¡Señor, yo creo en ti, pero aumenta mi fe! Quiero tener más fe en ti

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Una pequeña rama se convertirá en un gran árbol para admiración de todos los pueblos (Ez
17,23). Esa es la historia del Reino en el que estamos llamados a vivir (2 Co 5,8). Su Reino no
es el del miedo sino el de la vida en abundancia, que germina desde la insignificancia, la
ternura, la paciencia… La historia de Dios con nosotros se parece a una semilla, a un grano de
mostaza… (Mc 4,26.31)
¡Señor, yo creo en ti, pero aumenta mi fe!
Quiero tener más fe en ti, Señor, mucha más de la que tengo.
Quiero vivir mi vida consciente de que estás siempre a mi lado.
Dame la fe de quien siembra cada mañana con esperanza, Señor,
para que, orando, me olvide de lo que me distrae
y, viviendo, sepa que tú habitas en mí;
para que, creyendo en ti, anime a otros a fiarse de Dios,
a pensar que tú eres el Dios de mi alegría y de mi juventud.
Dame la capacidad de esperar y soñar;
dame el don de crecer y de robustecer mi confianza en ti;
dame la alegría de saber que tú vives en mí;
dame la fortaleza que necesito para luchar sin desanimarme, Señor.
¡Señor, yo creo en ti, pero aumenta mi fe!
Quiero tener más fe en ti, Señor, mucha más de la que tengo.
Quiero vivir mi vida consciente de que estás siempre a mi lado.
Quiero sentirte, Señor, en el fondo de mi corazón y de mi vida
de manera que nada de lo que acontece me quite la paz;
pero no quiero ser ajeno a lo que pasa en el mundo:
que todo lo que sucede no rompa mi esperanza ni mi confianza en ti;
que todo lo que vivo, me ayude a crecer;
que no ponga como razón de mi desgana el peso de los años,
ni argumentos de edad cansada.
¡Dame fe como un grano de mostaza!
Sencilla, pero obediente y entregada;
radical, pero humilde y acogedora;
soñadora, pero con los pies en la tierra;
con la mente en el cielo, pero con los ojos despiertos;
con los pies en el camino, pero con el alma mirando hacia ti.
¡Dame fe como un grano de mostaza!
Que no tenga miedo a caminar contigo de la mano;
que sabiendo que alguien vela sobre mí y sobre los que quiero,
pueda dormir, confiado y feliz, como un niño en brazos de su madre.
Dame la fe de quien siembra con esperanza, Señor. Amén.
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