Filosofía - Tema 6 - páginas Aristóteles

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¿Pero por qué un ciudadano del Estado ideal que propone Platón va a querer la
justicia por encima de la injusticia? Según Platón, el hombre natural y presocial
del que hablaba Trasímaco no actúa según su propio interés, como sí hace el
hombre social propuesto por los sofistas, por lo que ha de aceptar sin
problema alguno las disposiciones de un Estado movido por el interés común.
Aristóteles
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Ética
Aristóteles sigue los pasos de Platón: la moral es búsqueda de la vida buena o
felicidad (eudaimonía), pero no hace depender a ésta de un mundo separado
del sensible. Hay dos conceptos fundamentales en su obra ética:
• El bien: fin de la conducta humana y fundamento de su reflexión
sobre la moral. Es por ello por lo que califica su ética como
teleológica.
• La virtud: es el camino que conduce al bien propio del hombre; por
ello, la ética aristotélica se puede considerar también como una ética
de virtudes.
Ya no hay un único bien, como en Platón, sino que éste depende de la manera
de ser (naturaleza) de cada tipo de realidad. El bien se identifica con la
perfección de cada tipo de ente, por lo que es causa final o término de sus
acciones: es hacia lo que todas las cosas tienden. El bien supremo propio del
ser humano no está subordinado a ningún otro bien. Los seres humanos se
hacen buenos en la medida en que aprenden a identificar este bien y tratan de
alcanzarlo. Pero otros bienes pueden ser confundidos con ese bien supremo,
tal como los placeres del cuerpo (que esclavizan), las riquezas (que son sólo
medios) y los honores (que nos hacen depender de los demás). El auténtico
bien supremo, para el ser humano, se encuentra en la vida intelectual, porque
ésta consiste en el ejercicio de la inteligencia, que es la facultad más alta del
alma. Es por ello por lo que el ser humano puede ser plenamente feliz cuando
se ocupa de la ciencia teórica más elevada: la filosofía primera.
Al igual que Sócrates, Aristóteles afirma que la virtud es algo que perfecciona
al ser humano. La virtud es un hábito que reúne tres rasgos: es adquirido, es
operativo (predispone a actuar de un modo determinado) y es voluntario. El
acto voluntario requiere el conocimiento del fin, la decisión de alcanzarlo, la
elección de los medios y la firmeza en el obrar, lo cual se opone al
intelectualismo socrático (en Platón sería suficiente con alcanzar el
conocimiento directo de la idea de Bien). El ser humano es responsable de su
propio carácter ya que él mismo lo forma mediante los hábitos que adquiere.
Distingue entre virtudes éticas y virtudes dianoéticas. Las éticas son hábitos
voluntarios que consisten en un término medio entre dos extremos, que son el
exceso y el defecto a la hora de actuar. El término medio no es sinónimo de
mediocridad, ya que la virtud ética con respecto al bien es excelencia y
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plenitud. Las virtudes éticas son la fortaleza, la templanza, la justicia (legal,
distributiva y conmutativa), la equidad, la magnanimidad y la amistad. Las
virtudes dianoéticas, por su parte, perfeccionan el intelecto y el conocimiento.
Las que hacen bueno al intelecto práctico son el arte (póiesis) y la prudencia
(reguladora de las virtudes éticas). Las relacionadas con el intelecto teórico son
la ciencia, el entendimiento y la sabiduría.
Política
La sociabilidad brota de la misma esencia del ser humano, pues su naturaleza
es social (es un zoon politikón). Sólo las bestias o Dios no necesitan de la
sociedad. Hay tres niveles de comunidad social: familia, aldea y polis (o ciudadEstado). La polis ha de satisfacer las necesidades materiales de sus ciudadanos,
pero su fin principal consiste en proporcionar a los ciudadanos una vida buena
y feliz, por lo que debe promover, ante todo, las virtudes intelectuales y la
justicia (principal virtud de la sociedad política). La ciudad se define, por tanto,
como la comunidad de hombres libres orientada a la vida buena. El fin del
individuo y el de la comunidad coinciden: si los individuos son buenos, la polis
alcanzará la justicia y viceversa. Aristóteles rechazó el, digamos, comunismo
platónico, ya que considera que los individuos poseen unos derechos naturales
que nunca pueden ser abolidos.
Distingue tres sistemas de gobierno bueno y tres malos: monarquía/tiranía,
aristocracia/oligarquía, politeía (república)/demagogia. Para Aristóteles, la
politeía sería el sistema más realista, a medio camino entre los otros dos. Pero
no se puede considerar una democracia al estilo ateniense, ya que los
dirigentes serían una mayoría competente, excluyéndose así a los ignorantes.
A semejanza de Platón, concede gran importancia a la educación de los
ciudadanos: toda ella, afirma, debería estar al control del Estado. Y también
como Platón, se opone a una educación sofística (utilitaria y externa). Se debe
educar primero el cuerpo y por fin el alma desde la infancia, de manera que se
prepare bien a los futuros gobernantes de la ciudad.
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