CAPITULO 25 SÍNDROME DE ACORTAMIENTO DE LA MUSCULATURA ISQUIOSURAL F. Santonja Medina e I. Martínez González-Moro 1.- CONCEPTO Y FRECUENCIA El síndrome de acortamiento o retracción de la musculatura isquiosural, es una entidad que se caracteriza por una disminución de la elasticidad de la musculatura posterior del muslo cuya etiología es discutida, pero generalmente desconocida, en la que se objetiva clínicamente una menor flexibilidad, apareciendo en la infancia, presentando diferentes grados de manifestación clínica que posteriormente ocasionará mayores o menores repercusiones sobre pelvis (retroversión) y raquis (dorso curvo). Se baraja también su relación con las lumbalgias crónicas, espondilólisis y listesis y las hernias discales a nivel lumbar. Su frecuencia es mucho más alta de lo que se sospecha, ya Bado5 encontró en su trabajo de 1.964 sobre aproximadamente 800 niños entre 6 y 18 años, la existencia en torno al 25% de acortamientos entre grado I y II. En nuestro estudio en la Universidad de Murcia (86% > de 17 años) encontramos un 27,1 % de acortamientos bilaterales y un 3,1 % de unilaterales19. La denominación genérica que se le suele dar a esta musculatura es la de isquiotibial2,3,5,6,8,11,12,13,18 y con menos frecuencia se la nombra como isquiosural6. Para nosotros la denominación correcta de esta musculatura sería la segunda por englobar tanto a los músculos que se insertan en la tibia (semitendinoso y semimembranoso) como en el peroné (bíceps femoral). La etiología del acortamiento de la musculatura isquiosural está en discusión . Para Bado6, se debe a un defecto de crecimiento de grado variable, una «miodisplasia», al igual que sucede para otros grupos musculares en otras deformaciones, por lo que muy a menudo presentan un carácter familiar y hereditario. Bingham7 lo denomina «fibro distrofia muscular» o «miofibrosis crónica». Respecto a esta musculatura, podría suceder al igual que en otras localizaciones, como en la fibrosis glútea, en las que la pérdida de la capacidad elástica muscular se deba a una infiltración fibrosa del músculo con modificación de las fibras musculares. Mientras no se conozca la verdadera etiología, no son correctas las denominaciones que la prejuzguen, como en el caso de la «retracción» (disminución del volumen muscular) de Bado, disminución que no lo hemos observado en nuestra población de adolescentes y adultos jóvenes con un cierto hábito deportivo más o menos intenso y que presentaban un desarrollo de la musculatura posterior del muslo aparentemente normal, por lo que nos parece más acertado el denominarlo por su síntoma fundamental, es decir «acortamiento o brevedad de los isquiosurales». 246 2.- RECUERDO ANATÓMICO Los músculos posteriores del muslo, están compuestos por el semitendinoso, semimembranoso y el bíceps femoral, se denominan como músculos isquiotibiales12 (Netter18 incluye en esta denominación también a la porción isquiocondflea del aductor mayor, posiblemente por su origen isquiático pero olvidando que es un músculo monoarticular que alcanza hasta el cóndilo femoral). Williams22 los denomina como músculos de la corva. El músculo semitendinoso (casi la mitad de su longitud es tendinosa) y la porción larga del bíceps femoral, se originan en la tuberosidad isquiática (impresiones inferior y medial para el primero e inferior, lateral y ligamento sacrotuberoso para el segundo)por un tendón conjunto. El semimembranoso nace mediante una membrana de las impresiones superior y externa en la tuberosidad isquiática16,21,22. Las inserciones se producen en: cara ántero-interna de la tibia y formando parte de la pata de ganso (semitendinoso), tubérculo pósteromedial de la tibia (porción directa del semimembranoso) y en la cabeza del peroné (bíceps femoral)18,21. Todos estos músculos isquiosurales presentan una inervación de la división tibial del nervio ciático al ser músculos preaxiales. Sólo la porción corta del bíceps femoral, que es postaxial, presenta inervación por la división peronea común del nervio ciático18. Estos músculos biarticulares son al mismo tiempo flexores de la pierna y extensores de la cadera, y cuando se alcanza el recorrido máximo de una articulación ocasiona la limitación de parte del máximo recorrido de la otra18. También tienen un componente rotador de la pierna, retándola externamente el bíceps femoral e internamente el semitendinoso y semimembranoso. Sobre la pelvis son extensores actuando sinérgicamente con el glúteo mayor fundamentalmente (también el mediano y menor). Es importante mencionar su acción extensora, indirecta, sobre la columna por las implicaciones que su retracción o acortamiento pueden producir sobre el plano sagital del raquis6. Por la disposición posterior de este grupo muscular, cuando la pelvis se flexiona sobre el muslo manteniéndose éste fijo (de pie), los puntos de inserción de los músculos extensores de la pelvis se VALORACIÓN MÉDICO-DEPORTIVA DEL ESCOLAR alejarán progresivamente según aumente la flexión, por lo que estos músculos sufren un estiramiento, fundamentalmente los isquiosurales, por lo que limitan el movimiento de flexión de la cadera. En efecto, la flexión activa de la cadera con flexión de la rodilla suele sobrepasar los 120°, pero al tensar esta musculatura (extendiendo la rodilla) alcanza tan solo los 90° de forma activa, obteniéndose pasivamente algunos grados más12. 3.- EXPLORACIÓN CLÍNICA Y RADIOGRÁFICA Basados en los conocimientos anatómicos, la exploración del acortamiento de la musculatura posterior del muslo se valorará básicamente mediante la flexión unilateral de la cadera con extensión de la rodilla y posición neutra de la otra cadera y pelvis. Existen diferentes test para su valoración, el primero descrito en la literatura, y también de forma más prolija, es la medición de la distancia que se produce entre los dedos de las manos y los pies al flexionar el tronco hacia delante en bipedestación6,8,10,12,15,20. Se realiza con las rodillas estiradas, invitando a que flexione el tronco de forma progresiva (sin tirones) hasta tocar o sobrepasar el suelo. Se mide en centímetros la distancia que le falta o excede, pudiéndonos ayudar de un dispositivo que porte una regla y con una altura de unos 30 cm, sobre el que se sube el individuo a explorar (Fig. 25.1 a y b). El inconveniente que presenta este test es que en él están implicados la flexibilidad de todas las estructuras situadas dorsalmemte, incluida la musculatura isquiosural. El interés de este test, a parte de obtener una medición grosera de la flexibilidad, es ver como se comporta el raquis ante la flexión del tronco hacia delante, por si existiese una limitación de la flexión de las coxofemorales (consecuentemente de la pelvis y raquis lumbar) y un incremento de la cifosis6. Otro test mucho más específico es el test del poplíteo, que se realiza en decúbito supino invitando a que flexione la cadera a 90° y pasivamente le realizamos una extensión de la rodilla sobre el muslo. Se mide el ángulo complementario o los grados que faltan para la extensión completa de la rodilla11 a lo que se considera como 0o 1. Bado6 clasifica sus resultados en tres grados aunque no indica los valores angulares para definir a cada uno de ellos. Alter2, cifra SÍNDROME DE ACORTAMIENTO DE LA MUSCULATURA ISQUIOSURAL 247 Fig. 25.1 a y b.- Test de flexión del tronco en bipedestación para medir la distancia entre las puntas de los dedos de la mano y el suelo. En este caso es de (-) 2 cm. Obsérvese la disposición del raquis lumbar. el límite de normalidad de la prueba cuando se obtiene la extensión completa de la rodilla. de una flexión de cadera y rodilla a 90° en decúbito supino10. El test de la flexión de la cadera con rodilla extendida o signo de MAU6, también nos valora el grado de acortamiento de la musculatura isquiosural. Este test se realiza en decúbito supino elevando (flexionando la cadera) lenta y progresivamente el miembro inferior de un lado con el contralateral apoyado sobre la camilla (cadera en posición neutra). Se mide el recorrido articular (en grados) desde la posición de partida hasta que la tirantez e incluso el dolor de la porción posterior del muslo nos limiten el movimiento (Fig. 25.2a). Nosotros para valorar esta musculatura realizamos sistemáticamente el test de la flexión de cadera con rodilla extendida (EPR), fijándonos bien que no se produzca una basculación de la pelvis (retroversión) como consecuencia de la tracción de la musculatura posterior, lo cual se evidencia por el hundimiento de las espinas iliacas ántero-superiores, la disminución de la excavación lumbar y por la extensión de la cadera contralateral19. Para la cuantificación nos ayudamos de un goniómetro que diseñamos para tal fin, deslizable sobre una barra paralela que adosamos a la camilla, cuyo brazo es extensible. Este extremo lo llevamos hasta el maleolo peroneal y el eje de giro del goniómetro lo hacemos coincidir sobre el eje de flexión de la cadera (o su prolongación). Flexionamos ésta de forma progresiva y cuando llegamos al máximo de incursión articular sin compensaciones de la pelvis, fijamos el brazo del goniómetro midiendo de una forma bastante exacta el valor angular (Fig. 25.2b y 29.47). También se puede realizar (en ocasiones lo En la semiología de la exploración de la irritación del nervio ciático, a esta maniobra se la denomina maniobra de Lasegue como se considera en la actualidad8 y que otros autores la nombran como Elevación de la pierna recta, por lo que se las conoce por sus iniciales EPR10 o SLR (Straight leg rising)3 aunque se busquen signos diferentes. El test del poplíteo, es básicamente la maniobra de Lasegue original que consistía en extender la rodilla partiendo 248 VALORACIÓN MÉDICO-DEPORTIVA DEL ESCOLAR Fig. 25.2 a) Test de Elevación con la pierna recta (EPR) en un acortamiento de los isquiosurales de grado II (G-II). Se debe impedir la flexión de la rodilla de ambos miembros y la basculación de la pelvis. Fig. 25.2 b) Es aconsejable medir con la máxima exactitud este ángulo de flexión, nos podemos ayudar con un goniómetro adosado a la camilla y con barra telescópica. Este joven presenta 45° de EPR. SÍNDROME DE ACORTAMIENTO DE LA MUSCULATURA ISQUIOSURAL 249 Fig. 25.3 a) Medición del ángulo EPR mediante un goniómetro con brazos largos. Nos debemos asegurar que una rama queda totalmente horizontal y que la otra sigue el eje longitudinal del fémur. Este chico tiene 65° (G-I). hacemos) con un simple goniómetro de brazos largos, uno de los cuales sigue el eje de la pierna y el otro se coloca horizontal, lo cual exige un mayor grado de entrenamiento (Fig. 25.3 a y b). En sedestación, invitamos a que realice una flexión del tronco hacia delante con las rodillas extendidas y los tobillos a 90° (aconsejable el apoyo de la planta sobre un plano duro), midiendo la distancia existente entre la punta de los dedos de la mano y la tangente de la planta de los pies (Fig. 25.4 y 5). Asimismo, observamos el comportamiento de la columna, por si existiese una compensación con un incremento de la cifosis o una marcada limitación en la flexión de la pelvis. Fig. 25.3 b) Detalle de medición del ángulo EPR por un sólo explorador. Con nuestro codo presionamos sobre la rodilla impidiendo su flexión. Es aconsejable incluir una burbuja de nivel al goniómetro para la horizontalidad. La cuantificación del test poplíteo lo realizamos con un goniómetro de brazos largos, cuyo centro lo haremos coincidir con el eje de flexión de la rodilla. El muslo se debe de mantener con una flexión de 90°, por lo que exige la colaboración del explorado. Cada mano del explorador fija un extremo del goniómetro y la que sujeta la pierna es la que realiza su extensión pasiva hasta que es limitada por la tirantez de los músculos posteriores (Fig. 25.6). En este instante, previa comprobación de la ausencia de retroversión de la pelvis y/o modificación de la posición neutra de la cadera contralateral, medimos el valor angular. 250 VALORACIÓN MÉDICO-DEPORTIVA DEL ESCOLAR Fig. 25.4 Test de distancia dedos manos-pies en sedestación. Se mide la distancia existente entre la vertical de la planta de los pies y la punta de los dedos de las manos. Obsérvese la compensación del raquis lumbar en cifosis lumbar. Fig. 25.5 Gran acortamiento de la musculatura isquiosural con (-)40 cm. Existe una limitación de la flexión del tronco no pudiendo alcanzar la verticalidad. SÍNDROME DE ACORTAMIENTO DE LA MUSCULATURA ISQUIOSURAL Fig. 25.6 Test poplíteo de 50° en un acortamiento G-IL El muslo debe estar vertical y el otro miembro apoyado. Se aprecia dos pequeños defectos frecuentes de este test, la incorrecta verticalidad del muslo y una ligera elevación de la pierna contralateral. 251 Fig. 25.8 Imposibilidad de flexionar el tronco hacia delante en el mismo paciente de la fig. 25.5. Este niño está en bipedestación y realizando una flexión máxima del tronco hacia delante. El ángulo de inclinación de S1 es tan sólo de 48° y al raquis lumbar le faltan igualmente 48° (L-V=42°) para alcanzar la horizontal. Existen otros signos para valorar esta musculatura como el unir los puntos entre la E.I.A.S. y el vértice del trocánter mayor en bipedestación y tras la máxima flexión anterior del tronco hacia delante, para Bado6 lo normal es que la flexión del tronco sea paralela al suelo y en caso de acortamiento permanecerá oblicua. También podemos colocar al individuo en decúbito prono con el tronco sobre una camilla alta para que los pies no contacten con el suelo, los miembros inferiores deben estar colgando cuidando que apoye perfectamente la pelvis sobre la camilla y no se invierta el raquis lumbar. En caso de acortamiento se aprecia una flexión de la rodilla que no puede vencer la fuerza de la gravedad (Fig. 25.7). Esta posición tiene más interés para la cirugía, al ser la postura adoptada para la intervención (tras dormir al paciente no desaparece el acortamiento), y porque tras la sección del tendón conjunto se produce una caída automática de las piernas. Fig. 25.7 En el acortamiento de la musculatura isquiosural existe una imposibilidad de estirar las piernas. Posición empleada en cirugía. 252 Fig. 25.9 Rx. lateral del raquis lumbo-sacro y pelvis en sedestación tónica con la rodilla en flexión (Tónica-I). Presenta lordosis lumbar de 27°, inclinación de la pelvis (P=51º) y del sacro (27°) son valores normales. VALORACIÓN MÉDICO-DEPORTIVA DEL ESCOLAR Fig. 25.10 Rx. en sedestación pero con rodillas extendidas (Tónica-II). Se produce una basculación muy marcada de la pelvis en retroversión (P=17°), inversión del ángulo S1 (-18°), disminución del ángulo de lordosis (L4-L5:16°), inclusión de las vértebras lumbares en la cifosis (T9-L3: -24°) e inversión de la apertura de los espacios discales lumbares. Por último, se puede realizar a la inversa, paciente en decúbito supino con las rodillas extendidas, realizamos una flexión de ambas caderas hasta alcanzar los 90°. Cuando hay un acortamiento grave es imposible conseguirlo a pesar de la marcada basculación de la pelvis y rectificación de la columna lumbar, a no ser que se consiga mediante una notoria cifosis lumbar (Fig. 29.49). Sobre la valoración radiográfica del acortamiento de la musculatura isquiosural, no hay nada escrito en los tratados clásicos de ortopedia o radiología. Últimamente, se está hablando de algunas proyecciones que indirectamente nos midan este acortamiento. Nosotros comenzamos realizando una proyección lateral del raquis sacro-lumbo-dorsal Fig. 25.11 Rx. en sedestación asténica. La disposición es muy similar a la Tónica-II, se aprecia el incremento de la cifosis y el nivel tan bajo que alcanza. Perfilada la pelvis y el fémur, y remarcadas las espinas iliacas. El ángulo lumbo-horizontal es de 123°. SÍNDROME DE ACORTAMIENTO DE LA MUSCULATURA ISQUIOSURAL (placa de 35x43) en máxima flexión del tronco hacia delante en bipedestación (Fig. 25.8), para estudiar la flexión del raquis lumbar y la basculacion de la pelvis hacia delante. Después hemos pasado a realizar su estudio en sedestación por considerar que podemos analizar mejor las repercusiones sobre el raquis lumbar y la pelvis. Nuestro protocolo es realizar dos proyecciones en sedestación tónica, con y sin las rodillas extendidas, con muslos juntos (Fig. 25.10 y 11), con lo cual comparamos el efecto de la retracción de esta musculatura sobre el raquis lumbar (existencia o no de inversión de la curvatura lumbar, inversión de la apertura de los espacios discales lumbares), el ángulo lumbo-sacro (disminución e incluso inversión), plataforma de S1 (horizontalización e incluso inversión de su inclinación) y de la pelvis (marcada basculacion en retroversión). Al igual que sirven para estudiar el confluente lumbosacaro por si existiese una deformación vertebral (cuerpos, pedículos, etc.). También realizamos otra proyección en sedestación asténica con las rodillas flexionadas para estudiar la disposición habitual del raquis lumbar en esta postura (Fig. 25.11). Hemos observado que en los casos que presentan acortamiento grado II (G-II), radiográficamente se aprecia una rectificación de la lordosis lumbar, restando frecuentemente una curva de radio muy corto (L3 ó L4 de vértebra craneal) con un mínimo valor angular (en torno a los 10°), incorporándose el resto de las vértebras lumbares a la cifosis; los espacios discales entre L1 a L4 se ven invertidos en una elevada frecuencia de casos, por el contrario el espacio de L5S1 (promontorio) disminuye su valor angular pero su inversión es mucho más infrecuente. Llama la atención la disposición verticalizada del sacro que incluso lo puede sobrepasar, por lo que la carilla superior de S1 se horizontaliza e incluso puede sobrepasar la horizontal (Fig. 25.10). Respecto al ángulo de inclinación de la pelvis, cuya referencia de normalidad oscila sobre los 60° en bipedestación, al pasar a sedestación existe una lógica tendencia a disminuir su valor, resultando generalmente imposible su medición por la superposición de los muslos; pero llama la atención la identificación del pubis por encima de los fémures, en las proyecciones con las rodillas estiradas, midiéndose valores muy próximos a cero e incluso negativos (Fig. 25.10). Todos estos datos son fruto de nuestra observación diaria desde que en el año 89 iniciamos esta protocolización. 253 4.- REPERCUSIONES El primero en descubrir la relación del acortamiento de la musculatura isquiosural con la cifosis fue Lambrinudi en 193413 el cual encuentra que por la tensión de los isquiosurales la pelvis disminuye su amplitud de basculacion en flexión, lo que lleva a una disminución de la flexión del tronco y a que desaparezca la acción «resorte» de esta musculatura lo que ocasionaría que toda flexión del raquis producirá un aumento de la presión sobre la parte anterior de los cuerpos vertebrales facilitando la aparición de herniaciones intraesponjosas. Bado6 demuestra claramente e insiste sobre la importancia de la limitación de la flexión de la coxofemoral, la cual limita la de la pelvis y ésta la de la columna sacrolumbar y lumbar, por lo que se establecerán movimientos compensadores (aumento de la movilidad del sector dorso-lumbar) que al establecerse desde los primeros años de la vida y mantenerse a lo largo del crecimiento dará lugar a una mayor amplitud de los movimientos compensatorios y a una modificación estructural del raquis (Ley de Delpech) o dorso curvo. Bado unos Fig. 25.12.- Paciente afecto de fibrosis glútea por lo que le resulta imposible cruzarse de piernas. 254 años antes, en 19645 demuestra la relación estadística con el dorso curvo, asegurando que todo dorso curvo se debe a una «retracción» de esta musculatura, aunque no todas las «retracciones» de isquiosurales se acompañan de una hipercifosis (el 70%). A partir de él, otros autores también lo relacionan con el dorso curvo juvenil3,17 e incluso se cifra la limitación del ángulo poplíteo en menos de 60° 3. Marnay14 indica la asociación de la retracción de esta musculatura con la retroversión pélvica. La relación con la patología lumbosacra (espondilólisis, espondilolistesis) se sospecha con argumentos sólidos desde los estudios de Bado6, él cual encuentra un 14% de asociación con el dorso curvo y, por lo tanto, con el síndrome de «retracción» de la musculatura isquiosural. También encontró que un gran número de enfermos entre los 25 y 35 años, a los que se les extirpó una hernia discal, siempre presentaron un síndrome de brevedad de los isquiosurales. Presentando también relación con las lumbociáticas antes o después de la operación por hernia discal. Wirhed23 también menciona que el acortamiento de esta musculatura limita la flexión de las coxofemorales lo que se compensa con la columna lumbar, produciendo con frecuencia problemas dorsales. El aumento de la tensión en esta musculatura incide de forma negativa sobre los problemas fémoropatelares, porque antagonizan la función del cuadríceps y originan una mayor sobrecarga sobre esta articulación11. 5.- DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Se debe de realizar fundamentalmente con las alteraciones de la musculatura agonista, es decir con aquellos músculos pelvitrocantéreos extensores de la cadera, como son fundamentalmente los glúteos. Estos músculos son extensores de la cadera e indirectamente de la columna, pero al ser monoarticulares no les influenciará la posición de la rodilla. El principal síndrome con el que lo debemos diferenciar es con la fibrosis glútea, que se caracteriza por una limitación de la flexión de la cadera, independiente de la posición de la rodilla y de la rotación, la cual dependerá del músculo (rotación interna en el glúteo mayor) o del fascículo afecto, acompañándose de una dificultad en la aducción de VALORACIÓN MÉDICO-DEPORTIVA DEL ESCOLAR las caderas cuando están afectadas las fibras superficiales o de la abducción en las fibras profundas16. Al igual que sucede con el acortamiento de la musculatura isquiosural, los portadores de fibrosis glútea no podrán llegar con las manos al suelo sin doblar las rodillas, quedando limitada la flexión de la pelvis y de la columna sacro-lumbar, compensando por lo tanto a expensas del raquis torácico o tóracolumbar16, con mecanismo y efectos similares al acortamiento isquiosural. Además estos pacientes presentan una impotencia para sentarse o agacharse sin separar las rodillas, notando una depresión musculocutánea por detrás del relieve del trocánter mayor (Fig. 29.51 y 52). Otra maniobra que podemos realizar es la flexión de ambas caderas con el paciente en decúbito supino, observando la basculación de la pelvis por la limitación de la flexión de la coxofemoral que se deberá a la fibrosis glútea cuando se obtenga con la flexión de las rodillas y a la musculatura isquiosural cuando se produzca solo con las rodillas extendidas (Fig. 29.49)16. Es fácil advertir la dificultad que tienen para sentarse correctamente en los casos más acusados, colocándose con los miembros inferiores en hiperabducción. En los casos menos acusados, cuando están en sedestación le invitamos a que cruce una pierna sobre la otra apreciándose una manifiesta dificultad y limitación de este movimiento (Fig. 25.12) En la exploración destaca la limitación de la flexión de la cadera tanto de forma activa como pasiva (Fig. 25.13a,b y c), una imposibilidad para aducir los miembros inferiores y una limitación de la rotación externa fundamentalmente y en ocasiones de la interna. El estudio radiográfico de la pelvis nos puede ayudar en el diagnóstico diferencial. Mesa16 describe en el 100% de los pacientes afectos de fibrosis glútea, imágenes densas o de esclerosis en diferentes puntos de la pelvis. La imagen más característica presenta una forma de «S» que está situada en la vecindad de las articulaciones sacroiliacas y dice que se puede corresponder con el contorno de la cortical externa de la porción posterior del hueso iliaco, como consecuencia de la tracción crónica de las fibras musculares fibrosadas sobre el periostio, lo que ocasionaría su osificación (Fig. 25.14). Respecto al extremo proximal del fémur aprecia un incremento del ángulo cérvicocefálico (coxa valga) y una disminución del ángulo de antetorsión femoral16 (Fig. 25.14). S SÍNDROME DE ACORTAMIENTO DE LA MUSCULATURA ISQUIOSURAL Fig. 25.13 a) Limitación de la flexión de la cadera en un paciente afecto de fibrosis glútea. Máxima flexión pasiva con 115°. Se observa una leve depresión en la región glútea. 255 Fig. 25.13 b) Flexión activa que apenas alcanza los 100° en el mismo paciente. Fig. 25.13 c) En el acortamiento de la musculatura isquiosural, aunque sea muy importante como el de este joven (Fig. 25.5 y 8), no existe limitación de la flexión de la cadera. Importante para la diferenciación con la fibrosis glútea. 256 VALORACIÓN MÉDICO-DEPORTIVA DEL ESCOLAR cadera con rodilla extendida8. En nuestro estudio19 hemos bajado ligeramente el límite de normalidad, estableciéndolo a partir de una flexión de la cadera de 80°. Respecto a los métodos de valoración clínica, apreciamos que el test de flexión progresiva de la cadera, no es totalmente exacto por la basculación pélvica en retroversión consecuente a la tracción de la musculatura posterior, la cual es difícil de evitar si buscamos el máximo estiramiento de los isquiosurales. Para conseguirlo, precisaríamos de un dispositivo que fije la pelvis en su posición de decúbito, lo que nos parece que dificultaría su realización, sobre todo en caso de evaluación de grandes poblaciones en Salud Escolar y en los Centros de Medicina del Deporte, donde el material es más bien escaso y la demanda de reconocimientos muy alta. Hemos observado que cuando existe una inversión de la curvatura lumbar es fácil que, si no estamos muy atentos a la pelvis y al muslo contralateral, nos pueda pasar desapercibido un acortamiento importante de esta musculatura por los mecanismos ya comentados. Fig. 25.14 Detalle de una Rx. A-P de pelvis en un paciente afecto de fibrosis glútea con típica imagen con "S" itálica. También es posible encontrar alteraciones similares en el raquis lumbar y en la pelvis, a las observadas en la retracción de la musculatura isquiosural, pero que se evidencian en el estudio lateral del raquis lumbosacro en sedestación con flexión de las rodillas y muslos primero en abducción y después en aducción16. 6.- COMENTARIOS En el estudio de esta musculatura surgen una serie de dudas, como son: límite de normalidad de la flexión de la cadera con la rodilla en extensión; protocolización de los test clínicos para la valoración y sospecha de esta patología; establecimiento de los límites en los grados de acortamiento y número de grados; y por último, los sistemas complementarios de cuantificación de su gravedad, así como de sus repercusiones. Hay pocos datos reflejados en la literatura sobre el límite normal de flexión pasiva de la cadera, aunque genéricamente se suele admitir los 90° de flexión de Existe una falta de definición de los valores límites que establezcan los grados de gravedad de esta patología. Nosotros hemos establecido para nuestro estudio dos grados de gravedad: grado I (G-I), que es el que presenta una flexión de la cadera entre los 65o75º que lo hemos encontrado entre el 16 al 19%, y Grado II (G-II) cuando la flexión es inferior o igual a 60º, que nos representó entre el 4,7% al 6,2% (lado derecho e izquierdo respectivamente). Respecto al sexo los acortamientos se presentan con una proporción de 3,3/1 a favor del sexo masculino y todos los casos de acortamientos graves los encontramos en el sexo masculino19. En el Test de la «distancia dedos-mano planta de los pies» establecimos como límite de normalidad entre -5 y +5 cm. Aunque consideramos que no es un buen sistema para valorar a la musculatura isquiosural por el mayor número de palancas afectas y por la proporcionalidad entre los diferentes segmentos. Estudiamos la existencia de la correlación estadística entre éste test y el de flexión de cadera, encontrando que el aumento en la amplitud de la flexión de la cadera ocasiona valores de esta distancia más positivos, con una correlación r= 0,74 (53%)19, por lo que no es un método ideal para medir el acortamiento de esta musculatura (Fig. 29.50a y b). Cuando estamos ante una retracción de esta musculatura, si es leve o grado I, le indicaremos que efectúe ejercicios de flexibilización de la musculatura antes y después de su actividad deportiva, informan- SÍNDROME DE ACORTAMIENTO DE LA MUSCULATURA ISQUIOSURAL dole al profesor de Educación Física del acortamiento que presenta, en lo que debe incidir y como debe proteger el raquis lumbar para evitar su empeoramiento (nunca trabajar esta musculatura con ejercicios pasivos asistidos, en los que incidamos nuestro esfuerzo sobre el raquis, incrementando la flexión de la región lumbar). De entre los métodos de estiramiento, recomendamos el de la Facilitación Neuromuscular Propioceptiva (FNP)2,23 o método de contracción-relajación-estiramiento. Este método consiste en una contracción intensa de los isquiosurales, pero con tal oposición que no pueda existir movimiento, lo que mantenemos durante unos seis segundos (tensión muscular estática); después debe relajarse durante 2-4 segundos y repetir el estiramiento pasivo al máximo, manteniendo esta posición durante 10 segundos; cada repetición precisa de 20 segundos para su correcta realización. Con este método se obtendrán los mejores resultados23. En el caso de retracciones graves (G-II) se recomendará que el tratamiento y seguimiento sea llevado por un rehabilitador y fisioterapeuta. Este último, le enseñará los ejercicios de estiramiento de una forma progresiva y siempre incidiendo sobre la flexión de las coxofemorales pero nunca sobre el raquis lumbar. Desde nuestro punto de vista, si después de tres meses de tratamiento continuo y oportuno, no se produce una mejoría se debe valorar la realización de la sección de esta musculatura. 7.- RESUMEN El síndrome de acortamiento o brevedad de la musculatura isquiosural es de una gran frecuencia, con especial afección por el sexo masculino, presentándose en él los casos graves. Siempre deberemos incluir su detección en el protocolo de exploración para los reconocimientos escolares y deportivos, así como cuando consulten por un problema del aparato locomotor, para descartar su acortamiento y evitar sus repercusiones sobre otros segmentos. La valoración se puede realizar mediante el test de elevación de la cadera con la rodilla extendida (EPR) y/o mediante el del poplíteo. En ambos deberemos de cuidar que no se produzca la retroversión de la pelvis, rectificación del raquis lumbar ni extensión de la cadera contralateral. Debemos huir de las estimaciones subjetivas e intentar cuantificar nuestros resultados para una me- 257 jor estimación así como para el control de su evolución, por lo que siempre se debe de realizar con goniómetros. Es interesante el estudio radiográfico de las repercusiones de este acortamiento sobre el raquis lumbar, dorso-lumbar, charnela lumbo-sacra y pelvis. Una vez sospechado tras los reconocimientos escolares o deportivos, los casos graves se deberán remitir al especialista en rehabilitación para su tratamiento oportuno y si no mejorase deberá ser valorado para cirugía. BIBLIOGRAFÍA 1.- AMERICAN ACADEMY OF ORTHOPAEDIC SURGEONS: «Joint motion: method of measuring and recording» Churchill Livingstone, Edinburg, 1965. 2.- ANDERSON, B. y BURKE, E.R.: «Aspectos científicos, médicos y prácticos del estiramiento» en Clínicas de Medicina Deportiva «La prescripción del ejercicio». Vol-I, 6996, 1991. 3.- ANDREOTTI, L.; MAURIC, A.: «Atlas de semiología reumatológica. 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