9: Acabado / Inacabado Del 7 de julio al 21 de

Anuncio
<miradas cruzadas> 9: Acabado / Inacabado
Del 7 de julio al 21 de septiembre de 2014 (Acceso gratuito)
El Museo Thyssen-Bornemisza presenta en su novena entrega de la serie <miradas cruzadas>
una aproximación al concepto de “inacabado” en la pintura a través de catorce cuadros de la
Colección Permanente y la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza. La exposición –organizada
en torno a los géneros tradicionales de la pintura de historia, el paisaje y el retrato- incluye
obras de factura abocetada tanto de maestros antiguos como modernos. En ella se podrán
encontrar desde esbozos de Rubens, Tiepolo, Géricault y Delacroix, y un estudio al aire libre de
Matisse, a composiciones de Manet, Cézanne, Van Gogh, Heckel y Kokoschka. Todas ellas
reunidas en el balcón mirador de la primera planta, con acceso directo y gratuito desde el hall.
El arte francés del XIX fue el escenario de un conflicto que enfrentó a los partidarios de lo
acabado y lo inacabado en la pintura. A comienzos de siglo, los sectores más vinculados con la
Academia convirtieron el fini o acabado pulido en símbolo de excelencia artística, frente al
acabado abocetado considerado un signo de negligencia. Sin embargo, el fini nunca llegó a
constituirse en modelo único de la pintura occidental: mientras la Academia florentina del
siglo XVI celebraba las superficies cuidadosamente perfiladas de Rafael, los venecianos
Giorgione y Tiziano abrían la puerta a una pintura vibrante y sensual. En los siglos XVII y XVIII la
factura abierta veneciana encontró eco en varias escuelas nacionales como la holandesa, por
ejemplo en la pintura de Frans Hals, o en la francesa con Fragonard.
Las tensiones entre ambas concepciones explotaron en la Francia del XIX con los pintores
neoclásicos que, enfrentados a la sensualidad rococó, se oponían radicalmente a cualquier
trazo en la obra que dejase traslucir rasgos personales; las contradicciones inherentes a lo que
se consideraba la etapa generativa y ejecutiva de la pintura avivaron este enfrentamiento. La
fase generativa incluía un amplio rango de procedimientos: los esquisses o bocetos al óleo que
se realizaban con rapidez para retener la première pensée –en la exposición, los óleos de
Rubens y Tiepolo–; los études o estudios pintados al aire libre para capturar un motivo
Imágenes de izquierda a derecha:
Peter Paul Rubens. La ceguera de Sansón, c. 1609-1610, y Édouard Manet.
Amazona de frente, c. 1882. Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid.
paisajístico o un efecto ambiental –como el
pequeño cartón de Matisse– y una última
categoría, los ébauches o primeras fases
interrumpidas –por ejemplo, en los óleos de
Carpioni, Géricault y Delacroix–, que deberían
haberse convertido en una obra final; entonces
sí, marcada ya por la fase ejecutiva y en la que el
fini o acabado pulido era una condición esencial.
Con el romanticismo, la diferenciación entre estas Henri Matisse. Canal du Midi, 1898.
dos fases -una más sentimental y privada y la otra Colección Carmen Thyssen-Bornemisza,
en depósito en el Museo Thyssenmás cerebral y pública- quedó en entredicho y Bornemisza
artistas como Géricault o Delacroix dotaron a sus
composiciones finales de algunas de las cualidades de sus esquisses. El desarrollo de la pintura
de paisajes en el siglo XIX y la cualidad cambiante de la naturaleza hizo más urgente el empleo
de un método rápido de captación.
A finales del siglo XIX, conforme esquisses y études
perdían su razón de ser para convertirse en la obra
final –por ejemplo en Manet–, lo inacabado adoptó
nuevos contenidos. Así ocurrió, principalmente, en
la obra de Cézanne y Van Gogh. Ambos artistas,
formados en plena pugna entre obra acabada e
inacabada, se convirtieron en buena medida en los
últimos representantes de la distinción entre
boceto y obra final, y en los introductores de
nuevas maneras de concebir lo inacabado que
Vincent van Gogh. Los descargadores en
Arlés, 1888. Museo ThyssenBornemisza, Madrid
habrían de prolongarse a lo largo del siglo XX.
En Cézanne, el proceso de elaboración de una obra carecía de
final. Independientemente de su grado de ejecución, cada
final de una sesión suponía una conclusión, pues en él estaba
implícito que se había llegado a un equilibrio entre las
distintas partes del cuadro. Frente a Cézanne, Van Gogh abrió
la vía de lo inacabado a la expresión de la subjetividad. Sus
pinceladas tortuosas y empastadas se distancian del estricto
valor referencial. No pretenden tanto plasmar la realidad
exterior como las emociones que ésta provoca en el artista.
Esta vertiente de lo inacabado encontrará prolongación a
comienzos del siglo XX en la pintura expresionista de artistas
Alberto Giacometti. Retrato de mujer
[Rita] (?) , 1965. Museo ThyssenBornemisza, Madrid
como Macke, Heckel y Kokoschka, presentes en esta sala. Años más tarde, terminada la
Segunda Guerra Mundial y evidenciada la barbarie nazi, lo meramente esbozado de obras
como la de Giacometti se erigiría en símbolo de la angustia existencialista.
De este modo, lo inacabado, que a comienzos del XIX era considerado como un rasgo de
descuido artístico, acabó convirtiéndose en uno de los impulsores de la renovación plástica de
las vanguardias.
FICHA DE LA EXPOSICIÓN E INFORMACIÓN PRÁCTICA
Título: <miradas cruzadas> 9: Acabado / inacabado
Fechas: Del 7 de julio al 21 de septiembre de 2014
Organiza: Museo Thyssen-Bornemisza
Comisario: Juan Angel López-Manzanares, conservador del Museo Thyssen-Bornemisza
Número de obras: 14
Horario: Lunes, de 12.00 a 16.00 horas; de martes a domingos, de 10.00 a 19.00 horas.
Lugar: Museo Thyssen-Bornemisza, Paseo del Prado, 8. Madrid. Balcón-mirador de la primera
planta, acceso directo desde el hall.
Acceso gratuito
Más información para prensa e imágenes:
Museo Thyssen-Bornemisza – Oficina de Prensa.
Paseo del Prado, 8. 28014 Madrid.
Tel. +34 914203944 / 913600236. Fax+34 914202780.
[email protected]; www.museothyssen.org
Descargar nota de prensa e imágenes:
http://www.museothyssen.org/microsites/prensa/2014/inacabado/index.html
Descargar