desafíos y esperanzas para los cristianos en el inicio del siglo xxi

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DESAFÍOS Y ESPERANZAS PARA LOS CRISTIANOS EN EL
INICIO DEL SIGLO XXI
Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los
hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de
cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y
angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente
humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad
cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son
guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del
Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para
comunicarla a todos.
Gaudium et spes nº 1
1. Algunas observaciones previas
 Ortega: “No sabemos lo que pasa y eso es lo que pasa”
 Acometer esta tarea es “Misión imposible”: 4 ámbitos
 La Iglesia y el mundo no tienen hoy el Espíritu del Concilio
 Mirar al mundo desde España: límites y oportunidades
2. El cambio climático como metáfora de la situación actual
 Asistimos a un cambio radical del clima espiritual de nuestra
época, que se ha gestado en relativamente poco a poco
 Más que buscar culpables dentro y fuera de la Iglesia,
tenemos que buscar respuestas y soluciones creativas
 Negar la profundidad y la velocidad del cambio es la peor
estrategia de supervivencia. El tamaño no garantiza nada
 Los cristianos no debemos tener miedo al futuro ni al cambio:
“Yo estaré con vosotros…” “Conviene que yo me vaya…”
3. Desafíos y esperanzas en el ámbito de la justicia
 “He oído el clamor de mi pueblo” (Ex 3,7) La globalización
distorsionada y, ahora, la crisis: ¿Aldea o cortijo global?
 Se abre paso una toma de conciencia creciente sobre los
límites sociales y ecológicos del modelo de desarrollo vigente
 “Otro mundo es posible” si se extienden cada vez más los
sentimientos de familia, interdependencia y dignidad comunes
 Con otra manera de vivir: sobria, honrada y religiosa. (Ti 2, 11-12)
Teresa de Calcuta: “Hay dos tipos de pobres”
4. Desafíos y esperanzas en el ámbito de la cultura
 El poder arrasador del consumismo y el individualismo
postmodernos: la sociedad líquida y desencantada
 La primera tarea de la evangelización hoy: la denuncia de la
gran estafa (No es lo mismo…)
 Deseo de sentido, comunidad y solidaridad, sin perder los logros
de la ciencia, la democracia, la igualdad, la libertad o el placer
 El desafío fundamental para los cristianos en el terreno de la
cultura es ser alternativos, pero no anacrónicos
5. Desafíos y esperanzas en el ámbito religioso
 La crisis de credibilidad de la religiosidad tradicional y de las
instituciones que la sostienen es galopante aunque diversa
 Un clima social que favorece la evasión, la indiferencia, el
escepticismo, la autosuficiencia o el autoservicio religioso
 Hay signos de búsqueda y deseo de espiritualidad en muchas
partes del mundo: los satisfechos están insatisfechos
 La Iglesia tiene futuro si es capaz de ofrecer caminos para
hacer la experiencia de Dios desde la libertad radical de Jesús
6. Desafíos y esperanzas en el ámbito eclesial
 Una constatación elemental: no puede haber misión sin sujeto
ilusionado que la realice
 El grave problema que no aqueja en la actualidad: la
arteriosclerosis eclesial y el profundo miedo al cambio
 De la multinacional de los servicios religiosos a la red de
comunidades fraternas y serviciales. Ya hay brotes verdes.
 No se trata de aspirar a cosas raras sino de desear que el
Señor nos ayude a ser aquello que le pedimos en la Eucaristía
7. Un final profético: el derecho a indignarse y el derecho a
soñar
TAL COMO ÉRAMOS
“No hace tanto tiempo, costaba cinco días enviar una carta. La gente iba
a la escuela, compraba una casa o moría en la misma ciudad en la que había
nacido. Comer carne el viernes era pecado mortal. Los católicos y los
protestantes no se casaban entre sí, ni había mujeres en el congreso
norteamericano. Casi nadie de los que conocías viajaba fuera del país, y Dios
era, incuestionablemente, un varón parecido a un abuelo. El universo era un
enorme reloj newtoniano, la vida era lo que podíamos ver al mirarla, y la
verdad, discernible e inmutable.
De pronto, incluso las abuelas estaban utilizando ordenadores, enviando
e-mails a los amigos. Hombres y mujeres abandonaban las pequeñas ciudades
y se ponían en camino a las megápolis, a los grandes empleos, a los bloques
de edificios de muchos pisos y a las zonas residenciales. Las mujeres
accedían a las licenciaturas. Los católicos se casaban con hindúes o con
protestantes. Incluso alguna mujer se presentaba a vicepresidenta de Estados
Unidos. Los estudiantes iban a Roma de viaje de estudios con la misma
facilidad con la que antes se divertía en los parques. Alguien inventó una
bomba que amenazaba aniquilar el globo. El reloj newtoniano no estaba tan en
orden como se pensaba..., y Dios de convirtió de nuevo en espíritu”1
EL PROBLEMA DEL MUNDO
"El mundo tiene recursos suficientes
para satisfacer las necesidades de todos los hombres
pero no su codicia"2
Mahatma Gandhi
LA LIBERTAD EN LA SOCIEDAD DE CONSUMO
“El hombre puede ser un esclavo sin cadenas: no se ha hecho más que
trasladar las cadenas, del exterior, al interior del hombre. El aparato
sugestionador de la sociedad lo atiborra de ideas y necesidades. Y estas
cadenas son mucho más fuertes que las exteriores: porque éstas, al menos, el
hombre las ve, pero no se da cuenta de las cadenas interiores que arrastra
creyendo ser libre. Puede tratar de romper las cadenas exteriores, pero ¿cómo
se librará de unas cadenas cuya existencia desconoce? Si la jaula es tan de
oro y tan de goma que no nos damos cuenta de que estamos en la jaula,
¿cómo nos vamos a librar de ellas?”3.
1
CHITTISTER, Joan: Tal como éramos, Publicaciones Claretianas, Madrid 2006, p5.
Frase pronunciada por Gandhi en 1907 y citada en REICHMAN, Jorge: Necesitar, desear, vivir. Ed. Los
libros de la Catarata (1998), p. 5.
2
3
Erich FROMM: Del tener al ser, Paidós Ibérica, Barcelona 1994, p. 22.
EL NARRADOR DEL SALMO
Al final de una cena en un castillo inglés, un famoso actor de teatro
entretenía a los huéspedes declamando textos de Shakespeare Después se
ofreció a que le pidieran algún “bis”. Un tímido sacerdote preguntó al actor si
conocía el salmo 22. El actor respondió: “Sí, lo conozco, pero estoy dispuesto a
recitarlo sólo con una condición: que después lo recite usted”.
El sacerdote se sintió incómodo, pero accedió. El actor hizo una
bellísima interpretación, con una dicción perfecta: “El Señor es mi pastor, nada
me falta...”. Al final, los huéspedes aplaudieron vivamente. Llegó el turno al
sacerdote, que se levantó y recitó las mismas palabras del salmo. Esta vez,
cuando terminó, no hubo aplausos, solo un profundo silencio y el inicio de
lágrimas en algún rostro. El actor se mantuvo en silencio unos instantes,
después se levantó y dijo: “Señoras y señores, espero que se hayan dado
cuenta de lo que ha sucedido esta noche: yo conocía el salmo, pero este
hombre conoce al Pastor”
CONSIDERACIONES PARA UNA TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN Y LA
TRANSMISIÓN DE LA FE
“La primera condición para anunciar el Evangelio de forma creíble y
significativa ha de formularse así: la comunicación ha de brotar o estar
enraizada en una experiencia gozosa y liberadora de la fe, capaz de percibir su
carácter atrayente y hasta fascinante, su belleza y fecundidad. Es la
experiencia que se da en el seguimiento de Jesús vivido en el seno de una
comunidad creyente. Sólo ofertan la fe con credibilidad los convertidos, es
decir, aquellos a quienes Dios les ha salido al encuentro en Jesús, les ha
llamado y han respondido con fidelidad gozosa”4
PLEGARIA Vb
“Danos entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspíranos
el gesto y la palabra oportuna, frente al hermano sólo y desamparado,
ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido.
Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, justicia y
de paz, para que todos encuentren un motivo para seguir esperando”.
4
LOIS, Julio: "Consideraciones para una teoría de la comunicación y transmisión de la fe", en La
transmisión de la fe en la sociedad actual. II Semana de Estudios de Teología Pastoral. Verbo Divino.
Instituto Superior de Pastoral, Madrid, 1991, pp. 249-250.
El derecho al delirio
Ya está naciendo el nuevo milenio. No da para tomarse el asunto
demasiado en serio: al fin y al cabo, el año 2001 de los cristianos es el año
1379 de los musulmanes, el 5114 de los mayas y el 5762 de los judíos. El
nuevo milenio nace un primero de enero por obra y gracia de un capricho de
los senadores del imperio romano, que un buen día decidieron romper la
tradición que mandaba celebrar el año nuevo en el comienzo de la primavera.
Y la cuenta de los años de la era cristiana proviene de otro capricho: un buen
día, el papa de Roma decidió poner fecha al nacimiento de Jesús, aunque
nadie sabe cuando nació. El tiempo se burla de los límites que le inventamos
para creernos el cuento de que él nos obedece; pero el mundo entero celebra y
teme esta frontera.
Una invitación al vuelo
Milenio va, milenio viene, la ocasión es propicia para que los oradores de
inflamada verba peroren sobre el destino de la humanidad, y para que los
voceros de la ira de Dios anuncien el fin del mundo y la reventazón general,
mientras el tiempo continúa, calladito la boca, su caminata a lo largo de la
eternidad y del misterio.
La verdad sea dicha, no hay quien resista: en una fecha así, por
arbitraria que sea, cualquiera siente la tentación de preguntarse cómo será el
tiempo que será. Y vaya uno a saber cómo será. Tenemos una única certeza:
en el siglo veintiuno, si todavía estamos aquí, todos nosotros seremos gente
del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio.
Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al
menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea. En 1948 y en 1976,
las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero
la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y
callar. ¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de
soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito?
Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo
posible:
El aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos
humanos y de las humanas pasiones. En las calles, los automóviles serán
aplastados por los perros;
la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la
computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el
televisor. El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y
será tratado como la plancha o el lavarropas.
La gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar. Se
incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes
viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el
pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega.
En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el
servicio militar, sino los que quieran cumplirlo. Los economistas no llamarán
nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de
cosas. Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las
hiervan vivas. Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser
invadidos. Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer
promesas
La solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en
serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo. La muerte y el dinero
perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el
canalla en virtuoso caballero. Nadie será considerado héroe ni tonto por hacer
lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene. El mundo ya no
estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar
no tendrá más remedio que declararse en quiebra. La comida no será una
mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación
son derechos humanos. Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de
indigestión. Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura,
porque no habrá niños de la calle. Los niños ricos no serán tratados como si
fueran dinero, porque no habrá niños ricos. La educación no será el privilegio
de quienes puedan pagarla; la policía no será la maldición de quienes no
puedan comprarla. La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a
vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda.
Una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será
presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará
Guatemala y otra, Perú. En Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un
ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la
amnesia obligatoria;
La Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el
sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo. La Iglesia también dictará otro
mandamiento, que se le había olvidado a Dios: «Amarás a la naturaleza, de la
que formas parte». Serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos
del alma: los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados,
porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se
perdieron de tanto buscar.
Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan
voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y
hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras
del mapa o del tiempo. La perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los
dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si
fuera la última y cada día como si fuera el primero.
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