personas y cuya actividad principal corresponda a(...) la nomencla

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personas y cuya actividad principal corresponda a(...) la nomenclatura general de actividades económicas de las Comunidades europeas (NACE) relativa a la industria»167.
1.5. Comparación entre fuentes estadísticas
Una vez que hemos estudiado la metodología de las fuentes de
información básicas para este crabajo y los principales rasgos distintivos entre sí, vamos a pasar al estudio comparativo, cuando sea posible y sólo para los sectores del grupo ABT, de la cuantificación de
una serie de variables. Previamente, en el anexo 1.3 hemos establecido la correspondencia para ABT, entre los dieciocho sectores que
consideraremos a partir de la EI^^ las ramas de las diferentes TIOE169 y los cinco agregados que se diferencian en la CB. También se
especifica para otras actividades que posteriormente utilizaremos.
1.5.1. Producción bruta y contumo.r intermedio.r
Pues bien, si resulta difícil solucionar aceptablemente la terminología que debemos emplear en un estudio de las Industrias agroalimentarias, a la vista del cuadro 1.4 podemos intuir que tampoco el
análisis empírico presenta un panorama optimista. Como puede
167. Ibid., p. 17.
168. Cabe advertir que de las diferentes T/0-E que vamos a utilizar, sólo en la del año 1975
es posible estudiaz dieciocho ramas de ABT (el mismo número de sectores de la IAA que contempla la En a parcir de las ciento veintisiete en que se dividió el conjunto económico.
169• Desde el año 1985 disponemos de cuatro T/0-E publicadas por el INE para los años
corretativos 1985, 1986, 1987 y 1988, que consideran cincuenta y siete ramas de actividad,
desagregando ABT en cinco. Dado que el análisis económico que puede efeccuatse con la metodología inputwutput, en general, ofrece rasgos estructurales, de las tres últimas disponibles
únicamence utilizaremos la tabla de 1988. No obstante, en esta comparación, o cuando así lo
sugiera el análisis empírico, también recurricemos a los valores de las TIO de 1986 y 1987. Es
preciso advertir que exiscen algunas disparidades metodológicas entre las Tl0-E de la década
de los ochenta y las dos de los setenta que también utiliiaremas. Por ocra parte, entre las cuatro últimas, la compatación tampoco resulta siempre inmediata. Por ejemplo, entre 1985 y
1986, como consecuencia de la incroducción del IVA, se produce una ruptura sustancial en
las series. Disparidad que también se mantiene en el bienio posterior 1986/87, porque en este
último año se desagrega el IVA en interior e impottado.
83
comprobarse, para el grupo ABT existe una similitud aceptable,
tanto en inputs intermedios -CI- como en producción bruta -PBentre la EI y las TIO, por lo que vamos a pasar a comparar, en primer lugar, estas fuentes.
Cuadro 1.4. Comparación de la producción y los inputs intermedios
de las IAA en la EI, las TIO y la CB
(Porcentajes sobre Encr^e.rta induttrial)
Tablat input-output
1980
CI
Prod.
Aceites
ygrasu
Ind.
cám.
I^d.
lácteu
Cotu.
vegtt.
(p
1?1
(3)
(4)
96,2
97,4
93,4
95,1
88,7 t83,0
59,7 t82,2
Com.de
pescado Molin.
(51
(61
Pan
Azúcu
p)
IBI
100,9 t12,t 98,5 107,9
102,8 1t2,4 97,G to8,0
110)
tol,l
101,2
(9-IU p2-131 (14-t5) (16)
94,9
95,2
72,7
52,9
97,8 68,7
97,5 82,9
(171
UB)
70,5
79,7
69,3
6t,0
Centra! de balanru
Tablar input-output
Ind.
cám.
(2)
Bebidas
Alim. Cacao- Alcoh.• Vinoanimal A.diver. Licotes Sidtttú Cerv analmh. Tabam
I^d.
Otms
lácteaz alimrntos Behidu Tahaco
(t,4-Iq U2-17) (la)
(31
AB7
Ind.
cám.
(2)
Ind.
lúteas
(3)
Alim.
animal
tl0)
vm
(141
Ortu
(1,3-9,11- ABT
13,15-Ig)
I980 (agregado)
CI
183,0
I82,2
Producción
96,2
97,4
95,7
98,9
83,1
58,0
69,3
61,0
IlO,I
I08,5
1982
CI
Prad.
17,4
15,7
•
45,9
44,5
29,2
28,7
25,5
23,8
57,3
50,1
44,0
40,3
1985
CI
Producción
209,5
206,2
94,4
97,9
88,0
96,2
55,4 106,6
86,2 80,2
106,6
108,8
t983
CI
Prod.
20,3
IS,3
48,7
47,5
38,3 28,1
37,0 26,1
53,5
47,7
44,8
41,3
t986
CI
Producción
199,9
205,3
88,7
93,4
S6,1
96,1
79,9
84,0
88,6 102,8
69,4 t07,4
1956
C[
Prod.
47,7
43,0
72,9
70,8
27,1 3t,7
27,0 31,5
63,3
54,1
55,3
50,2
1987
CI
Producción
199,3
202,0
88,8
93,8
82,8
94,8
75,2
84,5
79,6
72,1
99,5
106,5
1987
CI
Prod.
45,3
41,1
74,9
73,3
25,9 313
25,5 31,2
63,0
53,4
54,7
49,3
t988
CI
Producción
163,3
17I,5
89,0
94,9
78,5
9L,0
77,3
85,8
83,t
94,5
73,9 102,6
1989
CI
Prod.
31,0
28,4
63,4
63,9
20,2
I9,5
40,8
37,3
38,5
36,4
84
28,4
27,3
Cuadro 1.4. Continuación
CI/ Producción
1980
EI
TIO
Amicn
lnd.
YB^
^• ^ ^^
Ind.
Cons.
w<8<c.
Com. dc
prscda Mdin.
(6)
Pan
Anrcar
(1)
(S)
111
(?)
13)
(4)
IS)
86,3
85,3
8I,0
51,4
74,5
68,4
74,9
85,6 53,3
76,8
73,6
67,2
73,5
85,3 53,8
76,8
Ind.
cám.
(2)
lnd.
Ocros
lúccu ilimrnms &bidaz Taheco
(l,á-Iq ( 12-I7) (18)
131
87,6 69,5
87,5 69,4
74,5
73,6
75,7
75,5
62,2
58,7
52,0
59,0
73,1
74,2
1985
EI
TIO
75,8
73,t
77,1
70,5
59,5
59,0
57,7
76,7
73,2
71,8
64,7
56,7
71,0 53,7 51,7 52,0
7t,2 44,6 45,7 59,0
Ind.
cám.
12)
Ind.
láccru
13)
1982
EI
CB
78,7
87,1
75,9
78,4
88,5 68,9
90,2 73,9
68,6
78,4
72,9
79,6
t983
EI
79,4
76,z
89,0 68,z
70,0
73,6
CB
88,0
78,1
92,1
73,4
78,5
79,9
78,8
87,5
75,4
77,6
89,7 69,9
89,8 70,4
67,1
78,5
72,2
79,7
ABT
1980 (agregado)
EI
81,0
TIO
81,4
78,3
79,6
&bidas
Alim. (icao- Akoh: Ynoanimal A.dircc I^cmn Sidnría Cav. vukah. Tabazo
(l8)
(101
(17)
(9-Ip (IA13) (14-I3) ( 16)
Alim.
animal
(10)
Ymo
(14)
Otru
(1,4-9.11- AB7
t3.15-IS)
1986
EI
TIO
78,8
76,7
75,4
7t,7
75,8
67,9
58,7
55,9
58,0
74,0
72,2
69,1
1986
EI
CB
1987
EI
TIO
77,8
76,8
74,9
70,9
75,6
66,1
60,0
53,2
60,9
67,2
72,2
67,5
I987
EI
CB
77,8
85,8
74,9
76,5
88,7 69,5
90,2 69,8
67,6
79,7
72,2
80,0
1988
EI
80,6
75,6
76,5
58,t
58,3
73,1
T10
76,7
70,9
66,0
52,3
65,6
67,3
t989
EI
CB
79,5
86,5
77,0
76,4
84,5 71,1
87,8 73,8
67,6
74,0
72,7
77,0
Fuente: Aparece explicirada en el anexo 1.3.
En 1985, al igual que en 1980, la TIO utiliza como fuente estadística básica para la estimación de las ramas industriales no energéticas la EI, fundamentalmente en cuanto a producción y consumos
intermedios. No obstante, la utilización de esta última fuente en el
marco de aquélla no es inmediata, debiendo procederse a determinados ajustes sobre los datos originales, entre los que resaltaremos170:
1) «La aproximación al concepto de producción efectiva a partir
de la EI, implica que no puede seguirse de forma estricta la metodología SEC en la estimación de una rama "pura"; en efecto, ello exigiría conocer qué parte de los inputs se dedica a la actividad principal
170. INE (1990), pp• 120-124. De igual forma, en laz Tt0 de 1986, 1987 y 1988, rambién se urili7a la E/, como puede comprobarse, por ejemplo, en INE (1991 a), pp. 527-528.
85
de la rama y qué parte a actividades incluibles en otras ramas (producciones secundarias). La solución adoptada, la única posible con
la información existente, consiste en calcular la producción efectiva
{según los datos sectoriales de la EI] (...) y, posteriormente, transferir a las ramas correspondientes estas producciones "secundarias" incluidas en la producción anteriormente calculada»^^^, obteniendo,
así, la producción distribuida.
2) Tal reconocimiento del INE nos lleva a pensar que difícilmente podemos esperar que se utilice el término rama diferenciado
de sector cuando, en la práctica, se está proclamando su analogía.
Con todo, también se aclara que «en aquellos casos en que se dispuso de información sobre las UPH de una empresa o establecimiento, se ha procedido a aplicar el método SEC; cuando la estadística de base no proporciona otra información que la del valor de las
producciones secundarias, entonces se ha optado por utilizar la fila
de transferencias para su distribución final» 17z. A este respecto nos
parece oportuna la recomendación que el propio SEC establece: «los
estadísticos deberán tener en cuenta las definiciones de las unidades
de análisis utilizadas en el SEC, a fin de que en las encuestas a realizar entre las unidades que son objeto de investigación, figuren progresivamente todos los elementos de información necesarios para
valorar los datos relativos a las unidades de análisis del SEC» 173. Teniendo en cuenta lo expuesto en el anexo al apartado 1.4 y, dado que
tal consejo no se ha puesto en práctica en nuestro país, mantenemos
serias dudas respecto al tipo de relaciones técnico-económicas que se
desprenden de las TIO, al menos en la industria española.
3) Pues bien, dado que las ramas industriales se encuentran dentro
de la segunda hipótesis, teniendo en cuenta los peninentes criterios de
valoración, el montante de la PE de la EI y las TIO deberían ser coincidentes. Así, para pasar de la valoración pie de fábrica utilizada en la EI a
precio.r ralida de fábrica de la TIO, debe añaditse el valor de los impuestos netos que gravan los productos correspondientes a la a^tividad.
171. INE (1990), pp• 122-123.
172. Ibid., p. 113.
173. Eurostar (1988), p. 19.
86
4) Respecto a los consumos intermedios, en la Encuzrta indurtrial están valorados «a precios de adquisición. Para convertirlos en
precios salida de fábrica, es preciso eliminar de cada dato los márgenes de distribución (transporte y comercio), dado que éstos están incluidos en las filas correspondientes» 174 de la TIO.
En el cuadro 1.4 aparecen, para algunos sectores o ramas de
ABT, los valores de producción y CI suministrados por ambas bases
en los cinco años en que es posible la comparación. Aunque no disponemos de todas las estimaciones necesarias para pasar de unos a
otros valores, de tal comparación y utilizando, lógicamente, el
mismo criterio de valoración en la producción (por tanto, tomamos
la PE a precior de producción -PEpp- y no la PE a precio.r ralida fábrica,
es decir, sin incluir los Impuestos netos ligados a la producción
-Tp- puesto que tampoco se consideran en la EI^^S) y en los CI (sin
descontar el margen de distribución de esta fuente^^b), cabe resaltar,
como se ha señalado, la buena aproximación entre ambas estadísticas para el grupo ABT^^^.
Sin embargo, en un análisis más desagregado, es decir, para las
diferentes ramas o sectores de ABT, se detectan mayores disparidades. Véase, por ejemplo, Cárnica.r (2)^^R, actividad para la que los valores tanto de producción como de CI ofrecidos por las TIO duplican muchos años los correspondientes a la EI. Llegados a este punto,
tenemos que manifestar que no comprendemos, si la observación
del INE es correcta y ambas fuentes dan cuenta del "sector" Cárnico179, cómo se detecta tal disparidad. Según el INE, esto es así porque «a un nivel más desagregado (grupos de productos) sólo es fac174. INE (1990), p. 123.
175. Si hablásemos de PD también habría que tener en cuenta la línea de transferencias de
la T/0, destinada a cransferir laz producciones secundarias.
176. Tal como se señala en el anexo al apaaado 1.4, el toral de los inpucs de una rama de la
TIO escá valorado a Qretiot de aJquitición, es decir, incluye los márgenes de discribución, igual
que sucede en la E/, aunque en la matriz de consumos intermedios cada cazilla esté valorada a
(mcior tatida de fábrica.
177. Por ejemplo, en 1987 los CI publicados en la E! y en la TIO práccicamence coinciden.
178. Esta será la nocación que utilizaremos a partir de ahora para referirnos a los discintos
seccores de la [AA, explicitando su número de identificación -recogido en el cuadro 1.2- entre paréntesis.
'
179. Téngase en cuenca que no se han considerado las cransferenciaz de produccos.
ó7
tible utilizar la EI para aproximar los equilibrios recursos-empleos
globalmente»^g^. Es decir, a mayor agregación la correspondencia
entre las dos series de valores cotejados resulta más elevada. En todo
caso, también el sector de la EI puede plantear yuxtaposiciones con
la rama, al reconocerse que puede incluir productos obtenidos de
forma secundaria en otros sectores si son importantes (véase anexo al
apartado 1.4).
La conclusión obtenida anteriormente para el conjunto de la
IAA no puede extenderse a los valores suministrados por la Central
de balancer que, para el conjunto de ABT, sólo representa la mitad de
la producción nacional y algo más de los CI, aunque en algunas esferas -Láctear (3)- se acerca a los 3/4.
Con todo, cabe acentuar que la cobertura se está incrementando, puesto que el descenso posterior a 1987 sólo obedece a que
estos datos no son definitivos, debido a que la CB, desde el citado
año, para mejorar la representatividad, mantiene la muestra de empresas abierta hasta finales del año siguiente, por lo que «dependiendo de cuáles sean esas empresas retrasadas y de su ponderación
en el agregado, las conclusiones del diagnóstico pueden diferir según se basen en las cifras del avance o en las que se ofrezcan, ya definitivas, un año más tarde (...) Por otra parte, la Central proporciona también una "muestra común" de empresas, constituida, en el
momento de cada publicación, por las que hayan ofrecido datos de
forma continuada durante todos y cada uno de los cuatro ejercicios
inmediatamente anteriores»^^^.
No hemos elegido la muestra común porque sólo se mantiene
durante cuatro años y, además, sin profundizar en otras limitaciones
que presenta para un análisis comparativo entre empresas públicas y
privadas (en el que no entraremos), adolece de la misma restricción
señalada para el agregado de empresas cambiantes, al ser también
abierta. Asimismo, la muestra común no garantiza que, para la actividad considerada, se consiga un mejor reflejo de la realidad.
180. INE (1990), p. 121.
181. J. M. Maroto Acín (1989), p. 378.
88
Dado que en ningún caso vamos a mezclar los datos de las diferentes fuentes de información, lo relevante no es tanto que se produzca una cobertura aceptable de ambas variables en términos absolutos, como que exista una sincronía adecuada entre los ratios
CI/producción, cociente que está inversamente relacionado con la
tasa de valor añadido, a la que hemos otorgado una significación
importante.
En efecto y, a pesar de que los conceptos manejados no son idénticos para las dos variables como hemos demostrado (véase, además,
el anexo al apartado 1.4), en el cuadro 1.4 podemos comprobar que
los requerimientos de inputs intermedios por unidad de output
mantienen, en muchos de los sectores de ABT, una similitud asombrosa. Es el caso, centrándonos en 1980, por ser el año que más
comparaciones sectoriales nos permite realizar, de Cárnicas (2), Molinería (6), Pan (7), Azúcar (8), Alimentación animal (10), Cacao-Alimento.r diverroa (9-11) y Vino-Sidrería (14-15), en los que la diferencia
de los ratios obtenidos a partir de la EI y las TIO nunca superan los
t 0'S puntos porcentuales. Para el grupo las diferencias se amplían,
siendo los principales responsables Alcohole.r-Licorer (12-13), Cerveza
(16), Bebida.r .rin alcohol (17) y Tabaco (18). En este último sector, los
notables desajustes nos hacen pensar que no deben considerar las
mismas líneas productivas las dos fuentes que estamos tratando,
puesto que en 1985 la divergencia llega a situarse en -19'0 puntos.
Respecto a las Bebidaa (12-17), la disparidad en este mismo año se
situó en el medio punto porcentual, por lo que, aunque otros años
se amplía, podemos aceptar la bondad de la aproximación. También
entre la CB y la EI se detecta un gran acuerdo para algunos de los
cinco sectores diferenciados como Alimentación animal (10) en 1986,
Vino (14) en este año y en 1987 y, en el último año, Cárnica.r (2). Por
tanto, la sincronía para el cociente CI/producción es aceptable excepto en Tabaco (18).
Por lo que respecta al grupo ABT, aceptando la cercanía, es preciso señalar que las diferencias entre la EI y las Tabla.r se han ampliado, siendo sólo en 1980 superior en las TIO. Por el contrario, la
CB proporciona un valor más alto que el de la EI, lo que evita posibles problemas derivados de una sobrevaloración (infravaloración)
89
estructural de los inputs intermedios por unidad de output (CI/PB)
por parte de nuestro principal soporte empírico, la EI, dado que sus
resultados son intermedios entre las otras dos bases de datos. En definitiva, las variables que estamos considerando, producción bruta y
consumos intermedios y, sobre todo, su relación, presentan un
grado de similitud que podemos considerar aceptable en las diferences bases empíricas.
Con el fin de cuantificar la importancia de las transferencias de
productos182, en el cuadro 1.5 ofrecemos, para 1988, las ramas en las
que presentan más relevancia sobre su producción distribuida
(aquéllas donde sobrepasan el t 5% de la PD) y las cinco que componen ABT.
Las transferencias aparecen desagregadas en dos tipos:
a) De subproductos ordinarios183, productos vecinos y producciones secundarias
b) Ventas residuales de las Administraciones Públicas.
El contenido de las primeras ha sido analizado en el anexo al
apartado 1.4. Respecto a las segundas, se definen como el valor que
las AA.PP. «reciben en contrapartida de los bienes y servicios destinados a la venta que producen a título marginal, accesorio o accidental, en el marco de su producción de servicios no destinados a la
venta» ^R4.
182. A nivel agregado son, obviamente, nulas.
183. También llamados, ances de la Tf0-E de 1987, fatales. Véaze, por ejemplo, INE
(1979), p. VI[; INE (t99t c), p. 24G.
184. INE (1990), p. 78.
90
Cuadro L5. Relevancia de las cransferencias de productos en 1988
(Porcentajes sobre producción disrribuida)
a) Tr. de subpr. ord., pros.
vecinos y prod. secundariaz
-5,4
Agricultura y pesca
b) Ventas residuales
de las A.A.P.P.
0,1
Total Tr.
a) + b)
-5,3
-38,5
-15,7
24,8
45,9
Producros de la coquefacción
Gas natural
Agua
Gas manufacturado
-38,5
-15,7
-0,9
45,9
Arcículos de papel, impresión
Serv. presr. a las empresas
-13,8
2,2
-11,6
13,1
3,1
16,3
-14,2
6,6
9,0
-10,1
6,6
-5,3
-10,1
Cárnicas(2)
0,5
0,6
Iácteas (3)
9,5
9,5
3,2
-0,1
-0,2
3,2
-0,1
-0,2
Sanidad destinada a la venta
Serv. desrinados vta. ncop
Serv. generales de las AA.PP.
Orros alimenros (1,4-11)
Bebidas(12-17)
Tabaco(18)
25,7
1,1
Fueute: INE (1993 6).
EL cuadro 1.5 refleja que en siete ramas de las cincuenta y siete
que distingue la TIO-E, las transferencias superan el t 10% de la
PD. Una de las ramas componentes de las IAA, 1líctea.r (3), se encuencra en la occava posición en cuanto a la importancia de transferencias de productos, que suponen el 9'S% de su PD. De las demás
actividades que componen la cadena agtoalimentaria, resalta el sector primario y Otrot alimento.r (1,4-11), siendo marginal en Cárnicat
(2), Tabaco ( 18) y Bebida.r (12-17).
1.5.2. Empleo total y atalariado
Respecto al empleo total y asalariado, en el anexo al apartado
1.4 se han enumerado los componentes que las tres fuentes que estamos comparando consideran dencro de la población ocupada que,
en el caso de la CB, se limita a los asalariados, trabajadores sobre los
91
que la EI no publica información^NS, pero hemos podido acceder a la
misma, previa solicitación al INE, para los dieciocho sectores de
ABT. También hemos manifestado la inexistencia de explicitación
de ambas variables en el caso de las TIO-CNE que, suponemos, se
ajuscan a los criterios establecidos por el SEC.
Vamos, pues, a tratar de establecer determinadas comparaciones, especialmente en lo referente a las tasas de asalarización o porcentaje de asalariados sobre ocupados. También hemos utilizado
otra fuente estadística a la que ya se ha recurrido: Renta nacional de
España y .ru dirtribución provincial del Banco Bilbao-Vizcaya; todas estas cifras se recogen en el cuadro 1.6.
En primer lugar y, en lo que se refiere al empleo total, tanto la
CNE como la RNEDP ofrecen unos valores siempre por encima de
los publicados por la EI. Por sectores, la mayor disparidad, como
ocurría en los casos de la producción bruta e inputs intermedios, se
origina en Cárnicar (2), produciéndose en Bebida.r (12-17) la mayor
semejanza. Por lo que respecta al empleo asalariado, continúa manteniéndose una gran similitud entre la CNE y la RNEDP y se amplía la analogía con la EI
Nuevamente vamos a tratar de buscar un ajuste de una variable
relativa que, en este caso, es la tasa de asalarización. Dado que existe
un mayor acuerdo, para las fuentes cotejadas, en el empleo asalariado que en el total, presentando en este último una mayor infravaloración la EI, dicha tasa resulta, obviamente, superior
185. Ignoramos las razones de tan impottante laguna, teniendo en cuenta, además, que se
ofrecen otros datos de empleo menos relevantes: obreros y varones. Véase anexo al apartado
1.4.
92
C1>ladro 1.6. Comparación del empleo total y asalariado
suministrados por distintas fuentes
laa. 1^1. am^
I^a. I^a. ou^
cém.
(?I
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(31
Tcrsa interartual de c•ariaclóu (96)
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not^e
-1>,6 -11,4 -13,3
-15.1 -1t,4 -14.0
1980Sí
Emplm
Empl. asal.
9,4
O,í
-10,3
-8.9
-8.4
-16.1
-17,8
-19.3
-2,3
-2,2
-0,3
-0.í
198í-S6
Empleo
Empl. asal.
2.4
2.3
0,7
0,7
-0.6
-0,2
0,8
1,2
-2.í
-3,3
0,2
O,í
-0,8
-0.9
2.9
2.9
2,2
2,2
1986-87
Empleo
Empl. asal.
1,2
O.í
-1.8
-1,9
3,8
2,6
-0.6
-0,7
3,4
2,6
2,2
1^
-9,1
-7.í
-3,9
-3,9
33
í,l
1987-88
Empleo
Empl. asal.
1,7
2.7
4,7
í.3
2,2
3,2
1,6
2.1
-1,6
-0.8
2,1
3,0
-23,0 -14.4
-23,7 -14,3
-8.7
-8,1
1980-SFS
Empleo
Empl. asal.
1í.3
6.2
-7,1
-í,l
-3,4
-t1.3
-16.4
-17.2
1.7
0,0
-2,9
-8.S
1980-8í
Emplm
Empl. asal.
-7,1
-7.4
-4,2
-2,9
-1í.0
-li.9
198í-86
Empleo
Empl. asal.
1.6
l,í
0,9
0,9
-1,2
-1.9
1.3
1,G
1986-87
Emplm
Empl. asal.
1.2
1,2
•1,8
-1.9
3.8
4.2
1987-88
Empleo
Empl. asal.
13,3
tí,3
-0,>
-0.2
í.í
8,0
1980-88
Emplm
Empl. asal.
8.2
9.7
->.6
á.l
-8,1
-7,1
2,í -7,2
1,7 -13.0
770-CNE. Porcenlajc3 sohre Euctresta industria!
EmPleo asalariado
pa^^liY^
1980
t98í
198G
1987
1958
1325
lí6a
1i7.4
1í7.4
141,3
114.7
107.4
t07.3
107.3
I12,9
107,0
t04.2
103,7
103.9
116,1
103.1
111.2
111.9
112,0
108,4
100.0
1li.8
llí,>
116,0
t18,8
108.2
Ilí,9
t16,í
1165
llí.l
1980
198í
1986
1987
t988
t24,6
13í.3
t36.3
13í,4
120.6
1135
106.6
106.4
1W.>
1t2.3
86,0
79,0
79.0
78.4
79.2
94,í
96.0
96.1
96.0
96.í
101,0
100.7
I02,4
100,5
96,4
IOí.B
104.2
103,8
t04.1
114,1
100.2
114.9
113,6
t13,3
1t7.0
106.0
t073
IOR,4
107.3
10í.2
92.4
90,7
91,1
91.1
91,í
]00,0
99.2
95.3
97,í
98.3
84.8
79,í
79,7
79.0
79.7
Tasa de asalarización = Emplc^ asalariaddEutplcro (96)
nac^e
EI
1980
198í
198G
1987
1988
91.í
91.2
91,2
91.1
92,8
9í,í
96.8
96,8
96,7
97,1
St.s
81.0
80,í
80,8
82.7
93,4
90,7
91,0
90.9
92.6
99.8
99.9
99,9
99.9
99.9
86.6
8í,9
Sí,7
8í,7
S'i.2
1980
198í
1986
1987
1 988
80.01
733
73.6
72.8
73,>
Rertta ttaciatal de E,paria y su dútrtrhiciGn prouincia!
naT
Porcrntajes sd^re
Ennresta iudusfiml
Empleo
Empleo asalariado
710l.^1^
Empleo
Empleoasalariaclo
Tasa de asalarización (%)
19^5
Ivlr
I^v
1183
110.6
118.4
11,4
1t93
110,2
102,1
103,1
80.3
101,6
103.8
80.7
80.8
Ftrente: Explicitada en anexo 1.3• y, además, Banco Bilbao-Vizcaya: RNF.DP (varios años); INE: Encuesta indarsttial, información de base suministrada (para el N°
de asalariados).
93
En definitiva, de las dos variables que estamos considerando del
mercado de trabajo, sólo los trabajadores asalariados presentan una
afinidad aceptable en las dos principales bases empíricas a las que
acudiremos en lo relativo a esta información, siendo, por otra parte,
similar a la que guardan entre sí las producciones. En el caso del
empleo total, el parecido disminuye, lo que es extensible a la tasa
que relaciona ambas variables.
En cuanto a la evolución del empleo, para el conjunto del período la caída registrada en el número de asalariados es muy similar a
partir de la EI o las Tabla.r. Respecto al empleo total, la reducción
arrojada por la primera fuente es superior. Quizás el hecho más llamativo es que en el bienio 1985-86 según la Encue.rta, tanto la población ocupada como la asalariada disminuyen, mientras que el
empleo total y remunerado concemplado en las TIO crece.
Para terminar este apartado destinado a comparar los datos suministrados por las diferentes fuentes estadísticas que vamos a utilizar
nos ha parecido necesario realizar algunas precisiones en lo que respecta a la publicación del Eurostat, Structure and adivity of indu.rtry
que, como se ha señalado, será la referencia en las comparaciones internacionales, teniendo en cuenta que es preciso ser cauto al efectuarlas. Como se avanzó, para nuestro país (y también para Portugal) se
ofrecen los datos de todos los establecimientos industriales mientras
que, para los demás miembros de las CC.EE. sólo se hace referencia a
las empresas (o establecimientos) que ocupan, al menos, 20 personas.
La consecuencia inmediata de lo anterior es que la aponación al
acervo comunitario de las dos naciones incorporadas en 1986 está sobrevalorada. Por otra parte, si por ejemplo, la productividad tiene alguna correlación con el tramo de los tamaños, digamos que fuese creciente, entonces escaríamos introduciendo un sesgo en el sentido
inverso. Para cuantificar esta contingencia, en el cuadro 1.7 se ha calculado, a panir de los datos de la Central de balance.r^^, el valor aña-
186. Respecto a la sobrevalaración que la contribución española a la CEE pueda presentar,
omitimos su cuantificación a partir de la información de esta fuente estadística que, en genera1, resulta poco representativa para laz empresaz pequeñaz, teniendo en cuenta que uno de los
sesgos que reconoce en sus nota.r metodológi^aJ es que «predomina la empresa grande», Banco
de España (1990 6), p. XIV.
94
dido por empleo en los diferentes tramos de tamaño. Los años
para los que se ha estimado son los extremos de los disponibles:
1982 y 1990.
Cuadro 1.7. VAB/Empleo por tramos de tamaño en función del empleo
(Total = 100)
(N„^
mbaiadoresl
< 20
20-49
50.99
100.199
200-499
> 50
TotalSin empnsaz
< 20
O^ns
(1,4-9.11-13.15-Ia)
Y,ro
(14)
Alim. ^nimal
(lo)
13ttru
(3)
fimins
Q)
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198?
1990
198?
1990
198?
199(1
198?
19911
198?
1990
198?
1990
38
79
96
8á
98
84
228
97
67
l0
82
64
62
9l
l09
84
107
82
32
91
130
48
69
97
98
88
76
84
bl
84
92
95
87
63
7l
80
80
99
95
40
t69
l22
68
116
el
90
89
87
l20
98
1W
94
108
I00
I01
101
100
1(IG
I111
IIX)
76
100
98
100
71
123
I00
112
I00
94
106
100
95
1U8
100
9á
105
100
100
108
100
100
l00
I00
l02
101
101
101
105
100
100
I00
IOI
Fueute: Banco de España: Ceutral de balancu. Análisis económico y financiero, total nacional de emptesas
de cada secror de Alimentos, bebidas y tabaco (información de base suministtada).
El ratio VAB/empleo puede ser utilizado como medida de la productividad aunque, dado que no se ha deflactado el valor añadido
bruto, no se refleja su evolución cuestión que, por otra pane, no es la
relevante en este momento, sino en qué medida el hecho de que la
publicación del Eurostat haga referencia a todos los establecimientos
(empresas) o únicamente a los de 20 o más ocupados sesga las posibles
conclusiones que puedan extraerse respecto a productividad.
Los datos no pueden utilizarse como concluyentes en cuanto a la
relación que exista entre productividad y tamaño. Así, para ABT, en
1990 se desprendería una correlación positiva, que no se refleja en
1982. Tampoco en los cinco agregados puede encontrarse una sucesión determinante; véase, como caso más sorprendente, el de Láctea.r
(3). De todos modos, independientemente de que las empresas más
pequeñas sean, en algunos casos, las que presentan una menor productividad, es indiscutible que el resultado cotal y el obtenido al restar las de menos de 20 trabajadores es, prácticamente coincidente,
con la única excepción de Virro (14) en 1990. Por tanto, al menos en lo
que a productividad se refiere, no deben originarse grandes sesgos en
las comparaciones de la IAA española con la comunitaria.
95
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