12 5 ¿Pero por qué un ciudadano del Estado ideal que propone Platón va a querer la justicia por encima de la injusticia? Según Platón, el hombre natural y presocial del que hablaba Trasímaco no actúa según su propio interés, como sí hace el hombre social propuesto por los sofistas, por lo que ha de aceptar sin problema alguno las disposiciones de un Estado movido por el interés común. Aristóteles 10 15 20 25 30 35 40 Ética Aristóteles sigue los pasos de Platón: la moral es búsqueda de la vida buena o felicidad (eudaimonía), pero no hace depender a ésta de un mundo separado del sensible. Hay dos conceptos fundamentales en su obra ética: • El bien: fin de la conducta humana y fundamento de su reflexión sobre la moral. Es por ello por lo que califica su ética como teleológica. • La virtud: es el camino que conduce al bien propio del hombre; por ello, la ética aristotélica se puede considerar también como una ética de virtudes. Ya no hay un único bien, como en Platón, sino que éste depende de la manera de ser (naturaleza) de cada tipo de realidad. El bien se identifica con la perfección de cada tipo de ente, por lo que es causa final o término de sus acciones: es hacia lo que todas las cosas tienden. El bien supremo propio del ser humano no está subordinado a ningún otro bien. Los seres humanos se hacen buenos en la medida en que aprenden a identificar este bien y tratan de alcanzarlo. Pero otros bienes pueden ser confundidos con ese bien supremo, tal como los placeres del cuerpo (que esclavizan), las riquezas (que son sólo medios) y los honores (que nos hacen depender de los demás). El auténtico bien supremo, para el ser humano, se encuentra en la vida intelectual, porque ésta consiste en el ejercicio de la inteligencia, que es la facultad más alta del alma. Es por ello por lo que el ser humano puede ser plenamente feliz cuando se ocupa de la ciencia teórica más elevada: la filosofía primera. Al igual que Sócrates, Aristóteles afirma que la virtud es algo que perfecciona al ser humano. La virtud es un hábito que reúne tres rasgos: es adquirido, es operativo (predispone a actuar de un modo determinado) y es voluntario. El acto voluntario requiere el conocimiento del fin, la decisión de alcanzarlo, la elección de los medios y la firmeza en el obrar, lo cual se opone al intelectualismo socrático (en Platón sería suficiente con alcanzar el conocimiento directo de la idea de Bien). El ser humano es responsable de su propio carácter ya que él mismo lo forma mediante los hábitos que adquiere. Distingue entre virtudes éticas y virtudes dianoéticas. Las éticas son hábitos voluntarios que consisten en un término medio entre dos extremos, que son el exceso y el defecto a la hora de actuar. El término medio no es sinónimo de mediocridad, ya que la virtud ética con respecto al bien es excelencia y 13 5 10 15 20 25 30 plenitud. Las virtudes éticas son la fortaleza, la templanza, la justicia (legal, distributiva y conmutativa), la equidad, la magnanimidad y la amistad. Las virtudes dianoéticas, por su parte, perfeccionan el intelecto y el conocimiento. Las que hacen bueno al intelecto práctico son el arte (póiesis) y la prudencia (reguladora de las virtudes éticas). Las relacionadas con el intelecto teórico son la ciencia, el entendimiento y la sabiduría. Política La sociabilidad brota de la misma esencia del ser humano, pues su naturaleza es social (es un zoon politikón). Sólo las bestias o Dios no necesitan de la sociedad. Hay tres niveles de comunidad social: familia, aldea y polis (o ciudadEstado). La polis ha de satisfacer las necesidades materiales de sus ciudadanos, pero su fin principal consiste en proporcionar a los ciudadanos una vida buena y feliz, por lo que debe promover, ante todo, las virtudes intelectuales y la justicia (principal virtud de la sociedad política). La ciudad se define, por tanto, como la comunidad de hombres libres orientada a la vida buena. El fin del individuo y el de la comunidad coinciden: si los individuos son buenos, la polis alcanzará la justicia y viceversa. Aristóteles rechazó el, digamos, comunismo platónico, ya que considera que los individuos poseen unos derechos naturales que nunca pueden ser abolidos. Distingue tres sistemas de gobierno bueno y tres malos: monarquía/tiranía, aristocracia/oligarquía, politeía (república)/demagogia. Para Aristóteles, la politeía sería el sistema más realista, a medio camino entre los otros dos. Pero no se puede considerar una democracia al estilo ateniense, ya que los dirigentes serían una mayoría competente, excluyéndose así a los ignorantes. A semejanza de Platón, concede gran importancia a la educación de los ciudadanos: toda ella, afirma, debería estar al control del Estado. Y también como Platón, se opone a una educación sofística (utilitaria y externa). Se debe educar primero el cuerpo y por fin el alma desde la infancia, de manera que se prepare bien a los futuros gobernantes de la ciudad.