Las facturas domiciliadas también se pueden devolver

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economía doméstica
Las facturas domiciliadas
también se pueden devolver
El consumidor tiene derecho a devolver recibos
domiciliados sin tener que justificar su actuación,
aunque esta operación tiene sus riesgos
Cómo hacerlo
D
omiciliar los recibos es una de
las soluciones más cómodas para los usuarios. Facturas de cualquier
tipo, ya sean domésticas (luz, gas,
agua, basuras…) o de otro tipo (por
ejemplo, del gimnasio), se cargan automáticamente en la cuenta corriente
con una periodicidad establecida.
En este proceso, los bancos suelen
exigir una copia del DNI del titular
de la cuenta en la que se quiere domiciliar las facturas. Según el Banco
de España, todas las entidades deben
guardar los justificantes oportunos
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que acrediten su diligencia en la gestión y su falta de responsabilidad en
una eventual devolución de ese envío.
No obstante, el problema surge cuando el consumidor no está conforme
con el pago de un recibo domiciliado
o con una parte de él, o bien cuando
no hay dinero en la cuenta ese mes y
no se quiere generar un descubierto
o, sencillamente, cuando hay un error
en el documento.
Las soluciones para resolver este tipo
de conflictos son cada vez mayores
y juegan a favor de los clientes, que
recuperarán su dinero en pocos días.
Les ampara el derecho a devolver los
recibos, sin tener que justificar su actuación: no se necesita aportar ninguna prueba.
Lograr que el banco no pase la factura de la luz o del gimnasio es muy
sencillo. Basta con dar una orden a la
sucursal para que no se cargue el recibo correspondiente, puede hacerse
incluso a través de Internet si se tiene
contratado el servicio de banca online.
Las facturas se devolverán de inmediato, con el único requisito de que
esta operación se formalice en un plazo máximo de ocho semanas. Pasado
este periodo, ya no se podrá devolver.
Además, para evitar futuras complicaciones, podrá solicitarse al banco que
no se abonen más facturas a partir de
ese momento. De esta forma, se conseguirá que ya no se carguen en cuenta
y que no tenga repetirse la operación.
Los peligros
La devolución de los recibos domésticos pueden crear más de un problema.
El principal es ingresar en una lista
de morosos (RAI o ASNEF), lo que
dificultará la contratación de algunos
productos en la propia entidad, entre
ellos las vías de financiación como
créditos e hipotecas.
Para evitar este y otros inconvenientes adicionales, es aconsejable agotar
otras opciones antes de devolverlo.
Entre ellas, cumplir con los requisitos
necesarios para darse de baja en el
servicio (enviar un burofax, notificar
por teléfono, etc.). Además, la devolución de una factura pone suponer
que corten el servicio contratado en
un breve espacio de tiempo.
Devolución de hasta
el 3% de los recibos
La domiciliación de los recibos del
hogar es una operación que puede
generar la devolución de entre el 1%
y el 3% de los gastos de las facturas.
Esta posibilidad se extiende a casi
todos los servicios (agua, luz, gas, telefonía...), ya que es una práctica cada
vez más habitual entre los bancos con
el objetivo de fidelizar a los clientes.
Si bien los importes que pueden ahorrarse las familias no son espectaculares, sirven para contener las subidas
que experimentan estos servicios todos los años.
De todas formas, las entidades financieras han decidido implantar un tope
máximo del que no podrá excederse
bajo ningún concepto -está establecido en torno a 20 o 30 euros cada
mes- y suele ir acompañado de otras
ventajas complementarias, entre las
que destaca la exención de comisiones y otros gastos en su gestión y
mantenimiento.
¿Cómo retener un recibo
y evitar un descubierto?
El cargo de un recibo en la cuenta corriente cuando no se tiene el
dinero suficiente para abonarlo es motivo suficiente para que el
banco abra un descubierto. Habitualmente, esta situación suele
deberse a un descuido, pero sale muy caro, ya que el banco le
cobrará a su cliente por tres conceptos:
• Reclamación por posiciones deudoras: la entidad puede pedir
un dinero al cliente en números rojos por las gestiones que
tenga que realizar para avisarle de que se encuentra en descubierto y que debe abonar el dinero que adeuda.
• Comisión por descubierto: la entidad puede cobrarla cuando
el cliente haga un cargo o disponga de dinero de su cuenta sin
tener saldo suficiente. Lo habitual es que se aplique sobre el
mayor saldo en descubierto durante el periodo de liquidación.
• Intereses deudores: el banco impone unos tipos de interés
bastante elevados cuando la cuenta está en números rojos.
Como el descubierto tácito se entiende como un préstamo que
la entidad hace al cliente, se le aplica un porcentaje sobre el
dinero que debe.
En definitiva, el descuido rara vez baja de los 40 euros.
No obstante, hay un modo de evitarlo: retener el recibo y pagarlo
más tarde. El usuario puede pactar con el banco la posibilidad de
avisarle con antelación a que se produzca el descubierto y puede
pedirle que no lo cobre hasta que haya dinero en la cuenta. La
fórmula es sencilla: las entidades bancarias pueden detener la
orden de cobro unos días, el tiempo suficiente para que el consumidor ingrese el dinero que falta.
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