Los jardines botánicos: breve reseña histórica y su rol en... Estudiante : Ma. Lis Echeverría (Ing. Agr.)

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Área de Posgrado en Ciencias de las Plantas y Recursos Naturales
CICLO DE SEMINARIOS : 2012
Los jardines botánicos: breve reseña histórica y su rol en la actualidad
Estudiante : Ma. Lis Echeverría (Ing. Agr.)
La importancia de la conservación y estudio de los recursos fitogenéticos (RRFF) es
una cuestión ampliamente reconocida por numerosas instituciones científicas y
académicas. Para lograr un progreso sostenible a largo plazo en el área del mejoramiento
genético vegetal resulta prioritario contar con suficiente variabilidad genética (Stamp y
Visser, 2012). Cuanto mayor sea la diversidad genética conservada y disponible para uso
futuro, mayores serán las chances de responder a las demandas posteriores de
germoplasma. La conservación de los RRFF puede llevarse a cabo bajo dos modalidades:
in situ o ex situ. La conservación in situ se realiza en las áreas en que ésta ocurre
naturalmente, manteniendo de ese modo la diversidad de los organismos vivos, sus
hábitats y las interrelaciones entre dichos organismos y su ambiente (Spellerberg y
Hardes, 1992). La conservación ex situ, en cambio, involucra el mantenimiento de
componentes de la diversidad biológica fuera de sus hábitats naturales (Clausen et al,
2008). Dentro de la modalidad ex situ se reconocen, a su vez, diferentes estrategias de
conservación tales como los bancos de germoplasma de semillas, de polen y de ADN, la
conservación de tejidos in vitro, la crioconservación, las colecciones a campo y los jardines
botánicos (Clausen et al, 2008).
En relación a los jardines botánicos, el surgimiento de los es muy antiguo. La
religión y la mitología han servido de estímulos para la construcción de estos jardines
donde desde tiempos remotos se cuidaban plantas coleccionadas de tierras extranjeras. En
la Edad Media, los jardines de Europa y Medio Oriente se creaban como simulaciones del
Jardín del Edén. Cuando dicho jardín no pudo ser descubierto se pensó que había
sucumbido baja la gran inundación y surgió la idea de juntar las piezas sueltas de la
creación en un nuevo jardín. Este pensamiento dio el puntapié inicial para la recolección
de especies foráneas que luego se cultivaban en los jardines monásticos. La combinación
de placer y sentimiento espiritual que generaban los espacios verdes también estimuló la
creación de jardines alrededor de las mezquitas y los palacios islámicos donde los mismos
proporcionaban oportunidades para el descanso y la contemplación de las bendiciones de
Alá. Los califas y sultanes invertían grandes sumas en el afán de enriquecer sus jardines y
despachaban recolectores hasta la India para recoger plantas y semillas raras. En los
jardines moros se escrutaba el comportamiento de las plantas introducidas y se realizaban
experimentos permitiendo la descripción de centenares de plantas en las farmacopeas.
La medicina también sirvió de estímulo para la colección y estudio científico de las
plantas. Así surgieron en Asia, en el siglo V, los primeros jardines cuyas plantas poseían
rótulos que las identificaban y, más tarde en Europa en el siglo XVI, los primeros jardines
botánicos que respondían a la necesidad de acumular y estudiar plantas medicinales,
especies de valor hortícola, ornamental y parientes silvestres de las especies cultivadas.
Las autoridades coloniales establecieron numerosos jardines botánicos en sus
posesiones en el extranjero y en sus inicios dieron mayor relevancia al cuidado de plantas
de interés económico. Continuamente se buscaban materiales para expandir la
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variabilidad de especies de interés y se organizaban expediciones para incorporarlas a los
jardines coloniales. Estos jardines también se utilizaban para abastecer barcos, introducir
nuevas especies y estudiar plantas nativas.
Algunos jardines botánicos cumplieron funciones de aclimatación de especies de
interés que permitieron la introducción de plantas extranjeras en tierras coloniales para su
explotación económica o, en el sentido contrario, los jardines botánicos en los territorios
patrios de las colonias servían de piedra angular para la dispersión de especies exóticas en
el viejo mundo o inclusive en otras colonias.
Ciertos jardines botánicos servían directamente a la agricultura y a la industria y
por ende, en los mismos, se llevaron a cabo investigaciones básicas ligadas al estudio de
las plantas. Aquellos jardines botánicos en los que se realizaban pesquisas, como el Saint
Vincent Botanical Garden o los jardines de Singapur y Sri Lanka, ayudaron a mejorar la
producción de ciertos cultivos y desarrollaron y liberaron cultivares comerciales. A su vez,
realizaron actividades de difusión de los cultivos extranjeros aptos para la explotación
agrícola y hasta proporcionaron materiales a los productores agrícolas zonales.
Con el paso del tiempo, empresas privadas comenzaron a respaldar el
establecimiento de varios jardines botánicos para favorecer la investigación y desarrollo de
cultivos de importancia económica como té, algodón, café, entre otros y continuaron la
liberación al mercado de cultivares comerciales de especies de interés agroalimentario u
ornamental.
Los jardines botánicos desempeñaron durante muchos años una función crucial en
la introducción de cultivos a nuevas regiones, en la obtención de cultivares comerciales y
en la conservación de germoplasma vegetal. Sin embargo, estas funciones han sufrido una
considerable transformación en los últimos tiempos ya que los gobiernos de países
emergentes, considerando que los jardines botánicos ya no son vitales para la agricultura e
introducción de plantas, han reducido sus presupuestos operativos. Las actividades
involucradas en la adquisición de germoplasma y en la selección de cultivares para la
distribución a los productores agrícolas han pasado, en gran parte, a manos de
instituciones agrícolas de ámbito público y privado. Esto último ha provocado que la
mayoría de los jardines botánicos de dichos países se empleen actualmente como sitios
populares de recreación para el público (Plucknett et al, 1992).
A pesar de que actualmente se conoce que la diversidad genética de las especies
conservadas en los jardines botánicos es escasa, limitando así la posibilidad de llevar
adelante planes de mejoramiento genético, la presencia de estos espacios verdes permite
contar con numerosas especies en una misma área que resultan sumamente útiles como
material para educación, investigación, recreación y reintroducción de especies nativas
amenazadas.
Ciertos países de extensa historia y experiencia en materia de jardines botánicos, tales
como Inglaterra, Austria y Holanda, sostienen que el papel que puede desempeñar cada
jardín es más eficaz si forma parte de una política regional o nacional coordinada (RAJB,
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2012) y aún mantienen a sus jardines botánicos en una posición relevante en materia de
actividades de conservación e investigación de recursos fitogenéticos. En función de ello
se creó en la Argentina, en el año 1996, la Red Argentina de Jardines Botánicos (RAJB),
integrada por más de 40 jardines botánicos (Clausen et al, 2008). La RAJB es un
instrumento idóneo que contribuye al funcionamiento y acrecentamiento de estas
instituciones y que resulta imprescindible para su correcta y necesaria inserción en el
ámbito mundial. Dentro de los objetivos de la Red se destacan:
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coordinar las actividades de los jardines que integran la RAJB y promover la
comunicación entre estos, a través de cursos, jornadas, y publicaciones;
ampliar los programas de conservación in situ en colaboración con Parques
Nacionales y Reservas para tener un mayor impacto y mejores resultados en dicha
tarea;
transmitir y promocionar el valor de los recursos fitogenéticos de una zona
determinada entre la población local, a través de programas informativos y
actividades de difusión;
organizar cursos de entrenamiento en educación ambiental y de investigación
científica en el área de la conservación de recursos con la participación de
especialistas nacionales e internacionales (RAJB, 2012).
En vista de lo anterior se puede apreciar que, en materia de jardines botánicos, en la
Argentina, a diferencia de lo que ocurre en otros países emergentes, estos espacios verdes
conservan un rol relevante no sólo mediante la posibilidad de representar una actividad
recreativa para la población sino también por las actividades de investigación,
conservación y difusión que aún mantienen.
BIBLIOGRAFÍA
Clausen, A. M., Ferrer, M. E. y Formica, M. B. 2008. Situación de los recursos fitogenéticos
en la Argentina. II Informe Nacional 1996- 2006. Ed. INTA. 57 p.
Plucknett, D. L., Williams, J.T., Smithi, N. J. y Anishetty, N. M. 1992. Los Bancos de
genéticos y la alimentación mundial. Ed. IICA. 257 p.
RAJB
–
Red
Argentina
de
Jardines
Botánicos.
en
línea.
<http://www.bgci.org/argentina_esp/network_esp/> consulta: 22 de septiembre de
2012.
Spellerberg, I.F. and Hardes, S.R. 1992. Biological Conservation. Cambridge University
Press.
Stamp, P. y Visser, R. 2012. The twenty – first century, the century of plant breeding.
Euphytica 186: 585 – 591.
3
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