40 CONSULTORIO FISCAL_MaquetaciÛn 1

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4 al 10 de junio de 2012
40
CONSULTORIO FISCAL
EL EXPERTO RESPONDE
Pregunta:
Un trabajador fallece teniendo la
cobertura de dos seguros de
vida. En uno de ellos el tomador
es la empresa para la que trabajaba, siendo él el asegurado y su
cónyuge la beneficiaria. En el
segundo el tomador es el propio
trabajador, siendo también la
beneficiaria la esposa con derecho a una renta temporal.
Las dudas que se nos plantean son ¿si estos seguros deben
tributar por el Impuesto sobre
Sucesiones o Donaciones, o
bien, por el IRPF?
Respuesta:
El art. 3.1 letra c) de la Ley del
Impuesto sobre Sucesiones y
Donaciones (LISD), establece
que constituye el hecho imponible del impuesto, la percepción
de cantidades por los beneficiarios de contratos de seguros
sobre la vida, cuando el contratante sea persona distinta del
beneficiario, salvo los supuestos
expresamente regulados en el
artículo 16.2 a) de la Ley del
Impuesto sobre la Renta de las
Personas Físicas.
Por su parte, el art. 6.4 de la
Ley del IRPF señala que no estará sujeta a este impuesto la renta que se encuentre sujeta al
Impuesto sobre Sucesiones y
Donaciones.
De lo anterior se deduce, que
cuando contratante y beneficiario
coincidan en la misma persona,
las cantidades derivadas del seguro estarán sujetas al Impuesto
sobre la Renta de las Personas
Físicas. A sensu contrario, cuando contratante y beneficiario sean
personas distintas, las cantidades
derivadas del seguro estarán sujetas al Impuesto sobre Sucesiones
y Donaciones.
En consecuencia, en el caso
concreto y en ambas opciones
(percepción de un capital o percepción de una renta temporal),
en tanto que el tomador (empresa) y el beneficiario (esposa del
trabajador) son dos personas
distintas, se tributará por el
Impuesto sobre Sucesiones y
Donaciones.
Una vez aclarado lo anterior,
pasamos a analizar si existe alguna diferencia por el hecho de
cobrar un importe único o una
renta temporal.
De acuerdo con el art. 9 letra
c) LISD, constituye la base imponible del impuesto:
“En los seguros sobre la vida,
las cantidades percibidas por el
beneficiario. Las cantidades percibidas por razón de seguros
sobre la vida se liquidarán acumulando su importe al del resto
de los bienes y derechos que
integran la porción hereditaria del
beneficiario cuando el causante
sea, a su vez, el contratante del
seguro individual o el asegurado
en el seguro colectivo”.
Como vemos, y no existiendo
ninguna norma específica al respecto, es indistinto sí se cobra
el seguro de una sola vez o a través de una renta temporal. En
cualquiera de ambas opciones,
se deberá incluir en la declaración-liquidación del Impuesto, el
importe total del seguro.
Salvo mejor opinión.
Pregunta:
En 2010 compro una nueva
vivienda que pasa a ser mi vivienda habitual en de 2011. Mantengo la vivienda anterior al no poder
vendarla. El precio de compra de
la nueva vivienda excede el
importe aplicado como inversión
en vivienda habitual. ¿En que
momento de puede aplicar la
deducción por inversión en
vivienda habitual? Si ese importe ya se excede en el ejercicio
2011 ¿Puedo aplicarme deducción en ese mismo ejercicio?
Respuesta:
Tal y como establece el art. 53
del Reglamento del IRPF con
carácter general se considera
vivienda habitual del contribuyente la edificación que constituya su residencia durante un
plazo continuado de, al menos,
tres años.
No obstante, se entenderá que
la vivienda tuvo el carácter de
habitual cuando, a pesar de no
haber transcurrido dicho plazo,
se produzca el fallecimiento del
contribuyente o concurran otras
circunstancias que necesariamente exijan el cambio de domicilio, tales como celebración de
matrimonio, separación matrimonial, traslado laboral, obtención del primer empleo, o cambio de empleo, u otras análogas
justificadas.
Para que la vivienda constituya la residencia habitual del contribuyente debe ser habitada de
manera efectiva y con carácter
permanente por el propio contribuyente, en un plazo de doce
meses, contados a partir de la
fecha de adquisición o terminación de las obras.
Decimos esto porque para que
la vivienda adquirida por el consultante tenga la consideración
de vivienda habitual es necesario que la ocupe en el plazo de
un año desde su adquisición.
Por lo tanto y teniendo en
cuenta que el inmueble adquirido por el consultante puede
considerarse su vivienda habitual, ya que fue ocupada en el
plazo de un año, señalar que el
art. 68.1.2º de la Ley IRPF dispone que cuando se adquiera
una vivienda habitual habiendo
disfrutado de la deducción por
adquisición de otras viviendas
habituales anteriores, no se
podrá practicar deducción por
la adquisición o rehabilitación de
la nueva en tanto las cantidades
invertidas en la misma no superen las invertidas en las anteriores, en la medida en que hubiesen sido objeto de deducción.
Es decir, para que el consultante pueda aplicar la deducción
por adquisición de vivienda habitual por la nueva vivienda es
necesario que las cantidades
invertidas superen las bases de
deducción de la anterior vivienda. Hasta que no ocurra esta circunstancia no podrá aplicar
deducción por la nueva.
A este respecto por los datos
de su escrito, las cantidades
invertidas en esta nueva vivienda son superiores a las invertidas en la anterior y que entendemos que fueron objeto de
deducción, por lo que desde el
primer año podrá ejercer la
deducción, por los importes que
excedan de las bases de deducción anteriores.
Salvo mejor opinión.
Sustituciones de bajas
maternales
■ Arturo J.
Jiménez
Contento,
Abogado de
Datadiar.com
La Disposición Adicional
Vigésimo Séptima de la Ley del
IRPF regula un beneficio fiscal
que supone una reducción en el
rendimiento neto de las
actividades económicas por
mantenimiento o creación de
empleo, asociado al
mantenimiento o aumento de la
plantilla media.
En cada uno de los períodos
impositivos 2009, 2010, 2011 y
2012, los contribuyentes que
ejerzan actividades económicas
cuyo importe neto de la cifra de
negocios para el conjunto de
ellas sea inferior a 5 millones de
euros y tengan una plantilla
media inferior a 25 empleados,
podrán reducir en un 20 por 100
el rendimiento neto positivo
declarado, minorado en su caso
por las reducciones que
pudieran corresponder por
tratarse de rendimiento con un
periodo de generación superior
a dos años o por considerarse
notoriamente irregulares en el
tiempo, cuando mantengan o
creen empleo.
A estos efectos, se entenderá
que el contribuyente mantiene o
crea empleo cuando en cada
uno de los citados períodos
impositivos la plantilla media
utilizada en el conjunto de sus
actividades económicas no sea
inferior a la unidad y a la
plantilla media del período
impositivo 2008.
El importe de la reducción así
calculada no podrá ser superior
al 50 por ciento del importe de
las retribuciones satisfechas en
el ejercicio al conjunto de sus
trabajadores.
Cuando en cualquiera de
los periodos impositivos
la duración de la actividad
económica hubiese sido
inferior al año, el importe
neto de la cifrade
negocios se elevará al
año
La reducción se aplicará de
forma independiente en cada
uno de los períodos impositivos
en que se cumplan los
requisitos.
Cuando en cualquiera de los
períodos impositivos la duración
de la actividad económica
hubiese sido inferior al año, el
importe neto de la cifra de
negocios se elevará al año.
Para el cálculo de la plantilla
media de la entidad se tomarán
las personas empleadas, en los
términos que disponga la
legislación laboral, teniendo en
cuenta la jornada contratada en
relación con la jornada
completa.
Se computará que la plantilla
media de los doce meses
anteriores al inicio del primer
período impositivo que
comience a partir de 1 de enero
de 2009 es cero cuando la
entidad se haya constituido a
partir de esa fecha.
Como vemos, habrá que
acudir a la legislación laboral
para determinar qué se
entiende por persona
empleada. En este sentido, la
legislación laboral equipara el
término persona empleada al
concepto de trabajador por
cuenta ajena. Así, el art. 1 del
Estatuto de los Trabajadores
establece que dicho Estatuto
será de aplicación a los
trabajadores que
voluntariamente presten sus
servicios retribuidos por cuenta
ajena y dentro del ámbito de
organización y dirección de otra
persona, física o jurídica,
denominada empleador o
empresario.
Teniendo en cuenta la
literalidad de la norma, ambas
personas (tanto la que se
encuentra con el contrato en
suspenso por maternidad o
incapacidad, como el sustituto)
cumplen los requisitos como
para ser computados en el
cálculo de la plantilla media.
La norma solo alude a
“personas empleadas en los
términos que disponga la
legislación laboral, teniendo en
cuenta jornada contratada en
relación con jornada completa”.
Por lo tanto, debemos acudir a
la doctrina.
La consulta vinculante de la
Dirección General de Tributos
de 26 de abril de 2010 señala:
“La cuestión planteada por la
consultante en su escrito se
centra en la forma de cómputo
de la plantilla media en el
ejercicio 2008 en el que el
contrato de trabajo de una de
las empleadas estuvo
suspendido por causa de
maternidad (artículo 45.1. d) del
Real Decreto Legislativo 1/1995,
de 24 de marzo, por el que se
aprueba el texto refundido de la
Ley del Estatuto de los
Trabajadores) y se firmó con
otra trabajadora un contrato de
duración determinada al objeto
de sustituir temporalmente a
aquélla (artículo 15.1.c) del Real
Decreto Legislativo 1/1995, de
24 de marzo).
Para el cálculo de la plantilla
media es indiferente la
modalidad del contrato que
regule la relación laboral del
trabajador con la empresa. En
consecuencia, se tendrán en
cuenta tanto los trabajadores
que formen parte de la plantilla
fija de la empresa como los
contratados con carácter
temporal, siempre que se trate
de personas empleadas en los
términos previstos por la
legislación laboral, por lo que
los empleados con baja
temporal por maternidad,
enfermedad o situaciones
similares se computarán a
efectos de determinar la plantilla
media en cuanto tengan la
consideración de empleados a
efectos de la legislación
laboral”.
Por lo tanto, en cuanto a la
figura del sustituto, en tanto
que se trata de una persona
con contrato laboral y por lo
tanto, calificada como
“empleada” no vemos
inconveniente alguno en
computarla igualmente.
Nos parece interesante
analizar, a mero título
informativo, qué sucede con la
persona que se encuentra en
baja de maternidad una vez se
reincorpore a su puesto de
trabajo. En este sentido, la
Resolución del TEAC de 27 de
enero de 2000 entiende lo
siguiente:
“En el presente caso y según
consta en diligencia de fecha 18
de marzo de 1993, el personal
acogido a la deducción por
creación de empleo
considerado no admisible por la
Inspección a estos efectos
proviene según relación
entregada por la propia
empresa de otras entidades del
sector en las que estuvieron
contratados hasta la fecha
inmediata anterior a su entrada
en XX incumpliendo con el fin
perseguido a través del
procedimiento de oferta de
empleo, por el Estatuto de los
Trabajadores, dada la
Se computa la plantilla de
los 12 meses anteriores al
inicio del primer periodo
impositivo que comience a
partir del 1 de enero de
2009 como cero cuando la
entidad se haya constituido
a partir de esa fecha
proximidad cuando no la
coincidencia entre las
fechas de la oferta de empleo,
baja en el anterior empleo
y alta en XX, lo que lleva a
considerar la formulación
oficial ante la Oficina de
Empleo, de la correspondiente
oferta de empleo, como un
mero acto de trámite sin
contenido real alguno, o bien se
trata en otros casos de
personal reincorporado XX tras
un período de tiempo derivado,
bien del disfrute por parte del
empleado de excedencia, o
bien del cumplimiento por parte
de éste, de una sanción, no
pudiendo en este caso ni tan
siquiera hablarse de nueva
contratación, ya que la relación
laboral de estos empleados no
estaba extinguida sino en
suspenso, suspensión a la que
hace expresa referencia el
Estatuto de los Trabajadores en
su artículo 48, por lo que la
reincorporación XX de los
empleados a su empleo con
contrato indefinido, en
suspenso, por estas causas no
puede considerarse en modo
alguno como nueva
contratación, sino
como reanudación de la
anterior.
En consecuencia y en base a
todo lo anteriormente expuesto,
este Tribunal llega a la
conclusión de que en el
presente supuesto en un caso
se ha incumplido el requisito
legal y reglamentario de
contratación a través de las
Oficinas de Empleo y en otro
caso no puede entenderse que
haya existido”.
Teniendo en cuenta lo
anterior, si la “reanudación” del
trabajo por parte de la
trabajadora de baja por
maternidad no supone una
nueva contratación, debemos
entender que nunca dejó de
estar contratada y por tanto de
ser empleada, con lo que
siempre se tuvo que tener en
cuenta a la hora de calcular la
plantilla media.
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