para no confundir la fe oscura y luchadora con una falsa y cómoda posesión. — Muy a menudo las "dudas" en el terreno de la interpretación de la fe no son más que "aproximaciones" a la verdadera fe. 42 43 práctica los valores esenciales del reino: lo que ocurrirá raras veces en una sociedad socialista. allá de ella misma, porque quien busca directamente la felicidad no la encuentra jamás. — Entre un sistema socialista (humanista) y un sistema capitalista el cristiano lúcido de nuestro tiempo no puede elegir. Puede hacerlo entre uno y otro socialismo (humanista). O entre uno y otro sistema capitalista y uno y otro sistema socialista totalitario, cuando falte, desgraciadamente, otra opción mejor. — Sólo los tontos se sienten "felices" sin más. — El cristiano, aunque obligado por su pert¿nencia a un grupo político a elegir un determinado sistema socio-económico, no podrá hacer de él un ídolo o seguirlo de modo incondicional. El reino de Dios, que debe crecer sobre la tierra, es una condición condicionante esencial de su opción concreta. Uno solo es el Señor. — Cualquier sistema político que lleva el nombre de cristiano, si pretende carácter de exclusividad, es un sistema blasfemo; si no lo pretende, o es un aberrante resto de una época de cristiandad ya superada o en vías de serlo, o confunde una posible inspiración general en el mensaje cristiano —nivel de fe— con su aplicación concreta secular —nivel de política—. FELICIDAD — Hemos de acostumbrarnos a encontrar la felicidad superándola día a día, buscándola más 44 FRACASO — El fracaso es muchas veces nuestra meta normal. Señal de volver a empezar, señal de que el hombre no es un mero disparate biológico, ni una posibilidad muerta al primer tropiezo. — A menudo el cabezazo contra la pared del fracaso es la única manera de despertar a la lucidez. — Hornero de eficacias, alto en el camino de la libertad, aguijón de crecimiento, duro espejo de nuestras realidades. FRIVOLIDAD — Frivolo es quien convierte las modas en valores. GRACIA — Sí, todo es gracia. Para el creyente, la gracia es el aire que respira, es su clima, su ambiente, el mundo que lo rodea, porque la gracia es la presencia de Dios. El pecado comienza cuando y donde no se "ve" y se "siente" en algún lugar o tiempo la gracia. 45 — Lo que antes entendíamos como fruto de la gracia, una especie de divinización de la "naturaleza", lo entendemos ahora mejor como su secularización, como el conocimiento y el dominio del mundo por el hombre hacia su peculiar destino, hacia su perfección al servicio del hombre total. Vivir en gracia es vivir en gracia del mundo —con los hombres y las cosas— y así vivir en gracia de Dios. — No se reforma ni se transforma el mundo de la civilización industrial, al menos directamente, yendo a vivir al bosque o a los nuevos desiertos de nuestro tiempo. No podemos volver a la edad antigua ni a la edad media. Los nuevos solitarios y los nuevos eremitas pueden ser los nuevos ascetas o los nuevos místicos, los nuevos profetas tal vez, pero nunca los nuevos constructores de la nueva edad, aunque éstos tengan que pasar también por el desierto. — Gracia = Espíritu = Dios con nosotros. HISTORIA COMO REVELACIÓN HÉROES — A veces lamentamos la falta de héroes, de caudillos, de jefes, de líderes, de santos... Señal de que aún estamos muy lejos de una sociedad sana y de temperatura normal. De que aún el pueblo no ha asumido todos esos papeles gloriosos. "HIPPIES" — Los hippies son un síntoma de la crisis de una sociedad de la abundancia. Son también protesta y rechazo. Pero apenas si son flecha de futuro, ni luz de esperanza. El mundo retrocedería siglos si fuera, al pie de la letra, lo que los hippies pretenden que sea. ¿Pretenden? No, los hippies detestan pero no construyen: no es ése su menester. Apuntan. 46 — La historia es la actualización creadora de la verdad. — La historia —su conocimiento y el sentido histórico— es la mejor manera de poseer la realidad, de controlarla, en la medida de lo posible, de aprehenderla o liberarse de ella. Un hombre sin conocimiento de la historia y sin sentido histórico está en continuo peligro de caer en las mil trampas de la historia. — La historia es principalmente el largo y purificador ascenso del hombre a través de los tiempos. — Uno de los frutos más vivos del estudio de la historia es, junto con el sentido de la grandeza del hombre, el sentido de su limitación. Es una excelente cura de humildad. No se puede tener "pretensiones" ante la historia. 47 — La historia —"maestra de la vida"—, por enseñarlo todo, no enseña a veces nada. Con la historia, cualquiera prueba a veces lo que quiere probar. — Más que la historia, acopio de noticias del pasado, importa "el sentido histórico", que se nutre también de la historia como conjunto de conocimientos, pero no sólo de ella. El sentido histórico, el "instinto de la historia" "aplica" la lección del pretérito al presente con vistas al futuro, pero desde el mismo presente en el que está inmerso. — Un pueblo sin historia es un pueblo sin memoria. — Todos somos historia para alguien. — Es la palabra —y la realidad— más parecida a la de Dios. — Tal vez el mayor error de muchos cristianos fue olvidar que sólo hay una historia: la de la humanidad, a la que pertenece la Iglesia. La historia es la mejor revelación de Dios, la más continua y manifiesta. La única. El único "locus theologicus". — No se puede encontrar a Dios fuera de la historia, fuera del tiempo y el espacio donde él quiere encontrarse con nosotros. Muchos que creen haber encontrado a Dios, sólo han encontrado un dios petrificado, "pasado de moda", pasado de vida; no es el Dios vivo, no es el que guía la 48 marcha de su pueblo. Es un Dios convertido en estatua de sal. — Dios se encarnó en la historia. Se hizo historia, asumiéndola. La historia participa, pues, de lo definitivo de Dios. No es un navio perdido, una frágil realidad sin rumbo. La historia es, a pesar de todo, el áncora de la esperanza. — La historia humana nace de una promesa —bíblica—, de un futuro. Es la línea —no siempre recta— contra el ciclo redondo y repetido. La historia nace de la libertad y de la esperanza, que es la libertad que se prolonga y se supera a sí misma. Pero quienes no creyeron en esta historia humana, la convirtieron en una asignatura del pasado, cambiaron la perspectiva, pusieron boca abajo el hombre. HUIDA DE SI MISMO — Nos pasamos media vida huyendo de nosotros mismos. Objetivándonos, cosificándonos para no tener que habérnoslas con "alguien", con nuestro propio "yo", para no confrontarnos con él. ¡Cuántos trabajos y afanes para encontrar a otros son sólo huidas de nosotros mismos! HUMORISMO — El humor es el hermano menor de la esperanza; el hermano mayor de la alegría. Es la 49 esperanza para andar por casa. Es la alegría madura y sabia, humilde y discreta, que se las sabe todas. — El buen humor es siempre crítico y autocrítico. Impide detenerse. Hace avanzar. Incita y espolea. Hace imposible todo cómodo contentamiento. Ridiculiza todo pasado con ínfulas de permanente. Relativiza todo lo presente. Anticipa todo futuro. — Hay un humor disolvente y egoísta que, más que atacar, se defiende; que, más que revelar el fondo real de las cosas, oculta su propio fondo. Hay humoristas que no son más que bufones de sí mismos, que no hacen más que verter sus propias miserias; pobre defensiva de impotencia. — A veces el humorismo no es más que la máscara que encubre la falta de coraje para luchar contra la perversión del mundo. Se pretende sustituir el compromiso serio, la noble pasión por la justicia y la libertad, con el humorismo falso, que no es entonces sino una perfecta y cobarde frivolidad. IDEALISMO La realidad no es el ideal encarnado, sino que el ideal es la realidad transfigurada. IDEOLOGÍAS — La llamada "muerte de las ideologías" revela la muerte de toda una sociedad que se rebaja al estado animal: el pragmatismo —que es su ideología— indica su mínimo grado de humanización: se es, sin más, se consume, se devora, se autolimita al presente efímero. No hay deseo alguno eficaz de superación. — ¿Muerte de las ideologías? No. Lo que pasa es que ciertas ideologías de poder "se hacen las muertas" para no aparecer como tales, para no asustar a nadie, para hacer su juego, para seguir sosteniendo e inspirando toda una estructura que se dice "objetiva", "científica", "técnica" o "realista". — Mientras haya ideas, habrá ideologías. Y mientras haya hombres —¡esperémoslo así!—, habrá ideas. (Entiendo aquí ideología en el sentido vulgar y positivo del hombre de la calle.) IGLESIA — Aquí también ha sucedido que los árboles no nos han dejado a veces ver el bosque: por un excesivo celo eclesiológico, la Iglesia nos ha ocultado muchas veces a Cristo, revelador de Dios. IGLESIA ABANDONADA — Es demasiado fácil a veces abandonar la Iglesia, acusándola de traición al mensaje de Jesu51 50 cristo. ¿No hay muchas veces miedo a quedar implicado en esa crítica? ¿No hay un urgente deseo de evadirse de la propia responsabilidad? ¿Pesa a veces demasiado el sentido de "solidaridad" en el pecado de padres y antecesores en la fe? Junto a otros motivos más serios, no olvidemos tampoco este otro tan posible. IGLESIA INVISIBLE — Durante cierto tiempo al menos, la mejor visibilidad de la Iglesia será tal vez su invisibilidad. Una "visibilidad" de humildad, de penitencia, de servicio, de normalidad. IGLESIA PRIMITIVA — La Iglesia era demasiado reciente y joven para entender del todo lo que era vivir históricamente la fe, sin confusión con los valores temporales o con excesiva independencia de ellos. Tan pernicioso como el "constantinismo" (Iglesia enfeudada al Estado), fue el "maniqueísmo" y el "encratitismo" (extrema división entre el bien y el mal y rechazo de muchos valores humanos). IGLESIAS DEL SILENCIO — Hay una Iglesia del silencio, a la que se le tapa la boca para que no hable. Hay otra Iglesia del silencio, a la que se le llena la boca... para que calle. IGLESIA UNA, SANTA Y CATÓLICA — Si antes teníamos una Iglesia poco sacramental, organización perfecta más que comunidad de sacramentos, ahora corremos el peligro de quedarnos con los sacramentos sin Iglesia, con un conjunto de ritos bien comprendidos y hasta vividos, pero no integrados en el conjunto eclesial. Por alcanzar una Iglesia santa, abandonamos la Iglesia una y católica, unidad de la Iglesia local y unidad de Iglesias locales. — Pero al decir que en un mundo dividido la Iglesia debe ser el signo y el medio de la unidad que supera y funde naciones, razas y clases, hemos de distinguir cuidadosamente: se pueden unir las naciones y las razas, que difícilmente podrán desaparecer, pero no así las clases. Hay que suprimir las clases nacidas de situaciones de injusticia. La Iglesia tiene aquí un ingente quehacer, un gran imperativo de unidad y catolicidad que llevar a cabo, sin salirse de su propia misión, sin sustituir a los partidos políticos y sin repetir tampoco una inútil y ya ridicula —por abstracta e inoperante— cantinela. — Olvidamos con frecuencia que la Iglesia es la comunidad de los dones santos más que de las personas santas, que participan de los mismos, 53 52 IGLESIA Y SU PROPIA MISIÓN y que la gracia es una gracia perdonadora. A veces parece como que olvidáramos también al Cristo perdonador, amigo de pecadores, y prefiriéramos también a Juan el bautista, con el bieldo en una mano y la segur en la otra. ¿Y no es la Iglesia la continuadora, en cierto modo, de la misión de Jesús? Podemos escandalizarnos de ella como muchos se encandalizan de Jesús: lo encontraban demasiado "blando", demasiado "condescendiente". La Iglesia de Jesús no es la Iglesia de los puros, de los monopolizadores del espíritu, la Iglesia de los sucios soñadores de perfectos sueños temporales. La Iglesia de Jesucristo no está reñida, sino estrechamente unida con una Iglesia profética, denunciante de la injusticia y exigente siempre, como fiel seguidora del Maestro. Pero de aquí a quererla como una implacable función política, partidista y parcial, movida tal vez por resentidos y amargados —que a veces proyectan en ella sus evidentes frustraciones e impotencias—, va un buen trecho. Esto no es creer en la Iglesia santa de los pobres y pecadores. Esto es confundirla con el sueño de unos ingenuos visionarios o, a las veces también, de unos bienintencionados revolucionarios, que se han confundido de espacio y de tiempo. — Pero esto no quiere decir que desconozcamos las consecuencias de la lucha de clases dentro de la Iglesia. La lucha de clases en la Iglesia es un medio decisivo e insoslayable para hacer de ella la Iglesia verdaderamente una, santa y católica del credo cristiano. — Hay que defender con firmeza frente a rutinarias y novedosas frivolidades que la misión específica de la Iglesia es el anuncio del mensaje de Jesucristo: el amor de Dios a los hombres —¡con sus ricas consecuencias!— revelado en él, y que da sentido al destino del hombre. INJUSTICIA Y DESORDEN — Preferir la injusticia al desorden es quedarse con la injusticia y con su desorden. INTEGRISMO — El integrismo es lo más opuesto a la misericordia. El integrismo no cree en la misericordia de Dios más que para sí mismo. Es su mayor error. — El integrista es un esquizofrénico, un hombre dividido; de Dios, a quien suplanta, y de los hombres, a quienes condena. Es todo menos un integrador. — No hay nadie íntegro en este mundo. Desde el momento que alguien se cree íntegro, se hace integrista. — Nada más opuesto al integrista que el revolucionario. El revolucionario lucha por la nueva integración y aun por la integridad de las cosas 55 54 y de las personas, que sabe no alcanzará del todo. El integrista —involucionario— lo desintegra todo al pretender precipitadamente, violentamente, la integridad fosilizada, que no existe en parte alguna. — Pero el integrismo es una amenaza de todo revolucionario. Cuando el revolucionario se vuelve integrista, se hace entonces dictador implacable o "contrarrevolucionario": complaciente consigo mismo. Y la propia complacencia es el enemigo número uno de toda revolución. — El integrista es un ser dividido que intenta dividir los hombres y las cosas a la medida de su división. Pero divide y no subdivide; sus divisiones son groseras y falsas: verdadero o falso, negro o blanco, amigo o enemigo, bueno o malo... No conoce matices, no analiza, no tiene paciencia o equilibrio para estudiar a fondo las distinciones. Tiene miedo de sí mismo. Porque es débil y soberbio, prefiere mentir o errar a tener que reconocer su ignorancia o su debilidad. cable, miedoso. Quiere permanecer "íntegro", preparado siempre al ataque o a la defensiva —lo que es igual—, armado de pies a cabeza. — Tanto el integrismo cristiano —pesimismo al fin— como el ingenuo optimismo de los progresistas, coinciden en eliminar el misterio de la cruz de Cristo; ambos se fían más de los medios humanos —fuerza y razón—, confunden la naturaleza y la gracia y destierran por igual la esperanza abierta y entregada de los pobres de Yavé. — Los integristas huyen hacia una edad de oro pretérita; los progresistas, hacia una edad de oro futura. Los dos huyen hacia la ilusión; los dos huyen de la realidad. — El integrista es un nostálgico del tiempo de cristiandad: lo que un día hubiera hecho con los de fuera —acometerlos—, hace ahora con los de dentro. No tolera las razones libres, las que se salen del eje vertical del orden y de la jerarquía. — El integrista cree siempre ser fiel, pero es fiel a la letra, no al espíritu de su credo. Carece sin duda de imaginación. Sin imaginación, la letra no se convierte en espíritu. — El integrista vive como si fuera suficiente la verdad que cree tener sin el amor que no le importa no tener. Pero no hay Dios verdadero que no sea amoroso, ni verdad sin amor. Por eso el integrista está siempre a punto de confundir a Dios con un tirano, a la verdad con una abstracción idolátrica. — El integrista es un pesimista. Su pesimismo —ideológico o temperamental, o ambos a la vez, le hacen un ser defensivo y ofensivo, duro, impla- — El integrista cree que el hombre es malo por naturaleza y, por tanto, sin remedio, porque su domesticación es siempre incierta e incompleta. Su — El integrista es el dogmático de nuestro tiempo. 56 57 dogma preferido es el pecado original mal entendido y peor aplicado. El zurriago, de una u otra forma, es su símbolo y su "debilidad": su seguridad. — El mayor error político de los intelectuales suele ser creer que son los llamados a dirigir a las masas. Pero a las masas no se las dirige; se les ayuda —todo lo más— a dirigir. IRONÍA INTELECTUALES — Los llamados intelectuales olvidan con frecuencia que sus geniales descubrimientos han sido descubiertos casi siempre por los hombres de acción. Los intelectuales, generalmente, sólo los expresan o los interpretan. — Los intelectuales viven del culto que todavía les rinde una generación alimentada en la cultura griega, abstracta y elitista. Pero un pequeño acto de coraje del hombre de la calle puede valer más que toda la biblioteca escrita por un intelectual. — En la acción brillan como en ninguna parte los valores de la inteligencia. Sin ella, la inteligencia es una pobre caricatura de sí misma. — El intelectual es un lujo en una sociedad de general menesterosidad cultural. Su vanidad es el halo de su pequeña "divinidad". — El intelectual es a veces —debiera serlo siempre— conciencia crítica de una sociedad, de un régimen. Pero muchas veces no es más que un político frustrado, en competencia amarga con los hombres de la política. 58 — La ironía nos es muy necesaria para no tomarnos demasiado en serio. Y para no terminar también idolatrándonos, convirtiendo nuestras críticas en una nueva construcción dogmática de nuestras posiciones. — La ironía es como la sal de la convivencia. — Es la sonrisa, benévola y un poco escéptica, que no llega a risa. JUSTICIA Y EFICACIA — Si esperamos a que toda justicia sea eficaz, elegiremos frecuentemente la eficacia injusta, que, a la larga, no será eficaz. La eficacia no es más que la maduración —lenta o rápida— de la justicia. JUVENTUD — Por vez primera tenemos una generación joven universal, es decir, a la altura de un mundo; 59 LEY por vez primera, uno, comunicado, joven, consciente de su fuerza y —más o menos— independiente. No ha habido nunca nada parecido. Por esto la juventud de hoy es radicalmente diversa de las anteriores. — La juventud de hoy, más que ideas, quiere saber cómo vivir con ellas. — Ser joven es ser creador, tener la pasión de crear, asomarse siempre a la vida, querer vivir siempre de manera nueva. Hay viejos de cuerpo que no se jubilan nunca, que siguen creando sin cesar, siempre jóvenes. — Ser viejo, en cambio, es creer que la historia se repite y que —a lo sumo— se alarga. — La juventud es también ausencia de miedo ante el futuro. Todos los que le tienen miedo son viejos. — Los viejos quieren controlar la historia. Los jóvenes, hacerla. NATURAL — La revelación no parece añadir nada nuevo, absolutamente nuevo, a esta ley natural universal, tan oscura a veces, tan mudable. La revelación eleva las exigencias de la "ley natural" a la esfera de lo divino, las alarga y las completa en el más allá de la esperanza. Pero los cristianos no tenemos por eso ningún privilegio para conocer e interpretar mejor que los demás esa ley para todos. Sí para darle un sentido adecuado a la revelación. LIBERTAD — La verdadera libertad es una libertad creadora, libertadora. Cualquier otra libertad es un lujo poco útil, a veces decadente, y a veces degradante. — Libertad en el hombre no es igual a independencia. Esa es una definición infantil individualista, burguesa, bárbara y siempre insostenible. Libertad es responsabilidad dentro de la historia concreta, capacidad de obrar y de responder de lo que se obra. Es también interdependencia. LEGALISMO — El legalismo hace de las conciencias delicadas conciencias escrupulosas. El amor se petrifica en rito y la responsabilidad se corrompe de falsa seguridad. El hombre se convierte en estatua de ley. 60 LIBERTAD Y NECESIDAD — ¿Somos libres? Lo somos en cuanto participamos creadoramente en el mundo de las necesidades que se nos ofrecen o que nosotros levan61 tamos a nuestro paso. Libertad y necesidad: viejo y continuo juego dialéctico de elementos que constituyen nuestra existencia real. — Somos libres en la medida en que vivimos conscientemente con y de la libertad comunitaria de los otros, incluida la libertad heredada de las generaciones anteriores, y en la medida en que proyectamos un futuro que tenemos que crear. LIMITACIÓN — La experiencia del fracaso, del dolor, de la amargura, son útiles a veces para volver a nuestros límites: límites de ser hombres, de nuestra hombría, de la honradez más profunda. — Pero existe el peligro de traspasar esos límites; por eso es tan necesaria la humildad, que es el sano equilibrio. Es una lucha permanente; porque el equilibrio es cosa de fuertes, no de "equilibrados". MAL —- Lo que nos importa a los hombres de fe, más que explicar el origen o los complejos mecanismos de actuación del mal, es poder acabar con él. El mal forma parte así de ese gran movimiento de esperanza que consiste, en gran parte, en luchar, ya desde ahora, contra él. 62 — En la lucha continua contra el mal, solemos olvidar a veces que existe el bien; no sabemos aprovecharlo suficientemente, incluso para los que padecen el mal. MANIQUEISMO POLÍTICO — Cuántos maniqueos en la vida política. Unos tienen que ser malos —se hace todo lo posible para presentarlos como tales— para que otros puedan ser —aparecer como— buenos. MARXISMO Y HECHO RELIGIOSO — La concepción marxista del hecho religioso es un gran "apriorismo", una gran hipótesis con pretensión de tesis, que nunca podrá verificar. Que el hombre sea totalmente autónomo; que el trabajo sea la "esencia" del hombre; la religión, una proyección humana mixtificada, etc., son afirmaciones demasiado gratuitas, demasiado "históricas", sin peso "científico" suficiente, resultado más bien de una —¡tantas veces acertada!— crítica social que de una seria y permanente comprobación más cercana. Además, ¿toda la verdad es verificable?, ¿es el hombre total sujeto de verificación científica? — La historia, muchos marxistas lo reconocen hoy, va rectificando ciertos dogmas ateos de los padres del marxismo. Pero muchos fanáticos clérigos y seminaristas marxistas, los provincia63 nos de un marxismo sacralizado, se han aprendido de tal modo las fórmulas dogmáticas y los anatemas canónicos, que les es harto difícil olvidarlos y no seguir sacando partido de los mismos. — Lo mismo sucede con muchos cristianos que sostienen aún los mismos dogmas antimarxistas. •—- ¿Llegaremos a entender, que el amor a Dios y el amor al hombre no son cosas contrarias ni contradictorias, sino sustentadas por una larga y tensa dialéctica de amor?, ¿que la dependencia de Dios es dependencia amorosa, superadora de toda independencia? — ¿No será que el marxismo ha "copiado" tal vez del cristianismo esa pretenciosa y universal conciencia de solución total? La fe y la esperanza nos son necesarias a todos; pero, ¿no nos es necesario también un mayor sentido de nuestra limitación, de la imposibilidad de saber y del hacer total, de la posibilidad fecunda de otras concepciones del mundo, de otros movimientos también liberadores? — Valor de la persona y de toda la humanidad, presente y futura, valor absoluto del hombre concreto o/y de la revolución... Graves cuestiones en el planteamiento y en la praxis, de las que nadie tiene la llave de solución. El que así lo crea es un ingenuo o un fanático: y un fanático no es más que un ingenuo intolerante e intolerable. 64 — ¿Es acaso un principio antimarxista-leninista superar a Marx y a Lenin en ciertos puntos; por ejemplo: en el análisis del hecho religioso? — ¿Y si la humanidad colectiva futura se convirtiera en un Dios más implacable, lejano y alienante que el Dios de los cristianos rechazado por el marxismo?, ¿y si fuera tal vez una proyección del hombre fuera de sí para consolar y justificar su impotencia, su limitación, su truncamiento personales? * MASIFICACION — El hombre-máquina de nuestro tiempo, no entrenado para tantos y tan decisivos cambios, se ve obligado a refugiarse en la masa: en sus costumbres, en sus rutinas, en sus fáciles ideologías del bienestar. La masifícación es la fortaleza de los débiles no culpables. Es también, por supuesto, el arma de ataque más brutal de los poderosos responsables. MATRIMONIO — Casarse es aceptar también la tremenda humillación diaria de la debilidad, la vulgaridad, la decrepitud de la persona amada. Sólo un amor consciente de ello, educado progresivamente para aceptar esta pequeña tragedia, puede ser capaz de asumirlo humanamente. Cuántos falsos celibatos 65 tienen una pretendida motivación en esta ciertísima experiencia. Celibatos egoístas y estériles. — El amor de dos personas, pero el amor de dos ¡como expresión y estímulo del amor a todos los hombres y a todas las cosas, en la medida en que sea posible! Sólo así la pareja tiene sentido en nuestro mundo. — Si no es así, es fácil que el matrimonio se convierta en matrimonio de cosas y para las cosas; hasta los hijos son cosas, hasta el amor mutuo, si es que merece tal nombre. — Un amor fiel, generoso y combativo, sustentará también los diversos varios matrimonios del mañana. El amor —cada día más libre y expansivo— será su quicio y su clave. Lo demás será la añadidura. MIEDO — Una de las más penosas herencias de nuestra prehistoria animal es el miedo. Nunca se parece más el hombre a la bestia, a la pobre bestia, que cuando está poseído por el miedo. ¿No es la violencia —salvaje violencia— una expresión límite del miedo? MILAGRO — De los milagros de Jesús importa más que el hecho, que se considera milagroso, la postura 66 de disponibilidad, de entrega, de servicio de Jesús, siempre en manos del Padre, de quien todo lo recibe. Jesús no busca en los milagros otra cosa: contagiar su disponibilidad, su entrega, su servicio. A esto llama fe, la fe que salva, que cura, que da sentido a tantas pobres vidas. — El milagro es ante todo el encuentro gratuito, libre, personal, por encima de cualquier causalidad y casualidad natural, de cualquier ley necesaria, con el poder divino de Jesús, con el Dios de Jesús en cualquier tiempo y lugar. — El milagro verdadero es Jesús de Nazaret. En nuestro tiempo, los demás milagros apenas si añaden nada. MITO — El mito, más que una explicación, es una exploración, un intento de búsqueda del sentido que no puede expresarse en el lenguaje lógico corriente. Una extraña y hermosa pista que nos lleva a caminos desconocidos por la pura razón. MITO Y LOGOS — Mito y logos no son dos enemigos que se lanzan sobre el mismo espacio, sino dos vecinos que tal vez se desconocen, pero que conviven en el ancho espacio de la conciencia humana. 67 — Reducir el mito a logos es pensar erróneamente que el hombre es sólo razón, es vaciarlo de lo extra-lógico del hombre, privarlo de una densa, rica zona de humanidad. — Reducir el logos a mito es intentar inútilmente la aventura idealista, deshaciendo temerariamente los cortos y soberanos límites de la acotada pero poderosa razón humana. MORAL — Una moral dimanante de la persona y no de la ley impersonal, centrada en la actitud y no en la sola acción, radicada en el amor y no en la tradición, en el miedo o en la moda. — Necesitamos una moral creadora —no estatificadora—, renovadora —no garantizadora—, buscadora —no conservadora—. El futuro es nuestra gran tarea moral. Nuestras virtudes han de ser las que nos ayuden a crear ese futuro. Toda otra moral, toda otra virtud, que no apunten a esta dirección nos parecen ya caducas y alienantes, objeto, a lo más, de sabias investigaciones sociológicas. — Una falsa moral degradante se ha ocupado muchas veces en "husmear los pecados de los hombres para poder atraparlos" mejor. ¡La moral convertida en táctica de caza o de guerra; en un sistema policíaco, con intención moralizante! ¡Cuan68 do la moral cristiana es el arte de enseñar a vivir y a liberar belleza y energía creadoras! — Una moral que no sea histórica, no ha existido nunca ni puede verdaderamente existir. Una moral inmutable en todas sus exigencias no tiene en cuenta al hombre mutable en muchos de sus condicionamientos: ¡es una falsa moral! — La verdadera moral ¿corre la misma suerte que el progreso histórico? Sí, a condición de que el progreso histórico sea el progreso histórico del amor. MOVIMIENTO OBRERO — El movimiento obrero internacional es una de las etapas decisivas en la moderna historia de la salvación. Cuando gran parte de la Iglesia fue infiel a su misión reveladora de Dios, Dios se valió de unos hombres generosos, llenos de defectos también, para promover en la historia del mundo moderno los valores cristianos fundamentales: igualdad, servicio, trabajo, esperanza... Las encíclicas vinieron después y nunca llegaron a esa cima. MUERTE — Nos asusta la muerte, porque nos asusta, en definitiva, la misma vida. No las dominamos. No 69 pensamos seriamente en la muerte porque no pensamos seriamente en la vida. Y, sin embargo, sólo la muerte nos dice a creyentes e increyentes, de una manera única, ciertos aspectos esenciales de la vida: su fragilidad individual, su grandeza colectiva —aunque limitada—, su irrepetibilidad y, por tanto, su singularidad, etc. MUJER — Era normal que en épocas en que prevalecía la fuerza, la mujer fuera una menor de edad. En los llamados estados de derecho esto ya es imposible, pero una civilización montada sobre una fuerza más refinada e inteligente, de la que el placer sólo es un poderoso elemento, amenaza con hacer de todos —y no sólo de las mujeres— unos menores de edad. — En el mundo antiguo, la mujer era una creatura muy inferior al varón. Su infravaloración llega en algunos de los hombres más ilustres de la más alta de las civilizaciones, la griega, a extremos inconcebibles. El cristianismo primitivo heredó de aquella mentalidad, a la que no era extraña Israel, un lastre que aún pesa demasiado, sobre todo en la moral. Basta recorrer los escritos de los santos padres sobre la valoración de la mujer, del sexo, matrimonio, etc., y seguir luego por los libros penitenciales medievales, hasta llegar a nuestros manuales de moral. Muchas de las últimas 70 tensiones en la Iglesia, especialmente en el terreno de la moral matrimonial, se evitarían con una lúcida mirada sobre esta herencia. Pero la historia es aún para muchos transmisión y no lección, carga pero no alivio, pura sucesión biológica más que experiencial esclarecimiento. — Poner como argumento de la no ordenación sacerdotal de la mujer el hecho de que Cristo no la eligió para el apostolado estricto, es una insensatez. En aquel tiempo, Cristo no podía hacerlo. Si hoy todavía nos parece poco probable la ordenación de la mujer, es porque nuestra sociedad se parece demasiado a aquélla. — El que la Iglesia —algunas Iglesias— sea la única institución importante en el mundo gobernada exclusivamente por varones, debería hacernos pensar si Jesucristo fue sólo un fundador más de religiones, limitado por un tiempo y un espacio ajenos o contrarios a la valoración de la mujer! MUNDO DE HOY — Es un mundo volcado hacia el futuro. La historia corre tanto, que casi vivimos en el porvenir. Nuestro tiempo es tiempo de "transición", de paso. De ahí que la gente se acostumbre a vivir al día, sin comprometerse demasiado para plazos demasiado largos, porque entonces casi todo —se prevé— será distinto. Todo se hace pro71 visional y frágil, y, por eso mismo, fascinante, ante la fascinación del futuro. eso lo sobre-n&taxú suele ser con frecuencia antinatural. — Un mundo donde se entrecruza la edad media con la edad post-contemporánea. NATURALEZA — Es la hora en que la gente comienza a ser libre. Libre también para acoger o rechazar la gratuita invitación de Dios, que venía siendo hasta hace poco demasiado impuesta. No es, pues, la hora de la deserción en masa, sino más bien de la elección personal de los hombres de la masa. — Lo natural en el hombre es igual a personal. Ninguna ley que rija estadios inferiores al hombre puede dominar un trozo de su existencia. — Algunos prefieren hablar de condición humana en vez de naturaleza humana, porque les parece un término mucho más adecuado y abierto a las posibilidades totales del hombre. NACIONALISMO — Un justo nacionalismo y un justo internacionalismo no se oponen ni, mucho menos, se contradicen: se corresponden, se complementan, se dialectizan. — Un desaforado nacionalismo, en cambio, es un egoísmo nacionalizado. — El nacionalismo puede ser la etapa infantil o adolescente del socialismo. Puede y debe llegar hasta él, pero puede también padecer una fijación y ser un serio obstáculo al mismo. OBEDIENCIA — ¡Cuántas veces la "obediencia" no ha sido más que un sucedáneo del amor, de la inteligencia, del esfuerzo! ¡Qué fácil arma de destrucción y de alienación en nombre del poder creador y salvador de Dios! NATURAL-SOBRENATURAL — Cuando la obediencia se hace más importante que el amor, cuando se convierte en el primer mandamiento, estamos ante una perversión pagana de la moral cristiana: la gracia se hace ley, la responsabilidad tortura, la libertad infierno. Es la religión del miedo y de la loca seguridad. — Lo natural es ya sobrenatural porque Dios así lo quiso, pero es sobrenatural-intranatural. Por — Para muchos, la virtud de la obediencia se reduce a la virtud de la coincidencia. Obedecen 12 73 mientras las normas superiores coinciden con sus intereses. En la Iglesia postconciliar abundan los antiguos coincidentes, que ya no saben obedecer. ODIO — Si a nuestra oración acompañase con más frecuencia la acción, creeríamos mucho más en la oración. La eficacia —poca o mucha— de nuestra acción sería un signo eficaz de nuestra oración. Cuando Cristo nos dijo que orásemos, nunca pudo imaginarse que sólo deberíamos orar. — El odio nos va robando nuestra fe en los hombres, nuestra fe en el Dios creador. — La oración y sus muchas —¡y a veces tan fáciles!— intenciones nos sirven muy bien para fijar las direcciones de nuestro obrar: el hambre, la guerra, el tercer mundo, etc. ORACIÓN — Pero la oración tiene derecho a existir no sólo como muleta de la acción. Una oración que fuera mero medio de la acción no serviría a la larga para nada. Sólo una oración auténtica, con sus propias leyes y con su autonomía, puede ser una fuerza útil y hasta decisiva para el resto —siempre interdependiente— de la vida. — Oramos poco por muchas razones o sinrazones. Una de las muchas es que nos fiamos mucho de nosotros mismos y poco de Dios. Sin duda que Dios ha "sustituido" muchas veces falsamente nuestros propios esfuerzos. Pero nosotros no podemos tampoco "sustituir" los "papeles" de Dios. — La oración es, ante todo, disposición amorosa para con Dios; apertura del espíritu; comunión, por encima de distancias y de obstáculos, con el Dios vivo. — La oración de petición es también, en el fondo, eso. Lo demás, la misma petición y el cumplimiento o no de nuestros deseos, importan poco. — La oración es el acto de nuestra trascendencia y un ejemplar símbolo de la misma. Sin oración, nos empequeñecemos, nos recortamos, nos arrastramos. 74 — Dios no es sólo un Dios-palanca de nuestras acciones, sólo fundamento de nuestra entrega a este mundo. Es un Dios trascendente en su inmanencia. Nuestra oración, por tanto, no puede reducirse a un instrumento de acción y de compromiso. — La oración no puede sustituir nada, pero puede vivificarlo todo. — Toda oración auténtica es un acto intenso de esperanza. Un impulso hacia la renovación del mundo. 75 — La oración necesita también, por mínimo que sea, un ritmo y un aprendizaje. No puede nadie, en ninguna actividad humana, improvisar a cada momento. — Si Dios existe y está en relación íntima con nosotros, ¿cómo puede no mostrarnos de alguna manera su amor? Aunque todas las leyes naturales e históricas sigan su curso, ¿no puede Dios en ellas y con ellas decirnos su presencia y su misericordia? Orar es responder a esta creencia fundamental. — Muchos cristianos nos estamos agostando por falta de oración. Y de nuevo miles de paganos, de creyentes no cristianos, de jóvenes de todo tipo y condición, están enseñándonos a orar. — Quien no ora, de una u otra manera, es un frivolo, un pedante, un egoísta insoportable, incapaz de tomar en serio a nadie ni a nada que no sea él mismo. ORDEN ESTABLECIDO — Cuando cristianos ingenuos aplican a todo orden establecido —que puede ser también revolucionario— unas ingenuas y simplonas concepciones sobre el mundo nuevo, sobre la lucha a todo sistema imperante, cometen un grave error político. Porque hay órdenes establecidos que ya son mundos nuevos, aunque no acabados. Hay presentes que ya son futuros, aunque no cumplidos. 76 No vale un ardite la utopía que no se deje guiar, de alguna manera, por el realismo, por la política. Que es la única forma de que ésta se deje guiar por aquélla. PACIENCIA — La paciencia no es una "virtud pasiva". Es tan activa como la esperanza. Es la misma esperanza que sufre la espera. Esperanza "paciente". PALABRAS — Uno de los fenómenos más tristes de nuestro tiempo es la corrupción de las palabras. Se han empleado tantas veces para indicar la falsedad y la injusticia, que han quedado maltrechas, manchadas, prostituidas. Nos estamos quedando sin lenguaje, y sentimos la necesidad de nuevos modos de comunicación. — Miedo a las palabras solemnes. Pudor ante las palabras más altas y puras: Dios, amor, revolución... Necesidad de respetarlas y de cuidarlas con mimo; de llevarlas sobre el corazón y no mancharlas demasiado. Signo también de realismo, de humildad y de pobreza. PECADO — Nos avergüenza casi pronunciar esta palabra porque vivimos en una época cada día me77 nos "religiosa", y porque la palabra nos trae a las mientes "antiguos" pecados que hoy no nos lo parecen tanto. Sin embargo, el pecado bíblico y de la mejor tradición cristiana sigue siendo desoladoramente actual: pecados son las actuales idolatrías del poder, de la riqueza, del sexo..., injustas y opresoras, que intentan crear y mantener nuevos dioses, deshumanizadores del hombre y del mundo. Todo pecado se reduce, pues , a la destrucción del amor comunitario, que es lo único que "justifica" la existencia de Dios y de los hombres. PEREZA — Es lo más parecido a la soberbia, porque, como ésta, es la rebelión al mandamiento divino de ser hombres y dominar la creación, y no de ser dioses o cosas. — El perezoso piensa muchas veces que lo que no puede hacer él solo no merece la pena. PERSONA — No hay pecado —alienación, extrañamiento, en lenguaje laico— contra Dios que no vaya contra el hombre. Pecar es ofender a Dios por ofender al hombre-Dios, al hombre. — Más que autosubsistencia, es interioridad que se entrega a los otros. La persona no es igual a independencia y dominio (¡personalidad!), sino a interdependencia y comunicación. La mejor teología de la persona de Cristo —origen histórico de la filosofía de la persona— nos enseña así. PECADO ORIGINAL PESIMISMO — Es el pecado de nuestra condición, colectivo e individual, pecado de todos, en todos los tiempos: debilidad común, falta de respuesta a la voluntad divina, expresada en la propia conciencia, en la necesidad de los otros hombres, en los códigos morales... Herencia social más que biológica e individual. — El pesimismo conduce a la ilusión, a la falsa imagen soñadora de uno mismo y de los otros, a la desencarnación de cada día. Los pesimistas, o han perdido la fe en la vida, o están a punto de perderla. Y sin fe en la vida, ésta ya no es más que muerte enmascarada de tal. — El paraíso está al final, en la meta-origen de nuestra vida. El pecado original es el obstáculo para llegar a ella. 78 POBRES — ¿Pobres? ¿Quién se interesa por los pobres? Los que llamamos pobres son las más de 79 las veces los virtualmente ricos, los futuros poderosos, las fuerzas del mañana, los inteligentes de hoy..., los "interesantes" de una u otra manera. Pero ¿quién se cuida de los pobres de verdad? — "Pobres de Yavé" son también los pequeños, los ignorantes de quienes habla el evangelio, que pueden alcanzar a Dios con más facilidad que los sabios y los listos. ¡Y pensar que durante siglos sólo han tenido voz y mando en la Iglesia los listos, los sabios, los doctores, los ilustres, los excelentísimos señores! — Si los pobres conocen mejor a Dios que los sabios y doctores, es porque no se trata de un modo racional de conocimiento, sino de un conocimiento de "pobres de espíritu", de un conocimiento a la medida cordial de los pobres de Yavé. — Hay que inventar, a toda costa, la pobreza voluntaria, para que el día en que los pobres de hoy acaben con la pobreza impuesta, los ricos de mañana no se parezcan demasiado a los ricos de hoy. — Pobre de espíritu =• joven de espíritu. — Sólo los pobres de verdad tienen "sentido del misterio" y ese "sentido del pecado" colectivo, que son dos características fundamentales del cristiano, tan diversas del "sentido de racionalidad" y del "sentido de justificación" que cam80 pean hoy y que son con frecuencia dogmas laicos de la sociedad de consumo. POBREZA — Es la única situación que cuadra al hombre. Todo hombre que huye de la pobreza, huye de sí mismo. Se aliena. Se engaña. Se destruye. Sólo desde la pobreza, el hombre sabe quién es, quiénes son los otros, qué puede y qué no puede llegar a ser. — El revolucionario que busca sólo mejoras de bienestar burgués —¡no confundamos de nuevo la pobreza con la miseria!— es un reaccionario. A lo más, un resentido. O un listo. O un activista roto. — Sólo será cristiana, humanamente digna, en nuestro mundo la pobreza privada cuando haga posible, de alguna manera, la riqueza y el bienestar públicos: espíritu, cultura, dominio de sí, disponibilidad a los otros, tiempo fecundo, etc. — La mejor pobreza de espíritu —total— es la que renuncia a toda inquietud malsana de futuro. Sólo entonces podemos conquistarlo en libertad y entusiasmo. Sólo entonces llega la paz; entonces presente y futuro son una sola realidad. Ser pobre es abrirse serenamente a la historia. — Liberación provisional, aún no definitiva, de todo lo que nos impide la plenitud de vida comunitaria. 81 PODER — No todo poder corrompe. Cuando ayuda a la participación colectiva de los bienes y valores de la vida, humaniza y ennoblece. — Es la "concupiscencia" más poderosa del hombre: puede ser la más dañina y la más beneficiosa también. — Todo régimen político que haga más posible el reparto de poder entre los hombres, evitando los abusos de su concentración y los abusos, al mismo tiempo, de la insolidaridad, camina en la dirección del ideal del evangelio. — Los verdaderos poetas han sido siempre los profetas —pequeños o grandes— de su tiempo. Profetas a media voz, un poco inseguros de sí mismos. — El poeta verdadero es el verdadero santo de la creación. — La poesía es el sacramento universal a disposición de todos los hombres. Quienes lo reciben, reciben al Dios creador y salvador del universo. — La poesía está en todas partes, pero se revela especialmente allí donde, junto a la belleza, está el amor, que es la belleza en acción. — La poesía es la metafísica del pueblo. PODER Y PUEBLO — Cuando el pueblo no tiene el poder, el poder se concentra y se acumula contra el pueblo. — Cuando al pueblo se le "vacía de poder", el poder se convierte en un gran ídolo de barro, de piedra o de hierro, que intenta llenar aquel vacío. — Ni la filosofía ni la teología, demasiado técnicas; ni las artes —incluida la literatura—, demasiado exteriores, pueden satisfacer el espíritu cordial del hombre. Sólo la poesía llega hasta posarse en la cima del alma. POLÍTICA POESÍA — Es lo que más temen o aborrecen los frivolos. — El poeta es sobre todo un hombre consciente. 82 — Hay quienes son tan malos políticos que todo lo reducen a política. — La política debe abarcar la educación y la educación asumir la política. Pero ni la educación puede confundirse con la política, ni ésta anular a aquélla monopolizándola. 83 — Los políticos que absolutizan la política se convierten en ministros sagrados, en santones de una nueva religión secularizada. — La política es un conjunto de ciencias y de artes, y no un objeto más de especulación, de aversiones o de idolatrías. — La dogmática es la corrupción de la dialéctica. El dogmático es el político corrompido. — El intelectual suele ser demasiado vanidoso para ser un buen político, para poder capear una realidad que no le rinda culto. — La falta de competencia en la vida política crea "incompetentes". — Es el sustitutivo del amor que tienen los incapaces de amar. PROFETAS — Una de las tareas principales del profeta de hoy es acabar con los nuevos apocalipsis que fijan el porvenir, y con los nuevos ídolos que lo hacen demasiado cruel o demasiado cómodo. — La mejor y mayor misión de los profetas cristianos es hacer una Iglesia profética. Toda voz profética aislada —por necesaria y beneficiosa que sea— debería ser una excepción, una anomalía pasajera. — Algunos desprecian las ideas y el dominio técnico de los diferentes espacios del poder, confiando más en sus propios valores y en sus dotes personales. Son unos pobres voluntaristas de medio pelo. Son los "puros" de la acción omnipotente. Los posibles dictadores sin piedad. — A menudo el lenguaje de los profetas es el silencio. Callar en ocasiones es mucho más testimonial que hablar a tontas y a locas. Cristo calló en algunos de los momentos más importantes de su vida. — Una cosa es la política y otra la profecía. Bienaventurado el político que escucha al profeta. Pero desgraciado de él si un día lo coloca en su propio puesto. PROGRESISMO CRISTIANO PORNOGRAFÍA — Es la banalización comercializada y masificada del sexo. 84 — Hay quienes pretenden esperar la llegada del reino de la humanización para predicar el reino de Dios, y quienes temen perturbar esa llegada con tal predicación. ¡Como si la humanización no fuera ya parte de ese reino! ¡Como si su predicación no fuera también mensaje humanizador y liberador! 85 PROMETEO del "respetable público", sino del pueblo, que se hace respetar, y por eso es respetable. — Prometeo no tiene lugar en la concepción bíblica del mundo. El Dios de la biblia trae el fuego a los hombres; no es menester que éstos se lo roben. Pero lo cierto es que durante mucho tiempo el Dios de la biblia quedó encerrado en una especie de olimpo griego y fueron necesarios también entre nosotros muchos prometeos que robasen el fuego "a los dioses". — Argumentar con "el pueblo fiel" para evitarle ciertas inquietudes y desasosiegos, que son resultado natural de toda crisis histórica y de su consciente superación; querer mantener a este pueblo en "la bendita ignorancia", en una infantil simplicidad, es la forma más despreciable del desprecio a ese pueblo; la mayor infidelidad a su fidelidad. PRUDENCIA REBELIÓN Y REVOLUCIÓN — La prudencia no es virtud si no va acompañada de la justicia y de la fortaleza. — Cuando muchos dicen prudencia, es porque no se atreven a decir: miedo, egoísmo, duda, pereza, etc. PUEBLO — Después de secularizar todas las divinidades de la vieja sociedad, los falsos demócratas han divinizado al pueblo. La "voluntad del pueblo", la "opinión del pueblo"... es ahora un dios tan abstracto y omnipotente como el anterior. — En un sistema verdaderamente popular, el "público" se hace pueblo. Ya no se habla al "público": se habla con el pueblo. Ya no se trata 86 — El rebelde suele atacar a las personas más que al sistema; pretende sustituir a aquéllas y no a éste. Por eso el rebelde utiliza ante todo la violencia —más inmediata y personal— y no otros métodos, que pueden también, y a veces con ventaja, cambiar la configuración total de la sociedad. El rebelde puede ser un revolucionario en ciernes, pero no es a menudo más que un resentido, un vengativo a secas. REDENCIÓN — En lenguaje inteligible redimir es dar sentido a la vida, liberándola de sí misma. REFLEXIÓN — Gran tarea de nuestros días. Reflexión es quehacer de quien cree y espera, de quien pre87 gunta y responde. El hombre del futuro es reflexivo; el hombre del pasado, imitativo, reiterativo. Reflexiona el que no está satisfecho. Reflexionar es volver sobre sí mismo porque se quiere llegar a más, porque se quiere crear, porque se quiere trascender. El pesimista, el integrista, el vividor..., no reflexionan: repiten, se aseguran, se defienden. tuciones. Y ahora que queremos purificar nuestra fe, nos llaman poco religiosos o irreligiosos. Tienen razón. Como los primeros cristianos, queremos ser "ateos": ateos de los dioses naturales, de las religiones naturales, humanas, pretenciosas. — Creer de tal manera que la religión se haga ámbito de fe o desaparezca como un estorbo. RESURRECCIÓN RELIGIÓN Y FE — La religión —¡prácticas!— es un sistema de seguridades. La fe es una respuesta: un conjunto de responsabilidades. — La religión convierte con frecuencia los medios en fines: la oración, los sacramentos, la Iglesia misma, se convierten en metas de la acción del hombre, cuando son, sobre todo, signos, caminos, estadios, preparación...! —¡Dios presente y ausente al mismo tiempo: nunca monopolizado ni manejado por la religión, siempre en camino hacia su presencia más plena y más pura! — La resurrección es sobre todo el sentido de la muerte de Cristo, la desembocadura victoriosa de su lucha contra el mal y la muerte. Todo lo demás, por importante que sea, importa poco. RETRIBUCIÓN — Nuestras buenas obras tienen una continuación; no están aisladas: un día serán iluminadas y como arrebatadas por la presencia del Señor. A esto sí podemos llamar retribución graciosa de Dios, sin separar la obra del premio, sin hacer aquélla por éste, sin convertir una seria moral de esfuerzos y responsabilidades en una moral infantil de premios y castigos. — Dios no sólo responde a nuestras necesidades. Pregunta por nuestra responsabilidad. Sólo preguntando responde. REVOLUCIÓN — En un mundo poblado de religiones, la fe se "religiosiza": su lenguaje, su praxis, sus insti- — Es el signo de nuestra época. Revolución es igual a aceleración histórica. El que no haya 88 89 acelerado su espíritu y su mundo, no es digno de nuestro tiempo. — Acertó quien habló de "revolución permanente", aunque no pueda tomarse a la letra la frase. La revolución no puede tener fin. El hombre no se detiene jamás. Lo importante es vivir en "estado de revolución", aunque muchas veces la revolución tenga que llamarse mejor "evolución revolucionada". — No se trata, a menudo, de repetir las revoluciones, cosa naturalmente imposible tantas veces, sino de promover, al ritmo de la historia, la revolución iniciada, situación más tensa y difícil que emprender deportivamente nuevas revoluciones. — Muchas de las llamadas revoluciones no pasan de ser pobres re-evoluciones. — Tan necesaria es para el revolucionario la experiencia del dolor de los hombres como la alegría que brota de su fe y de su esperanza. No puede haber un revolucionario triste. — Sólo el revolucionario cree en la creación del mundo. El revolucionario es un creador. Cree en la fuerza de la acción, en la capacidad del hombre en línea constante, aunque no recta, hacia la permanente creación. El anti-revolucionario está más cerca del eterno retorno, de la concepción estática y circular del tiempo y del mundo de los griegos. 90 — Nada más falso que pensar que Dios creó el mundo para que diese vueltas. Lo dejó para que el hombre lo revolucionase, si podemos hablar así de ingenuamente. ¿Qué otra cosa quiere decir la creación por la naturaleza y la encarnación por el amor? — Los cambios sociales se deben originalmente a los cambios del sistema de valores. Ninguna revolución se ha hecho sin revolucionar primero ciertas cabezas. Pero, a la vez, los cambios sociales trastruecan los sistemas de valores. Continua interacción. No hay por qué volver al inútil problema de precedencia del huevo o la gallina. — Aunque el resentimiento sea muchas veces un ingrediente de la revolución, no es el mejor motor de la misma. Muchas revoluciones fracasaron porque los revolucionarios no eran más que unos resentidos. — Todo lo que no conduce, de un modo u otro, a la revolución total —económica y ética— es, en nuestro mundo, inútil, pernicioso o ridículo. — Muchos "revolucionarios" no son más que burgueses destronados en busca del trono perdido. — Una revolución que adelantase o incluyese apenas los frutos de diez o veinte años de evolución, sería una miserable treta para engañar o entretener a una juventud que no quiere envejecer nunca, que busca sólo la revolución del hombre y el mundo nuevos, única que merece tal nombre. 91 — La acción multiplica las posibilidades. Las posibilidades sólo se encarrilan en la acción. Sólo a través de ella se revelan como realmente posibles. — Si uno de los más recios peligros de la revolución son las delicias de la evolución, tampoco puede nacer la revolución sin una precedente y madura evolución. Muchos que se creen revolucionarios no son más que seres incapaces de adaptarse a la evolución, de madurar a tiempo: impacientes más que revolucionarios. — La revolución ha sido siempre una de las utopías más constantes y eficaces, revestida de formas cristianas, marxistas, anarquistas, etc. Uno de los grandes peligros consiste en querer convertirla en realidad con la misma facilidad y entusiasmo con que se acepta su inspiración motriz. — No hay revolución cristiana, ni hay una teología estricta de la revolución. Hay revoluciones que ponen en juego valores del mensaje cristiano, teologías que intentan construir una ética humana de la revolución. provisional,: como. una prenda de. vestir, como un producto de estación. — Hay algunos inconformistas •—saben lo que no quieren, pero no saben lo que quieren—, que se llaman frecuentemente revolucionarios. — Muchos emplean un lenguaje revolucionario cuando ellos mismos ya no lo son; pero tienen miedo a decirlo y a decírselo a sí mismos. Es tan glorioso el nombre, tan bella la profesión revolucionaria, que cualquier reformista aparenta lo que no es antes de hacerles traición. — La revolución es la legítima defensa social de toda una clase que intenta sobrevivir, superar su injusta inferioridad, conquistar su puesto en la vida histórica. Es un acto moral por excelencia. — No es absolutamente revolucionario quien critica con el mismo furor —a veces mayor— a los revolucionarios —discordantes— que a los que no lo son. SABIDURÍA — Demasiadas veces la revolución futura no es más que la sustitución ilusionada de un presente desagradable. Nada más. — Saber para amar; amar para crear; crear para ser, para más-ser, para sobre-ser. — Los revolucionarios de moda —o a la moda— no creen que la revolución es una cosa seria y permanente, y mucho menos algo que les atañe a ellos mismos; por eso la exhiben, exterior y SACERDOCIO 92 — Hemos elevado tan inflacionísticamente el sacerdocio, que en una época de crisis y revalori93 zaciones tiene que sufrir necesariamente una fuerte conmoción: la de la caída desde su altura desmedida hasta el duro suelo de la diaria realidad. — No se define al ministro en la Iglesia según sus "poderes", sino a partir de su compromiso; éste llevará a entender secundariamente aquéllos. No es un funcionario que ha de hacer esto o aquello. Es un militante que ha de hacerlo todo por el reino de Dios y de los hombres. SACERDOTES — Decir cura —palabra dinámica y un tanto secularizada— en vez de sacerdote. SANTOS — Para una mentalidad religiosa infantil y primitiva, que espera sobre todo el poder salvador de los males de este mundo, los santos no se diferencian gran cosa de Dios: importa sólo su influencia benéfica; lo demás, son cuestiones bizantinas. SECULARIZACION-SACRALIZACION — Cuando la Iglesia sacraliza lo secular —la sociedad, el Estado, etc.—, el "siglo" seculariza 94 lo eclesial. Es la reacción inevitable, la ley de compensación histórica. — Todos los intentos de sacralizar la historia son intentos demasiado cómodos de llegar cuanto antes al reino de Dios en la tierra. Pero más que al reino de Dios prometido en el evangelio se parece al fantástico "milenarismo" de los primeros soñadores judeo-cristianos. —Secularización y secularismo: amor respetuoso al mundo, e idolatría, excluyente, del mismo. SEGURIDAD — Se ha dicho que la religión es la expresión sistematizada de la inseguridad del hombre. Probablemente cualquier partido político, asociación cultural o club de amigos podría también definirse así. ¿Inseguros? Con la suficiente seguridad como para intentar crear un mundo nuevo, y con la suficiente inseguridad como para medir realísticamente nuestras febles fuerzas y nuestros altos objetivos. SEXO Y LIBERACIÓN — La liberación sexual no es sólo una liberación "cultural": es una liberación humana, que ha de luchar constantemente contra la tiranía del placer y el placer de la tiranía —el dominio sobre el otro—, hasta conseguir el amor. 95 •—•' El placer humano es el punto de encuentro de lo sensible con lo trascendente. Rechazar o ignorar cualquiera de los dos elementos es inhumanizarlo. Buscar su sentido y su plenitud es buscar la raíz de su "moralidad". — El placer absolutizado se convierte en ídolo. Su infravaloración o su ignorancia apesadumbrada, en permanente "demonio tentador": ídolo al revés. — Es bien triste constatar que las palabras más denigrantes que se aplican a la relación agresiva del hombre frente a los otros hombres, se aplican también al trato íntimo del hombre y de la mujer. ¡Sexo reducido a objeto de los instintos agresivos y destructores del hombre! — Ciertos celibatos son afirmaciones egoístas que se proyectan en la búsqueda de un Dios complaciente y asegurador. Se parecen demasiado a ciertos ejercicios de la sexualidad, carentes de dimensión trascendente. — Los que hacen del placer sexual el mayor gozo y único gozo de su vida, ¿no será porque no han experimentado otros gozos, no digo superiores, pero sí distintos y también nobles? — El sexo es humano si es comunitario. Sólo un mayor o menor alejamiento de la entrega comunitaria, su no integración o desintegración en la personalidad comunitaria humana, puede definir el error sexual. 96 SILENCIO — El que es incapaz de soportar el silencio es incapaz de soportarse a sí mismo. — Necesitamos del silencio como del aire que respiramos. Es un buen alimento del espíritu. Pero necesitamos una intensa vida de pensamiento y de relación para alimentar dignamente este silencio. — Es el lenguaje de las grandes, de las íntimas ocasiones, de las bellas y entrañables comunicaciones: gozo, dolor, amor, vida, muerte... Hostil a toda retórica, a todo ruido inútil, el silencio va haciéndose cada día más necesario medio de diálogo. — ¿No es el silencio el lenguaje del arte? Incluso la música no es más que la voz alta del silencio. Y la poesía es como una canción de cuna del silencio. El arte tiene como uno de sus fines inmediatos hacer el silencio del espíritu. SIMPLISMO — Algunos llaman al simplismo —simplonería— sencillez. Pero ser sencillo no es cosa simple. El simplismo es la sencillez precipitada, inmadura, caricaturizada. — Los hombres simples suelen ser muy peligrosos. No saben respetar la complejidad —que, 97 a veces, es riqueza— de los otros. El mayor pecado de los simples es la envidia y la ira consiguiente. — El integrista no es más que el hombre simple con ínfulas de complejidad y profundidad. Cree que ha llegado a la sencillez final; por eso se cree un héroe cuando no es más que un principiante, un simple. — La palabra 'simple' significa también en algunas lenguas románicas un estado cercano a la locura. ¡Trágico aviso! SOCIALISMO Y AMOR — Socialismo = futuro. — El socialismo organiza por vez primera el amor como fuerza contra el odio, aunque una imperfecta realización —¿inevitable?— de tamaño proyecto se resienta de odio muchas veces. — El socialismo es la nueva y madura cristiandad secularizada. SOCIEDAD DE CONSUMO SINCERIDAD — Es una virtud de moda. Demasiado importante para que muchas veces, proclamada y exhibida por doquier, sea una virtud verdadera. A menudo tal sinceridad pretende llenar el hueco de la verdad o de cualquier otro valor profundamente humano. Somos con frecuencia sinceros de nuestra falta de virtud sincera. Somos sinceros porque no podemos ser otra cosa. SISTEMAS ECONÓMICO-SOCIALES — De cualquier sistema económico-políticosocial deberíamos ponderar mucho más sus resultados prácticos, en su totalidad humana, que su presentación teórica. Por sus frutos los conoceremos. A veces la historia hace jugadas imprevisibles, y es la hora de cambiar ciertas definiciones, ciertos esquemas pretenciosos y facilones. — La sociedad de consumo, antes de consumar al hombre —destruyéndolo—, lo consume: "divertiéndolo", separándolo de las tareas humanizadoras. — La sociedad de consumo necesita "llenar" al hombre, que se encuentra vacío: sin fe, sin esperanza ni amor. Le crea mundos de ficción, de evasión. Son las nuevas alienaciones: cierto cine, cierta prensa, cierta TV, la lotería, las quinielas... — La última sociedad capitalista ha intentado crear, como mérito y como defensa, un consumo socializado. ¡Es el único "socialismo" que es capaz de crear! SOLEDAD — Hay quienes cultivan su soledad como un vicio. Diluyen su amargura en derredor, como 99 98 el calamar su tinta, para preservar la intimidad. Buscan así su satisfacción. A veces pasan por santos o por héroes. Y no son más que pobres enfermos de soberbia o vanidad, enmascarados de falsa grandeza. — La soledad no es aislamiento. Aislarse es coger un trozo de soledad, el que creemos que nos toca, y huir con él cobardemente. ¿Hay que inventar el neologismo "soledarse"? — Sólo desde la soledad genuina puede el hombre encontrar a los otros, entrar en contacto con el universo. Es la única manera de saber quién es y de quién necesita. — El hombre es soledad abierta o apertura "soledada". — El miedo de muchos a la soledad es el miedo a encontrarse solos, a darse cuenta de la tremenda limitación y desasistimiento del hombre. Pero si el hombre es una soledad abierta, no se puede volver a la soledad individual, sino a la soledad social. — Una soledad cerrada sobre sí misma es una sentina que causa la rápida deshumanización del hombre, su cosificación. — Los hombres que no han vivido profunda y consecuentemente su soledad, no pueden comprender el humanismo de la comunicación; corren el peligro de confundir la conciencia humana con la necesidad natural. — La soledad madura y humanizadora del hombre está entre la desolación —demasiada soledad— y la de-solación —demasiado poca—. — Lloramos sólo cuando estamos, o creemos que estamos, o tememos quedarnos, solos. TECNOCRACIA — La tecnocracia, como opción política "eficaz" frente al ejercicio de las libertades personales y colectivas, es el "despotismo ilustrado" de nuestro siglo. TEISMO-ANTITEISMO — El antiteísmo es una especie de teísmo, por paradójico que parezca. Nadie niega a Dios agresivamente, si Dios no aparece vivo y presente en uno mismo o en el mundo cercano, que de alguna manera le pertenece. TEOLOGÍA DE LA MUERTE DE DIOS — Esta teología tiene que vivir de la muerte de Dios. ¡Pero nadie vive de la muerte de nadie! TERCER MUNDO — El tercer mundo es hoy nuestro primer mandamiento. Ha de orientar nuestra vida, califí101 100 car nuestra fe, revolver nuestra moral, nutrir nuestra esperanza, constituir el primer objetivo de nuestro amor. TESIS-HIPOTESIS — La "tesis" de la doctrina "tradicional" se cumplirá —¡a la manera celeste!— en el reino de los cielos. Mientras tanto, no nos queda más que la "hipótesis", a la manera terrestre. TIEMPO DE CREACIÓN — Vivimos en tiempo de creación. Nunca como hoy la concepción mecanicista de los conocimientos técnico-económicos está más desusada. La aptitud creadora del hombre ha llegado a ser presupuesto evidente del desarrollo técnico y económico de nuestro tiempo. TOTALITARISMO — El totalitarismo es la religión que se hace terrestre y poderosa, que pretende imponer apresuradamente el cielo —un cielo a la medida de los grandes de este mundo— sobre la tierra. TRASCENDENCIA t — Superarse a sí mismo. Sobrepasarse en el amor a los otros. Desbordar el mundo en que vivimos hacia su plenitud. Dios trascendente revelado en Jesús, que se trasciende a sí mismo, entregándose sin reservas, mereciendo la divinidad. UNIVERSO SALVADO — A los herederos del pensamiento griego nos cuesta todavía admitir el universo en el proyecto de la salvación total del hombre. Después de vivir toda la vida pendientes de él, tenemos que despojarnos del mismo, a última hora, como si se tratara de una carga inútil. En cambio, un repetido pensamiento bíblico nos dice lo contrario: las cosas, los lugares, los tiempos, los seres animados que fueron nuestro mundo participarán también de nuestra renovación. Ahora comenzamos a entender esta verdad. Porque por primera vez comenzamos a dominar el universo, que comienza a dejar de ser nuestro enemigo ancestral. UTOPIAS TRABAJO — Una definición del hombre mejor que muchas definiciones abstractas: "un trabajador social inteligente". 102 — Utopías —proyectos esperanzadores de futuro— que incidan en nuestro presente nos son sumamente necesarias. Pero no podemos refugiarnos de nuevo en el futuro, como antes en el pa103 sado, para olvidarnos del presente. A veces el utopismo suele ser un falso tradicionalismo al revés. VERDAD — Según la biblia, la verdad es el gozo del encuentro. Algo que se alcanza por el amor en acción. Toda otra verdad es una verdad que no es verdadera. VERDAD Y SOCIEDAD — La verdad necesita de la sociedad, como ésta de aquélla. La verdad es social. Necesita un clima propicio, un suelo familiar para poder sostenerse y resistir los ataques de tantos enemigos. Quienes lo fían todo a la mera elección de los individuos, a su desnudo poder de decisión, caen en el error de presunción y de irrealismo. VIOLENCIA — La palabra y la acción violentas pueden ser benéficas si conducen, de alguna manera, a la palabra en diálogo y a la acción en la convivencia. — Cristo —violento a veces, duro muchas más— nos enseñó con su muerte en cruz una vio104 lencia concreta, la violencia del amor que manifiesta su violencia. El amor tiene también sus violencias, que sólo los que aman las entienden. — La no violencia activa es algo muy respetable, sin duda a veces eficaz, pero a la larga se descubre como un método válido para un mundo no violento, que no es el nuestro. Pero la no violencia activa puede relativizar, espiritualizar y encauzar la violencia, darle su dirección. — La violencia revolucionaria intenta lograr lo que el Estado y las llamadas fuerzas del orden dijeron querer conseguir en algunos momentos: proteger al débil contra el fuerte, buscar la paz, igualar los derechos y los deberes de los ciudadanos. El fin justifica los medios, con tal que los medios —control, seriedad, respeto esencial, la mayor brevedad posible, etc.— justifiquen el fin. — Con la justa violencia se puede luchar contra la violencia injusta, evitando siempre el "espíritu de violencia". No es una frase moralizante, es la condición fundamental para que la nueva violencia no sea más inhumana que la anterior. Desgraciadamente, hay muchos que confunden el "espíritu de violencia" con el "espíritu revolucionario". — Violencia o no violencia. Amor siempre, violento o no, según la opción consciente y necesariamente aproximada de su ejercicio en un mundo desgraciadamente violento. 105 — El culto de la violencia es un primitivismo vergonzoso y degradante. El culto de la cobardía ante la violencia institucionalizada no lo es menos. — La violencia y la no violencia se convierten, en manos de filósofos a la violeta, en mitos que nos impiden realizar una acción empeñada, duradera y eficaz. Muchas horas perdidas en discutir sobre la violencia podrían ser mejor empleadas en luchar contra ella. — Emplear toda la violencia posible contra toda innecesaria violencia es una de las tareas más urgentes y difíciles del nuevo humanismo. — Las violencias "no violentas" son las más peligrosas, por ser las más tenaces, las más disimuladas, las más violentas. — La violencia —que es en definitiva un mal histórico— se justifica por el bien que pretende alcanzar, por el mal que intenta destruir y por su medida proporcional con este doble fin. Una violencia políticamente inoportuna es también una violencia moralmente inoportuna. Aquí, quien dé el más acertado juicio ético técnico-histórico será el mejor de los moralistas. — Si la autoridad pública puede —en buena moral tradicional— emplear la violencia contra sus subditos en aras del bien común, ¿por qué no podrían hacerlo los subditos con vistas al mismo fin? ¿Vale acaso más la autoridad política que el pueblo? 106 — Los "santos lugares" de la libertad y de la dignidad del hombre en la edad contemporánea, ¿no exigen, por lo menos, el mismo riesgo, la misma audacia y la misma violencia posible que la conquista de los "santos lugares" de Palestina en la edad media? — ¡Qué manía infantil o adolescente la de identificar a todas horas y en todos los lugares la revolución con la violencia! ¡Cuántas acciones verdaderamente eficaces perdidas por no querer o no poder imaginar también medios revolucionarios que no sean violentos! — Cuando la doctrina ordinaria de la Iglesia universal recomienda encarecidamente el uso de la no violencia, sigue la misma línea de las bienaventuranzas de Cristo: es un espíritu, un estilo, un modo nuevo de ser lo que se predica y lo que se desea. No es la respuesta doctrinaria a un caso de moral. Por otra parte, la "moral cristiana" tiene múltiples respuestas sobre el particular que no son, ni mucho menos, agua pasada. Y el mismo Cristo de las bienaventuranzas le dio al látigo con cierta soltura. VOLUNTAD DE PODER — La voluntad de poder es el verdadero anticristo, el antidiós. Porque Dios es el solo señor, que tiene todo poder y convirtió este poder en entrega y en vida compartida. 107 VOLUNTAD DE POSESIÓN — Contradicción inherente a toda voluntad egoísta de posesión: uno se siente poseído por lo que posee. Al poseer, se desposee, se aliena. ÍNDICE TEMÁTICO Agresividad, 9 Alegría, 9 Amargura, 10 Amistad, 10 Amor, 11 Amor ideal, 13 Anarquismo extremoso, 13 Angeles, 13 Arte, 14 Arte y liberación, 14 Ascética, 14 Ateísmo, 15 Bienaventuranzas, 16 Blasfemia, 17 Buena voluntad, 17 Burguesía, 17 Capitalismo, 18 Carne y espíritu, 20 Castidad, 20 Celibato y matrimonio, 20 Comprensión, 21 108 Comprometimiento, 21 Compromiso temporal, 21 Comunicación y comunidad, 22 Concilio Vaticano II, 24 Conservadores, 24 Contestación y sociedad, 25 Corporatismo, 25 Creación del mundo, 26 Cristianismo y humanismo, 26 Cristo vivo, 26 Culto, 29 Demonios, 30 Desmitificación, 30 Destino y providencia, 31 Dialéctica, 31 Dinero, 31 109 Dios de la magia y de la fe, 33 Dios y el mal, 33 Diversión, 34 Dogmas, 34 Dogmáticos, 34 Dolor, 34 Duda, 35 Eficacia, 35 Erotismo, 36 Esperanza, 36 Esperanza y esperación, 38 Eucaristía, 39 Evangelización, 39 Familia, 40 Fe, 41 Fe y política, 43 Felicidad, 44 Fracaso, 45 Frivolidad, 45 Gracia, 45 Héroes, 46 «Hippies», 46 Historia como revelación, 47 Huida de sí mismo, 49 Humorismo, 49 Idealismo, 50 Ideologías, 51 Iglesia, 51 Iglesia abandonada, 51 Iglesia invisible, 52 Iglesia primitiva, 52 Iglesias del silencio, 52 Iglesia una, santa y católica, 53 Iglesia y su propia misión, 55 Injusticia y desorden, 55 Integrismo, 55 Intelectuales, 58 Ironía, 59 Justicia y eficacia, 59 Juventud, 59 Legalismo, 60 Ley natural, 61 Libertad, 61 Libertad y necesidad, 61 Limitación, 62 Mal, 62 Maniqueísmo político, 63 Marxismo y hecho religioso, 63 Masificación, 65 Matrimonio, 65 Miedo, 66 Milagro, 66 Mito, 67 Mito y logos, 67 Moral, 68 Movimiento obrero, 69 Muerte, 69 Mujer, 70 Mundo de hoy, 71 Nacionalismo, 72 Natural-sobrenatural, 72 Naturaleza, 73 Obediencia, 73 Odio, 74 Oración, 74 Orden establecido, 76 Paciencia, 77 Palabras, 77 Pecado, 77 Pecado original, 78 Pereza, 79 Persona, 79 Pesimismo, 79 Pobres, 79 Pobreza, 81 Poder, 82 Poder y pueblo, 82 Poesía, 82 Política, 83 Pornografía, 84 Profetas, 85 Progresismo cristiano, 85 Prometeo, 86 Prudencia, 86 Pueblo, 86 Rebelión y revolución, 87 Redención, 87 Reflexión, 87 Religión y fe, 88 Resurrección, 89 Retribución, 89 Revolución, 89 Sabiduría, 93 Sacerdocio, 93 Sacerdotes, 94 Santos, 94 Secularización —sacralización, 94 Seguridad, 95 Sexo y liberación, 95 Silencio, 97 Simplismo, 97 Sinceridad, 98 Sistemas económico-sociales, 98 Socialismo y amor, 99 Sociedad de consumo, 99 Soledad, 99 Tecnocracia, 101 Teísmo-antiteísmo, 101 Teología de la muerte de Dios, 101 Tercer mundo, 101 Tesis-hipótesis, 102 Tiempo de creación, 102 Totalitarismo, 102 Trabajo, 102 Trascendencia, 103 Universo salvado, 103 Utopías, 103 Verdad, 104 Verdad y sociedad, 104 Violencia, 104 Voluntad de poder, 107 Voluntad de posesión, 108 110 111