Nuevos Motivos - Defensa Pública de la Provincia de Buenos Aires

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P ROV I NC IA D E B U E N O S A I RE S
MINISTERIO PÚBLICO
DEFENSORÍA DE CASACIÓN
Causa Nº 30640
Excelentísimo Tribunal
Susana Edith De Seta, Defensora Adjunta ante el
Tribunal de Casación de la Provincia de Buenos Aires, en la Causa
Nº 30640, caratulada “MEDINA, Antonia Cecilia S/ Recurso de
Casación”, de trámite ante la Salla III, a VV.EE respetuosamente
me presento y digo:
I.- Que vengo por el presente a tomar intervención en
relación a mi asistida, desistiendo de la audiencia que prevé el art.
458 CPP, conforme la voluntad manifestada por mi asistida con fecha
29/04/2010 (adjunto Acta).
Asimismo, sin perjuicio de lo que seguidamente
expondré, todos los motivos de agravio que fueran desarrollados en el
recurso se mantienen en esta instancia, agregando las cuestiones que
a continuación expongo:
II.- MEJORA
1. La errónea calificación legal. Procedencia de la
eximente art. 34 inc., 6 C.P. La violación a la imparcialidad del
juzgador, a la defensa en juicio y al debido proceso (art. 18, 33 y
75 inc. 22 CN, 26 DADDH, 14.1 del PIDCP, 8.1 CADH, 10 DUDH,
171 C. Pcial).
Conforme lo plantea la defensa de origen, el “a-quo”
ha calificado erróneamente los hechos como homicidio calificado con
la existencia de circunstancias extraordinarias de atenuación, siendo
que han quedado debidamente acreditados los recaudos exigidos por
la causal de justificación consistente en la legítima defensa.
En este sentido, el Tribunal sentenciante, dio por
plenamente probada la agresión ilegítima desplegada por Bruno
Montiel. Este ingresa a su domicilio, cierra con llave la habitación
1
donde se encontraba mi asistida en reposo por tener 39 grados de
fiebre, sin embargo, al momento de valorar circunstancias eximentes,
se expide por la negativa, con la sola valoración del testimonio del hijo
de la imputada y víctima, Alan Montiel, quien no escuchó los insultos
de Montiel hacia Medina, ni tampoco se ha expedido sobre la presión
psicológica que Montiel causaba desde la fecha de separación (2005).
Debió el “a-quo” considerar que el propio hijo se
encontraba bajo una preocupación moral, ante la muerte de su padre
y el procesamiento de su madre, lo que en realidad debió ponderarse
para desentrañar su testimonio.
En razón de ello, la sentencia recurrida
ha
incurrido en arbitrariedad en la valoración de la prueba según las
disposiciones de los arts. 1, 106, 210 CPP, 168, 171 C.Pcial.)
He de resaltar que se ha acreditado: el requisito de
la agresión ilegítima generadora de una peligro real y objetivo, con
potencia lesiva actual o inminente, mediante el ataque de la víctima
(desde antigua data, llegando hasta propinarle golpes de tal entidad
que fueran la causa directa de la pérdida de un embarazo de tres
meses de gestación; con mayor fuerza física al de mi asistida,
impedida de pedir ayuda, en virtud de la llave en la puerta del
dormitorio), que permite la legítima defensa, sabiendo de la ineptitud
del arma.
Lo mismo sostuvo mi asistida en la declaración en los
términos del art. 317 CPP, mantenida a lo largo de todo el proceso y
no refutada por otra prueba.
En cuanto a la racionalidad del medio empleado, ha
quedado probado que el arma no funcionaba, o solo en algunas
oportunidades aleatorias, pero ni su propietario, si mi asistida
conocían de esa esporádica aptitud del arma.
La circunstancia de guardar mi asistida el arma, por
mas que no funcione, es lógico, es un objeto que representa violencia
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y podría servir como amedrantamiento de su exhibición, dado las
constantes amenazas que sufría Medina.
El contexto de violencia que padeciera mi asistida,
quien ha perdido un embarazo de tres meses a causa de los golpes
propinados por la víctima, los vecinos han dado cuenta de encontrarse
golpeada, no indica un obrar injustificado, pues el estado emocional
de cualquier individuo que se vé con 5 hijos, un diagnóstico de cáncer,
en crisis matrimonial y constante violencia psicológica y física, no
puede resultar menor al que la Sra. Medina atravesaba al
18 de
febrero de 2006.
Las
posibilidades
de
defensa
de
Medina
se
encontraban acotadas, dado que la víctima la mantenía cerrada con
llave en una pequeña habitación y se encontraba sin fuerzas dado su
estado febril.
De manera alguna se ha probado la intención de mi
asistida de causarle la muerte, no pudiendo imputársele una
responsabilidad objetiva por el resultado, sin violentar el principio de
culpabilidad, proporcionalidad y legalidad (arts. 18 y 19 C.N.).
Ello en clara manifestación de la aplicación de los
preceptos de la institución del “versari in re illicita”, en la cual existía
una responsabilidad objetiva, sin culpabilidad, donde se tomaba en
cuenta el acto exterior.
Hoy, no es posible prescindir de culpabilidad o
responsabilidad, de lo contrario se obligaria a un ciudadano
sufrir
una pena sin otra demostración del resultado.
La
constitución impide imponer una pena sin
culpabilidad y asegura que no se le imponga a nadie una pena
proveniente solo de la causalidad material y el resultado.
Asimismo, el principio de legalidad, “nulla poena
3
sine culpa” y razonabilidad resultan contrarios a la punibilidad
objetiva.
En sentido similar, la doctrina ha entendido :
“…
la responsabilidad objetiva es la antítesis del principio de culpabilidad.
El problema de fondo del derecho penal es la pena retributiva que se
basa en el juicio de la culpabilidad: donde no hay libertad no puede
hablarse de culpabilidad; cuando se prescinde de la culpabilidad, no
hay posibilidad de pena-castigo, que antológicamente es retributiva…
Cuando la punibilidad está unida a lo incalculable y a la imposibilidad
de prever, estamos en el círculo de la responsabilidad objetiva. En
otras palabras es responsabilidad sin dolo ni imprudencia…”1
Asimismo, el art. 5, ap. 3
Pacto de San José de
Costa Rica. Ley 23054 establece que nadie puede ser penado por un
hecho ajeno y el art. 8, ap. 2 otorga como derecho de todo inculpado
que se establezca legalmente su culpabilidad.
Esto
es,
que
mas
allá
de
las
normas
constitucionales, la mencionada de jerarquía constitucional exige que
al menos se demuestre la culpa.
En apoyo a lo sostenido, me remito a lo resuelto por
esta Excma. Sala en Causa Nº 7684, Registro de Presidencia Nº 28024
“Del V. N.S/R.C.” Sent. 19/2/2010, en cuanto a los requisitos de la
causal de justificación peticionada.
Entiende la doctrina: La justificante no es un castigo
sino un acto de defensa por parte de quien no dice que el individuo
que mató, merecía la muerte, sino que expresa, maté justamente,
porque tenía derecho de salvarme de una muerte injusta e inminente
que no la podía evitar de otra manera (Cfr. Francisco Carrara
1
FERRARA, Juan Alberto, La Ley Temas de Derecho Penal Argentino. 2006. La Ley S.A.E.
Pág. 294.
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“Programa de Derecho Criminal”. Temis. Bogotá. 1956. Parte General
Vol I, parr, 294, nota 1, “in fine”).
Debemos, recordar en este punto, la cantidad de
denuncias que Medina concretó, comunicando las amenazas de
muerte que venía padeciendo, por lo que no es desajustado considerar
que la víctima venía con ese propósito.
Por todo lo expuesto, entiendo, corresponde hacer lugar
al recurso de casación interpuesto.
2.
Falta
de
motivación
del
monto
de
pena
impuesto (arts. 18, 33 y 75 inc. 22 CN, 26 DADDH, 14.1 del
PIDCP, 8.1 CADH, 10 DUDH, 171 C. Pcial).
En subsidio al planteo formulado por la defensa de
origen, esta defensa se agravia del monto de pena impuesta en virtud
de carecer de motivación.
El “a-quo” condena a mi defendida a la pena de 18
años de prisión, accesorias legales y costas, calificando los hechos en
los términos del art. 80 inc. 1 ultimo parrafo en concurso real con la
figura prevista en el art.189 bis, inc. 2, párrafo 2 del C.P. cuyo mínimo
es de 8 años. El Tribunal valoró tres atenuantes de gran incidencia en
la personalidad y peligrosidad del sujeto, sin agravantes, sin dar
suficiente motivación del monto impuesto, conforme lo exigen
los
arts., 168 y 171 C.Pcial., ni del motivo del apartamiento en 10 años
del mínimo de pena previsto para el concurso en cuestión.
Es decir, que el órgano jurisdiccional en la causa que
nos ocupa, aplica un monto de pena muy superior al mínimo legal, sin
motivación suficiente respecto a lo adunado al mínimo de las figuras
típicas en cuestión.
Esto es, el fallo en crisis ha motivado en forma
aparente el monto de pena impuesto, pues no explica en forma lógica
5
y razonada el fundamento de imposición de mayor pena al mínimo
legal.
En razón de lo expuesto, el monto de pena
impuesto deviene desmesurado, aún ponderando lo resuelto en la
sexta y séptima cuestión del veredicto.
En tal sentido, VVEE consideró acertadamente que
“la protección de los derechos humanos, reclama un recurso eficaz
para
que
la
Sala
procure
la
corrección
de
las
decisiones
jurisdiccionales contrarias al sistema de los art. 40 y 41 del Código
Penal en el esencial tema de la individualización de la pena, sin que
puedan
establecerse
validamente
restricciones
que
infrinjan
la
naturaleza misma del derecho a recurrir de la sanción aplicada ante
un tribunal superior (argumento art. 14.5 del Pacto Internacional de
derechos Civiles y Políticos; en lo pertinente, Corte Interamericana de
derechos Humanos, caso “Herrera Ulloa vs. Costa Rica”, sentencia del
2 de julio de 2004 y Reinhart Maurach “derecho Penal. Parte General”
Actualizacion de Gössel y Zipf, editorial Astrea, Buenos Aires, 1995 II
pág. 793 y siguientes)” (TCP, Sala III, causa Nº 14375 “Carbonell José
Eduardo s/ Recurso de Casación”, sentencia del 28 de febrero de
2006).
Por su parte, la Corte Suprema de Justicia Nacional
en un muy reciente fallo sostuvo que: “Es que si bien los aspectos
referentes al monto de la pena resultan, por regla, privativos de los
jueces de mérito, cabe hacer excepción cuando, como en este caso, no se
advierte una adecuada fundamentación respecto de tan trascendentes
cuestiones, lo cual permite descalificar el fallo como acto jurisdiccional
válido (Fallos: 329:3006)... Desde esta perspectiva es que la sentencia
no explica por qué el monto de la pena se encuentra cerca del máximo
posible .... Precisamente, es esa amplitud la que autoriza su
adaptación a las diferentes circunstancias convergentes en cada
caso particular y con ello obliga -para asegurar una debida
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defensa- a fundamentar la elección del monto, pues aquí también
rige el principio de que toda operación intelectual, para ser juzgada,
tiene que portar la posibilidad de la razón lógica y experimental.
(Castillo, Mercedes s/ homicidio agravado por el vínculo -causa Nº
2126/607" - CSJN - 17/03/2009).
Es así que entiendo vulnerados los arts. 40, 41 CP y
171 Const. Pcial. Y 106 CPP.
Por lo expuesto solicito a VVEE casen la sentencia y
asuman competencia positiva, mediante la motivada imposición del
monto de pena, conforme a objetiva y razonada valoración de las
pautas de mensura que prevén los arts. 40 y 41 C.P. (conf. CSJN en
autos: "Recurso de hecho deducido por el defensor de Fernando
Román Ramírez en la causa Ramírez, Fernando Román y otro s/ p.s.a.
17/04C"
sent. del 6 de marzo de 2007.
Por
todo
ello,
y
lo
expuesto
en
los
puntos
precedentes es que solicito se case la sentencia impugnada y
subsanando las violaciones legales (art. 460 C.P.P.) y en forma
motivada se adecue la pena al mínimo legal y ajustada a derecho.
3. Una excesiva duración del proceso
debe ser
valorada como circunstancia atenuante de la pena a establecer.
Habiendo transcurrido a la fecha mas de 2 años
desde la interposición del recurso por parte del defensor oficial y mas
de 4 años desde el hecho, y siendo la excesiva duración del proceso un
dato sobreviniente a la interposición del recurso contra la condena,
solicito la aplicación en concepto de atenuante el tiempo transcurrido
hasta la fecha sin contar con una sentencia firme en franca violación
al
“plazo
legal”
reconocida
por
la
normativa
supranacional,
especialmente el reciente Informe Nº 35/07 de la CIDH.
7
Transcurriendo a la fecha más de 4 años
desde el hecho solicito en caso de que no prospere el planteo
presentado en el presente, se incorpore en la resolución de VV.EE.,
que el Tribunal de Casación Penal, deberá valorar al momento de la
determinación de la pena a imponer, el tiempo de duración de la etapa
de revisión del fallo, tal como lo sostuviera V.E.: “... debe cargarse a su
favor la demora en el trámite al prolongar el estado de incertidumbre
que caracteriza el proceso penal, en cuanto plus de sufrimiento al propio
de la pena..”. del voto del Dr. Borinsky. Causa Nº 6615 – Reg.
Presidencia Nº 24.466 “C.J.R. S/ R.C.” sent. 22/12/09.
Esta Sala sostuvo que: "...considero como atenuante
la ostensible demora en la tramitación de la causa, al perjudicar el
derecho a un juicio que termine en el modo más rápido posible con el
estado de incetidumbre que caracteriza el proceso penal (artículos 18 de
la Constitución Nacional, 8.1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, 40 y 41 del Código Penal)". Voto del Dr. Borinsky,
con adhesión de los Dres. Violini y Sal Llargués en causa Nº 12.290
del 15/11/2007. En el mismo sentido se expidió en causa nº 6.715
"Cruz, Miguel Ángel s/ recurso de casación", sent. del 16 de julio de
2009 donde resolvió -por mayoría, voto de los Dres. Borinsky y Carralcasar
parcialmente
la sentencia recurrida,
incorporando
como
atenuante "la excesiva duración del proceso" -pese a que el imputado
gozaba del cómputo privilegiado de la ley 24.390-, reduciendo -en
consencuencia- la pena impuesta.
En un fallo mas reciente, este Tribunal
entendió que: “… progresa el tiempo del trámite casatorio, pues …
potencian el estado de incertidumbre que caracteriza el enjuiciamiento
penal, con el plus de sufrimiento al propio de la pena que ello importa, y
que debe valorarse a favor de ambos acusados (argumento artículos 40
y 41 del Código Penal). del voto del Dr. Borinsky, con adhesión del Dr.
Violini, en Causa Nº 5055 (Registro de Presidencia Nº 19463, del 2102-08).
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Si el injusto se proyecta dentro de la teoría de
la respuesta punitiva con la misma característica dinámica de todos
los caracteres del delito, de modo tal que se incorpora como un
conflicto dinámico, que evoluciona en el tiempo, y -a consecuencia de
esto- es susceptible de disminuir ante cambios en su estructura,
cobra entonces relevancia el lapso de tiempo en prisionización
vivenciado por el imputado de autos en la tramitación del presente
proceso, con los alcances que a éste extremo le brindo a continuación.
Es dable exponer que ello se relaciona con el
sufrimiento que se ha mantenido a lo largo de la tramitación de la
causa, a consecuencia de la duración indebida de la misma, lo que
conlleva un fuerte gravamen psíquico para los acusados2. Si el Estado
debe indemnizar los daños ocasionados provocados por no arribar al
logro de un fin propuesto, y ello no se debe a los procesados, se genera
-entonces- el deber de compensar el trato irregular dispensado,
atenuando debidamente la pena.
Traigo a colación que el Pacto de San José de
Costa Rica (incorporado con jerarquía constitucional, art. 75 inc. 22
de la C.N.) en su art. 7 inc. 5º sostiene que "...toda persona detenida...
tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser
puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso..."; mientras
que en su art. 8 inc. 1º reza que "[t]oda persona tiene derecho a ser
oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un
Juez o Tribunal competente...".
La ley 24.390 -reglamentaria del art. 7.5 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos- ha fijado como
plazo razonable para la prisión preventiva dos años, con una prórroga
de un año y una segunda prórroga de seis meses, de acuerdo a la
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complejidad de la causa -siempre que medie petición fundada del
Acusador en el caso en concreto-; mientras que el art. 141 del Código
Procesal Penal sostiene que la duración total del proceso no podrá ser
superior a dos años.
La Comisión Interamericana de Justicia
ha sostenido en el caso 11.245 in re "Giménez" que "para determinar si
una detención es razonable se debe hacer inevitablemente un análisis
de cada caso. Sin embargo, esto no excluye la posibilidad de que se
establezca una norma que determine un plazo general más allá del cual
la detención sea considerada ilegítima prima facie", en clara alusión al
art. 1 de la ley 24.390, y asimilable al antiguo art. 169 inc. 11 -actual
inc. 10º- del C.Pr.P..
Más adelante continúa diciendo que
"una norma que autoriza la excarcelación no puede conducir a una
detención sin sentencia más prolongada que el plazo considerado
razonable en el Código de Procedimientos para todo el proceso judicial",
con referencia a los artículos del Digesto rituario de la Nación,
similares a los arts. 169 inc. 10 y 141 del C.Pr.P. Provincial.
Por su parte, la Corte Interamericana de
Justicia sostuvo con relación a la razonabilidad del plazo que "el
proceso termina cuando se dicta sentencia definitiva y firme en el
asunto, con lo cual se agota la jurisdicción (cf. Cour Eur D.H., arrêt
Guincho du 10 juillet 1984, serie A nº 81p.13, párr.29) y que,
particularmente en materia penal, dicho plazo debe comprender todo el
procedimiento, incluyendo los recursos de instancia que pudieran
eventualmente presentarse" (caso Suárez Rosero, sentencia del 12 de
noviembre de 1997 de la Corte I.D.H.).
Muy recientemente, la Corte Suprema de Justicia de la
Nación sostuvo que: “... la duración indebidamente prolongada de esta
causa por casi quince años (que no puede ser atribuida al imputado ni
a la complejidad del caso, toda vez que se trata de un hecho sencillo
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de robo con un arma ocurrido el 15 de noviembre de 1993) viola
ostensiblemente el derecho a ser juzgado en un plazo razonable (art.
8.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos). (28 de
octubre de 2008- S.1205.XLII "Santander, Moira y otro s/ robo
calificado")
Es por todo ello que una excesiva duración del
proceso debe ser valorada como circunstancia atenuante de la pena a
establecer.
III.- Admisibilidad del nuevo agravio.
Que el agravio que antecede, si bien no formó parte
del recurso interpuesto por la defensa de origen, es consecuencia de la
facultad que otorgan los artículos 1 y 458 del C.P.P, y 18 y 75 inc. 22
de la Constitución Nacional, Arts. 1.1 y 8 inc. 2do. h.- del Pacto de
San José de Costa Rica y los arts. 14 inc. 5º del Pacto de Derechos
Civiles y Políticos, todo ello a la luz de lo resuelto por la CSJN en
autos “Velardez, Rodrigo David s/ Recurso de Casación” del
15/08/2006,
Ac.
97.230
“Castronuovo,
H.
O.
S/
Recuso
de
inaplicabilidad de ley del 15/11/2006, Zeballos José Luis s/
Homicidio agravado en grado de tentativa” del 10/04/2007 y “Casal
Matías Eugenio y otro s/ robo simple en grado de tentativa” del
20/09/2005.En este sentido, y en un reciente fallo el
Dr. Carral sostuvo que: “... la desconsideración de un agravio, por su
falta de planteo en la instancia, parece provenir de sentencias
vinculadas con actos del poder administrador y basadas precisamente
en normas que imponen a los reclamantes agotar previamente la
instancia administrativa. Por otras palabras, considero, como la C.I.D.H,
que no corresponde el rechazo de un agravio por las razones
mencionadas.” TCP Sala III C. 37.529 “Rojo Reynaldo Celestino s/
11
Recurso de Casacion”. Sent. 10/11/2009.
Por su parte, muy recientemente la
CSJN sostuvo que debía analizarse el agravio introducido tardíamente
por los motivos expuestos en el precedente “Casal” (autos “Martinez
Caballero, Osvaldo s/ recurso extraordinario” sent. 9/12/2009 - M.
253.XLV)
asimismo
de
Atento
el
agravio
destacar
lo
sostenido
convencional
al
respecto
planteado,
por
la
es
Corte
Interamericana de Derechos Humanos en cuanto estima que “... a
pesar de que la violación del artículo 4.2 de la Convención no fue
alegada específicamente por la Comisión en sus demandas (supra
párr. 3) sino únicamente en sus alegatos finales (supra párr. 90), esto
no impide que sea examinada por el Tribunal, en razón del principio
general
de
derecho
iura novit curia,
“del
cual
se
ha
valido
reiteradamente la jurisprudencia internacional [entendiéndolo] en el
sentido de que el juzgador posee la facultad e inclusive el deber de
aplicar las disposiciones jurídicas pertinentes en una causa, aún
cuando las partes no las invoquen expresamente” (Corte I.D.H., Caso
Godínez Cruz, supra nota 70, párr. 172. Cfr. Corte I.D.H., Caso
Durand yUgarte, supra nota 111, párr. 76 y Corte I.D.H., Cfr. Caso
Castillo Petruzzi y otros, supra nota 68, párr. 166.)
Asimismo, la fundamentación de la
determinación de la pena sí es susceptible de ser revisada en instancia
casatoria por cuanto “para garantizar el derecho –de jerarquía de
derecho internacional– al recurso del condenado, la revisión tiene
como único límite aquello que surja directa y únicamente de la
inmediación (SC C. 3375.XL in re “Civitarreale, Jorge y otros
s/homicidio a Jorge Morado”, dictamen del 6 de marzo, y sus citas de
“Casal, Matías Eugenio y otro s/robo simple en grado de tentativa –
causa 1681”, sentencia del 20 de septiembre de 2005)”
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Por último, y en cuanto al agravio constitucional
planteado, si bien no fue planteado por el defensor de la instancia, el
mismo
tiene
como
finalidad
última
la
declaración
de
inconstitucionalidad de una norma y por ende debe ser tratado y
resuelto conforme lo considera la jurisprudencia de la Corte Suprema
de la Nación en diversos precedentes tales como L. 73.744 (sent. del 5III-2003) y la dictada el 19 de agosto de 2004 (B. 1160.XXXVI.
"Recurso de hecho, Banco Comercial de Finanzas S.A. -en liquidación
Banco Central de la República Argentina-s.Quiebra")
IV- RESERVA DEL CASO FEDERAL.
Por el presente, y para el caso que no se haga lugar
a lo solicitado precedentemente es que hago expresa reserva del
planteo ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación del caso
federal, conforme los términos del Art. 14 de la ley 48 y su doctrina.
V- PETITORIO:
Por todo lo que antecede solicito a VV.EE. que al
momento de resolver:
1.- Se haga lugar al recurso de la defensa.
2.- Se case la sentencia conforme a lo peticionado y en
legal tiempo.
3.- Se tenga presente la reserva del caso federal.
Proveer de conformidad,
SERÁ JUSTICIA
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