Adolescentes que no estudian ni trabajan en América Latina

Anuncio
CUADERNO 04
Adolescentes que no
estudian ni trabajan en
América Latina
VANESA D’ALESSANDRE
ISSN 1999-6179 / Mayo 2010
04
International Institute for Educational Planning
7-9 rue Eugène-Delacroix
75116, París
Francia
© IIPE – UNESCO Sede Regional Buenos Aires
Agüero 2071
C1425EHS, Buenos Aires
Argentina
www.iipe-buenosaires.org.ar
© Organización de Estados Iberoamericanos
Para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI)
Bravo Murillo 38
28015, Madrid
España
www.oei.es
ISSN: 1999-6179
Las ideas y las opiniones expresadas en este documento son propias de la autora y no representan
necesariamente los puntos de vista de la UNESCO o del IIPE. Las designaciones empleadas y la presentación
de material no implican la expresión de ninguna opinión, cualquiera que esta fuere, por parte de la UNESCO, del
IIPE, o de la OEI, concernientes al status legal de cualquier país, territorio, ciudad o área, o e sus autoridades,
fronteras o límites.
Se permite la reproducción total o parcial del material, siempre que se cite claramente el nombre de la fuente, el
nombre del autor, el título del artículo y la URL (http://www.siteal.iipe-oei.org), tanto en medios impresos como en
medios digitales.
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
2
04
ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
Vanesa D’Alessandre1
Introducción
La adolescencia es una fase del ciclo vital, breve, intensa y caracterizada por cambios
repentinos. Es una categoría conceptual socialmente construida y relativamente
reciente en la historia de occidente. De este modo, no se limita a una franja etarea,
sino a un modo de relacionarse con los cambios físicos impuestos desde la biología y
con las expectativas a través de la cuales cada sociedad, a lo largo del tiempo organiza
y regula ese proceso. Es un momento vital en donde el conflicto intergeneracional es
deseable –necesario, imprescindible- para la renovación de las dinámicas familiares.
Un momento en donde paulatinamente la centralidad de la familia de origen se
desdibuja de cara al grupo de pares, y los escenarios sociales e institucionales que
habilitan estas nuevas interacciones. Los adolescentes, idealmente, interpelan y
redefinen su relación con el entorno. En este sentido, la adolescencia alude a un
modo de habitar el mundo en tiempo presente. No obstante, la adolescencia es
también un momento de transición entre la infancia y la vida adulta. Una nueva etapa
en la socialización en donde se ponen en acto los recursos adquiridos durante la niñez
al servicio de una mayor autonomía. La adolescencia en este sentido puede
caracterizarse también como un impulso hacia afuera.
A la vez, la adolescencia se sitúa en una franja etarea de límites variables según el
contexto social, momento histórico o disciplina desde la cual se la aborde. Para la
elaboración de este cuaderno, se trabajó con la población de 12 a 17 años dado que es
el grupo de edad que mejor se ajusta a las edades teóricas de inicio y culminación del
nivel secundario. Desde esta perspectiva ¿cuántos adolescentes hay en América
Latina2? De acuerdo a la última información disponible el 12% de la población
latinoamericana es adolescente. Es decir, del total de 565 millones de
latinoamericanos3, 69 millones tienen entre 12 y 17 años, se distribuyen por sexo en
forma pareja, mayoritariamente viven en ciudades y conviven junto a, por lo menos,
uno de sus padres.
1 Con la colaboración de Melina Caderosso.
2 Los datos utilizados surgen de las encuestas de hogares realizadas en 15 países de América Latina. Argentina 2006 (EPH –
INDEC), Bolivia 2005 (ECH – INE), Brasil 2007 (PNAD – IBGE), Colombia 2006 (ENH – DANE), Costa Rica 2008 EHPM –
INEC), Chile 2006 (CASEN – MIDEPLAN), República Dominicana 2008 (ENFT – BCRD), Ecuador 2008 (EESD – INEC), El
Salvador 2006 (EHPM – DIGESTYC), Guatemala 2006 (ECV – INE), Honduras 2007 (EHPM – INE), México 2008 (ENIGH –
INEGI), Nicaragua 2005 (EMNV – INEC), Panamá 2008 (EH – CGRP), Paraguay 2008 (EIH – DGEEC), Perú 2007 (ENAHO –
INEI), Uruguay 2006 (ECH – INE).
3 Proyecciones demográficas correspondientes al CELADE (Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía) para la
población total de la región correspondiente al año 2009.
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
3
04
Como es sabido, la estructura poblacional guarda relación con el nivel de desarrollo
de los países. Los países del Cono Sur son aquellos en donde la proporción de
población de entre 12 y 17 años es menor, en contraposición con los países
centroamericanos en donde la población adolescente representa entre el 14 y 16% del
total.
TABLA 1. PORCENTAJE DE ADOLESCENTES DEL TOTAL DE LA POBLACIÓN, PORCENTAJE DE MUJERES ENTRE LOS
ADOLESCENTES, PORCENTAJE DE ADOLESCENTES QUE SON HIJOS DEL JEFE DEL HOGAR Y PORCENTAJE DE
ADOLESCENTES QUE VIVEN EN ÁREAS URBANAS, POR PAÍS. AMÉRICA LATINA (15 PAÍSES) CIRCA 2007
Adolescentes de entre 12 y 17 años
País
% del total de
la población
% de mujeres
% en áreas
urbanas
% que son hijos del
jefe del hogar
Argentina
10,9
48,9
s/d
89,7
Bolivia
14,9
49,3
63,7
85,4
Brasil
11,1
48,7
80,2
85,0
Colombia
11,9
48,2
56,5
79,5
Costa Rica
11,9
47,2
54,3
89,0
Chile
11,4
49,1
86,9
81,6
República Dominicana
13,7
48,3
71,8
78,3
Ecuador
13,4
49,6
62,1
81,3
El Salvador
13,7
48,5
55,8
76,0
Guatemala
15,1
49,9
45,5
86,4
Honduras
16,4
50,2
42,9
76,9
México
12,8
49,3
73,8
85,6
Nicaragua
15,5
49,5
51,6
74,5
Panamá
11,5
48,7
60,3
77,6
Paraguay
14,8
49,2
55,1
82,9
TOTAL
12,2
48,9
72,8
83,9
Fuente: SITEAL en base a Encuestas de Hogares
El transito desde la adolescencia al mundo adulto estuvo tradicionalmente atravesado
por la tensión entre la incorporación al mercado laboral y la permanencia dentro del
sistema educativo. En este sentido, se produjeron importantes avances en el
reconocimiento de que la formación de sujetos y ciudadanos plenos requiere más
tiempo que en épocas pasadas debido, fundamentalmente, a que los recursos para
participar e integrarse a sociedades complejas son cada vez mayores. Esta certeza se
expresa en la creciente incorporación de la escuela media dentro del ciclo de
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
4
04
educación obligatoria. En la actualidad, prácticamente en todos los países
latinoamericanos la educación obligatoria se extiende hasta completar diez años de
escolarización mientras que, en algunos casos, alcanza a la totalidad del nivel medio.
De este modo, la escuela media deja de ser –al menos normativamente- una opción y
se instaura como un derecho irrenunciable que convoca a los adultos de referencia y a
los Estados a sostener y garantizar una educación de calidad.
En este marco, el trabajo en la adolescencia –si bien implica nuevas interacciones con
el mundo adulto- lejos de ofrecer recursos para el ejercicio y fortalecimiento de la
ciudadanía, opera como obstáculo en tanto interfiere en la trayectoria educativa. Se
han hecho importantes progresos en este sentido durante la última década, en tanto
con diferentes velocidades pero de manera sostenida, todos los países para los que se
cuenta con información han registrado una mejoría en su capacidad de incorporar y
retener a los adolescentes dentro del sistema educativo4. De hecho, la probabilidad de
que un adolescente termine sus estudios del nivel medio e incluso continúe su
formación en el nivel superior aumentó aproximadamente un 22%. Esto es, entre
quienes tienen actualmente entre 20 y 25 años, el peso relativo de la población que
terminó sus estudios secundarios, que estudia una carrera del nivel superior o que la
terminó, es un 22% mayor que el mismo grupo entre la población de entre 30 y 35
años.
4 Para más información consultar “¿Se llega a este ritmo? Notas sobre la reducción de la desigualdades educativas en América
Latina” en http://www.siteal.iipe-oei.org/datosdestacados/index.asp y “Obstáculos a la plena escolarización y configuraciones
educativas en América Latina. Distintas formas que asume la desigualdad” en http://www.siteal.iipeoei.org/boletin/detalle.asp?BoletinID=27
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
5
04
GRÁFICO 1. MÁXIMO NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LA POBLACIÓN DE 20 A 25 AÑOS Y DE 30 A 35 AÑOS AMÉRICA
LATINA (15 PAÍSES) CIRCA 2007
100%
90%
39,6
80%
50,7
70%
60%
50%
28,3
40%
30,2
Terminaron el secundario
30%
20%
32,1
10%
19,2
Ingresaron al secundario y no lo
terminaron
No ingresaron al secundario
0%
20 a 25 años
30 a 35 años
Fuente: SITEAL en base a Encuestas de Hogares
No obstante, el doble proceso de incorporación masiva de los adolescentes a la
escuela y su retirada del mercado laboral está todavía inconcluso. Aún hoy, en
algunos países el grupo de adolescentes que estudia y no trabaja -esto es, la situación
deseable- representa solo a la mitad de los adolescentes. Las tasas de actividad entre
la población escolarizada siguen siendo elevadas, y en los países en donde la situación
es más crítica, se acerca al 30%. Asimismo, todavía hay 11 millones de adolescentes
excluidos del sistema educativo formal. En la región, aproximadamente uno de cada
diez chicos de entre 12 y 14 años y un cuarto de los adolescentes de entre 15 y 17 años
no asiste regularmente a la escuela. Sin embargo, no todos los adolescentes
participan del mercado laboral. En este grupo, las tasas de actividad fluctúan entre el
40% y el 80% según el país.
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
6
04
TABLA 2: PORCENTAJE DE ADOLESCENTES QUE ESTUDIA Y NO TRABAJA, TASA DE ESCOLARIZACIÓN SEGÚN
GRUPOS DE EDAD Y TASAS DE ACTIVIDAD SEGÚN CONDICIÓN DE ASISTENCIA ESCOLAR, POR PAÍS. AMÉRICA
LATINA (15 PAÍSES) CIRCA 2007
% de
adolescentes
que estudia y
no trabaja
Tasa de escolarización
Total
12 a 14
años
15 a 17
años
Asisten a
la escuela
No
asisten a
la escuela
Argentina
87,5
92,0
98,3
86,0
4,8
40,2
Bolivia
64,3
88,9
94,1
83,3
27,7
79,4
Brasil
69,1
89,4
96,4
82,1
22,7
51,9
Colombia
75,9
82,6
92,3
71.7
8,1
60.8
Costa Rica
76,3
85,6
93,8
77,5
4,0
45,1
Chile
82,2
94,5
98,4
90,8
2,5
29,9
República Dominicana
84,8
91,9
96,8
86,8
7,8
29,8
Ecuador
72,4
82,6
89,8
75,1
12,4
61,2
El Salvador
68,3
78,1
88,8
66,8
12,5
42,8
Guatemala
46,6
66,1
79,1
51,4
29,5
61,1
Honduras
59,0
66,1
78,8
52,7
10,7
51,6
México
68,7
78,4
91,6
65,3
12,4
59,9
Nicaragua
59,5
72,9
84,4
60,0
18,4
49,0
Panamá
77,7
86,2
94,5
77,9
10,0
54,9
Paraguay
59,3
81,8
90,8
72,5
27,5
67,5
TOTAL
70,5
84,4
93,3
75,1
16,5
55,8
PAIS
Tasa de actividad
Fuente: SITEAL en base a Encuestas de Hogares
De este modo, surge un conjunto de adolescentes doblemente excluido. Es decir,
excluidos de la oportunidad de participar del entramado social a través del trabajo,
pero fundamentalmente conforman un grupo que la escuela no está pudiendo
incorporar plenamente, aún en un contexto de fuerte expansión. En pocas palabras,
en América Latina hay alrededor de 5 millones de adolescentes para los cuales el paso
a la vida adulta se está dando, en principio, por otros carriles que los previsibles, y
cabe pensar si en algunos casos no se trata tan solo de un impulso vital vaciado de su
potencialidad para ampliar las oportunidades futuras de integración social.
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
7
04
GRÁFICO 2. PORCENTAJE DE ADOLESCENTES DE ENTRE 12 Y 17 AÑOS QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN. AMÉRICA
LATINA (15 PAÍSES) CIRCA 2007
2,3
Bolivia
3,9
Chile
4,8
Argentina
5,1
Brasil
5,7
República Dominicana
5,9
Paraguay
6,2
Panamá
Ecuador
6,8
Colombia
6,8
7,9
Costa Rica
8,7
México
12,5
El Salvador
13,2
Guatemala
13,8
Nicaragua
16,4
Honduras
0,0
2,0
4,0
6,0
8,0
10,0
12,0
14,0
16,0
18,0
Fuente: SITEAL en base a Encuestas de Hogares
La tensión entre estudiar y trabajar
Antes de adentrarse en el análisis del grupo de adolescentes que no estudian no
trabajan ni buscan trabajo es imprescindible jerarquizar los términos que lo definen.
En principio, es indudable que la condición de exclusión educativa determina una
situación de vulnerabilidad que no es compensada en ninguna forma por la inserción
en el mercado laboral. Aún así, en este texto se enfatiza en la conceptualización de la
adolescencia como aquella etapa en la socialización en donde idealmente se
incorporan nuevos recursos para la plena integración social a la vida adulta, y en este
sentido, trabajar o no trabajar establece una diferencia. Aún cuando en la mayoría de
los casos los adolescentes trabajan en condiciones laborales indeseables y
desprotegidas, esta práctica los acerca, aunque en forma insatisfactoria, a un
entramado de relaciones sociales y a una dinámica propia del mundo adulto. De este
modo, desde el punto de vista adoptado en este texto, no estudiar y tampoco trabajar,
constituye un escenario de doble exclusión, que merece una atención diferenciada.
Ahora bien, un primer aspecto que se destaca del grupo de adolescentes que no
estudian ni trabajan es que se expande con la edad y de este modo se enmarca en un
proceso más general, ampliamente conocido: a medida que los adolescentes crecen, la
escuela pierde matrícula. Es así, que la disminución del peso relativo del grupo
escolarizado entre los 12 y 17 años para el conjunto es del 31%. No obstante este valor
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
8
04
está ampliamente polarizado5. En efecto, Chile, con tasas de escolarización a los 12
años muy elevadas sufre una pérdida acumulada casi cinco veces menor que
Honduras o Guatemala. A la vez, en estos países, el desplazamiento de la escuela de la
vida de los adolescentes se da más tempranamente que en aquellos donde la brecha
entre la proporción de población escolarizada entre los 12 y 17 años es menor. Esto es,
aquellos países que lograron incorporar una mayor cantidad de niños a la escuela
consiguen también retenerlos por más tiempo. Esta tendencia se ratifica al incorporar
al análisis el capital educativo del hogar6. La desescolarización es una problemática
claramente vinculada con la posición del hogar en la estructura social. Es así que la
reducción de la tasa de escolarización entre los adolescentes provenientes de los
sectores menos favorecidos –quienes a su vez como grupo parten de valores más
bajos- cuadriplica a la del grupo de adolescentes con más recursos socioeconómicos.
5 Para más información consultar “Escolarización de niños y adolescentes: acceso universal y permanencia selectiva” en
http://www.siteal.iipe-oei.org/boletin/detalle.asp?BoletinID=26
6 Para construir la variable capital/clima educativo del hogar se sumaron los años de escolaridad de los miembros del hogar que
tienen 18 años o más y se dividió esta suma por el número de miembros de esas edades. Fueron excluidos tanto del numerador
como del denominador los miembros del hogar con años de escolaridad desconocidos. A la vez, los años de escolaridad de la
población de 18 años o más fueron estimados a partir de la combinación de la información suministrada por las variables “nivel
educativo al que asiste” o “máximo nivel educativo al que asistió” y “último grado o año aprobado”. Finalmente, se clasificó a los
adolescentes en función de las características educativas de los hogares en los que residen. En función del indicador clima
educativo del hogar se distinguieron tres tipos de hogares: a. hogares con capital educativo bajo: aquellos en los que el promedio
de años de escolarización de los miembros mayores de 17 años residentes en el hogar es inferior a 6; b. hogares con capital
educativo medio: aquellos en los que el promedio de años de escolarización de los miembros mayores de 17 años residentes en el
hogar está entre 6 y menos de 12 años; c. hogares con capital educativo alto: aquellos en los que el promedio de años de
escolarización de los miembros mayores de 17 años residentes en el hogar es igual o superior a los 12 años.
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
9
04
GRÁFICO 3. TASA DE ESCOLARIZACIÓN A LOS 12 AÑOS Y CAÍDA DE LA TASA DE ESCOLARIZACIÓN (EN
PORCENTAJE) ENTRE LOS 12 Y 17 AÑOS. AMÉRICA LATINA (15 PAÍSES) CIRCA 2007
Fuente: SITEAL en base a Encuestas de Hogares
Ahora bien ¿en qué medida el mercado laboral incorpora a los adolescentes que
interrumpieron sus estudios? ¿En qué medida los adolescentes que trabajaban y
estudiaban priorizaron o se vieron obligados a abandonar la escuela? ¿Se conforma
algún perfil definido? Indudablemente. Si bien a medida que aumenta la edad
comienzan a aparecer otros motivos asociados a la interrupción de las trayectorias
educativas además de las dificultades materiales7, la amenaza de la deserción
temprana es una realidad mucho más frecuente entre los adolescentes provenientes
de los sectores más desfavorecidos que entre quienes conviven con adultos de alto
capital educativo. Basta con observar que a los diecisiete años nueve de cada diez
adolescentes provenientes de los hogares socio económicamente mejor posicionados
asiste a la escuela en tanto la mitad de los más pobres a esa edad ya interrumpió sus
7 SITEAL (2008) “Informe de Tendencias Educativas: la escuela y los adolescentes” Introducción.
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
10
04
estudios. Asimismo, se observan comportamientos diferenciales respecto al mercado
laboral. Esto es, si bien la cantidad de adolescentes que no asisten regularmente a la
escuela y tampoco trabajan provienen en gran mayoría de los estratos más pobres, la
probabilidad de que un adolescente desescolarizado trabaje es mayor entre aquellos
que provienen de los sectores sociales más bajos que entre aquellos adolescentes que
viven en los hogares de mayores recursos socio económicos. Es decir que en los
sectores más pobres la tensión entre el trabajo y el estudio es más intensa mientras
que en los estratos más altos el vínculo entre la deserción y la incorporación al
mercado laboral es más endeble.
Por último, la proporción de adolescentes desescolarizados es similar entre varones y
mujeres. No obstante, la relación con el mercado laboral está claramente atravesada
por el género. Esto es, por cada mujer desescolarizada que trabaja o busca trabajo hay
dos varones en la misma situación. Esto posibilita una lectura complementaria a la
afirmación del párrafo anterior: cuando los adolescentes no estudian si son varones
muy probablemente trabajen, y si son mujeres, es más frecuente que a la exclusión
educativa se sume la exclusión laboral.
GRÁFICO 4. PORCENTAJE DE ADOLESCENTES QUE NO ASISTE A LA ESCUELA, PORCENTAJE DE ADOLESCENTES
QUE TRABAJA O BUSCA TRABAJO ENTRE QUIENES NO ASISTEN A LA ESCUELA Y PORCENTAJE DE
ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIA NI TRABAJA, SEGÚN SEXO Y CLIMA EDUCATIVO DEL HOGAR.
AMÉRICA LATINA (15 PAÍSES) CIRCA 2007
80
70
60
50
% de desescolarizados
40
% que trabaja o busca trabajo entre los
desescolarizados
30
20
% que no estudia ni trabaja
10
0
Varón
Mujer
Sexo
Bajo
Medio
Alto
Clima educativo del hogar
Fuente: SITEAL en base a Encuestas de Hogares
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
11
04
Los adolescentes que no estudian, no trabajan, ni buscan trabajar
¿Quiénes son? No es necesario hilar fino para comprender que se trata de un grupo
de adolescentes socialmente vulnerado. La exclusión simultánea y tan temprana de
los espacios históricamente vinculados con las oportunidades de movilidad social es
indudablemente expresión de una historia, un presente y -de no revertirse- un futuro
de privaciones y acumulación de desventajas. En principio, su prevalencia aumenta
en los países más pobres. La proporción de adolescentes de entre 12 y 17 años que no
estudian ni trabajan en Guatemala, Honduras o Nicaragua, triplica a la de Chile o
Argentina8. Una excepción es Bolivia, en donde a pesar de ser un país con arraigados
niveles de pobreza, el grupo de adolescentes que no estudia ni trabaja es
comparativamente muy pequeño.
A la vez, en las zonas rurales el grupo de adolescentes que no estudia ni trabaja es casi
el doble que en las ciudades. En efecto, con excepción de Colombia, en donde
probablemente estén incidiendo los desplazamientos forzados de poblaciones rurales
hacia las grandes urbes, en todos los países considerados la probabilidad de hallar un
adolescente que no estudie ni trabaje es superior en las áreas rurales que en las
urbanas. En estos casos, es probable que a las desventajas vinculadas con las
condiciones materiales de vida se sumen problemas de oferta de servicios
educativos9. La brecha geográfica es especialmente amplia en Honduras, El Salvador,
Guatemala, Panamá y Paraguay; menos pronunciada en Ecuador, Costa Rica,
Nicaragua y México, y casi imperceptible en Chile, República Dominicana, Brasil y
Bolivia.
Como se sugirió anteriormente, un rasgo característico de este grupo de adolescentes
es la marcada presencia femenina. En todos los países el grupo de adolescentes que
no estudia ni trabaja está compuesto mayormente por mujeres. Las brechas más
extensas se observan en Guatemala y Paraguay en donde la proporción de mujeres
por fuera de ambos espacios de interacción social quintuplica a la de los varones. En
el otro extremo se ubican República Dominicana, Chile y Argentina en donde la
diferencia por sexo del peso relativo del grupo de adolescentes que no estudian ni
trabajan no supera los dos puntos porcentuales.
Asimismo, la probabilidad de encontrar un adolescente que no estudie ni trabaje es
más pronunciada entre los hogares con bajo capital educativo que en aquellos donde
los adultos acumularon más años de estudio. Este dato, sumado a la información
previa, permite varias lecturas. En primer lugar el nivel educativo de los adultos del
hogar expresa una historia social, un contexto de posicionamientos diferenciales en la
estructura social. En este sentido, se observa una vez más cómo las desventajas
acumuladas se transmiten intergeneracionalmente por múltiples vías entre las cuales
8 La encuesta de hogares de Argentina no incluye a las áreas rurales.
9 Para más información consultar “¿Por qué los adolescentes dejan la escuela? motivos de la deserción en la transición del
primario al secundario” en http://www.siteal.iipe-oei.org/DatosDestacados/detalle.asp?DatoDestacadoID=37
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
12
04
la relación entre el nivel de instrucción y calidad de la inserción ocupacional es una
de las más significativas. Esto es, en los casos en que los adultos con bajo nivel
educativo tienen trabajo, su inserción ocupacional suele estar limitada a los sectores
menos productivos de la economía y al sector informal. En este contexto, los
adolescentes forman parte de los recursos que el hogar necesita movilizar con el
propósito de acceder a un mínimo de bienestar. De este modo, la deficiente e
inestable relación de los adultos de los hogares más pobres con el mercado laboral
constituye un factor asociado a la interrupción anticipada del vínculo de los
adolescentes con la escuela en tanto son impulsados a ocupar roles dentro de la
familia orientados a complementar los ingresos familiares o a facilitar que los adultos
los consigan, cuidando la vivienda, a los niños pequeños, o haciéndose cargo de las
actividades domésticas. Frente al desafío cotidiano de construir bienestar, los
adolescentes de los hogares más vulnerables se instauran como “variables de ajuste”
de primer orden10.
En segundo lugar, el nivel educativo y especialmente la duración que en el pasado o
incluso en el presente, caracteriza la relación de los adultos con el sistema educativo,
es un indicio que permite dar cuenta de una percepción sobre el grado de afinidad de
esa familia con el sistema escolar, y que muy probablemente se actualice en la
definición del vínculo entre los adolescentes y la educación formal. En efecto, la
información disponible en las encuestas de hogares de algunos países de la región da
indicios acerca del modo en que algunos aspectos subjetivos, como el desinterés y la
falta de representaciones capaces de sostener el vínculo con la escuela emergen como
una declaración fuerte que se suma o desplaza a los obstáculos asociados a las
dificultades económicas11. En este sentido, es importante no perder de vista que no
sólo las desventajas materiales se transmiten de generación en generación, sino que
también los recursos subjetivos que permitirían el aprovechamiento de
oportunidades, aquellos que como la escuela, al menos en términos formales se
traducirían en un futuro socialmente superador, están condicionadas por el contexto
en el que se forman los sujetos y con la capacidad que las respectivas instituciones, en
este caso la escuela, tengan para procesarlo de cara al cumplimiento de sus objetivos
declarados. Un contexto en el que la familia sin dudas ocupa un lugar central en las
decisiones que tome un adolescente en relación con su futuro; pero también un
barrio, una ciudad, un espacio social de interacción. Es efecto, es posible imaginar
que la presión silenciosa que ejerce sobre un adolescente el hecho de formar parte de
una comunidad donde una proporción considerable de los jóvenes y adultos se
encuentra cursando, culminó sus estudios secundarios o superiores, es tanto o más
intensa que aquella implicada dentro del hogar de origen. A la vez, esta perspectiva
interpela fuertemente a la escuela en tanto se muestra incapaz de contrarestar los
estímulos hacia la deserción. En este sentido, es indudable que la valoración de los
adultos y adolescentes hagan de la escuela depende en gran medida de las estrategias
de acercamiento efectivas que esta despliegue para incorporar a las familias
10 LOPEZ, Néstor (2001): Variable de ajuste: el lugar de los adolescentes frente a la vulnerabilidad de sus familias.
11 Ver el documento citado en nota al pie n° 9.
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
13
04
históricamente excluidas de ejercer plenamente su derecho a la educación.
Esta decisiva y compleja articulación entre aspectos materiales y subjetivos ligados a
las posibilidades reales de apropiación de las oportunidades que ofrece la escuela,
pueden ser también un aporte para comprender el perfil diferencial de este grupo de
adolescentes. Esto es, un fenómeno que se distingue por ser mucho más pronunciado
en los países más pobres de la región, en las áreas rurales, en los hogares con bajo
capital educativo y fundamentalmente una situación mucho más frecuente entre las
mujeres que en los varones.
TABLA 3. PORCENTAJE DE ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN SEGÚN ÁREA GEOGRÁFICA, SEXO Y
CLIMA EDUCATIVO DEL HOGAR, POR PAÍS. AMÉRICA LATINA (15 PAÍSES) CIRCA 2007
País
Área geográfica
Sexo
Clima educativo del hogar
Urbana
Rural
Varón
Mujer
Bajo
Medio
Alto
TOTAL
Argentina
4,8
4,8
s/d
4,2
5,4
11,8
5,0
0,9
Bolivia
2,3
2,2
2,5
1,3
3,3
2,9
2,2
0,5
Brasil
5,1
4,9
5,8
3,9
6,3
6,8
3,9
1,6
Colombia
6,8
7,2
6,4
5,9
7,8
8,4
6,1
3,4
Costa Rica
7,9
5,8
10,4
6,2
9,8
15,2
6,8
2,5
Chile
3,9
3,7
5,0
3,0
4,8
9,0
4,6
1,2
República Dominicana
5,7
5,4
6,5
5,0
6,4
7,9
4,9
4,1
Ecuador
6,8
5,0
9,7
4,1
9,5
12,6
6,1
2,1
El Salvador
12,5
8,4
17,7
7,2
18,2
16,6
9,6
2,5
Guatemala
13,2
8,8
16,8
3,4
23,0
15,7
7,3
1,7
Honduras
16,4
10,2
21,1
8,7
24,1
21,2
10,3
2,9
México
8,7
7,5
11,9
4,2
13,2
13,9
8,0
2,6
Nicaragua
13,8
11,6
16,2
7,6
20,2
18,0
8,5
1,7
Panamá
6,2
3,8
9,9
3,7
8,9
11,5
6,7
1,8
Paraguay
5,9
3,9
8,4
2,2
9,8
9,5
4,1
2,6
TOTAL
6,9
5,8
9,7
4,3
9,6
10,0
5,7
2,1
Fuente: SITEAL en base a Encuestas de Hogares
La situación educativa de los adolescentes que no estudian ni trabajan
¿En qué momento se vio truncada la trayectoria escolar de los adolescentes que no
estudian ni trabajan? La situación más frecuente en este grupo es haber interrumpido
el vínculo con la educación formal sin haber accedido al nivel medio, durante la
escuela primaria o una vez que terminaron el nivel. La situaciones más críticas se
observan en Guatemala y Honduras donde prácticamente la totalidad de este grupo
de adolescentes abandonó la escuela antes de ingresar al secundario. Asimismo, el
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
14
04
grupo de países en donde las tasas de escolarización entre los adolescentes son más
altas: Argentina, Brasil, Chile, Ecuador y México, es también aquel en donde la
deserción de los adolescentes que no estudian ni trabajan se da más tardíamente.
Este panorama se refuerza con una evidencia inquietante. En todos los países
considerados hay un grupo de adolescentes que nunca ingresó al sistema educativo
formal. Entre ellos, la gran mayoría son analfabetos. El peso relativo de este grupo
dista de ser marginal. Las situaciones más críticas se observan en Guatemala y
Nicaragua en donde un cuarto del conjunto de adolescentes que no estudia ni trabaja
nunca accedió a la educación formal, en tanto en República Dominicana, Brasil, El
Salvador y Honduras esta proporción se encuentra entre el 11 y el 15%. De este modo,
la exclusión educativa y su situación más crítica –el analfabetismo- constituyen
rasgos alarmantes y distintivos de este grupo poblacional.
GRÁFICO 5. MÁXIMO NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN SEGÚN
PAÍS. AMÉRICA LATINA (15 PAÍSES) CIRCA 2007
Paraguay
Sin Nivel
Hasta Primaria Incompleta
Panamá
Hasta Primaria Completa
Hasta Secundaria Incompleta
Nicaragua
Secundaria completa y más
México
Honduras
Guatemala
El Salvador
Ecuador
República Dominicana
Chile
Costa Rica
Colombia
Brasil
Bolivia
Argentina
0%
20%
40%
60%
80%
100%
Fuente: SITEAL en base a Encuestas de Hogares
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
15
04
Los hogares de los adolescentes que no estudian ni trabajan
Las Encuestas de Hogares permiten dar cuenta en gran medida de las relaciones de
parentesco que vinculan a las personas convivientes dentro de un hogar. En relación
con los adolescentes que no estudian ni trabajan, esta información es un importante
recurso para esbozar a grandes rasgos las responsabilidades a las que se encuentran
expuestos, en tanto permite identificar la etapa del ciclo vital que está atravesando el
hogar y el rol que el adolescente desempeña dentro de la estructura parental. En
efecto, si el adolescente que no estudia ni trabaja es el jefe o cónyuge del hogar, es
posible imaginar un contexto en donde la etapa de formación está siendo desplazada
o postergada en vistas al ingreso a la vida adulta anticipada. Otra situación es aquella
en que los adolescentes desescolarizados e inactivos son yernos o nueras del jefe de
hogar. En estos casos, muy probablemente se trate de parejas jóvenes que ante la
falta de recursos para conformar y sostener un hogar independiente viven bajo el
mismo techo que los padres de uno de los integrantes de la pareja. Otro aspecto
determinante de la dinámica de un hogar es la presencia de niños pequeños. Cuando
estos son hijos de los adolescentes que no estudian ni trabajan claramente dan cuenta
de situaciones en donde la crianza desplaza a la etapa de formación; no obstante, si
estos son sus hermanos lleva a preguntarse en qué medida los adolescentes del hogar
–en la práctica fundamentalmente las mujeres- son requeridos para acompañar y
sostener las tareas de los adultos relacionadas con la crianza de sus hijos pequeños.
Del análisis de la información disponible se desprende que los aspectos que
diferencian a los hogares de este grupo específico de adolescentes del resto, es la
relación de parentesco que los vincula con el jefe de hogar y la convivencia con niños
pequeños. Esto es, la probabilidad de que un adolescente no sea hijo del jefe y/o que
conviva con niños menores de 6 años es muy superior en los hogares donde al menos
hay un adolescente que no estudia ni trabaja que en el resto de los hogares con
adolescentes. En gran medida se trata de adolescentes que encabezan el hogar o son
yernos o nueras del jefe del hogar.
Si bien se observan diferencias según el estrato social y área geográfica, en relación
con la composición de los hogares de los adolescentes que no estudian ni trabajan y el
resto, el sexo es de las tres, la variable de mayor capacidad explicativa. En principio y
como se mencionó anteriormente, el grupo de adolescentes desescolarizado e inactivo
está conformado mayormente por mujeres. Asimismo, el grupo de mujeres
adolescentes que no estudian ni trabajan se distancia del resto de las mujeres
adolescentes, conformando un perfil más delineado en sus contornos que el resto de
los grupos considerados. De hecho, dos de cada diez mujeres adolescentes que no
estudian ni trabajan son cónyuges, nueras o jefas de hogar cuando prácticamente
ninguna de las mujeres adolescentes que estudian y/o trabajan ocupan esta posición
dentro del hogar del cual forman parte. A esto se suma que la mitad de las mujeres
adolescentes en esta condición conviven con niños menores de seis años en tanto esta
proporción se reduce en 20 puntos porcentuales para el resto de las mujeres
adolescentes.
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
16
04
TABLA 4. RELACIÓN DE PARENTESCO DE LOS ADOLESCENTES CON EL JEFE DEL HOGAR Y PORCENTAJE DE
ADOLESCENTES EN HOGARES CON AL MENOS UN MENOR DE HASTA 5 AÑOS SEGÚN SEXO, CLIMA EDUCATIVO
DEL HOGAR Y ÁREA GEOGRÁFICA. AMÉRICA LATINA (15 PAÍSES) CIRCA 2007
Relación de parentesco con el jefe del hogar
Variables
seleccionadas
Varón
Adolescentes
en hogares
con al menos
un menor de
hasta 5 años
Jefe
del
hogar o
conyug
e
Hijo
del
jefe
del
hogar
No
familia
r
Otro
familia
r
Total
...no estudian ni
trabajan
0,4
79,0
0,1
20,5
100,0
33,8
…estudian y/o trabajan
0,4
85,6
0,0
14,0
100,0
26,8
...no estudian ni
trabajan
11,8
63,9
8,7
15,6
100,0
47,7
…estudian y/o trabajan
1,1
84,3
0,3
14,4
100,0
28,5
...no estudian ni
trabajan
n/c
70,4
5,7
18,4
100,0
46,0
…estudian y/o trabajan
n/c
82,2
0,2
17,2
100,0
32,7
...no estudian ni
trabajan
n/c
66,8
6,9
15,9
100,0
41,7
…estudian y/o trabajan
n/c
85,7
0,1
13,6
100,0
27,2
...no estudian ni
trabajan
n/c
72,0
3,3
14,9
100,0
27,3
…estudian y/o trabajan
n/c
91,1
0,1
8,5
100,0
16,8
...no estudian ni
trabajan
7,9
68,0
5,2
18,9
100,0
39,9
…estudian y/o trabajan
0,7
84,6
0,1
14,6
100,0
24,7
...no estudian ni
trabajan
8,6
69,8
7,3
14,3
100,0
48,7
…estudian y/o trabajan
0,8
86,1
0,2
12,9
100,0
35,8
...no estudian ni
trabajan
8,2
68,7
6,0
17,2
100,0
43,2
…estudian y/o trabajan
0,7
85,0
0,1
14,2
100,0
27,6
Adolescentes que…
Sexo
Mujer
Bajo
Clima
educativ
o del
hogar
Medio
Alto
Urbana
Área
Rural
TOTAL
Fuente: SITEAL en base a Encuestas de Hogares
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
17
04
A modo de cierre
La revisión de la información presentada en este cuaderno permitió esbozar algunas
situaciones específicas dentro del grupo de adolescentes que no estudian ni trabajan
que si bien no lo abarca en su totalidad no deberían pasar inadvertidas en el campo
de las políticas sociales y educativas.
En primer lugar, se destaca un grupo de personas de 12 a 17 años históricamente
vulnerado.
De este modo, si como se dijo anteriormente, la adolescencia constituye una etapa en
la socialización caracterizada por la paulatina incorporación de recursos para
participar activamente en la vida adulta, estaríamos frente a un grupo de personas
para quienes la adolescencia nunca comenzó. Esto es, personas que nunca accedieron
a la primera instancia del pasaje de la familia hacia la vida social –los primeros años
de educación básica- y que para el conjunto de la sociedad, se da idealmente durante
la primera infancia, a través de la educación inicial. En este grupo las elevadas tasas
de analfabetismo sugieren historias familiares signadas por la exclusión social, en
donde el vínculo con la escuela no alcanzó siquiera a comenzar. La contundencia de
esta situación es indiscutible, pero aún así es importante considerar que la
información disponible hace referencia a la exclusión del sistema educativo formal,
cuando en algunos países se encuentra considerablemente expandida la oferta
informal. No obstante, aún contando con algún tipo de formación, es importante no
perder de vista que esta no ha sido suficiente para incorporarse al mercado laboral.
En el otro extremo, se encuentran aquellos adolescentes que por uno u otro motivo,
abandonaron su adolescencia tempranamente para posicionarse de lleno en los roles
de la vida adulta. Es el caso de los varones y mujeres que siendo muy jóvenes
interrumpieron sus estudios para conformar un hogar, independiente o al interior del
hogar de origen de uno de los miembros de la pareja, o las madres o padres
adolescentes que no conviven con sus parejas que viven solos o junto a sus padres.
Por último, se identificó a un grupo -numéricamente el más importante de los tresconformado por quienes interrumpieron su adolescencia para sumarse a los adultos
en la construcción del bienestar del hogar. En este contexto es importante destacar
que si bien la probabilidad de abandonar los estudios es similar para los varones y las
mujeres, existe una marcada prevalencia femenina en el grupo de adolescentes que
no estudian ni trabajan, lo cual se contrapone con las elevadas tasas de actividad
entre los adolescentes varones desescolarizados. Frente a esta evidencia, se vuelve
imprescindible reflexionar en primer lugar, acerca del modo en que la vulnerabilidad
socio económica de los hogares corroe las condiciones de estabilidad necesarias para
que los adolescentes puedan permanecer estudiando y en el caso específico de los
adolescentes que no estudian pero tampoco trabajan, el modo en que el género
condiciona la forma que finalmente adoptará este involucramiento.
VANESA D’ALESSANDRE: ADOLESCENTES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN EN AMÉRICA LATINA
18
Descargar