Patrimonio Paleontológico de Chiapas

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PATRIMONIO
PALEONTOLÓGICO
DE CHIAPAS
INSTITUTO DE HISTORIA NATURAL
DIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN
MUSEO DE PALEONTOLOGÍA :
“ELISEO PALACIOS AGUILERA”
AUTORES:
Manuel Javier Avendaño Gil
Marco Antonio Coutiño José
Daniel Vázquez Bautista
Gerardo Carbot Chanona
Ana Silvia Núñez Vera
Ernesto Ovalles Damián
Comité Editorial del IHN
Editor General: Biól Froilán Esquinca Cano
Editor Ejecutivo: M en E. A. Norma Lozada Mayrén
Vocales
Dirección de Zoológico: C. Federico Álvarez Rincón
Dirección de Investigación: Lic. Jaime Magdaleno Ramírez
Dirección de Botánica: Biól. Teresa Cabrera Cachón
Diseño
Héctor Moguel Velázquez /
Dirección del Conocimiento y Valores Ambientales IHN
Ilustraciónes
Marco Antonio Coutiño José
Gerardo Carbot Chanona
José G. Coutiño Monzón
Autores (texto y fotos):
Manuel Javier Avendaño Gil.
Curador General del Área de Paleontología.
Marco Antonio Coutiño José.
Curador del Museo de Paleontología.
Gerardo Favio Carbot Chanona.
Curador de las Colecciones Paleontológicas.
Daniel Vazquez Bautista.
Curador Encargado de Atención Pública del Museo
de Paleontología.
Ana Silvia Nuñez Vera.
Servicios Educativos del Museo de Paleontología.
Ernesto Ovalles Damián.
Investigador Independiente
Notas:
El contenido de cada uno de los capítulos es responsabilidad del autor.
El orden de los autores y capitulos obedece a criterios de diseño editorial
ESTA OBRA FUÉ FINANCIADA POR EL FONDO MIXTO DE FOMENTO A LA
INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA
CONACYT- GOBIERNO DEL ESTADO DE CHIAPAS
A TRAVÉS DEL PROYECTO :
“PROGRAMA EDITORIAL DEL INSTITUTO DE HISTORIA
NATURAL Y ECOLOGÍA” CLAVE FOMIX-CHIS-2006-CO6-45788
RESPONSABLE TÉCNICO: NORMA LOZADA MAYRÉN
CONTENIDO
1. INTRODUCCIÓN
2. MOLUSCOS
Manuel Javier Avendaño Gil
3. CRUSTÁCEOS
Marco Antonio Coutiño José
4. TIBURONES
Daniel Vázquez Bautista
5.VERTEBRADOS TERRESTRES
Gerardo Carbot Chanona
6. ÁMBAR
Ana Silvia Núñez Vera
7 PECES ÓSEOS
Ernesto Ovalles Damián
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INTRODUCCIÓN
En sentido general, el patrimonio es el conjunto de elementos culturales, sociales y naturales comunes a una colectividad y, dado que los
fósiles son el resultado de procesos naturales, su conocimiento, apreciación y utilización obedecen a factores sociales y culturales. El patrimonio
paleontológico presenta un significado especial por vincular al conjunto
patrimonial.
La paleontología es la ciencia que se dedica al estudio de los fósiles,
evidencias de vida antigua, comprendiendo desde restos químicos de estructuras o de su actividad (moléculas de carbón procedente de sus huesos, huellas, excrementos fecales), hasta morfologías completas aisladas
o en asociación más o menos modificadas, como comunidades coralinas
sepultadas por una avalancha de sedimento.
Para que una evidencia sea considerada fósil debe tener 10,000 años
de antigüedad, que correspondería más o menos al término de la última
glaciación en donde el glaciar que cubría gran parte del hemisferio norte
empezó a retroceder, quedando como remanente el actual casquete en
el Polo Norte.
Las evidencias de vida se han conservado al quedar incluidos en
sedimentos que al paso del tiempo se han transformado en rocas sedimentarias. Entre las más importantes en Chiapas están la caliza, margas,
conglomerados, arenisca, limolita, lutita y silíceas, que cubren casi tres
cuartas partes de la superficie del Estado.
Dada la gran exposición de rocas sedimentarias en la superficie del
territorio de Chiapas no es de extrañar que exista una tradición de su
uso que se remonta a las culturas prehispánicas, tanto locales (Tzeltal,
Tzoltzil y Zoque) y vecinas, como la Mixteca - Zapoteca y Mexica, en
donde el ámbar en especial, era muy usado como prenda ornamental,
comercial y tributaria.
El primer escrito sobre los fósiles de Chiapas lo realizó Domingo
Bezares, un profesional de la medicina humana que trabajó en Chiapa de
Corzo, quien a finales del siglo XIX narra los hallazgos de conchas, caracoles, huesos gigantescos (con consistencia pétrea), y succino (ámbar),
todos recolectados en territorio de Chiapas por indígenas y obsequiados a Fray Victor Flores (1809 - 1848), por la noble obra de enseñanza
que este realizaba con ellos. A la fecha se desconoce el paradero de
estos fósiles.
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Los fósiles de Chiapas tampoco pasaron desapercibidos para los
geólogos y paleontólogos profesionales, quienes desde hace más de 100
años han recolectado, estudiado y resguardado en instituciones foráneas y en su mayor parte fuera del país, estas evidencias. A partir de los
estudios realizados a los fósiles de Chiapas, sabemos que desde tiempos
remotos en nuestro Estado han existido protozoarios, celenterados,
anélidos, bivalvos, cefalópodos, gasterópodos, artrópodos, braquiópodos, equinodermos, peces, anfibios, reptiles y mamíferos, así como algas,
equisetos, gimnospermas y angiospermas por parte de los vegetales, que
evidencian que la gran diversidad biológica actual no es producto de la
casualidad.
Con la creación del actual Instituto de Historia Natural (IHN), en el
año de 1942, se inicia el estudio y resguardo de los fósiles de Chiapas
por parte de una institución estatal, siendo actualmente el Museo de
Paleontología “Eliseo Palacios Aguilera”, en donde se tiene una colección
de fósiles de Chiapas en continuo crecimiento, así como espacios para su
exhibición pública.
El trabajo que se desempeña en el Museo de Paleontología del IHN
es muy diverso, pues para la preparación de las exposiciones de fósiles
hay que realizar prospecciones de campo, trabajo de extracción, restauración e identificación taxonómica, entre otros aspectos, que son
necesarios para dar a conocer a los visitantes la información que nos
proporcionan los fósiles. Lo anterior ha desembocado en la preparación
de personal interesado en ciertos grupos fósiles y que a continuación
presentan parte de sus investigaciones sobre el patrimonio paleontológico de Chiapas.
M. en C. Manuel Javier Avendaño Gil
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MO
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COS
MO
LUS
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MOLUSCOS FÓSILES DE CHIAPAS
Manuel J. Avendaño-Gil
En el pasado geológico de Chiapas, los moluscos ocupan un lugar
prominente entre los fósiles presentes en su territorio, constituyendo el
grupo de mayor abundancia dentro de los macrofósiles y comprendiendo a tres de sus principales grupos, Bivalvos, Gasterópodos y Cefalópodos (Avendaño, 2005).
El interés paleontológico de los moluscos es debido a tres principales
circunstancias que en ellos convergen y son: 1) el estar dotados de una
concha caliza que se fosiliza y conserva con gran facilidad, 2) la antigüedad y persistencia de su morfología a través de las edades geológicas,
pues aparecen diferenciados en la base del Paleozoico hace 550 millones
de años aproximadamente hasta hoy en día y 3) la cantidad de especies
e individuos es tan considerable que es rara la formación geológica que
no se caracterice por fósiles de este tipo.
Los moluscos, y en general la mayoría de los fósiles, se encuentran en
las rocas sedimentarias como son las caliza, arenisca y lutita, entre otras
variedades. En Chiapas, este tipo de rocas cubren aproximadamente el
70 % del territorio (Müllerried, 1982) explotándose intensamente en la
industria de la construcción, ya sea para obtener calhídra, o en lajas que
se cortan y pulen para pisos, fachadas o interiores de casas o edificios, o
en la construcción de lápidas o esculturas. Otras rocas de este tipo son
reducidas a arena o grava que se utilizan para la elaboración de concreto.
Sumándose a las actividades industriales arriba enunciadas esta la actividad agrícola, en donde el arado también da excelentes oportunidad para
encontrar moluscos fósiles.
El continuo hallazgo de conchas y caracoles petrificados en Chiapas
nos da idea de la importancia que tuvieron en el pasado remoto. Se tienen noticias históricas en donde indígenas chiapanecos donaban moluscos petrificados y otros fósiles a Fray Víctor María Flores (1809 –1848),
en agradecimiento por su humanitaria labor de enseñanza a los indígenas
locales (Bezarez, 1984).
A finales del siglo XIX se inician las exploraciones científicas en busca
de moluscos fósiles en el territorio de Chiapas por extranjeros, y a mediados del siglo XX por científicos nacionales. Sin embargo, los especímenes recolectados quedaron resguardados en instituciones establecidas
fuera del Estado.
Gracias a la información generada en los trabajos científicos y técnicos se sabe que en el territorio de Chiapas existen ejemplares de moluscos fósiles con una antigüedad de 260 millones de años (Paleozoico
Tardío) y que su presencia se extiende hasta el Mesozoico y Cenozoico
(Müllerried, 1982). A partir de la creación del área de paleontología
del IHN se comenzaron los trabajos sistemáticos en el estudio de los
moluscos fósiles de Chiapas, que involucra su rescate, estudio, difusión y
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resguardo, como uno más de los recursos naturales con que cuenta el
Estado (Avendaño, 1995).
A la fecha se tiene un acopio de más de 1,494 ejemplares de moluscos que se encuentran resguardados en la colección paleontológica del
Instituto de Historia Natural. El estudio sistemático de estos especímenes ha dado como resultado la identificación a nivel de género y especie de 52 diferentes formas (Avendaño, 2005), entre las que se incluyen
cuatro nuevas especies y una subespecie para la ciencia:
Callistoma granulata, Lyrischapa spinifera,Volotucorbis minutus, Crommioum
globosa y una subespecie, Palmerella mortoni mexicana, todas pertenecientes a la región central de Chiapas y con una antigüedad de 50 millones
de años (Perrilliat et al. 2006).
Otro de los resultados que se tienen del estudio de los moluscos
fósiles es la presentación permanente y temporal de especímenes que
realiza el Museo de Paleontología “Eliseo Palacios Aguilera” del IHN, así
como el apoyo con ejemplares para la docencia, principalmente en la
Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Ciencias y Artes de
Chiapas.
Por último, pero no menos importante, es el reconocimiento por
parte de instituciones de prestigio nacional, como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto de Antropología
e Historia (INAH). La UNAM no sólo ha colaborado con el IHN para
trabajos de investigación en moluscos fósiles, sino también ha contribuido en la formación de personal especializado orientado al estudio de
los gasterópodos eocénicos de la región central de Chiapas (Avendaño,
2002), mientras que el INAH firmó en el año de 2008 un convenio de
colaboración con el IHN, destinado a salvaguardar y estudiar conjuntamente los fósiles de Chiapas.
A pesar de los escasos estudios realizados con los moluscos fósiles,
han proporcionado valiosa información entre la que destaca lo relativo
a los altos endemismos genéricos y específicos, principalmente entre
los rudistas y gasterópodos, los cuales son los grupos más investigados
hasta el día de hoy. Lo anterior evidencia la compleja historia geológica de la región que propició escenarios para la especiación de muchos
taxones. Como consecuencia se delimitaron provincias paleobiogeográficas o subprovincias faunísticas, caracterizadas por una fauna típica que
dejó sus huellas en forma de fósiles, los cuales se encuentran a buen
resguardo hoy en día en las instalaciones del IHN, en espera de nuevos
estudios que seguramente resultarán en nuevas interpretaciones.
8
Bibliografía
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CRUS
TÁ
CEOS
CRUS
TÁ
CEOS
CRUSTACEOS FÓSILES
Marco A. Coutiño-José.
Los crustáceos son artrópodos que se caracterizan por tener un
caparazón quitinoso que protege el cuerpo por completo, el cual muda
periódicamente para poder crecer. De este grupo los más conocidos son
los Decápodos, que se caracterizan por poseer cinco pares de patas, de
los cuales uno está modificado a modo de pinzas o quelas.
En Chiapas los primeros reportes de crustáceos se remontan al año
de 1996, cuando se realizaron hallazgos en la Región Central del Estado,
en rocas que conforman el Cañón del Sumidero. A partir de esta fecha,
se han encontrado muchos ejemplares del Cretácico y Terciario (65 y
40 millones de años), siendo la mayoría nuevos géneros y especies para
el mundo y varios de ellos han modificado el rango de antigüedad de
algunos grupos.
Feldmann y colaboradores (1996) reportaron para el Estado de Chiapas un crustáceo fósil de la Familia Raninidae, nombrado
Lophoranina precosious, el cual es el representante más antiguo del género en el mundo, pues los registros previos eran del Eoceno de Baja
California y Veracruz en México, Europa y África.
A raíz de la apertura de la nueva autopista Ocozocoautla-Las Choapas, se recolectaron gran cantidad de cangrejos fósiles muy bien preservados, determinados como Carcineretes planetarius (Vega et al., 2001a),
especie reportada por primera vez para la Formación Barton Creek en
Belice (Vega et al., 1997). En esa localidad se recolectaron ejemplares
muy mal conservados, por lo que los cangrejos de Chiapas sirvieron para
complementar la descripción de la especie. Además, se amplió su distribución geográfica y se propuso como un fósil índice para el Cretácico
Tardío (Pimentel et al., 1998). En estos mismos estratos, junto a
Carcineretes planetarius, se encuentran otros géneros nuevos de cangrejos, Megaxantho zoque (crustáceo de talla grande) y
Parazanthopsis meyapaquensis.
S
En las lajas extraídas de la cantera El Espinal, en el municipio de Ocozocoautla, de edad Cretácico Inferior (100 millones de años), se encontraron, una langosta nombrada Palinurus palaciosi y un cangrejo paguroide,
identificado como Roemerus robustus (Vega et al., 2006). De la cantera
El Chango, en el mismo municipio, y presumiblemente de la misma edad
que El Espinal, se rescató un camarón de la familia Penaeidae (Vega et al.,
2007), que podría representar un género y especie nueva para la ciencia.
En rocas de la Formación El Bosque que afloran en la colonia 20 de
Noviembre, municipio de Acala, que tienen una edad de 50 millones de
años de antigüedad, se encontraron las especies de cangrejos Calianassa
sp., Notopus minutus, Ranina berglundi, Raninoides treldanaesensis., Orbitoplax
nandachare,Verrucoides stenohedra,Viapinnixa alvarezi, Karasawaia markgrafi,
Panopeus veintensis y Tehuacana schweitzerae (Vega et al., 2001b y 2008).
11
En la Mesa de Copoya municipio de Tuxtla Gutiérrez, en rocas de la Formación San Juan (40 millones de años) se rescataron e identificaron los
cangrejos Petrochirus sp., Notopoides exigus, Dardanus mexicanus, Lophoranina cristaspina, Calappilia hondoensis, Eriosachila sp. y un Calappidae indeterminado (Vega et al., 2001b).
En el Municipio de Palenque, Chiapas, se localizó un estrato en la orilla del río Nututúm, donde se realizó el hallazgo de los cangrejos fósiles
Neocallichirus aetodus, Calappa zurcheri, Ctenocheles sp. y Haydnella cf. H.
steininbergi, asociados con equinodermos, gasterópodos y bivalvos, entre
los que se cuentan ostreidos que traen adheridos un tipo de crustáceo
llamado comúnmente balano. La edad de esta localidad pertenece al Mioceno (Vega et al., 2009).
La fauna de crustáceos descrita para Chiapas es típica de la zona del
Caribe con influencia del mar de Thetys. Es claro que la fauna del pasado
geológico del Estado, así como la del presente, se caracteriza por su gran
abundancia y diversidad, en especial los fósiles contenidos en las rocas
del Cretácico que denotan episodios de intensa actividad biológica.
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VEGA F.J., NYBORG T., COUTIÑO M.A., SOLÉ J. y HERNÁNDEZ MONZÓN O.,
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Fossil Museum, 35: 51–69.
13
Fotos
FO
TOS
Moluscos
Volutocorbis minutus
Calliostoma granulata
Crommium globosa
Lyrischapa spinifera
Palmerella mortoni mexicana
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Crustáceos
Tiburónes
Megaxantho zoque
Diente de Tiburón
Carcharias sp.
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Diente de Tiburón
Serratolamna sp.
Péces Óseos
Triplomystus applegatei
Sauroramphus sp.
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Vertebrados
Ejemplares rescatados en sedimentos del Pleistoceno tardío de Villa
Flores y Villa Corzo
Fragmento de asta de
Odocoileus virginianus
Molar superior
de Ratón:
Sigmodon hispidus
Molares de caballo
Equus conversidens
Molar superior de
Bison sp
Molar de Mastodonte
Cuvienonius
Fragmento de mandíbula de León Americano
Panthera leo atrox
18
Placa de tortuga pintada
Trachemys scripta
Diente de Dinosaurio
Carnívoro
Fémur de Tortuga
Fragmento de mandíbula de un
artiodáctilo primitivo:
Simojovelhyus pocitosense
Cráneo de Cocodrilo
del Cretácico superior
Rana en ámbar
Craugastor sp.
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Ámbar
Culoptila aguilerae
Antyllopsyche mexicana
20
Xiphocentron chiapasi
Pectropsyche alvarezi
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TI
BU
RO
NES
TIBU
RO
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TIBURONES FÓSILES
Daniel Vázquez-Bautista
Los tiburones son peces pertenecientes a un Superorden llamado
Selachimorpha. Poseen un esqueleto cartilaginoso, la boca contempla varias hileras de dientes que se reemplazan periódicamente; además poseen
una serie de adaptaciones sensitivas que los convierten en depredadores
muy efectivos. Los primeros tiburones evolucionaron en la Era Paleozoica, 400 millones de años atrás, en el periodo Devónico y Carbonífero, y
tenían formas muy distintas a las actuales. Hace unos 100 millones de años,
surgieron los tiburones actuales, y algunos superdepredadores como el
Carcharodon megalodon del Mioceno, alcanzó una longitud mayor a los 15
metros.
Actualmente los tiburones son de formas y tamaños muy variados, habiendo especies que apenas alcanzan los 15 cm de longitud, hasta las de
más de 17 metros. La gran diversidad de tiburones se refleja en el gran
número de nichos que ocupan. Su distribución abarca todos los mares del
mundo, pues se han adaptado a cualquier tipo de hábitat marino, e inclusive algunas especies se aventuran en agua dulce. Se clasifican en ocho órdenes, Hexanquiformes, Escualiformes, Pristioriformes, Heterodontiformes,
Lamniformes, Orectolobiformes, Carcarriniformes y Esquantiniformes. Los
parientes más cercanos de los tiburones son los peces sierra y las rayas.
El registro de tiburones fósiles de Chiapas está constituido principalmente por dientes pertenecientes a especies que habitaron en el Cretácico y
gran parte del Terciario. Los dientes que van de algunos milímetros hasta
algunos centímetros de longitud, se localizan regularmente en asociación
con fósiles de bivalvos, caracoles, cangrejos, erizos de mar, dientes de
rayas y plastrones de tortugas. Sin embargo, a pesar de la gran cantidad
de dientes encontrados y resguardados en la colección paleontológica del
Instituto de Historia Natural, los trabajos relacionados con tiburones en el
Estado son escasos. Entre las especies identificadas para el Cretácico Tardío (70-65 millones de años), en el municipio de Ocozocoautla, se encuentran Carcharias sp., Cretoxyrhina mantelli, Squalicorax pristodontus, Squalicorax
kaupi y Serratolamna serrata (González et al., 2001). Para el Terciario, se tienen registros de la Mesa de Copoya, con una edad del Eoceno Medio (40
millones de años). De esa localidad se han rescatado dientes de Nebrius
sp., Odontaspis sp., Hemipristis curvatus, Hemipristis sp., Strilatolamnia macrota,
Carcharias sp., Isurus praecursor, Charcharadon auriculatus, y Galeocerdo sp.
(Ferrusquía et al., 1999; González et al., 2004). Otra localidad con dientes
de tiburón es Los Pocitos, en Simojovel de Allende. En los sedimentos que
afloran en esa localidad, correspondientes al Mioceno Inferior (23 millones
de años), se han podido rescatar varios dientes de tiburón, sin embargo
sólo se ha podido identificar la especie Carcharocles angustidens (González
et al., 2002), pues faltan trabajos taxonómicos.
Registros previos de tiburones en Chiapas, pero de localidades inciertas, fueron dados por Kruckow (1958), quien reportó al tiburón gigante
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Carcharodon megalodon del municipio de Ocosingo, y Kruckow y Thies
(1990) quienes asignaron unos dientes al tiburón Eugomphodus macrotus y
al tiburón gigante Procarcharodon megalodon (Carcharodon megalodon) para
el Mioceno Medio.
Los resultados del estudio de los tiburones fósiles de Chiapas, muestran
que la mayoría de las especies eran cosmopolitas, y que tenían una estrecha relación con las especies encontradas en Europa, Norte América y
África. Cabe mencionar que algunas de las especies tienen representantes
actuales que habitan en las aguas del Pacífico, Atlántico y del Caribe, lo
que nos indica la gran capacidad de adaptación de estos organismos, inclusive hoy en la actualidad, por lo que se les llama “fósiles vivientes”.
Bibliografía
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VER
TE
BRA
DOS
VER
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VERTEBRADOS TERRESTRES FÓSILES
Gerardo Carbot-Chanona
El registro de vertebrados fósiles terrestres en Chiapas se remonta
al año de 1849, cuando le son llevados “huesos de gigantes” a un fraile de
Chiapa de Corzo, los cuales fueron posteriormente identificados como
restos de mastodontes (Bezares, 1984). Años más tarde, Sapper (1894)
publicó un trabajo donde hizo referencia a restos de proboscidios encontrados en Chiapas, pero por la escasez de datos de recolecta y localidad,
se desconoce la procedencia y el paradero de dicho material.Ya en el siglo
XX, Böese (1905) reportó restos de mastodontes provenientes de Villa
Corzo. Posteriormente, Eliseo Palacios Aguilera (1950) estudió restos de
megamamíferos encontrados en los municipios de Villaflores y Villa Corzo,
determinando los géneros Elephas, Mamut, Megatherium y Glyptodon. Años
más tarde, Miguel Álvarez del Toro continuó con los trabajos paleontológicos iniciados por Eliseo Palacios, logrando resguardar varios restos óseos
de mamutes y mastodontes provenientes de localidades inciertas (Avendaño et al., 2008).
Hoy en día, gracias a las incesantes prospecciones paleontológicas realizadas en casi todo el territorio chiapaneco, se han recuperado gran variedad
de taxones de diferentes edades, en varios municipios del Estado.
Los vertebrados fósiles terrestres de edad más antigua en Chiapas han
sido encontrados en rocas conformadas por arenisca de origen continental, depositada probablemente durante principios del Jurásico, que afloran
en los municipios de La Concordia y Jiquipilas. Los restos comprenden
pequeños fragmentos de huesos, que podrían pertenecer a dinosaurios
(Carbot y Avendaño, 2002). Sin embargo, el material es muy pobre como
para hacer determinaciones fidedignas y por ende su identidad taxonómica y sus relaciones biogeográficas son inciertas.
La mayor parte del territorio chiapaneco está cubierta por rocas sedimentarias de naturaleza calcárea que se formaron en ambientes marinos. Sin
embargo, se han encontrado sedimentos en la Formación Ocozocoautla,
depositados durante el final del Cretácico (70-65 millones de años atrás),
que muestran evidencias de que el mar dio paso a zonas de estero, donde
confluían tanto organismos marinos como terrestres. En estos sedimentos
se han encontrado restos de dos cocodrilos y fragmentos de tortugas de
al menos seis individuos diferentes, así como el diente de un posible dinosaurio carnívoro (Carbot y Coutiño, 2000; Carbot y Avendaño, 2002).
En los sedimentos conformados de lutita y arena de Simojovel, formados
hace 23 millones de años, durante el Mioceno temprano, se han encontrado encapsulados en ámbar pequeños restos de microvertebrados, entre
los que se encuentran una diminuta rana del género Craugastor sp., lagartijas del género Anolis sp. y una pluma aun sin determinar (Carbot y Milani,
2008). Otros vertebrados provenientes de los mismos depósitos son
Paratoceras tedfordi, un artiodáctilo primitivo antecesor de los camellos, y
Simojovelhyus pocitosense, un pariente de los actuales pecarís (Webb et al.,
2003; Ferrusquía, 2006).
27
En la zona de Ixtapa-Soyaló, se rescataron restos fósiles de un caballo
similar a Cormohipparion, de un rinoceronte tentativamente asignado a
Teleoceras y del mastodonte Gomphotherium, en rocas del Mioceno medio
(Ferrusquía, 1990). Otra zona estudiada donde afloran sedimentos fluviolacustres del Mioceno tardío, se encuentra en los alrededores del poblado
Ixcán, cerca de la Selva Lacandona, en el municipio de Ocosingo. En esta
localidad se han recuperado restos de tortugas trioníquidas, restos de
cocodrilos (Crocodylus sp.), un premolar de un rinoceronte determinado
como Teleoceras, así como el molar de un caballo aún sin identificar (Carbot, 2008).
En Chiapas, hasta el momento la fauna mejor estudiada de vertebrados terrestres proviene de sedimentos lacustres depositados durante el Pleistoceno tardío, que afloran en los municipios de Chiapa de Corzo,Villaflores,
Villa Corzo y La Concordia. En estos municipios se han recuperado restos
fósiles de mamutes (Mammuthus columbi), gonfoterios (Cuvieronius tropicus),
caballos (Equus conversidens), perezosos gigantes (Eremotherium laurillardi),
gliptodontes (Glyptotherium floridanum), león americano (Panthera leo atrox),
bisonte (Bison sp.), venados cola blanca (Odocoileus virginianus), ratones
(Sigmodon y Reytrodontomis) y tortugas (Trachemys, Kinosternon y
cf. Staurotypus) (Carbot et al., 2008). Es importante mencionar que
Mammuthus, Equus conversidens, Bison y Panthera leo atrox son principalmente animales adaptados para vivir en áreas abiertas de pastizal, similares
a las grandes sabanas africanas, mientras que Odocoileus y Cuvieronius son
principalmente animales ramoneadores, lo que indica que habitaban zonas
con más cobertura vegetal. Esto plantea la posibilidad de que hace 12,000
años aproximadamente, en Chiapas se dieran las condiciones propicias
para la convivencia de especies con requerimientos ecológicos diferentes,
situación que no se da en la actualidad.
El registro fósil de vertebrados terrestres en Chiapas es escaso a pesar de
que los primeros reportes provienen del siglo XIX. Queda claro también
que el grupo mejor estudiado es el de los mamíferos, teniéndose principalmente registros del Mioceno y Pleistoceno, mientras que el estudio de
los anfibios (con un único registro) y el de los reptiles, es aún muy pobre.
No obstante es claro que Chiapas, debido a su posición geográfica y a los
eventos tectónicos y orográficos que se suscitaron durante su historia
geológica, debió jugar un rol importante en los procesos evolutivos de
ciertos grupos. Como consecuencia de esos procesos, hoy en día nuestro
Estado es uno de los más biodiversos en México.
Bibliografía
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29
ÁMBAR
ÁM
BAR
EL ÁMBAR: PATRIMONIO FÓSIL DE CHIAPAS
Ana S. Núñez-Vera
El ámbar es una gema de origen orgánico, ya que es producto del
proceso de fosilización de una resina vegetal ocurrido a lo largo de millones de años. Se encuentra actualmente en yacimientos distribuidos en
diversas partes del mundo, que proceden de diferentes tipos de árboles y
épocas geológicas (Poinar, 1992).
Los principales lugares de extracción de ámbar en el mundo con fines
comerciales son el Mar Báltico (40 millones de años), República Dominicana (15-20 millones de años) y México (23 millones de años). En México,
Chiapas es el único Estado en el que puede encontrarse ámbar, en donde
a pesar de que existen yacimientos conocidos en los municipios de Huitiupán y Totolapa, así como en los alrededores de San Cristóbal de las Casas
y en diversas localidades dispersas al este de Chiapas, sólo Simojovel es
explotado (Rice, 1993;Ytuarte-Núñez, 2001).
El ámbar es una resina exudada por árboles de Hymenaea mexicana (Poinar y Brown, 2002), del cual hace 23 millones de años aproximadamente
(Oligoceno tardío al Mioceno temprano), brotaba abundante resina de los
troncos y ramas, formando gotas o masas irregulares de varios tamaños.
En muchas ocasiones la resina al escurrir atrapaba burbujas de aire, gotas
de agua, partículas de polvo o pequeños organismos, los que en la actualidad se consideran como inclusiones fósiles; los organismos atrapados en
ámbar conservan su estructura externa intacta sin la sustitución de los
tejidos orgánicos por minerales, conservando así todas sus características
morfológicas. La resina se endurecía al contacto con el aire y era acumulada al pie del árbol; con el tiempo fue arrastrada en tramos cortos por las
corrientes de agua que desembocaban en una zona costera cercan.
Los movimientos tectónicos y el transcurrir del tiempo, dieron como
resultado la retirada del mar, dejando al ámbar sepultado bajo grandes cantidades de sedimento en donde actualmente se encuentra (Caridad, 1999).
En la colección paleontológica del IHN, se tienen resguardadas y catalogadas más de 320 piezas de ámbar (algunos ejemplares contienen inclusiones
biológicas diversas), todas provenientes del municipio de Simojovel de
Allende (Avendaño et al. 2001). Actualmente, las investigaciones realizadas
por personal del Museo de Paleontología del IHN en colaboración con
especialistas en el tema, han revelado que las piezas de ámbar estudiadas
contienen inclusiones animales de cuatro Clases, entre las cuales se incluyen 22 Órdenes representados por 63 Familias. Algunos de los organismos
más importantes encontrados en el ámbar de Chiapas son
Coluptila aguilerai y Pletropsychae alvarezi, las cuales son nuevas especies
para la ciencia (Wichard et al., 2006).
Es importante indicar que en las piezas de ámbar depositadas en la colección paleontológica del IHN, así como en otros depósitos de ámbar en el
mundo, el orden Diptera representa la mayoría de las inclusiones encon-
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tradas, seguidas por el orden Hymenoptera. La mayoría de estos especímenes, según Solórzano (2006), son considerados de amplia distribución
en el mundo entero, así mismo estas inclusiones indican que algunos de
estos géneros presentaban más especies en el Mioceno que hoy en día.
Dentro de las piezas de ámbar con inclusiones de vegetales se han reportado cuatro Filos, dentro de los que se incluyen seis Clases, siete Órdenes
y siete Familias (Avendaño et al. 2001). Como resultado de los estudios
realizados con inclusiones vegetales en ámbar, Lagenheim (1966) plantea
que Chiapas probablemente estuvo ocupado con vegetación tropical desde el Mesozoico tardío, pero seguramente desde el Paleógeno la riqueza
florística de Chiapas ya estaba presente.
Es importante destacar que personal del IHN, estudiantes e investigadores
interesados en el tema, han realizado en los últimos años estudios sistemáticos acerca de la flora y fauna encapsulada en el ámbar de Chiapas, proporcionando con esto evidencias directas de las teorías sobre el desarrollo de la flora y fauna moderna de la Región, y también que muchas de las
especies encontradas en el ámbar de Chiapas presentan similitudes con las
encontradas en el ámbar de República Dominicana.
.
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(inédita). Universidad Autónoma Metropolitana, México, DF. 48 pp.
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SE PUEDE DESCARGAR EL LISTADO: “INCLUSIONES ANIMALES Y
VEGETALES EN AMBAR” DEL IHN
EN EL SITIO:
http://www.ihn.chiapas.gob.mx/ihn/
en el apartado: investigación
O EN LINK DIRECTO:
http://www.ihn.chiapas.gob.mx/ihn/index.php?option=com_
content&view=article&id=248&itemid=112
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PECES
ÓSEOS
PE
CES
S
PECES ÓSEOS FÓSILES
Ernesto Ovalles-Damián
Los peces óseos son un grupo de vertebrados que incluye a
todos los peces con esqueleto interno osificado, es decir, compuesto
principalmente de piezas calcificadas y muy pocas de cartílago. Existe
evidencia de que las civilizaciones prehispánicas mexicanas tuvieron
contacto con este grupo, como lo demuestran los restos de peces del
Orden pycnodontiforme encontrados en un bloque de caliza usado en
la construcción de Palenque, Chiapas, un importante sitio arqueológico
maya (Müllerried, 1951).
En Chiapas la recolecta de fósiles que el personal del Museo de Paleontología del IHN ha estado llevando a cabo desde casi una década, ha
permitido formar una importante colección de más de 73 peces óseos
fósiles, de los cuales se han identificado 14 formas diferentes, provenientes de yacimientos del Cretácico Temprano y Tardío, de los municipios de
Ocozocoautla de Espinosa, Palenque y San Cristóbal de las Casas.
El Espinal y El Chango, localidades ubicadas en el municipio de Ocozocoautla de Espinosa, con una edad Cretácico Temprana (100 millones
de años), son afloramientos de donde se han rescatado gran cantidad
de peces fósiles, entre los que se han encontrado Salmoniformes, Pycnodontiformes, Ichthyodectiformes, Ellimmichthyiformes, Macrosemiiformes, Alepisauriformes y Gonorhynchiformes; así como otros teleósteos
aún no identificados (Alvarado et al., 2006). La cantera El Chango es un
sitio con potencial para competir en importancia con Cantera Tlayúa,
ubicada en el estado de Puebla, pues se ha encontrado similitud en la
conservación de los ejemplares fósiles. Sin embargo, por el poco trabajo
que existe en El Chango, no se tienen ejemplares fósiles tan abundantes
y diversos como en Tlayúa.
Otros municipios con canteras en las que existen peces óseos fósiles,
con una edad probable de Cretácico Superior, están en Palenque y San
Cristóbal de las Casas, localidades con pocos representantes en la colección paleontológica, posiblemente por el poco acceso que se tiene a
estas canteras o en su caso, como ocurre con el municipio de Palenque,
que se están iniciando los trabajos de prospección y rescate por parte
del IHN. No obstante, Müllerried (1951), documenta la presencia de un
Pycnodontiforme en las ruinas Mayas de Palenque, indicando que este
ejemplar pertenece al género Pycnodus con una edad eocénica. Sin embargo, este autor no da una descripción precisa del espécimen, ni detalla
la información geológica de su posible ubicación.
Para el municipio de San Cristóbal de las Casas se tiene documentada
la localidad fosilífera Cerro El Venado de una probable edad cretácica, en
el cual se observan rocas calizas de granos finos en laminación paralela, que presentan una coloración café oscura. Hasta la fecha no existen
reportes de trabajos taxonómicos realizados a los peces fósiles provenientes de este municipio. Entre los peces resguardados en la colección
paleontológica del IHN, provenientes de San Cristóbal de la Casas, se
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encuentran peces juveniles de identidad desconocida y la parte caudal de
un pez que al parecer pertenece a los peces holósteos, ya que presentan
algunas de las características únicas de este grupo de peces, como son
columna vertebral no osificada y escamas rómbicas. Actualmente el único sobreviviente de este grupo de peces en Chiapas es el peje-lagarto.
Los ejemplares Ichthyodectiformes de Chiapas podrían pertenecer
a Prymnetes, única forma hasta ahora descrita de este Órden para esta
región. Los Ellimmichthyiformes representan el registro más diverso en
todo Norteamérica, ampliando además la distribución geográfica conocida de estos géneros en sedimentos del Cretácico Superior. La presencia
del Órden Alepisauriformes con las formas semejantes a los géneros
Saurorhamphus y Apateopholis en Chiapas, amplia la distribución espacial
y temporal del grupo, desde el Cenomaniano (Cretácico Superior) del
Medio Oriente hasta el Aptiano-Albiano (Cretácico Inferior) de Chiapas.
Bibliografía
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36
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