PATRIMONIO PALEONTOLÓGICO DE CHIAPAS INSTITUTO DE HISTORIA NATURAL DIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN MUSEO DE PALEONTOLOGÍA : “ELISEO PALACIOS AGUILERA” AUTORES: Manuel Javier Avendaño Gil Marco Antonio Coutiño José Daniel Vázquez Bautista Gerardo Carbot Chanona Ana Silvia Núñez Vera Ernesto Ovalles Damián Comité Editorial del IHN Editor General: Biól Froilán Esquinca Cano Editor Ejecutivo: M en E. A. Norma Lozada Mayrén Vocales Dirección de Zoológico: C. Federico Álvarez Rincón Dirección de Investigación: Lic. Jaime Magdaleno Ramírez Dirección de Botánica: Biól. Teresa Cabrera Cachón Diseño Héctor Moguel Velázquez / Dirección del Conocimiento y Valores Ambientales IHN Ilustraciónes Marco Antonio Coutiño José Gerardo Carbot Chanona José G. Coutiño Monzón Autores (texto y fotos): Manuel Javier Avendaño Gil. Curador General del Área de Paleontología. Marco Antonio Coutiño José. Curador del Museo de Paleontología. Gerardo Favio Carbot Chanona. Curador de las Colecciones Paleontológicas. Daniel Vazquez Bautista. Curador Encargado de Atención Pública del Museo de Paleontología. Ana Silvia Nuñez Vera. Servicios Educativos del Museo de Paleontología. Ernesto Ovalles Damián. Investigador Independiente Notas: El contenido de cada uno de los capítulos es responsabilidad del autor. El orden de los autores y capitulos obedece a criterios de diseño editorial ESTA OBRA FUÉ FINANCIADA POR EL FONDO MIXTO DE FOMENTO A LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA CONACYT- GOBIERNO DEL ESTADO DE CHIAPAS A TRAVÉS DEL PROYECTO : “PROGRAMA EDITORIAL DEL INSTITUTO DE HISTORIA NATURAL Y ECOLOGÍA” CLAVE FOMIX-CHIS-2006-CO6-45788 RESPONSABLE TÉCNICO: NORMA LOZADA MAYRÉN CONTENIDO 1. INTRODUCCIÓN 2. MOLUSCOS Manuel Javier Avendaño Gil 3. CRUSTÁCEOS Marco Antonio Coutiño José 4. TIBURONES Daniel Vázquez Bautista 5.VERTEBRADOS TERRESTRES Gerardo Carbot Chanona 6. ÁMBAR Ana Silvia Núñez Vera 7 PECES ÓSEOS Ernesto Ovalles Damián 6 10 22 26 30 34 INTRODUCCIÓN En sentido general, el patrimonio es el conjunto de elementos culturales, sociales y naturales comunes a una colectividad y, dado que los fósiles son el resultado de procesos naturales, su conocimiento, apreciación y utilización obedecen a factores sociales y culturales. El patrimonio paleontológico presenta un significado especial por vincular al conjunto patrimonial. La paleontología es la ciencia que se dedica al estudio de los fósiles, evidencias de vida antigua, comprendiendo desde restos químicos de estructuras o de su actividad (moléculas de carbón procedente de sus huesos, huellas, excrementos fecales), hasta morfologías completas aisladas o en asociación más o menos modificadas, como comunidades coralinas sepultadas por una avalancha de sedimento. Para que una evidencia sea considerada fósil debe tener 10,000 años de antigüedad, que correspondería más o menos al término de la última glaciación en donde el glaciar que cubría gran parte del hemisferio norte empezó a retroceder, quedando como remanente el actual casquete en el Polo Norte. Las evidencias de vida se han conservado al quedar incluidos en sedimentos que al paso del tiempo se han transformado en rocas sedimentarias. Entre las más importantes en Chiapas están la caliza, margas, conglomerados, arenisca, limolita, lutita y silíceas, que cubren casi tres cuartas partes de la superficie del Estado. Dada la gran exposición de rocas sedimentarias en la superficie del territorio de Chiapas no es de extrañar que exista una tradición de su uso que se remonta a las culturas prehispánicas, tanto locales (Tzeltal, Tzoltzil y Zoque) y vecinas, como la Mixteca - Zapoteca y Mexica, en donde el ámbar en especial, era muy usado como prenda ornamental, comercial y tributaria. El primer escrito sobre los fósiles de Chiapas lo realizó Domingo Bezares, un profesional de la medicina humana que trabajó en Chiapa de Corzo, quien a finales del siglo XIX narra los hallazgos de conchas, caracoles, huesos gigantescos (con consistencia pétrea), y succino (ámbar), todos recolectados en territorio de Chiapas por indígenas y obsequiados a Fray Victor Flores (1809 - 1848), por la noble obra de enseñanza que este realizaba con ellos. A la fecha se desconoce el paradero de estos fósiles. 4 Los fósiles de Chiapas tampoco pasaron desapercibidos para los geólogos y paleontólogos profesionales, quienes desde hace más de 100 años han recolectado, estudiado y resguardado en instituciones foráneas y en su mayor parte fuera del país, estas evidencias. A partir de los estudios realizados a los fósiles de Chiapas, sabemos que desde tiempos remotos en nuestro Estado han existido protozoarios, celenterados, anélidos, bivalvos, cefalópodos, gasterópodos, artrópodos, braquiópodos, equinodermos, peces, anfibios, reptiles y mamíferos, así como algas, equisetos, gimnospermas y angiospermas por parte de los vegetales, que evidencian que la gran diversidad biológica actual no es producto de la casualidad. Con la creación del actual Instituto de Historia Natural (IHN), en el año de 1942, se inicia el estudio y resguardo de los fósiles de Chiapas por parte de una institución estatal, siendo actualmente el Museo de Paleontología “Eliseo Palacios Aguilera”, en donde se tiene una colección de fósiles de Chiapas en continuo crecimiento, así como espacios para su exhibición pública. El trabajo que se desempeña en el Museo de Paleontología del IHN es muy diverso, pues para la preparación de las exposiciones de fósiles hay que realizar prospecciones de campo, trabajo de extracción, restauración e identificación taxonómica, entre otros aspectos, que son necesarios para dar a conocer a los visitantes la información que nos proporcionan los fósiles. Lo anterior ha desembocado en la preparación de personal interesado en ciertos grupos fósiles y que a continuación presentan parte de sus investigaciones sobre el patrimonio paleontológico de Chiapas. M. en C. Manuel Javier Avendaño Gil 5 MO LUS COS MO LUS S MOLUSCOS FÓSILES DE CHIAPAS Manuel J. Avendaño-Gil En el pasado geológico de Chiapas, los moluscos ocupan un lugar prominente entre los fósiles presentes en su territorio, constituyendo el grupo de mayor abundancia dentro de los macrofósiles y comprendiendo a tres de sus principales grupos, Bivalvos, Gasterópodos y Cefalópodos (Avendaño, 2005). El interés paleontológico de los moluscos es debido a tres principales circunstancias que en ellos convergen y son: 1) el estar dotados de una concha caliza que se fosiliza y conserva con gran facilidad, 2) la antigüedad y persistencia de su morfología a través de las edades geológicas, pues aparecen diferenciados en la base del Paleozoico hace 550 millones de años aproximadamente hasta hoy en día y 3) la cantidad de especies e individuos es tan considerable que es rara la formación geológica que no se caracterice por fósiles de este tipo. Los moluscos, y en general la mayoría de los fósiles, se encuentran en las rocas sedimentarias como son las caliza, arenisca y lutita, entre otras variedades. En Chiapas, este tipo de rocas cubren aproximadamente el 70 % del territorio (Müllerried, 1982) explotándose intensamente en la industria de la construcción, ya sea para obtener calhídra, o en lajas que se cortan y pulen para pisos, fachadas o interiores de casas o edificios, o en la construcción de lápidas o esculturas. Otras rocas de este tipo son reducidas a arena o grava que se utilizan para la elaboración de concreto. Sumándose a las actividades industriales arriba enunciadas esta la actividad agrícola, en donde el arado también da excelentes oportunidad para encontrar moluscos fósiles. El continuo hallazgo de conchas y caracoles petrificados en Chiapas nos da idea de la importancia que tuvieron en el pasado remoto. Se tienen noticias históricas en donde indígenas chiapanecos donaban moluscos petrificados y otros fósiles a Fray Víctor María Flores (1809 –1848), en agradecimiento por su humanitaria labor de enseñanza a los indígenas locales (Bezarez, 1984). A finales del siglo XIX se inician las exploraciones científicas en busca de moluscos fósiles en el territorio de Chiapas por extranjeros, y a mediados del siglo XX por científicos nacionales. Sin embargo, los especímenes recolectados quedaron resguardados en instituciones establecidas fuera del Estado. Gracias a la información generada en los trabajos científicos y técnicos se sabe que en el territorio de Chiapas existen ejemplares de moluscos fósiles con una antigüedad de 260 millones de años (Paleozoico Tardío) y que su presencia se extiende hasta el Mesozoico y Cenozoico (Müllerried, 1982). A partir de la creación del área de paleontología del IHN se comenzaron los trabajos sistemáticos en el estudio de los moluscos fósiles de Chiapas, que involucra su rescate, estudio, difusión y 7 resguardo, como uno más de los recursos naturales con que cuenta el Estado (Avendaño, 1995). A la fecha se tiene un acopio de más de 1,494 ejemplares de moluscos que se encuentran resguardados en la colección paleontológica del Instituto de Historia Natural. El estudio sistemático de estos especímenes ha dado como resultado la identificación a nivel de género y especie de 52 diferentes formas (Avendaño, 2005), entre las que se incluyen cuatro nuevas especies y una subespecie para la ciencia: Callistoma granulata, Lyrischapa spinifera,Volotucorbis minutus, Crommioum globosa y una subespecie, Palmerella mortoni mexicana, todas pertenecientes a la región central de Chiapas y con una antigüedad de 50 millones de años (Perrilliat et al. 2006). Otro de los resultados que se tienen del estudio de los moluscos fósiles es la presentación permanente y temporal de especímenes que realiza el Museo de Paleontología “Eliseo Palacios Aguilera” del IHN, así como el apoyo con ejemplares para la docencia, principalmente en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. Por último, pero no menos importante, es el reconocimiento por parte de instituciones de prestigio nacional, como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto de Antropología e Historia (INAH). La UNAM no sólo ha colaborado con el IHN para trabajos de investigación en moluscos fósiles, sino también ha contribuido en la formación de personal especializado orientado al estudio de los gasterópodos eocénicos de la región central de Chiapas (Avendaño, 2002), mientras que el INAH firmó en el año de 2008 un convenio de colaboración con el IHN, destinado a salvaguardar y estudiar conjuntamente los fósiles de Chiapas. A pesar de los escasos estudios realizados con los moluscos fósiles, han proporcionado valiosa información entre la que destaca lo relativo a los altos endemismos genéricos y específicos, principalmente entre los rudistas y gasterópodos, los cuales son los grupos más investigados hasta el día de hoy. Lo anterior evidencia la compleja historia geológica de la región que propició escenarios para la especiación de muchos taxones. Como consecuencia se delimitaron provincias paleobiogeográficas o subprovincias faunísticas, caracterizadas por una fauna típica que dejó sus huellas en forma de fósiles, los cuales se encuentran a buen resguardo hoy en día en las instalaciones del IHN, en espera de nuevos estudios que seguramente resultarán en nuevas interpretaciones. 8 Bibliografía AVENDAÑO GIL M.J., 1995, Fósiles de Chiapas. Memorias de la III Reunión Nacio- nal de Colecciones Paleontológicas,V Congreso Nacional de Paleontología. SOMEXPAL, México D.F. p. 3. AVENDAÑO GIL M.J., 2002, Paleobiología de los gasterópodos eocénicos de la Depresión Central de Chiapas, México. Tesis de Maestría en Ciencias Biológicas. Facultad de Ciencias, UNAM, 65 pp. AVENDAÑO GIL M.J., 2005, Colección Paleontológica, en: Morales E., Hernández E.,Vidal R. (Compiladores). Colecciones Científicas del Instituto de Historia Natural y Ecología, p.16-19. BEZAREZ D., 1984, Fósiles encontrados en el estado de Chiapas. Revista Barum. Informa IHN. 6(20): 26-27. MÜLLERRIED, F.K., 1982, Geología de Chiapas. Colección Libros de Chiapas. Serie Básica. Publicaciones del Gobierno del Estado de Chiapas, 2ª edición, 180 pp. PERRILLIAT M. del C., AVENDAÑO J.,VEGA F.J. y SOLÉ J., 2006, Lower Eocene gastropods from the El Bosque Formation, Central Chiapas, Mexico. The Veliger, 48 (3): 37-55. 9 CRUS TÁ CEOS CRUS TÁ CEOS CRUSTACEOS FÓSILES Marco A. Coutiño-José. Los crustáceos son artrópodos que se caracterizan por tener un caparazón quitinoso que protege el cuerpo por completo, el cual muda periódicamente para poder crecer. De este grupo los más conocidos son los Decápodos, que se caracterizan por poseer cinco pares de patas, de los cuales uno está modificado a modo de pinzas o quelas. En Chiapas los primeros reportes de crustáceos se remontan al año de 1996, cuando se realizaron hallazgos en la Región Central del Estado, en rocas que conforman el Cañón del Sumidero. A partir de esta fecha, se han encontrado muchos ejemplares del Cretácico y Terciario (65 y 40 millones de años), siendo la mayoría nuevos géneros y especies para el mundo y varios de ellos han modificado el rango de antigüedad de algunos grupos. Feldmann y colaboradores (1996) reportaron para el Estado de Chiapas un crustáceo fósil de la Familia Raninidae, nombrado Lophoranina precosious, el cual es el representante más antiguo del género en el mundo, pues los registros previos eran del Eoceno de Baja California y Veracruz en México, Europa y África. A raíz de la apertura de la nueva autopista Ocozocoautla-Las Choapas, se recolectaron gran cantidad de cangrejos fósiles muy bien preservados, determinados como Carcineretes planetarius (Vega et al., 2001a), especie reportada por primera vez para la Formación Barton Creek en Belice (Vega et al., 1997). En esa localidad se recolectaron ejemplares muy mal conservados, por lo que los cangrejos de Chiapas sirvieron para complementar la descripción de la especie. Además, se amplió su distribución geográfica y se propuso como un fósil índice para el Cretácico Tardío (Pimentel et al., 1998). En estos mismos estratos, junto a Carcineretes planetarius, se encuentran otros géneros nuevos de cangrejos, Megaxantho zoque (crustáceo de talla grande) y Parazanthopsis meyapaquensis. S En las lajas extraídas de la cantera El Espinal, en el municipio de Ocozocoautla, de edad Cretácico Inferior (100 millones de años), se encontraron, una langosta nombrada Palinurus palaciosi y un cangrejo paguroide, identificado como Roemerus robustus (Vega et al., 2006). De la cantera El Chango, en el mismo municipio, y presumiblemente de la misma edad que El Espinal, se rescató un camarón de la familia Penaeidae (Vega et al., 2007), que podría representar un género y especie nueva para la ciencia. En rocas de la Formación El Bosque que afloran en la colonia 20 de Noviembre, municipio de Acala, que tienen una edad de 50 millones de años de antigüedad, se encontraron las especies de cangrejos Calianassa sp., Notopus minutus, Ranina berglundi, Raninoides treldanaesensis., Orbitoplax nandachare,Verrucoides stenohedra,Viapinnixa alvarezi, Karasawaia markgrafi, Panopeus veintensis y Tehuacana schweitzerae (Vega et al., 2001b y 2008). 11 En la Mesa de Copoya municipio de Tuxtla Gutiérrez, en rocas de la Formación San Juan (40 millones de años) se rescataron e identificaron los cangrejos Petrochirus sp., Notopoides exigus, Dardanus mexicanus, Lophoranina cristaspina, Calappilia hondoensis, Eriosachila sp. y un Calappidae indeterminado (Vega et al., 2001b). En el Municipio de Palenque, Chiapas, se localizó un estrato en la orilla del río Nututúm, donde se realizó el hallazgo de los cangrejos fósiles Neocallichirus aetodus, Calappa zurcheri, Ctenocheles sp. y Haydnella cf. H. steininbergi, asociados con equinodermos, gasterópodos y bivalvos, entre los que se cuentan ostreidos que traen adheridos un tipo de crustáceo llamado comúnmente balano. La edad de esta localidad pertenece al Mioceno (Vega et al., 2009). La fauna de crustáceos descrita para Chiapas es típica de la zona del Caribe con influencia del mar de Thetys. Es claro que la fauna del pasado geológico del Estado, así como la del presente, se caracteriza por su gran abundancia y diversidad, en especial los fósiles contenidos en las rocas del Cretácico que denotan episodios de intensa actividad biológica. Bibliografía FELDMANN R.M,VEGA F.J., TURKER A.B, GARCIA-BARRERA P. y AVENDAÑO J., 1996, The oldest record of Lophoranina (Decapoda: Raninidae) from the late Cretaceous of Chiapas, southeastern Mexico. Journal of Paleontology, 70(2): 296-303. PIMENTEL F., AVENDAÑO J.,VEGA F.J., GARGÍA P., COUTIÑO M.A., 1998, Consideraciones bioestratigráficas de la familia Carcineretidae (Crustacea : Decapoda), un ejemplo para el Maastrichtiano de Chiapas. Libro de resumenes de la Primera Reunión Nacional de Ciencias de la Tierra, Facultad de Ciencias de la UNAM. VEGA F.J, ÁLVAREZ F. y CARBOT-CHANONA G., 2007, Albian Penaeoidea (Deca pada: Dendobranchiata) from Chiapas, Southern Mexico. En: A. Garassino, R.M. Feldmann y G. Teruzzi (eds.). 3ed Symposium on Mesozoic and Cenozoic Decapod Crustaceans. Memorie della Società Italiana di Scienze Naturali e del Museo Civico di Storia Naturale di Milano, 35(2): 97 -100. VEGA F.J, FELDMANN R.M., OCAMPO A., POPE K., 1997, A new species of Late Cretaceous crab (Brachyura: Carcineretidae) from Albion Island, Belize. Journal of Paleontology, 71: 615–620. 12 VEGA FJ., FELDMANN R.M., GARCÍA-BARRERA P., FILKORN H., PIMENTEL P. y AVENDAÑO J., 2001a, Maastrichtian crustacea (Brachyura: Decapoda) from the Ocozocuautla Formation in Chiapas, southeast Mexico. Journal of Paleontology, 75(2): 319-329. VEGA F.J., COSMA T., COUTIÑO M.A., FELDMANN R.M., NYBORG T.G., SCHWEITZER C.E. y WAUGH D.A, 2001b, New middle Eocene decapods (Crustacea) from Chiapas, México. Journal of Paleontology, 75(5): 929-946. VEGA F.J., GARCÍA BARRERA P., PERRILLIAT M. del C., COUTIÑO M.A. y MARIÑO PÉREZ R., 2006, El Espinal, a new plattenkalk facies from the Lower Cretaceous Sierra Madre Formation, Chiapas, southeastern Mexico. Revista Mexicana de Ciencias Geológicas, 23 (3): 323-333. VEGA F.J., NYBORG T., COUTIÑO M.A. y HERNÁNDEZ MONZÓN O., 2008. Review and additions to the Eocene decapod Crustacea from Chiapas, Mexico. Bulletin of the Mizunami Fossil Museum, 34: 51–71. VEGA F.J., NYBORG T., COUTIÑO M.A., SOLÉ J. y HERNÁNDEZ MONZÓN O., 2009, Neogene crustacea from southeastern Mexico. Bulletin of the Mizunami Fossil Museum, 35: 51–69. 13 Fotos FO TOS Moluscos Volutocorbis minutus Calliostoma granulata Crommium globosa Lyrischapa spinifera Palmerella mortoni mexicana 15 Crustáceos Tiburónes Megaxantho zoque Diente de Tiburón Carcharias sp. 16 Diente de Tiburón Serratolamna sp. Péces Óseos Triplomystus applegatei Sauroramphus sp. 17 Vertebrados Ejemplares rescatados en sedimentos del Pleistoceno tardío de Villa Flores y Villa Corzo Fragmento de asta de Odocoileus virginianus Molar superior de Ratón: Sigmodon hispidus Molares de caballo Equus conversidens Molar superior de Bison sp Molar de Mastodonte Cuvienonius Fragmento de mandíbula de León Americano Panthera leo atrox 18 Placa de tortuga pintada Trachemys scripta Diente de Dinosaurio Carnívoro Fémur de Tortuga Fragmento de mandíbula de un artiodáctilo primitivo: Simojovelhyus pocitosense Cráneo de Cocodrilo del Cretácico superior Rana en ámbar Craugastor sp. 19 Ámbar Culoptila aguilerae Antyllopsyche mexicana 20 Xiphocentron chiapasi Pectropsyche alvarezi 21 TI BU RO NES TIBU RO U TIBURONES FÓSILES Daniel Vázquez-Bautista Los tiburones son peces pertenecientes a un Superorden llamado Selachimorpha. Poseen un esqueleto cartilaginoso, la boca contempla varias hileras de dientes que se reemplazan periódicamente; además poseen una serie de adaptaciones sensitivas que los convierten en depredadores muy efectivos. Los primeros tiburones evolucionaron en la Era Paleozoica, 400 millones de años atrás, en el periodo Devónico y Carbonífero, y tenían formas muy distintas a las actuales. Hace unos 100 millones de años, surgieron los tiburones actuales, y algunos superdepredadores como el Carcharodon megalodon del Mioceno, alcanzó una longitud mayor a los 15 metros. Actualmente los tiburones son de formas y tamaños muy variados, habiendo especies que apenas alcanzan los 15 cm de longitud, hasta las de más de 17 metros. La gran diversidad de tiburones se refleja en el gran número de nichos que ocupan. Su distribución abarca todos los mares del mundo, pues se han adaptado a cualquier tipo de hábitat marino, e inclusive algunas especies se aventuran en agua dulce. Se clasifican en ocho órdenes, Hexanquiformes, Escualiformes, Pristioriformes, Heterodontiformes, Lamniformes, Orectolobiformes, Carcarriniformes y Esquantiniformes. Los parientes más cercanos de los tiburones son los peces sierra y las rayas. El registro de tiburones fósiles de Chiapas está constituido principalmente por dientes pertenecientes a especies que habitaron en el Cretácico y gran parte del Terciario. Los dientes que van de algunos milímetros hasta algunos centímetros de longitud, se localizan regularmente en asociación con fósiles de bivalvos, caracoles, cangrejos, erizos de mar, dientes de rayas y plastrones de tortugas. Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de dientes encontrados y resguardados en la colección paleontológica del Instituto de Historia Natural, los trabajos relacionados con tiburones en el Estado son escasos. Entre las especies identificadas para el Cretácico Tardío (70-65 millones de años), en el municipio de Ocozocoautla, se encuentran Carcharias sp., Cretoxyrhina mantelli, Squalicorax pristodontus, Squalicorax kaupi y Serratolamna serrata (González et al., 2001). Para el Terciario, se tienen registros de la Mesa de Copoya, con una edad del Eoceno Medio (40 millones de años). De esa localidad se han rescatado dientes de Nebrius sp., Odontaspis sp., Hemipristis curvatus, Hemipristis sp., Strilatolamnia macrota, Carcharias sp., Isurus praecursor, Charcharadon auriculatus, y Galeocerdo sp. (Ferrusquía et al., 1999; González et al., 2004). Otra localidad con dientes de tiburón es Los Pocitos, en Simojovel de Allende. En los sedimentos que afloran en esa localidad, correspondientes al Mioceno Inferior (23 millones de años), se han podido rescatar varios dientes de tiburón, sin embargo sólo se ha podido identificar la especie Carcharocles angustidens (González et al., 2002), pues faltan trabajos taxonómicos. Registros previos de tiburones en Chiapas, pero de localidades inciertas, fueron dados por Kruckow (1958), quien reportó al tiburón gigante 23 Carcharodon megalodon del municipio de Ocosingo, y Kruckow y Thies (1990) quienes asignaron unos dientes al tiburón Eugomphodus macrotus y al tiburón gigante Procarcharodon megalodon (Carcharodon megalodon) para el Mioceno Medio. Los resultados del estudio de los tiburones fósiles de Chiapas, muestran que la mayoría de las especies eran cosmopolitas, y que tenían una estrecha relación con las especies encontradas en Europa, Norte América y África. Cabe mencionar que algunas de las especies tienen representantes actuales que habitan en las aguas del Pacífico, Atlántico y del Caribe, lo que nos indica la gran capacidad de adaptación de estos organismos, inclusive hoy en la actualidad, por lo que se les llama “fósiles vivientes”. Bibliografía FERRUSQUÍA VILLAFRANCA I., APPLEGATE S.P. y ESPINOZA ARRUBARRENA L., 1999, First paleogene selachifauna of the Middle American-Caribbean-Antillean region, La Mesa de Copoya, West-Central Chiapas, Mexico - Systematics and paleontological significance. Revista Mexicana de Ciencias Geológicas 16(2): 155-173. GONZÁLEZ BARBA G., COUTIÑO M.A. y OVALLES DAMIÁN E., 2002, Carcha rocles angustidens Agassiz, 1843 (Chondrichthyes, Otodontidae) del Oligoceno tardío de la Formación La Quinta, Grupo Simojovel, localidad Los Pocitos, Simojovel, Chiapas. Libro de resúmenes del VIII Congreso Nacional de Paleontología, Guadalajara, Jalisco, p. 107. GONZÁLEZ BARBA G., COUTIÑO M.A. y OVALLES DAMIÁN E., 2004, Adiciones a la fauna de selacios (tiburones y rayas) del Eoceno medio de la Formación San Juan, Chiapas, México. Libro de resúmenes del IX Congreso Nacional de Paleontología, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, p. 39. GONZÁLEZ BARBA G., COUTIÑO M.A., OVALLES DAMIÁN E. y VEGA VERA F.J., 2001, New Maastrichtian elasmobranch faunas from Baja California Peninsula, Nuevo León and Chiapas State, Mexico. III Internacional Meeting on Mesozoic Fishes: Systematic, paleoenvironments and biodiversity, abstract book. Serpiano-Monte San Giorgio, p.33. KRUCKOW T., 1958, Beitrag zur miozänen Fisco-Fauna der Florida-Phosphate (Vor läufige Mitteilung).Veröff. Überseemus. Bremen, Reihe A, 3(1): 79-84. KRUCKOW T. y THIES D., 1990, Die Neoselachier der Paläokaribik (Pisces: Elasmobranchii). Courier Forschungsinstitut Senckenberg, 119: 1-102. 24 25 VER TE BRA DOS VER TE BRA DOS VERTEBRADOS TERRESTRES FÓSILES Gerardo Carbot-Chanona El registro de vertebrados fósiles terrestres en Chiapas se remonta al año de 1849, cuando le son llevados “huesos de gigantes” a un fraile de Chiapa de Corzo, los cuales fueron posteriormente identificados como restos de mastodontes (Bezares, 1984). Años más tarde, Sapper (1894) publicó un trabajo donde hizo referencia a restos de proboscidios encontrados en Chiapas, pero por la escasez de datos de recolecta y localidad, se desconoce la procedencia y el paradero de dicho material.Ya en el siglo XX, Böese (1905) reportó restos de mastodontes provenientes de Villa Corzo. Posteriormente, Eliseo Palacios Aguilera (1950) estudió restos de megamamíferos encontrados en los municipios de Villaflores y Villa Corzo, determinando los géneros Elephas, Mamut, Megatherium y Glyptodon. Años más tarde, Miguel Álvarez del Toro continuó con los trabajos paleontológicos iniciados por Eliseo Palacios, logrando resguardar varios restos óseos de mamutes y mastodontes provenientes de localidades inciertas (Avendaño et al., 2008). Hoy en día, gracias a las incesantes prospecciones paleontológicas realizadas en casi todo el territorio chiapaneco, se han recuperado gran variedad de taxones de diferentes edades, en varios municipios del Estado. Los vertebrados fósiles terrestres de edad más antigua en Chiapas han sido encontrados en rocas conformadas por arenisca de origen continental, depositada probablemente durante principios del Jurásico, que afloran en los municipios de La Concordia y Jiquipilas. Los restos comprenden pequeños fragmentos de huesos, que podrían pertenecer a dinosaurios (Carbot y Avendaño, 2002). Sin embargo, el material es muy pobre como para hacer determinaciones fidedignas y por ende su identidad taxonómica y sus relaciones biogeográficas son inciertas. La mayor parte del territorio chiapaneco está cubierta por rocas sedimentarias de naturaleza calcárea que se formaron en ambientes marinos. Sin embargo, se han encontrado sedimentos en la Formación Ocozocoautla, depositados durante el final del Cretácico (70-65 millones de años atrás), que muestran evidencias de que el mar dio paso a zonas de estero, donde confluían tanto organismos marinos como terrestres. En estos sedimentos se han encontrado restos de dos cocodrilos y fragmentos de tortugas de al menos seis individuos diferentes, así como el diente de un posible dinosaurio carnívoro (Carbot y Coutiño, 2000; Carbot y Avendaño, 2002). En los sedimentos conformados de lutita y arena de Simojovel, formados hace 23 millones de años, durante el Mioceno temprano, se han encontrado encapsulados en ámbar pequeños restos de microvertebrados, entre los que se encuentran una diminuta rana del género Craugastor sp., lagartijas del género Anolis sp. y una pluma aun sin determinar (Carbot y Milani, 2008). Otros vertebrados provenientes de los mismos depósitos son Paratoceras tedfordi, un artiodáctilo primitivo antecesor de los camellos, y Simojovelhyus pocitosense, un pariente de los actuales pecarís (Webb et al., 2003; Ferrusquía, 2006). 27 En la zona de Ixtapa-Soyaló, se rescataron restos fósiles de un caballo similar a Cormohipparion, de un rinoceronte tentativamente asignado a Teleoceras y del mastodonte Gomphotherium, en rocas del Mioceno medio (Ferrusquía, 1990). Otra zona estudiada donde afloran sedimentos fluviolacustres del Mioceno tardío, se encuentra en los alrededores del poblado Ixcán, cerca de la Selva Lacandona, en el municipio de Ocosingo. En esta localidad se han recuperado restos de tortugas trioníquidas, restos de cocodrilos (Crocodylus sp.), un premolar de un rinoceronte determinado como Teleoceras, así como el molar de un caballo aún sin identificar (Carbot, 2008). En Chiapas, hasta el momento la fauna mejor estudiada de vertebrados terrestres proviene de sedimentos lacustres depositados durante el Pleistoceno tardío, que afloran en los municipios de Chiapa de Corzo,Villaflores, Villa Corzo y La Concordia. En estos municipios se han recuperado restos fósiles de mamutes (Mammuthus columbi), gonfoterios (Cuvieronius tropicus), caballos (Equus conversidens), perezosos gigantes (Eremotherium laurillardi), gliptodontes (Glyptotherium floridanum), león americano (Panthera leo atrox), bisonte (Bison sp.), venados cola blanca (Odocoileus virginianus), ratones (Sigmodon y Reytrodontomis) y tortugas (Trachemys, Kinosternon y cf. Staurotypus) (Carbot et al., 2008). Es importante mencionar que Mammuthus, Equus conversidens, Bison y Panthera leo atrox son principalmente animales adaptados para vivir en áreas abiertas de pastizal, similares a las grandes sabanas africanas, mientras que Odocoileus y Cuvieronius son principalmente animales ramoneadores, lo que indica que habitaban zonas con más cobertura vegetal. Esto plantea la posibilidad de que hace 12,000 años aproximadamente, en Chiapas se dieran las condiciones propicias para la convivencia de especies con requerimientos ecológicos diferentes, situación que no se da en la actualidad. El registro fósil de vertebrados terrestres en Chiapas es escaso a pesar de que los primeros reportes provienen del siglo XIX. Queda claro también que el grupo mejor estudiado es el de los mamíferos, teniéndose principalmente registros del Mioceno y Pleistoceno, mientras que el estudio de los anfibios (con un único registro) y el de los reptiles, es aún muy pobre. No obstante es claro que Chiapas, debido a su posición geográfica y a los eventos tectónicos y orográficos que se suscitaron durante su historia geológica, debió jugar un rol importante en los procesos evolutivos de ciertos grupos. Como consecuencia de esos procesos, hoy en día nuestro Estado es uno de los más biodiversos en México. Bibliografía AVENDAÑO GIL M.J., CARBOT CHANONA G., y MONTELLANO BALLESTE ROS M., 2008, Mamuts y mastodontes de Chiapas. Publicación Especial del Instituto de Historia Natural, 46 pp. 28 BEZAREZ D., 1984, Fósiles encontrados en el estado de Chiapas. Revista Barum. Informa IHN. 6(20): 26-27. BÖESE E., 1905, Reseña acerca de la geología de Chiapas y Tabasco. Boletín del Insti tuto Geológico de México, 20: 1-116. CARBOT CHANONA G., 2008, The first record of Crocodylus (Crocodylomorpha, Crocodylidae) from the Latest Miocene of Chiapas, Mexico. Libro de resúme nes del III Congreso Latinoamericano de Paleontología de Vertebrados, p. 47. CARBOT CHANONA G. y AVENDAÑO GIL M.J., 2002, Dinosaurios en Chiapas. Revista de la UNACH, 4ª Época, 4: 99-105. CARBOT CHANONA G. y COUTIÑO JOSE M.A., 2000, Cocodrilos fósiles del Cretácico Superior (Maastrichtiano), provenientes de la Formación Ocozo coautla, Chiapas. Libro de resúmenes del VII Congreso Nacional de Paleonto logía y I Simposio Geológico en el Noroeste de México, Linares, Nuevo León, p. 92. CARBOT CHANONA G. y MILANI I., 2008, Microvertebrates in the Chiapas amber: some paleoenvironmental considerations. Libro de resúmenes del III Congreso Latinoamericano de Paleontología de Vertebrados, p. 48. CARBOT CHANONA G.,VÁZQUEZ BAUTISTA D., MONTELLANO BALLES TEROS M., DOMÍNGUEZ VÁZQUEZ G. y ISLEBE G.A., 2008. Reconstrucción paleoambiental del Pleistoceno tardío de Chiapas. IX Seminario Interno de Investigación, Instituto de Historia Natural, p. 5. FERRUSQUÍA VILLAFRANCA I., 1990, Contribución al conocimiento de los mamí feros miocénicos de Chiapas, México. Revista de la Sociedad mexicana de Paleontología, 2(2): 77-91. FERRUSQUÍA VILLAFRANCA I., 2006, The first Paleogene mammal record of Middle America: Simojovelhyus pocitosense (Helohyidae, Artiodactyla). Journal of Vertebrate Paleontology, 26(4): 989-1001. PALACIOS AGUILERA E., 1950, La Frailesca, maravillosa zona paleontológica. Revista Chiapas, 1(10): 23-34. SAPPER K., 1894, Informe sobre la geografía física y la geológica de los estados de Chiapas y Tabasco. Agricultura, Boletín Minería e Industria de México, 3: 67-97. WEBB S.D., LEE-BEATTY B. y POINAR Jr. G., 2003, New evidence of Miocene Protoceratidae including a new species from Chiapas. Mexico. Bulletin of the American Museum of Natural History, 279: 348-367. 29 ÁMBAR ÁM BAR EL ÁMBAR: PATRIMONIO FÓSIL DE CHIAPAS Ana S. Núñez-Vera El ámbar es una gema de origen orgánico, ya que es producto del proceso de fosilización de una resina vegetal ocurrido a lo largo de millones de años. Se encuentra actualmente en yacimientos distribuidos en diversas partes del mundo, que proceden de diferentes tipos de árboles y épocas geológicas (Poinar, 1992). Los principales lugares de extracción de ámbar en el mundo con fines comerciales son el Mar Báltico (40 millones de años), República Dominicana (15-20 millones de años) y México (23 millones de años). En México, Chiapas es el único Estado en el que puede encontrarse ámbar, en donde a pesar de que existen yacimientos conocidos en los municipios de Huitiupán y Totolapa, así como en los alrededores de San Cristóbal de las Casas y en diversas localidades dispersas al este de Chiapas, sólo Simojovel es explotado (Rice, 1993;Ytuarte-Núñez, 2001). El ámbar es una resina exudada por árboles de Hymenaea mexicana (Poinar y Brown, 2002), del cual hace 23 millones de años aproximadamente (Oligoceno tardío al Mioceno temprano), brotaba abundante resina de los troncos y ramas, formando gotas o masas irregulares de varios tamaños. En muchas ocasiones la resina al escurrir atrapaba burbujas de aire, gotas de agua, partículas de polvo o pequeños organismos, los que en la actualidad se consideran como inclusiones fósiles; los organismos atrapados en ámbar conservan su estructura externa intacta sin la sustitución de los tejidos orgánicos por minerales, conservando así todas sus características morfológicas. La resina se endurecía al contacto con el aire y era acumulada al pie del árbol; con el tiempo fue arrastrada en tramos cortos por las corrientes de agua que desembocaban en una zona costera cercan. Los movimientos tectónicos y el transcurrir del tiempo, dieron como resultado la retirada del mar, dejando al ámbar sepultado bajo grandes cantidades de sedimento en donde actualmente se encuentra (Caridad, 1999). En la colección paleontológica del IHN, se tienen resguardadas y catalogadas más de 320 piezas de ámbar (algunos ejemplares contienen inclusiones biológicas diversas), todas provenientes del municipio de Simojovel de Allende (Avendaño et al. 2001). Actualmente, las investigaciones realizadas por personal del Museo de Paleontología del IHN en colaboración con especialistas en el tema, han revelado que las piezas de ámbar estudiadas contienen inclusiones animales de cuatro Clases, entre las cuales se incluyen 22 Órdenes representados por 63 Familias. Algunos de los organismos más importantes encontrados en el ámbar de Chiapas son Coluptila aguilerai y Pletropsychae alvarezi, las cuales son nuevas especies para la ciencia (Wichard et al., 2006). Es importante indicar que en las piezas de ámbar depositadas en la colección paleontológica del IHN, así como en otros depósitos de ámbar en el mundo, el orden Diptera representa la mayoría de las inclusiones encon- 31 tradas, seguidas por el orden Hymenoptera. La mayoría de estos especímenes, según Solórzano (2006), son considerados de amplia distribución en el mundo entero, así mismo estas inclusiones indican que algunos de estos géneros presentaban más especies en el Mioceno que hoy en día. Dentro de las piezas de ámbar con inclusiones de vegetales se han reportado cuatro Filos, dentro de los que se incluyen seis Clases, siete Órdenes y siete Familias (Avendaño et al. 2001). Como resultado de los estudios realizados con inclusiones vegetales en ámbar, Lagenheim (1966) plantea que Chiapas probablemente estuvo ocupado con vegetación tropical desde el Mesozoico tardío, pero seguramente desde el Paleógeno la riqueza florística de Chiapas ya estaba presente. Es importante destacar que personal del IHN, estudiantes e investigadores interesados en el tema, han realizado en los últimos años estudios sistemáticos acerca de la flora y fauna encapsulada en el ámbar de Chiapas, proporcionando con esto evidencias directas de las teorías sobre el desarrollo de la flora y fauna moderna de la Región, y también que muchas de las especies encontradas en el ámbar de Chiapas presentan similitudes con las encontradas en el ámbar de República Dominicana. . Bibliografía CARIDAD J., 1999, Ámbar Dominicano, en:Vitoria-Gasteiz (Ed.). Estudios del Museo de Ciencias Naturales de Alava, España, 14(2): 142-147. LANGENHEIM J.H., 1966, Botanical Source of Amber from Chiapas, México. Ciencia, 24: 201–210. POINAR G.O, 1992, Life in Amber. Stanford University Press. Stanford, California. 349 pp. POINAR G.O., Jr. y BROWM A.E., 2002, Hymenaea mexicana sp. nov. (Leguminosae: Caesalpinioideae) from Mexican amber indicates Old World connections. Botanical Journal of the Linnaean Society, 139(2): 125. RICE P.C., 1993, Amber the golden gem of the ages. The Kosciuszko Foundation. New York, EUA. 289 pp. SOLÓRZANO KRAEMER, M.M., 2006, Systematic, palaeoecology and palaeobiogeo graphy of the insect fauna from the Mexican amber. Tesis de Doctorado en Mathematisch-Naturwissenschaftlichen. Universidad de Bonn, Facultad de Rheinischen Friedrich-Wilhelms, Alemania. 259 pp. WICHARD W., SOLORZANO KRAEMER M.M. y LUER C., 2006, First caddisfly species from mexican amber (Insecta: Trichoptera). Magnolia Press. Zootaxa, 1378: 37–48. YTUARTE-NÚÑEZ C., 2001, Rutas comerciales del ámbar mexicano: Chiapas (co municación, cultura y política). Tesis de Maestría en Ciencias Antropológicas (inédita). Universidad Autónoma Metropolitana, México, DF. 48 pp. 32 SE PUEDE DESCARGAR EL LISTADO: “INCLUSIONES ANIMALES Y VEGETALES EN AMBAR” DEL IHN EN EL SITIO: http://www.ihn.chiapas.gob.mx/ihn/ en el apartado: investigación O EN LINK DIRECTO: http://www.ihn.chiapas.gob.mx/ihn/index.php?option=com_ content&view=article&id=248&itemid=112 33 PECES ÓSEOS PE CES S PECES ÓSEOS FÓSILES Ernesto Ovalles-Damián Los peces óseos son un grupo de vertebrados que incluye a todos los peces con esqueleto interno osificado, es decir, compuesto principalmente de piezas calcificadas y muy pocas de cartílago. Existe evidencia de que las civilizaciones prehispánicas mexicanas tuvieron contacto con este grupo, como lo demuestran los restos de peces del Orden pycnodontiforme encontrados en un bloque de caliza usado en la construcción de Palenque, Chiapas, un importante sitio arqueológico maya (Müllerried, 1951). En Chiapas la recolecta de fósiles que el personal del Museo de Paleontología del IHN ha estado llevando a cabo desde casi una década, ha permitido formar una importante colección de más de 73 peces óseos fósiles, de los cuales se han identificado 14 formas diferentes, provenientes de yacimientos del Cretácico Temprano y Tardío, de los municipios de Ocozocoautla de Espinosa, Palenque y San Cristóbal de las Casas. El Espinal y El Chango, localidades ubicadas en el municipio de Ocozocoautla de Espinosa, con una edad Cretácico Temprana (100 millones de años), son afloramientos de donde se han rescatado gran cantidad de peces fósiles, entre los que se han encontrado Salmoniformes, Pycnodontiformes, Ichthyodectiformes, Ellimmichthyiformes, Macrosemiiformes, Alepisauriformes y Gonorhynchiformes; así como otros teleósteos aún no identificados (Alvarado et al., 2006). La cantera El Chango es un sitio con potencial para competir en importancia con Cantera Tlayúa, ubicada en el estado de Puebla, pues se ha encontrado similitud en la conservación de los ejemplares fósiles. Sin embargo, por el poco trabajo que existe en El Chango, no se tienen ejemplares fósiles tan abundantes y diversos como en Tlayúa. Otros municipios con canteras en las que existen peces óseos fósiles, con una edad probable de Cretácico Superior, están en Palenque y San Cristóbal de las Casas, localidades con pocos representantes en la colección paleontológica, posiblemente por el poco acceso que se tiene a estas canteras o en su caso, como ocurre con el municipio de Palenque, que se están iniciando los trabajos de prospección y rescate por parte del IHN. No obstante, Müllerried (1951), documenta la presencia de un Pycnodontiforme en las ruinas Mayas de Palenque, indicando que este ejemplar pertenece al género Pycnodus con una edad eocénica. Sin embargo, este autor no da una descripción precisa del espécimen, ni detalla la información geológica de su posible ubicación. Para el municipio de San Cristóbal de las Casas se tiene documentada la localidad fosilífera Cerro El Venado de una probable edad cretácica, en el cual se observan rocas calizas de granos finos en laminación paralela, que presentan una coloración café oscura. Hasta la fecha no existen reportes de trabajos taxonómicos realizados a los peces fósiles provenientes de este municipio. Entre los peces resguardados en la colección paleontológica del IHN, provenientes de San Cristóbal de la Casas, se 35 encuentran peces juveniles de identidad desconocida y la parte caudal de un pez que al parecer pertenece a los peces holósteos, ya que presentan algunas de las características únicas de este grupo de peces, como son columna vertebral no osificada y escamas rómbicas. Actualmente el único sobreviviente de este grupo de peces en Chiapas es el peje-lagarto. Los ejemplares Ichthyodectiformes de Chiapas podrían pertenecer a Prymnetes, única forma hasta ahora descrita de este Órden para esta región. Los Ellimmichthyiformes representan el registro más diverso en todo Norteamérica, ampliando además la distribución geográfica conocida de estos géneros en sedimentos del Cretácico Superior. La presencia del Órden Alepisauriformes con las formas semejantes a los géneros Saurorhamphus y Apateopholis en Chiapas, amplia la distribución espacial y temporal del grupo, desde el Cenomaniano (Cretácico Superior) del Medio Oriente hasta el Aptiano-Albiano (Cretácico Inferior) de Chiapas. Bibliografía ALVARADO ORTEGA J., GONZÁLEZ RODRÍGUEZ K.A., BLANCO PIÑON A., ESPINOSA ARRUBARRENA L. y OVALLES DAMIÁN E., 2006, Mesozoic Osteichthyans of Mexico, En:Vega, F.J., Nyborg, T.G., Perrilliat, Ma. del C., Montellano, M., Cevallos, S., y Quiroz, S., (eds.). Studies on Mexican Paleontology, Spinger, the Netherlands. p. 169-198. MÜLLERRIED F.K., 1951, Algunos fósiles marinos del Terciario Inferior y Medio de Palenque, Chiapas. Revista de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, 12: 209-227. 36