ESTADIOS EN EL DESARROLLO DEL SENTIDO DE LA REALIDAD por Sandor Ferenczi El desarrollo de las formas mentales de actividad en el individuo siste, según Freud, en la resolución del principio preponderante, y del mecanismo dio de la adaptación de represión con-- del placer, originariamenteque le es peculiar, por me-- a la realidad; es decir, esa puesta a prueba de la realidad que se basa en el juicio lógico. Es así como de la etapa psíquica "primaria", tal como ésta se manifiesta en las actividades mentales de los seres primitivos (animales, salvajes, niños), y en los estados mentales similares (sueños; neurosis, fantasía), surge la etapa secundaria samiento de vigilia. Al principio de su desarrollo del hombre normal en su pen-- el recién nacido trata de obtener un es- tado de satisfacción por medio, simplemente, de un pensar insistente (ima- ginar), con lo que no I~ace sino cerrar los ojos (reprimir) a la insatisfactoria realidad, representándose por el contrario como presente, a la deseada pero ausente satisfacción; intenta pues el niño ocultarse a sí mismo sin es- fuerzo todo aquello que necesita, recurriendo a alucinaciones positivas y negativas. "Fué sólo la falta de aparición de la esperada satisfacción, la desilusión, lo que condujo al abandono de este intento de satisfacción por el método alucinatorio. En lugar de ello, el aparato psíquico hubo de decidirse a representarse a sí mismo las circunstancias exterior, y a esforzarse por alterar la realidad. verdaderas del mundo Con ello quedó inaugurado un nuevo principio de actividad mental; no fué ya lo agradable lo que se imaginó, sino lo real, aun cuando fuera displaciente (1)." El significativo ensayo en que Freud nos expuso este hecho fundamental de la psicogénesis se limita a la aguda diferenciación entre las etapas del placer y de la realidad. Cierto es que Freud se ocupa también aquí de estadios de transición to mental (fantasía, en los que coexisten ambos estados de funcionamienarte, vida sexual), pero deja por el momento puesta la cuestión de si la evolución (1) Publicado desde la forma primaria en el "Internar. Zeirschr, f. arztl. Psychoanalyse", 1913. sin res- de funciona- HUR SANDOR FERENCZI miento mental a la secundaria ocurre gradualmente, o a través de una serie de etapas, y si es posible reconocer tales etapas de desarrollo o demostrar la existencia de derivativos de las mismas en la vida mental del hombre norma 1 o anormal. Sin embargo, profunda trabajo anterior de Freud, en el que nos suministra una UG comprensión de la vida mental de los enfermos obsesivos (2), se- ñala a nuestra atención un hecho que puede servirnos de punto de partida para salvar la brecha existente entre las etapas del placer y de la realidad del desarrollo mental. Los enfermos obsesivos que se han sometido al psicoanálisis -así . reza ' el trabajo aludido- nos confiesan que no pueden evitar el convencimiento de la omnipotencia de sus pensamientos ilustrados que puedan ser, por mucho y su razón se esfuercen y deseos, buenos o malos. que sus conocimientos en sentido contrario, experimentan veces como lo desee. Se enterará cualquier de que la felicidad académicos la sensación de que sus deseos, en cierta forma inexplicable, se ven realizados. titud de este estado de cosas podrá convencerse Por De la exac- analista, y tantas o desgracia de los demás, y en verdad aun su vida o su muerte, se le antojan al enfermo obsesivo como dependientes de ciertos procesos mentales y acciones, inofenri- vos en sí mismos, a los que él se entrega. El enfermo no debe pensar en ciertas fórmulas mágicas, o realizar cierto acto; de lo contrario una gran desventura pariente se abatirá sobre tal o cual persona (en general se tratará de un cercano). supersticiosa, Esta convicción, no se conmueve muestran su falta de fundamento aun cuando el enfermo siente que es a pesar de repetidas experiencias que de- (3). Dejando de lado el hecho de que, según lo revela el análisis, tales pensamientos y actos obsesivos son substitutos de pulsiones de deseos, lógicamente correctos pero que a causa de su carácter intolerable han sido reprimidos (4), y volviendo nuestra atención exclusivamente a la peculiar manifestación de este síntoma obsesivo, preciso es reconocer que constituye por sí solo un problema. (~) FREUll: Forntulierungen über die zwei Prinzipien des psychischen Gescbebens. Jahrb. Bd. IlI. S. 1. el) FREun: Betnerlncngen über einen Fall von Zwangsneurose. Jahrb. Bd. 1. S. 411. Este artículo fué terininado antes de que pudiera utilizarse el trabajo de FREUD sobre Animismus, Magie und Allmacbt del' Gedanken (Irnago, Jahrg. II, Heft 1), que trata (4) el mismo tópico desde otros puntos de vista. DESARROUO TJFJ~ SE.T,iTlDO DE LA REALIDAD La experiencia psicoanalítica me ha demostrado claramente que ~íntoma, el del sentimiento de omnipotencia, constituye llna proyección CSl[~: de ' la observación real de que nos es preciso obedecer sumisamente a ciertos instintos irresistibles, La neurosis obsesiva representa una recaída de la vida mental en esa etapa de la evolución infantil que ~:ecaracteriza, cosas, por la falta de interposición postergante de toda actividad y reflexiva, entre el desear y el obrar, el movimiento realizador entre otras ' mental inhihiroria, y por el hecho de que del deseo sigue espontáneamente a aquél: ya se trate de un alejarse de algo desagradable tarlo, ya de aproximarse a algo placentero (5). y sin vacilacion con el fin de evi- Una parte de la vida mental, más o menos alejada de la consciencia; permanece pues en el enfermo en este plano infantil, ción (fijación), precisamente obsesivo -según como consecuencia lo demuestra de una detención y hace que el desear sea equivalente a causa de la represión, parte reprimida el análisis--' en su evolu- al actuar debido a que,' de la distracción de la atención, de la vida mental fué incapaz de comprender esta la diferencia entre ambas actividades, mientras que el yo, por su parte, que se ha desarro- ' lIado libre de 'represión la experiencia, y ha adquirido sabiduría gracias a la educación no puede menos que reírse de esa equiparación vidades en cuestión. De ahí la \ discordancia interior )' de las acti- del enfermo obsesivo, la inexplicable presencia en él, lado a lado, de la ilustración y la superstición. \ Como no me encontraba completamente satisfecho con esta explicación de la sensación de omnipotencia, que la presentaba como un fenómeno auto- . simbólico «(1), me propuse el siguiente interrogante: ¿De dónde, entonces, saca el niño la audacia necesaria para erigir como equivalentes al pensar y ;~l obrar? '¿De dónde viene esa sensación de cosa evidente con que estira lu mano hacia todos los objetos, ya se trate de la lámpara que cuelga sobre su cabeza como de la brillante luna, en la segura expectativa de alcanzarlos con ese gesto y de atraerlos hacia la esfera de su poder? Recordé entonces de omnipotencia que, según la suposición' de Freud, "en la Fantasía del enfermo (5) FREUD: Sammlung kleíner obsesivo se confesaba Scbriiteu zur Neurosenlehre. honestamente un ,1':- 1906. S. 45 und. 86, (6) Es bier, sabido que los niños pequeños estiran la mano, de una manera casi refleja, hacia todo objeto que brilla o que de algún otro modo les atrae. Son también incapaces de renunciar a cualquier "travesura" capaz de procurarles algún placer, cada vez que aparece el estímulo correspondiente. Un niñito a quien se le había prohibido hurgarse la nariz, contestó a su madre: "No quiero hacerlo, pero mi mano sí; no puedo evitarlo", SANDOR FERENCZI 810 pecto de la vieja ilusión de' grandeza de la infancia", y traté de descubrir el origen y la suerte final de dicha ilusión. Esperaba también de ese modo aprender algo nuevo acerca de la evolución principio del placer hasta el de la realidad, dado que me parecía probable que la substitución de la megalomanía poder de las fuerzas naturales riencia) constituyera Freud infantil realizada por el yo desde el por el reconocimiento del (a la que nos vemos compelidos por la expe- el contenido esencial de la 'evolución del yo. declara que una organización que es esclava del principio del placer y capaz de descuidar la realidad del mundo exterior es una ficción, aunque una ficción que, sin embargo, se ve casi realizada en el infante si sólo tomamos en consideración los cuidados maternos (7) . Yo agregaría que existe una etapa de la evolución ser obediente humana que realiza este ideal de un sólo al placer, y que lo realiza no sólo en la imaginación de una manera aproximada, y sino en la realidad de los hechos y de manera completa. Me refiero al período de la vida transcurrido en la matriz. En este estado -el ser humano vive como un parásito del cuerpo de la madre. el ser en gestación el "mundo tringido; todas sus necesidades exterior" Para existe sólo en un grado muy res- en cuanto a protección, calor y alimenta- ción le son aseguradas por la madre. A decir verdad, ni, siquiera necesita darse el trabajo de tomar el oxígeno y el alimento que se le suministra, pues todo se halla ordenado de manera que estos materiales, gracias a convenien- tes disposiciones, lleguen directamente ración una lombriz intestinal, dosis de trabajo alimentarse. a sus vasos sanguíneos. por ejemplo, con el fin de "transformar el mundo En cambio todos los cuidados requeridos cia del feto son transferidos a la madre. En compa- tiene que realizar una buena exterior" y poder para la superviven- Por lo tanto, si el ser humano po- see una vida mental, aunque sea inconsciente, cuando se encuentra en la matriz -y tonto sería creer que la mente empieza a funcionar recién en el momento del nacimientosu existencia debe necesariamente darle la impresión de que es realmente omnipotente. En efecto, ¿qué es la omni- potencia? Pues la sensación de que se tiene todo lo que se desea, y de que nada queda por desear. Y bien, el feto puede sostener que ese es su caso, pues siempre tiene a mano lo necesario para la satisfacción (7) JAHRB: Bd. IlI. S. 2. Nota. sobre este asunto. Véase también la controversia de sus instin- entre Bleuler y Freud DESARROLLO DEL SENTIDO DE LA REALIDAD tos (8), Y por lo tanto nada le queda por desear; carece La megalomanía infantil de la propia omnipotencia vana ilusión; el niño y el enfermo realidad cuando se obstinan mente realizarse. 811 de necesidades. no es, en todo caso, obsesivo no piden nada imposible a la en sostener que sus deseos deben necesaria- No hacen sino exigir el retorno de un estado de cosas que existió ya una vez, el de "aquellos buenos tiempos pasados'; en que eran todopoderosos. (Período de omnipotencia Con el mismo derecho incondicional.) con que suponemos la transferencia al indivi- duo de huellas mnémicas de la historia de la raza humana, en verdad con mucho mayor justificación, psíquicos intrauterinos podemos afirmar que las huellas de los procesos no carecen el material psíquico producido de influencia en lo referente después del nacimiento. a moldear El comportamiento del niño inmediatamente después del parto habla en favor de la continuidad de los procesos mentales (9). El recién nacido no se adapta de una manera uniforme, pecta a todas sus necesidades, a la nueva situación, desagradable. Inmediatamente bleciendo la provisión umbilical; vación de oxígeno. que le es visiblemente después del parto comienza a respirar, resta- de oxígeno interrumpida la posesión de un aparato uterina, le permite en lo que res- de inmediato por la ligadura del cordón respiratorio, poner remedio ya formado en la vida en forma activa a la pri- Sin embargo, si observamos el resto del comportamien- to del niño recién nacido, se recibe la impresión de que está lejos de ha- llarse satisfecho con la brusca interrupción de la tranquilidad, libre de deseos, de que disfrutó en la matriz y, a decir verdad, de que desea recuperar dicha situacion. Las muses reconocen instintivamente este deseo del niño, y tan pronto como éste ha dado expresión a sus sensaciones displacientes agitándose y llorando, le colocan deliberadamente en una situación que se asemeja lo más posible a la que acaba de abandonar. Le acuestan junto al cuerpo cálido de la madre o le rodean de envolturas suaves y abrigadas, evidentemente con el fin de darle la ilusión de la tibia protección de aquélla. (8) A consecuencia de trastornos, tales como una enfermedad o un daño a la madre o al cordón umbilical, etc., el ser humano puede verse, aun en el seno materno, frente a frente con la necesidad, robado de su omnipotencia y compelido a realizar esfuerzos para "alterar el mundo exterior", es decir, a trabajar (ejemplo de ello es la inspiración de líquido amniótico por el feto, cuando se halla en peligro de sofocación). (9) FREl.1D ha señalado al pasar que las sensaciones del niño durante el acto del parto provocan, probablemente, la primer sensación de ansiedad del nuevo ser, la que luego queda como prototipo de todas las ulteriores angustias y ansiedades. 8I: SANDOR FERENCZI Resguardan sus ojos de los estímulos luminosos y sus oídos del ruido, dán-' dole así la posibilidad de seguir gozando de la ausencia de irritaciones rina; o bien, meciendo a la criatura y cantándole canciones de cuna, reproducen monótonamente los leves y monótonamente ute- rítmicas rítmicos estímulos de que el niño no está libre ni aún en el útero (movimientos oscilantes de la madre al caminar, latidos del corazón materno, sonidos amortiguados exterior que consiguen penetrar al interior del cuerpo). Si intentamos corazón adentrarnos del en el alma del recién nacido, no sólo con el (como lo hacen las nurses) , sino también con el pensamiento, ciso es reconocer que el impotente tuir una reacción muy inadecuada pataleo y llanto de aquél parece consti- , ante la displaciente perturbación mente sufrida, a raíz del nacimiento, Podemos suponer, apoyándonos pre- brusca- en la situación previa d~ satisfacción. en las consideraciones expuestas por Freud en la parte general de su Traumdeutung eO) que la primera consecuencia de este disturbio es la reocupación alucinatoria de la situación satisfactoria que se echa de menos: la de una existencia serena dentro Jido y tranquilo, de la madre. El primer impulso-deseo tanto, no puede ser otro que el de recuperar hecho curioso es que -presuponiendo se ve realmente realizada. previa incondicional (imaginárselos), (luego Ahora bien, el . esta alucinación de vista subjetivo del niño la sólo ha sufrido un cambio, en cuanto los fines del deseo de una manera sin modificar zar realmente del niño, por lo' esa situación. cuidados normales- Desde el punto "omnipotencia" sólo necesita aprehender del cuerpo, ca-, alucinatoria otra cosa en el mundo exterior para alcan- de satisfacer esa única condición) la realización de su deseo. Puesto que el niño carece, por cierto, de toda noción de la verdadera concatenación de causa a efecto, o de la existencia y actividades de la nurse, debe sentirse dotado de un poder mágico capaz, ni más ni menos, de realizar todos sus deseos imaginando simplemente que éstos son satisfec'ios. (Período de omnipotencia mágico-alucinatoria.) En cuanto a que la nurse adivina correctamente niño, lo demuestra las primeras se duerme. el efecto producido Tan pronto del como medidas ya descritas han sido adoptadas, el niño se calma y El primer dormir, sin embargo, no es otra cosa que la exitosa reproducción de la situación los estímulos externos), (10) por sus actos. la alucinación FREUD: intrauterina (que protege, y a él le corre.ponde Die 'Traumdeutung, Aufl., S. 376. en lo posible, de . probablemente la función ". DESARROLLO DEL SENTIDO DE LA REALIDAD biológica de permitir que los procesos de desarrollo centren para sí toda la energía disponible, influencia externa. me han convencido que no puedo repetida, de toda Según Freud, aquí, no es otra al estadio de la omnipo- y con ayuda de ésta, a la omnipotencia de la situación intrauterina. con- exponer cada dormir subsiguiente COsa que una regresión, periódicamente tencia mágico-alucinatoria y regeneración libres de la actuación Ciertas consideraciones, de que también 813 absoluta hay que postular para cada uno de los sistemas que se rigen por e! principio del placer la existencia de dis- positivos por medio de los cuales pueden apartarse de los estímulos de la realidad (11). Ahora bien, paréceme que e! dormir y los sueños constituyen funciones de tales dispositivos, es decir, restos de la omnipotencia toria de! niño pequeño que persisten en la edad adulta. tológico de esta regresión es la satisfacción alucinatoria alucina- El equivalente pa- de los deseos de las pSICOSIS. Puesto que el deseo de satisfacción de instintos se manifiesta periódi- camente, mientras que e! mundo exterior hace caso omiso de la ocasión en que e! instinto se hace sentir, la representación . ción del deseo pronto tisfacción. resulta inadecuada Una nueva condición ciertas señales -realizando ideativa" para seguir produciendo así un esfuerzo motor, aunque una sa- inadecuado-, en el sentido de sus inclinaciones sea seguida por la "identidad La etapa alucinatoria de la realiza- se impone, pues, a ésta: el niño debe dar de modo que la situación se modifique la "identidad alucinatoria se caracterizaba de percepción" ya por la ocurrencia y (12). de desear- ~as motoras incoordinadas (llanto, pataleo) en ocasión de afectos displacien tes. Dichas descargas son ahora utilizadas por el niño como señales mágicas, a cuyo dictado la satisfacción llega puntualmente (naturalmente con ayuda exterior, de la que e! niño, sin embargo, no tiene idea). sación subjetiva que produce que La sen- todo esto en e! niño puede compararse con h de un verdadero mago, que sólo necesita realizar un gesto dado para provocar en el mundo exterior, de acuerdo con su voluntad, los más complicados sucesos (3). (11) FREUD: (12) FREUD: Jahrb., Ed. IlI, S. 3. Die T'raumdeutung, Loe. cit. (13) Cuando recorro la patología en busca de una analogía para estas descargas, siempre tengo que recordar a la epilepsia genuina, la más problemática de las neurosis mayores. Y aunque admito sin reatos que en materia de epilepsia es difícil separar lo fisiológico de Ió psicológico, llamaré la atención del lector sobre el hecho de que los epilépticos son considerados como seres anormalmente "sensitivos", cuya aparente sumisión oculta 814 SANDOR FERENCZI Advertimos así cómo la omnipotencia de los seres humanos viene a de- pender de un número cada vez mayor de "condiciones", de complejidad cen insuficientes de sus deseos. Estas manifestaciones para producir los deseos, con la evolución, con el aumento eferentes pronto se ha- la situación de satisfacción. adquieren exigen también señales crecienternente las señales tales como la imitación A medida que cada vez formas más especiales, especializadas. Para empezar, de los movimientos están de succión con la ( boca cuando el niño desea ser alimentado, y las características por medio de la voz, o de presiones sobre el abdomen, limpiado después de defecar. expresiones cuando desea ser El niño aprende también gradualmente a es- tirar la mano hacia los objetos que desea. De todo esto se desarrolla más tarde un verdadero lenguaje mímico: por medio de combinaciones adecua- das de gestos el niño es capaz de expresar necesidades, a veces muy especiales, que a menudo son entonces realmente satisfechas; 'de modo que, con sólo sujetarse a la condición de expresar sus deseos por medio de los gestos correspondientes, el niño puede aún verse a sí mismo como omnipotente. (Período de omnipotencia .con auxilio de gestos mágicos.) Este período tiene también su representante curioso salto desde el mundo del pensamiento que constituye, en la psicopatología. Ese al de los procesos corporales según lo descubrió Freud, la histeria de conversión (14), se nos ~1ace más inteligible cuando lo consideramos como una regresión a la etapa de la magia de los gestos. El psicoanálisis nos demuestra, en verdad, que los ataques histéricos representan como realizados, con ayuda de gestos, los deseos reprimidos del enfermo. En la vida mental del ser normal, los 'innumerables gestos supersticiosos, o aquellos que de un modo u otro son considerados como eficaces (gestos de maldición, bendición, oración), sirven para recordarnos ese período del desarrollo del sentido de la realidad. terribles iras y un carácter dominante, que surgen a la primera oportunidad, Esta característica ha sido considerada hasta ahora como una degeneración secundaria, como una consecuencia de los repetidos ataques. Sin embargo, debiera pensarse en otra posibilidad, en la de que los ataques epilépticos sean regresiones al período infantil de la realización de deseos por medio de movimientos incoordinados. Los epilépticos serían, pues, personas en quienes los afectos displacientes se van acumulando, siendo periódicamente descargados por medio de los paroxismos. Si esta explicación resulta ser útil, deberíamos tratar de localizar el punto de fijación para la ulterior enfermedad de la epilepsia en esta etapa de las manifestaciones de deseo incoordinadas. El irracional golpear con los pies, apretar los puños, rechinar los dientes, etc., que se observa en las explosiones de ira; no serían sino una forma más leve del mismo mal, producido en personas en otros sentidos sanas. (14) Ver los trabajos de FREUD en el Studien über Hy sterie, 1895. DESARROLLO DEL SENTIDO DE LA REALIDAD 815 en e! que aun nos sentíamos lo bastante poderosos como para violar e! orden regular cuentan e~) del universo. de continuo gestos, y también Los adivinos, con la credulidad el napolitano astrólogos respecto e hipnotizadores al poder absoluto de sus exorcisa al mal de ojo con un gesto sim- bólico. Con' e! incremento viene naturalmente de la amplitud y la complejidad de las necesidades, también un aumento, no sólo de las "condiciones" a las que e! individuo debe someterse si desea ver sus ,necesidades satisfechas, sino también del número de Casos en que sus deseos, cada vez .más audaces, quedan sin realizar a pesar de haberse observado estrictamente nes otrora eficaces. objeto La mano extendida debe a menudo anhelado no aparece tras el gesto mágico. las condicio- retirarse vacía; el En verdad, puede hasta ocurrir que un invencible poder hostil se oponga por la fuerza a este gesto, y obligue a la mano a volver a la posición primitiva. dopoderoso" ser ha podido sentirse identificado dece y acata su menor gesto, pero gradualmente Hasta ahora e! "to- con el mundo, que le obeva surgiendo en su expe- riencia una penosa discordancia. Se ve obligado a establecer una distinción entre su yo, por un lado, y por el otro, ciertas cosas pérfidas que no obedecen a su voluntad, tal e! mundo exterior, es decir, a distinguir entre los contenidos psíquicos subjetivos (sentimientos) y los objetivizados (sensaciones). En cierta ocasión denominé Fase de lntroy eccum de la psiquis a la primera de estas etapas, dado que en ellas todas las experiencias son aún incorporadas al yo, y a la otra la llamé Fase de Proyección (lO). Siguiendo esta terminología podríamos la etapa de omnipotencia también referirnos, con el nombre de etapa de introyección, de la realidad, con el de etapa de proyección. Sin embargo, ni siquiera la objetivización ye inmediatamente en e! desarrollo del mundo todos los lazos entre el yo y el no yo. del yo, a y a la exterior destruEs cierto que el niño aprende a contentarse con tener sólo una parte del mundo a su disposición, o sea el yo, mientras e! mundo exterior, en cambio, se opone a menudo a sus deseos; pero aun quedan en este mundo exterior cualidades que ha aprendido a reconocer en sí mismo, es decir, cualidades de! yo. Todo hace suponer que e! niño pasa en su aprehensión de la realidad por un período animista, en e! que cada objeto se le aparece como do- tado de vida y durante el cual trata de encontrar (li') Orden (10) Cap. que se desconoce n. en absoluto. de nuevo, en cada uno SANDOR 816 de dichos objetos, sus propios FERENCZl órganos con sus propias actividades (17). Alguna vez se dijo, en tono de mofa, que según la doctrina psicoanalítica el inconsciente ve un pene en cada objeto convexo, y una vagina o ano en cada objeto cóncavo. Encuentro que esta frase caracteriza adecua- damente a los hechos. La mente del niño (y la tendencia inconsciente de los' adultos, que es residuo de aquélla) se interesa al principio por su propio cuerpo, y más tarde principalmnte instintos y las satisfacciones placenteras exclusivamente por la satisfacción de sus que el succionar, el alimentarse, el, contacto con las regiones genitales y las. funciones excretorias le procuran. ¿Cómo asombrarse, pues, de que su atención se interese también por aquellos objetos y procesos del mundo exterior que, aunque sobre la base de la más remota de las semejanzas, le recuerdan sus más caras experiencias? Es así como surgen esas íntimas conexiones, que perduran la vida ente- ra, entre el cuerpo humano y el mundo exterior, y que llamamos simbólicas. Por un lado el niño, en esta etapa, no ve en el mundo sino imágenes de su corporalidad, y por el otro, aprende a representar toda la multiplicidad del mundo exterior por medio de su cuerpo. Esta capacidad de representación simbólica es un importante del lenguaje complemento niño, no sólo señalar aquellos deseos que se refieren mímico; permite inmediatamente cuerpo, sino también expresar otros relacionados con la transformación mundo exterior, reconocido al a su del ahora como tal. Si el niño se halla rodeado de amorosos cuidados no necesitará renunciar, ni aun en esta etapa de su exis- tencia, a la ilusión de su omnipotencia. Todavía le bastará representar un objeto simbólicamente y la cosa en cuestión, a la que a menudo considerará como dotada de vida, "vendrá" hacia él; pues ésa es la impresión que el niño, que piensa anirnísticarnente, debe de recibir ante la satisfacción de sm deseos. A causa de la incertidumbre del arribo de la satisfacción gradualmente empieza a comprender, es cierto, que existen también poderes supe- riores, poderes "divinos" (madre o niñera), cuyo favor necesita poseer si es que la satisfacción ha de seguir de cerca al gesto mágico. Con todo, esta satisfacción tampoco es difícil de obtener, sobre todo en un ambiente in- dulgente. Uno de los medios corporales a que el niño recurre para representar sus deseos y los objetos deseados adquiere entonces especial importancia, sobrepasa a la de todos los otros medios de representación, (17) Respecto al tema del animismo, Dr. Hanns Sachs (lrnago, Jahrg. 1). ver también e) ensayo Ueber que a saber: la paNaturgefühl del DESARROUJ) labra. El lenguaje DEl- SENTIDO DE LA REALIDAD originariamente (18) es imitación, ración vocal de los sonidos y ruidos producidos de éstas. La capacidad reproducción ejecutiva de de una multiplicidad 103 R17 vale decir, represen- por las cosas o con ayuda órganos de la palabra permite la mucho mayor de objetos y procesos del mundo exterior que la que permitía el lenguaje mímico, y dicha reproduc- ción se vuelve mucho más simple. El simbolismo del lenguaje viene, pues, a substituir al de los gestos. Ciertas series de sonidos son estrechamente asociados con objetos y procesos precisos y, más aún, gradualmente identifica- dos con éstos. De aquí surge el siguiente gran progreso: ya no hace falta la complicada aun representación imaginación dramática. figurativa y la más complicada La imaginación y representación mamos palabras permiten una concepción de las series de sonidos que llay expresión mucho más especia- lizada y económica de los deseos. Al mismo tiempo, el pensamiento consciente hace posible el simbolismo verbal, al asociarse a procesos de pensamiento que son en sí mismos inconscientes ceptivas (19). y al prestarles cualidades per- El pensamiento consciente por medio de los signos del lenguaje constituye aúora la más alta realización del aparato psíquico, y por sí solo hace posible la adaptación la liberación conservar a la realidad, al retardar de lo displaciente. su sentimiento la descarga motriz refleja y A pesar de ello el niño se las arregla para de omnipotencia aun en esta etapa de su evolu- ción, pues aquellos de sus deseos capaces de ser expresados por medio de pensamientos son todavía tan pocos y relativamente tan sencillos, que el atento entourage encargado del bienestar del niño fácilmente logra adivinar la mayor parte de esos pensamientos. Las expresiones mímicas que continuamente acompañan al pensar (especialmente en los niños) hacen que esta especie de adivinación del pensamiento resulte particularmente fácil para los adultos; y cuando el niño llega a formular realmente en palabras sus deseos, el entourage, siempre dispuesto a ayudarle, se apresura a satisfacerlos lo antes posible. El niño se cree entonces dotado de poderes mágicos; se encuentra, pues, en el período de los pensamientos y palabras mágicas (lO). Es aparentemente (18) Momente Ver KLE1NPAUL, auf Entstebung a este estadio del desarrollo Leben der Spracbe (1893), y und Entuiicklung SPERBIR, der Spracbe, < de la realidad que los Ueber den Einfluss sexueller [mago, 1912. Ver FREUD, T'raurndeutung, III Aufl. S. 401 y J ahrb., Bd. 111, S. 1. (20) La explicación psicológica de la "magia" no excluye, naturalmente, la posibilidad de que esta creencia contenga también un anticipo de hechos físicos (telepatía, etc.), (19) SANDOR FERENCZI 818 enfermos obsesivos hacen regresión, cuando resulta imposible disuadirlos de la idea de la omnipotencia de sus pensamientos y fórmulas verbales, y cuan- do, según lo ha demostrado Freud, colocan al pensar en el lugar correspondiente al actuar. En la superstición, en la magia y en los cultos religiosos, esta creencia en el poder irresistible de ciertas fórmulas de oración, maldición o magia, que sólo necesitan ser pensadas interiormente o pronunciadas en alta voz para producir sus efectos, desempeña un enorme papel el). Esta megalomanía casi incurable de la raza humana se ve contradicha sólo aparentemente en aquellos neuróticos en quienes, detrás de la febril b6squeda del éxito, se tropieza de inmediato dad (Adler), que es bien conocido fundo descubrirá con un sentimiento del enfermo mismo. de inferiori- Un análisis pro- en todos esos casos que estos sentimientos de inferioridad no son en modo alguno algo definitivo y final, que no constituyen la ex- plicación de la neurosis, sino que son a su vez reacciones ante un exagerado sentimiento de omnipotencia, al que tales enfermos han quedado "fijados" en su temprana infancia y que les ha imposibilitado renunciamiento ulterior. El manifiesto de adaptarse a ningún afán de grandeza de estas personas, sin embargo, no esotra cosa que un "retorno de lo reprimido", un vano intento de alcanzar una vez más, recurriendo a la transformación del mundo exterior, la omnipotencia de que originariamente disfrutaron sin esfuerzo. No nos queda sino repetir que todos los niños viven en la feliz ilusión de la omnipotencia, en el útero- de la cual en alguna época -aunque participaron. Dependerá el que conserven ese sentimiento de su "Daimon" de omnipotencia no fuera más que o de su "Psyche" también en la vida ulte- rior, convirtiéndose así en Op'ti711istas, o que vayan a engrosar el número de los Pesimistas, que nunca se reconcilian con el renunciamiento de sus inconscientes deseos irracionales, que a la menor provocación se sienten ofendidos o despreciados, y que se consideran a sí mismos cemo hijastros de la suerte, sólo porque no pueden seguir siendo su hijo único o predilecto. Freud considera que el fin del predominio del principio del placer ocurre recién al producirse el total desprendimiento físico de los padres. Es también en esta época; que es sumamente variable en los casos particulares, que la sensación de omnipotencia fuerza de las circunstancias. cede ante la plena comprensión El sentido de la realidad alcanza su cenit en la Ciencia, al par que la ilusión de omnipotencia (21) Esta "omnipotencia" ("fuerza las palabras obscenas. Ver Cap. IV. de la motora") sufre en ella su mayor hu- es también sumamente característica de DESARROLLO DEL SENTIDO DE LA REALIDAD 819 millación: la previa omnipotencia se esfuma aquí para convertirse "condiciones" determinismo). la doctrina (condicionalismo, en meras Con todo poseemos, en del libre albedrío, un dogma filosófico optimista, capaz aun de realizar fantasías de omnipotencia. El reconocimiento hallan condicionados del hecho de que nuestros deseos y pensamientos representa decir, de la objetivización. quico, la paranoia, el máximo de la proyección Sin embargo, existe también los propios deseos y pensamientos rior, son proyectados normal, vale un trastorno que ofrece entre otras la característica se psí- de que incluso del sujeto son expulsados al mundo exte- (22). Parece natural ubicar el punto de fijación de esta psicosis en el período del renunciamiento es decir, en la fase de proyección definitivo de la omnipotencia, del sentido de la realidad. Las etapas del desarrollo del sentido de la realidad han sido presentadas hasta aquí solamente en términos de los instintos tintos del yo", que sirven a la función egoístas, llamados "ins- de la autoconservación; la realidad, según lo ha establecido Freud, tiene relaciones más estrechas con el yo que con la sexualidad, en parte porque ésta última depende menos del mundo exterior (durante largos períodos es capaz de satisfacerse en forma auto- erótica), y en parte también porque se halla reprimida de latencia y no entra en absoluto en contacto mo la sexualidad queda durante durante el período con la realidad. Es así co- toda la vida más sometida al principio del placer, mientras que el yo debe soportar en seguida los más amargos desengaños cada vez que desatiende a la realidad (23). Si consideramos ahora el sentimiento de omnipotencia en la evolución sexual que caracteriza etapa del placer, debemos observar que aquí el "período incondicional" autoeróticas perdura hasta el momento de satisfacción, tiempo a las condiciones de omnipotencia en que se abandonan las formas para cuya época el yo está adaptado crecientemente complicadas a la ya hace de la realidad, ha pa- sado a través de las etapas de los gestos y palabras mágicas y casi ha alcanzado ya la noción de la omnipotencia de las fuerzas naturales. El autoero- tismo y el narcisismo constituyen, pues, las etapas de omnipotencia del erotismo, y dado que el narcisismo no desaparece jamás, sino que se mantiene siempre lado a lado con el erotismo de objeto, puede afirmarse -en la (22) Ver FREUD, Die Ab-uiebr-Neuropsy cbosen (Kl. Schr. z. Neurosenlebre, S. 45), Psy cbonaiytiscbe Bemerkungen über einen autobiograpbiscb bescbriebenen Fall von Para- noia, Jahrb., Bd. III, Y Cap. V de este libro. (23) FREUD. Jahrb., Bd. III, S. 5. SANDOR 820 FERENCZ¡ medida en que nos limitemos al autoamor- que en materia demos conservar toda la vida la ilusión de la omnipotencia. que conduce al narcisismo constituye de amor po-El que la ruta al mismo tiempo el sendero, constan- temente accesible, de la regresión a raíz de cada desilusión de amor objetal, es hecho demasiado conocido para que sea necesario demostrarlo; es de sos- pechar la existencia de regresiones auto eróticas y narcisísticas, de patológica (Dementia intensidad, detrás de los síntomas de la Parafrenia la Histeria, mientras que los puntos de fijación de la Neurosis praecox) y Obsesiva y la Paranoia debieran buscarse por el lado del desarrollo de la "realidad erótica" (compulsión a encontrar un objeto). Estas relaciones, sin embargo, todavía no ban sido adecuadamente tudiadas en todas las neurosis, de modo que debemos contentarnos formulación trastorno con la a la elección de neurosis, a saber, general de Freud respecto que el tipo del subsiguiente es- es determinado según la "fase del desarrollo del yo y del hambre sexual, que ha sido afectada por la determinante inhibición del desarrollo". Sin embargo podríamos aventurarnos a añadir a esta frase una segun- da: sospechamos que el deseo constitutivo de la neurosis, es decir, las varie- dades y fines del erotismo que el síntoma presenta como realizados, depende de donde se halla situado el punto de fijación en la fase del desarrollo del hambre sexual, mientras que el mecanismo probablemente, por la etapa del desarrollo de la neurosis es decidido, del yo en que se encuentra el sujeto en el momento de la inhibición determinante. Es permisible pensar que con la regresión del hambre sexual a etapas anteriores del desarrollo, el nivel del sentido de la realidad predominante en la época de la fijación re- nace también en los mecanismos de la formación de síntomas. Es decir que, dado que esta "puesta a prueba de la realidad" más temprana es incomprensible al yo actual del neurótico, nada impide que se la ponga al servicio de la represión y se la utilice para la presentación de los complejos censurados. Según este concepto, la histeria y la neurosis obsesiva, por ejemplo, se caracterizarían, por un lado, por una regresión del hambre sexual hacia etapas anteriores del desarrollo (autoerotismo, Edipismo), y por otro, desde el punto de vista de sus mecanismos, por una recaída del sentido de la realidad a la etapa de los gestos mágicos (conversión), o de los pensamientos mágicos (omnipotencia del pensamiento). Lo repito: se requerirá todavía una laboriosa tarea durante mucho tiempo antes de que puedan ser establecidos con certeza los puntos de fijación de todas las neurosis. Sólo D~SARROLLO DEL SEl\:TlDO DE LA REALIDAD deseo señalar aquí una posibilidad de solución; 1'1:1 posibilidad, es cierto, que ~e parece plausible. Lo que hemos podido concebir acerca de la filogénesis del sentido de realidad sólo nos es dado, por aüora, ofrecerlo tífica. Es de suponer como una predicción que algún día conseguiremos establecer entre las etapas del desarrollo del yo del individuo, neuróticos, cien- un paralelo con sus tipos regresivos y las etapas de la historia racial de la humanidad, hizo Freud, por ejemplo, al encontrar 1<1 tal como lo de nuevo en la vida mental del sal- vaje los caracteres de la neurosis obsesiva (24). En general la evolución del sentido de la realidad se halla representada por una sucesión de represiones no a causa de una espontánea a las que la humanidad "pugna por la evolución", sión de la necesidad, a través de adaptaciones La primera gran represión sin ser molestado sino por la pre- o renunciamientos inevitables. se hace necesaria debido al proceso miento, que por cierto ocurre sin cooperación de parte del niño. se vió compelida, El feto prefiriría, en el útero, tiene que olvidar (reprimir) activa ni "intención" con mucho, permanecer los tipos de satisfacción alguna más tiempo pero se lo expulsa cruelmente nado y adaptarse a otros nuevos. nueva etapa del desarrollo (25). del naci- al mundo y a que se había aficio- El mismo juego cruel se repite con cada Quizás nos sea permitido aventurar la conjetura de que fueron los cam- bios geológicos de la superficie de la tierra, con sus catastróficas consecuen- cias para el hombre de hábitos favoritos primitivo, los que impusieron y de ese modo la "evolución". constituido las sedes de la represión la localización cronológica la represión Tales catástrofes pueden en la historia de la evolución haber racial, y e intensidad de las mismas haber decidido el ca- rácter y las neurosis de la raza. Según una frase del profesor Freud, el carácter racial constituye un precipitado de la bistoria de la raza. Habiéndonos aventurado ya tan lejos de lo cognoscible, ninguna razón habría para que rehuyéramos la analogía final y nos abstuviéramos de establecer una relación entre el gran paso de (24) FREUD: U eber einige U ebereinstitmuungen Neurotiker, Imago, Jahrg. 1, 1912. (25) Si esta idea es perseguida en sus consecuencias con la idea de una tendencia a la perseverancia, naría la vida orgánica; mientras que la tendencia dependería únicamente im Seelenleben de los estímulos externos. der H'ilden lógicas, es preciso und der familiarizarse o tendencia regresiva, que también domia proseguir la evolución, a adaptarse, crc., 822 SANDOR FERENCZI la represión individual, catástrofes el período de latencia, y la última y mayor de las que azotó a nuestros primitivos indudablemente antecesores existía en la tierra la vida humana), vale decir, las penurias y el sufrimiento de la era glacial, que aun recapitulamos tra vida individual eO). La impetuosa curiosidad partida ha- a salvar el abismo de lo con ayuda de las analogías, me trae. de regreso al punto de de estas :reflexiones: sentimiento fielmente en nues- de saberlo todo, que acaba de seducirme cia encantadas visiones del pasado y de inducirme aun desconocido (en épocas en que de omnipotencia. el tema del florecimiento y declinación La ciencia tiene que repudiar del esta ilusión, o al menos saber siempre cuándo penetra en el terreno de las hipótesis y fantasías. En los cuentos de hadas, por el contrario, las fantasías de omnipotencia han sido siempre y siguen siendo preponderante, (27). Allí precisamente donde debemos inclinarnos humildemente ante las fuerzas de la na- turaleza, el cuento de hadas acude .en nuestro auxilio con sus motivos típicos. En la realidad somos débiles, y por lo tanto los héroes de los cuentos de hadas son fuertes e invencibles. nos hallamos constreñidos En nuestras actividades y nuestro saber y estorbados por el tiempo y el espacio, de ahí que en los cuentos de 'J.adas seamos inmortales, capaces de encontrarnos en cien sitios distintos al mismo tiempo, de penetrar en el futuro y de conocer el pasado. La pesadez, solidez e impenetrabilidad el paso a cada momento: en el cuento de la materia nos cierran de hadas, sin embargo, el hombre tiene alas, su mirada atraviesa las paredes y su vara mágica abre todas las puertas, La realidad representa una dura lucha por la existencia; en el cuento de hadas bastan en cambio las palabras de: "mesita, tiéndete". Podrá el hombre vivir en perpetuo temor de ser atacado por fieras peligrosa. o crueles enemigos; en el cuento de hadas una capa mágica permite tedas (~O) Los casos en que la evolución precede a las necesidades reales, parecen contradeel concepto de que es sólo la compulsión externa, y nunca los impulsos espontáneos, la que lleva al abandono de los mecanismos usuales (evolución). Un ejemplo de ello lo constituiría el desarrollo del mecanismo respiratorio ya en el útero. Sin embargo, esto ocurre únicamente en la ontogénesis, y debe ser considerado como la repetición de un proceso compulsivo de desarrollo ocurrido en la historia de la raza. Los juegos de ejercitación de los animales (GROSS) tampoco representan las etapas preliminares de una futura función racial, sino que son la repetición de aptitudes filogenéticamente adquiridas. Es, pues, posible explicarlos de una manera completamente histórico-causal, y no necesitamos considerarlos desde el punto de vista de la finalidad. cir (27) uiandten CoMP. Wimscberiiillung Heft, 2.) RIKLIN, Seelenkunde, und Symbolile im Miircben. (Scbriiten zur ange- 813 DESARROLLO DEL SENTIDO DE LA REALIDAD las transformaciones y nos hace inaccesibles. ¡Qué difícil resulta en la rea- . lidad encontrar un amor capaz de realizar todos nuestros deseos! Pero en el cuento de hadas el héroe es irresistible, o arroja un hechizo de un solo gesto mágico. Es así pues cómo el cuento tos tanto se complacen chos y reprimidos, de hadas, por cuyo intermedio en relatar a sus hijos sus propios conduce en realidad la perdida los adul- deseos insatisfe- situación de omnipo- rencia a su final y artística presentación. Traducción por H. QUESADA ZAPIOLA.