LAS REPOBLACIONES DE CARACTER PROTECTOR CON Pinus

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LAS REPOBLACIONES DE CARACTER PROTECTOR CON Pinus uncinata EN
EL VALLE DE ARAN (PIRINEO DE LLEIDA)
AUNÓS, A (*); PEMÁN, J.
Departamento de Producción Vegetal y Ciencia Forestal. Universitat de Lleida
C/ Rovira Roure 191 (25198 Lleida).
(*): [email protected]
RESUMEN
Se describe el proceso de las repoblaciones de carácter protector, así como el estado actual que
presentan las masas arbóreas creadas, que se llevó a cabo en el Valle de Arán durante la década de los
años setenta. Para alcanzar los fines fijados, la Administración forestal consorció inicialmente una
superficie de 6.501 ha distribuida en veinte montes de Utilidad Pública, actuándose, entre
repoblaciones y trabajos de adecuación del relieve, en 1.128 ha. A excepción de tres rodales
testimoniales de Pinus sylvestris y Picea abies, la especie utilizada fue Pinus uncinata,
mayoritariamente en forma pura salvo en 43 ha en que aparece salpicada con Larix europea y
Populus tremula. En el 40% de la superficie de 845 ha repoblada con pino negro no se ha llegado a
conformar una masa arbórea, debido al reducido desarrollo de los pies y el insuficiente grado de
cobertura. El estado de los restantes rodales se revela muy dispar en crecimiento y espesura, con
abundantes agregados de pies hermanados y pies con las huellas características de las agresiones
abióticas sufridas (fustes con curvatura y forma de cayado, sequía fisiológica, etc.), pero que
constituyen masas estables que contribuyen eficazmente al asentamiento y fijación del manto nival.
Palabras clave: consorcios, pino negro, técnicas de repoblación, características dasocráticas, manto de
nieve
INTRODUCCION
El Valle de Arán (Lleida), localizado en la vertiente norte de la zona axial de los Pirineos, representa
un buen exponente de la geomorfología alpina: marcados valles en forma de uve, una diferencia
altitudinal que se manifiesta desde los 550 m de altitud hasta más de 3.000 m en un territorio de tan
sólo 62.000 ha de superficie. Posee una dinámica pluvio-nival de carácter potencialmente torrencial y
de consecuencias devastadoras.
A raíz de los efectos de la avenida catastrófica del año 1963, con una víctima humana incluida, se
redactó tres años más tarde la “Memoria de Reconocimiento de la Cuenca del Río Garona”. En ella,
en el contexto de la corrección hidrológico-forestal integral de toda la comarca, se proponía de forma
paralela y complementaria a la construcción de otras obras de defensa activa, la ampliación de la
superficie arbolada en 4.500 ha. Los consecuentes trabajos de repoblación se llevaron a cabo, primero
por el Patrimonio Forestal del Estado y desde el año 1971 por el ICONA, sobre montes previamente
consorciados catalogados de Utilidad Pública y pertenecientes a las entidades locales.
La actividad repobladora, planificada sobre todo en las cabeceras de cuencas y torrentes, se centró
principalmente en el piso bioclimático subalpino, caracterizado por una fisiografía abrupta y una
precipitación anual que supera los 1.400 mm y que presenta un coeficiente de nivosidad muy elevado
(CAMACHO, 2001).
Transcurrido el tiempo suficiente para que se consolidaran aquellas repoblaciones, parece ahora
oportuno analizar la superficie real de actuación que se llevó a cabo, en qué medida se cumplieron los
objetivos propuestos y cuál es el estado actual de las masas arboladas resultantes.
MATERIAL Y METODOS
Como primera fuente de información se examinaron las bases documentales de la totalidad de los
Consorcios establecidos para las correspondientes repoblaciones, donde además de la justificación
técnica del proceso que se pretendía implementar, aparece también registrada la extensión que se
consorció debido a los requerimientos de las actuaciones proyectadas. A través de la interpretación de
ortofotomapas se estimó de modo preliminar la superficie que actualmente permanece arbolada, así
como la que sin estarlo, presenta no obstante trazas de haber sido en su momento objeto de trabajos
de preparación del terreno bajo la forma de terrazas. Posteriormente, mediante el reconocimiento
sobre el terreno, se acotó aquélla de un modo más preciso (RODRÍGUEZ, 2000; JUSTRIBÓ, 2002).
Se realizaron encuestas a los Guardas Forestales que se ocuparon de las obras para poder recomponer
el proceso técnico seguido en las labores de repoblación y su datación temporal.
La unidad de diagnosis para caracterizar el estado actual de la vegetación introducida se ha
denominado “área de actuación”. Estas, situadas geográficamente distantes entre ellas, corresponden a
lo que fueron recintos comunes de repoblación y que en ocasiones abarca más de un monte de U.P.
En cada una de tales unidades se definieron, tras una prospección previa, cantones de inventariación
atendiendo fundamentalmente a la especie presente y a la variabilidad ecológica existente, y en menor
medida a las técnicas de preparación del terreno aplicadas y a la edad de la masa. El tipo de muestreo
utilizado para los cantones arbolados fue dirigido, pero garantizando que hubiera por lo menos una
parcela por cada 15 ha. En total se replantearon 74 parcelas rectangulares de 20x10 m que permitieron
definir 29 rodales sensiblemente arbolados.
En cada parcela se tomaron parámetros sencillos que permitieran caracterizar convenientemente la
estructura de la masa a través de la elaboración de variables contrastables. La altura media, utilizada
después sólo para la determinación del coeficiente de esbeltez, se calculó como el valor medio de la
altura de dos árboles de diámetro normal próximo al diámetro cuadrático medio de la parcela. Se
detectó la presencia de abundantes árboles con menos de 5 cm de diámetro normal, generalmente
instalados de forma hermanada junto a otros de superior tamaño. Sólo se inventariaron los pies con
diámetro mayor a 5 cm por interpretar que, si con más de 25 años no habían conseguido alcanzar un
mejor desarrollo, su futuro a corto o medio plazo era inevitablemente la desaparición. Finalmente,
sobre la terraza localizada a mayor altitud de cada parcela se hizo un mero conteo de los pies
presentes en cada una de las dos filas repobladas.
RESULTADOS
Las encuestas realizadas a la Guardería Forestal aportaron la siguiente información relevante:
ƒ
ƒ
ƒ
ƒ
Todas las terrazas destinadas a repoblación se subsolaron con dos surcos paralelos.
El material vegetal de reproducción empleado fue planta de una savia a raíz desnuda y sólo
en las actuaciones posteriores al año 1978 se utilizaron envases que contenían dos plantas por
contenedor.
La plantación se llevaba a cabo desde el momento en que se podía acceder a tales lugares
(junio) hasta que la nieve ocupaba nuevamente el terreno (octubre o noviembre), y se
realizaba de modo inmediatamente posterior a la preparación del terreno (bien en terrazas o
puntual).
El equipo de la plantación, realizada con azada o plantamón, se componía de un operario que
rompía el tepe herbáceo cuando así se requería, en una dimensión de 40x40 cm, y otro que
introducía a continuación la planta al tresbolillo.
ƒ
ƒ
ƒ
En el mismo hoyo se debían disponer siempre dos unidades, aunque en ocasiones, y de modo
discrecional y caprichoso, se excedieran y se llegara a colocar hasta tres o cuatro cuando eran
a raíz desnuda.
La reposición de marras, en los dos años inmediatos a la primera plantación, sólo se llevaba a
cabo cuando se contabilizaban pérdidas superiores al 30% de los efectivos.
En ningún caso se dispusieron cerramientos de protección, ni perimetrales ni individuales,
contra herbívoros domésticos o salvajes.
La Administración forestal del Estado consorció en el Valle de Arán un total de veinte fundos con
fines de repoblación desde el año 1967 hasta 1980, viniendo referenciados en el Elenco de la
provincia con números no correlativos que van desde el 3.094 hasta el 3.127.
En la tabla 1 se ofrece la relación de los montes de Utilidad Pública donde actualmente existen masas
provenientes de esas repoblaciones, juntamente con el año en que se formalizó el respectivo contrato
de consorcio. El plazo de vigencia establecido fue de 90 años, salvo en los tres montes consorciados
con anterioridad a 1971 en que se hizo por 100 años. Las condiciones económicas fueron comunes y
cifradas en la participación del 33% de los beneficios líquidos para la entidad propietaria, a excepción
de los contratos cumplimentados en 1980 en que la participación ascendía al 80% y debiendo detraer
de ese importe el porcentaje correspondiente con destino al Fondo de Mejoras.
En una superficie total de 206 ha se realizaron también trabajos de adecuación del relieve que
revistieron la forma de terrazas de sujeción del manto nival sin plantación. Esta superficie esta
integrada por 70, ha localizadas en algunos lugares dispersos de los ocho predios registrados en la
tabla 1, más 136 ha del monte Nº 312 “Peguèra-Sodebeda” de Vilamòs.
Al margen de los nueve montes referidos, en otros tres se consorciaron para su repoblación 963 ha, de
las que se actuó en sólo 48 ha. El arbolado instalado desapareció al poco tiempo a causa de la
invasión deliberada del ganado (montes Nºs 292 y 297) y como consecuencia de un incendio
premeditado que asoló las 10 ha repobladas en el monte Nº 258. En los restantes ocho fundos, con
1.050 ha consorciadas, no se ejecutó ningún tipo de intervención.
Del reconocimiento efectuado en la actualidad sobre las áreas de actuación se desprende que las
terrazas se construyeron de base horizontal (sin contrapendiente transversal), de anchura uniforme de
3,5-4 m, y con el surco subsolado aguas abajo situado siempre a más de 1 m de distancia del
terraplén. Los restantes detalles del diseño de la obra que resultaron diferentes en cada área de
actuación se exponen en la tabla 2. Debe matizarse a este respecto, que los espaciamientos indicados,
aunque se han reconstruido de la observación sobre el terreno, no aportan más que una referencia
orientativa, puesto que la notable heterogeneidad de la microfisiografía del relieve condujo a unas
disposiciones muy dispares en la realidad. En síntesis, se constata una ausencia de cierta sistemática
en la ejecución de los trabajos, con distanciamientos y espaciamientos dispares, y con abundantes
unidades con pies hermanados de forma arbitraria.
En la tabla 3 se aportan las variables dasocráticas más relevantes obtenidas de los rodales puros de P.
uncinata, que en conjunto suman 510 ha, juntamente con algunos estadísticos de dispersión. No se
han incluido en la tabla los rodales de la misma especie que presentan un arbolado de altura menor de
1,5 m o con porte rastrero, y que en general ofrecen valores de recubrimiento y densidad inferiores al
10% y 200 pies ha-1 respectivamente; su extensión total es 335 ha.
DISCUSION
La actividad de la Administración forestal en el Valle de Arán en el ámbito reseñado comenzó
inmediatamente después de la redacción del estudio previo (Memoria de Reconocimiento de la
Cuenca del Río Garona), cubriendo un periodo de 13 años (desde 1967 a 1980) en el que se
consorciaron veinte predios del total de los sesenta y dos montes de U.P. existentes en la comarca. La
superficie nominal abarcada por los consorcios, según las bases de los mismos, fue de 6.501 ha, por lo
que la extensión disponible en primera instancia para las actuaciones planificadas se reveló superior a
la prevista inicialmente y cifrada en 4.500 ha.
Según las actividades desarrolladas sobre esas 6.501 ha, los predios consorciados pueden ordenarse
en tres grupos: ocho montes (1.050 ha) donde no se actuó, tres montes (963 ha) en que se repoblaron
sólo 48 ha pero cuyo arbolado enseguida desapareció, y nueve montes (4.488 ha) donde se repoblaron
874 ha y se realizaron trabajos de adecuación del relieve en otras 206 ha (en total 1.080 ha). En
conjunto por tanto, la superficie intervenida (1.128 ha) representa el 17% de la extensión proyectada y
acordada. Ese importante desajuste sugiere que las obligaciones explicitadas en las bases de los
consorcios eran concebidos más como un elemento de trámite y de planificación previa, que como un
compromiso jurídico contraído, y en ese sentido la razón de no ejecutarse muchas de las
repoblaciones programadas obedeció a la dificultad de acceder, tanto por la maquinaria como por las
personas, a los lugares de fisiografía más abrupta y escarpada. Cabe también reseñar el desfase
temporal entre el establecimiento del consorcio y la ejecución de la repoblación, que fue por término
medio de tres años.
La anchura general de 3,5-4 m con que se diseñó las terrazas respondió en primera instancia a la
necesidad del empleo de tractores de cadenas de gran potencia y dimensiones, y también como un
elemento constructivo concebido como estabilizador del manto de nieve. A nivel constructivo
únicamente, en algún caso esporádico, se han observado desprendimientos o desmoronamientos de su
estructura.
Desde el punto de vista paisajístico el impacto producido por las terrazas ha sido notable, marcando
unas huellas físicas que todavía permanecen sobre el terreno aunque se hayan ido suavizando por la
renaturalización de herbáceas y con el transcurso del tiempo.
Salvo en tres rodales donde se utilizó Pinus sylvestris (19 ha) y Picea abies (10 ha), la especie
utilizada fue siempre Pinus uncinata. Su elección, tipo de planta (generalmente a raíz desnuda) y
consecuente comportamiento en el piso bioclimático subalpino, se ha manifestado adecuado y acorde
a las notas de frugalidad, robustez y plasticidad que la caracterizan (MULLENBACH, 2001;
PONCET, 2004). La fructificación aparece a partir de los 25 años y en ciertos rodales de más de 30
años se aprecia en los claros una incipiente regeneración natural.
La presencia actual de los árboles dispuestos en el surco del subsolado practicado en la parte de la
terraza situada junto al desmonte, con referencia a los repoblados en el surco próximo al terraplén, es
del orden de cuatro veces menor en el primer caso. Ello viene a ratificar lo inapropiado de esa zona
para el desarrollo de los pies, debido a la mayor acumulación de nieve que allí se concentra y que
causa, tanto daños físicos a la planta por el propio peso de la nieve, como una reducción del periodo
vegetativo que puede llegar a ser letal para la planta.
El origen de los abundantes grupos de pies hermanados, a veces con hasta cuatro individuos
compartiendo el mismo hoyo, proviene de una práctica habitual de aquella época, en que frente al
temor de sufrir un bajo índice de arraigo colocaban varias plantas en el mismo agujero para así
garantizar el éxito de la instalación y más adelante proceder a su obligado deshermanamiento. La
presencia de tales grupos con más de un individuo aparece en el conjunto de las masas creadas, con
una representación que oscila del 28% al 62% y que toma un valor medio del 52% respecto al total de
hoyos. Aunque sin evaluaciones cuantitativas, no se aprecian diferencias de crecimiento en altura ni
en diámetro entre los mejores pies integrantes de esos grupos y los árboles dispuestos de forma
individual. Por su vocación inicial, lo procedente hubiera sido su deshermanamiento precoz, que
ahora quizás ya carezca de sentido debido a la existencia de posibles fenómenos de anastomosis. En
cualquier caso, se interpreta que su mantenimiento de forma hermanada no debe suponer problema
alguno en cuanto al objetivo protector actual de tales masas, puesto que en estaciones de condiciones
extremas se prescriben las plantaciones en pequeños grupos de tres plantas en los vértices de un
triángulo de 10 cm de lado (MULLENBACH, 2001), o bajo la forma de colectivos con
espaciamientos entre pies del orden de 50 cm (SCHÖNENBERGER et al., 1991). Un caso particular,
de esta situación, lo constituye la existencia de ese hermanamiento, ya en el propio contenedor,
cuando se usaba este tipo de planta. No se ha podido constatar la evolución de estas plantas aunque
cabe pensar que han tenido un exceso de competencia.
Algunos árboles presentan huellas evidentes de las agresiones habituales en estaciones tan adversas
(MULLENBACH, 1982), tales como curvaturas en la base y forma de cayado, apariencia de pies
rebrotados por la rotura y aplastamiento repetido de la guía terminal, portes rastreros o rampantes, y
presencia de ramas rotas aguas arriba de la pendiente como consecuencia del deslizamiento y/o
reptación del manto de nieve.
En las exposiciones de solana abundan los árboles que presentan la parte del tronco aguas arriba de la
pendiente con signos de haber sufrido sequía fisiológica. La altura del fuste donde aparecen esas
heridas traumáticas se sitúa entre 50 cm y 80 cm, de lo que puede inferirse que ése es el espesor
normal que alcanza el manto de nieve de modo más o menos permanente durante el invierno.
Del análisis de los rodales de Pinus uncinata, sobre una superficie de 335 ha, que representa el 40%
del total repoblado con la especie, puede considerarse que no se ha satisfecho plenamente el objetivo
de consolidar una masa arbórea, debido a su escaso desarrollo en 30 años (altura inferior a 1,5 m) y su
insuficiente grado de cobertura (menos de 200 pies ha-1). El descalzamiento de la planta
precariamente enraizada, la sequía fisiológica, el contraste diario de hielo-deshielo en los tejidos de
las partes no cubiertas por la nieve y el exceso de radiación, son las causas más frecuentes de
mortalidad (MULLENBACH, 2001) y que dificultan el establecimiento de la vegetación arbórea en
las zonas de superior altitud y exposición al viento (LI y YANG, 2004).
En los rodales ya consolidados (510 ha), la funcionalidad del arbolado como fijador del manto ya se
puede considerar efectiva al triplicar su altura la del espesor de la capa de nieve (BISCHOFF, 1987).
Su desarrollo en altura progresa adecuadamente, con metidas anuales superiores a 20 cm, mientras
que los 12 primeros años no llegaron a alcanzar en total 1 m.
Los niveles de espesura de las masas, sujetos a una notable variabilidad entre rodales, se revelan
todavía deficientes, con valores del factor de espaciamiento (S) alejados de los umbrales donde
precisarían intervenciones dosificadoras de la competencia intraespecífica.
Desde la perspectiva de la estabilidad mecánica, las masas inventariadas son poco frágiles, con
coeficientes de esbeltez de valor muy por debajo de la horquilla 80-90 donde ya aparece
comprometida la estabilidad individual de los árboles (ZELLER, 1994).
El diagnóstico global apunta por tanto a masas estables que contribuyen eficazmente al asentamiento
y fijación de la nieve.
BIBLIOGRAFIA
BISCHOFF N., 1987. Sylviculture en montagne. Guide pour la création et traitement des forêts de
montagne. Office fédéral suisse des Forêts, Berne, 385 p.
CAMACHO N., 2001. El tratamiento hidrológico-forestal aplicado en el control de la
nivotorrencialidad de la cuenca del río Valarties (Valle de Arán-Lérida). Montes, 65, 50-57.
LI M., YANG J., 2004. Effects of microsite on growth of Pinus cembra in the subalpine zone of the
Austrian Alps. Ann. For. Sci., 61, 319-325.
JUSTRIBÓ C., 2002. Caracterització de les repoblacions de tipus protector pluvionival realitzades en
forests consorciades a la Val d’Aran. Trabajo Práctico Tutorado, ETSEA, Lleida. Inédito.
MULLENBACH P., 1982. Les reboisements au voisinage de la limite altitudinale de la végétation
forestière (limite silvestre). Exemple de la station du Chazelet premiers résultats. Rev. For. Fr.
XXXIV (5), 50-71.
MULLENBACH P., 2001. Reboisements d’altitude. Cemagref Éditions. 335 p.
PONCET A., 2004. Plaidoyer en faveur de quelques essences subalpines efficaces pour fixer le
manteau neigeux et lutter contre les avalanches. Rev. For. Fr. LVI (3), 203-211.
RODRIGUEZ D., 2000. Estudio del diseño y estado actual de las repoblaciones de carácter protectornival realizadas en montes consorciados de las Agrupaciones Forestales 3ª, 4ª, 5ª y 7ª del Valle de
Arán. Trabajo Práctico Tutorado, ETSEA, Lleida. Inédito.
SCHÖNENBERGER W., FREY W., LEUENBERGER F., 1991. Ecologie et technique
d’afforestation en montagne. Suggestions à l’usage des praticiens. Institut federal de recherches sur la
forêt, la neige et le paysage. Birmensdorf. 58 p.
ZELLER E., 1994. La cura dei piccoli collettivi. Rapporto Nº 3A-Selvicoltura di montagna II. 49 p.
Inédito.
Tabla 1. Relación de montes consorciados con masas actualmente arboladas procedentes de las
repoblaciones
Identificación del monte de U.P. y
pertenencia
Nº 262 “Montoliu, Horcalh e Parros”
de Bagergue y Unha
Nº 306 “Ribèra deth Nere” de Vielha
Nº 257 “Valarties” de Arties
Nº 309 “Estèra-Safosta” de Vilac
Nº 267 “Bosquet de Casa Còsta” de
Mont
Nº 265 “Casa Sasplaga e Cròdos” de
Montcorbau
Nº 254 “Desèrts e Cuveishic” de Arròs
e Vila
Nº 304 “Artiga-Pomèro” de Vielha
Fecha del
consorcio (año)
Superficie
consorciada (ha)
Repoblación
Superficie
Límites de
(ha)
altitud (m)
190
1.550-2.000
1967 y 1970
1.435
1968
1970
1972 y 1974
1974
968
251
639
154
69
66
295
120
1.300-2.050
1.800-2.200
1.650-2.300
1.650-2.200
1974 y 1980
295
50
1.800-2.200
1974 y 1980
350
60
1.650-1.900
1975
260
24
1.700-2.000
Tabla 2. Características estructurales del diseño de la repoblación
Area de
actuación y Nº
de monte
Barradòs
(254-265-267309)
Separación de 10 m entre las terrazas
y ahoyado manual entre éstas
Espaciamiento de los
árboles
En terrazas: 2-3 m
Entre terrazas: 4x4 m
Salient
(309)
Separación de 2-2,5 m entre terrazas
y ahoyado manual entre éstas
En terrazas: 2-2,5 m
Entre terrazas: 3x3 m
Artiga Lin
(304)
Horno
(306)
Pomaròla
(306)
Sólo ahoyado manual
Muy heterogéneo y
con escasa espesura
De forma uniforme:
2x2,5 m
De forma uniforme:
2x2 m
Montanèro
(306)
Corièdo
(257)
Es Còstes
(262)
Còstes Vedades
(262)
Preparación del terreno
Separación de 10 m entre terrazas y
ahoyado manual entre éstas
Separación de 25 m entre las
terrazas; en el espacio entre éstas,
ahoyado manual en las partes más
altas y acaballonado con desfonde
con bueyes en el resto
Separación de 20 m entre las terrazas
y ahoyado manual entre éstas
Separación de 10 m entre las terrazas
y acaballonado con desfonde entre
éstas
Separación de 4 m entre terrazas y
ahoyado manual entre éstas
Separación de 12 m entre las terrazas
y ahoyado manual entre éstas
Especie
P. uncinata; en algunas
terrazas en mezcla al 12%
con alerce europeo (10 ha) y
chopo temblón (13 ha)
P. uncinata; en algunas
terrazas
en
mezcla
testimonial
con
chopo
temblón (20 ha)
P. uncinata
Picea abies (10 ha)
Pinus sylvestris (7 ha)
P. uncinata
Desconocido; queda
un arbolado residual
de escaso tamaño y
recubrimiento <20%
De forma uniforme:
2x2,5 m
P. uncinata
De forma uniforme:
2x2 m
En terrazas: 2x2,5 m
Entre terrazas: 2,5x3
m
P. uncinata (168 ha)
P. sylvestris (12 ha)
P. uncinata
P. uncinata
Tabla 3. Descripción dasocrática de las masas de P. uncinata en el año 2.004
Area de
actuación
Barradòs
Salient
Artiga Lin
Pomaròla
Montanèro
Corièdo
Es Còstes
Còstes
Vedades
La densidad se
Año de
plantación
1975 a 1978
1972 a 1976
1980
1972 a 1973
1971
1977
1973 a 1975
1978
Superficie
poblada en la
actualidad (ha)
149
223
-32
-10
22
74
Densidad
(pies/ha)
G (m2/ha)
H0
(m)
S
(%)
E
975±455
1146±314
5,8±4
10,8±5
4,1±2
7,4±3
102±63
47±23
34±4
44±10
1793±607
29,5±13
6,8±1
38±10
37±5
950±354
1500
1630±327
3,8±3
49
29,2±15
3,4±1
9,2
7,5±1
107±54
28
35±9
36±1
37
37±3
refiere a los pies de diámetro mayor de 5 cm; G es el área basimétrica; H0 es la altura dominante; S
10.000
representa el factor de espaciamiento de Hart-Becking en su formulación a marco rectangular (
Ho N
); E es la esbeltez
Hg
del árbol de diámetro cuadrático medio (
Dg
). Los valores promedio aparecen acompañados de su desviación típica.
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