concepto de tasación de costas

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Concepto de tasación de costas
Para Muñoz González1 la tasación de las costas «es la fijación o determinación
de las partidas cuyo reembolso debe llevar a cabo la parte condenada en costas por
resolución judicial firme». Cuando una resolución judicial o una disposición legal
condena en costas a una de las partes en un litigio ni la parte favorecida por la condena ni la condenada al pago conocen a priori el importe en que se traduce dicho pronunciamiento, ya que se encuentra indeterminado. Para determinar la cuantía exacta
en que se traduce la condena es preciso integrar el título de la condena a través de
la práctica de la tasación de costas que, en definitiva, es la liquidación de los gastos
originados al beneficiado por la condena y que pueden ser repercutidos al condenado
a su pago. Naturalmente esa cuantificación de las costas queda sometida tanto a los
preceptos legales que regulan el procedimiento de su práctica como a los que establecen los principios que facilitan las reglas generales concernientes a los conceptos
que deben ser soportados por el litigante condenado a su pago a favor del beneficiado
por el pronunciamiento de condena en costas. En esta misma línea Cima García2
señala que «la tasación de costas es un procedimiento liquidatorio posterior al pronunciamiento, normalmente sentencia, que impone las costas a alguna de las partes
en el proceso, y cuya finalidad es cuantificar su importe. Con base en esta operación
procesal se integra y complementa el título ejecutorio en que consiste aquélla, determinando el importe líquido de las costas que tienen que ser reintegradas a la parte o
partes vencedoras en el juicio», de tal modo que, sin la previa tasación de las costas,
el pronunciamiento de condena en costas resulta inejecutable por ser ilíquido, pues
a tenor de lo dispuesto en el artículo 571 de la Ley de Enjuiciamiento Civil resulta
de aplicación el Título IV de la citada Ley epigrafiado «De la ejecución dineraria»
cuando «la ejecución forzosa proceda en virtud de un título ejecutivo del que, directa
o indirectamente, resulte el deber de entregar una cantidad de dinero líquida» entendiéndose a estos efectos como líquida «toda cantidad de dinero determinada, que se
exprese en el título con letras, cifras o guarismos comprensibles» por mor del artículo
572.1 inciso primero del mismo cuerpo legal.
1 Muñoz González, Luis, Las costas, Montecorvo, Madrid, 1981. p. 132. Este libro hace un
magnífico estudio de las costas procesales y aporta muchas ideas y conceptos que aún hoy pueden
ser de gran utilidad a la hora de valorar la inclusión de determinadas partidas en una tasación de
costas.
2 Cima García, Carlos, en su trabajo titulado «La ejecución en materia de costas» publicado
en Cuadernos de Derecho Judicial. Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 1995, tomo XXV,
p. 338.
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Gutiérrez Zarza3 define la tasación de costas como «el procedimiento dirigido a
determinar las partidas y el importe de las costas devengadas en un determinado proceso, por medio del cual se crea el título de ejecución necesario para solicitar la ejecución
forzosa de la condena en costas». En esta definición queda patente que la tasación de
costas, además de a la cuantificación de su importe, tiende a la creación de un título de
ejecución a través del cual se hace efectiva de forma obligada la condena en costas, y
ello es así porque la propia LEC prevé, en su artículo 242.1 inciso último, la posibilidad
de que la parte condenada satisfaga voluntariamente su importe, quedando la tasación
de las mismas y su exacción por la vía de apremio constreñida a los casos en que no
se produzca el pago voluntario previa instancia de la parte interesada en ella (art. 242.1
y 2 del mismo cuerpo legal). Resulta obvio que, no estando determinado el importe
al que asciende la condena en costas, cualquier condenado que de forma espontánea
desee abonarlas deberá necesariamente entrar en contacto con la parte contraria bien
directamente bien por medio de su representación o de su asistencia técnica, quienes le
comunicarán la cantidad a satisfacer por ese concepto.
Llegados a este punto resulta preciso abordar la cuestión relativa a quién compete
solicitar la práctica de la tasación de costas y si, en su caso, puede el órgano jurisdiccional excitar a las partes para que insten su realización. No cabe duda alguna de que
la parte que ha obtenido dicho pronunciamiento a su favor goza de legitimación para
solicitar no sólo que se liquide dicha condena sino también para, una vez determinado
el importe de las costas, iniciar su ejecución por el cauce correspondiente previsto en
los artículos 571 y siguientes de la Ley de ritos. La Ley 1/2000 de Enjuiciamiento Civil
en su artículo 242.2 impone a la parte que la solicite la carga de aportar junto con la
solicitud los justificantes de haber satisfecho las cantidades cuyo reembolso reclame,
tal exigencia radica esencialmente en la necesaria acreditación del gasto cuyo resarcimiento se reclama por la vía de la tasación y que permitirá a la parte frente a la que se
dirige la pretensión de pago que pueda verificar la certeza y procedencia del gasto, lo
que incide directamente en su derecho de defensa en el procedimiento, recordemos que
ante todo los gastos que se incluyen en tasación deben estar justificados y la ausencia
de justificación conlleva además de la posibilidad de impugnación, la de que el Secretario Judicial excluya a limine las partidas carentes de acreditación a la hora de practicar la tasación, ello sin perjuicio de la posibilidad que, en virtud de lo dispuesto en el
artículo 231 de la Ley de Enjuiciamiento Civil en su relación con el artículo 11.2 de
la Ley Orgánica del Poder Judicial, existe de subsanar los defectos de carácter formal
que pudieran darse en el escrito por el que se solicita la práctica de la tasación. A estos
efectos se concederá un plazo, normalmente breve, para que de no haberse aportado
los justificantes con el escrito en el que se deduce la petición, éstos sean presentados,
de tal modo que si transcurrido el mismo sin haberse entregado al tribunal, se declara
precluido dicho plazo perdiendo la parte la posibilidad de subsanación en el futuro y se
practicará la tasación de costas con los antecedentes que obren el pleito, lo que en definitiva supone que tan sólo serán incluidos aquellos gastos cuyos justificantes de pago
obren en el procedimiento (por ejemplo, el impuesto de actos jurídicos documentados
y los honorarios de registradores cuando conste el correspondiente cajetín en el que se
exprese al importe al que los mismos ascendió, o aquellos otros que siendo arancelarios
puedan ser liquidados por el Secretario. Ahora bien, si no se aportan justificantes de los
3
Gutiérrez Zarza, A, op. cit., p. 441.
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la tasación de costas en el orden jurisdiccional civil
pagos realizados y, no obstante la ausencia de justificación, el Secretario Judicial incluyera tales partidas cabe cuestionarse si procede la subsanación de la omisión y, en su
caso, cuál es el límite temporal para esta subsanación. La respuesta a este interrogante
ha sido dada por el Tribunal Supremo en Sentencia de fecha 8 de noviembre de 1970 al
establecer la posibilidad de subsanación4 incluso durante la sustanciación del incidente
de impugnación y, en concreto, al evacuar el traslado de la impugnación. Entiendo que
resulta de plena aplicación a los postulados de la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil
la jurisprudencia sentada por dicho Alto Tribunal siempre que la parte que haya incurrido en el mencionado defecto haya manifestado la voluntad de cumplir los requisitos
establecidos por la ley, conforme a la exigencia contemplada por el artículo 231 de la
citada ley procesal.
Cuando la parte favorecida por el pronunciamiento de condena solicite la práctica
de la tasación de costas deberá deducir su pretensión mediante escrito firmado por
Letrado y por Procurador si las costas se han originado en un procedimiento en el
que, a tenor de lo dispuesto en los artículos 23 y 31 de la LEC, fue preceptiva su
intervención.
También deberá practicarse la tasación a solicitud de procuradores, abogados, peritos y demás personas que hayan intervenido en el juicio (verbi gratia, el testigo que no
ha percibido la indemnización que le haya sido concedida). Para que se acuerde la práctica de la tasación tales personas deberán en primer lugar tener algún crédito contra las
partes que deba ser incluido en la tasación, con lo que queda excluida dicha posibilidad
si han percibido sus honorarios de la parte a la que representaban, defendían o a cuya
instancia hayan intervenido en el procedimiento, ya que cada parte viene obligada a
pagar los gastos y costas del proceso causados a su instancia según vayan produciéndose éstos a tenor de lo establecido en el artículo 241, como más arriba quedó expresado.
Y, en segundo lugar, deberán presentar en la Secretaría del Juzgado o Tribunal la minuta
detallada de sus honorarios o la nota detallada de sus derechos y la cuenta detallada
y justificada de los gastos que hubiere suplido, exigencia que incide nuevamente en
la necesidad de que los honorarios y derechos que se giran en la minuta puedan ser
contrastados con las actuaciones verdaderamente realizadas en el pleito y que posibilita
decidir en orden a la procedencia de la inclusión de las mismas en la tasación de costas
al tiempo que permite el ejercicio del derecho de defensa contemplado en el artículo 24
de la Constitución Española por la parte condenada al pago.
Debe analizarse seguidamente si el condenado al pago de las costas puede solicitar al
Juzgado su liquidación o si, por el contrario, sólo asiste a éste la posibilidad de abonarlas
extrajudicialmente. A priori descarto esta última hipótesis ya que la intervención del
órgano jurisdiccional es la única vía que permite corregir posibles abusos que la parte
condenada considere que se dan en las cantidades que se le reclaman por el Abogado y
Procurador de la parte vencedora en las negociaciones extrajudiciales tendentes a hacer
efectivo el importe de la condena en costas y, a mayor abundamiento, porque no le es
exigible al condenado que permanezca en la inactividad a la espera de que el beneficiado
por la condena en costas solicite la tasación. El inconveniente que se dará en los casos en
que sea el condenado quien solicite la práctica de la tasación será que no podrá dar cum4 Dicha Sentencia hace referencia a la falta de detalle de la minuta de Letrado aportada para la
práctica de la tasación de costas y contempla la posibilidad de la subsanación de dicho defecto de
carácter formal.
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plimiento a la exigencia del artículo 242.2, esto es, no podrá presentar los justificantes
oportunos que permitan la liquidación de las costas, inconveniente que será fácilmente
salvado mediante el requerimiento, en el que se fije un plazo para la aportación bajo el
apercibimiento de practicarse la tasación con los antecedentes que obren en Secretaría,
realizado por el Juzgado a la parte contraria o, en su caso, a los profesionales que ostenten el crédito de que se trate y que deba ser incluido en la tasación de costas. Si el requerimiento es cumplimentado en forma mediante la aportación de los justificantes de los
pagos efectuados por la parte vencedora en costas, se procederá a la práctica inmediata
de la tasación de costas por el Secretario Judicial. Si requerida la parte deja precluir el
plazo sin evacuar el requerimiento, se procederá igualmente a la práctica de la tasación
de costas incluyéndose en ella tan sólo los gastos cuya justificación conste en los autos,
tales como, por ejemplo, el impuesto de actos jurídicos documentados correspondiente
a las posibles anotaciones registrales acordadas, los honorarios de registrador (en estos
dos casos siempre que conste en el mandamiento librado y devuelto cumplimentado el
cajetín relativo al importe satisfecho por la parte en la agencia tributaria y Registro), los
derechos de procurador (tomando en consideración a efectos de su fijación el arancel
aplicable). Una vez practicada la tasación, se dará traslado a las partes por término común
de diez días y tras los pertinentes trámites legales se dictará resolución definitiva fijando
el montante de las costas que podrá satisfacer voluntariamente el condenado al pago.
También otra alternativa en ocasiones utilizada en los juzgados es la de requerir a la parte
beneficiada con el pronunciamiento en costas para que, en el plazo que al efecto se fije,
aporte los justificantes precisos a fin de llevar a efecto la tasación de costas con el apercibimiento de desistimiento respecto de la misma. Si la parte aporta los justificantes se
práctica la tasación de costas, mientras que si no los aporta se dicta resolución teniéndola
por desistida de las costas en ejecución de la resolución que acordaba el requerimiento
con tal apercibimiento (téngase en cuenta que si la parte consiente esta resolución se está
aquietando con la consecuencia que se anuncia comportará su inactividad). Cualquiera
de las dos soluciones ofrecidas con el requerimiento (apercibimiento de practicar tasación con los antecedentes obrantes en Secretaría o de tener por desistida a la parte de las
costas) tutela los derechos de las partes, pues ofrece la posibilidad de la realización de
la tasación de costas al tiempo que permite que el deudor en costas pueda satisfacer la
obligación impuesta quedando liberado de la misma.
Un último interrogante surge en torno a la cuestión de la solicitud de la tasación y
es el de si transcurrido un tiempo prudencial desde la finalización del pleito y no solicitada la práctica de la tasación, puede el tribunal requerir de oficio a la parte beneficiada por la condena para que aporte la nota de derechos y suplidos de Procurador
y la minuta de Letrado con los justificantes precisos para su práctica. Piénsese en la
cantidad de pleitos en que la parte condenada procede al ingreso del principal y una
cantidad a tanto alzado para cubrir intereses y costas en la cuenta abierta a nombre
del Juzgado y a favor del procedimiento concreto de que se trate como garantía de la
constancia en autos del pago voluntario y para su entrega a la parte contraria, supuestos en los que el tribunal sólo entrega el principal acordando que el resto permanezca
en la cuenta de depósitos y consignaciones del Juzgado hasta que se liquiden costas
e intereses. Nada obsta para que, con la finalidad de concluir el procedimiento en su
integridad, sea el tribunal quien, dando impulso de oficio, acuerde proceder a integrar
el título de la condena en costas requiriendo la aportación de los justificantes precisos
para la práctica de la tasación de costas, sin perjuicio de lo que al derecho de las partes
convenga en orden a solicitar la exacción de aquéllas por la vía de apremio.
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