TIPOS DE ORACIONES QUE SE DEBEN EVITAR A) No debemos abusar de las oraciones exclamativas creyendo que así damos más fuerza a los sentimientos, cuando en realidad los estamos debilitando por el abuso de ese artificio: Los consumidores deben reclamar sus derechos. ¡Y hay que hacerlo ahora! ¡No puede perderse un minuto más! Muchas veces, basta con quitar los signos de admiración (¡!) para que el texto facilite una lectura más persuasiva: Los consumidores deben reclamar sus derechos. Y hay que hacerlo ahora. No puede perderse un minuto más. Aún se rebajaría el énfasis sin que el pensamiento perdiera fuerza, escribiendo: Los consumidores deben reclamar sus derechos. Y hay que hacerlo ahora: no puede perderse un minuto más Debemos reservar las oraciones exclamativas para aquellos momentos en que es forzoso comunicar una verdadera emoción: A mí dadme los viejos, los viejos caballos del tiovivo. ¡Oh nobles caballos! ¡Amables y honrados caballos! Os quieren los chicos, las niñeras, los soldados. ¿Quién puede aborreceros, si bajo el manto de vuestra fiereza se esconde vuestro buen corazón? (Pío Baroja). B) La excesiva musicalidad: La buena calidad de la prosa se ve amenazada por la existencia de sonoridades muy acusadas. Evitaremos, por tanto, escribir cosas como esta: Hay luna llena, una luna oronda y enorme, amarilla y gigante, que derrama sus rayos por la inmensidad del mar. Y escribiremos algo más simple, musicalmente, como esto otro: Hoy hay luna llena. Está en lo alto oronda y enorme; su gigantesca faz amarilla se refleja en el mar. La rima, de efectos favorables en el verso, debe ser cuidadosamente perseguida en la prosa. Dos cláusulas próximas no deben acabar con los mismos sonidos porque producen sonsonete: En la cocina todo es pobre: el humilde fogón, el mobiliario, las sartenes, las cazuelas de cobre. Hacer ciertas cosas es un error; pero no hacerlas puede ser peor. Al fondo de la capilla, iluminada por una débil luz, se veía una cruz. Esta mañana, la bruma se extendía por toda la bahía. Llamaron a la puerta suavemente. Nuestro susto aumentó: tal vez abrir resultara imprudente. C) Adverbios en -mente: Este último ejemplo debe prevenimos contra el abuso de los adverbios acabados -mente, y sobre todo contra el mal efecto que produce el usar dos o más en estrecha vecindad. Resulta desagradable un párrafo así: El perro salió a recibirnos alborozadamente. Mi hermanillo se asustó al verlo, pero después lo agarró de una oreja confianzudamente. Chillaba el can, pero no se defendía, aguantando pacientemente el dolor de la oreja. Parecería más grato redactado de este modo: El perro salió a recibirnos ladrando de alborozo. Mi hermanillo se asustó al verlo, pero después lo agarró de una oreja confianzudamente. Chillaba el can, pero no se defendía, aguantando con paciencia el dolor de la oreja. A veces, deben ir dos o más adverbios en -mente seguidos, formando serie como complementos de un mismo verbo. Son posibles dos soluciones: - Reservar el sufijo -mente sólo para el último, que irá precedido de y: El público desfiló silenciosa y ordenadamente. - Enunciar los adverbios con su forma plena, y, muchas veces, sin conjunción: Se echó a llorar suavemente, mansamente, con auténtico dolor. La lluvia azotaba las ventanas furiosamente, incansablemente, implacablemente. La primera solución es la recomendable cuando no se pretenden efectos subjetivos de estilo. La segunda es característica de la lengua literaria; pero abusar de ella produce resultados adversos. D) Repetición del verbo auxiliar: En la actualidad se está extendiendo la moda de suprimir haber cuando se suceden varios perfectos compuestos, a partir del segundo: El presidente ha recibido a la comisión, escuchado sus peticiones, y prometido atenderlos. No es correcto: el auxiliar haber no debe ser omitido en las formas compuestas. E) Cacofonía: En prosa, la repetición de fonemas o grupos de fonemas próximos, produce cacofonía y sonsonete (mal sonido). Evitemos, pues, oraciones como estas: El novio cerró con rabia los labios. Es esencial para ser original rechazar el pensamiento vulgar y expresar lo personal. Trata de trabajar con un contrato de trabajo permanente. El siguiente parágrafo está construido con oraciones enunciativas; propón soluciones que introduzcan variedad en sus modalidades: Quieres saber qué le sucede a tu hermana, pero lo ignoro, porque no habla apenas desde hace algunos días. Cuando le preguntamos si está enferma, si podemos ayudarla en algo, nos mira pero no contesta. Prefiere quedarse en casa cuando vamos al cine. Creo que, sencillamente, tiene deseos de volver con vosotros porque os echa en falta y aquí se aburre. Pero yo no me atrevo a proponérselo. Tal vez deberían escribirle tus padres diciéndole que la necesitan. Ella no se atrevería a irse sin un pretexto por no disgustarnos, porque es muy delicada. F) Evitar la hinchazón expresiva: debemos evitar todo lo que hace bulto y no enriquece la significación. En el siguiente parágrafo, se señala en negrita todo aquello que puede suprimirse por inútil: Nadie duda de que entre las principales industrias nacionales, entre las que más rendimiento producen, está la industria turística. Empezó a incrementarse, a tomar cuerpo, a consecuencia de la ola de bienestar y de la facilidad para el consumo que se produjo en Europa en la década de los sesenta. Millares de europeos, alemanes e ingleses, suecos y franceses, suizos y holandeses, prefieren pasar sus bien merecidas vacaciones en España, a la orilla de nuestras hermosas playas, al pie de nuestras montañas, disfrutando del sol con que tan pródigamente nos ha dotado la Naturaleza, y ello aporta abundantes beneficios a nuestra economía. Otro ejemplo es la costumbre de introducir complementos innecesarios: La falta de higiene causa daños de toda índole a la población. Una enfermedad que, en el peor de los casos, puede producir la muerte. Muchas fortunas, como es público y notorio, se han hecho con la especulación del suelo. Fue para él, a todos los efectos, como un padre. Cuando creamos que nuestro escrito contiene un exceso de elementos superfluos, no vacilemos en redactarlo de nuevo, acortándolo. Veamos una muestra de posible reducción: - Mi ejercicio de redacción adolece de una extensión excesiva porque me he fatigado haciéndolo, y ya no me he sentido con fuerzas para volver a escribirlo evitando las redundancias y abreviándolo. - Mi ejercicio de redacción es largo porque me ha dado pereza rehacerlo. El estilo breve tiene un límite: no ha de caer en el laconismo (excesiva concisión) que deje sin vida, sin animación, sin jugo, el escrito. G) La transición entre las oraciones: Tampoco conviene abusar de las comparaciones y nexos conjuntivos entre oraciones; aligeremos cuanto podamos la expresión: Se ha hecho muy tarde; por tanto, tendremos que irnos. Se ha hecho muy tarde; tendremos que irnos. La prensa no pudo informar de lo sucedido porque la noticia llegó tarde a las redacciones. La prensa no pudo informar de lo sucedido: la noticia llegó tarde a las redacciones. Ha caído una gran nevada a consecuencia de la cual han quedado incomunicados varios pueblos. Ha caído una gran nevada que ha dejado incomunicados varios pueblos. La cosecha de remolacha es muy buena; por consiguiente no habrá que importar azúcar La cosecha de remolacha es muy buena, y no habrá que importar azúcar Te revelaré lo que sé, a condición de que no se lo digas a nadie. Te revelaré lo que sé, si no se lo dices a nadie.