LAURA A. LEWIS: Chocolate and Corn Flour

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RESEÑAS DE LIBROS / BOOK REVIEWS
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In my opinion, the term that stands at the focus of this book “Ibero-American
Atlantic” misses an important player, unquestionably not sufficiently dealt with
by the authors of the various essays that form this collection, by which I mean
Africa. The African contribution to the formation of the Iberian Atlantic deserves
way more attention than the one given by the editors, and it poses a challenge
to scholars to fill the gap left by this otherwise important book.
In the concluding remarks of this treatise Resina discusses the concluding
remarks of this treatise the future of Hispanic studies, stressing that “this IberoAmerican Atlantic awaits its theoriser and above all the scholars that will reveal
its concrete ramifications” (page 270). This collection shows the importance of
a multi-disciplinary approach as well as a “zoom-out” outlook in order to better
understand the nature of the Ibero-American (and African) Atlantic world born
with Columbus’s landing at Guahnani. This new approach, as the essays of this
collection prove, allows the reader to grasp previously hidden or neglected aspects
of the emergence of an Atlantic space, which is worthy of a focused scholarly
treatment. The various terms used by the authors of these essays to describe this
phenomenon only demonstrate how important it is to further develop this newly
created methodological field of study.
Alex Kerner
The Hebrew University of Jerusalem
LAURA A. LEWIS: Chocolate and Corn Flour: History, Race and Place
in the Making of “Black” Mexico. Durhan and London: Duke University
Press, 2012.
Los estudios sobre las poblaciones afrodescendientes de la Costa Chica de
Guerrero y Oaxaca en México comenzaron en el siglo pasado, y a partir de 1990
las investigaciones sobre esta región aumentaron significativamente. Ello se
explica por varios factores sociales y políticos de orden nacional e internacional:
el levantamiento del movimiento indígena del Ejército de Liberación Nacional
en Chiapas replanteó la situación de grupos históricamente discriminados; y las
movilizaciones de afrodescendientes en América Latina, en países como Colombia y Brasil, hicieron visibles las problemáticas de desigualdad, marginación,
pobreza y discriminación que enfrentaban estas poblaciones
Desde entonces, la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca se ha convertido en
un lugar de interés para antropólogos de México y del extranjero, en especial de
Estados Unidos, que estudian las comunidades afromexicanas. Han sido analizados
temas relacionados con la identidad, la cultura, los rituales, la medicina tradicional,
la gastronomía o la organización familiar y social; últimamente, la migración, la
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niñez y las relaciones de género también han ocupado un lugar importante en los
estudios antropológicos de esta zona. Asimismo se ha propagado en los últimos
cinco años el establecimiento y desarrollo de varias organizaciones sociales con
una agenda política importante en relación al reconocimiento y la reivindicación
de estas comunidades como afrodescendientes o “negras” con características
particulares, diferenciadas hasta cierto punto de las indígenas o mestizas.
El libro de Laura Lewis ofrece una nueva aproximación estadounidense al
estudio de las comunidades afromexicanas de esta región. Si bien su título, sobre
todo lo de “chocolate y maíz”, es fortuito, la autora comprende desde ópticas
más holísticas la situación de las poblaciones afrodescendientes de San Nicolás,
Guerrero. Lewis se propone discutir el significado de la “raza” en estas poblaciones desde su sentido histórico y contemporáneo. Quiere explorar y mostrar
que la identidad de los pobladores de San Nicolás se basa en la denominación
de “morenos” como resultado de la convivencia y el intercambio entre poblaciones de origen africano e indígenas de la región, y cómo desde su calidad de
migrantes, enfrentados a procesos de globalización, siguen fieles a la identidad
de su historia y su “pueblo” en la Costa Chica, que refuerzan cotidianamente a
través de gestos, palabras, sabores y aspiraciones.
Con base en un trabajo etnográfico cuidadoso en la Costa Chica y en Winston, Salem, North Carolina, Laura Lewis ofrece un estudio que parte de tres
ideas básicas: el papel que ocupan la “raza”, el lugar –es decir, la tierra– y la
migración. Estas tesis centrales son analizadas y enriquecidas con el abordaje
de varios temas, como el papel de las investigaciones académicas, la influencia
cultural desde el Estado y la perspectiva de género, entre otros.
A partir de una revisión bibliográfica, de archivo y de historia oral, Lewis
inicia su libro describiendo la historia de la región y del pueblo de San Nicolás,
aportando datos e información relevantes sobre esta zona. Como ella misma lo
subraya, este capítulo contribuye a conocer la historia de la Costa Chica, pero
además ofrece el contexto necesario para entender el material etnográfico, especialmente el significado de la tierra y la noción de “moreno” en la identidad de
los pobladores de San Nicolás. Una reflexión amplia ocupa los siguientes dos
capítulos, en donde analiza el significado de “ser moreno” a través del análisis
del discurso local sobre la raza y lugar. Tengo un comentario central sobre este
apartado. Como otros estudiosos estadounidenses, Lewis parte de una concepción
sobre “la raza” que no explica o que parece creer que todos compartimos, y no
es así. ¿Qué es “raza” para los académicos estadounidenses, cómo entienden este
concepto los antropólogos estadounidenses y cómo lo usan en tanto categoría
de análisis? ¿Se trata del mismo término desarrollado desde el siglo XVIII en
Europa? Puede entenderse que para las y los pobladores de San Nicolás, como
para otros grupos en México, los significados de “raza” tienen dimensiones
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históricas y están vinculados a su propio contexto, pero, ¿por qué existen científicos sociales, como Lewis, que siguen pensando que este término ayuda a
entender la problemática de la identidad? Habría que cuestionar esta categoría
precisamente para entender sociedades tan complejas y heterogéneas como las
de la Costa Chica; seguramente ello abriría otras posibilidades de análisis para
comprender las relaciones sociales y culturales.
Mención especial merece el capítulo que da a conocer la relación académica en la década de 1940 y 1950 entre los antropólogos Melville Herskovits
y Gonzalo Aguirre Beltrán, mostrando la influencia del estadounidense en los
enfoques adoptados en sus investigaciones por el pionero de los estudios afrodescendientes en México y en muchos antropólogos seguidores de Beltrán, así
como los apartados destinados a narrar las características de las organizaciones
y movimientos sociales y políticos de la Costa Chica. Lewis considera que éstos
fueron diseñados para crear consciencia y solidaridad étnica, pero también para
divulgar el discurso sobre las diferencias o características “negras” frente a otros
mexicanos. Como ya lo señalé, ello se explica en gran medida por el contexto
político en el que surgieron, pero también por la serie de problemáticas de discriminación y racismo que enfrentan muchas comunidades de esta región, tema
que muy poco analiza Lewis en su obra. La vigencia de estos movimientos, su
desarrollo, logros y proyección nacional e internacional hasta hoy en día son
muestra de que existen necesidades tanto de reconocimiento entre las comunidades afromexicanas como de políticas públicas en su beneficio.
En los últimos capítulos, se explican las características de las relaciones de
género que permean casi todos los aspectos sociales, familiares y rituales de la vida
de estas comunidades. Asimismo se exponen y analizan tensiones comunitarias
relacionadas con problemáticas cotidianas y, finalmente, al abordar la situación
de estas poblaciones como migrantes a Estados Unidos, Lewis comprende bien
el lugar que ocupan “la tierra, el pueblo” y el origen para estas comunidades.
Celebro el enfoque de este libro, que busca reflexionar sobre las comunidades afrodescendientes en México, partiendo de la comprensión de su historia,
su diversidad y complejidad. No obstante, espero nuevas categorías de análisis
y enfoques que ayuden a explicar sus demandas, necesidades y problemáticas
actuales. Sería deseable su traducción al español, como también la de varias
publicaciones mexicanas sobre el tema al inglés; solo así, desde el diálogo
entre comunidades y academias seremos capaces de construir conocimientos
que ayuden a entender las características de nuestras sociedades y a eliminar el
racismo y la discriminación.
María Elisa Velázquez Gutiérrez
Instituto Nacional de Antropología
e Historia/UNESCO
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