térpretes en que ha sido de una manera abusiva, por mas que haya merecido los elogios de los Poetas en sus versos, como sucede con el célebre de Virgilio, Alba Ligustro, cadunt, cuya interpretación se espone en la Monografía de la Azucena. Es verdad que esta hermosa planta, común en Europa, forma vallados que encantan con sus nítidas Flores blancas. Resulta, pues, que el Cipro de los Hebreos, el verdadero Copher de la Sagrada Escritura es la Alheña de Egipto, ó sea la Alcanna oriental ó Señé, perteneciente al género Laiosonia , dedicado á un célebre cultivador i n g l é s , llamado Lawson. De entre sus especies, que son pocas, la mayor parte crecen en Oriente, Egipto y Persia, hasta en la India y América; y las mas notables son la especie Inermis, Spinosa y Alba, que confundidas entre sí, son las que representan la Alcanna egipcia, el Alhaach de los Árabes, como el Cipro de Plinio, cuyo nombre le viene de la Isla de Chipre, donde era abundante. Esta Litrariácea fué conocida desde la mas remota antigüedad, tanto que es m u y frecuente encontrar sus restos en los sepulcros egipcios. Sus Flores, de un olor fuerte y penetrante, son apreciadas de las mujeres, con las que preparan aguas destiladas que destinan al tocador. E l zumo de las hojas sirve para dar color amarillo á las uñas, costumbre generalizada en Arabia; siendo á la vez buen remedio contra las afecciones catarrales. No ha faltado Intérprete que creyó el Copher la Juncia olorosa, como otros se fijaron en el Papiro, adorno constante de las márjenes frondosas del Nilo en tiempo de Faraón,