LA PLATA, 2 de febrero de 2007. Y VISTOS: Estos autos caratulados “Sonda Argentina S.A. c/ Fisco de la Provincia de Buenos Aires s/ Pretensión Anulatoria”, causa nº 906, en trámite por ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo nº 2 de la Plata, a mi cargo, de los que: RESULTA: I) Que el apoderado de la empresa Sonda Argentina S.A., promueve demanda contenciosa administrativa contra la Provincia de Buenos Aires Ministerio de Economía-, solicitando la anulación de los decretos nºs. 53/03 y 2264/04, mediante los cuales se rechaza el reclamo de “recomposición de precios por excesiva onerosidad sobreviniente”, correspondiente a la contratación efectuada por Orden de Compra nº 224/01. Manifiesta que su mandante, conforme a lo actuado por expediente n° 2300-1.445/00, fue proveedora de los “Servicios de Computación y Alquiler de Hardware, Soporte y Mantenimiento de Plataforma IBM y Oracle y Mantenimiento de Impresoras Lexmark”, descriptos en la Orden de Compra n° 224/01, por el período comprendido entre el 1º de febrero de 2001 al 31 de enero de 2002 – luego extendido hasta el 31 de agosto de ese año-, con destino a la Dirección de Sistemas de Información del Ministerio de Economía, mediante contratación directa nº 846/01, autorizada por decreto n° 2050/01. Señala que el hardware y el software arrendado y los insumos que se emplearon en las tareas de mantenimiento son fabricados y diseñados en el exterior y abonados en dólares estadounidenses. Expresa que al inicio de la contratación –febrero de 2001- se encontraba vigente la Ley Nacional de Convertibilidad nº 23.928, que estableció la equivalencia de un peso igual a un dólar ($ 1= u$s 1) y que como es público y notorio a fines del año 2001 y fundamentalmente, a principios del año 2002, el país soportó una crisis económica-financiera que motivó el dictando de normas tendientes a salvaguardar la vigencia de los contratos públicos y privados. Señala que dicho principio ha sido receptado por la ley nº 25.561 que declaró la emergencia económica nacional y autorizó al Poder Ejecutivo Nacional a renegociar los contratos celebrados por la administración bajo normas de derecho público y que los decretos nacionales nºs. 1295/02 y 1953/02 y el provincial nº 2113/02, reconocieron el desequilibrio de las prestaciones de los contratos del sector público, utilizando la técnica de la “redeterminación de precios”, a fin de restablecer la ecuación económica financiera de dichos contratos. Destaca que al momento de producirse el abandono de la convertibilidad, el organismo administrativo se hallaba en mora con relación al pago de facturas por servicios prestados, las que fueron abonadas meses más tarde, cuando la relación del peso con el dólar era inferior, alegando que tal situación provocó una alteración en el equilibrio de las prestaciones. Aduce que debido al alza extraordinaria de la divisa estadounidense, su prestación se convirtió en excesivamente onerosa, produciéndose un desfasaje del precio contractual durante los meses de febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio y agosto de 2002, sumándose la demora en los pagos de las facturas emitidas por la contratista, provocando la pérdida del poder adquisitivo del precio acordado inicialmente. Afirma que las prestaciones a cargo de la empresa fueron cumplimentadas entre febrero de 2001 y enero de 2002, efectivizándose recién su cobro durante los meses de mayo y julio de 2002. Sostiene que por tal motivo remitió al órgano ministerial cartas documentos de fechas 6 de febrero y 14 de febrero de 2002 intimando la devolución de los equipos de informática alquilados, no obteniendo respuesta alguna y que el 18 de febrero de 2002, el apoderado de la firma, solicita al Director de Contabilidad y Servicios Auxiliares el retiro de los equipos y ante la falta de respuesta se labra la escritura nº 23, cuya copia acompaña a fojas 12/14 de autos. Expresa que con fecha 15 de enero de 2003 solicitó al Ministerio de Economía la recomposición del precio del contrato, originándose el expediente administrativo nº 2309-10.688/03 y, como manera de distribuir equitativamente la carga provocada por la crisis referenciada, limitó su reclamo de pago al 50 % del quebranto, en tanto y en cuanto, se arribara a un solución extrajudicial. Aclara que frente a la conducta evasiva de las autoridades, aquella oferta de quita se deja sin efecto en este acto procesal. Aduna que el día 3 de febrero de 2003, presentó en las actuaciones administrativas, un análisis de costos, del cual surge que los componentes importados alcanzaban al 87 % del precio facturado. Señala que mediante decreto nº 53/03 se rechazó su reclamo con fundamento en que la contratación original se encontraba vencida y agotadas las instancias de pago, ante la renuncia de su poderdante al cobro de intereses e indexación. Considera que tales argumentaciones son ilegítimas, ya que entiende que la contratación no se encontraba vencida al producirse el descalabro económico, sosteniendo que el vinculo contractual se extendió hasta el 31 de agosto de 2002, por una prórroga de “facto” dispuesta por el organismo administrativo y aceptada por la accionante, abonándose los servicios prestados mediante el sistema de “legítimo abono”. Aduce que, si el vínculo se hubiera extinguido efectivamente en enero de 2002, los pagos efectuados por la administración carecerían de causa y resultarían ilegítimos. Por otra parte sostiene que el decreto impugnado incurre en un error esencial al señalar que su poderdante renunció a los intereses e indexación, ya que la renuncia se limitó a los importes retenidos para compensar eventuales falencias del servicio de mantenimiento de los equipos y que nada tiene que ver con la emergencia económica. Afirma que no ha existido efecto liberatorio alguno. Alega el derecho a la recomposición de prestaciones con sustento en la teoría de la imprevisión, ya que entiende que el proceder del organismo administrativo no sólo constituye un abuso del derecho y un apartamiento de la buena fe contractual, vedados por los artículos 1071 y 1198 del Código Civil, sino que configura una conducta contraria a la letra y al espíritu del artículo 2º del decreto nacional nº 320/02 que establece que a los efectos del reajuste equitativo del precio se deberá tener en cuenta el valor de reposición de las cosas, bienes o prestaciones con componentes importados. Aduce que al haberse abandonado el régimen de convertibilidad de la moneda nacional con relación al dólar, se alteró en forma extraordinaria e imprevista la ecuación económica-financiera del contrato de suministro celebrado, adquiriendo por ello vigencia la teoría de la imprevisión contemplada en el artículo 1198 del Código Civil. Esgrime que para el caso de no ser aplicable la teoría de la imprevisión, la demandada debe pagar el precio justo de la prestación debida por el principio del enriquecimiento sin causa, cuya proscripción constituye un principio general del derecho, fundado en normas del Código Civil (arts. 499, 728, 899, 907, 1744, 2297, 2302, 2306, 2567 a 2570, 2582, 2589 y 2594). Sostiene que el enriquecimiento de la Provincia de Buenos Aires fue correlativamente acompañado por el empobrecimiento de su mandante que debió afrontar costos con valor dólar y percibir precios “pesificados”. Añade que la parte demandada se encuentra obligada a pagar los servicios recibidos en función de su justo precio, invocando para ello la doctrina de la confianza legítima, pues entiende que al negarse a entregar los equipos cuyo arrendamiento venció el 31 de enero de 2002 y disponer la prórroga del plazo hasta agosto de ese año, suscitó en su mandante la certeza –confianza- de que su crédito iba a ser satisfecho. En suma, peticiona la nulidad del citado decreto, el pago de los intereses compensatorios por el atraso en la cancelación de las facturas emitidas por la administración, requiriendo que a las sumas adeudadas –según la liquidación que finalmente resulte aprobada- y hasta su efectivo pago, se le adicione la tasa que percibe el Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus operaciones de descuentos de documentos comerciales a 30 días (tasa activa), todo ello actualizado, según índices de precios minoristas nivel general que publica el INDEC. Solicita la aplicación de costas a la parte demandada por considerar temeraria la conducta desplegada por los funcionarios públicos intervinientes, en el marco de la relación contractual habida entre las partes, invocando para ello el supuesto de excepción contemplado en el artículo 51 del C.C.A. A fojas 63, el apoderado de la firma Sonda manifiesta que ha sido notificado del decreto nº 2264/04, dictado por el Poder Ejecutivo provincial mediante el cual se rechaza el recurso de revocatoria interpuesto contra el decreto nº 53/03, con fundamento en que la contienda no es subsumida por el decreto n° 2888/02 y ante la falta de reserva de intereses por parte de la empresa. Alega que la ausencia de “mecanismos automáticos de variaciones de precios” en la legislación provincial no alcanza para considerar derogado el artículo 1198 del Código Civil y estimar borrados del mundo jurídico los principios generales del derecho invocado por su parte. Con relación a los intereses moratorios, enfatiza que la eventual falta de reserva de intereses al percibir el capital no puede oponerse al reclamo especial y concreto del rubro, efectuado contemporáneamente, mediante los escritos ingresados en el Ministerio de Economía, por notas del 15 y 24 de enero y 3 de febrero de 2003. II) Que conferido el traslado de la demanda (fs. 64), se presenta el apoderado de Fiscalía de Estado, contesta la misma y solicita su rechazo (fs. 68/86). Sostiene que los actos administrativos impugnados han sido dictados conforme la normativa que rige la cuestión en debate, entendiendo que la demanda debe ser desestimada en todas sus partes. Señala que las condiciones de dicho contrato se rigieron por la ley nº 23.928, vigente al momento de la contratación, cuya aplicación resultaba imperativa en virtud de su expreso carácter de orden público (arts. 13, ley 23.928 y 3º, decreto nº 939/91). Manifiesta que dicha ley prohibió la indexación de precios, la actualización monetaria, variación de costos, o cualquier otra forma de repotenciación de deudas, impuestos, precios o tarifas (arts. 7 y 10). Expresa que dicha normativa fue incorporada a nuestro sistema jurídico local mediante el decreto nº 939/91, que dejó sin efecto todas las disposiciones provinciales que establezcan o autoricen mecanismos indexatorios por precios, actualización monetaria, variación de costos, o cualquier otra forma de repotenciación de deudas, gravámenes, precios o tarifas (art.2º). Destaca que tanto la legislación nacional como la provincial, extendieron sus efectos a las relaciones y situaciones jurídicas existentes, no pudiendo invocarse ni aplicarse ninguna cláusula legal, reglamentaria, contractual o convencional de fecha anterior como causa de ajuste, sino hasta la entrada en vigencia del nuevo régimen que declara aplicable. Añade que el Reglamento de Contrataciones (decreto n° 3300/72, t.o. 4104/92), aplicable al caso, establece que los precios en las ofertas y en los contratos que se formalicen serán invariables (art. 21). Puntualiza que todas las disposiciones referenciadas se encuentran vigentes, dado que la ley nº 25.561 mantuvo las previsiones de los artículos 7° y 10° de la ley 23.928, por ello sostiene que es imposible reconocer el reajuste del precio contractual pretendido por la empresa accionante. Alega que las normas nacionales y provinciales aludidas por la actora en su escrito de inicio, tales como los decretos nacionales nº 1295/02 y 1953/02 y provinciales nº 2113/02 y 2888/02, no derogaron ni modificaron lo establecido en las leyes nºs. 23.928 y 25.561, en cuanto a la prohibición de actualizar, determinar variaciones de costos, o cualquier otra forma de repotenciación de deudas. Agrega que el decreto provincial nº 2113/02, invocado por la accionante, se refiere en forma excepcional a redeterminar los precios de los contratos de obra pública -y no de suministro como el de autos-, por lo que resulta irrelevante en el caso para decidir favorablemente la pretensión articulada. Igualmente, el decreto nº 2888/02, estableció un régimen excepcional y voluntario de revisión de precios, pero que en modo alguno –afirma- significó un derecho de reconocimiento directo de variaciones de costo (arts. 5° inc. “j”, 7° y concs). Entiende que en el caso no se encuentran configurados los recaudos legales que tornan aplicable la denominada “teoría de la imprevisión”, invocada por la contratista, pues no se ha demostrado que haya mediado una situación de excesiva onerosidad sobreviniente que supere el alea normal del contrato. Afirma que la simple alegación del aumento de precios señalado por el accionante no resulta conducente para demostrar la quiebra del equilibrio contractual, toda vez que los elementos informáticos no fueron vendidos a la administración, sino que por el contrario, fueron provistos en alquiler por la actora, un año antes de producida la devaluación. Sostiene que no existe relación inmediata entre el aumento del valor de los bienes y el precio del alquiler de los mismos, en virtud de que la determinación de este último valor se encuentra directamente ligado a variables del mercado interno que no se vinculan necesariamente con el precio del bien arrendado. Señala que la accionante no ha acreditado que se haya visto obligada a adquirir el material informático provisto en alquiler luego del mes de febrero de 2002 sino que los mismos han sido entregados a principios del años 2001, tal como dan cuenta el decreto n° 2050/01 (fs. 240/243, expte. n° 2300-1445/00) y las facturas y libramientos de pago que obran agregados en el expediente n° 230910.688/03. Destaca que los equipos y programas son devueltos a la firma una vez finalizado el contrato y por ello entiende que si los precios de los mismos aumentaron, aquella también recibirá insumos que tendrán un mayor valor que el que originariamente abonó por ellos. Enfatiza que el aumento de los costos de los bienes alquilados a la administración producidos a partir de la devaluación del peso en el mes de enero de 2002 no constituye un elemento que permita tener por demostrado que se hubiere producido un deterioro grave y esencial que altere la base del negocio jurídico y que se haya producido un verdadero quebranto para la empresa. Plantea en subsidio y para el caso que se aplique la teoría de la imprevisión, que el reajuste del precio pretendido por la accionante no debe alcanzar a los efectos ya cumplidos del contrato del suministro, conforme lo establece el artículo 1198 tercer párrafo del Código Civil. A tal fin, señala que las compensaciones reclamadas por el accionante no debe comprender el lucro que el actor pudo dejar de percibir, ni abarcar la totalidad del perjuicio experimentado, ni que este se retrotraiga más allá del momento en que el actor denunció la existencia de los acontecimiento desequilibrantes, esto es, el 15 de enero de 2003 (fs. 1/7 expte. adm. 230910.688/03) o, en su caso, desde la data de los hechos que la actora denuncia como desencadenantes del desequilibrio contractual (6/1/02, art. 8º de la ley 25.561), pues entiende que con anterioridad no se configuró dicho supuesto. Afirma que el alcance patrimonial del reajuste pretendido no puede abarcar la totalidad del perjuicio experimentado toda vez que la teoría de la imprevisión sólo genera una compensación del detrimento que supere el alea propia del contrato, llevando al contratista una ayuda parcial no cubriendo en toda su dimensión el quebranto sufrido, por carecer la imprevisión invocada de naturaleza resarcitoria, ya que esta institución pretende brindar una ayuda al contratista a fin de posibilitar la terminación del contrato. Afirma que la teoría de la imprevisión alude a un reajuste equitativo, no del contrato sino de sus efectos, por lo que ambas partes deben aportar su cuota de sacrificio frente a una circunstancia imprevisible, que no puede gravar a una sola de ellas (arts. 1198 del Código Civil y 9°, 11° y conc. de la ley 25.561). Sostiene que tampoco la pretensión de reajuste de precio formulada por la parte actora puede encontrar sustento en los principios de enriquecimiento sin causa y de la confianza legítima, por no configurarse los presupuestos que tornan procedentes los mismos, ya que el primer principio tiene cabida cuando la actividad desarrollada por la actora resulte alguna ventaja o utilidad para el demandado, no mediando elementos de juicio en la presente causa que demuestren los beneficios aludidos, ni se probó que el precio del alquiler de los equipos y programas de computación no se ajustarán a los existentes en el mercado nacional. También niega que se hubiere configurado un supuesto que haya dado nacimiento a una situación de legítima confianza para la actora, en la medida que de los términos del contrato de suministro surge que el mismo fue celebrado en moneda nacional y en un régimen de invariabilidad de precios como el establecido en el artículo 21 del Reglamento de Contrataciones, y en modo alguno pudo haber abrigado en la contraria la expectativa de que se le reconozca un mayor precio que el pactado. Añade que tampoco la actividad desplegada por la administración provincial pudo generar en el actor la esperanza que se mantenga determinada paridad cambiaria, toda vez que la regulación de los aspectos monetarios corresponde a la órbita nacional (art. 75 inc.11, Const. Nac.). Con relación a los intereses por el pago fuera de término de las facturas, sostiene que los mismos deben ser desestimados en razón que el accionante no formuló reserva en oportunidad de percibir su cobro, por lo que se ha operado el efecto cancelatorio del pago. Destaca que en el acta notarial aludida por la actora no se ha hecho reserva de derechos y que tampoco las notas de fecha 15 y 24 de enero y 3 de febrero de 2003, resultan idóneas a ese efecto, dado que de conformidad con el artículo 624 del Código Civil, la reserva debe hacerse al momento del pago y no entre dos y seis meses después de la fecha en que la administración canceló las facturas. Solicita que para el caso de reconocerse el pago de los intereses por mora, respecto de las facturas vinculadas con la Orden de Compra 224/01correspondientes al período febrero de 2001 a enero de 2002-, se tenga en cuenta la fecha de presentación correcta de la factura respectiva y su pertinente aceptación por parte de la autoridad pública y el plazo de 60 días con que contaba la administración para abonar las mismas de acuerdo a lo convenido contractualmente. Respecto a los pagos efectuados como legítimo abono –período febrero a agosto de 2002-, entiende que a los efectos de determinar la mora debe tenerse en cuenta la fecha del dictado de los actos administrativos que reconocen el pago respectivo como legítimo abono y el plazo de 30 días establecido en el artículo 21 del Reglamento de Contrataciones para el pago de las facturas. Destaca que con anterioridad al dictado de tales actos no resultan exigibles los pagos en cuestión, ya que al no haberse efectuado una contratación con las formalidades exigidas por el ordenamiento jurídico para perfeccionar un contrato administrativo, existe una obligación natural (art. 515 inc. 3°, Código Civil). Peticiona que la tasa de interés que eventualmente se aplique debe ser la que paga el Banco de la Provincia de Buenos Aires para operaciones a treinta días de acuerdo a lo establecido en el artículo 21 cuarto párrafo del Reglamento de Contabilidad. Solicita se rechace del pedido de actualización monetaria ya que los artículos 7° y 10 de la ley 23.928, 4º de la ley 25.561 y 5º del decreto 214/02, prohíben toda indexación o actualización monetaria, aduciendo que dicha normativa no es violatoria de principio constitucional alguno. Cita doctrina judicial en apoyo de su postura. Para el caso de reconocerse al accionante el pago de los intereses compensatorios, entiende que los mismos deben calcularse de acuerdo a la tasa de interés que abona el Banco de la Provincia de Buenos Aires para los depósitos a 30 días (tasa pasiva), en virtud de que la tasa activa tiene incorporado al “precio del dinero” un plus constituido por el costo financiero propio de las entidades que se dedican a la intermediación de capitales, actividad que no realiza la parte actora y tampoco ha acreditado que por el incumplimiento en término se vio en la necesidad de cubrir el capital ausente en su patrimonio con un préstamo por el que debió pagar el interés de plaza activa. Finalmente, señala que no corresponde imponer las costas a su representada, ya que la autoridad administrativa no ha actuado en este proceso judicial con “temeridad o malicia”, conductas que deben configurarse en el proceso, y no por la actividad cumplida por la administración en el marco del procedimiento administrativo y en uso de facultades propias. III) De las actuaciones administrativas tramitadas por expediente nº 23001445/00, agregadas a la presente, sin acumular (fs. 42), se desprende los siguientes datos útiles para la resolución de la causa: a) El Poder Ejecutivo Provincial, mediante decreto nº 2050 de fecha 9 de agosto de 2001, autorizó y aprobó la contratación directa con la firma Sonda Computación S.A., para el alquiler de Hardware, Software y de Servicios de Soporte y Mantenimiento de Plataformas IBM y Oracle, por el término de 12 meses, a partir de día 1-02-2001 hasta el 31-01-2002 ó hasta que se resuelva la Licitación Pública Local e Internacional para esos mismos fines, si antes ocurriera, por un monto mensual de $ 368.186, 40 y de $ 10.430 mensuales por el Servicio de Mantenimiento de Impresoras Lexmark. Asimismo, se estableció que en la Orden de Compra respectiva, deberá dejarse constancia de la vigencia del decreto nº 4041/96 y resolución nº 56/00 de la Tesorería General de la Provincia de Buenos Aires (fs. 240/243). b) A fojas 266/267, se agrega la Orden de Compra nº 224/00, de fecha 11 de setiembre de 2001, de la cual surge a cargo de Sonda Computación S.A. la prestación del “Servicio de Computación-Servicio de Alquiler de Hardware, Software y de Servicios de Soporte y Mantenimiento de Plataformas IBM y Oracle y Servicio de Mantenimiento de Impresoras Lexmark”, por un monto total de $ 4.542.316,80, estableciéndose como plazo máximo para el cumplimiento del contrato, 365 días, comenzando a regir a partir de 1º de febrero de 2001 al 31 de enero de 2002. En la citada orden de Compra se establece que el contrato se regirá por las disposiciones del Reglamento de Contrataciones (decreto nº 3390/72) y decreto 4041/96 y que la facturación será mensual, debiendo efectuarse el pago a los 60 días de presentada la factura. c) A fojas 268, el Área de Sistemas de Información de la SS.I.P., hace constar que con relación a la factura nº 0001-00001318 presentada por la firma Sonda S.A., correspondiente al mes de abril de 2001, la contratista -durante el periodo facturado- no cumplió con la incorporación de la unidad de disco 9393T82, ni de las unidades de cartuchos 3490 D32 y F11, no retirando el equipamiento que quedó fuera de contrato y respecto del mantenimiento de las impresoras Lexmark, sólo cumplimentó con las conectadas para la red IP. A fojas 269, el organismo citado amplía el informe anterior, señalando que no existe constancia del cumplimiento de la Asistencia Técnica de personal especializado en sistemas operativos y programas IBM asociados, con una dedicación de 60 horas mensuales, según consta en el contrato aprobado por decreto nº 2050/01, Orden de Compra n° 224/01. d) A fojas 292, la contratista reclama al organismo, mediante nota presentada el día 7 de enero de 2002, el pago de las facturas nº 1316, 1317, 1318, 1319, 1320, 1321, 1322, todas ellas de fecha 14-09-01; nº 1337 de fecha 01-10-01; nº 1417 de fecha 01-11-01 y nº 1442 de fecha 03-12-01, por el monto total de $ 3.785.263, 90, sin incluir los intereses que correspondan. e) A fojas 294/298, la empresa Sonda Argentina S.A. mediante presentación de fecha 10 de enero de 2002, manifiesta al organismo administrativo, los servicios cumplidos y los no cumplidos durante los meses de febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre de 2001. Atento a ello, el Área de Sistema de Información, con fecha 15 de enero de 2002, enumera los incumplimientos de la contratista correspondientes a las notas de conformación de los meses febrero a octubre de 2001, determinando los importes que deben descontarse de las respectivas facturas. Respecto a la factura del mes de noviembre de 2001, presentada por la empresa no realiza objeción alguna (fs. 300). f) El día 18 de enero de 2002, la firma Sonda Argentina acepta el reclamo del organismo administrativo referente a la falta de instalación del software, prestando conformidad con el descuento de $ 3.596 por mes, correspondiente a los meses de febrero a octubre de 2001 (fs. 303). g) En su intervención, la Asesoría General de Gobierno dictamina que corresponde el pago de los rubros efectivamente prestados y de acuerdo a la certificación por funcionario competente y atento a los incumplimientos advertidos, aconseja aplicar a la firma, las penalidades establecidas en el artículo 71 inc. b) del Reglamento de Contrataciones (fs. 320). h) A fojas 325 la empresa Sonda S.A. mediante nota de fecha 6 de marzo de 2002 presta conformidad a que se abonen las facturas con los descuentos que correspondan por los ítems cuestionados, mencionados en su carta de fecha 10-12002. Además hace constar que para el caso eventual que se verificara cualquier incumplimiento en la prestación de servicios y/o prestaciones a cargo de Sonda Argentina, presta conformidad que por los importes de los rubros cuestionados, se emitan las notas de créditos correspondientes. También deja constancia que “en el supuesto eventual que se verifique que los servicios y/o prestaciones cuestionadas y descontadas de las facturas a abonar hubieran sido correctamente satisfechas por Sonda Argentina, renuncia a cualquier pretensión de percibir - sobre el importe correspondiente al precio del servicio y/o prestación que corresponda- cualquier mecanismo indexatorio y/o percibir intereses de cualquier índole”. i) A fojas 330/331, interviene la Contaduría General de la Provincia de Buenos Aires, dictaminando que corresponde el pago de las facturas por los servicios prestados en los meses de abril a noviembre de 2001, descontado los importes consensuados con la firma prestataria. A fojas 333, en su vista, Fiscalía de Estado manifiesta que teniendo en cuenta la conformidad prestada por la empresa Sonda Argentina a los pertinentes descuentos equivalentes a los servicios no brindados, corresponde proceder al pago de la facturación correspondiente, descontando a los montos facturados, los correspondientes a los servicios no prestados y los que correspondan en concepto de sanciones a aplicar en los términos del artículo 71 inc. 3º, ap. b) del Reglamento de Contrataciones. j) A fojas 365, 368, 371,374, 377, 380, 382, 385 obran las constancias de pagos efectuados por la Dirección de Contabilidad y Servicios Auxiliares, de los servicios correspondientes a los meses abril a noviembre de 2001, aplicándose una multa del 5 % sobre el total de las notas de créditos presentadas en cada una de ellas, conforme lo prevé el artículo 71 inciso 3º, apartado c) del Reglamento de Contrataciones. k) Con relación a las diferencias existentes entre el organismo administrativo y la contratista respecto de las facturas de los meses febrero y marzo de 2001, la Dirección de Contabilidad y Servicios Auxiliares, con fecha 25 de abril de 2002, sugiere se realice una reunión con personal de la empresa (fs. 337). Existiendo conformidad con el monto facturado y la nota de crédito presentada respecto de la factura del mes de febrero de 2001, se procede a su pago, con fecha 4 de julio de 2002, aplicándose una multa del 5% sobre el total de la nota de crédito, conforme lo prevé en el artículo 71 inc. 3°, ap. c) del Reglamento de Contrataciones (fs. 345/ 346). Del mismo modo, existiendo conformidad entre lo facturado y la nota de crédito presentada por la contratista se procede, con fecha 4 de julio de 2002, al pago de la factura del mes de marzo de 2001, aplicándose también la multa del 5% contemplada en el citado Reglamento (fs. 348, 362). IV) De las actuaciones administrativas tramitadas por expediente nº 230910.688/03 y su alcance 1º, se desprende los siguientes datos útiles para la resolución de la causa: a) El día 15 de enero de 2003, la empresa Sonda S.A., solicita al organismo ministerial, la recomposición de precios por excesiva onerosidad sobreviniente, de acuerdo a lo normado en el decreto nº 2.888/02, cuantificando los perjuicios producidos por atrasos en los pagos, así como la pérdida económica producida por dejarse sin efecto la ley de convertibilidad, en virtud de la Orden de Compra n° 224/2001 por la contratación de equipos y servicios por el período febrero/2001 a enero/2002. Solicita en concepto de resarcimiento la suma de $ 5.305.422,24, correspondiente a un reconocimiento del 50% de la incidencia de la variación del dólar en los costos que debió afrontar por las demoras en los pagos. Asimismo peticiona la suma de $ 1.537.920,46, en concepto de intereses compensatorios, desde la fecha en que cada factura debió pagarse y la fecha del efectivo pago, de acuerdo a lo estipulado por el artículo 6. letra p), del decreto n° 2.888/02. Además, solicita el pago de los intereses moratorios devengados, invocando a tal fin el artículo 6° del citado decreto, tomando para su cálculo la tasa de interés activa promedio del Banco Central de la República Argentina, aplicándola desde la fecha en que debió abonarse cada factura hasta la fecha de efectivo pago, reclamando por este rubro la suma de $ 2.027.715,60 (ver fs. 2/3 y 5/7). Por otra parte, solicita el pago de los intereses moratorios correspondientes a la extensión por legítimo abono de la orden de Compra nº 224/00, por lo meses de febrero de 2002 hasta agosto de 2002, ante los retrasos en el pago de las facturas correspondientes a los meses de febrero a julio de 2002, estimando los mismos en la suma de $ 254.350,41 (ver fs. 4 y 8). Finalmente, reclama la cancelación de la factura nº 1658 por los servicios prestados en el mes de agosto de 2002 (fs. 4). b) A fojas 11, la firma manifiesta que con fecha 21 de enero de 2003 ha recibido el pago de la factura nº 1658 por $ 355.343,45 correspondientes a los servicios prestados en el mes de agosto de 2002. c) Con fecha 3 de febrero de 2003, la firma amplía los fundamentos de su petición, adjuntando anexo con el detalle de la estructura del precio del servicio prestado, desglosando los componentes importados, manifestando que alcanzan a un 87% del precio que se rigen por la variable dólar, en tanto que los componentes locales –mano de obra- alcanza sólo el 13% del precio, solicitando el reconocimiento del 50 % de la variable dólar, en base a los principios pautados en el artículo 11° de la ley 25.561 y el decreto n° 2.888/02 (fs. 14/15). d) A fojas 112, la Tesorería General de la Provincia informa que conforme surge de los expedientes de pago correspondientes a los servicios prestados en el período febrero/2002 a agosto/2002, la firma accionante no ha formulado reserva de intereses, adjuntando fotocopias de los libramientos de pago a fojas 16/109. Con relación al resto de los expedientes señala que no se ha podido verificar tal reserva pues los mismos se encuentran en el Tribunal de Cuentas. e) A fojas 113/114, interviene la Dirección de Contabilidad y Servicios Auxiliares, señalando que no corresponde la recomposición de precios solicitada en los términos del decreto nº 2888/02, debido a que: 1º) las prestaciones convenidas entre las partes con relación a la Orden de Compra nº 224/01, se ejecutaron y fueron íntegramente cumplimentados, habiendo la Administración abonados los importes pertinentes, constando expresa renuncia de la empresa a cualquier forma de reajuste, indexación y/o intereses derivados de la contratación y, 2º) los servicios correspondientes al período 1/02/02 hasta el 31/08/02 también fueron íntegramente abonados por la Administración, formulando la firma similar renuncia. Así estima que, siendo que las relaciones contractuales y de hecho existentes con la firma Sonda se han agotado en lo relativo a los períodos que conforman el objeto de los reclamos de recomposición materia del presente y, ante las expresas renuncias formalizadas en oportunidad en que se pagaron los importes correspondientes a los servicios prestados, no cabe acoger los pedidos introducidos en el marco del decreto n° 2888/02. f) A fojas 116, la Asesoría General de Gobierno dictamina que el decreto nº 2888/02 comprende exclusivamente a los proveedores que mantuvieran obligaciones a su cargo pendientes de cumplimiento a la fecha del presente decreto (art. 5° inc. h), circunstancia esta que no concurre en la especie, dado que el balance contractual se encuentra agotado por ambas partes, destacando que el régimen instituido reconoce como principal fundamento el hecho que la invariabilidad de los precios, vigente hasta el momento de su dictado, impedía a los proveedores cumplir las obligaciones pactadas en virtud del deterioro de la ecuación económico financiera. g) A fojas 118 y 123, la Contaduría General de la Provincia y Fiscalía de Estado, se expiden en igual sentido, destacando que el citado decreto delimita su ámbito de aplicación (art. 5 inc. h.) a los adjudicatarios que mantuvieren obligaciones a su cargo pendientes de cumplimiento a la fecha de su dictado (27/11/2002), sin que se verificara tal supuesto en el presente, de lo que se colige que la invariabilidad de los precios se mantuvo hasta esta último fecha, rigiendo plenamente el artículo 21 del Reglamento de Contrataciones. h) A fojas 150, se expide nuevamente Asesoría General de Gobierno, con motivo de una nueva presentación realizada por la firma (fs. 137/139), reiterando su dictamen anterior, aconsejando el rechazo del pedido en virtud de lo estatuido por el artículo 5º inciso h) del decreto nº 2888/02. Destaca que este régimen constituye una alternativa excepcional en el sistema de los contratos de suministro que celebra el Estado y que su interpretación además de restrictiva debe adecuarse a las finalidades perseguidas, sosteniendo que aquellos supuestos afectados por la variación de las condiciones económicas debían ser objeto de un salvataje para lograr la consecución de los objetivos previstos al momento de celebrarse el contrato, y no, según sostiene el reclamante, como un premio para los proveedores que se encontraran en situación de incumplimiento, pues la mora justamente, constituye un motivo de rechazo de una pretensión en dichos términos, tal como lo prevé el artículo 5°, inc. g), apartado 3° del decreto. A fojas 152 y 154, la Contaduría General de la Provincia de Buenos Aires y Fiscalía de Estado, ratifican sus informes anteriores. i) Mediante decreto nº 53/03 se rechaza el reclamo formulado por la empresa Sonda Argentina S.A. de recomposición de precios por excesiva onerosidad sobreviniente, en los términos del artículo 11º de la ley nº 25.561 y del decreto nº 2888/02, correspondiente a la contratación efectuada por Orden de Compra nº 224/01, por el período comprendido entre el 1º de febrero de 2001 y 31 de enero de 2002, como así también el reclamo de intereses por mora en el pago de facturas emitidas y de los intereses previstos en el artículo 6º del decreto nº 2888/02 (fs. 159/161), notificándose a la empresa mediante carta documento (fs. 172/174) j) A fojas 177/178, el apoderado de la firma interpone recurso de revocatoria contra el citado decreto, fundamentando su pretensión en las teorías de la imprevisión, enriquecimiento indebido o sin causa y los principios de la buena fe y confianza legítima. A fojas 191 interviene Asesoría General de Gobierno, dictaminando que corresponde rechazar la recomposición de precios peticionado, señalando que en cuanto a los intereses solicitados y en relación con las facturas amparadas por la Orden de Compra –si hubiese existido mora en el pago- deviene procedente su reconocimiento de conformidad con el artículo 21 del Reglamento de Contrataciones, en cambio, para las facturas sin respaldo contractual, el reconocimiento de intereses procede desde el vencimiento del plazo de treinta días contados a partir de la fecha del acto administrativo que reconoce dicho gasto. A fojas 194 y 198, la Contaduría General de la Provincia de Buenos Aires y Fiscalía de Estado, coinciden en propiciar el rechazo del recurso interpuesto, entendiendo que la recomposición de los precios solicitada por la accionante no encuadra en el decreto nº 2888/02, haciendo constar además que, de conformidad a lo informado por la Tesorería General de la Provincia, la firma Sonda Argentina S.A., no ha formulado reserva de intereses, proporcionándole al pago efectuado el efecto extintivo y liberatorio previsto por el artículo 624 del Código Civil, en tanto dispone que el recibo del capital sin reservas por parte del acreedor extingue la obligación del deudor respecto de estos. k) A fojas 214, el Tribunal de Cuentas de la Provincia de Buenos Aires, informa que la firma Sonda Argentina S.A. no efectuó reserva al percibir los importes de las liquidaciones de pago correspondientes a los servicios de los meses febrero/2001 a enero/2002, adjuntando fotocopias de las fojas de “liquidación de pago” (fs. 201/213). l) A fojas 216/218, obra el decreto n° 2264/04, por el cual el Poder Ejecutivo rechaza el recurso de revocatoria interpuesto por la firma accionante, notificándose el recurrente a fojas 220. V) Que previamente citadas, comparecieron las partes a la audiencia prevista por el artículo 41 del Código Contencioso Administrativo, procediéndose a fijar los hechos conducentes a la decisión del proceso y a declarar las pruebas procedentes a tales fines (fs. 90). VI) Que producida la prueba pericial ofrecida por la parte actora, glosados los respectivos alegatos (fs.118/119 y 122) y cumplimentada la medida para mejor proveer requerida a fojas (art. 46, C.C.A.), la causa quedo en estado de pronunciar sentencia (arts. 48, 49 y concs., C.C.A.); y CONSIDERANDO: 1º) Liminarmente, cabe dejar sentado que conforme a los términos en que ha quedado trabada la litis, las partes coinciden en señalar que por Orden de Compra n° 224/01 se adjudicó a la actora la locación del servicio de hardware, software y de servicio de soporte y mantenimiento de plataformas IBM y Oracle, servicio de mantenimiento de impresoras Lexmark, por el período comprendido entre el 1° de febrero de 2001 hasta el 31 de enero de 2002, por un monto mensual de $ 378.526, 40, con destino a la Dirección de Sistemas de Información del Ministerio de Economía, estableciéndose que el contrato se regirá por las disposiciones del Reglamento de Contrataciones (decretos n°s. 3390/72 y 4041/96), con facturación mensual, debiendo abonarse la misma dentro de los 60 días de presentada la factura por la contratista. Tampoco existe controversia en cuanto a que, vencido el plazo contractual, la contratista continúo prestando el servicio durante el período comprendido entre el 1° de febrero de 2002 hasta el 31 de agosto de 2002. Así, el caso de autos debe resolverse conforme a lo acordado entre las partes y en el marco del régimen jurídico al cual se sujetaron, ya que es principio recibido que las convenciones hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual deben someterse como a ley misma (art. 1197 del Código Civil) y que los mismos se celebran para ser cumplidos en las condiciones pactadas pacta sunt servanda-, habiendo señalado la Corte Suprema de Justicia de la Nación que aún tratándose de contratos administrativos, el principio es siempre el cumplimiento de los convenido (C.S.J.N., Fallos: 301:525, “Intercar”; Fallos: 313:376, “Dulcamara”; Fallos: 314:491, “Necon”). Sentado ello, el litigio sub judice se circunscribe en resolver las cuestiones atinentes a la legitimidad de los decretos n°s. 53/03 y 2264/04 y, en su caso, decidir si resulta procedente la aplicación de la teoría de la imprevisión invocada por la actora alegando el enriquecimiento sin causa de la administración y el quebrantamiento de la doctrina de la confianza legítima. Finalmente procede ponderar el reclamo de intereses por pago fuera de término de diversas facturas articulado por esa parte. 2°) Corresponde entonces, abordar en primer término, la “recomposición de precios por excesiva onerosidad sobreviniente”, reclamada por la contratista con fecha 15 de enero de 2003, conforme al decreto n° 2888/02, alegando la alteración de la ecuación económica financiera del contrato producida por la derogación de la ley de convertibilidad (ver fs. 2/4, expte. n° 2309-10.688/03), petición rechazada mediante los decretos impugnados en el sub judice. Al respecto, cabe poner de resalto que el artículo 21 del Reglamento de Contrataciones (decreto n° 3300/72, texto según decreto n° 4.104/92) dispone “que los precios en las ofertas que se presenten y en los contratos que se formalicen en la administración provincial serán invariables...” A su vez, la ley nacional nº 23.928 -incorporada al derecho público local mediante el decreto nº 939/91- vigente al momento de suscribirse la Orden de Compra n° 224/00 prohibió la indexación de precios, la actualización monetaria, variación de costos o repotenciación de deudas, cualquiera fuere su causa, haya o no mora del deudor, derogando, con efecto a partir del 1° del mes de abril de 1991, todas las normas legales o reglamentarias que contemplen tales supuestos (arts. 7° y 10°). Posteriormente se dicta en el orden nacional, la ley nº 25.561 (B.O. del 07/01/2002), mediante la cual se declara la emergencia pública en materia social, económica, administrativa, financiera y cambiaria, derogándose el régimen de convertibilidad y manteniendo la abrogación de todas las normas legales o reglamentarias que establecen o autorizan la indexación por precios, actualización monetaria, variación de costos o cualquier otra forma de repotenciación de las deudas, impuestos, precios o tarifas de los bienes, obras o servicios. Aclarando que esta derogación se aplicará aun a los efectos de las relaciones y situaciones jurídicas existentes, no pudiendo aplicarse ni esgrimirse ninguna cláusula legal, reglamentaria, contractual o convencional –inclusive convenios colectivos de trabajo- de fecha anterior, como causa de ajuste en las sumas de pesos que corresponda pagar (art. 4°, ley 25.561). Considerando la declaración de emergencia pública en materia social, económica, administrativa, financiera y cambiaria operada mediante la ley 25.561, con fecha 27 de noviembre de 2002, el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, en Acuerdo General de Ministros, emite el decreto n° 2888/02, con el propósito de sincerar ese proceso y “...con la única finalidad de preservar el normal desenvolvimiento de los servicios a su cargo y lograr el adecuado abastecimiento de las reparticiones estatales, a través de medidas que tiendan a superar las dificultades que surjan en el curso del reacomodamiento de la economía nacional y provincial, sin que ello implique reconocer o fijar mecanismos automáticos de variaciones de precios...” (considerando 11°). A tal efecto, el referido decreto, en su artículo 5°, habilitó a los funcionarios de las reparticiones de la Administración General de la Provincia, “autorizados para aprobar las contrataciones regidas por las normas de la Ley de Contabilidad (decreto-ley 7.761/71), a convenir la ´Recomposición de Precios por Excesiva Onerosidad Sobreviniente´, tendiente a reconocer diferencias de precios sobre la base de una debida justificación de la variación ocurrida en la ecuación económica de las ofertas formuladas o de los contratos, conforme al régimen que seguidamente se instituye...”, estableciendo el inciso h) que “Los proponentes, preadjudicatarios o adjudicatarios que mantuvieren obligaciones a su cargo pendientes de cumplimiento a la fecha del presente Decreto, según corresponda, deberán presentar ante la Repartición encargada del trámite de contratación, una solicitud de ´Recomposición de Precios por Excesiva Onerosidad´, en la que expondrán las circunstancias que le impiden cumplir con los compromisos asumidos, adjuntando a la misma todos los elementos de prueba que justifiquen o avalen su requerimiento, proponiendo además las condiciones bajo las cuales podría lograrse el cumplimiento de las obligaciones a su cargo...” (el destacado me pertenece). Del texto transcripto se desprende que el régimen de recomposición de precios contemplado en el citado decreto comprende solamente a los proponentes, preadjudicatarios o adjudicatarios que mantuvieren obligaciones a su cargo pendientes de cumplimiento a la fecha de su publicación (B.O. del 19 de diciembre de 2002), ya que la finalidad pública que inspiró su dictado se centró en “lograr el adecuado abastecimiento de las reparticiones estatales”, considerando – como no podía ser de otra forma- a las obligaciones que debían cumplirse con posterioridad a la sanción de la ley 25.561. Resulta entonces indubitable que la firma accionante no se encuentra comprendida en el régimen de recomposición de precios por excesiva onerosidad sobreviniente previsto en el decreto n° 2888/02, ya que tal como ha quedado acreditado el plazo contractual feneció el 31 de enero de 2002 y los servicios reconocidos conforme al sistema de “legítimo abono”, finalizaron el día 30 de agosto de 2002. Si bien la precedente conclusión impone, también y sin más, el rechazo de la pretensión relativa al reclamo de intereses compensatorios, cabe resaltar –a mayor abundamiento- que el artículo 6° del referido decreto reconoce tales accesorios “a los adjudicatarios que hubieren cumplido las obligaciones a su cargo en forma satisfactoria y no hubiesen percibido el precio pactado a la fecha del presente decreto...”. Así, conforme se desprende de las actuaciones administrativas, las facturas emitidas por la empresa, correspondientes a los servicios de los meses de febrero de 2001 a enero de 2002 y febrero de 2002 a julio de 2002, fueron abonadas con anterioridad a la fecha de entrada en vigor del decreto nº 2888/02 (ver. fs. 113/114, expte. adm. n° 2309-10688/03 y 96 vta. de autos). Al respecto, cabe recordar que la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, al resolver respecto del alcance de un decreto análogo al sub examine, señaló que “en tanto el decreto nº 2123/89 previó la recomposición de precios únicamente en aquellas contrataciones que ya cumplimentadas no se hubiese percibido el precio pactado a la fecha del presente decreto, debe excluirse su aplicación cuando el monto ya fue abonado” (S.C.B.A., causa B. 54.087 “Srecha”, sent. del 12-IX-2001). En el marco de tales lineamientos, se concluye que la firma actora se encuentra excluida del reconocimiento de intereses compensatorios contemplados en el artículo 6° inc. p) del decreto nº 2888/02, respecto de la facturación de los servicios prestados en el período febrero/2001 a enero/2002 y febrero/2002 a julio/2002, pues dichos pagos se efectivizaron con anterioridad a la fecha de entrada en vigencia del citado acto normativo. 3°) Que la facturación de los servicios correspondientes al mes de agosto de 2002, merece puntual consideración, toda vez que se consigna como fecha de pago el día 21 de enero de 2003, es decir, cuando ya regía el decreto n° 2888/02. Del expediente de pago nº 2309-9392/02, surge que la factura correspondiente a ese mes, fue presentada a su cobro por la firma Sonda, con fecha 3 de septiembre de 2002, al igual que las notas de créditos por descuentos sobre la factura citada (fs. 2/7). Dicha documentación es observada por la Dirección de Sistemas de Información, quien considera que debería descontarse además la suma de $ 12.842,95, en concepto del equipamiento que describe, por constatarse el incumplimiento en la prestación del servicio durante el período en cuestión (ver fs. 9), circunstancia que motivó la presentación de una nueva nota de crédito, de fecha 25 de septiembre de 2002 (fs. 13). Previa intervención de la Dirección de Contabilidad y Servicios Auxiliares (fs. 22), Asesoría General de Gobierno (fs. 23), Dirección de Contabilidad y Servicios Auxiliares (fs. 26), Contaduría General de la Provincia (fs. 27), Dirección Provincial de Informática (fs. 28), Contaduría General de la Provincia (fs. 30 y 31), Fiscalía de Estado (fs. 33), el señor Ministro de Economía de la Provincia dicta la resolución nº 8, fechada el día 9 de enero de 2003, mediante la cual se aprueba el gasto y se autoriza el pago de la factura correspondiente al mes de agosto de 2002, bajo la figura de legítimo abono, descontándose los servicios no prestados en ese mes (fs. 37) y cuyo importe fue percibido de conformidad por la firma, el día 21 de enero de 2003 (fs. 44 vta.). Teniendo en consideración que dicha factura fue emitida en concepto de servicios prestados bajo la forma de legítimo abono –cuyo trámite requiere la previa intervención de los organismos de control-, se advierte, del cotejo entre la fecha del acto que aprueba el gasto y autoriza el pago (09/01/2003) y la fecha de su cancelación (21/01/2003), que la misma fue abonada dentro de un plazo razonable (12 días), a la luz del plazo legal de 30 días, previsto en el artículo 21 del Reglamento de Contrataciones (conf. doct. S.C.B.A., causa B. 58.764, “Comarcom S.A.I.C.I.F.”, sent. 3-XII-2003; B. 56.764 y 56.990, “La Jirafa Azul”, ambas sent. del 19-VII-2006). Es así que las actuaciones administrativas reseñadas acreditan incumplimientos del servicio en el período analizado –reconocidos por la firma prestataria-, circunstancia que sumada a su expresa conformidad con el pago efectuado por la administración, impone desestimar el reclamo de intereses compensatorios respecto de la facturación de los servicios del mes de agosto de 2002, formulado con fundamento en el artículo 6° inc. p) del decreto n° 2888/02. 4º) Además, la accionante tanto en sede administrativa –al momento de interponer el recurso de revocatoria contra el decreto 53/03-, como en esta instancia judicial, solicita la aplicación de la teoría de la imprevisión contemplada en el artículo 1.198 del Código Civil, con el fin de recomponer el precio contractual. Preliminarmente, deviene pertinente recordar que en todo contrato administrativo corresponde distinguir entre el álea o riesgo normal que asume el cocontratante y el álea anormal. Durante la ejecución del contrato y dentro del álea anormal, la ruptura del equilibrio económico financiero del contrato, puede producirse por diversas causas, entre ellas, los trastornos que se originan fuera de la administración, fundamentalmente por el juego de las leyes económicas y factores de este tipo, incontrolables por ella, que al incidir en su cumplimiento, lo hacen extremadamente más oneroso de lo que razonablemente pudo ser previsto. Se trata del álea económica, donde domina la “teoría de la imprevisión”, que otorga derecho al cocontratante para obtener de la Administración una modificación razonable del contrato que cubra parcialmente su quebranto o en caso negativo su rescisión (conf. Marienhoff, Miguel S., Tratado de derecho administrativo, Abeledo-Perrot, Bs. As., 1978, t. III-A, ps. 519 y ss.; Escola, Héctor J., Tratado integral de los contratos administrativos, Bs. As., 1970, t. I, pág. 473; Bercaitz; Miguel Angel, Teoría General de los Contratos Administrativos, Depalma, Bs. As., 1980, ps. 386 y ss.). La teoría de la imprevisión opera ante circunstancias extraordinarias o anormales e imprevisibles, posteriores a la celebración de un contrato administrativo, pero temporarias o transitorias, que alteran su ecuación económica–financiera en perjuicio del cocontratante, pudiendo éste requerir ayuda pecuniaria del Estado para obviar esa crítica situación y poder cumplir o seguir cumpliendo sus obligaciones (conf. Marienhoff, Miguel S., ob. cit., t. III-A, pág. 470). Ahora bien, en cuanto a las condiciones de aplicación de la teoría de la imprevisión es necesario que se trate de un contrato administrativo en curso de ejecución y que el acontecimiento imprevisible, ajeno a la voluntad de las partes altere la economía del contrato, haciendo excepcionalmente onerosa la ejecución del contrato, provocando una pérdida verdadera que exceda el álea normal y previsible (conf. Bercaitz, Teoría General..., ob. cit., pág. 452). Es decir, que uno de los presupuestos que condiciona su aplicación alude a la temporaneidad del hecho imprevisto que se vincula a los contratos en curso de ejecución, cuando la prestación es de tracto sucesivo –o con posterioridad al acto de apertura de ofertas y previo al momento de la entrega de la provisión en los contratos de suministro de ejecución inmediata-, pues justamente mediante este instituto se procura auxiliar a la parte para quien la ejecución del contrato se torna excesivamente onerosa. Es así que, tanto el acaecimiento del hecho perturbador, como la denuncia del hecho sobreviniente que altera la economía del contrato, deben suceder antes de que el contrato se halla ejecutado, a fin de que la otra parte pueda optar entre la rescisión del contrato o la recomposición del precio. Debe ponerse de resalto que la denuncia del hecho generador de la imprevisión adquiere especial relevancia, ya que es a partir de ese momento que opera -de prosperar su aplicación- el instituto de marras (conf. Cam. Nac. Contenciosoadministrativo, Sala II, autos “Marle Construcciones”, sent. del 10-VII84 y “Otonello-Santoro S.A.C”, sent. del 28-V-85). Es en esta oportunidad que la administración podrá evaluar –ponderando el interés público en juego- si es conveniente brindar una ayuda económica al proveedor colaborador, o bien, rescindir el contrato por oportunidad, mérito o conveniencia. Este recaudo liminar –contratación en curso de ejecución- no luce cumplimentado en el sub judice, toda vez que el plazo del contrato adjudicado mediante Orden de Compra n° 224/01, feneció el día 31 de enero de 2002 y su prórroga finalizó el 31 de agosto de ese año, en tanto que la aplicación de la “teoría de la imprevisión” fue solicitada por la actora el día 11 de febrero de 2004, en el escrito de interposición del recurso de revocatoria contra el decreto n° 53/03, es decir, estando ya concluida –largamente- la relación jurídica que la vinculó con la administración (ver fs. 177/182, expte. adm. n° 2309-10.688/03). Al respecto, cabe recordar que la Casación Bonaerense tiene sentado que si bien, tratándose de un contrato de suministro, el particular tiene derecho a que se mantenga el equilibrio o ecuación económico financiera (B. 47.460, “Domafer”, 29-III-77; B. 51.120; “Laboratorios Armstrong”, sent. 30-XI-1993; B. 49.936, “Novotermic”, sent 16-VI-87; B. 52.880, “Sisteco”, sent. del 2-III-1999), la posibilidad de reajustar los precios de un contrato administrativo por aplicación de la teoría de la imprevisión se acuerda al particular precisamente para preservar el contrato –y no en miras de su interés especial- y con ello asegurar su cumplimiento, ajustando equitativamente el equilibrio de las prestaciones recíprocas. Se exige entonces a su vez que aquél, pese a los inconvenientes que le provoque una mayor onerosidad de la prestación a su cargo, no se libere de ésta (S.C.B.A., B. 47.544, “Cabrera”, sent. 9-IX-80; “Laboratorio Armstrong S.A.C.E. y F.”, cit; el destacado me pertenece). Por otra parte, y tal como lo señala el Alto Tribunal provincial, la procedencia de reajustes destinados a paliar la onerosidad sobreviniente de un contrato de suministro depende, inexcusablemente, de que se alegue y pruebe en forma concluyente que el quebranto o trastorno causado por un alza de precios, razonablemente imprevisible, haya superado el “alea normal” de los negocios (conf. causas B. 47.383, D.J.B.A. T. 117, pág. 171; B. 47.481, D.J.B.A., T.118, pág 101; B. 49.042, “Maquinarias Ensenada”, 14-XII-84; B. 52.880, “Sisteco”, sent. del 2-III-1999), ya que el concepto de situación imprevisible no responde a una noción fija o rígida, debiendo valorarse de acuerdo a las circunstancias del caso (S.C.B.A., B. 49.630, “Emaco”, sent. 27-XII-96; B. 55.786, “Tidelco”, sent. 15-IX1998; B. 53.417, “Cantarelli y Moguiliansky , sent. 28-IX-1999). Así, en el marco de tal hermenéutica jurisprudencial, es el contratista quien debe demostrar fehacientemente la incidencia del hecho imprevisible en su estructura de costos. Bajo tales premisas, corresponde determinar sí, efectivamente, de la probanza producida en autos, surge acreditado el quebranto de la ecuación económica de la contratación tal como lo alega la actora, debiendo valorarse a tales fines el dictamen pericial obrante a fojas 96/98, dejando sentado que si bien el mismo no es obligatorio para el juzgador, debe acordársele valor probatorio cuando es suficientemente fundado y uniforme en sus conclusiones, ya que las reglas de la sana crítica aconsejan seguirlo cuando no se opone a ello argumentos científicos legalmente bien fundados (arts. 77 inc. 1º, C.C.A.; 474 y concs., C.P.C.C.). Con relación al punto cuarto de la pericia ofrecida por la accionante, “señale si el alza del costo-costo aludido en el punto de pericia precedente agravó en forma significativa la prestación a cargo de la empresa demandante”, la perito contadora dictamina que: ”...si bien el grado de riesgo cambiario de los costos era alto (87%), debe tenerse presente que los mismos fueron abonados por la actora al tipo de cambio $1= u$s 1, según surge de los recibos y las condiciones de pago pactadas entre la actora y sus proveedores. Es decir que la ecuación económica de la empresa, medida en pesos y considerando los costos efectivamente pagados y los ingresos efectivamente percibidos no arroja quebranto” (el destacado me pertenece). Ante el pedido de explicaciones formulado por la parte actora respecto al aludido punto 4º de la pericia (fs. 106/107), la experta señala que: “...reitero mis dichos respecto a que, al trasladar la incidencia cambiaria sobre el precio, se está dolarizando la totalidad de los costos (tanto los influenciados por el tipo de cambio como los que no lo están), el componente impositivo y la utilidad. Tal como esgrime la actora, es lógico considerar y mantener a salvo la utilidad esperada, la que la motivó a desarrollar este emprendimiento. Pero reitero que es sólo la esperada al momento de la evaluación del proyecto y de fijación del precio; y es la que resulta del hipotético caso de mantener la paridad 1 a 1. Si se recalcula la utilidad atendiendo a las diferencias de cambio, se obtendría una ganancia que no se condice con la esperada originariamente al efectuar la oferta” (ver fs. 109 vta.). Respecto al punto tercero de la pericia ofrecida por la actora, referido a la incidencia unitaria y porcentual de los componentes importados en el costo de los bienes y servicios prestados, la perito dictamina que “...el hardware no tiene valor de recupero para la empresa una vez finalizado el contrato, razón por la cual el mismo representa en su totalidad un costo del servicio (se amortiza en su totalidad). Similar criterio se emplea para las erogaciones en software, ello debido a que el monto abonado, es por la licencia durante el período del contrato...” (ver fs. 97 vta.). Atento a ello no se advierte acreditado el alegado quebrantamiento de la ecuación económica-financiera del contrato, ya que como indica la experta: ”Los cálculos deben realizarse sobre los costos y no sobre el precio tal como lo ha realizado la actora en sus presentaciones, ya que al trasladar la incidencia cambiaria sobre el precio está dolarizando la utilidad esperada además de sus costos” (fs. 98 vta.). En tal sentido, resulta pertinente recordar las reflexiones formuladas por el maestro Marienhoff en torno al contrato de suministro, estimando que el hecho mismo de tener el producto en su poder impide que el contratante invoque a su favor la teoría de la imprevisión, pues en tales condiciones las alteraciones que pueda sufrir el precio de aquél no producen una lesión resarcible de acuerdo a esa teoría (conf. ob. cit., t. III-A, pág. 525). Tal como se resaltara, la aplicación de la teoría de la imprevisión requiere la alegación y prueba de que el quebranto o trastorno ocasionado por el alza de precios haya superado el álea normal del negocio, en tanto la lesión sobreviniente, producto del hecho extraordinario e imprevisible, que hace aplicable la cláusula rebus sic stantibus implícita en todo contrato por aplicación del artículo 1998 del Código Civil -aún en los administrativos- exige un grave desequilibrio de las contraprestaciones, pues está claro que no puede aceptarse que el Estado se convierta en garante de un determinado nivel de renta del contratista (S.C.B.A., B. 52.402, “Inmar S.A.”, sent. 20-XII-2000). En ese marco hermenéutico, el Alto Tribunal Federal ha declarado que la teoría de la imprevisión no puede hacerse jugar para corregir agravaciones no sustanciales de las obligaciones contractuales; el principio sigue siendo siempre el cumplimiento estricto de lo pactado a costa de sacrificios: pacta sunt servanda. Sólo cuando se ha alterado la base del negocio jurídico y de ello deriva un perjuicio grave y esencial, esta doctrina propugna la intervención de los jueces para impedir que se consume una injusticia (C.S.J.N., Fallos: 266:70; Fallos 319:1681; “Dulcamara”; Fallos: 316:729, “Tecnobra”; Fallos: 319:1681, “J.J.Chediak”; Fallos: 319:2037, “Calderas Salcor Caren”). En suma, si el contratista invoca a su favor la teoría de la imprevisión, la prueba de tal quebranto económico debe ser aportada por él, recaudo éste que no se verifica cumplimentado en la especie. No resulta baladí recordar que en el proceso administrativo es al accionante a quien incumbe acreditar los hechos que invoca como fundamento de su pretensión porque no actúa en simple instancia recursiva sino en un proceso de conocimiento y, de tal modo, debe cumplir con la carga probatoria que impone el onus probandi (S.C.B.A., “Acuerdos y Sentencias”, 1990.IV-466; entre muchas otras). Lo expuesto, sella la suerte adversa del reclamo indemnizatorio formulado por la actora con sustento en la teoría de la imprevisión. 5º) Que atinente al quebrantamiento del principio de la buena fe contractual invocado por la actora, es pertinente destacar que la Casación Bonaerense tiene sentado que la pauta rectora que emerge del artículo 1198 del Código Civil, en el sentido de que los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y de acuerdo a lo verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender obrando con cuidado y previsión, es aplicable también a los contratos administrativos (art. 16, Código Civil y 171, Const. pcial.; B. 49.817, “Odisa”, sent. del 6-IX-88; B. 53.435, “Empresa Hípica Argentina S.A.”, sent. del 15-IX-98). Pero no puede obviarse, tal como lo señala el Alto Tribunal, que la determinación o calificación de la buena fe o mala fe del contratante es una cuestión de hecho y, consecuentemente, si se impugna de ilegítima la actividad de la autoridad administrativa, debe el actor, tal como ocurre en el derecho privado asumir la carga de probar sus dichos (causa B. 49.817, cit.), extremo que no se advierte acreditado en el sub judice. 6°) Que tampoco es procedente la pretensión de reajuste del precio contractual articulada por la actora en base a las teorías de enriquecimiento sin causa y confianza legítima. En efecto, en cuanto al enriquecimiento ilícito alegado por la accionante, cabe resaltar que ésta no ha ofrecido ni ha producido prueba alguna del empobrecimento como condición de existencia de su derecho a repetir (conf. doctr. C.S.J.N., Fallos: 292:97; 323:3924; S.C.B.A., B. 58.764, “Comarcom S.A.I.C.I.F. y A.”, sent. 3-XII-2003). Por el contrario, el dictamen pericial producido en autos, constituye una prueba a todas luces contundente para tener por inexistente la causa que legitima el derecho de repetir con fundamento en este principio, esto es, el indispensable empobrecimiento en cabeza de la actora. Asimismo, no se advierten configurados los presupuestos que tornan procedente la teoría de la confianza legítima, toda vez que las partes, mediante el contrato formalizado por Orden de Compra nº 224/01, acordaron con claridad y precisión los alcances, la modalidad de pago y el régimen jurídico aplicable, no surgiendo de ese marco, expectativas o esperanzas de un eventual reconocimiento a la contratista de un precio mayor al pactado. Ello pues, como lo tiene sentado el Alto Tribunal Federal “la recomposición contractual debe valorarse con sujeción integral a sus previsiones expresas. No resulta procedente la posterior actitud unilateral de modificar las reglas acordadas”, recordando que el principio según el cual los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender, obrando con cuidado y previsión (art. 1198, Cód. Civ.), resulta aplicable al ámbito de los contratos administrativos, por lo que es exigible un comportamiento coherente, ajeno a los cambios de conductas perjudiciales, debiendo desestimarse toda actuación que implique un obrar incompatible con la confianza que –merced a sus actos anteriores- se ha suscitado en la otra parte (C.S.J.N., Fallos: 305:1011; 315:890; in re “Sebastián Maronese e Hijos S.A., c/ Instituto Provincial de la Vivienda”, sent. del 16-XI-2004). 7º) Finalmente, corresponde determinar si resulta procedente el reclamo de los intereses moratorios formulados por la parte actora, respecto de la totalidad de las facturas abonadas en el marco de la relación habida entre las partes. En principio, cabe puntualizar que los intereses moratorios son los debidos en concepto de indemnización por la mora del deudor en el pago de una obligación dineraria, esto es, buscan resarcir el perjuicio que le ocasiona al actor el incumplimiento oportuno de la deuda. Tienen su origen en fuente convencional o legal. Los intereses moratorios convencionales son pactados expresamente por las partes para el caso de retardo en el cumplimiento de la obligación, en tanto que los intereses moratorios legales están determinados expresamente en las leyes (conf. Cazeaux-Trigo Represas, Derecho de las Obligaciones, t. 1, ps. 806 y ss.). Ahora bien, frente a la petición de reconocimiento de intereses moratorios formulada por la accionante, la Fiscalía considera que dicho reclamo es improcedente en virtud de que la empresa accionante no formuló reserva al percibir el capital, atribuyendo a los pagos efectuados efectos liberatorios, en virtud de lo normado en el artículo 624 del Código Civil. Al respecto, el artículo 22 del Reglamento de Contrataciones (texto según decreto n° 4.104/92) prescribe que “Los precios en las ofertas que se presenten y en los contratos que se formalicen en la administración provincial serán invariables y el pago por las contrataciones deberá efectuarse dentro de los 30 días de la fecha de presentación de la respectiva factura...Si la administración incurriera en mora, por la misma se pagarán intereses que se liquidarán desde el día siguiente al vencimiento –según primer párrafo- hasta la puesta a disposición de los fondos, sobre los montos netos libres de descuentos por penalidades de conformidad con el artículo 71 del presente Reglamento, u otros que correspondieren. La tasa de interés a aplicar será la que paga el Banco de la Provincia para operaciones a 30 días. De producirse variaciones en la misma, se tomarán los valores de los distintos tramos computándose como última tasa la del tercer día anterior a la puesta a disposición de los fondos. Los intereses por mora serán liquidados y abonados conjuntamente con el pago de la factura, por la Tesorería General de la Provincia o Tesorerías Sectoriales...”. En tal sentido, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires ha expresado que actualmente el criterio jurisprudencial en materia de intereses moratorios en los contratos de suministros tiene base preceptiva de naturaleza administrativa ya que el Reglamento de Contrataciones –decreto 3300/72, ha sido modificado por los decretos nºs. 1.953/91 y 4.104/92-, y en la nueva redacción consagrada para el artículo 22, se regla específicamente la situación de la mora en los pagos y la liquidación de intereses en dicho concepto (S.C.B.A. B. 55.360, “Comarcomás”, sent. del 30-VIII-1996; B. 53.459, “Geijo”, sent. del 25-III-1997; B. 54.472 “Albarracín”, sent. del 16-II-1999; B. 56.991, “La Jirafa Azul”, sent. del 7-IX-2005). Sentado ello, corresponde discriminar en el pertinente examen, las facturas correspondientes al período febrero/2001 a enero/2002 –plazo contractual estipulado en la Orden de Compra nº 224-, y las facturas reconocidas por el sistema de legítimo abono por los servicios de los meses de febrero a agosto de 2002. 7.1. Cabe recordar que la Orden de Compra nº 224, estableció que la facturación será mensual, debiendo abonarse la misma dentro de los 60 días de presentada la factura por el contratista. En ese marco contractual procede analizar los expedientes de pago de las facturas emitidas por la firma accionante. Del expediente administrativo nº 2309-5922/01, relativo al pago de la factura B nº 0001-5922-00001316 correspondiente al mes de febrero de 2001, surge que la misma fue presentada a su cobro el día 21 de setiembre de 2001 (fs.2), siendo la misma observada (ver fs. 30/32 y 62), lo cual motivó la presentación de la nota de crédito nº 0001-00001570, de fecha 24 de junio de 2002, en concepto de acreditación por descuento sobre la factura del mes citado (fs.112), efectivizándose el pago del servicio con fecha 25 de julio de 2002 (fs.135 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-5923/01, respecto al pago de la factura B nº 0001- 00001317 del mes de marzo de 2001, surge que la misma fue presentada a su cobro con fecha el día 21 de septiembre de 2001 (fs.2), siendo la misma observada (fs. 31/33, 62), lo que motivó la presentación de fecha 24 de junio de 2002 de la nota de crédito nº 0001-00001517 por acreditación por descuento sobre la factura citada (fs.114), efectuándose su pago el día 25 de julio de 2002 (fs.135 vta.) Del expediente administrativo nº 2309-5925/01, referente al pago de la factura B nº 0001-00001318 correspondiente al mes de abril de 2001, surge que la misma se presento a su pago con fecha 21 de setiembre de 2001 (fs.2), siendo la misma observada (fs.30/32 y 62), lo que motivó la presentación con fecha 10 de abril de 2002 de la nota de crédito nº 0001-00001530 por acreditación por descuento sobre la factura del mes citado y que su pago se realizó el día 18 de junio de 2002 (fs.109 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-5919/01, relativo al pago de la factura B nº 0001-00001319 correspondiente al mes de mayo de 2001, surge que la misma fue presentada con fecha 21 de septiembre de 2001 (fs.2), la que fue observada (fs.30/32 y 62), lo que motivó la presentación con fecha 10 de abril de 2002 de la nota de crédito nº 00001-00001531 por acreditación por descuento de la factura citada (fs.81), efectivizándose el pago el día 7 de junio de 2002 (fs.90 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-5924/01, correspondiente a la factura B 0001-00001320 del mes de junio de 2001, fue presentada a su cobro con fecha 21 de septiembre de 2001, siendo observada (fs.30/32 y 62), lo que motivó la presentación -con fecha 10 de abril de 2002- de la nota de crédito nº 000100001532 por acreditación por descuento sobre la factura del mes citada (fs.81), efectuándose el pago del servicio con fecha 24 de mayo de 2002 (fs.91 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-5921/01, surge que la factura B 0001-00001321 del mes de julio de 2001, fue presentada a su cobro con fecha 21 de septiembre de 2001, siendo observada (fs.30/32 y 62), lo que motivó la presentación de la nota de crédito nº 0001-00001533 de fecha 10 de abril de 2002 (fs.81), efectivizándose el pago con fecha 18 de junio de 2002 (fs.90 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-5920/01, correspondiente al mes de agosto de 2001, surge que la factura fue presentado a su cobro con fecha 21 de septiembre de 2001, siendo la misma observada (fs.30/32 y 62), lo que motivó la presentación de la nota de crédito nº 0001-00001534 de fecha 10 de abril de 2002, por acreditación por descuento sobre la factura referente al mes de servicio citada (fs. 83), abonándose con fecha 30 de mayo de 2002 (fs.90 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-6163/01, surge que con fecha 17 de octubre de 2001 es presentada a su cobro la factura nº 0001-00001337 correspondiente al mes de setiembre de 2001 (fs.2), siendo la misma observada (fs. 23/24 y 54), lo que motivó la presentación de una nota de crédito nº 0010001535 de fecha 10 de abril de 2002 (fs.73), efectivizándose el pago con fecha 14 de mayo de 2002 (fs.85 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-6390/01, referente al pago de la factura correspondiente al mes de octubre de 2001, surge que la misma fue presentada para su cobro el día 9 de noviembre de 2001 (fs.2), siendo la misma observada (fs.23/24 y 54), lo que motivó la presentación de la nota de crédito nº 001-0001536 de fecha 10 de abril de 2002, por acreditación por descuento sobre la factura citada (fs.80) y que su pago se efectivizó con fecha 17 de mayo de 2002 (fs.85 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-6777/01, referente al pago de la factura B 0001-00001442 del mes de noviembre de 2001, la misma fue presentada al cobro con fecha 17 de diciembre de 2001 (fs.2), la que fue observada (fs. 23/32), lo que motivó la presentación de la nota de crédito nº 001-0001537 con fecha 16 de abril de 2002, por acreditación por descuento sobre la factura citada (fs. 60), abonándose el día 13 de junio de 2002 (fs.68 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-7141/01, surge que la factura correspondiente al mes de diciembre de 2001, fue presentada al cobro con fecha 22 de enero de 2002, siendo la misma pagada con fecha 15 de mayo de 2002 (fs.38). Del expediente administrativo nº 2309-7379/02, con relación al pago de la factura B 001-00001493 del mes de enero de 2002, la misma fue presentada al cobro con fecha 12 de febrero de 2002, siendo la misma abonada con fecha 8 de mayo de 2002 (fs.35 vta.). A tenor de las constancias que surgen de los expedientes administrativos de pago se desprende que los servicios facturados correspondientes a los meses de febrero a noviembre de 2001, fueron observados por la repartición administrativa por causas imputables a la contratista (art. 71 inc. 3°, ap. “c” del Reglamento de Contrataciones), por lo que el plazo de pago de la obligación comienza a correr con la presentación de las nuevas facturas que acreditan el respectivo descuento, ya que el incumplimiento del proveedor interrumpe el plazo previsto para conformar la factura originaria, conforme lo prescriben los artículos 67 y 68 del citado reglamento (conf. doct. S.C.B.A., B. 58.764, “Comarcom”, sent. del 3-XII-2003). Sentado ello, se advierte que los servicios prestados en los meses de febrero, marzo, mayo, junio, agosto, setiembre, octubre y noviembre de 2001, han sido abonados dentro del plazo contractual pactado en la Orden de Compra n° 224/01, no configurándose mora alguna por parte de la administración, motivo por el cual el reclamo de intereses moratorios por la facturación de esos meses deviene a todas luces improcedente. Con relación a los servicios correspondientes a los meses de abril, julio y diciembre de 2001, si bien de las actuaciones administrativas se desprende que fueron abonados vencido el plazo contractual, también resulta acreditado que sus pagos fueron receptados por la contratista “de conformidad”, sin efectuar reserva alguna de intereses (ver fs. 6/17, expte. n° 5300-774/06 e informe del Tribunal de Cuentas obrante a fojas 25, expte. cit.), reclamo recién articulado ante la Dirección de Administración del Ministerio de Economía, el día 15 de enero de 2003 (ver fs. 2/8, expte. n° 2309-10.688/03), esto es, después de haber transcurrido más de siete meses desde la fecha en que se efectivizaron tales pagos, circunstancia que torna improcedente la pretensión sub examine, habida cuenta el efecto cancelatorio de los pagos realizados por la administración frente a la omisión de la contratista de formular reserva por los accesorios (arts. 624 y concs., Código Civil). Ello pues, tal como lo tiene sentado la Casación Bonaerense en forma invariable, en materia de contratos de suministros, “la circunstancia de no haberse formulado reserva al tiempo de cobrar implica atribuirle al pago del capital efecto cancelatorio (art. 624, Código Civil)” (S.C.B.A., causas B. 47.351, “Argañaráz de Guerrini”, sent. del 4-XI-80, D.J.B.A. t. 119, 29-XII-1980; B. 49.699, “Ecla” y B. 49.700, “Ecla”, ambas del 10-XI-87; B. 51.886, “Napal”, sent. del 2-VII-1991; B. 53.111, “Sierra Chica”, sent. del 22-IV-1997). 7.2. Con relación al período facturado entre los meses de febrero a agosto de 2002, cabe examinar los respectivos expedientes de pago, teniendo en consideración que el contrato administrativo que vinculaba a las partes se encontraba extinguido y, por lo tanto, “ninguna resolución de la autoridad administrativa, dictada con posterioridad al vencimiento del término contractual, puede configurar vulneración de los derechos del contratista, cuyo vínculo negocial previo había fenecido” (conf. doct. S.C.B.A., causas B. 48.437, “Coop. Ltda. de Consumo Eléctrico y Servicios Anexos de Olavarría“, sent. del 25-V-1990; B. 56.990, “La Jirafa Azul S.A.”, sent. del 19-VII-2006). Del expediente administrativo nº 2309-9102/02, surge que la factura nº 0001-00001612 correspondiente al mes de febrero de 2002, fue presentada a su cobro con fecha 8 de agosto de 2002, conjuntamente con la nota de crédito nº 0001-00001613, siendo la misma observada (fs.6) lo que motivó la presentación de una nueva nota de crédito nº 0001-00001639 con fecha 29 de agosto de 2002 por descuento de la factura citada (fs.10). Mediante resolución nº 255 de fecha 1º de octubre de 2002, se aprobó y autorizó el gasto en concepto de servicio durante el mes de febrero de 2002 (fs.29). El pago del mes de servicio fue realizada con fecha 24 de octubre de 2002 (fs. 35 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-9103-02, surge que la factura nº 0001- 00001614 correspondiente al mes de marzo de 2002, fue presentada la cobro con fecha 8 de agosto de 2002, conjuntamente con una nota de crédito nº 0001-00001615 (fs.3), siendo las mismas observadas (fs.6), lo que motivó la presentación de una nueva nota de crédito nº 0001-00001645 con fecha 29 de agosto de 2002 (fs.10). Mediante resolución nº 252 de fecha 1º de octubre de 2002, se aprobó el gasto y autorizó el pago de la factura en cuestión, siendo abonada el día 24 de octubre de 2002 (fs. 34 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-9104/02, surge que la factura nº 0001-00001616 correspondiente al mes de abril de 2002, fue presentada al cobro con fecha 8 de agosto de 2002, conjuntamente con la nota de crédito nº 0001- 0001617 siendo las mismas observadas (fs.6), lo que motivó la presentación de una nueva nota de crédito nº 0001-00001646 con fecha 29 de agosto de 2002, por reconocimiento de equipamiento fuera de servicio durante el mes citado (fs.11). Mediante resolución nº 253 de fecha 1º de octubre de 2002, se aprobó el gasto y autorizo el pago de la factura en cuestión, el que se efectivizó el día 1º de noviembre de 2002 (fs. 34 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-9105/02, surge que la factura nº 0001- 00001618 correspondiente al mes de mayo de 2002, fue presentada al cobro con fecha 8 de agosto de 2002, conjuntamente con la nota de crédito nº 0001-00001619, siendo las mismas observadas (fs.6), lo que motivó la presentación de una nueva la nota de credito nº 0001-00001642 con fecha 29 de agosto de 2002 (fs.10). Que con fecha 1º de octubre de 2002, por resolución nº 254, se aprobó el gasto y autorizó el pago de la factura en cuestión, abonándose el día 1º de noviembre de 2002 (fs. 34 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-9106/02, surge que la factura B nº 0001-00001620 correspondiente al mes de junio de 2002, se presentó al cobro con fecha 8 de agosto de 2002, conjuntamente con la nota de crédito B nº 000100001621 siendo las mismas observadas (fs.6), lo que motivó la presentación de la nota de crédito B nº 0001-00001643, con fecha 29 de agosto de 2002 (fs.12). Mediante resolución nº 251, de fecha 1º de octubre de 2002 se aprobó el gasto y autorizó el pago de la citada factura, efectivizándose el mismo el día 8 de noviembre de 2002 (34 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-9107/02, surge que la factura B nº 0001-00001622 correspondiente al mes de julio de 2002, fue presentada al cobro con fecha 8 de agosto de 2002, conjuntamente con la nota de crédito B nº 000100001623 siendo observadas (fs.6), lo que motivó la presentación de la nota de créditos B nº 0001-00001644, con fecha 29 de agosto de 2002 por reconocimiento por equipamiento fuera de servicio durante el mes citado y por descuentos (fs.10 y 11). Mediante resolución nº 256, de fecha 1º de octubre de 2002 se aprobó el gasto y autorizó el pago en concepto de servicios prestados en ese mes, abonándose el día 8 de noviembre de 2002 (fs.34 vta.). Del expediente administrativo nº 2309-9392/02, surge que la factura B nº 0001-00001658 correspondiente al mes de agosto de 2002, fue presentada a su cobro con fecha 3 de septiembre de 2002, al igual que las notas de créditos B nº 0001-00001659 por descuentos sobre la factura citada (fs.2/7), siendo observadas (fs.9), lo que motivó la presentación de una nueva nota de crédito B nº 00100001702, con fecha 25 de septiembre de 2002 (fs.13). Mediante resolución nº 8 de fecha 9 de enero de 2003, se aprobó el gasto y autorizó el pago en concepto de los servicios en cuestión (fs.37), cuyo pago se efectivizó el día 21 de enero de 2003 (fs. 44 vta). Finalmente, cabe hacer constar que los pagos efectuados en tales expedientes, fueron recepcionados por la firma accionante “de conformidad”, sin formular reserva alguna de intereses (ver fs. 18/25, expte. adm. n° 5.300-774/06), circunstancia ésta que sin más torna improcedente la pretensión de cobro de intereses moratorios, atento el efecto cancelatorio de tales pagos, conforme a los fundamentos explicitados en el acápite precedente, a los me remito brevitatis causa (art. 624, Código Civil y doctrina judicial citada). No obstante ello, cabe adunar que de las constancias administrativas reseñadas se desprende que desde el dictado de las resoluciones que declaran de legítimo abono las facturas presentadas al cobro –fecha a partir de la cual se torna exigible el pago, pues tal declaración es asimilable a la conformación de la factura, cuando existe contrato entre las partes (conf. doct. S.C.B.A., causas B. 56.990 y B. 56.764, “La Jirafa Azul S.A.”, ambas de fecha 19-VII-2006)-, hasta la fecha en que los respectivos pagos fueron efectivizados por la Tesorería, transcurrieron 24 días (facturas 1612 y 1614), 30 días (facturas 1616 y 1618), 38 días (facturas 1620 y 1622) y 12 días (factura 1658). Así, cabe concluir que tales plazos no lucen irrazonables, teniendo en cuenta que las respectivas facturas presentadas por la actora debieron someterse al trámite del legítimo abono, a los fines de acreditar “la prestación del servicio o la entrega del bien y, de establecerse su necesidad pública, a la autorización del pago por la prestación recibida, con previa intervención de los organismos de control y asesoramiento provincial a los fines de expedirse sobre la viabilidad del ´legítimo abono´, para que la Tesorería General disponga el correspondiente pago (conf. doctr. S.C.B.A., causas B. 66.693, “Recovering”, sent. del 6-VII-2005; B. 55.399, sent. del 14-XII-2005; B. 56.764 y 56.990, ambas del 19-VII-2006, todas ellas autos “La Jirafa Azul S.A.”). 8°) Que a tenor de los fundamentos expuestos, corresponde desestimar la pretensión deducida en el sub judice e imponer las costas en el orden causado (arts. 12 incs. 1° y 2°, 51 y concs., C.C.A., ley 12.008, texto según ley 13.101). Por ello, FALLO: 1º) Desestimar la pretensión deducida por la firma Sonda Argentina S.A., a mérito de los fundamentos expuestos ut supra e imponer las costas en el orden causado (arts. 12 incs. 1° y 2°, 51 y concs., C.C.A., ley 12.008, texto según ley 13.101). 2º) Intimar a la actora a integrar la tasa de justicia y su contribución, conforme al monto reclamado en el sub judice (ver fs. 32 de autos y Anexos I, II, III y IV, obrantes a fojas 5/8 del expediente administrativo n° 2309-10.688/03) (arts. 292, 293, 294, 295 y concs. del Código Fiscal). 3°) Diferir la regulación de honorarios para su oportunidad (art. 51, decretoley n° 8904/77). 4°) Remítanse en devolución al Honorable Tribunal de Cuentas de la Provincia los expedientes de pago requeridos a fojas 128 de autos, a tenor de lo solicitado por ese organismo de la Constitución a fojas 25 del expediente n° 5.300774/06. Ofíciese. Regístrese y notifíquese. Registro Nº ............. ANA CRISTINA LOGAR Juez en lo Contencioso Administrativo nº 2 Dpto. Judicial La Plata